La emigración y colonización española en brasil, 1880 1930

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MARÍA INÉS OLARAN MÚGICA

LA EMIGRACIÓN Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA EN BRASIL (1880-1930)


MARÍA INÉS OLARAN MÚGICA

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Madrid 2013


© 2013, María Inés Olaran Múgica

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LA ARTERIA ROTA

Al pretil que limita el poderío de las revueltas y blancuzcas aguas, agólpase la turba de impacientes, fija en el horizonte la mirada, atentos al avance perezoso del barco que en la línea se destaca, tremolando en su tope la bandera querida de la patria. Aquel lienzo parece que saluda a los que ansiosos en el dique aguardan, anticipando besos y emociones de los que ansiosos en el buque avanzan. Como guía solícito, el pequeño remolcador, de enseña azul y blanca, conduce, resoplando fatigoso al enorme navío por la rada. Ya se acerca… La turba de impacientes deja libres salir nombres y lágrimas, para dar amorosa bienvenida con el pañuelo, que sacude el ansia. Y cuando lentamente, de costado, junto al muro de piedra el buque atraca, los que están aguardando y los que llegan se buscan con la vista y con el alma.

En hiriente contraste, los viajeros se ofrecen al que observa su llegada. La cubierta de un barco es el proscenio en donde con mayor fuerza resalta la brutal diferencia que establece el dinero en el seno de una raza. En “clases” dividida cruza los mares la familia humana: los ricos, en “primera”; los pobres, hacinados en la cámara. Reclinando sus bustos en la borda, las elegantes damas al puerto nuevo sonrientes miran y exclamaciones de alegría lanzan. Alguna descubrió ya su carruaje o el lujoso automóvil que la aguarda y que pronto, a través de la urbe inmensa, la llevará veloz a su morada, donde amor y riqueza y atenciones esperan su presencia y su palabra. Junto a ellas, atildados caballeros del “sport”, del comercio y de la banca muestran su faz de júbilo y los brillantes que a la luz irradian.

Más allá, en la cubierta a la “tercera clase” destinada, en montón miserable el rebaño emigrante se destaca. ¡Sorolla solamente el cuadro triste al lienzo, con fortuna, trasladara! Dolor, hambre, infortunio, semblantes contraídos por la rabia,

pechos maternos que sin jugo cuelgan sobre infantiles cabecitas pálidas…

Sin conocerse, todos se conocen; los juntó la miseria despiadada y despertose en ellos la hermandad del rencor y la desgracia. Del poderoso buque trasatlántico sobre las lisas tablas, las regiones hambrientas confundieron sus penas y añoranzas. Contó el aragonés que ya sus vides no eran báquicas ubres para Francia, y el estéril sarmiento hoy se tiende olvidado entre la grama. Refirió el andaluz que ya sus brazos no alquila el capataz por la mañana, y el alcalde no puede matar el hambre de familias tantas Relató el valenciano que la crisis cerró taller y fábrica, que en las obras del Puerto los braceros sobraban. Bilbao, Galicia y Cartagena hablaron, y fué la narración igual y amarga; y en solidaridad de pesadumbre se unieron las regiones desgraciadas, formando con harapos el nacional y desolado mapa… Cuando el pobre rebaño, mar adentro, se fué alejando de la costa patria, y en vasta redondez de olas y cielo perdió su pensamiento y su mirada, América surgió, como la diosa, del fondo misterioso de las aguas, promesa de ventura, oasis de riqueza y esperanza…

El barco queda inmóvil; los marineros la escalera bajan, y los dichosos de la “clase” rica al suelo ansiado los primeros saltan. Atrás, entre equipajes y maromas, la emigración aguarda, juntando las cabezas en rebaño, con faz de asombro, ante la tierra indiana.

¡Cada buque emigrante me recuerda la bíblica ballena, en cuya panza viene el Jonás obrero para ser arrojado en estas playas! ¡Me parece el Atlántico Arteria rota de mi madre España, por donde en chorro grande y silencioso la riqueza y la vida se le escapan!

Venancio Serrano Clavero, Rosal de España. Imp. y Lit. E. Mirabet. Valencia, 1925, pp. 34-37.


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7 INTRODUCCIÓN 15 LA EMIGRACIÓN A BRASIL Y SU REFLEJO EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA 18 CONTEXTO HISTÓRICO 26 LA PLANIFICACIÓN DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A BRASIL 26 31 42 70 82

Visión general de los movimientos migratorios de 1800 a 1930 Las Conferencias Internacionales de Emigración e Inmigración: Roma (1924) y La Habana (1928) Medidas legales y creación de instituciones brasileñas para fomento de la emigración y colonización El caso del Estado de São Paulo Las disposiciones españolas ante la emigración de españoles a Brasil

107 ¿POR QUÉ SE MARCHABAN LOS ESPAÑOLES? 119 ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS SOBRE LA EMIGRACIÓN A BRASIL 129 DISCUSIONES SOBRE EMIGRACIÓN E INMIGRACIÓN ESPAÑOLA 129 En España 139 En Brasil 143 LOS AGENTES DE EMIGRACIÓN Y LOS COMISIONISTAS 161 EL VIAJE HASTA BRASIL Y EL ESTABLECIMIENTO EN EL NUEVO DESTINO 167 Las Hospederías de Inmigrantes de Brasil 178 LA VIDA DE LOS EMIGRANTES ESPAÑOLES EN BRASIL 188 La actividad consular española 208 El trabajo de los inmigrantes 212 La agricultura y ganadería 222 Otros sectores 233 Las condiciones higiénicas y sanitarias 243 La vivienda 246 La alimentación 251 La instrucción 260 El ocio y los deportes 264 Las prácticas religiosas 269 El asociacionismo 289 El contacto de los inmigrantes con España 289 La correspondencia 295 Las cartas y billetes de llamada 297 Ahorro y envío de capitales 302 El fallecimiento de los inmigrantes en Brasil 308 El retorno de inmigrantes 321 GENEALOGÍA 329 CONSIDERACIONES FINALES 332 ANEXOS 340 FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Y HEMEROGRÁFICAS


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INTRODUCCIÓN

Desde sus orígenes, Brasil ha tenido relación con grupos de españoles que llegaban a sus tierras con fines religiosos, políticos, culturales, sociales o económicos. Entre todo su espacio geográfico, fue principalmente São Paulo, el territorio que más relación tuvo con los españoles, junto con Rio de Janeiro y Salvador de Bahia. Han existido movimientos migratorios desde el s. XVI con diferentes causas según cada periodo. Estos movimientos comenzaron en la época de la fundación de São Paulo en 1554 por José de Anchieta, sacerdote jesuita canario, y pasaron más tarde, por el periodo de dominación española en que estuvo sometido Brasil en la época llamada Unión Ibérica (1580-1640), cuando Portugal y sus dominios estuvieron bajo el poder de la Casa de Austria con los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV. En esta época numerosas familias castellanas vivían en sus tierras, y los españoles tenían una gran movilidad entre los territorios del imperio español en América. Más tarde y ya en el s. XIX, sucedió otro gran movimiento de emigrantes españoles a Brasil, en la época llamada de la Gran emigración o de la Emigración en masa, cuando tuvo lugar la emigración organizada de numerosos europeos a América y, entre ellos, miles de españoles que llegaron a este país. Esta época se ha venido estableciendo de modo general entre los años 1880 y 1930, cuando al ser suprimida la esclavitud en Brasil de modo definitivo en 1888, se recurrió a mano de obra europea, italiana, portuguesa y española principalmente -en un primer momento- y japonesa -más tarde-, para dedicarla a las plantaciones de café especialmente en el Estado de São Paulo y también para poblar el vasto territorio brasileño organizando núcleos coloniales en los diferentes Estados. A lo largo de todos estos siglos, los españoles han dejado de una u otra manera su impronta en este vasto territorio. Entre 1880 y 1930 los principales países receptores de emigración española eran Argentina, Uruguay, Cuba y Brasil, junto con la emigración de tipo golondrina a Argelia, hasta 1914 y a Francia, posteriormente a esta fecha. Se ha venido afirmando que el fenómeno de la emigración de españoles no llamó la atención de los contemporáneos hasta la segunda década del s. XX, cuando cerca de la Segunda Guerra Mundial comenzó un verdadero debate nacional sobre los problemas que ocasionaba la misma. Sin embargo, tal y como podrá comprobarse por el contenido de este trabajo, la preocupación de los intelectuales y de las instituciones españolas desde la década de 1880 era cada vez mayor, y todo lo concerniente a la emigración de españoles a Brasil, tuvo su eco en los diferentes medios de comunicación y quedó reflejado en la legislación de la época. Por ello se puede afirmar que no existió dicha despreocupación durante fines del s. XIX y principios del s. XX, aunque el interés por este tema se acentuara en las décadas siguientes. Entre 1880 y 1930 miles de emigrantes atravesaron el océano Atlántico rumbo a América, siendo Brasil el tercer destino preferido por los españoles. Su llegada a este país se produjo principalmente en tres ciclos: durante el fin del s. XIX -entre 1889 y 1899- cuando se perdieron las últimas colonias españolas, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que venían siendo destinos preferentes de la emigración española, y cerca de 175 mil españoles llegaron a Brasil. La abolición de la esclavitud en este país obligó a los grandes terratenientes -principalmente aquellos dedicados al cultivo del café- a buscar otras alternativas a la mano de obra esclava, mediante la introducción de colonos 6


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europeos; un segundo periodo es el situado entre 1904 y 1914, época de grandes tensiones sociales en España y Europa y víspera de la I Guerra Mundial, cuando llegaron unos 240.000 emigrantes bajo el efecto llamada que tuvo lugar después de la llegada de la primera oleada de emigrantes, dirigida principalmente a sus familiares. En esta época y hasta 1919, la emigración española fue, en cifras, la más importante de Brasil y hasta 1920 fue la principal en São Paulo. Su primer lugar entre los emigrantes de diferentes nacionalidades se debió a que en 1902, el Decreto Prinetti había prohibido en Italia la emigración subvencionada a este país. Por esta razón, los reclutadores de emigrantes dirigieron su mirada a España durante estos años. Entre 1880 y 1930, la emigración andaluza se dirigió principalmente al Estado de São Paulo, y la emigración gallega -que era la mayoritaria en el país- al Estado de Rio de Janeiro y Bahia, tal y como informaban los cónsules en este país. Andalucía y Galicia, fueron las regiones que más emigrantes españoles enviaron a Brasil y su preferencia por localizarse en uno u otro Estado dependió sobre todo del sector económico en el que se emplearían, así como la facilidad de transporte desde su origen en España hasta su destino en determinado Estado brasileño. Por último, el tercer periodo se sitúa tras la posguerra europea y la Guerra Civil española, durante las décadas de 1950 y 1960 cuando fue suscrito un acuerdo de emigración entre Brasil y España, estableciéndose en este país emigrantes españoles, con un mayor grado de especialización para ocuparse principalmente en el sector industrial brasileño. La mayoría de los españoles que en estos primeros años emigraban a Brasil se agrupaban en familias, pero también fueron muchos los emigrantes que se aventuraban solos. La mayoría eran jornaleros o agricultores que aprovechaban la emigración subsidiada y presentaban bajos índices de alfabetización. Sin embargo, también llegaron espontáneos que se costeaban ellos mismos el viaje y tenían un nivel económico y de instrucción más alto. Al llegar, buscaban algún trabajo o instalaban algún negocio en los principales núcleos de población brasileños que ya estaban desarrollándose de una manera acelerada, aunque también podían ocuparse en tareas agrícolas y obtener la subvención del pasaje una vez que ya estaban en Brasil. No debemos olvidar a aquellos emigrantes españoles que se dirigían a este país clandestinamente, embarcándose en puertos como Gibraltar, Burdeos o Lisboa para eludir los controles de emigración impuestos por las autoridades españolas y que en muchas localidades brasileñas suponían porcentajes superiores al 80%, según las fuentes de la época. El Estado de São Paulo (San Pablo, como se conocía en la época y aún hoy se conoce oficialmente), era en los años de la Gran emigración, el lugar donde se encontraban mejores oportunidades, tanto en el campo como en la ciudad. De igual manera sucedía en Rio de Janeiro y en el sur de Brasil, en el Estado de Rio Grande do Sul, adonde se dirigían grandes cantidades de emigrantes. Sin embargo, no todo eran oportunidades al llegar al lugar de destino y en esta época aumentó la masa de indigentes en las principales ciudades brasileñas, como São Paulo o Rio de Janeiro, encontrándose entre ellos numerosos españoles que debieron recurrir a la asistencia pública y solicitar la repatriación gratuita a España. El fenómeno de la emigración a Brasil es de una gran complejidad y es necesario estudiar periodos de tiempo no muy largos y espacios geográficos no muy extensos, y 7


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siempre teniendo en cuenta la situación mundial que se vivía para situar la emigración a este país dentro de un contexto histórico y geográfico. La realidad brasileña, que ha presentado características propias y diferentes de otros países -condicionada por su desarrollo desde mediados del s. XIX y durante el s. XX- no puede considerarse un hecho aislado, sino influenciada por otros acontecimientos políticos, sociales y culturales que estaban sucediendo en otros países en todo el mundo, tanto en Europa, como en África o Asia. Es necesario establecer conexiones temporales y espaciales para el estudio del fenómeno migratorio en este país. Incluso en la época de la Emigración en masa (1880-1930), es conveniente analizar el periodo con detalle ya que no fue homogéneo sino con diferentes altibajos en el flujo migratorio, según fuera el país emisor de emigración. Algunos estudiosos han tenido la prensa como fuente de información para estudiar el fenómeno de la emigración española -principalmente la gallega- a América y a Brasil en este periodo. En opinión de los mismos, la prensa no se ocupó como debería haberlo hecho de informar sobre el problema que existía en España al irse despoblando por estar los emigrantes marchándose del país. Existen en su opinión pocos ejemplares de prensa que han llegado hasta nuestros días y en ellos existen pocas noticias sobre el problema. José de Souza-Martins indica a este respecto: “En lo que se refiere a las fuentes para el estudio de la inmigración, también existen diferencias importantes entre la inmigración española y la italiana. Está registrado que, en el período de referencia, existieron al menos quince periódicos en lengua española publicados en São Paulo. De todos ellos, prácticamente, no queda nada. Encontré tres diarios, de comienzos de siglo, de los cuales, sumados todos, no existen más allá de diez ejemplares en los archivos y bibliotecas de la capital. No hay estudios publicados sobre la inmigración en ese período. Tampoco existen informaciones, crónicas de viaje de autoridades españolas, escritores, periodistas, tal y como hay, abundantemente, en relación con otros grupos nacionales, particularmente los italianos, ricos en informaciones sobre las condiciones de vida de los inmigrantes. Incluso los diarios españoles tienen escasísima información sobre el inmigrante español en Brasil. “El Diario Español”, por ejemplo, se limita a reproducir noticias de acontecimientos ocurridos en España. Es posible que los periódicos anarquistas ofreciesen más informaciones locales respecto de las condiciones de vida del inmigrante. Uno de ellos, que pude consultar, es extremadamente pobre en la descripción de las situaciones conflictivas que envuelven a trabajadores rurales y fazendeiros. Estas escasas informaciones indican que las autoridades consulares españolas tenían muy poco interés por los españoles de Brasil. […].1

Las noticias en prensa que han sido más estudiadas son las publicadas en periódicos gallegos tanto en Galicia como en Brasil. Gustavo Luca de Tena indica que al ser la emigración la primera industria del país, la clase dominante al beneficiarse de ella solamente hablaba bien de la misma. Los representantes y agentes de transporte de emigrantes a América participaban en los Consejos de Administración de los diarios y por ello, recibían un trato de favor. La información de la prensa diaria gallega, desde el comienzo del periodo de la emigración a América situado en 1850 no informa de este fenómeno, recurriendo asiduamente al silencio, a las omisiones y a la tendenciosidad sobre el problema de la emigración. El periodismo gallego de la primera época servirá

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SOUZA-MARTINS, José de: “La inmigración española en Brasil y la formación de la fuerza de trabajo en la economía cafetalera, 1880-1930”, pp. 255-256. En: SÁNCHEZ ALBORNOZ, Nicolás (comp.): Españoles hacia América. La emigración en masa, 1880-1930. Madrid. Alianza Editorial, 1988, pp. 249269.

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de vehículo propagandístico de la emigración a América y no será hasta más adelante cuando se cree una línea editorial crítica con este problema.2 Antón Corbacho Quintela, al estudiar la prensa gallega producida en Brasil indica que: “No se puede dejar de considerar que, para que las autoridades brasileñas pudieran desarrollar su labor de captación de candidatos españoles para la emigración, tuvo que haber en España connivencia o, por lo menos, silencio respecto a la expulsión de recursos humanos en dirección a Brasil. Hay que destacar que la mayor parte de la prensa diaria española evitó proporcionar informaciones tanto en relación a las dificultades por las que pasaban los países de destino de la emigración como sobre las consecuencias negativas que ésta reportaba a muchas regiones españolas que perdían un desproporcionado porcentaje de su población. […]”.3

Más adelante, su tesis doctoral ha aportado información sobre algunos periódicos españoles de São Paulo y Rio de Janeiro, de entre los cuales interesa solamente mencionar los publicados entre 1880 y 1930.4 Mis investigaciones se han dirigido a elaborar una historia de la emigración española a Brasil entre 1880 y 1930 a través, principalmente, de la prensa. La prensa española en Brasil no fue, en efecto, muy abundante, debido al bajo grado de instrucción de los emigrantes y muchos ejemplares de esta prensa ya no existen.5 Sin embargo, sí se han 2

LUCA DE TENA, Gustavo: Noticias de América. O relato da Grande Emigración americana na prensa da Galicia e de Ultramar. Vigo. Nigra, 1993. 3 CORBACHO QUINTELA, Antón: “Os periódicos dos imigrantes espanhóis”. Actas del II Congresso Brasileiro de Hispanistas, São Paulo, 2002. La traducción es de mi autoría. 4 CORBACHO QUINTELA, Antón: A aculturação e os galegos do Brasil: o vazio galeguista (tesis doctoral). Facultad de Filología. Universidad de Santiago de Compostela, 2009. El autor realiza el comentario de algunos ejemplares de prensa española publicada en São Paulo que pudo encontrar en su investigación, pero a excepción de dos ejemplares del Diario español (1912 y 1922) conservados en la Biblioteca Mario de Andrade, el resto de la prensa mencionada es posterior a 1930 (véanse las pp. 380 y ss. de su tesis doctoral). En el caso de los periódicos de los inmigrantes gallegos de Rio de Janeiro cita un único número de Lembranza de Galicia de 1909 localizado en la Biblioteca Nacional de Rio de Janeiro, así como la revista La Estirpe (108 números entre 1923 y 1928) y el periódico El Correo Gallego (unos 78 ejemplares de los años 1903, 1904 y 1905), en la misma Biblioteca. Añade Antón Corbacho Quintela la información presentada por la obra Presença de Espanha, del autor Pinto do Carmo, que fue publicada en Rio de Janeiro por Gráfica Olímpica Editôra en 1959, en la que se hace referencia a algunos ejemplares de la prensa que hubo en Rio de Janeiro entre 1868 y 1910 (como las ediciones de La Abeja, el Correo Ibérico, La Prensa española, La Unión española, España y Santiago). Excepto El Correo Ibérico y España, los demás ejemplares se pueden encontrar en la Biblioteca Nacional en Rio de Janeiro (véanse las pp. 493-522 de su tesis doctoral). El resto de los periódicos mencionados en esta tesis doctoral editados en Rio de Janeiro son posteriores a 1930. 5 En São Paulo, podemos encontrar ejemplares de prensa española en algunos archivos, como el Arquivo Público do Estado de São Paulo. En dicha institución se encuentran ejemplares de algunos periódicos como La Voz de España, La Tribuna Española o La Gaita. No hay que olvidar también, que las noticias sobre inmigrantes españoles en Brasil y noticias generales referentes a la inmigración española en este país, no solamente eran publicadas por los periódicos españoles en Brasil, sino que se pueden encontrar frecuentes noticias relacionadas con la emigración de españoles en periódicos brasileños como O Commercio de São Paulo, con ejemplares publicados entre 1875 y 1916, que desde noviembre de 1916 pasará a llamarse Jornal do Commercio. Otros importantes periódicos de estos años que pueden encontrarse en este archivo son A Capital (1912-1961), A Constituinte (1879-1880), O Federalista (1889), A Gazeta (1906-1978), A Nação (1897-1964), A Noite (1898-1952), A Notícia (1907-1908), As Novidades (1915), A Platéa (1895-1952), O Rebate (1903-1907), São Paulo (1905-1911), A Tarde (1911-1934), Tribuna Liberal (1878-1881), A Gazeta: de 1914 a 1931 y A Gazeta do Povo (Santos), de 1917 a 1930. Además se pueden consultar los ejemplares de los grandes periódicos de la época como Correio Paulistano, con ejemplares desde 1854 y A Província de São Paulo, con ejemplares de 1875 a 1889, siendo desde esta fecha publicado bajo el nombre de O Estado de São Paulo. Según el aspecto que interese estudiar, en muchos de los ejemplares de estos periódicos, es posible encontrar información sobre

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conservado numerosos artículos publicados por la prensa española en Brasil, que se encuentran contenidos en otros periódicos de la época, principalmente en los periódicos españoles. A través de estos ejemplares podemos ver referencias constantes al tema de la emigración de españoles, tratando toda su proceso desde la salida de los emigrantes hacia Brasil, con todos los problemas que suponía la organización del viaje y la travesía por mar, su llegada y establecimiento en el país, sus ocupaciones y modos de vida, tanto en las zonas rurales como urbanas y otros muy variados asuntos que giraban en torno a la emigración de españoles a este país. En todo ello se vislumbra, que el fenómeno de la emigración y colonización de los españoles en Brasil fue un gran negocio, donde tomaron parte todos los agentes sociales de uno y otro país. Antes de producirse la salida de emigrantes de España, las autoridades españolas obtenían importantes beneficios, como también las casas navieras, los agentes de emigración, las casas consignatarias y después de que los emigrantes atravesaran el océano Atlántico, los españoles que una vez, establecidos en Brasil intentaban obtener lucros dedicándose a diferentes negocios o actividades, las autoridades consulares españolas en este país, los terratenientes brasileños, las autoridades brasileñas, y hasta muchos españoles que se aprovechaban ya en Brasil, de otros españoles, obteniendo ganancias de dudosa moralidad. En España, además de referencias constantes en periódicos regionales publicados en esta época, existió una publicación titulada La Emigración española. Vida española en el extranjero, publicación quincenal que empezó probablemente a publicarse en 1913 y que era la única revista no oficial publicada en España dedicada exclusivamente al estudio y difusión de los asuntos migratorios. En esta publicación se pueden encontrar continuas referencias y artículos sobre la emigración de los españoles a Brasil. A través de constantes referencias en anuncios y artículos periodísticos, se constata que era un asunto que no solamente preocupaba a las autoridades -con diferente intensidad, según las épocas-, sino también a la población, a la Iglesia y a los intelectuales. Hubo también numerosos cronistas sobre sus viajes a Brasil, que al llegar a España plasmaban sus impresiones de viaje en artículos periodísticos o en diferentes publicaciones. De todo ello se puede asegurar que la emigración de españoles a Brasil en dicha época, fue un asunto ampliamente tratado por las publicaciones españolas de muchas regiones de este país y de Brasil.6

la inmigración de los españoles, como noticias, anuncios, etc. Asimismo, la Biblioteca Mario de Andrade posee un importante fondo de prensa histórica formado por una colección de cerca de 12 mil títulos de periódicos, revistas y publicaciones oficiales, desde fines del s. XIX hasta nuestros días; la Biblioteca de la Facultad de Derecho del Largo de San Francisco, de la Universidad de São Paulo y el Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro de Rio de Janeiro, por citar algunas instituciones de São Paulo y de Rio de Janeiro. Otra fuente importante de información son las revistas de la época, como la publicada por los Padres Claretianos titulada Ave Maria o las revistas de variedades y los ejemplares del Diário Oficial de São Paulo, con ejemplares desde 1891. Existen, evidentemente muchos otros ejemplares de prensa que interesan, en otras muchas instituciones brasileñas, pero debido a la enorme extensión del territorio brasileño valga lo anteriormente expuesto para mostrar la gran variedad de prensa de la época, que fue publicada en Brasil, en donde se puede investigar el tema de la inmigración y colonización de españoles en este país. Junto con los ejemplares de prensa publicada en Brasil hay que estudiar la prensa que fue publicada en España y en otros países como Argentina. 6 Durante los últimos años y con los innumerables proyectos de digitalización de prensa histórica que se están llevando a cabo en toda España y en otros países, se ha podido avanzar en el estudio de este tema, al poder tener a disposición en línea diferentes ejemplares de prensa de estos años.

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También se ha venido afirmando que las autoridades consulares españolas en Brasil no se ocuparon de los problemas que presentaba la colonia española en este país. En mi opinión no se pueden realizar dichas afirmaciones de un modo general, ya que si bien en muchas ocasiones hubo cónsules que dejaron desatendidos a los emigrantes españoles, en otros casos hubo funcionarios consulares que trabajaron intensamente por esta colonia y se preocuparon por sus problemas. Todo ello ha podido comprobarse con el estudio de los registros consulares que he podido consultar en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y en el Archivo General de la Administración. De ellos, se extraen una serie de informaciones muy valiosas para el estudio de este tema que serán presentadas en este trabajo. En dichos fondos se conservan asimismo numerosas noticias y artículos extraídos de publicaciones brasileñas que se refieren al problema de la emigración española en Brasil. Además, los cónsules utilizaron frecuentemente la prensa como medio de trabajo en su afán de mejorar las condiciones de vida de los emigrantes españoles. En mi trabajo he pretendido centrarme en el emigrante como ser humano, siguiendo en las fuentes consultadas los diferentes aspectos que rodeaban su vida. He querido saber cuáles eran sus necesidades, sus miedos y sus objetivos y de qué manera actuaba para sortear los problemas con los que se encontraba día a día; de qué modo organizaba su estructura familiar y social, antes de salir de viaje, durante el mismo y al llegar y establecerse en Brasil; de qué manera se relacionaba con sus compatriotas o con otros habitantes de este país; cuáles eran sus sueños y sus planes de futuro; cuál era su entorno tanto en los núcleos rurales como en los urbanos y sus actividades laborales, culturales, religiosas y de ocio; cómo destacaron y qué estrategias seguían para asociarse y sentirse más fuertes en un país con grandes diferencias de tipo social y cultural respecto a las que ellos habían conocido en España. Cuáles eran los canales de comunicación que mantenían con su patria y con su lugar de origen y de qué modo hacían escuchar su voz ante las autoridades españolas. El tema tratado por la prensa es amplísimo y no es posible ahondar con toda la profundidad necesaria en cada uno de estos aspectos en una obra como la que se está presentando. Sin embargo, es amplia la bibliografía que trata sobre la emigración a Brasil en estos años, donde los interesados podrán encontrar y ampliar sus conocimientos en la materia, pero además, es necesario que continúen realizándose estudios sobre la emigración de españoles a Brasil en este periodo, ya que muchos de los realizados nos ofrecen una información de tipo fragmentada, refiriéndose a determinada región tanto española como brasileña, o a determinado sector de la población, que no ofrecen en la mayor parte de los casos una visión de conjunto tanto por parte de España como de Brasil y que realizan, en muchos casos, generalizaciones a partir de determinado caso estudiado. Este trabajo es una aportación más, entre todo lo que hasta ahora se ha venido realizando pero consciente de las limitaciones que presenta en su extensión y contenido. Por la amplitud del periodo estudiado y por la enorme extensión del territorio brasileño, se insiste más entre todo el espacio geográfico y ante la dificultad de realizar un estudio detallado por regiones, en aquella emigración de españoles que se dirigió al Estado de São Paulo, por haber sido éste el que mayor número de emigrantes españoles recibió en la época. Entre las fuentes que he utilizado –como ya me he referido anteriormente- se encuentra principalmente la prensa histórica publicada entre 1880 y 1930, tanto la española como la brasileña. Se han consultado publicaciones españolas que se realizaron en esta época, 11


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especialmente las de tipo periodístico publicadas en diferentes regiones españolas,7 así como otras publicadas en Brasil y algunos países sudamericanos como Argentina. También se basa este trabajo en la legislación española y brasileña, en materia de trabajo y relaciones internacionales, mediante la cual se pueden estudiar diferentes asuntos concernientes al emigrante español en Brasil durante estos años ya que la legislación es un reflejo de la sociedad y va marcando pautas al emigrante en cuanto a sus flujos y destinos migratorios, influenciada siempre, por los acontecimientos políticos y sociales por los que atravesaron tanto España como Brasil en este periodo. Los diarios de viajeros y de los inspectores de emigración nos dan también noticia de las condiciones de vida de los emigrantes españoles en Brasil. No hay que dejar de mencionar la importancia que tienen las fotografías de la época como fuentes documentales para mostrarnos los aspectos de la emigración y colonización, de las que no tendríamos conocimiento –en muchos casos- al haber desparecido los individuos y sus obras. También me he basado en monografías y estudios realizados sobre la emigración en publicaciones de la época, esto es, aquellas obras que fueron publicadas en el periodo estudiado -1880-1930-, por entender que es importante la visión que se tenía de los aspectos de la emigración en la sociedad de la época y que quedaba reflejado en trabajos de la más diversa índole como los de tipo literario, estadístico, socio-político, económico, etc. Especial dedicación en este trabajo han tenido los Informes Presidenciales Provinciales (1830-1930) de São Paulo hasta 1889, cuando Brasil se convirtió en República y los Mensajes Presidenciales (1889-1993), de la época republicana a partir de esa fecha y hasta 1930 que aportan noticias actualizadas año tras año sobre asuntos de inmigración, obras públicas, trabajo o instrucción. De la misma manera se han estudiado los Informes Ministeriales del Brasil (1821-1960) elaborados año tras año y consultados anualmente durante todo el periodo estudiado. La consulta de dichos documentos ha sido posible gracias al projecto LAMP (América Latina Microform Project).8 He consultado también el Diário Oficial de Sáo Paulo, con ejemplares desde 1891 y diferentes contenidos en revistas y boletines europeos de esta época que trataban sobre los mismos asuntos. El trabajo en documentos de tipo primario y secundario contenidos en archivos y bibliotecas se ha realizado en instituciones como el Archivo, Museo y Biblioteca del Memorial do Immigrante, en São Paulo; en el Arquivo Público do Estado de São Paulo; en la Biblioteca Nacional de Brasil, en Rio de Janeiro; en las Bibliotecas de la Facultad de Derecho de la Universidad de São Paulo y en la Biblioteca del Museo Paulista y Biblioteca Mario de Andrade en la misma ciudad; en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares; en el Archivo Municipal de Madrid y en la Biblioteca Nacional de España; en la Biblioteca del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de España y en la Biblioteca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), situada en Madrid y que cuenta con un importante fondo de publicaciones 7

La consulta de ejemplares de prensa presenta muchas facilidades desde los últimos años gracias a la creación de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, proyecto realizado por el Ministerio de Cultura de España. Además, muchas Comunidades Autónomas españolas han disponibilizado la consulta por Internet de ejemplares de prensa local desde fines del s. XIX. A esto hay que añadir la existencia de hemerotecas municipales y otros proyectos tanto de iniciativa oficial como privada. 8 Su objetivo es la preservación de ejemplares impresos escasos sobre América Latina y en concreto de Brasil, en forma de microfilms, para facilitar la consulta digital de los materiales académicos de difícil acceso.

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brasileñas; en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en el Instituto Nacional de Estadística de España (INE) y en el Instituto Brasileiro de Geografia e Estadística (IBGE); en el Instituto de Estudos Brasileiros de la Universidad de São Paulo; en la Biblioteca de la Asociación de la Prensa de Madrid, en la Editora Ave Maria, en São Paulo y en muchas otras instituciones españolas, europeas y brasileñas. El principal propósito a lo largo de todo el trabajo ha sido presentar nuevas informaciones, puntos de vista y consideraciones respecto al tema de la emigración de los españoles a Brasil entre 1880 y 1930, y para ello he debido recurrir en muchos casos a documentos inéditos e informaciones no estudiadas con anterioridad. He considerado apropiado transcribir muchos de los textos más interesantes que he encontrado publicados en diferentes medios periodísticos, literarios, consulares o políticos para que el lector pueda por sí mismo valorar estas informaciones y apreciar en qué cantidad y variedad de ocasiones fue tratado el tema por los sectores sociales. Se puede considerar por ello este trabajo, como un compendio de las noticias más representativas que mejor ilustran la realidad de los emigrantes españoles en Brasil en la época de la Gran Emigración.9 He recogido también testimonios orales de numerosos descendientes de españoles que llegaron a Brasil entre estos años, y a través de los documentos personales que conservan de sus ascendientes se han podido analizar diferentes problemas que los inmigrantes encaraban al adaptarse a una nueva realidad, como la pérdida de los rasgos de identidad españoles que son principalmente los apellidos, la lengua y las costumbres, la mezcla con miembros de otras razas y culturas provenientes de todos los continentes y la lucha en la actualidad por recuperar esos elementos que los perciben como algo propio, pero realmente lejano. Para ello, es de inestimable ayuda el estudio de la genealogía que ayuda a enlazar a los actuales descendientes con los inmigrantes que llegaron en esta época, tarea muy difícil e incluso imposible en muchos casos. A todas las Instituciones y personas a quienes me he referido y a aquellas a las que no he citado quisiera expresar mi más sincera gratitud, por facilitarme información con la que dar una nueva visión de la emigración de los españoles en Brasil entre 1880 y 1930.

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Quisiera aclarar que, cuando realizo en este trabajo consideraciones personales, he optado por indicar los nombres propios (ciudades, personas, etc.) tal y como se escriben en su idioma original (ej: Rio de Janeiro, São Paulo, Brasília, etc.) que contrasta, en ocasiones, con la diferente grafía que presentan estos nombres en las noticias que fueron publicados en prensa o en medios oficiales españoles (Río de Janeiro, San Pablo, Brasilia, etc.).

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LA EMIGRACIÓN A BRASIL Y SU REFLEJO EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA

La labor de colonización llevada a cabo en Brasil, especialmente desde la segunda mitad del s. XIX y amparado por diferentes contratos, decretos y leyes, comenzó en seguida a presentar sus problemas que fueron reflejados por la prensa del momento. El Gobierno de Brasil, según la Ley del 18 de diciembre de 1850 había establecido diferentes colonias agrícolas dentro del país y había concedido préstamos en dinero y facilidades a los particulares que quisieran participar en la creación de dichas colonias. Los hacendados tendrían derecho de traer trabajadores para emplearlos en sus propiedades agrícolas y los directores de obras públicas recibieron la orden de contratar artesanos europeos aptos para participar en los trabajos públicos. Sus esfuerzos se dirigieron hacia la introducción de inmigrantes europeos que participaran del desarrollo de la nación y de la sustitución del trabajo de los esclavos por la mano de obra libre. Pero años más tarde, los problemas empezaron a surgir. Los contratos entre los colonos y los propietarios eran ambiguos y los enfrentamientos entre ellos se dieron en todo el país. Los agentes de emigración que en Europa se encargaban de la recluta de inmigrantes no observaban las normas por las que debían introducir gente apta y sana para el trabajo que deberían realizar y se preocupaban solamente de introducir el mayor número posible de inmigrantes, muchos de los cuales carecían de las condiciones físicas y morales necesarias para desarrollar su trabajo en el nuevo destino. La Asociación Central de Colonización que había sido creada en Rio de Janeiro como motor de la introducción de trabajadores en Brasil, quedó disuelta al no haber obtenido los resultados esperados. Así, la situación de Brasil quedaba comprometida frente a los Gobiernos europeos al publicar la prensa hechos ciertos en muchas ocasiones, pero en muchas otras, noticias exageradas y falsas. El sistema de introducción de inmigrantes en Brasil pasó por diferentes reformas y problemas desde mediados del s. XIX. Pero a lo largo de este periodo y hasta 1930, límite cronológico para este trabajo, el descontento de una parte de los inmigrantes se dejó sentir en toda Europa, al igual que en España, al escribir muchos de los inmigrantes a sus familias y conocidos, refiriéndoles la penosa situación en la que se encontraban, en muchas ocasiones de modo falso y exagerado que resultó en la prohibición de algunos Gobiernos europeos para que sus nacionales emigraran a Brasil, como Suiza, Alemania, Italia y más tarde España. La imagen de Brasil quedó enormemente dañada frente a los demás países, existiendo para ello diferente tipo de intereses de los países que se mostraban contrarios a la emigración a este país. Entre estos países, no solamente se encontraban los europeos, sino también algunos sudamericanos, que en la misma época trataban de atraer mano de obra europea para dentro de su territorio. Entre los primeros, se buscaba contener la emigración de sus nacionales y entre los segundos, atraerla hacia su interior. De esta forma, el Gobierno brasileño se vio envuelto en numerosas quejas y reclamaciones y exigencias que no podían ser atendidas. El origen del problema se quiso ver en la mala gestión de las agencias de colonización en Europa por llevar a Brasil inmigrantes totalmente inadecuados, sin ninguna formación ni preparación para el trabajo, que al llegar a este país pretendían desmoralizar al resto de sus compatriotas y a aquellos que pretendían llegar desde España y que además se constituian en una carga para el Estado. Las políticas inmigratorias en Brasil fueron sufriendo cambios al compás de los acontecimientos, en cuanto a subvenciones, envío de nuevos agentes

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cualificados a Europa para proporcionar una verídica información sobre el país a los inmigrantes y sobre las ventajas que tenía emigrar allí. A lo largo de este trabajo, se presentan referencias de la prensa, principalmente española, tanto la publicada en España como en Brasil por la colonia de inmigrantes españoles, y que tratan sobre los diferentes aspectos de las condiciones en que los inmigrantes se encontraban en este país.10 Si comparamos las referencias encontradas en la prensa española, tanto la publicada en España como aquella que se realizaba en Brasil por la colonia española y aquellas noticias encontradas en las publicaciones periódicas brasileñas, nos encontramos con unos puntos de vista totalmente dispares, en muchas ocasiones y referentes al mismo tema, sobre lo cual es necesario reflexionar. Es cierto que en innumerables casos se cometieron abusos contra el inmigrante, en una sociedad con una mentalidad todavía esclavista, al haber sido abolida definitivamente la esclavitud en 1888 tras sucesivas medidas, pero lo que también es cierto es que entre los inmigrantes que llegaron y se establecieron en Brasil, una gran proporción triunfaron y consiguieron sus objetivos aunque éstos fueran en muchos casos modestos, eso sí, a base de mucho trabajo y sacrificios. Pero en Brasil encontraban al menos, algo que se les negaba en España: las oportunidades que permitieron que muchos mejoraran en sus condiciones de vida. De la miseria, muchos pasaron a ser propietarios de una más o menos importante propiedad agrícola o a conseguir establecer algún negocio que les proporcionó beneficios y consiguieron mejorar, económica y socialmente. Sin embargo, el reflejo del descontento de una parte de los inmigrantes españoles respecto a este país en la prensa española de la época fue de proporciones impresionantes, lo que causó el rechazo de los diferentes sectores sociales, políticos y económicos hacia la emigración a este país, que culminó con la prohibición que el Gobierno español realizó en 1907 a viajar con billete subvencionado. También se vislumbra en esta época la manera de ser que ha tenido el español en Brasil y que ha quedado plasmada en la visión que los brasileños tienen de nosotros, los españoles, como gente “encrenqueira”. Es frecuente que los brasileños se refieran a que una de las afirmaciones más frecuentes que se pueden encontrar al hablar con un español es que diga: “eu sou contra”- contra cualquier cosa- y es cierto que el carácter del español contrasta enormemente con el “tudo bem” del brasileño. Mientras que los españoles de primera generación han mostrado frecuentemente su disconformidad en los temas más variados, el brasileño, que muchas veces ya engloba a los españoles de posteriores generaciones ha preferido acomodarse a las más diversas situaciones y evita en general el enfrentamiento con todo lo que le rodea, demostrando una asombrosa capacidad para asimilar las situaciones más variadas. El emigrante español, por lo tanto, “era contra” muchas cosas, no solo antes de salir de España, sino una vez que ya se encontraba en Brasil y así lo ponía de manifiesto, tanto en las comunicaciones que mantenía con su círculo íntimo en su patria, como en las actividades que desarrollaba en este país. Por lo tanto, y tal y como encontramos en numerosas ocasiones en diferentes medios, quisiera indicar que las opiniones vertidas por la prensa histórica en las noticias que presentaré en este trabajo, no siempre coinciden con mi opinión. Trataré simplemente de reconstruir, a través de ellas, la situación que se vivía en España y en Brasil a los ojos de algunos de los emigrantes. El lector deberá sacar sus propias conclusiones, ya que 10

Como nota aclaratoria, quisiera indicar que los textos extraídos de periódicos incluidos en este trabajo, se presentarán sin correcciones ortográficas, es decir, la transcripción se hará fielmente del original.

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como dice el refrán: “nada es verdad ni mentira, todo es del color del cristal con que se mira”.

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CONTEXTO HISTÓRICO Es necesario conocer el contexto histórico de España entre 1880 y 1930, para comprender cuáles fueron los factores que favorecieron la emigración de españoles. Este periodo, fue tanto en España como Brasil, un periodo de intensos acontecimientos políticos y de características económicas y sociales peculiares que en conjunto, fueron las causantes de la salida y de la recepción de españoles en los dos países. Analizaremos, en conjunto, cuáles eran estas características para poder situar el fenómeno migratorio español hacia Brasil en su exacto escenario. Este periodo histórico coincide con los años de la Restauración Borbónica, que se sitúa entre el fin de la primera República en 1874, hasta que se produce la proclamación de la Segunda República en 1931. Hasta la dictadura de Primo de Rivera, iniciada en 1923, existió el principio de alternancia obligada de los partidos dinásticos en el poder que debían ser fieles a la monarquía constitucional. Estos dos partidos políticos eran: 1. El Partido Liberal Conservador. Estaba formado por ideas y grupos sociales moderados o liberales, configurados en torno a Antonio Cánovas del Castillo y el movimiento alfonsista que pretendía la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII. Agrupaba a grandes propietarios-terratenientes y a miembros de la clase media. 2. El Partido Liberal Fusionista aglutinaba a grupos de carácter progresista, demócrata y radical y estaba dirigido por Práxedes Mateo Sagasta. Estaba formado por aristócratas, grandes propietarios agrarios y comerciantes de grandes núcleos urbanos e industriales. Cánovas creía que la única posibilidad de estabilidad se basaría en un sistema bipartidista. Estos dos grupos debían ejercer el poder de forma pacífica y sin recurrir al pronunciamiento militar o la presión revolucionaria. El juego político que diseñaron consistía en aceptar la monarquía y la constitución de 1876 y de esta manera se inicia un periodo definido por la paz de partidos y su convivencia bajo la monarquía constitucional.11 En 1876 se produce en España la restauración de la monarquía bajo la figura del rey Alfonso XII, hijo de Isabel II. El programa político de la Restauración quedó reflejado en el Manifiesto de Sandhurst, del año 1874, en donde se expresaban los anhelos de la gran parte de la sociedad española, en la que todos quedarían integrados bajo un mismo 11

Para conocer más sobre este periodo, véase: VVAA: Historia de España Menéndez Pidal. La época de la Restauración (1875-1902). Estado, Política e islas de Ultramar. Vol. 36. Madrid. Espasa Calpe, 2000; ARTOLA, Miguel (coord.): Enciclopedia de Historia de España. Vol. 5. Madrid. Alianza Editorial, 2001; IDEM: Enciclopedia de Historia de España. Vol. 6. Madrid. Alianza Editorial, 1993; MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel: Restauración y crisis de la Monarquía (1874-1931). Madrid. Alianza Editorial, 1991; ESPADAS BURGOS, Manuel y URQUIJO GOITIA, José Ramón de: Historia de España: Guerra de la Independencia y época constitucional (1808-1898), vol. 2. Madrid. Gredos, 1990; TUSELL, Javier (coord.): Historia de España. Madrid. Taurus, 1998; ALVARADO PLANAS, Javier (coord.): Manual de historia del derecho y de las instituciones. Madrid. UNED, 2005; MARTÍN, José Luís, MARTÍNEZ SHAW, Carlos y TUSELL, Javier: Historia de España, vol. 2. La Edad Contemporánea. Madrid. Taurus, 2001; PÉREZ PICAZO, Mª Teresa: Historia de España del siglo XX. Barcelona. Crítica, 1996; BAHAMONDE, Ángel (coord.): Historia de España del siglo XX. 1875-1939. Madrid. Cátedra, 2000; LAFUENTE, Modesto: Historia General de España, vols. 25-27. Barcelona. Montaner y Simón, editores. 1890.

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texto constitucional. Este primer periodo se asocia a la figura de Cánovas del Castillo y de Sagasta y su alternancia en el poder, como representantes de los partidos Liberal Conservador y Liberal Fusionista y se plasma en la Constitución de 1876, heredera de la de 1845. También es en 1876 cuando tiene fin la III Guerra Carlista, al trasladarse el ejército liberal al norte y tomar Estella, que supone el principio del fin de la resistencia tradicionalista y, como consecuencia de la derrota se produce la reforma del régimen foral en julio de ese año. Según esta reforma, los vascos quedaban sometidos al cumplimiento del servicio militar y al pago de impuestos. La guerra que estaba teniendo lugar en Cuba presentaba ya grandes cifras de muertos y la ley de abolición de la esclavitud se promulgó en febrero de 1880. El régimen de libertades que se vivía en España era de carácter limitado como quedó reflejado en las diferentes leyes que venían siendo aprobadas desde unos años antes, como la ley electoral (1878), la ley de imprenta (1878) o la ley de reunión (1880). A partir de la entrada de los liberales en el poder con Sagasta, desde 1881 a 1883 se produce una apertura en materia de libertades y de reforma de las instituciones. Durante estos años queda de manifiesto que el pronunciamiento de los caudillos militares que se alineaban en cada partido ya no era la manera de acceder al poder y que el sistema de alternancia pretendía conseguir que no fuera un solo partido quien detentara todo el poder, a través de pactos políticos, lo que supuso una nueva manera de hacer política en España. Entre ambos partidos, el rey ejercía de árbitro y tenía la decisión de cuándo debía sustituir uno al otro. En política exterior, el objetivo fue lograr un reconocimiento internacional del régimen y evitar que España asumiera compromisos internacionales que fueran excesivos. Se pretendía con estas medidas, lograr la consolidación de su sistema político. En el aspecto colonial, tampoco fueron promovidas medidas por el Estado. La injerencia que la Iglesia Católica mantenía en la vida pública española era importante y políticamente, el país estaba dominado por el caciquismo, por el que personajes adinerados e influyentes en la España rural de la época manipulaban las elecciones por diferentes medios y eran los responsables de los resultados electorales en las provincias. Económicamente, la época de la Restauración Monárquica supuso un periodo de cierto crecimiento del país, todavía muy lento, pero que sería la base de las transformaciones económicas que surgirían ya en el s. XX. El ferrocarril fue un factor dinamizador de la economía, con una gran extensión de la red ferroviaria y tuvo consecuencias en el desarrollo agrícola, minero, comercial e industrial, especialmente en la zona cantábrica y dentro de ella, sobre todo en la zona vasca con el establecimiento de una cada vez más importante industria siderúrgica en donde el caso de Altos Hornos de Vizcaya fundada en 1902, es el más destacado. También la mitad sur de España experimentó un desarrollo de su riqueza minera, con la explotación de las minas de Río Tinto. En la industria, destacaba Cataluña con sus textiles de algodón y lana que se desarrollaron de una manera muy importante en esta etapa y tuvo lugar un gran aumento de las exportaciones. Estos hechos, unidos al desarrollo de las comunicaciones, favorecieron el desarrollo urbano en regiones como Cataluña o el País Vasco a costa de la emigración que se producía desde los núcleos rurales. Sin embargo y frente al desarrollo de otros sectores, el agrícola permanecía estancado ocupando hasta fines de siglo al 65% de la población. España estaba lejos de tener la importancia de otras economías europeas. Socialmente, el país situaba en sus capas más altas a los representantes de la alta nobleza, a la burguesía y a los representantes de las profesiones liberales y funcionarios, y en sus capas bajas a los obreros agrícolas e industriales. El país se caracterizaba, hasta 18


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fines de siglo, por un lento crecimiento resultado de la diferencia entre la alta natalidad y la alta mortalidad. El hambre y las epidemias eran factores que situaban la esperanza de vida de los españoles en tasas muy bajas. Los movimientos migratorios tuvieron lugar entre el campo y la ciudad y entre estas zonas y América, principalmente. El incremento se deja sentir desde la década de 1880 para pasar a intensificarse desde la segunda década del s. XX. La propiedad agraria en España era de carácter muy desigual, localizándose a rasgos generales los latifundios en el sur de España y los minifundios en el norte, aunque con características muy diferentes, según las regiones. La importancia creciente de la actividad industrial favoreció la creación de movimientos sindicales obreros que en la época eran de carácter clandestino, hasta que se promulgó la Ley de Asociaciones de 1887, momento a partir del cual saldrán a la luz originando una gran crisis social y el nacimiento de entidades organizadas como el Partido Socialista Obrero Español, creado en 1879 y la continuación de las actividades de otros grupos creados en épocas anteriores como el anarquismo. Los movimientos obreros reclamaban mejoras sociales. Culturalmente, el último cuarto del s. XIX corresponde a la Edad de Plata, años en que se experimenta un desarrollo en las artes y las ciencias, destacando figuras como Santiago Ramón y Cajal o Menéndez Pelayo. Las cifras de analfabetismo eran altas y se dedicaba un presupuesto muy bajo a la instrucción de los españoles. En literatura destaca la novela realista en la que figurarán a menudo personajes propios del fenómeno emigratorio, como los indianos. Personajes destacados fueron Leopoldo Alas, Clarín, Pérez Galdós, Blasco Ibáñez o Palacio Valdés. En 1885 muere Alfonso XII dando paso al Gobierno de la reina regente María Cristina de Habsburgo y se intentó una transformación liberal de la mano de Sagasta en materias como Hacienda, la administración de las colonias o el ejército, entre otras. Algunas reformas fracasaron, pero otras tuvieron éxito como la Ley de Asociaciones o la Ley del Sufragio Universal. Las relaciones internacionales apoyadas por una mayor diplomacia y el establecimiento de alianzas con otros países se intensificaron en este periodo en que se produce la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. A fines de siglo se produce una importante crisis económica mundial, cuyo origen había sido el descenso de los precios por la entrada en el mercado comercial mundial de los productos procedentes de las excolonias y de países que habían tenido poca relevancia mundial hasta el momento, lo que causó la adopción de estrictas medidas proteccionistas en todos los sectores económicos. Ello había sido favorecido por el desarrollo de los medios de comunicación marítimos y terrestres y en España tuvo su primera manifestación hacia 1885 en el sector agrícola y ganadero. La sucesión de malas cosechas parecía no tener fin y el cultivo de la vid se vio especialmente afectado por la plaga de la filoxera arruinando los viñedos en provincias enteras como Málaga, aunque en otras provincias como Cataluña se pudo superar la crisis por medio de la sustitución de este cultivo por vides americanas que resistían la plaga. Como consecuencia de la crisis agraria, se intensificó la emigración de españoles hacia América, principalmente. La crisis social tuvo lugar durante estos últimos años del s. XIX agudizada por la intervención de los anarquistas que operaron principalmente en Barcelona y el debate social se inició en la política con la discusión de temas como los accidentes de trabajo o el trabajo de mujeres y niños. La década de 1890 se vio dominada por la cuestión colonial española y dentro de España por la manifestación de diferentes movimientos regionalistas, con la exaltación 19


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de las peculiaridades propias de cada región y con fines políticos, como el caso catalán o el vasco. La cuestión colonial española demandó grandes esfuerzos políticos y fuerzas humanas. Cuba, Puerto Rico y Filipinas se perdieron en el enfrentamiento frente a los Estados Unidos. Por el Tratado de París de 1898, Cuba se independizaba y Puerto Rico y Filipinas eran cedidas a Estados Unidos. La pérdida de las colonias ocasionó un gran malestar social y cultural en España donde se produjo un cambio de valores que profundizaban más en la importancia del ser humano, frente a la razón y la ciencia que habían dominado en los años anteriores. La literatura regeneracionista, representada por Joaquín Costa, era crítica con la situación que se vivía, siendo la manifestación principal de este malestar social. La Generación del 98, con figuras como Unamuno, Ganivet, Machado, Azorín o Baroja, tuvo una gran preocupación con el ser humano español, expresando su malestar a través de la crítica, con la situación que se vivía. En arquitectura y artes plásticas se inicia en este periodo el Modernismo, con la expresión del deseo de manifestar a través del arte la esencia de lo español. El inicio del s. XX y bajo el Gobierno de Francisco Silvela, ve llegar el reinado liberal de Alfonso XIII, en 1902, marcando el inicio de la etapa regeneracionista de toda la política estatal y de esfuerzo por la modernización general de España.12 En dicho contexto, la población española mostraba un gran retraso frente a la de otros países europeos y continuaba dedicándose en casi un 70% a la agricultura y tan sólo el 16% trabajaba en la industria, concentrada principalmente en Cataluña, sobre todo en los sectores de la construcción y el textil. El latifundismo seguía siendo una realidad de gran importancia en la época y el caciquismo era un sistema que continuaba en vigor. La población presentaba un bajo nivel de instrucción con tasas de analfabetismo en torno al 60%. Socialmente, la burguesía iba desplazando cada vez más a la nobleza y ostentando una importante parcela del poder político frente a la clase baja que representaba un 75% de la población activa y estaba formada por jornaleros y obreros agrícolas e industriales y de servicios. Políticamente, la primera década del s. XX se caracteriza por una serie de Gobiernos liberales de poca duración. Dentro de la corriente regeneracionista, los nacionalismos -fenómeno que había ya surgido a fines del siglo anterior con el despertar de las culturas de carácter regional- tomaron auge en el reinado de Alfonso XIII, sobre todo el catalanismo y el nacionalismo vasco. Tanto la región catalana como la vasca tuvieron un desarrollo económico que favoreció la diferenciación del resto de las regiones españolas. El resto de los regionalismos existentes en España como el galleguismo o el valencianismo, no tuvieron la importancia de los dos anteriores y solamente se manifestaron de un modo más patente desde la segunda década del s. XX. Los años que se sitúan entre el inicio del siglo y 1907 están marcados por una gran inestabilidad política en España. Durante los 7 primeros años del s. XX, España contó con 14 Ministerios (2 cada año) y se sucedieron 17 crisis parciales, lo que equivale a un concierto ministerial cada 3 meses. Desde 1907 gobiernan los conservadores con Antonio Maura (1907-1909) y los liberales con Canalejas (1910-1912) como Presidentes del Gobierno, representantes del regeneracionismo. Maura concretizó importantes medidas que venían siendo tomadas desde años anteriores y que cristalizaron en leyes de tipo económico tendentes al 12

TUSELL, Javier y QUEIPO DE LLANO, Genoveva G: Alfonso XIII, el rey polémico. Madrid. Taurus, 2001. Su reinado se sitúa entre 1902 y 1931, años en los que ejerció un papel protagonista en la historia de España, interviniendo en la política de su país de modo activo.

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fomento de la industria nacional y de las comunicaciones marítimas y otras que tuvieron amplias repercusiones de carácter social como la creación del Instituto Nacional de Previsión, la ley del descanso dominical, la ley de emigración, la ley de reforma electoral, la ley de Administración local y la ley de colonización interior, entre otras medidas importantes. La policía fue reorganizada combatiendo con éxito el bandolerismo rural. Esta época está marcada por un periodo de tensiones sociales en varios frentes. En primer lugar, la intervención española en la guerra de Marruecos, que tuvo lugar de 1907 a 1927, obligó a enviar soldados desde la península y desencadenó una serie de revueltas y agitaciones sociales en Cataluña, como la huelga general de 26 de julio de 1907, inicio de la Semana Trágica de Barcelona, que fue duramente reprimida por el Gobierno. Como consecuencia, los liberales exigieron la dimisión de Maura. Después de unos meses de gobernar Segismundo Moret, tomó el poder José Canalejas, en 1910. El interés de Canalejas era realizar una reforma social y la separación entre la Iglesia y el Estado, el desarrollo de la educación y la modificación del servicio militar y contó con el apoyo de Alfonso XIII. Durante su Gobierno se enfrentó a diferentes conflictos sociales como la huelga de ferroviarios de 1912, pero supo imponer la autoridad necesaria. Su Gobierno adoptó importantes medidas de tipo social, actuando en materia de impuestos, de reclutamiento de soldados y sobre asuntos religiosos. Desde el asesinato de Maura por un anarquista en la Puerta del Sol de Madrid, comienza la crisis del regeneracionismo y da paso a una serie de gobiernos inestables. Económicamente, ya en la primera década del s. XX, España inicia una época de prosperidad debido al proteccionismo adoptado desde el Gobierno de Cánovas. En la agricultura se introdujeron una serie de cambios y esto ocasionó un aumento de las superficies cultivables, mejorando las técnicas y adoptándose nuevos cultivos. En la industria, se produjo un aumento de la producción y aparecieron nuevas e importantes compañías. La siderurgia vasca tuvo un gran desarrollo, fundándose varias empresas de importancia como la ya indicada Altos Hornos de Vizcaya en 1902 y el sector de la construcción naval y el eléctrico experimentaron también un gran avance. Cataluña centrándose en la industria ligera, con Barcelona como ciudad más importante y el País Vasco en la industria pesada, con Bilbao, continuaban estando a la cabeza de España en desarrollo económico. Sin embargo, a pesar de la evidente mejora económica por la que pasaba España, la emigración de españoles continuaba, especialmente hacia América y se producían frecuentes disturbios sociales, como las huelgas frecuentes en Bilbao o Barcelona y atentados terroristas cometidos por los anarquistas. A partir de 1913 se deja sentir la crisis de la monarquía constitucional de Alfonso XIII y del sistema político. El conde de Romanones asumió el Gobierno a la desaparición de Canalejas, pero su breve mandato no tuvo grandes repercusiones. En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial en la que España fue neutral, siendo jefe del Gobierno Eduardo Dato, hecho que aportó importantes beneficios a España, al producirse en estos años un gran desarrollo económico y evitar grandes conflictos políticos y sociales como los que se estaban produciendo en otros países. Se produjo un gran aumento del comercio exterior de España, al ser muy demandados sus productos en los mercados internacionales, como el hierro vasco o el carbón de Asturias. La guerra mundial benefició a algunas industrias españolas como las navieras, aumentando las exportaciones y las tarifas de los transportes marítimos. Muchas empresas españolas 21


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que pertenecían al capital extranjero, como gran parte de las mineras y ferroviarias, pasaron a manos españolas y la banca española se consolidó, continuando con la creación de bancos que ya había comenzado a principios de siglo, destacando la banca vasca. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial ocasionó un aumento de precios de los productos de primera necesidad, cuya venta encontraba en el mercado extranjero mayores beneficios y que tendría graves consecuencias sociales, ya que aunque en el mismo periodo también subieron los salarios, no lo hicieron al mismo ritmo. Una vez más, el Conde de Romanones asume la Presidencia en 1915 centrando su actuación en política exterior pero sin capacidad para resolver los problemas sociales y en 1917 fue sustituido por García Prieto quien tuvo que enfrentarse a graves problemas causados por las protestas sociales y por las de los militares. Los sindicatos españoles aumentaban el número de afiliados y sus protestas y los movimientos socialista y anarquista fueron tomando cada vez mayor importancia. Los movimientos de protesta tenían carácter social y militar y la causa catalana también entró en acción, pero los diferentes grupos sociales deseosos de reformas no actuaban contra el sistema de una manera unida. El Gobierno de Dato tuvo que enfrentarse a una fuerte crisis social y García Prieto otra vez asumió el poder tratando de integrar en su nuevo Gobierno a todas las fuerzas políticas que habían sido marginadas, medida que no tuvo consecuencias efectivas en la solución de la crisis. El año 1918 fue de una gran crisis política debido a la caída del Gobierno de García Prieto y fue formado un nuevo Gobierno que duró 9 meses, presidido por Maura y por los líderes políticos principales, aunque se demostró que no seguían un programa de actuación común, hecho que volvió a ocasionar la caída del Gobierno. De nuevo asumió en 1918 el poder García Prieto teniéndose que enfrentar al problema de la autonomía de Cataluña que dividió al Gobierno. Romanones sustituyó a García Prieto en 1918, teniendo como problema principal al iniciar su Gobierno la cuestión de la autonomía de Cataluña ocasionando grandes tensiones y agitaciones sociales, causando su dimisión. Influyeron también en esta, el problema del terrorismo y el poder mediático de los militares. La época de la posguerra se caracterizó en España por ser años de gran crisis social y el movimiento sindicalista iba adquiriendo gran importancia, dirigiendo protestas sociales y teniendo una gran actividad política. Los movimientos sociales se intensificaban, especialmente en Cataluña y Andalucía, con huelgas en las fábricas y rebeliones en el campo. Las reivindicaciones obreras estuvieron acompañadas en muchos casos por el terrorismo fomentado desde el anarquismo, ocasionando una reacción y el armamento de los patronos contra ellos. La situación social que se vivía en Barcelona era especialmente tensa y difícil. El socialismo experimentó una importante expansión, introduciéndose en zonas hasta ahora ausente como Andalucía. Los Gobiernos se sucedían con gran rapidez, creando una constante inestabilidad, debido a las sucesivas crisis de Gobierno, entre 1919 y 1923. Los problemas principales eran la inestabilidad social, coronada de violentos atentados terroristas y los graves problemas ocasionados por la intervención española en Marruecos, que ocasionaron una profunda crisis que sería el escenario ideal para la llegada del golpe de Estado. A partir de 1923 la situación política continuaba agravándose y desencadenó el golpe militar y la llegada de la dictadura regeneracionista de Miguel Primo de Rivera, que tuvo como objetivo la modernización de España, en donde fue aplicada una política de tipo nacionalista e intervencionista. Primo de Rivera pretendió un regeneracionismo 22


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popular y se enfrentó desde un primer momento al caciquismo y a las autoridades locales y sustituyó a los miembros de los ayuntamientos y diputaciones provinciales por miembros seguidores del régimen, realizándose una labor de inspección de la administración por parte de los militares. Aunque el efecto que causó esta labor de control e inspección en la mayor parte de los casos, fue la sustitución de los viejos caciques por otros nuevos procedentes del ejército. Primo de Rivera pretendió también conseguir un regeneracionismo en la vida política con la creación de la Unión Patriótica que aglutinaba a miembros procedentes de diferentes sectores de la sociedad, especialmente de la derecha y miembros que hasta el momento no habían encontrado su oportunidad en la política. Sin embargo, hubo pocos cambios importantes en la vida política ya que continuaron los problemas existentes como el caciquismo y existían profundas contradicciones en el programa regeneracionista. El sector catalanista, que en un principio había mostrado sus convergencias con el programa presentado por Primo de Rivera, retiró después su apoyo. El dictador solucionó el problema con Marruecos y reforzó la política exterior española, reformó la diplomacia, amplió la creación de embajadas y estrechó las relaciones con Portugal e Hispanoamérica. Los éxitos conseguidos en materia social y económica fueron mayores que en el ámbito político, creando un periodo de prosperidad. La economía tuvo unas directrices de tipo nacionalista e intervencionista, que obtuvieron resultados positivos con un aumento de la inversión pública. Se produjo el fomento de las obras públicas y un auge de la banca privada y pública. Socialmente, fue una época de estabilidad al darse una cierta paz social, fruto del cansancio causado por el terrorismo de los anarquistas y su destrucción. Continuaron los esfuerzos encaminados hacia la legislación de tipo social en materia de trabajo, como la ampliación de la seguridad social y en materia de emigración. En política interna, los antiguos partidos ejercieron su oposición en contra del dictador, pero carecían del apoyo social necesario, que en cambio sí contaba Primo de Rivera, pero con el paso del tiempo y desde 1927 a 1930 tuvo que enfrentarse a sus mayores enemigos que se encontraban dentro del ejército y entre los intelectuales, especialmente Unamuno y Azaña. Llegamos a 1930 cuando Primo de Rivera dimite y la monarquía se encuentra en peligro y le faltan cada vez más defensores. El nuevo Gobierno es presidido por el general Berenguer, opositor de Primo de Rivera que intentó una vuelta al pasado marcado por la Constitución de 1876, pero pronto perdió el apoyo de la opinión pública. En 1930 se llega al Pacto de San Sebastián y se crea un Gobierno provisional republicano presidido por Alcalá Zamora. La vida pública experimentaba importantes cambios con el aumento de la participación en la vida política de la izquierda. Berenguer presentó su dimisión y en 1931 se forma un nuevo Gobierno presidido por Aznar, bajo signos de agitación social, teniendo que convocar elecciones el 12 de abril de 1931, que resultó ser una especie de plebiscito a favor o en contra de la monarquía, proclamándose el 14 de abril de dicho año la Segunda República Española, obligando a Alfonso XIII a abandonar España. Desde principios de siglo y especialmente desde la I Guerra Mundial, España experimentó un apreciable desarrollo a todos los niveles que le permitió disminuir la distancia que existía con otros países europeos y los esfuerzos por modernizar el país que se habían llevado adelante desde principios de siglo, culminaron en la década de 1930. La industria tenía cada vez más importancia, colocándose por delante de la agricultura y el sector servicios también iba en aumento. Las tasas de natalidad y mortalidad habían disminuido considerablemente, la población urbana había aumentado 23


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al compás del desarrollo del sector industrial. La población agraria había disminuido desde 1880 hasta la mitad, y la población urbana y su proletariado continuaban creciendo con el consiguiente desarrollo de las ciudades El grado de instrucción había mejorado sensiblemente desde principios de siglo y para la década de 1930 la tasa de analfabetismo estaba en torno al 44% y el número de estudiantes en educación secundaria y en la universidad aumentaba considerablemente hasta los años 30. La inversión en educación fue creciendo, aumentando el número de profesionales liberales y de instituciones que pretendían integrar a España dentro de Europa. La sociedad, en época de Alfonso XIII, había experimentado grandes cambios. La nobleza había aumentado, con la concesión de títulos a destacados políticos y a miembros del ejército y de la burguesía. La vieja nobleza fue perdiendo el espacio que tenía en épocas pasadas y dejando paso a la burguesía. En las dos primeras décadas del s. XX todas las clases sociales experimentaron cambios, tanto las clases bajas, como las medias y las altas. Sin embargo, los salarios continuaban siendo bajos en comparación con los del resto de los países europeos. La aplicación de la legislación social, en la que colaboraron todos los partidos políticos y grupos sociales, fue efectiva y estuvo fomentada desde el Instituto de Reformas Sociales y la creación en 1920 del Ministerio de Trabajo. La figura de la mujer fue tomando cada vez más importancia en la sociedad, introduciéndose en la universidad sobre todo al final del periodo y a partir de la década de 1930. Desde la segunda década del s. XX los medios de comunicación comenzaron a tener cada vez más espacio e influencia en la sociedad. La presencia de las masas en la vida pública se da por primera vez desde la tercera década del s. XX y los medios de comunicación ejercieron un importante papel en la consecución de dicho fin. En el campo de la intelectualidad, la Generación del 14, con sus dos principales representantes que fueron Ortega y Gasset y Gregorio Marañón, abogaban por la integración en Europa en el campo de la ciencia y la cultura y mostraban su optimismo por una España que estaba modernizándose frente al pesimismo de los representantes de la Generación del 98 y también las artes y las letras estaban teniendo importantes cambios a imagen de lo que sucedía en Europa. Son todos ellos factores que influenciaron que desde 1930 se produjera un freno casi total a la emigración de españoles a otros países. Otros factores que propiciaron el freno de la inmigración en Brasil, se debieron al contexto en el que se situaba este país que llevaron a dictar disposiciones legislativas que limitaban o prohibían la entrada de inmigrantes en su territorio y a las que se hará mención a lo largo de este trabajo.13

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MARTÍN, José Luís, MARTÍNEZ SHAW, Carlos y TUSELL, Javier: Historia de España, op. cit., pp.157-290.

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LA PLANIFICACIÓN DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A BRASIL14 VISIÓN GENERAL DE LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS DE 1800 A 1930 En la historia de las migraciones intercontinentales pueden establecerse dos grandes periodos desde 1800: El primer periodo se sitúa entre los años 1800 y 1850 en los que la emigración está condicionada por factores de tipo político, económico y social por los que atraviesa el país emisor. En este momento empiezan a realizarse las primeras estadísticas en los puertos de Europa en relación a los embarques de los pasajeros nacionales y también de los extranjeros que se encuentran en tránsito y se embarcan en dicho país para continuar hacia Ultramar. También comienzan a realizarse las primeras estadísticas en los países de Ultramar, sobre los pasajeros desembarcados en aquellas naciones. El segundo periodo abarca -en general- de 1850 a 1930 y es el momento en que los países de Ultramar ejercen una gran atracción en el emigrante de otros países y son responsables por el aumento del volumen de emigrantes llegados a ellos. Se produce una generalización de las estadísticas sobre emigrantes o pasajeros nacionales en Europa y de las estadísticas realizadas en los países receptores de inmigración a través de sus puertos y comienzan a realizarse estadísticas de repatriación, al darse en este periodo con mayor intensidad este fenómeno. De 1920 a 1930 se desarrollan las estadísticas de emigrantes propiamente dichas y se realizan los primeros intentos por parte de los Gobiernos para uniformizar y coordinar internacionalmente las estadísticas de emigración. Primer periodo (1800-1850)

Durante el primer periodo, Brasil comenzó abiertamente a recibir emigrantes de cualquier nacionalidad al poco tiempo de producirse su declaración de independencia, por el Decreto del 25 de noviembre de 1814. Pero esta disposición solamente comenzaría a tener efecto desde el año 1818, cuando se anuló la prohibición de que ingresaran al país inmigrantes que no fueran de religión católica. Desde 1818, y especialmente desde 1822 llegaron a Brasil una gran cantidad de suizos, debido a las campañas de propaganda que habían sido realizadas por agentes enviados a este país. Los protestantes alemanes que eran transportados gratuitamente se dirigieron a Brasil y llegaron aproximadamente en estos años 2.000 colonos y 5.000 soldados. Sin embargo, el Gobierno brasileño no consiguió los resultados que pretendía con esta medida, ya que la captación de inmigrantes se había realizado de modo inadecuado y como consecuencia habían emigrado personas que no presentaban las características necesarias para la colonización, además de haber facilitado la llegada a Brasil de una gran cantidad de condenados que habían sido recogidos en establecimientos penitenciarios. En esta época, se registra en Brasil, además de la llegada de inmigrantes 14

Este capítulo es una adaptación del trabajo de investigación que presenté en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia de España en septiembre de 2011 para la obtención del título de Máster en Métodos y Técnicas Avanzadas de Investigación histórica, artística y geográfica, con el que completé el Periodo de Formación del Doctorado en Historia (Espacio Europeo de Educación Superior) de esta universidad.

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suizos y alemanes, la de emigrantes procedentes de otros países, como ingleses, franceses, italianos, españoles y sobre todo los portugueses. Sin embargo, durante la primera mitad del s. XIX es la inmigración de africanos la más importante en Brasil, sobrepasando en una gran medida a los emigrantes europeos. En Prusia, el Ministerio del Interior prohibió la emigración a Brasil entre 1859 y 1896, debido al particular sistema de parcería que se practicaba en este país sudamericano, que se trataba de un contrato por el cual el propietario de un terreno lo cedía a una persona con la condición de recibir la mitad de los frutos. Dicho sistema había sido instituido desde 1842 en Brasil por los grandes terratenientes, con el fin de sustituir la mano de obra negra en las plantaciones de café. La emigración a otros países de América del Sur, por presentar una historia común con España, había tenido diferentes características que la que se dirigía a Brasil. En el pasado, la emigración española había sido la única autorizada, pero durante la primera mitad del s. XIX esta emigración no tuvo gran importancia y no se dictaron disposiciones legales sobre este asunto. El movimiento migratorio de españoles hacia los países hispanos fue vigilado por el Gobierno español desde la emancipación de estos países, dirigiendo también esta vigilancia hacia sus colonias. En Francia, comienza ya en esta época la salida de emigrantes vasco-franceses rumbo a Argentina. El Presidente Rivadavia realizó un llamamiento el 4 de septiembre de 1812 a los emigrantes de todas las naciones, que sin embargo tuvo un efecto poco importante y solamente comenzará a haber una salida más significativa de emigrantes desde 1824 en que agentes son enviados a Europa para reclutar emigrantes, siendo ya registrada en Argentina la llegada de emigrantes franceses desde 1825. En 1840 se registra la salida de 1.575 vascos con destino principalmente a este país y en 1841, realizarán el mismo viaje otros 2.825 emigrantes de esta región, sin tener en cuenta las emigraciones clandestinas que se producían desde los puertos españoles. Los años que se sitúan entre 1830 y 1850 son de una gran importancia para las emigraciones de la masa proletaria europea y paralelamente se desarrollan las estadísticas de los puertos. Es entonces cuando se produjo la abolición de la servidumbre en Europa, a excepción de Rusia, abriendo las puertas legalmente para emigrar. Se produjo en estos años un gran aumento de la producción capitalista debido al empleo de las máquinas y un consiguiente aumento de la población proporcionando una gran masa de obreros que se dirigían como colonos a América. Desde 1830, los emigrantes de países del sur de Europa como España, Francia o Italia, se dirigieron a América del Sur y las colonias de estos países citados, pero también la emigración a África del Norte era de una gran importancia, concretamente aquella que se dirigía a Argelia. Segundo periodo (1850-1930)

La primera etapa de esos años, que se sitúa entre 1850 y 1860, se caracteriza porque las causas determinantes de la emigración fueron las malas condiciones económicas, que sumían a gran parte de la población en la miseria, y también las condiciones políticas y religiosas que habían originado un gran descontento general en los países emisores de emigración. Las condiciones que los emigrantes se encontrarían al llegar a los países de 26


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Ultramar no eran todavía del todo conocidas para esta época y por ello la emigración contaba con un obstáculo para ser atractiva a los ojos de la población. También se puede afirmar que los gastos en los que tendría que incurrir el emigrante eran muy elevados y la travesía y el establecimiento en nuevas tierras entrañaban numerosos riesgos. Las condiciones sanitarias tanto en los puertos de embarque como durante la travesía, los puertos de llegada y durante el establecimiento en el nuevo país, eran muy precarias. Sin embargo, una serie de factores va a ocasionar un cambio a partir de la segunda mitad del s. XIX. Las malas condiciones de vida en los países de origen, debido a los acontecimientos políticos que se vivían en ellos, seguían siendo factores decisivos para la salida de emigrantes hacia otras tierras en países de Ultramar, pero se va a producir a partir de ahora una mejora en las condiciones de la emigración. El 17 de marzo de 1851 se promulgó una Real Orden para que los españoles emigrantes debidamente autorizados pudieran gozar de la protección de las autoridades consulares españolas en estos países y disfrutar de los derechos y deberes de los tratados y leyes mediante la realización del registro consular.15 Posteriormente se dictarán diferentes disposiciones desde 1856 para América del Sur y desde 1857 para Cuba y Puerto Rico, tratando de ejercer un papel de controlador y conseguir que la emigración se situase entre los límites más modestos posibles. Solamente desde 1860 es cuando se produce un aumento considerable de emigrantes españoles hacia estos países y con ello se intensifica la labor legislativa. Antes de 1860 los principales países europeos emisores de emigración eran aquellos situados en el oeste más industrializado, pero es a partir de esta década cuando los países agrícolas del sureste de Europa se colocaron a la cabeza de entre los países que enviaban emigrantes nacionales a otras tierras y entre ellos los principales fueron Italia, Austro-Hungría y Rusia. Esta evolución se vio favorecida por el desarrollo de los ferrocarriles y de la navegación a vapor, produciéndose también un perfeccionamiento en la técnica de los transportes marítimos. Con el cese de la actividad de los veleros como transportistas de emigrantes, se crean desde 1870 las grandes compañías de navegación. Se establecieron complejos sistemas de organizaciones para atraer la emigración hacia determinados países, por medio de la propaganda de los agentes que se dirigían a todas las zonas, incluso las más aisladas, informándoles sobre las condiciones favorables en las que desarrollarían su trabajo y transcurriría su vida en los territorios ultramarinos. De esta manera, fue produciéndose un retroceso de la emigración desde los países de Europa occidental hacia Ultramar, entre 1890 y 1900 y comenzaron nuevas corrientes de emigración dirigida especialmente a aquellos países en donde las grandes propiedades de tierras eran predominantes, adonde se dirigían emigrantes procedentes de países donde las condiciones de vida de la clase agrícola eran muy deficientes, como Italia, Hungría, España o Rusia. La mentalidad de los emigrantes cambió a la par que se producían estos hechos. Las condiciones del viaje habían tenido una sensible mejora y una buena proporción de los emigrantes pensaba en volver a su país de origen una vez que hubiera reunido y ahorrado cierta cantidad de dinero para poder adquirir en su país una pequeña propiedad e instalarse nuevamente. Se produce desde esta época un movimiento de emigrantes en los dos sentidos, con un movimiento de repatriación de aquellos que habían salido y que ya en la década de 1870 alcanzó cifras muy importantes. 15

Gaceta de Madrid, 21/03/1851, p. 1: “Instrucción para formar el alistamiento y matrícula de súbditos españoles en los consulados y viceconsulados de S. M. en países extranjeros”.

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Paralelamente al desarrollo de la emigración, desde la segunda mitad del s. XIX se produce un desarrollo importante de las estadísticas sobre los movimientos migratorios. Como se ha indicado, entre 1870 y 1900, la emigración europea que había sido más importante en los países industriales del oeste de este continente, se desplaza hacia el sur y hacia el este de Europa y a la par, estos países se interesan de un modo mayor en la realización de estadísticas de los emigrantes nacionales, tanto en lo que supone al tránsito de emigrantes, como que los se dirigían a otros países o aquellos que eran repatriados. Los Gobiernos de los países receptores de emigración presentan un cambio de planificación a partir de fines del s. XIX. La legislación de estos países hasta 1882 había sido de talante liberal, pero a partir de entonces comenzarán las limitaciones a la entrada de inmigrantes. Este cambio fue causado por la experiencia creada debido a la difícil integración que tenían en los países receptores de inmigración aquellos emigrantes que llegaban con un bajo nivel económico, moral y de instrucción. De la misma manera, existían algunas razas cuya asimilación en los países receptores de inmigración presentaban problemas. Estados Unidos, encabezó este movimiento y quedó reflejado en la primera legislación que se realizó teniendo en cuenta estos puntos, en 1892. Diferentes países receptores de emigración siguieron los pasos de Estados Unidos y asimismo, los países emisores adaptaron su legislación con medidas restrictivas a la emigración. Los esfuerzos por realizar un control sobre la “calidad” de los emigrantes continuaron en las siguientes décadas y sobre todo fue entre los años 1920 y 1930 cuando los países aunaron los esfuerzos por presentar una uniformidad en las estadísticas que les permitiera realizar estudios comparativos con las de otros países. A partir de entonces, se pondrá un esfuerzo por distinguir cuáles eran los emigrantes de los simples viajeros, cuáles de los que salían eran nacionales y cuáles extranjeros y diferenciar las migraciones intercontinentales de las continentales. Durante las décadas anteriores a 1920 el fenómeno de la emigración internacional iba progresivamente en aumento, emigrando cada año millones de personas. La I Guerra Mundial (1914-1918), marcó un lapsus en los flujos migratorios que iban sucediéndose desde años anteriores. Una vez terminada esta guerra, las cifras de emigración eran inferiores que aquellas que indicaban este fenómeno en los años anteriores a la contienda mundial, pero desde 1921, la emigración comenzó a desarrollarse en una mayor medida. Los emigrantes, antes de la I Guerra Mundial eran principalmente campesinos, tanto obreros agrícolas como pequeños propietarios, que emigraban en busca de mejores condiciones de vida. Una gran parte de los emigrantes procedentes de zonas rurales, se asentaba en las ciudades, destinando su trabajo al sector industrial, aunque por su falta de especialización, se convertían en obreros. Eran principalmente trabajadores varones, que emigraban sin sus familias y aprovechaban el periodo más productivo de su vida para dirigirse a otros países, pero siempre con la intención de volver al suyo de origen. Mantenían un modo de vida bajo, ahorrando todo lo posible para volver a su país a establecerse con su familia. Antes de esta guerra, la emigración provenía principalmente y en un primer momento de Alemania, Escandinavia, Bélgica, Holanda y Suiza, conociéndose más adelante como “Vieja Emigración”, por haber disminuido bastante y dejado paso a aquella que provenía de otros países como Italia, Austro-Hungría, Polonia, España y los Balcanes y 28


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que se conoció con el nombre de “Nueva Emigración”. La emigración inglesa había sido de bastante importancia, pero se dirigió principalmente a las colonias británicas, mientras que los irlandeses seguían prefiriendo los Estados Unidos de América. En dicha época había habido una reducción considerable de la entrada de inmigrantes procedentes de la India, China y Japón, debido a una serie de medidas restrictivas que se habían impuesto. Los principales países receptores de inmigrantes en Europa eran Francia, Alemania, Suiza e Inglaterra. La emigración transoceánica se dirigía principalmente a los Estados Unidos de América, Brasil, Argentina, Canadá y en un último momento hacia Australia. Durante los años de la I Guerra Mundial, existieron numerosos inconvenientes para que los emigrantes pudieran dirigirse a otros países, debido a los aspectos políticos y sociales de la misma guerra. Existían Reglamentos que marcaban restricciones tanto para emigrar como para inmigrar y la gran crisis económica ocasionaba impedimentos para millones de personas que deseaban abandonar su país en busca de mejores condiciones de vida. La I Guerra Mundial ocasionó numerosos cambios en todos los aspectos de la vida y se produjeron una serie de transformaciones en las ideas y en asuntos concernientes a la emigración. La guerra en sí limitó considerablemente los movimientos de las personas. A partir de este momento, se tendrá un mayor interés por controlar la emigración y muchos países ya no permitieron que la emigración fuera guiada por los intereses particulares de cada emigrante, sino por los intereses nacionales, pues la emigración ya no era más recomendable y era contraria a los intereses de la nación. Los países vencidos, con numerosas pérdidas materiales y humanas ocasionadas por la guerra, tuvieron especial interés en retener dentro de sus fronteras a la población más preparada, para que con estos medios humanos se pudiera llegar a la reconstrucción nacional, estableciendo de esta manera un freno a la emigración. Para aquellos que se iban, se establecían estrechos controles entre su país como emisor y el nuevo país como receptor, ya que el emigrante era un elemento importante dentro de la vida económica de cada país. De esta manera, al emigrante se le proporcionaba protección por medio de los diferentes Tratados y Convenciones que se realizaban entre los Gobiernos y con los particulares. Italia y Francia destacaron en esta época como países reguladores de la emigración, tanto para proteger a sus trabajadores emigrantes como para fomentar el desarrollo de su industria con inmigrantes cualificados, según uno y otro caso. Estados Unidos tuvo antes de la guerra una actitud favorable a la recepción de emigrantes que provenían principalmente del noroeste de Europa y se dedicaban en especial a la agricultura, pero después de la guerra comenzó a recibir a aquellos que procedían de Italia, España y Grecia, dirigiéndose a las ciudades y formando núcleos de población extranjera. Otros países también participaron del fenómeno migratorio de otras maneras como el caso de Holanda y Bélgica, con un bajo nivel de emigrantes hacia América, pero sin embargo, actuando como puertos de embarque a los que cada año llegaban ingentes cantidades de emigrantes para dirigirse a tierras americanas.

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LAS

CONFERENCIAS

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INTERNACIONALES

DE

EMIGRACIÓN

E

INMIGRACIÓN: ROMA (1924) Y LA HABANA (1928)

Un largo periodo de tiempo tuvo que pasar hasta que el conjunto de los países interesados decidieran reunirse para discutir sobre los problemas que giraban alrededor de la emigración e inmigración. El estudio internacional de los problemas migratorios y las medidas dirigidas a regular la emigración e inmigración solamente se dieron al final del periodo de la emigración masiva. En 1919 tuvo lugar la Conferencia Internacional del Trabajo en Washington, donde fue creada una Comisión Internacional para estudiar medidas que regulasen las migraciones obreras, reuniéndose esta Institución en 1921. En 1924 bajo la iniciativa de Benito Mussolini y en nombre del Gobierno italiano se convocó en Roma la I Conferencia sobre Emigración e Inmigración16 a la que todos los países interesados en dicho asunto habían sido invitados. El objetivo de la reunión era buscar consenso entre los países para coordinar servicios en beneficio de las necesidades que se presentaban en ellos en cuanto a emigración e inmigración y se expondrían diferentes criterios como base a un convenio internacional que podrían después ratificar los Gobiernos. La Conferencia tuvo lugar en Roma entre el 15 y el 31 de mayo y en cada una de las secciones en que se dividió fueron examinados asuntos referentes a emigración e inmigración. Los países que aceptaron la invitación fueron todos aquellos que estaban principalmente involucrados en el fenómeno de la emigración e inmigración, destacando sobre todo los que eran grandes receptores de inmigrantes en la época como Estados Unidos, Argentina y Brasil. Era, después de la I Guerra Mundial, la primera vez que Estados Unidos aceptaba tomar parte en una conferencia convocada por un Gobierno europeo.17 La Conferencia, bajo la presidencia de honor de Benito Mussolini, se componía de delegados efectivos y suplentes, y de consejeros técnicos y expertos nombrados por los Estados y a los que representarían. La misma se dividió en 4 secciones: 1. Transporte de los emigrantes, higiene y servicios sanitarios. 2. Asistencia a los emigrantes antes de la salida y en los puertos de embarque y a los inmigrantes en los puertos de desembarque. Desarrollo de la cooperación, de la previsión y de la mutualidad entre los inmigrantes. 3. Medidas para adecuar la inmigración a las necesidades de mano de obra de los países de inmigración. Colaboración entre los servicios de emigración e inmigración de los diferentes países. 4. Principios que se deben seguir en los Tratados de emigración e inmigración. Los países asistentes fueron: Afganistán, Albania, Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, Ciudad Libre de Dánzig, Egipto, Ecuador, España, Estonia, Estados Unidos 16

“Texto Oficial de la Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración. Roma (15-31 de mayo de 1924)”. En: MINISTERIO DA AGRICULTURA, INDUSTRIA E COMMERCIO: Relatorio apresentado ao Presidente da Republica dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Çalmon du Pin e Almeida. Anno de 1924. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1928, pp. A-149- A-213. 17 La Vanguardia, 28/06/1923, p.19.

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de América, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Guatemala, Haití, Hungría, India, Estado Libre de Irlanda, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Méjico, Nueva Zelanda, Principado de Mónaco, Noruega, Panamá, Paraguay, Países Bajos, Perú, Persia, Polonia, Portugal, Rumanía, Santo Domingo, San Marino, Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, Siam, Suecia, Suiza, Checoslovaquia, Uruguay y Venezuela. También asistieron a los trabajos de la Conferencia para poder ser consultados por las secciones, los representantes de las siguientes instituciones internacionales: Instituto Internacional de Agricultura, Sociedad de Naciones y Oficina Internacional del Trabajo. Las Delegaciones de España y Brasil estaban compuestas por las siguientes personas: por el lado brasileño James Darcy, antiguo Consejero General del Gobierno Federal de Brasil, Jefe de la Delegación; Deoclecio de Campos, Agregado Comercial, Delegado; Affonso Bandeira de Mello, Secretario General del Consejo Nacional del Trabajo, Delegado; Octavio Tarquinio de Souza, Delegado; Filomeno Padula, Cónsul General, Consejero Técnico; Gastão de Carvalho, Publicista, Consejero Técnico; Alberto Cunha, Consejero Técnico y Milton Wegelin Vieira, Cónsul, Consejero Técnico. Por España: D. Cipriano Muñoz y Manzano, conde de la Viñaza, Embajador, Jefe de la Delegación; D. Vicente Palmaroli y Revoulet, Cónsul General, Delegado; D. Leopoldo d’Ozouville y Cruz Álvarez, Inspector de Emigración, Delegado; D. Francisco Galiay y Sarañana, Inspector de Emigración, Delegado; D. Guillermo Summers de la Cavada, antiguo Inspector, Delegado.18 Las resoluciones adoptadas en la reunión fueron firmadas por España y Brasil, a excepción de las que se indican en algunos casos: Sobre la higiene de los emigrantes antes de la salida, serían tomadas medidas en los países de emigración para que antes de su partida los emigrantes lo hicieran siguiendo normas de limpieza e higiene personal y colectiva que serían observadas también en las viviendas, en el uso racional de agua potable, modos de defenderse y luchar contra las enfermedades contagiosas e infecciosas y medidas a tomar en caso de accidentes de trabajo, todo ello con el fin de que los emigrantes llegaran a su país de destino con suficientes garantías de higiene y condiciones sanitarias. Sobre el control sanitario de los emigrantes antes de la salida, los diferentes Estados deberían tomar medidas para establecer exámenes sanitarios antes de la salida del emigrante. Sobre la validez de los certificados de vacunación, se acordó que para evitar que el emigrante tuviera que revacunarse de la viruela en el país de destino, se reconocerían los certificados oficiales de vacunación contra la viruela que las autoridades competentes del país de origen expidieran. En cuanto a la organización sanitaria de los barcos que se destinaran al transporte de emigrantes, se expresaba la conveniencia del establecimiento de condiciones mínimas necesarias sobre el estado sanitario de los navíos, que quedaba establecido mediante la legislación de cada país y de llegar a un acuerdo entre los diferentes países para reconocer recíprocamente los certificados expedidos por las autoridades.

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Gaceta de Madrid, 24/04/1924, p. 476: “Real Orden designando a los señores que se mencionan para que asistan como Delegados de España a la Conferencia Internacional que sobre Emigración e Inmigración ha de celebrarse en Roma.”

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Sobre la organización higiénica y sanitaria de los puertos y de las casas de los emigrantes, la Conferencia reconocía la necesidad de una organización higiénica y sanitaria en los puertos de embarque de emigrantes. Dichos puertos deberían tener a tal efecto, un servicio de vigilancia médica efectivo acompañado del necesario material sanitario. Igualmente debería existir un establecimiento vigilado por el Estado donde los emigrantes, bajo todas las garantías sanitarias pudieran estar alojados temporalmente y observados médicamente así como el examen de sus comidas y bebidas. De igual modo era necesario disponer de un local, junto al puerto donde se realizaran las operaciones decisivas de embarque, visitas sanitarias, etc. En cuanto a las condiciones mínimas que debían presentar los barcos destinados al transporte transoceánico de emigrantes, se deberían observar los siguientes puntos: condiciones técnicas, medidas de seguridad y condiciones de orden sanitario. Para ello, los diferentes Estados deberían establecer por medio de su legislación cuáles eran las condiciones mínimas y uniformes en el transporte y reconocer la validez de los certificados que les eran expedidos a los navíos. Sobre la inspección de los emigrantes de diferentes nacionalidades que viajaban en el mismo barco, además del control necesario que los funcionarios del país al que pertenecía el barco pudieran ejercer sobre los emigrantes no debería ser necesario que ningún otro inspector de otro país controlara a sus nacionales en el mismo. Sin embargo, cuando una compañía de navegación extranjera transportara a nacionales de determinado país a bordo de sus barcos, dicho país podría llegar a un acuerdo con la compañía relativo a la admisión a bordo de un representante que se encargara de inspeccionar las condiciones de transporte a las que estaban sometidos los emigrantes sin usurpar dicho representante las tareas del capitán ni aquellas que la ley del pabellón reconociera al funcionario del Gobierno y sin intervenir en las funciones relativas al funcionamiento del barco. También se discutió sobre el trato de igualdad de los emigrantes que viajaban en el mismo barco. Teniendo en cuenta que emigrantes de diferentes nacionalidades viajaban a bordo del mismo, se llegaba a un tratamiento diferente de ellos según fueran aplicadas las diferentes legislaciones de sus países, encontrándose de esta manera algunos emigrantes en situación privilegiada respecto a otros aunque viajaran con un billete del mismo o semejante precio. Para evitar reclamaciones y estados de malestar originados por este hecho, se debía establecer el principio de igualdad de trato a todos los emigrantes que viajaran dentro del mismo barco y que pagaran el mismo precio por llegar al mismo destino. Se acordó la asistencia especial a bordo para las mujeres y niños emigrantes. Durante las travesías transoceánicas se debería dar una atención especial a mujeres y niños, que fuera ejercida por una persona que ofreciera garantías morales, que pudiera ser entendida en la lengua de los emigrantes y que hubiera recibido una formación sanitaria suficiente. Debería haber cabinas especiales para mujeres y niños y quedaba establecido que en todo navío que realizara viajes transoceánicos transportando emigrantes tuviera cierto número de cabinas reservadas a las mujeres y sus hijas que viajaban solas, sin necesidad de pagar un suplemento por el pasaje. Una serie de medidas serían también destinadas a permitir que los emigrantes expusieran sus quejas durante el viaje. Así, con el fin de llegar a una reglamentación 32


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única en materia de emigración y de evitar durante la travesía cualquier error en la aplicación de las cláusulas de los contratos de trabajo se decidía que el emigrante pudiera realizar las reclamaciones necesarias sobre el viaje a las autoridades del país de inmigración que a su vez las comunicarían a los cónsules de cada país. Si hubiera a bordo un representante oficial sería el encargado de transmitir las reclamaciones. Se deberían realizar informes relativos a los niños emigrantes durante el viaje transoceánico. Los diferentes Gobiernos deberían garantizar que durante el viaje se vigilara el estado de salud de los niños desde su embarque hasta su desembarque al igual que su alimentación durante la travesía. En cuanto a la protección de los emigrantes en tránsito, en las estaciones en las que los emigrantes debían interrumpir su trayecto para continuar en tren debería haber representantes de la autoridad, de las agencias de viaje o agentes de transporte que recibieran a los emigrantes y su equipaje y les acompañaran al tren hasta el destino del puerto de embarque. Debería haber facilidades para el transporte del emigrante en ferrocarriles. Para conseguirlas se deberían realizar acuerdos entre los países de emigración y los de inmigración observando varios puntos: igualdad absoluta de trato en cuanto a tarifas y otras condiciones entre los emigrantes nacionales y los extranjeros; institución de vagones directos de 3ª clase con condiciones de calefacción, iluminación artificial, ventilación e higiene; creación de billetes directos internacionales con tarifas favorables y con las mismas ventajas para los emigrantes aislados o en grupos; horarios rápidos limitando la duración de las paradas entre estaciones principalmente en las estaciones de frontera; establecimiento en las principales estaciones de servicios de aprovisionamiento de agua potable, víveres y cuidados médicos y el transporte gratuito de los útiles profesionales manuales. Los emigrantes deberían ser asistidos ante los riesgos del viaje, como muerte o invalidez, desde el inicio de su viaje hasta el destino indicado en su billete para lo cual los Gobiernos deberían instituir un sistema de seguro ante estos riesgos. Se acordó también la existencia de un código sanitario internacional de emigración e inmigración. Los diferentes países deberían llegar a publicar un método lo más uniforme posible sobre aquellas disposiciones que estuvieran en vigor en cada país sobre materias sanitarias relativas a la emigración e inmigración. Además deberían realizarse estudios que llevaran a establecer un código sanitario internacional sobre emigración e inmigración bajo el cual se coordinaran las leyes y disposiciones reglamentarias sanitarias en cuanto al desplazamiento de los trabajadores y sus familias entre dos países. Sobre la asistencia a los emigrantes antes de la salida, en los puertos de embarque y a los inmigrantes en los puertos de desembarque y sobre el desarrollo de la cooperación, previsión y mutualidad entre los emigrantes, los países firmantes acordaron la existencia de albergues en la frontera para las familias de los emigrantes. Teniendo en cuenta que en aquellos casos en que los emigrantes y sus familias estaban obligados a realizar un paro forzoso en la frontera en condiciones penosas era necesario que los Gobiernos interesados instalaran en las estaciones en las que el movimiento migratorio fuera intenso, albergues que acogieran a los mismos y sus familias. Los Gobiernos, por medio de medidas legislativas, deberían ejercer la vigilancia sobre las condiciones de alojamiento de los emigrantes y sus familias, y esta vigilancia sería realizada directamente por el Estado o por medio de instituciones públicas de asistencia. 33


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Se garantizarían medidas para asegurar al emigrante una adecuada alimentación y alojamiento a su llegada en los puertos de embarque y desembarque. Como fin para mejorar las condiciones de bienestar de los emigrantes en los puertos de embarque y desembarque y en aquellos países en donde se embarcaban los emigrantes, las autoridades del país deberían velar de que éstos fueran recibidos en las estaciones por los agentes del Estado o por representantes de las compañías de navegación y que fueran alimentados y alojados hasta su salida y acompañados hasta el embarque. En los puertos de embarque y desembarque las autoridades deberían indicar a los emigrantes hoteles donde fueran tratados convenientemente y a precios razonables. Se acordó también que las mujeres y a los niños tendrían una asistencia especial. Para evitar que fueran abandonados a lo largo de su viaje sin recursos y que se convirtieran en objeto de traficantes deberían los Gobiernos examinar a cada emigrante en el lugar de partida y ver cuáles eran sus posibilidades de colocación en el nuevo destino; que no fuera posible la separación de los miembros de una misma familia en virtud a cualquier disposición relativa a su transporte y admisión; que se permitiera a las sociedades para la protección de los emigrantes y de las mujeres y niños, acceder a bordo de los barcos de emigrantes tanto a la salida como a la llegada y penetrar en los campos de refugiados reservados a los emigrantes; que aquellas mujeres cualificadas se encargaran especialmente de velar en los barcos de emigrantes por los intereses de las mujeres y los niños y que las medidas que trataban de proteger contra la trata de mujeres y niños no coartaran la libertad personal de las mujeres mayores. La protección a los emigrantes sería realizada antes de la salida, en los puertos de embarque, en la frontera y en la llegada. Se disponía que fuera prohibida cualquier propaganda sobre emigración que no hubiera sido autorizada por el Estado y que se organizaran servicios públicos de información gratuitos para el emigrante. También los Estados interesados deberían controlar tanto a la salida como a la llegada la actividad de las personas que ofrecían sus servicios al emigrante y se les debía proteger de la explotación alejando a todos estos intermediarios. Debía ser el mismo transportador quien realizara todos los servicios de transporte de emigrantes e inmigrantes y de sus equipajes en los puertos de embarque y desembarque y el cambio de moneda. El Estado debía vigilar la acción de los intermediarios y en caso de percibir estos una remuneración exagerada o tarifas de cambio abusivas deberían devolver aquellas sumas recibidas en exceso y exponerse a sanciones penales. Sobre la manutención de aquellas familias que quedaran en el país de emigración, cuando el obrero se encontrara en el país de inmigración y en muchos casos este rechazaba cumplir con los gastos de su manutención, deberían ser facilitados en los países de inmigración procedimientos que permitieran destinar una pensión alimenticia a las familias que hubieran quedado en el país de origen. Esta resolución fue firmada por España, pero no por Brasil, al no ser un país emisor de emigración. Sobre los conceptos de cooperación, mutualidad y previdencia, los países de emigración debían favorecer la adhesión de los súbditos extranjeros a las sociedades de socorros mutuos y de asistencia que hubieran sido creadas por nacionales, bajo las mismas condiciones en cuanto a deberes, derechos y privilegios. Con el fin de fomentar dicha participación, las autoridades de los países de emigración deberían recomendar a sus nacionales dicha participación y también se debería permitir que los inmigrantes pudieran formar ellos mismos asociaciones de esta naturaleza, siguiendo las leyes del 34


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país donde residieran. En caso de que no existiera ninguna asociación de asistencia o de socorros mutuos, recibirían todas las facilidades posibles por parte de las autoridades del país, obteniendo el mismo trato que las organizaciones nacionales y dichas disposiciones se extenderían igualmente a aquellos grupos que tuvieran como fin la cooperación en materia de producción del trabajo, consumo, y compra-venta. Tampoco Brasil firmó esta resolución. Los emigrantes podrían recurrir a los cónsules de un país extranjero en caso de ausencia del cónsul de su propio país, cuando existiera un acuerdo entre ambos países y las autoridades del país de residencia. Obtendrían asistencia legal y judicial, estableciendo los Estados de emigración e inmigración acuerdos de reciprocidad, igualdad y tratamiento con los nacionales. Se autorizaría a los cónsules a intervenir en interés del demandante cuando se hubieran estipulado convenciones consulares, frente a las autoridades administrativas y judiciales. Cada Gobierno debía también favorecer la constitución y acción de asociaciones privadas que prestaran asistencia legal a los emigrantes debiendo estas asociaciones organizar entre ellas una cooperación sistemática, aunque esta última resolución no fue firmada por Brasil ni tampoco firmó la resolución de que debería garantizarse la acción de las asociaciones de asistencia a los emigrantes en asuntos morales, económicos y jurídicos y no ser creadas trabas a su actuación por parte de las autoridades del país de inmigración. Se acordó también garantizar la asistencia internacional a los inválidos de guerra, especialmente en lo relativo a las pensiones y asistencia médica, garantizado por acuerdos de reciprocidad entre los Estados interesados de aquellos inválidos de guerra que residieran en estos países. Otros acuerdos alcanzados fueron la creación de una carta-postal especial para los emigrantes, creada por la Unión Postal Universal para facilitar los contactos de los emigrantes con sus familias que hubieran quedado en el país de origen, resolución que no fue firmada por España. También se acordó la publicación de un Código del Emigrante. A tal fin los países de emigración e inmigración deberían codificar sus leyes sobre emigración y trabajo y llegar al acuerdo de publicar en común una recopilación sistemática de leyes y reglamentos en vigor sobre la emigración y la situación jurídica de los trabajadores extranjeros. Sobre los medios a adoptar para adecuar la emigración a las necesidades de mano de obra de los países de inmigración y cooperación entre los servicios de emigración e inmigración de los diferentes países, se acordó el intercambio de informaciones que fueran de interés para los emigrantes. Para ello, cada Estado, bien fuera emisor o receptor de emigración podría recibir de otro Estado periódicamente todas las informaciones relativas a emigración e inmigración, como cual era la situación del mercado de trabajo y las disponibilidades y necesidades de mano de obra para cada profesión, así como aspectos relativos a la remuneración. También se acordó la adopción de un carnet de identidad para el emigrante que fuera válido para todos los países y que sirviera para disminuir sus gastos y las formalidades exigidas facilitando así su circulación y establecimiento en el país de inmigración. El carnet de identidad tendría un modelo uniforme y sería establecido por los países interesados y expedido de forma gratuita o con gastos mínimos. Brasil no firmó esta resolución. 35


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Las estadísticas de emigración e inmigración serían coordinadas internacionalmente con el fin de estudiar y solucionar los problemas internacionales que acarreaba la emigración e inmigración. Los Estados establecerían acuerdos mutuos y adoptarían siempre que fuera posible métodos uniformes, publicando las estadísticas de emigración e inmigración así como las repatriaciones y tránsitos, distinguiendo en ellas a los nacionales y a los extranjeros y discriminando la información por sexo, edad, profesión, nacionalidad, país último de residencia, país de destino, condiciones higiénicas y sanitarias del transporte de emigrantes. La edad quedaría especificada de la siguiente manera: aquellos menores de 15 años, los que se encuentran entre los 15 y los 55 y los que estaban por encima de 55 años. En cuanto a la profesión se podrían adoptar diferentes categorías: agricultores, obreros industriales, ocupaciones comerciales y empleo privado, profesiones liberales, ocupaciones diversas, ocupaciones no determinadas y los no trabajadores. Se tomarían medidas dirigidas a la represión de la emigración e inmigración clandestinas por medio de penas severas para aquellos que animaran o facilitaran la violación de las leyes y reglamentos que existieran en los países de emigración e inmigración, evitando de esta forma riesgos para el emigrante que penetrara de modo fraudulento en cualquier país y también por medio de acuerdos entre los países de emigración, inmigración y tránsito. En cuanto a evitar la entrada en el país de inmigrantes indeseables, los países de inmigración deberían comunicar a las oficinas interesadas del país de emigración los textos de las leyes y reglamentos así como las disposiciones administrativas que trataran sobre estos emigrantes y los servicios interesados de los países de emigración deberían realizar toda la publicidad posible en su propio país. Asimismo las autoridades de emigración de los países emisores de ésta deberían tomar las medidas necesarias para impedir que sus súbditos se dirigieran a un país donde no fueran admitidos. Debería existir una uniformización de los pasaportes y simplificación de las formalidades de expedición y visado. Se expresaba el deseo de que los pasaportes fueran abolidos y que mientras tanto fuera adoptado un tipo único de pasaporte individual y familiar simplificado y que las gestiones para la obtención del pasaporte y de los visados se realizaran del modo más rápido posible. Para evitar desplazamientos largos y costosos del emigrante se expresaba el deseo de que las oficinas donde se expedían los mismos se localizasen en lugares cercanos al lugar de residencia de los emigrantes evitando su concentración en las grandes ciudades, y que su expedición fuera realizada por las autoridades locales. Asimismo, los consulados de los países de inmigración, que se localizaban en los puertos de embarque podrían visar los pasaportes de aquellos emigrantes que fueran a embarcar y que las tarifas para la expedición de pasaportes y visados para los emigrantes fueran lo más reducidas y uniformes. También expresaba el deseo de que se eliminara el visado de tránsito y su tasa cuando el emigrante mostrase su billete de viaje en donde se comprobara que se dirigía al país de destino como emigrante o como repatriado. Los reclutamientos colectivos de trabajadores para el extranjero deberían someterse a una reglamentación que no afectara a los intereses materiales y morales de los trabajadores. Dichos reclutamientos podrían someterse en cada país a la autorización de las autoridades de cada Estado, las cuales podrían decidir que dicho reclutamiento solamente fuera realizado por oficinas de colocación y emigración. El Gobierno podría 36


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establecer las condiciones de reclutamiento después de obtener el parecer de patronos y trabajadores de las industrias de los dos países. El examen sanitario y profesional de cada trabajador que se fuera a reclutar podría ser exigido por el patrón. Cuando la recluta o llegada de trabajadores a un país pudiera perjudicar los intereses de las clases obreras de los países de emigración e inmigración, cada país podría impedirlo y podría establecer la condición de que fueran indicadas las condiciones generales, en cada contrato realizado entre el patrono y el trabajador, condiciones que deberían haber sido pactadas de antemano entre las autoridades del país de emigración y el de inmigración. En ellos quedaría garantizado que los salarios y tratamiento en general del trabajador extranjero no serían inferiores a los de los trabajadores de su misma categoría y el patrón garantizaría además que en el momento de la recluta no existía en la empresa de destino a donde se dirigía el trabajador ni huelgas ni cierres patronales. Los contratos realizados entre patronos y trabajadores en el país de origen tendrían plena validez en el país de destino, excepto cuando contuvieran cláusulas contrarias al orden público y a las leyes y reglamentos del último. Los trabajadores que contrajeran obligaciones por medio de sus contratos de trabajo no podrían ser sometidos en el país de inmigración a ninguna acción coercitiva ni a sanciones administrativas o judiciales. Se acordaron también principios relativos al establecimiento y ejecución de los contratos de trabajo: que los contratos individuales elaborados bajo la base de un contrato tipo por las autoridades de un país de emigración no fueran válidos en el país de inmigración si éstas no hubieran sido establecidas de acuerdo con las autoridades de este último país aplicando este principio a los trabajadores sin distinción de nacionalidad, que la autoridad competente del país de emigración no exigiera un salario superior en el contrato de trabajo que el salario normal en vigor en el país de inmigración para cada categoría de trabajadores en cada establecimiento y en cada región y a excepción de ciertas primas y suplementos necesarios en algunos casos y que la autoridad competente del país de inmigración no ejerciera una acción depresiva sobre los salarios. Los contratos de trabajo deberían estar sometidos a vigilancia para prevenir retenciones sobre los salarios y que éstos no se convirtieran en un modo de explotación del trabajador extranjero. Para ello, aquellos Estados que no tuvieran una legislación que limitara y reglamentara las retenciones de salarios deberían adoptarla y las cláusulas generales de los contratos limitarían y reglamentarían dichas retenciones. Esta resolución no fue firmada por Brasil. Respeto a la religión y costumbres tradicionales de los inmigrantes o trabajadores extranjeros, serían respetadas en los países de residencia siempre y cuando no fueran contrarias a las leyes del país. Otros puntos fueron el intercambio de obreros cualificados para determinados trabajos y la emigración de trabajadores intelectuales por medio de la firma de acuerdos para solucionar de modo recíproco la necesidad de este tipo de trabajadores, resolución no firmada por Brasil. Se acordó también el intercambio de informaciones demográficas relativas a los súbditos extranjeros para determinar estadísticamente la composición cuantitativa y cualitativa de los grupos de extranjeros que residieran en cada país y para ello cada Gobierno debería proporcionar a los Gobiernos interesados todas las informaciones disponibles de su censo nacional.

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Los Principios Generales de los Tratados de Emigración a los que se llegó fueron que según los acuerdos debería existir una Definición Internacional de Emigrante e Inmigrante. Al presentar diferentes inconvenientes la diversidad de definiciones de emigrante e inmigrante que existían en las legislaciones de los países, se debería adoptar una definición uniforme y la Conferencia sugirió la siguiente definición: “se considera inmigrante el que abandona su país con el fin de buscar trabajo o el que acompaña o va a reunirse, sea su cónyuge, sus ascendientes o descendientes, sean sus hermanos o hermanas, sus tíos o tías, sus nietos o nietas, o sus cónyuges, emigrados con el mismo fin, o el que retorna, en las mismas condiciones al país donde ya ha inmigrado precedentemente”.

La Conferencia entendía por emigrante aquel individuo antes definido desde el momento en que hacía los preparativos con vistas a partir, hasta el momento en el que penetraba en el país de destino. Desde ese momento, el individuo se encontraría sometido a las leyes, reglamentos y convenciones de este último país. La definición final de “inmigrante” que estableció la Conferencia fue: “todo extranjero que llega a un país para buscar allí trabajo y con la intención expresa o presumible de establecerse allí de un modo permanente. Es considerado como simple trabajador todo extranjero que llega a un país con el único fin de trabajar allí temporalmente”.

En cuanto al estatuto del emigrante, la libertad de emigrar debería ser reconocida, excepto en los casos en que hubiera restricciones por razones de orden público, económico y social causadas por el estado del mercado de trabajo y por intereses higiénicos, sanitarios y morales, y debería ser prohibida a aquellas personas que se encontraban en los supuestos anteriores. Para mantener la unidad de las familias, debería ser reconocida la libertad de emigrar e inmigrar para los diferentes miembros de la familia de un emigrante, siempre y cuando no existieran motivos de orden público, higiénico, sanitario o moral. Los emigrantes, durante su recluta y transporte deberían tener garantizados sus derechos e intereses en sus informes con los reclutadores y las compañías de navegación, y dicha protección debería asimismo ser extendida a los extranjeros en tránsito. Para proteger al emigrante del rechazo y de otros males que esperaban a aquellos inmigrantes que penetraran fraudulentamente en un país, se debería castigar severamente a aquellos que animaran y facilitaran la violación de las leyes y reglamentos que existieran tanto en el país de emigración como de inmigración. Para ello, tanto los países de emigración como de inmigración deberían prestarse una ayuda recíproca para evitar tales hechos concernientes a la emigración e inmigración clandestina. En el país de inmigración, tanto los inmigrantes como los trabajadores extranjeros y sus familias podrían gozar de los mismos derechos que los nacionales y podrían ser admitidos a todos los oficios y profesiones en las mismas condiciones que los nacionales, salvo determinadas excepciones establecidas por motivos de defensa nacional, orden público o debido a la marcha del mercado de trabajo. Tampoco las tasas e impuestos a los que los trabajadores extranjeros estuvieran sometidos en el país de inmigración podrían ser superiores a los de los nacionales y podrían gozar al igual que ellos de la asistencia jurídica gratuita. Tendrían también los mismos derechos en lo referente a las leyes sobre la protección del trabajo e indemnizaciones en caso de accidente y admisiones en asociaciones profesionales y sindicatos y beneficencia de seguros sociales, siempre y cuando la reciprocidad ofreciera ventajas equivalentes.

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También la protección y socorro deberían ser proporcionadas a las asociaciones privadas para protección de los emigrantes. Sobre los principios fundamentales de acuerdos internacionales en materia de colonización, los acuerdos realizados entre diferentes países interesados en este asunto deberían seguir los siguientes principios: facilitar el acceso a las tierras libres o privadas por medio de concesiones especiales a los inmigrantes o empresas de colonización y garantizar los ahorros y depósitos de los colonos. Para garantizar el bienestar moral y económico de los colonos se admitiría a sus familias y se les garantizarían sus derechos de libertad individual y propiedad, pero esta última resolución no fue firmada por España. Habría también igualdad de trato en materia de reparación de accidentes, sin que pudiera haber lugar a un trato menos favorable a los extranjeros que a los nacionales. Sobre los seguros sociales, los trabajadores empleados sucesivamente en muchos países podrían conservar el beneficio de los periodos de tiempo que hubieran pasado en cada país, calculando las prestaciones y rentas relativas a la previsión y seguridad y beneficiarse eventualmente de las primas acordadas por cada Estado a sus súbditos por las leyes de previsión y seguridad. Debería existir cooperación de los servicios para el pago de rentas que derivaban de los seguros sociales de un país a los residentes en otro. Deberían también tomarse medidas que condujeran a facilitar a los trabajadores extranjeros en su país de residencia el pago de las indemnizaciones, prestaciones y rentas adquiridas por ellos en otro país aplicándose la legislación de este último país y se designaría a organizaciones del país de residencia encargadas de establecer contactos con los organismos competentes del otro país para obtener la documentación exigida. Los trabajadores extranjeros serían admitidos a las comisiones de conciliación y arbitraje para solución de conflictos colectivos entre patronos y asalariados dirigidas a la búsqueda de soluciones pacíficas en los conflictos de trabajo. La Conferencia desarrolló durante los días que tuvo lugar una intensa agenda cuyos puntos han quedado resumidos más arriba. Sin embargo, en muchos sectores se consideró que los acuerdos adoptados por la Conferencia carecían de valor, debido a que en ella no estaban representados los intereses obreros. Desde los medios periodísticos españoles que representaban al emigrante, se consideró que la Conferencia fue organizada por el Gobierno italiano para obtener resultados muy ventajosos para su país y que la Conferencia de Roma fue organizada por Italia para dirigir su propia emigración pero también para intervenir en la emigración internacional. Antes de ser realizada, ya habían tenido lugar importantes protestas ya que los italianos pretendían que fueran sus puertos los puntos de embarque de los emigrantes balcánicos y orientales, pero contra este propósito se alzaron algunos países como Bélgica que tenía sus propios intereses en que el embarque se hiciera por sus puertos. Además en muchos sectores se consideraba que el estudio y encauzamiento de la emigración correspondía a la Organización Internacional del Trabajo y no a la Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración, por ello, las organizaciones obreras de todo el mundo negaron su apoyo a la Conferencia de Roma y no acudió ninguna delegación de ninguna organización obrera importante.19

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La Emigración española, 15/07/1924, p. 125.

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La II Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración20 fue fijada para el año 1927, pero tuvo lugar en La Habana en 1928.21 La sesión inaugural se celebró el 31 de marzo y fue clausurada el 17 de abril del mismo año, tomando parte en ella los siguientes países: Argentina, Austria, Bélgica, Bolivia, Checoslovaquia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dánzig, Ecuador, Egipto, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Haití, Holanda, Hungría, Italia, Japón, Letonia, Méjico, Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Portugal, República Dominicana, Rumanía, San Marino, San Salvador, Suiza, Uruguay y Venezuela. Como países observadores figuraban Alemania, Australia Gran Bretaña, Suecia y Unión Sudafricana. Las instituciones internacionales invitadas fueron la Sociedad de Naciones, el Instituto Internacional de Agricultura, la Oficina Internacional del Trabajo, la Liga Protectora del Inmigrante, la Asociación Internacional de las Organizaciones privadas para la Protección de los Migrantes y la Oficina Panamericana de Eugenesia y Homicultura. El orden del día que había sido preparado por el Comité Directivo de la Primera Conferencia que tuvo lugar en 1924 comprendía 39 cuestiones que habían sido propuestas por los Gobiernos de Bélgica, Cuba, Dánzig, Finlandia, Francia, Italia, Polonia, Santo Domingo y Suiza.22 Entre las casi 40 naciones que tomaron parte, estaban algunas europeas y la mayoría latinoamericanas. Estas últimas pretendían que los Gobiernos europeos accedieran a sus demandas de mejorar las condiciones de la inmigración en Europa. El objetivo de la Conferencia era llegar a la redacción de un código de inmigración que pudiera adaptarse a todos los países. Para ello se crearon 5 Comisiones. La primera se encargó del transporte y protección de los emigrantes así como de la higiene y servicios sanitarios. La segunda Comisión discutió asuntos relativos a la asistencia a los emigrados, cooperación, previsión y mutualidad. La tercera deliberó sobre los medios que habían de adoptarse para ajustar la emigración a las necesidades de mano de obra de los países de inmigración y la cooperación entre los servicios de emigración y de inmigración de los diversos países. La cuarta Comisión trató además de sobre una serie de cuestiones diversas, sobre los principios generales de los tratados de inmigración, y la quinta Comisión examinó las resoluciones de la Conferencia de Roma y el curso que debía darse a las mismas. Al final de la Conferencia se expresó el deseo de que se realizara una III Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración, en Madrid. Brasil consideró que el asunto de la inmigración importaba particularmente a cada país y decidió no tomar parte en esta II Conferencia porque creía que no era posible dictar leyes comunes sobre emigración e inmigración para grupos de naciones. 23 En efecto, las Delegaciones que representaron en estas dos Conferencias a los distintos países tenían muchas veces intereses opuestos y sus acuerdos no prosperaron en muchos casos y se quedaron en simples intenciones.24

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OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO: La reglamentación de las migraciones. La Habana. Comisión organizadora de la II Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración, 1928. 21 MINISTERIO DE TRABAJO, COMERCIO E INDUSTRIA: La II Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración. Madrid. Hijos de T. Minuesa de los Ríos, 1928. 22 La Vanguardia, 30/03/1928, p. 24. 23 La Vanguardia, 1/04/1928, p. 31. 24 La Emigración española, 20/04/1928, pp. 57-58; 5/05/1928, pp. 65-69; 20/05/1928, pp. 73-77 y 5/06/1928, pp. 81-85.

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MEDIDAS LEGALES Y CREACIÓN DE INSTITUCIONES BRASILEÑAS PARA FOMENTO DE LA EMIGRACIÓN Y COLONIZACIÓN

Desde la época colonial, Brasil se había sido surtido de brazos esclavos africanos, aunque durante una larga etapa ya anterior al establecimiento del Imperio en 1822, este país venía siendo acosado por Inglaterra para que cesara tal actividad, presión que se hizo más fuerte desde la declaración de la independencia de Brasil en este año. En la Constitución de 1824, el emperador D. Pedro I plasmó su interés personal en el poblamiento y explotación de nuevas regiones de Brasil por brazos no portugueses y dirigió una política colonizadora con la creación de diferentes núcleos coloniales en el país en oposición a los intereses de los grandes terratenientes que consideraban las subvenciones como un gasto innecesario. Hostigado por Inglaterra, Brasil comenzó a preocuparse por la introducción de mano de obra europea y a adoptar una serie de disposiciones legislativas para terminar con la esclavitud. Al abdicar D. Pedro I al trono de Brasil en nombre de su hijo, el futuro Pedro II el 7 de abril de 1831, fue abandonada la política de subvenciones que se había comenzado en su mandato para la creación de núcleos coloniales. La Ley del 7 de noviembre de 1731 prohibía la importación de esclavos a Brasil, pero dicha medida no había surtido efecto. La Ley nº 581 del 4 de septiembre de 1850, de Eusébio de Queiroz, establecía medidas sobre la represión del tráfico de esclavos en Brasil. A estas medidas se opusieron tenazmente desde un principio los terratenientes del café y del azúcar brasileños que contaban con esta mano de obra para la explotación de sus haciendas, pero el comercio del tráfico de esclavos procedentes de África continuó de modo clandestino para proveer de mano de obra las diferentes plantaciones. Siendo un comercio ilegal pero que continuaba dándose, diferentes abolicionistas seguían realizando su campaña para que se prohibiera severamente este comercio, llegándose a dictar la Ley del 28 de septiembre de 1871, la Ley del 28 de septiembre de 1885 y la Ley del 13 de mayo de 1888. La primera de ellas, la Ley nº 2.040 del 28 de septiembre de 1871 o Ley del vientre libre, del Vizconde de Rio Branco, declaraba que todos aquellos hijos nacidos de mujer esclava posteriormente a la fecha de entrada en vigor de la ley, eran libres. La Ley nº 3.270, conocida como Ley Saraiva-Cotegipe o Ley de los Sexagenarios fue promulgada el 28 de septiembre de 1885 y dictaba la liberación de los esclavos mayores de 65 años y la última ley, de 13 de mayo de 1888 o Ley Aúrea, firmada por la Princesa Isabel ordenaba la abolición inmediata de la esclavitud en este país, quedando liberados 750.000 esclavos. En dicho contexto, los trabajadores europeos comenzaron a llegar a este país desde 1845 favorecidos por el Estado y el 18 de septiembre de 1850 una ley era promulgada para atender la emigración, por la cual se establecían medidas para medir, deslindar y vender tierras públicas facultando al Gobierno a introducir cada año a costa del erario público una cierta cantidad de inmigrantes. La ley perseguía con sus medidas introducir en Brasil una cantidad suficiente de colonos que se dedicaran a trabajar en las propiedades agrícolas de los particulares, la introducción de artesanos, industriales y obreros para que se emplearan en obras de la administración pública y la formación de colonias agrícolas en aquellos lugares que el territorio brasileño estimase conveniente.

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La Ley del 18 de septiembre de 1850 y una posterior de 1854, disponía la creación de una Oficina General de Tierras Públicas con una serie de oficinas provinciales dependientes de ellas en los puntos más importantes del país para llevar a cabo las diferentes medidas contenidas en la legislación y se pasó a fomentar la iniciativa particular en estrecha colaboración con el Gobierno para la consecución de tales fines, creando sociedades particulares en diferentes provincias del país que mediante la creación de contratos facilitaran la entrada de colonos en el país. Mediante estos contratos se creaban las condiciones necesarias para la puesta en escena de las medidas adoptadas en las leyes, como la creación de hospederías y lugares de acomodación de los inmigrantes tanto por cuenta de las Sociedades como aquellos que llegasen por cuenta propia o espontáneamente. Por lo tanto, las leyes no sólo tenían interés en la introducción de inmigrantes para destinarlos a las propiedades agrícolas, sino también para dirigirlos hacia diferentes trabajos en la ciudad, como podía ser el servicio doméstico o las diferentes industrias o negocios establecidos en ella. Las Sociedades de colonización podrían establecer en Europa agentes de colonización con el fin de conseguir la llegada de dichos inmigrantes a Brasil, pero bajo determinadas exigencias de tipo ético y cumplimiento de los deberes y obligaciones. Entre ellos se encontraba el no engañar a los inmigrantes con ideas falsas sobre Brasil, exigencia que como veremos más adelante, no fue en muchos casos cumplida ni tampoco la obligación que tenían de proporcionar colonos sanos y laboriosos. Los colonos y trabajadores recibían adelantos por parte del Gobierno de una parte o la totalidad del importe del transporte. La finalidad era introducir en el plazo de 5 años un total de 50.000 colonos repartidos entre agricultores con sus familias e individuos. La Associação Central de Colonização, fundada en Rio de Janeiro en 1856, se comprometía a satisfacer la demanda que existía en Brasil de colonos y trabajadores y debía tener una infraestructura para acoger al inmigrante en alojamientos donde existirían diferentes tipos de comodidades y servicios para su llegada así como la preparación de las tierras donde se crearían centros coloniales para que el inmigrante pudiera encontrar a su llegada lugares de acogida para su primer establecimiento. Para cumplir con estos fines, la Asociación recibió un préstamo del Gobierno y subvenciones por cada colono cuyo importe variaría según la edad que tuviera el inmigrante. Esta ayuda se dividiría de tal forma que una parte alcanzara a pagar los gastos del transporte y otra parte se destinaría a que la Asociación pudiera adquirir por compra las tierras que el Estado pusiera a la venta en cualquier provincia del Imperio, para la creación de colonias. Una parte de dichos terrenos adquiridos al Estado se dividirán entre los colonos que podrían adquirirlos por compra o censo perpetuo y otra parte de los terrenos serían destinados a uso privado o público de la Asociación. Así se crearon una serie de Sociedades en diferentes provincias bajo las mismas bases contractuales. Los contratos fundados entre los hacendados y los colonos eran de diferente tipo: algunos establecían el sistema de parcería y otros el de salarios y el de venta de sus tierras a censo.25 25

HEVIA RIQUELME, Anselmo: Informe especial sobre la Colonización en el Brasil. Ministerio de Relaciones Exteriores. Santiago de Chile. Imprenta Nacional, 1908. D. Anselmo Hevia Riquelme, exMinistro Plenipotenciario de Chile en Brasil había solicitado en 1907 por encargo de las autoridades de su país, un informe a Brasil solicitando las leyes relativas a la colonización. Habiendo solicitado al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil los Libros y Boletines que reflejaban las leyes, decretos y reglamentos en tal materia y encargando al Cónsul en Rio de Janeiro que consiguiera en diferentes librerías, impresos relativos al mismo asunto, hasta 1908 nada pudo conseguir. El Ministerio había solicitado a los Estados brasileños las leyes vigentes ya que desde 1895 la colonización se encontraba a

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Las medidas legislativas de fomento de la colonización, con la creación de cientos de colonias y la entrada de inmigrantes europeos continuaron dándose en los siguientes años durante la segunda mitad del s. XIX. Los resultados de estas medidas y de otras que fueron tomadas hasta fin de siglo favorecieron al aumento del flujo inmigratorio. En São Paulo fue creada la Sociedade Promotora de Imigração en 1885, importante Institución canalizadora de la emigración subsidiada a este Estado. La Constitución del 24 de febrero de 1891, tras la abolición del Imperio, estableció la libertad de los diferentes Estados en cuanto a la gestión de los problemas ocasionados por la inmigración y colonización.26 Según ella, Brasil se conformaría como una Federación de 20 Estados con autonomía administrativa y económica. Según esta ley, el Gobierno Federal tendría como misión fomentar la inmigración, pero cuya responsabilidad era de los Estados y São Paulo destacó con su política de fomento de la llegada de inmigrantes frente al resto de los Estados brasileños. De esta manera, numerosas Instituciones fueron creadas a lo largo de todo el territorio brasileño desde el s. XIX para favorecer la entrada, recepción y establecimiento de inmigrantes extranjeros.27 El poblamiento del vasto territorio brasileño con una densidad mínima de población y que en su mayor parte estaba inexplorado y el fin de conseguir el aprovechamiento, la valorización de sus tierras y el desarrollo de industrias variadas a partir de materias primas del país que consiguieran el crecimiento de la riqueza pública fue el principal objetivo de la política brasileña a lo largo de muchas décadas. La introducción de trabajadores extranjeros costeada con dinero público comenzó a realizarse de modo sistemático después de la promulgación de la Ley nº 3.270 del 28 de septiembre de 1885, en la que se expresaba la urgencia de solucionar aquella necesidad y determinó la creación de contratos para la introducción de inmigrantes. El Gobierno, que estaba preocupado con la solución del problema del poblamiento de la nación trató de desarrollar la corriente inmigratoria en Brasil de modo que los inmigrantes vieran cumplidas las promesas realizadas, una vez que llegaban a Brasil y también para que se estimulase la iniciativa particular no solo concediendo auxilios, sino también consiguiendo que se valorizase la tierra y se consiguiese su adquisición, para la cual se llevarían a cabo medidas que facilitasen la adquisición de la tierra y se desarrollase la pequeña propiedad, según el Decreto nº 528 del 28 de junio de 1890 y el Decreto nº 964 del 7 de noviembre de 1890. La ley obligó a los Estados a entregar las tierras desocupadas que se hallaban en ellos, lo que supuso una modificación del sistema de colonización que se había seguido hasta entonces.

cargo de ellos. Por tal razón, Hevia Riquelme se dedicó a la tarea de investigar en diferentes archivos de los ministerios y en las bibliotecas de Rio de Janeiro y Petrópolis. Fruto de su labor fue la publicación de su obra publicada en 1908. El interés de Chile en conocer la legislación brasileña en materia de inmigración y la historia de este fenómeno en Brasil radicaba en que este país andino necesitaba y se ocupaba en dicha época de la inmigración y estudiaba otros casos en qué poder inspirarse. 26 Para más información véase: CARVALHO, Péricles de Melo: “A legislação imigratória do Brasil e a sua evolução”. En: Revista de imigração e colonização, nº 1 (1940), pp. 719-736; DEMORO, Luiz: “As leis de imigração e colonização a través da história do Brasil”. En: Anuário brasileiro de imigração e colonização (1960), pp. 79-81; IOTTI, Luiza Horn (org.): “Imigração e colonização: legislação de 17471915”. Caxias do Sul. EDUCS, 2001; WELLISH, Maurício: Legislação sobre estrangeiros: anotada e atualizada. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1941. 27 GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Elda: La emigración esperada: la política migratoria brasileña desde João VI hasta Getulio Vargas. Madrid. CSIC, 2003.

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Por la Ley nº 126 B del 2 de noviembre de 1892, el servicio de localización de inmigrantes fue transferido a los Estados y el Gobierno Federal quedaría solamente encargado de introducir los inmigrantes según los contratos que ya existían y que más tarde quedaron unificados el 2 de agosto de 1892, por uno firmado por la Compañía Metropolitana. A partir de ese momento pasaron a pertenecer a los Estados las tierras desocupadas. La Ley nº 360 del 30 de diciembre de 1895 que rescindía el contrato con la Compañía Metropolitana, tuvo efecto desde el 5 de septiembre de 1896 y el servicio que el Gobierno estaba realizando para la introducción de inmigrantes cesó desde entonces, al igual que había cesado el servicio de localización de los mismos. Desde ese momento, los Estados estarían encargados de la introducción y localización de inmigrantes llegados a Brasil y el Gobierno solamente se encargaría de la recepción, cuidado y distribución de los extranjeros que llegaban de modo espontáneo para establecerse en este país.28 Con ese fin se mantenía la Hospederia da Ilha das Flores, en Rio de Janeiro, que tras la permanencia necesaria de los inmigrantes, eran transportados gratuitamente hasta el lugar elegido. No todos los espontáneos que llegaban ingresaban en la Hospedería, sino solamente aquellos que deseaban ser dirigidos a otros Estados para la realización de trabajos. Como consecuencia de estos cambios en la política inmigratoria brasileña, se paralizó el servicio de introducción de inmigrantes y para comienzos del s. XX se limitaba al que hacían algunos Estados, sobre todo São Paulo y algunas empresas particulares. Sin embargo, el interés de estas iniciativas estaba más en obtener trabajadores para las cosechas anuales, que inmigrantes que tuvieran la intención de radicarse en la tierra. Era necesario, por lo tanto, continuar con el poblamiento de Brasil y desde los círculos oficiales había propuestas de que se diese comienzo de nuevo a una política de fomento de la inmigración, con gastos limitados y resultados seguros, en los que el Gobierno de Brasil se involucrara en gastos limitados para promocionar aquella inmigración que solamente se fijara al suelo. Estas medidas además, se habían mostrado ineficaces por cuanto acentuaban la desigualdad entre los Estados, no solamente en cuanto al aspecto económico, sino en cuanto a la formación étnica de los mismos. Además, el abandono en que el Gobierno Federal de Brasil había dejado en los últimos años a la inmigración, había favorecido a otros países americanos, como Estados Unidos, que habían continuado recibiendo inmigrantes, sobre todo procedentes de Alemania e Italia. Otro problema serio era que durante los últimos años la red viaria de los ferrocarriles brasileños se había extendido considerablemente, lo que había acarreado un importante gasto público. Sin embargo, la falta de afluencia de inmigrantes hacía que las zonas más aisladas de Brasil continuaran despobladas. Muchos de los inmigrantes que habían llegado en épocas anteriores para trabajar en propiedades agrícolas no habían conseguido convertirse en propietarios y habían regresado a su patria, habiendo utilizado fondos públicos para subvencionar su pasaje. Por otra parte, el Gobierno Federal no quería involucrarse en la dirección de los servicios, sino dejar a los Estados la tarea de buscar mano de obra para las propiedades agrícolas y también animar a las empresas de colonización y sobre todo a las compañías 28

MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Antonio Augusto da Silva no Anno de 1902, 14º da República. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1902, pp. 79-81.

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de ferrocarriles otorgándoles favores que recayesen solamente sobre el servicio ya realizado, sobre los inmigrantes ya localizados y sobre líneas férreas ya establecidas. La acción oficial se limitaría solamente a colaborar con los interesados para regular el poblamiento.29 De 1897 a 1907 la acción que el Gobierno Federal venía realizando a favor de la inmigración, dirigiéndola y localizándola, quedó interrumpida, pero el poder legislativo comprendiendo la inconveniencia de dicha interrupción promulgó la Ley del 30 de diciembre de 1906 autorizando a restaurar el servicio. Dicha ley se puso en práctica por el Decreto nº 6.455 del 19 de abril de 1907 y el Decreto nº 9.081 del 3 de noviembre de 1911 aprobó el nuevo Reglamento, y se crearon la Dirección General y las Inspectorías en los Estados. Brasil necesitaba mano de obra inmigrante para sustituir a los esclavos en las plantaciones, una vez que éstos habían conseguido su libertad en 1888. Pero el objetivo de captar inmigrantes para Brasil no solamente fue éste. Existía también una necesidad de recurrir a mano de obra extranjera para el desarrollo de la economía brasileña, para poblar el extenso territorio que permanecía en gran parte sin explotar y de promover y fomentar la vida económica y social, con la formación y circulación de la riqueza. Las medidas políticas que fomentaban la inmigración durante todo el periodo entre 1880 y 1930, sufrían modificaciones cuando se iba percibiendo que el método utilizado no estaba dando los resultados esperados. Al iniciarse la propaganda en Europa, el método utilizado era la recluta de inmigrantes a tanto por cabeza que sin embargo, una vez que la inmigración ya estaba encaminada para Brasil y se empezó a utilizar el sistema de llamada de nuevos inmigrantes por los familiares, vecinos o conocidos de los que ya habían llegado, quedó demostrado que era un sistema que ya no era necesario y se ensayaron nuevas medidas. Este sistema, además, había acarreado numerosos problemas a Brasil por la falta de selección que había a la hora de organizar grupos de inmigrantes. Reconociendo, por tanto, la necesidad que existía de poblar el territorio brasileño que estaba inexplorado en una gran extensión y poseyendo una gran cantidad de recursos para ser utilizados a favor del desarrollo del país, se promulgó la Ley nº 1.617 del 30 de diciembre de 1906, por la cual el Gobierno brasileño quedaba autorizado a fomentar el poblamiento del suelo, mediante el acuerdo con los Gobiernos de los Estados, empresas de vías férreas y fluviales, compañías particulares o asociaciones, o con simples propietarios, por el régimen que más conviniese a cada caso.30 El año 1907 marca un giro importante en las medidas llevadas a cabo por el Gobierno de Brasil para fomento de los servicios de inmigración y colonización, que a los ojos de los países extranjeros estaba enormemente desprestigiado. El éxodo de los inmigrantes había adquirido enormes proporciones y era necesario revertir la situación por medio de una reestructuración de los servicios de inmigración y poblamiento. Las medidas se dirigirían no a fomentar la inmigración que no se fijaría al suelo brasileño, sino aquella que atraería inmigrantes agricultores que tuvieran la intención de establecerse 29

MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Lauro Severiano Müller no anno de 1904, 16º da República. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1904, p. 23. 30 MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1907, 19º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1907, p. 31.

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definitivamente en el país, creando núcleos de población permanentes y riqueza para la nación y fomentar la población en aquellas vastas zonas inhabitadas que disponían de vías de comunicación gracias a la extensa red de ferrocarriles construida en años anteriores. Por el Decreto nº 6.455 del 19 de abril de 1907,31 se reiniciaron los servicios a favor de la inmigración y colonización, promovidos por la Unión (Gobierno Federal) mediante acuerdo con los Gobiernos estatales, reglamentando el Servicio de Poblamiento del Suelo Nacional. Según dicho Reglamento, este servicio sería promovido por el Gobierno Federal, mediante acuerdo con los Gobiernos estatales, empresas de vías férreas o fluviales, Compañías o Asociaciones y particulares, con o sin auxilio del Gobierno Federal y de los Gobiernos de los Estados. Las bases reglamentares de dicho Decreto establecían a través de 4 capítulos una serie de disposiciones preliminares y diferentes artículos sobre la colonización (sobre los núcleos fundados por los Estados, la colonización realizada por empresas de construcción de carreteras, la colonización desarrollada por compañías o asociaciones de particulares); sobre la inmigración (introducción de inmigrantes, formalidades para su introducción, sobre los servicios de recepción, desembarque, hospedaje, sustento y expedición de los inmigrantes) y sobre la repatriación de los inmigrantes. En primer lugar era necesario adoptar medidas para la recepción y acogida de los inmigrantes en los puertos, sobre todo en el de Rio de Janeiro, capital de Brasil. La Hospederia da Ilha das Flores pasó por remodelaciones para ofrecer instalaciones apropiadas para poder acomodar durante varios días a un número cada vez mayor de inmigrantes y en un corto periodo quedó terminado un nuevo edificio que podría albergar a más de 500. La falta de traductores que permitían una adecuada recepción del inmigrante fue subsanada. Además se iniciaron tareas de reconocimiento de zonas aptas para la instalación de colonos y tras ser nombrados inspectores para este propósito, comenzaron diferentes trabajos en los Estados de Rio de Janeiro, São Paulo, Minas Gerais, Paraná y Santa Catarina. Se firmaron acuerdos con los Estados que ya habían realizado tareas de poblamiento en sus territorios para establecer en ellos a los inmigrantes que fueran llegando, como con Espíritu Santo, Paraná y Rio Grande do Sul, donde se dirigieron los primeros grupos de colonos. Pero era necesario que el Gobierno Federal creara núcleos de población, lo que demoró por la necesidad de realizar exámenes previos para escoger localidades adecuadas para la instalación de los inmigrantes. Se fundaron diferentes núcleos coloniales que según el artículo 5º del Reglamento para el Servicio de Poblamiento del Suelo Nacional, del 19 de abril de 1907 es: “La reunión de lotes medidos y demarcados, de tierras escogidas, fértiles y apropiadas a la agricultura o a la industria agro-pecuaria, en buenas condiciones de salubridad, con abundancia de agua potable para los diversos menesteres de la población, conteniendo cada uno de ellos suficiente área para el desarrollo del trabajo del adquiriente, servidos por carreteras capaces de permitir el transporte cómodo y fácil, en favorable situación económica, y preparados para el establecimiento de inmigrantes como propietarios.”

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MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1908, 20º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1908, pp. 62-80.

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Estos núcleos coloniales se fundaron en los Estados de Santa Catarina, Espíritu Santo y Minas Gerais, y los Estados a su vez fueron creando nuevos núcleos coloniales, con o sin auxilio del Gobierno Federal. También existían Compañías de ferrocarriles que se mostraban interesadas en crear núcleos coloniales a lo largo de las vías creadas. Para ello se creó la Diretoria Geral do Serviço de Povoamento, por Decreto nº 6.479 del 16 de mayo de 1907, con el fin de inspeccionar y encaminar los trabajos sobre inmigración y colonización que según las bases reglamentares estaban fomentados o auxiliados por el Gobierno Federal.32 También fue creado el Serviço de Informações,33 que realizaba su misión de cara al exterior. Abarcaba dos secciones: una primera, de Informaciones Espontáneas, encargada de reunir y preparar documentos oficiales, datos estadísticos y datos exactos sobre asuntos de interés de Brasil que eran enviados para su divulgación a instituciones y empresas del exterior o a la Directoria de Propaganda y Expansão Económica. La otra sección era la de Informações Solicitadas, que se encargaba de dar respuesta a cartas procedentes del extranjero que pedían informaciones sobre asuntos brasileños de interés público, como precios de la tierra, derechos civiles de los extranjeros en Brasil, etc. Otro aspecto que se revisó fue el de la propaganda en el extranjero, organizándose el Serviço de Propaganda e Expansão Económica do Brasil no Extrangeiro, que entre otras funciones, debía fiscalizar en los puertos extranjeros el embarque de emigrantes que llegarían a Brasil, que cumplieran con todas las condiciones exigidas y que tuvieran las cualidades necesarias para alcanzar con éxito su propósito. Fue instituido por Decreto nº 6.668 del 3 de octubre de 1907. La sede de la dirección se estableció en París, en el Boulevard des Italiens, nº 28, anexándole un Museo Comercial y un Escriptorio de Informações. La Dirección se subdividía en 4 delegaciones, cada una rigiendo una circunscripción, situadas en las siguientes ciudades: Génova, cuya acción se desarrollaba en Italia; Viena, con jurisdicción en Austro-Hungría; Antuérpia, a cargo de Bélgica y Holanda, y Barcelona, con jurisdicción sobre España y Portugal. Sin embargo, no fue posible instalar esta última delegación, por enfermedad de su delegado. Mientras tanto, diferentes agencias funcionaban con normalidad situadas en otras ciudades: Berlín, Marsella, Turín, Nápoles y Vigo. En dichos establecimientos se repartían informaciones habladas o escritas sobre Brasil y sobre diferentes aspectos de interés. Se realizaban también publicaciones de periódicos y libros sobre este país, tarjetas postales, pósters, fotografías, mapas, etc., y se preparaban conferencias. También se realizaba propaganda para atraer capitales y divulgar los productos brasileños, como el mate, café, frutas, maderas y tabacos, en Italia, Bélgica, Suiza, Portugal o Inglaterra, con la concesión de premios a particulares que se destacaran en la introducción y venta de estos productos.34 En el Museo Comercial, situado en París, se mostraban los principales productos de exportación y también los más importantes informes, estudios y diferentes publicaciones que existían sobre la agricultura brasileña, las industrias y las riquezas naturales de este país. Los productos que más interés presentaban entre los miles de personas que lo visitaban anualmente eran la hierba mate, poco conocida hasta entonces entre los visitantes, los tabacos, cigarros puros, las maderas, fibras, ceras, resinas, plantas medicinales, etc. Entre los visitantes se encontraban comerciantes, industriales, ingenieros y hombres de letras. Remitía a las delegaciones y agencias muestras de sus productos para su divulgación en los diferentes 32

Ibídem, 1908, pp. 82-85. Ibídem, pp. 85-86. 34 Ibídem, pp. 139-145. 33

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países. En España, en el año 1908, el delegado mostraba dichos productos en el Museo Comercial, en Fomento del Trabajo Nacional y en el Colegio de los Padres Escolapios de Barcelona. Asimismo, en Francia, Inglaterra, Italia, Bélgica, Alemania y Suiza, se organizaron conferencias públicas realizadas por personas relevantes, ofreciendo proyecciones sobre temas generales brasileños y sobre productos de la tierra. Se planeó para los próximos años extender estas conferencias a todos los países donde el servicio de propaganda tuviera representantes o en lugares donde le conviniera a Brasil. Se publicaron un gran número de libros, opúsculos, tarjetas postales, mapas y otras publicaciones para divulgar el progreso que existía en Brasil en todas las áreas. Las publicaciones se realizaron en varias lenguas y se tradujeron al español obras como: Climat et Salubrité de l’état de São Paulo (Brésil), por Nereu Rangel Pestana,35 L’immigration et le Trachoma au Brésil,36 por el mismo autor y el prospecto titulado Salubrité du Brésil.37 Además de estas publicaciones, la Dirección compró otras obras de diferentes autores, como El Brasil: su vida, su trabajo, su futuro: itinerario periodístico, de Manuel Bernárdez.38 También fueron incluidas noticias sobre Brasil en numerosos anuarios publicados en diferentes países, y en España se publicaron entre otros, en el Almanaque Bailly Baillére y en el Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración de España, sus colonias, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, Estados Hispano-Americanos y Portugal. También en diferentes países de Europa se celebraron congresos sobre temas brasileños.39 La Commissão de Expansão Economica do Brazil continuó trabajando en los siguientes años para promocionar los productos brasileños y fue extendiendo sus agencias por 11 países europeos. Estas delegaciones o agencias mantenían contactos con comerciantes e industriales de diferentes ciudades que se mostraban interesados en los recursos naturales de Brasil y en las muestras de sus principales productos. Se crearon numerosas casas que vendían a precio módico el café, té y otros productos brasileños.

Anuncio de casa comercial sobre productos brasileños. Fuente: Diario de Gerona, 13/12/1903, p.4.

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París. Mission brésilienne de propagande et d’expansion economique. Tip. Aillaud & Cía, 1889. París. Mission brésilienne de propagande et d’expansion economique, 1908. 37 DIRECTION DES SERVICES DE PROPAGANDE ET D’EXPANSION ÉCONOMIQUE DU BRÉSIL À L’ÉTRANGER. París, 1909. 38 Buenos Aires. Talleres heliográficos de Ortega y Radaelli, 1908. 39 MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1909, 21º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1909, pp. 177-179. 36

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La Comisión creó también una biblioteca y un archivo para proporcionar informaciones sobre temas brasileños y continuó con las publicaciones. El Gobierno Federal decidió disolver la Comisión por Decreto nº 8.403 del 30 de Noviembre de 1910 para dar otra orientación a este servicio de Brasil en el exterior, que estaba resultando demasiado oneroso.40 Como consecuencia, en 1911 se creó un Escriptorio de Informações en París, en la rue Richelieu nº 59 y a partir de 1911, en la rue Saint Honoré, nº 189 y 191. Otra oficina se encontraba en Ginebra en la rue du Rhône, nº 4, y más adelante se creó en otros países para proporcionar información sobre Brasil, como las condiciones de vida en el país y la colocación de capitales en la agricultura, industria y comercio y también para hacer propaganda del café y otros productos nacionales.41 En los siguientes años se crearon las Cámaras de Commercio Brasileiras, subvencionadas por la Unión y establecidas en primer lugar en París, Bruselas y Hamburgo. Por Portaria del 21 de diciembre de 190742 se presentaban las Instrucciones para la Fundación de Núcleos y Localización de Inmigrantes, que servían de complemento a diversas disposiciones de las Bases Reglamentares para el Servicio de Poblamiento y cuyo fin era facilitar la ejecución de los trabajos de las Comisiones que se encargaban de la fundación de núcleos coloniales.43 En países como Brasil, en los que la demanda de tierras era muy inferior a la oferta, con un gran territorio por poblar y carestía de brazos para tareas agrícolas, el mejor sistema era la venta de lotes de tierras en núcleos coloniales a un bajo precio, para lo que se adoptaron las Instrucciones del 19 de marzo de 1908 para regular el proceso de venta y de distribución de estos lotes de tierras, fundados por cuenta de la Unión.44 En dicho Reglamento se daban instrucciones para fijar los precios de venta de dichos lotes rurales y se regulaba la expedición de títulos y distribución de lotes. A partir de 1908 y como consecuencia de las medidas tomadas anteriormente, hubo un gran incremento de la inmigración. Comparando las entradas de 1908 con las de 1906 y 1907 se constata que hubo un aumento del 70% respecto al primer año y del 48% respecto al segundo, en cuanto a entradas de inmigrantes por el puerto de Rio de Janeiro. En 1908, nuevas Compañías de navegación instalaron nuevas agencias en este 40

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio Dr. Pedro de Toledo no anno de 1911, 23º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Officinas da Directoria Geral de Estadística, 1911, p. 328; MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio Dr. Pedro de Toledo no anno de 1911, 23º da República. Vol. II, Rio de Janeiro. Officinas da Directoria Geral de Estadística, 1911, p. 391. 41 MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Dr. Pedro de Toledo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio no anno de 1912, 91º da independencia e 24º da Republica. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1912, pp. 221-224. 42 Documento emitido por autoridad administrativa conteniendo órdenes, instrucciones sobre aplicación de leyes, recomendaciones, normas de ejecución de servicios, nombramientos, dimisiones, castigos, etc. 43 MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1908, 20º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1908, pp. 107-119. 44 MINISTÉRIO DA INDÚSTRIA, VIAÇÃO E OBRAS PÚBLICAS: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1909, 21º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1909, pp. 78-85.

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puerto y los pasajes de tercera clase tuvieron una considerable caída de precios, sobre todo para los puertos portugueses y españoles, con lo que aumentó el número de personas transportadas hasta allí a precios muy bajos. Brasil recibió en 1908, 26.908 inmigrantes más que en 1907. En el puerto de Rio de Janeiro se verificó un 48,33% más, en el de Santos, un 28,54% más y en los demás puertos brasileños un 51,59% más de entradas de inmigrantes, y la calidad de la inmigración mejoró bastante. Aumentó el porcentaje de inmigrantes que llegaban con sus familias, aptos para el trabajo, portando cierto capital y con ánimo de establecerse en el país. De las 10.425 familias recibidas en Brasil en 1908, 6.248 eran familias de agricultores debido a que la industria agrícola brasileña ofrecía grandes garantías de prosperar y debido también a la facilidad de adquisición de un lote de tierras en núcleos coloniales. La demanda de lotes creció de una manera considerable y el número de inmigrantes espontáneos también creció. Se contabilizaron 74.999 emigrantes, 24.843 de ellos reunidos en 7.035 familias y 50.156 desacompañados. Los inmigrantes subsidiados con pasaje gratuito fueron 19.696. De ellos vinieron por cuenta de la Unión: 11.109, siendo 10.427 agricultores formando 1.920 familias, 30 mineros y 652 obreros y los subvencionados por los Estados y empresas particulares fueron 8.587 de los cuales 8.175 formaron 1.470 familias y 412 sin familias. Por todos estos datos, se comprueba que las medidas tomadas para promocionar la llegada de inmigrantes agricultores con familia y con intención de establecerse definitivamente en Brasil, tuvieron una excelente acogida, tras la promulgación de las Bases para el Servicio de Poblamiento del 19 de abril de 1907. Dichas medidas fueron muy importantes en el caso de la inmigración de españoles, ya que fueron ellos precisamente quienes llegaron a Brasil en 2º puesto en 1908 y 1909, después de los portugueses, dirigiéndose especialmente a Rio de Janeiro y a Santos. Es desde 1908 cuando comienzan a realizarse estadísticas exhaustivas de la inmigración en Brasil, con todo tipo de detalles, discriminando los inmigrantes por puertos de entrada, países de procedencia, puertos de procedencia en esos países, nacionalidades, clasificación por sexo, estado civil y edad de los inmigrantes, profesiones, Compañías a las que pertenecían los barcos de vapor que desembarcaron inmigrantes, como las españolas Transatlántica de Barcelona y Pinillos, Izquierdo y Compañía. De España llegaban inmigrantes de los siguientes puertos: Vigo, Málaga, Almería, La Coruña, Cádiz, Barcelona, Valencia, Las Palmas, Villagarcía, Alicante, Tenerife, Carril, Santander y Bilbao.45 Las Hospederías ya construidas en los diferentes Estados tuvieron reformas y mejoras y se comenzaron a construir otras nuevas en otros Estados para la recepción, acogida y distribución de los inmigrantes. En 1908 se realizan también trabajos de fundación de nuevos núcleos coloniales en los Estados de Espíritu Santo, Rio de Janeiro, Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, adonde se dirigieron inmigrantes de diferentes nacionalidades.46 Continuaron los siguientes años las medidas de fomento de la inmigración ya comenzadas. Los servicios oficiales de recepción, acogida y dirección de los inmigrantes hacia su destino, desde el momento en que éstos llegaban a Brasil a bordo de los vapores, hasta que los mismos se instalaban dentro o fuera de los núcleos coloniales, según sus diferentes profesiones y sus deseos, desempeñaron en estos años un papel muy activo. 45 46

Ibídem, pp. 93-114. Ibídem, pp. 118-166.

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Cuando los vapores llegaban al puerto de destino, realizaban en ellos una visita las autoridades fiscales, sanitarias y los intérpretes de la Diretoria Geral do Serviço de Povoamento. Los comandantes de dichos barcos les entregaban las listas legalizadas de todos los inmigrantes, les proporcionaban todas las aclaraciones que éstos necesitaran y pasaban a ofrecerles a los inmigrantes el desembarque, el hospedaje y cualquier otra ayuda que por reglamento pudieran proporcionar. Se realizaba entonces el servicio de desembarque, reembarque para otras localidades y despacho de equipajes. Los inmigrantes recibían más informaciones en las oficinas centrales de Inmigración, en Ilha das Flores, en Rio de Janeiro, en la Inspectoria de Immigração en Santos, en la Agencia Official de Colonização e Trabalho en São Paulo, en las Inspectorias do Serviço de Povoamento y en las Hospederías de los demás Estados. Según el lugar de destino que hubieran elegido, les eran proporcionados pasajes en líneas de barcos a vapor por la costa o en ferrocarriles por el interior del país. Aquellos que se ocuparían de tareas agrícolas serían transportados en coches a los núcleos coloniales y serían alojados durante el viaje en diferentes establecimientos. Aquellos que llegaban como pobladores a los núcleos, recibirían durante los primeros días hospedaje en galpones. Las familias realizaban entonces la elección del lote que quisieran. En cada lote se encontraba ya un área de terreno desbravada para que se pudiera iniciar el cultivo. Los colonos tenían la posibilidad de construir la casa dentro del lote, a su gusto o elegir un lote que ya tuviera una casa construida dentro. También recibían herramientas y semillas gratis que sirvieran para comenzar los primeros cultivos de sus tierras. Aquellos que necesitaban dinero para subsistir hasta que obtuvieran su primera cosecha podían trabajar bajo salario en el núcleo colonial o a destajo.

Inspectoría de Inmigração, Santos. Fuente: DEPARTAMENTO ESTADUAL DO TRABALHO. SECÇÃO DE INFORMAÇÕES: Regimen Immigratorio do Estado de S. Paulo. São Paulo. Typographia Brasil de Rothschild & C., 1923.

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La forma de adquisición de los lotes variaba según fuera el agricultor en familia o sin ella. Aquel que estaba con su familia podía comprar el lote rural al contado o a plazos, pero el agricultor que iba sin familia, solamente podía comprarlo al contado. La posibilidad de adquirir un nuevo lote se daba si el cultivo del primero se había desarrollado de buen modo o si la familia, que debía tener por lo menos 5 miembros hábiles para las tareas agrícolas ya había realizado el pago total del primer lote. En los núcleos coloniales se habilitaban servicios de farmacia, centros de instrucción primaria y correos que se organizaban una vez que llegaban los primeros inmigrantes. Así llegaban los inmigrantes que recibían cartas de llamada de sus parientes, amigos y conocidos.47 Para facilitar la vida de los colonos y que se adaptaran de la mejor manera a la nueva tierra existían ya para el comienzo de la segunda década del s. XX en la mayor parte de los núcleos coloniales, escuelas públicas de enseñanza primaria, campos de demostración, puestos meteorológicos, talleres e instrumentos, máquinas y utensilios agrícolas. También había casas de comercio y pequeños establecimientos industriales de propiedad privada. Aquellos Estados donde en esta época se desarrollaban los principales núcleos coloniales eran Espíritu Santo, Rio de Janeiro, Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul.

Grupo de casas donde viven los colonos. Fuente: Ave Maria, 8/01/1911, p. 73.

Sin embargo, era necesario incentivar la inmigración a los Estados del norte de Brasil, en cuyos puertos desembarcaban una cantidad muy inferior de inmigrantes que en los puertos de los demás Estados. Para ello, el Congreso Nacional decretó por la Ley nº 2.443 A del 5 de enero de 1912 y en su artículo 5º se establecía que serían construidas

47

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio Dr. Pedro de Toledo no anno de 1911, 23º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Officinas da Directoria Geral de Estadística, 1911, pp. 35-42.

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en Belem, Manaos y el territorio de Acre, hospederías como la de la Ilha das Flores de Rio de Janeiro. Las autoridades brasileñas eran conscientes de que el desarrollo de la colonización en este país y la promoción de los productos brasileños en el exterior y la expansión del comercio internacional dependían en gran modo de la frecuencia de los transportes por mar, de su bajo precio y de la rapidez de los viajes. Era necesario establecer servicios regulares. El Gobierno de São Paulo firmó contratos con diferentes Compañías de navegación italianas entre Brasil e Italia, con escalas en Recife y Bahia, siendo Santos el último puerto del viaje que sería subvencionado por la Unión, ya que era Italia uno de los países de donde llegaban en mayor cantidad los inmigrantes. Compañías de navegación como Navigatione Generale Italiana, La Veloce, Lloyd Italiano e Italia, establecieron líneas regulares directas de vapores entre estos países.48 Hasta casi el final del año 1911, en los núcleos coloniales dependientes del Gobierno Federal eran solamente admitidos colonos brasileños en un porcentaje del 10% de los extranjeros que estuvieran localizados en ellos. Por el Decreto nº 9.081 del 3 de noviembre de 1911 dicho porcentaje fue elevado al 30% y en 1913 quedó establecido en el 50%. La I Guerra Mundial supuso un descenso considerable de la llegada de inmigrantes a Brasil. Aquellos que se introducían en el país se dirigían fundamentalmente a las propiedades agrícolas particulares y existían numerosos lotes sin ocupar en núcleos coloniales. A su vez, desde hacía años, la fuerte sequía que existía en los Estados del norte de Brasil, estaban empujando a una cada vez mayor cantidad de nordestinos hacia los otros Estados del país y existían numerosas solicitudes de nacionales que querían instalarse en dichos lotes, pero estaban impedidos de realizarlo ya que no podían exceder del porcentaje fijado por ley. La situación entre estos nacionales era de extrema penuria. Desde 1915 se establecieron una serie de ayudas a los nacionales que antes eran exclusivas de los inmigrantes extranjeros. Estas ayudas eran, entre otras: -

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El transporte de los miembros de la familia, de los equipajes y de los instrumentos agrícolas desde la capital Federal (Rio de Janeiro) o desde las capitales de los Estados de São Paulo, Minas Gerais, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, hasta la sede de la colonia. Podrían hospedarse en el núcleo colonial mientras fuera necesario hasta la elección libre del lote. Se podría trabajar en las obras del núcleo colonial hasta que se realizara la primera cosecha durante un tiempo de 15 días por cada jefe de familia o hijo mayor. Recibirían gratuitamente las herramientas de trabajo principales y las semillas necesarias.

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MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Dr. Pedro de Toledo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio no anno de 1912, 91º da independencia e 24º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1912, pp. XLV-XLVI.

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Podrían obtener un lote de 25 hectáreas a un bajo precio pagándolo al contado o a largo plazo y comenzándolo a pagar al final del tercer año de localización, y podría tener o no tener casa en él. En caso de querer construir una casa propia, tendrían derecho a un alojamiento provisional. Durante el primer año de residencia en el núcleo colonial tendrían derecho a asistencia médica y medicinas gratis. Encontrarían facilidades para el envío de la correspondencia telegráfica o postal, y Los niños tendrían derecho a la educación primaria gratuita.

Desde 1914 comenzó a sentirse en Brasil con más intensidad el desempleo. La mayoría de los desempleados eran nacionales, pero había también una gran cantidad de extranjeros y entre ellos españoles que ya eran residentes en el país hacía tiempo. La I Guerra Mundial había golpeado seriamente la economía y la sociedad brasileña. La vida se había encarecido de un modo importante en Brasil y faltaba trabajo. En Rio de Janeiro, en la Hospederia da Ilha das Flores comenzó a ofrecerse a los que no tenían trabajo y que se acogían al servicio de colocación oficial, hospedaje y desayuno hasta que pudieran encontrar empleo. La Intendencia de Immigração de Rio de Janeiro y las Inspectorias de Povoamento en los Estados de Belo Horizonte, Curitiba, São Paulo, Florianópolis y Porto Alegre comenzaron a dirigir estas personas hacia las propiedades agrícolas y hacia otros centros de actividad. Los españoles que se dirigieron hacia estos centros fueron en 1915, 516 españoles, en 1916, 582 y en 1917, 588, de un total de 18.650 personas. La cantidad de personas que vagaban sin trabajo por las ciudades era grande.49 Desde 1919, al finalizar la I Guerra Mundial, comenzó a sentirse la recuperación de la inmigración en Brasil y las cifras muestran mayor número de entradas que en los años anteriores. Pero para atender las peticiones de los inmigrantes que deseaban llegar a Brasil como colonos era necesario crear urgentemente nuevas colonias, para lo cual se solicitó a los Estados la cesión de tierras a la Unión para dicho fin. Los Estados consultados fueron Rio Grande do Sul, Paraná, São Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro, Espíritu Santo, Bahia, Pernambuco, Sergipe, Paraíba do Norte, Rio Grande do Norte, Ceará, Piauí, Maranhão, Pará y Amazonas, que fueron los Estados que respondieron y hubo algunos otros Estados que no respondieron. Se solicitaba que dichas tierras estuvieran cerca de los ferrocarriles o de las vías navegables y que reunieran ciertas condiciones como salubridad, fertilidad y buen clima, además de estar exentas de litigios y cargas, que estuvieran bien irrigadas y dotadas de medios fáciles de transporte y cuya área no debía ser inferior a 10.000 hectáreas, En 1919, las delegaciones regionales en los Estados, enviaron 739 españoles, del total de 9.267 personas a dichos núcleos. Para fin de 1919, los españoles que se encontraban en los núcleos emancipados representaban un porcentaje del 4,62 % del total respecto a los inmigrantes procedentes de diversos países, siendo casi inexistentes en los núcleos que todavía no se habían emancipado.50 Estos núcleos coloniales se refieren a aquellos creados por la Unión o Gobierno Federal, ya que existían además, otros núcleos 49

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio, Dr. João Gonçalves Pereira Lima. Anno de 1918. Volume I, pp. 263-268. 50 REPÚBLICA DOS ESTADOS UNIDOS DE BRASIL: Relatório apresentado ao Presidente da República pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio, Ildefonso Simões Lopes. Rio de Janeiro. Papelaria e Typographia Villas-Boas & C. 1920, pp. 57-84.

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coloniales fundados por los diferentes Estados y por particulares, como las compañías de ferrocarriles, como la colonia Nova Galizia, núcleo rural fundado por la Brasil Railway Company. La I Guerra Mundial había supuesto un gran revés a la emigración hacia Brasil y la corriente emigratoria había sido parcialmente interrumpida por esta guerra europea. Entre 1910 y 1914 Brasil había recibido 679.968 inmigrantes de diversas nacionalidades, pero de 1915 a 1920 solamente entraron 155.800 extranjeros y el país dejó de obtener los brazos necesarios para el desarrollo de los diferentes sectores de su economía en un momento en que ésta había despegado fuertemente. Desde esta fecha, el movimiento inmigratorio por los diferentes puertos tendió a aumentar, debido a diferentes disposiciones que venía tomando el Gobierno brasileño y comenzó otra vez a recibir la mano de obra necesaria para el desarrollo de la agricultura y de la industria.

Núcleos coloniales

Localización

Fundación

Emancipación

Affonso Penna

Espíritu Santo

1-09-1908

4-02-1910

Visconde de Mauá

E. de Rio de Janeiro

1-07-1908

31-05-1916

Itatiaya

E. de Rio de Janeiro

3-07-1908

31-05-1916

Inconfidentes

E. de Minas Gerais

5-05-1910

29-05-1918

João Pinheiro

E. de Minas Gerais

5-07-1908

12-01-1916

Monção

E. de São Paulo

25-05-1910

22-05-1918

Bandeirantes

E. de São Paulo

14-09-1908

8-01-1920

Villa Guarany

E. de Paraná

20-01-1909

16-04-1913

Cruz Machado

E. de Paraná

19-12-1910

Yapó

E. de Paraná

7-07-1913

Apucarana

E. de Paraná

1-01-1912

Senador Corrêa

E. de Paraná

15-07-1908

Ivahy

E. de Paraná

10-12-1907

14-04-1913

Iraty

E. de Paraná

30-08-1908

16-04-1913

Jesuino Marcondes

E. de Paraná

15-07-1908

14-04-1913

Itapará

E. de Paraná

26-08-1908

16-04-1913

Tayó

E. de Paraná

15-06-1909

16-04-1913

Annitápolis

E. de Sta. Catarina

12-02-1908

Sem. Esteves Jun.

E. de Sta. Catarina

10-10-1910

Barão do Rio Branco

E. de Sta. Catarina

20-05-1913

8-01-1920

Núcleos Coloniales Federales. Fuente: REPÚBLICA DOS ESTADOS UNIDOS DO BRASIL: Relatório apresentado ao Presidente da República pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio, Ildefonso Simões Lopes. Rio de Janeiro. Papelaria e Typographia Villas-Boas & C. 1920, p. 58.

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En 1920, el Presidente de la República, Sr. Pessoa sancionó un Decreto que reglamentaba la entrada de extranjeros en Brasil. Aquellas personas que hubieran sido expulsadas de otros países, que estuvieran afiliadas a sectas religiosas o a partidos políticos y cuyas teorías fueran perjudiciales para la seguridad nacional, no podrían entrar en Brasil. Tampoco podrían hacerlo los que se habían fugado de otros países y habían sido condenados por homicidio, robo, falsas bancarrotas, contrabando, emisión de moneda falsa y otros delitos cometidos. También se prohibía la entrada de personas discapacitadas físicamente como los mutilados, ciegos, dementes, mendigos y portadores de enfermedades contagiosas o incurables. Aquellos extranjeros que ya se encontraran en Brasil desde hacía más de 5 años como residentes y se encontraran en algunas de las condiciones anteriores, no serían expulsados más que en el caso de que fueran contagiosos. Entre estos casos, solamente se hacían excepciones cuando los extranjeros que ya residían en el país tuvieran medios económicos suficientes para su manutención, los que tuvieran parientes que fueran personas honorables y que fueran responsables por ellos ante las autoridades policiales. Si algún extranjero expulsado del país volviera a él antes de la revocación de la expulsión, será condenado a dos años de prisión y nuevamente expulsado hasta que expirara la pena.51

Residencia de colonos en una propiedad agrícola. Fuente: MINISTERIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO. DIRECTORIA DO SERVIÇO DE POVOAMENTO: Resumo dos dispositivos regulamentares, referentes aos serviços de immigração no Brasil. Vantagens concedidas pelo Governo Federal aos inmigrantes recem-chegados. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1919.

En 1920, de los 699 vapores que entraron por el puerto de Rio de Janeiro, 672 procedían del exterior y 27 de puertos nacionales y de los vapores procedentes del extranjero, solamente 362 transportaban inmigrantes -pasajeros de 2ª y 3ª clase-, que consistían en 51

La Emigración española, 30/01/1921, p. 15.

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3.565 familias formadas por 11.487 personas y 29.021 personas más que llegaban individualmente. De ellos, ningún barco de vapor tenía la bandera española, pero en ellos llegaban entre agricultores, jornaleros o de otras profesiones, 1.852 españoles, solamente superados en número por los italianos, portugueses o turco-árabes y procedían de los puertos españoles de Almería, Barcelona, Coruña, Las Palmas, Tenerife y Vigo. Las Delegaciones Regionales del Servicio de Poblamiento, que se situaban en los Estados de Santa Catarina, Paraná, São Paulo, Minas Gerais y Bahia, dirigieron para el interior de dichos Estados a 8.811 personas de los cuales 858 eran españoles. En esta época funcionaba la Intendencia de Inmigração en el puerto de Rio de Janeiro y el Escriptorio Official de Informações e Collocação de Trabalhadores que estaba constituido por el propio personal de la Intendencia, ambas dependientes del Serviço de Povoamento. Dicho Escritorio Oficial realizaba una gran labor a favor del fomento de la inmigración en Brasil y atendía las cartas que le llegaban de inmigrantes solicitando trabajo o informaciones sobre agricultura, industria y comercio, aspectos legislativos sobre inmigración y favores concedidos a los inmigrantes, colonización y finanzas, vías férreas y marítimas, aspectos geográficos del país, etc. Por la ley en vigor que autorizaba un entendimiento entre los Estados de la Unión y el Gobierno en materia de inmigración, para la introducción de trabajadores de origen europeo pagándoles el viaje y mientras los Estados pagasen la mitad de éste, el Ministerio de Agricultura contactaba los diferentes Estados para informarse sobre la intención de éstos para introducir inmigrantes. Algunos Estados se mostraban interesados, pero otros no por carecer de recursos financieros, como en el caso de Ceará, Manaos, Recife, Natal, Porto Alegre o Sergipe. Otros Estados como Vitória o Minas Gerais aceptaban inmigrantes italianos o alemanes. Algunos Estados que no podían participar pagando la mitad del pasaje de los inmigrantes que se establecieran en sus tierras se mostraban, sin embargo, favorables al asentamiento de los mismos siempre y cuando llegasen por cuenta del Gobierno Federal o espontáneamente para localizarse en núcleos coloniales de la Unión, en empresas de colonización o en tierras adquiridas. En el caso de São Paulo, había firmado por su cuenta diferentes contratos para la introducción de inmigrantes. En 1920, de los inmigrantes españoles -pasajeros de 2ª y 3ª clase- que llegaron a Brasil se distribuyeron de la siguiente manera según los Estados de destino: Recife (112), São Salvador (222), Rio de Janeiro (1.852), Santos (6.889), Florianópolis (4) y Rio Grande do Sul (57).52 El censo general realizado en los núcleos coloniales federales que estaban bajo la inspección del Serviço de Povoamento (Affonso Penna, Annitápolis, Apucarana, Bandeirantes, Barão do Rio Branco, Cruz Machado, Inconfidentes, Iraty, Itatiaya, Ivahy, Itapará, Jesuino Marcondes, João Pinheiro, Monção, Senador Correia, Senador Esteves Junior, Tayó, Vera Guarany, Visconde de Mauá y Yapó), el 31 de diciembre de 1920, muestra como los españoles se situaban en ellos distribuidos en 160 familias formadas por 990 personas (547 hombres y 443 mujeres). Los núcleos coloniales en donde dichas familias se asentaron fueron Affonso Penna (5 familias), Annitápolis (1), Cruz Machado (3), Inconfidentes (44), Itatiaya (1), Monção (105) y Senador Correia

52

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República pelo Ministro de Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio Ildefonso Simões Lopes. Rio de Janeiro. Papelaria e Typographia Villas Roas & C., 1921, pp. 1-16.

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(2). Destacan entre los demás, los núcleos coloniales Monção e Inconfidentes, en donde se establecieron las familias de colonos españoles por cuenta del Gobierno Federal.53 El núcleo colonial Inconfidentes, nombre dado en alusión a los héroes de la Inconfidencia Mineira como Tiradentes y Alvarenga Peixoto, fue creado por la adquisición por el Gobierno Estatal de Minas Gerais en 1908 y 1909 de 810 hectáreas de tierras pertenecientes a diferentes propietarios para creación de una colonia agrícola de extranjeros que fueron más tarde donadas al Gobierno Federal, instalándose la colonia desde 1910. El núcleo colonial Monção se originó entre 1910 y 1914, cuando el Gobierno Federal adquirió estas tierras para crear un núcleo colonial de inmigrantes en la región centro-sur del Estado de São Paulo. A partir de 1920 se reestructura el Servicio de Propaganda de Brasil en el Extranjero, cuyo principal objetivo era atraer capitales y mano de obra para este país, mediante un sistema de propaganda general conociendo las riquezas naturales del país y las ventajas que se presentaban a aquellos que quisieran emigrar. También perseguía una intensificación de los intercambios comerciales, mediante la divulgación y defensa de los productos brasileños e información de los mercados consumidores. Desde entonces, en Brasil existiría una Dirección General dividida en 3 secciones ocupadas del comercio interior y exterior, de la contabilidad y de la documentación. En el extranjero se establecieron 2 Comisariados Generales, uno en Europa y otro en América del Norte, 6 agentes comerciales en Europa, 3 en Estados Unidos, 1 en Japón y 2 en América del Sur. El Servicio de Informaciones del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio pasará a llamarse desde 1920, Serviço de Divulgação e Expansão Commercial.54 En 1922 entraron en Brasil 66.967 inmigrantes por los diferentes puertos de Belem, Recife, São Salvador, Rio de Janeiro, Santos, Paranaguá, Florianópolis y Rio Grande do Sul, ocupando los españoles el tercer lugar con 8.869 inmigrantes.55 En 1923 aumentó la llegada de inmigrantes a Brasil, con la llegada de 86.679 inmigrantes, de los cuales 10.141 eran españoles. La corriente inmigratoria continuaba intensificándose coincidiendo con las diferentes medidas tomadas por el Gobierno Federal y por los Gobiernos regionales para el desarrollo de los servicios de colonización.56 Del total de los inmigrantes españoles que habían llegado a Brasil, 61 habían ingresado por el puerto de Belem, 34 por Recife, 341 por São Salvador, 1.643 por Rio de Janeiro, 8.052 por el de Santos, 2 por Paranaguá, 1 por Florianópolis y 4 por Rio Grande do Sul.57 Continuó en el siguiente año creciendo la llegada de inmigrantes a Brasil por los diferentes puertos brasileños y en 1924 se registró la entrada de 98.125 inmigrantes, considerando a los pasajeros de 2ª y 3ª clase. Los españoles que entraron fueron 7.238. Por el puerto de Rio de Janeiro entraron en dicho año un total de 40.711 inmigrantes, y entre ellos 1.595 españoles. La Dirección del Serviço de Povoamento continuó la tarea 53

Ibídem, pp.66-76. Ibídem, pp. 469-483. 55 MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Çalmon du Pin e Almeida. Anno de 1922. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1925, p. 71. 56 Ibídem, pp. XXXVI-XL. 57 Ibídem, p. 143. 54

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que venía realizando de localizar en zonas rurales a desocupados que existían en las zonas urbanas y dicho año fueron enviados 28.813 individuos, entre los cuales había 2.074 españoles. Los inmigrantes trabajadores que la Dirección del Serviço de Povoamento enviaba para el interior del país se destinaban a las colonias federales, estatales y particulares, así como a trabajos en la agricultura, carreteras e industrias particulares y en el año 1924 fueron 8.993 trabajadores entre los cuales había 316 españoles. El total de inmigrantes se localizó principalmente en las siguientes colonias: Campo Grande en Matto Grosso, Alvaro da Silveira, David Campista, Brocutú, Vaz de Mello, Padre José Bento y Francisco Saá en Minas Geraes. En Paraná los emigrantes se dirigieron principalmente a las colonias de Cruz Machado, Candido de Abreu, Prudentópolis y Porto União. En Rio Grande do Sul a las de Erechim, Passo Fundo, Empresa Luce y Rosa Ltda. En Sergipe Epitacio Pessoa y en Santa Catarina, Esteves Junior, Annitápolis, Nova Trento, Hansa, Hammonia y Herval. Los puertos por donde se registraron las entradas de los 7.238 inmigrantes españoles fueron: Belem (55), Recife (30), São Salvador (277), Rio de Janeiro (1.595), Santos (5.260) y Rio Grande do Sul (21). En el mismo año se registra la salida de 4.703 emigrantes -pasajeros de 2ª y 3ª clase- por diferentes puertos de Brasil, siendo éstos: Belem (117), Recife (31), São Salvador (232), Rio de Janeiro (1.129), Santos (3.121), Paranaguá (6) y Rio Grande do Sul (67).58 Para 1925 el panorama de la inmigración en Brasil había cambiado. En este año, entraron en este país, 84.883 inmigrantes, habiendo una disminución por causa de las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno Federal. En octubre, entró en vigor el Decreto nº 16.761 del 31 de diciembre de 1924, que modificó el sistema que hasta ese momento había sido adoptado por los servicios de la Intendencia de Inmigración. La entrada de inmigrantes en Brasil quedó limitada a los puertos de Belem, Recife, Bahia, Victoria, Rio de Janeiro, Santos, Paranaguá, São Francisco y Rio Grande do Sul, con fin de hacer más eficiente y rigurosa la selección de inmigrantes, apartando los individuos no deseados desde el punto de vista social o sanitario. Se hizo obligatorio el traslado de todos los pasajeros de 2ª y 3ª clase que entraban por Rio de Janeiro a la Hospederia dos Immigrantes da Ilha das Flores, en esta ciudad. Los inmigrantes eran conducidos a esta hospedería donde se sometían a inspección sanitaria y se realizaba un examen de los pasaportes y de su identificación personal. Aquellos que iban por iniciativa propia desembarcaban enseguida en el puerto de esta ciudad y los que aceptaban las ofertas oficiales eran dirigidos al interior del país. Sigue el texto del Decreto: “Decreto nº 16.761, de 31 de dezembro de 1924: Regula, de acuerdo con los casos y condiciones previstos en los artículos 1º y 2º de la ley nº 4.247, del 6 de enero de 1921, la entrada de emigrantes (pasajeros de 2ª y 3ª clases) en territorio nacional. “El Presidente de la República, en vista de la ley nº 4.247 del 6 de enero de 1921 y el art. 28 nº III de la ley nº 3.991 del 5 de enero de 1921, puesto en vigor por el artículo 183 de la ley nº 4.793 del 7 de enero de 1924, decreta:

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MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Çalmon du Pin e Almeida. Anno de 1924. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1928, pp. 260-273.

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Art. 1.º Está prohibida la entrada en el territorio nacional de los inmigrantes (pasajeros de 2ª y 3ª clases) en los casos y condiciones previstos en los artículos 1º y 2º de la ley nº 4.247 del 6 de enero de 1921. Art. 2º La entrada en el territorio nacional solamente será permitida al inmigrante que presente a la autoridad competente en la frontera o puerto de desembarque, los documentos debidamente autenticados que prueben su buena conducta, así como la respectiva cartera de identidad con fotografía, indicación de edad, nacionalidad, estado civil y profesión, impresiones digitales y características personales. Parágrafo único. Los documentos de que trata este artículo serán visados por la autoridad brasileña en la frontera o puerto de desembarque. Art. 3º Las compañías o empresas que transporten inmigrantes con infracción del presente decreto están obligadas a mantenerlos a bordo o reconducirlos. Art. 4º La introducción de inmigrantes solamente podrá ser realizada por las compañías de navegación que hubieran sido autorizadas por la Dirección General del Servicio de Poblamiento. Parágrafo único. Los comandantes de navíos, procedentes de cualquier puerto extranjero, estarán obligados a proporcionar a la Dirección General del Servicio de Poblamiento, después que los mismos navíos hayan anclado: a)

Un mapa, organizado de acuerdo con el modelo oficial, conteniendo la relación de todos los pasajeros que tuvieran que desembarcar o estuvieran en tránsito, con indicación precisa del nombre y apellido, edad, sexo, nacionalidad, profesión, grado de parentesco con el jefe de familia, religión, grado de instrucción, localidad y país de su última residencia, puerto de origen y puerto de destino.

b) La lista circunstanciada del equipaje de los inmigrantes que tuvieran que desembarcar. Art. 5º Las compañías o empresas de navegación están obligadas a avisar a la Dirección General del Servicio de Poblamiento, con antecedencia de dos días como mínimo, la fecha de llegada al primer puerto nacional de los vapores que transporten inmigrantes, nombre del vapor y puertos nacionales de su destino. A falta de aviso, los inmigrantes podrán permanecer a bordo hasta 24 horas después de haber anclado el navío. Art. 6º Ninguna empresa, asociación, compañía o particular podrá promover la introducción de inmigrantes en el país, sin previa autorización de la Dirección General del Servicio de Poblamiento. § 1º En el periodo de autorización, deberá el interesado exhibir certificado de idoneidad, mencionando: a)

El número de personas a introducir

b) El número de familias y personas sueltas c)

Las respectivas nacionalidades

d) Los recursos de que disponen los inmigrantes e)

Las localidades a las que se destinan

f)

Los trabajos que les son ofrecidos y las ventajas y obligaciones recíprocas.

g) Las garantías ofrecidas por los introductores. §2º será revocada la autorización desde que el introductor deje de cumplir las obligaciones asumidas.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Art. 7º A partir del 1 de julio de 1925, solo será permitido el ingreso de inmigrantes por los siguientes puertos nacionales: Belem, Recife, São Salvador, Victoria, Rio de Janeiro, Santos, Paranaguá, São Francisco y Rio Grande. §1º La fiscalización del presente decreto cabrá a la Dirección General del Servicio de Poblamiento, con el concurso del Departamento Nacional de Salud Pública. §2º Los inmigrantes introducidos por el puerto de Rio de Janeiro, pasarán obligatoriamente por la Ilha das Flores, antes de desembarcar en la ciudad, donde serán inspeccionados por el Departamento Nacional de Salud Pública e identificados por la policía del Distrito Federal. §3º El servicio de los Estados será hecho en harmonía de pareceres con las autoridades locales incumbidas en la inmigración. Art. 8º El Ministro de Agricultura, Industria y Comercio, bajará las instrucciones necesarias para el fiel cumplimiento de este Decreto. Art. 9º La Dirección del Servicio de Poblamiento pasará a denominarse, desde ahora en adelante, Dirección General del Servicio de Poblamiento. Art. 10º Los funcionarios de la Dirección General del Servicio de Poblamiento tendrán libre ingreso a bordo de cualquier navío y en los muelles de desembarque. Art. 11º Se revocan las disposiciones en contrario. Rio de Janeiro, 31 de diciembre de 1924. 103º de la Independencia y 36º de la República.”

59

A este Decreto siguieron las Instrucciones del 30 de junio de 1925. De esta manera, se incrementó el traslado de los pasajeros que entraban por el puerto de Rio de Janeiro, a partir de octubre de 1925 y se procedió a realizar mejoras en este establecimiento, en los dormitorios y en los comedores. El salón que existía en el centro del pabellón fue transformado en sala de informaciones y lectura. Los pasajeros que entraron por este puerto, en este año fueron 29.372. De ellos, los españoles que habían entrado por diferentes puertos eran un total de 10.062, en segundo lugar detrás de los portugueses. Los puertos de entrada fueron: Belem (51), Recife (35), Bahia (266), Victoria (0), Rio de Janeiro (1.314), Santos (8.391), Paranaguá (2), Florianópolis (0), São Francisco (1) y Rio Grande (2). Los 22 núcleos coloniales que existían en 1925 y que dependían del Serviço de Povoamento eran los siguientes, en donde se encontraban las siguientes cifras de españoles: Affonso Penna (42 personas en total distribuidas en 7 familias), Candido de Abreu (1 familia de españoles formada por 2 personas), Cruz Machado (6 familias de españoles, formadas por 33 personas), Inconfidentes (41 familias de españoles, formadas por 286 personas), Itatiaya (1 familia de españoles formada por 7 personas), Moncão (106 familias de españoles formadas por 631 personas), Senador Correia (2 familias de españoles, formadas por 9 personas). Además en los núcleos coloniales de Ivahy, Itapará, Jesuino Marcondes, João Pinheiro, Iraty, Cleveland, Annitápolis, Apucarana, Bandeirantes, Barão do Rio Branco, Senador Esteves Junior, Tayó, Vera 59

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Decreto nº 16.761, de 31 de dezembro de 1924. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1925. “Regula, de acuerdo con los casos y condiciones previstos en los artículos 1º y 2º de la ley nº 4.247, del 6 de enero de 1921, la entrada de emigrantes (pasajeros de 2ª y 3ª clases) en territorio nacional”. La traducción es de mi autoría.

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María Inés Olaran Múgica

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Guarany, Visconde de Mauá y Yapó no existían españoles. En los 22 núcleos coloniales existía una población total de 52.231 personas. Según el censo general de la población de estos 22 núcleos coloniales, por nacionalidades, a 31 de diciembre de 1925, había un total de 25.468 personas, de las cuales 1.010 eran españoles, distribuidos en 164 familias, formadas por 554 hombres y 456 mujeres. A los españoles en los núcleos coloniales, solo les ganaban numéricamente los brasileños, con un total de 3.108 familias, los polacos con 3.488 familias, los alemanes, con 1.319 familias y los rusos con 205 familias. Por detrás de ellos quedaban austríacos, belgas, finlandeses, franceses, griegos, holandeses, ingleses, italianos, japoneses, noruegos, suecos, suizos, sirios, checoslovacos e incluso los portugueses. Núcleo colonial

Total personas

Total españoles

Affonso Penna

3.651

42

Annitápolis

4.879

0

Apucarana

1.197

0

Bandeirantes

1.203

0

Barão do Rio Branco

1.178

0

Candido de Abreu

1.772

2

Cleveland

225

0

Cruz Machado

9.957

33

Inconfidentes

2.037

313

Iraty

1.530

0

Itapará

1.639

0

Itatiaya

181

7

Ivahy

4.123

0

Jesuino Marcondes

330

0

João Pinheiro

1.526

0

Marquez de Abrantes

14

0

Monção

3.309

630

Senador Correia

3.294

9

Sem. Esteves Jun.

5.222

0

Tayó

563

0

Vera Guarany

4.309

0

Visconde de Mauá

604

0

Yapó

802

0

Españoles distribuidos en los 23 núcleos coloniales federales en 1926. Fuente: Elaboración propia en base a MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Çalmon du Pin e Almeida. Anno de 1925. Rio de Janeiro, Imprensa Nacional, 1929, pp. 147-157.

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María Inés Olaran Múgica

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

En 1925, la Intendencia de Inmigración del puerto de Rio de Janeiro había dirigido a los diferentes Estados del país a 13 familias de inmigrantes y trabajadores españoles, formadas por 50 personas, de un total de 732 familias de diferentes nacionalidades. También había dirigido hacia el interior a 76 personas sueltas, lo que resultaba un total de 126 personas. 60 En 1926 habían entrado en Brasil 121.569 inmigrantes y salieron 43.770, ocupando los españoles el 4º lugar con 8.892 inmigrantes. Por el puerto de Rio de Janeiro entraron este año 67.163 inmigrantes de los cuales 3.158 eran españoles. Por los otros puertos de Brasil entraron los siguientes españoles: Belem (101), Recife (40), São Salvador (318), Santos (5.020) y Rio Grande do Sul (255). Al puerto de Paranaguá y Florianópolis no llegaron españoles. Este mismo año salieron del país 43.770 emigrantes, de los cuales 3.665 eran españoles, que salieron por los siguientes puertos: Belem (87), Recife (37), São Salvador (240), Rio de Janeiro (1.210), Santos (2.054) y Rio Grande do Sul (37). Por los puertos de Paranaguá y Florianópolis tampoco salieron emigrantes españoles. En los 23 núcleos coloniales federales existían para el 31 de diciembre de 1926, 23.479 españoles organizados en 170 familias, formadas por 568 hombres y 468 mujeres, de un total de 53.145 personas de más de 20 nacionalidades. Según el cuadro anterior se puede apreciar que hasta el final de la época de la Gran Emigración, los españoles se situaban principalmente en los núcleos coloniales Monção e Inconfidentes.61 En 1927, entraron por el Puerto de Rio de Janeiro, 947 vapores procedentes del extranjero y de ellos 823 transportaban inmigrantes. Solamente había entre ellos 25 vapores españoles, pertenecientes todos a la Compañía Trasatlántica Española y entre los inmigrantes que transportaban llegaron solamente 168 españoles, siendo todos espontáneos. El total de inmigrantes que entraron por Rio de Janeiro fueron 33.163 repartidos en barcos ingleses, franceses, alemanes, italianos, holandeses, brasileños, norteamericanos, japoneses y españoles. El destino dado a estos inmigrantes de diferentes nacionalidades fueron los Estados de Amazonas, Pará, Maranhão, Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe, Bahia, Espíritu Santo, Paraná, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Rio de Janeiro, Minas Gerais, Matto Grosso y Goiás, continuando con la política colonial que se estaba desarrollando. Pero solamente fueron enviados 8 españoles al Estado de Minas Gerais y 7 al de Espíritu Santo. Durante este mismo año, salieron por los puertos de Brasil un total de 41.573 inmigrantes de diferentes nacionalidades entre los cuales se encontraban 3.014 españoles. Estos últimos salieron por los siguientes puertos: Belem (76), Recife (30), Bahia (257), Rio de Janeiro (958), Santos (1.636), Florianópolis (1) y Rio Grande do Sul (56). Por el puerto de Paranaguá no se registró la salida de ningún emigrante español. En los núcleos coloniales federales se contabilizaban a 31 de diciembre de

60

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Çalmon du Pin e Almeida. Anno de 1925. Rio de Janeiro, Imprensa Nacional, 1929, pp. 333-369. 61 MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Geminiano Lyra Castro. Anno de 1926. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1928, pp.139167.

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María Inés Olaran Múgica

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

1927 tan solo 675 personas de nacionalidad española, de entre 20.393 personas de más de 15 nacionalidades.62 En 1928 entraron por todos los puertos brasileños habilitados 82.061 inmigrantes y a Rio de Janeiro llegaron 784 barcos de vapor, de los cuales 21 tenían bandera española. El total de los 34.862 inmigrantes de diferentes nacionalidades que llegaron a este puerto eran espontáneos. Los inmigrantes españoles que entraron por los puertos habilitados de Brasil en este año fueron 3.721 de un total de 82.061, y de ellos 1.675 españoles entraron por el puerto de Rio de Janeiro. Algunos núcleos coloniales que habían sido fundados y mantenidos por la Unión y cuyas poblaciones habían alcanzado ya de por sí las condiciones necesarias para independizarse y no necesitar la asistencia del Gobierno Federal, se anexionaron a los municipios donde se localizaban y en 1928 solamente la Unión mantenía 6 núcleos coloniales bajo la acción de la Directoria do Povoamento. Estos núcleos eran: Affonso Penna, Candido de Abreu, Cleveland, Cruz Machado, João Pinheiro, Monção y el Centro Agrícola Ingléz de Souza. Solamente 135 españoles se dirigieron en este año desde los puertos al interior de Brasil por intermedio de la Intendencia de Immigração, de un total de 2.766. Este mismo año 3.933 españoles emigrantes salieron por los siguientes puertos de Brasil: Belem (119), Recife (29), Bahia (296), Rio de Janeiro (1.236), Santos (2.191), Florianópolis (4) y Rio Grande do Sul (58). El censo general de los núcleos coloniales federales del 31 de diciembre de 1928 indican que solamente en 3 de estos núcleos existían españoles: Affonso Penna (10), Candido de Abreu (2) y Monção (632). La población total de estos núcleos en este año era de 4.633, 1.932 y 3.296, respectivamente, por lo que se aprecia que apenas existían ya españoles en núcleos coloniales federales y que el núcleo colonial Monção, continuaba siendo el elegido por los inmigrantes de esta nacionalidad.63 Un ejemplo de la disparidad de estadísticas de emigración e inmigración entre las cifras oficiales brasileñas y las españolas las podemos ver en el siguiente ejemplo. Mientras que las cifras oficiales brasileñas de los inmigrantes españoles entrados en Brasil en 1928 son las anteriores, las cifras estadísticas españolas proporcionadas por los Servicios de Emigración del Ministerio de Trabajo y Previsión de España son las siguientes: Puertos de procedencia

Emigrantes con destino a Brasil

Almería

88

Barcelona

104

Bilbao

10

Cádiz

222

62

MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Geminiano Lyra Castro. Anno de 1927. Rio de Janeiro. Typ. do Serviço de Informações do Ministério da Agricultura, 1929, pp. 300-325. 63 MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Geminiano Lyra Castro. Anno de 1928. Rio de Janeiro. Typ. do Serviço de Informações do Ministério da Agricultura, 1929, pp. 327-356.

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María Inés Olaran Múgica

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Coruña

110

Gijón

6

Las Palmas

3

Málaga

13

Santa Cruz de la Palma

--

Santa Cruz de Tenerife

19

Santander

--

Valencia

8

Vigo

2.011

Villagarcía

54

Total

2.648

Fuente: MINISTERIO DE TRABAJO Y PREVISIÓN: Estadística General de la Migración española en el año 1928. Madrid. Imprenta Sáez Hermanos, 1929, p. 462. Nótese que los emigrantes salidos por el puerto de Málaga según la estadística fueron 13 frente a 2.011 emigrantes salidos por el puerto de Vigo. Frente a un total de 2.648 emigrantes españoles con destino a Brasil recogidos por las estadísticas españolas tenemos los 3.721 inmigrantes españoles entrados en Brasil que recogieron las estadísticas brasileñas tal y como se ha presentado anteriormente.

Es por ello que, tener en cuenta estadísticas elaboradas solamente por un país, especialmente el país de salida, nos lleva a tener un concepto totalmente inexacto del volumen de emigración hacia determinado destino. Desde 1925 hasta 1929 el movimiento migratorio había mantenido en Brasil el mismo ritmo, y el Gobierno de la Unión no había subvencionado más que excepcionalmente la entrada de extranjeros al país, mientras seguían siendo ejercidos los controles para evitar la entrada de elementos indeseables, desde el punto de vista sanitario y moral. Los inconvenientes que la emigración subvencionada había presentado eran grandes y la población de Brasil durante esos años presentaba un alto índice de crecimiento, por lo cual los esfuerzos se dirigieron no a importar mano de obra extranjera, sino a aprovechar la existente y capacitarla para que se volviera productiva. El modelo era Australia o Canadá, que con población inferior, producían varias veces más que Brasil. Se incentivaba por ello la inmigración espontánea, pero no la subvencionada. Para ello se creó un centro agrícola para capacitar a trabajadores brasileños, en Monte Alegre, Estado de Pará. El Decreto nº 4.247 del 6 de enero de 1921 y el Decreto nº 16.761 del 31 de diciembre de 1924 regularon la entrada de extranjeros en Brasil y según ellos la Diretoria do Serviço do Povoamento fiscalizaba, junto con otros órganos administrativos, la entrada de los inmigrantes en los puertos. Los 8 puertos habilitados eran: Belem, Recife, São Salvador, Vitória, Rio de Janeiro, Santos, São Francisco y Rio Grande do Sul. En 1929 entraron por todos estos puertos 100.424 inmigrantes y salieron 44.448. Los inmigrantes españoles, que fueron 4.565 se encontraban en 5º lugar, detrás de portugueses, japoneses, polacos e italianos. Entre los 66 inmigrantes indeseables que quisieron entrar al país, se encontraban 6 españoles que fueron repatriados por la misma compañía que los transportaba. En la Hospedería de Ilha das Flores entraron en este año 40.991 inmigrantes, donde eran identificados con sus pasaportes y las condiciones de este establecimiento mejoraron mucho, construyéndose y reparándose nuevas instalaciones. 65


María Inés Olaran Múgica

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

La inmigración espontánea seguía llegando a Brasil, amparándose en el Decreto nº 9.081 del 3 de noviembre de 1911. Pero, a pesar de que en 1929 existía presupuesto para la realización de acuerdos entre el Gobierno Federal y los Gobiernos estatales para localizar agricultores, había poco interés por parte de los Estados para crear colonias cercanas a los grandes centros de consumo. Para solucionar este asunto, el Gobierno de la Unión ya había ordenado instalar la primera colonia agrícola en la antigua Hacienda de Santa Cruz, Estado de Rio de Janeiro, aprovechando tierras abandonadas, donde se instalaron cerca de 80 familias nacionales y extranjeras. En el Estado de Matto Grosso, el Gobierno Federal, junto con el de este Estado, planeaba ahora fundar un núcleo colonial cerca de la ciudad de Campo Grande. En Pará continuaba la creación del Centro Agrícola Inglez de Souza, creado por Decreto nº 17.952 del 18 de octubre de 1927. La Ley nº 2.738 del 4 de enero de 1913, autorizaba al Gobierno a desarrollar la enseñanza de primer grado y fundar escuelas en territorios federales, colaborando con los Gobiernos de los Estados y subvencionando las escuelas fundadas por los municipios, asociaciones y particulares. Sin embargo, en muchos de los centros existentes, la educación primaria era muy deficiente.64 Con la Revolución de octubre de 1930, Getulio Vargas se convierte desde el 3 de noviembre de este año en jefe del Gobierno Provisional. Nombró Ministro de Estado de Agricultura, Industria y Comercio a Joaquim Francisco de Assis Brasil y el Ministério de Agricultura, Industria y Comercio pasó a llamarse Ministério de Agricultura. Desde 1930 la emigración de españoles sufrió un descenso en Brasil, debido a esta serie de medidas legislativas, pero también al régimen político que se vivía en España en ese momento con el fin de la dictadura de Primo de Rivera y el advenimiento de la II República. Brasil inició en esta década un cambio político, con una revolución que mudaría el plano de la agricultura al realizar diferentes reajustes y comenzar afianzando una política de fomento de la industrialización que ya había comenzado a darse desde las décadas anteriores, provocando cambios en las estructuras sociales de diferentes zonas del país. El Decreto Federal nº 19.482 del 12 de diciembre de 1930 regulaba la entrada de inmigrantes extranjeros en Brasil, restringiéndola y como resultado tuvo lugar una paralización casi total de este servicio. En su artículo 1º parágrafo único, letra B indica que las autoridades consulares solo visarán los pasaportes: “cuando se trate de extranjeros cuya venida haya sido solicitada por los Interventores Federales al Ministro de Trabajo, Industria y Comercio, por exclusiva necesidad de los trabajadores agrícolas o atendiendo a los “billetes de llamada” emitidos por parientes a familias de 65 agricultores con colocación cierta”.

Es entonces cuando se puede dar por concluida la emigración en masa de los españoles a Brasil. A continuación se presenta un cuadro con las cifras oficiales brasileñas sobre la emigración general que tuvo Brasil de 1820 a 1926, con detalle de los países de procedencia.

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MINISTÉRIO DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMMERCIO: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Geminiano Lyra Castro, Anno de 1919. Rio de Janeiro. Typ. do Serviço de Informações do Ministério da Agricultura, 1930, pp. 279-292. 65 SECRETARIA DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMERCIO: Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola. Ano XXII. São Paulo, 1933, pp. 75-76.

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María Inés Olaran Múgica

Nacionalidad Albaneses Alemanes Argentinos Armenios Australianos Austríacos Belgas Bolivianos Brasileños Búlgaros Chilenos Chinos Colombianos Costarricenses Cubanos Dantziguenses Daneses Egipcios Ecuatorianos Españoles Estonianos Finlandeses Franceses Griegos Guatemaltecos Haitianos Holandeses Húngaros Indúes Ingleses Italianos Japoneses Letonios Libaneses Lituanos Luxemburgueses Marroquíes Mejicanos Montenegrinos Nicaragüenses Norteamericanos Noruegos Palestinos Panameños Paragüayos Persas Peruanos Polacos Portugueses Rumanos Rusos Servios Suecos Suizos Sirios Checoslovacos Transvalianos Turco-árabes Ucranianos Uruguayos Venezolanos Yugoslavos Sin especificar TOTAL

1917 -201 680 --

1918 -1 141 --

1820-1907 -93.075 ---56.892 3.716 ------------288.646 --19.269 ------11.068 1.213.167 -----------------634.585 -54.593 -3.780 9.086 ---11.708 ----161.947 2.561.532

1919 -466 177 --

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

1908 -2.931 329 --5.317 87 20 4.159 -13 13 ----22 --14.862 --992 99 --1.037 55 -1.109 13.873 830 --------338 -----41 -37.628 13 5.781 7 19 442 ---3.170 -64 3 -1.441 94.695

1920 4 4.120 191 --

1909 -5.413 176 --4.008 99 29 1.320 -18 6 ----25 --16.219 --1.241 94 --1.036 57 -778 13.668 31 --------272 -----43 -30.577 13 5.663 53 35 262 ---4.027 -82 2 -163 85.410

1921 -7.915 196 --

1910 -3.902 477 --2.636 83 25 1.813 -23 12 ----14 --20.843 --1.134 113 --197 248 -1.087 14.163 948 --------244 -----86 -30.857 46 4.262 90 424 156 ---5.257 -144 173 -771 88.564

1922 -5.038 404 --

1911 -4.251 624 --3.352 293 163 2.392 -19 16 ----65 --27.141 --1.397 250 --247 780 -1.157 22.914 28 --------275 -----65 -47.493 57 14.013 8 1.110 229 ---6.319 -229 19 -1.061 135.967

1923 -8.254 419 1

67

1912 -5.733 500 --3.045 255 12 2.295 -43 57 ----56 --35.492 --1.513 453 --243 300 -1.077 31.785 2.909 --------370 -----6 -76.530 63 9.193 37 59 281 ---7.302 -133 1 -439 180.182

1924 -22.168 393 45

1925 -7.175 529 148

1913 -8.004 353 --2.255 223 9 2.350 -42 176 ----74 --41.064 --1.532 375 --256 223 -825 30.886 7.122 --------265 -----13 -76.701 56 8.251 72 25 304 ---10.886 -123 3 -215 192.683

1926 2 7.674 602 79

1914 -2.811 362 --971 160 25 3.340 -43 95 ----37 --18.945 --696 232 --123 23 -462 11.542 3.675 --------173 -----16 -27.935 36 2.958 6 20 182 ---3.456 -124 3 -121 82.572

TOTAL 6 189.665 7.119 273

1915 -169 178 --104 79 2 1.873 -22 21 ----27 --5.895 --410 143 --41 1 -311 5.779 65 --------113 -----5 -15.118 32 640 2 2 75 ---514 -60 --525 32.206

1916 -364 388 --155 35 6 2.758 -9 29 ----41 --10.306 --292 160 --48 19 -244 5.340 165 --------164 -----4 -11.981 20 516 4 9 119 ---303 -105 1 -118 34.003

Nacionalidad Albaneses Alemanes Argentinos Armenios


María Inés Olaran Múgica

-18 30 3 915 -14 12 ----3 --11.113 --293 47 --11 --243 5.478 3.899 --------126 -----6 -6.817 16 544 -3 45 ---259 -274 1 -61 31.192

-1 9 -708 -6 2 1 ---2 2 -4.225 --226 18 --5 -2 69 1.050 5.599 --------48 2 ----8 -7.981 6 181 1 3 17 ---93 -94 ---20.501

-548 220 23 1.871 -14 53 1 -6 -31 3 -6.627 -1 690 40 1 -96 5 -269 5.231 3.022 ---2 1 11 1 -138 33 --1 -11 -17.068 11 330 7 13 178 --1 504 -81 1 -10 37.898

-757 132 2 1.985 10 20 6 1 -3 -46 80 -9.136 -1 838 94 2 -145 87 45 658 10.005 1.013 --6 3 13 14 --295 5 ----11 576 33.883 845 245 -38 404 -92 3 4.854 14 100 1 37 207 71.027

La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

-760 117 3 2.308 12 28 49 3 -5 -100 29 5 9.523 -15 636 61 --118 97 11 492 10.779 840 --10 21 2 28 1 -338 23 --3 -16 653 19.981 1.107 1.526 -32 445 -221 2 1.865 161 117 8 22 103 60.784

8 808 124 15 1.960 40 65 12 6 8 1 -140 21 19 8.869 -13 725 98 --125 163 -532 11.277 1.225 --992 12 16 9 --270 13 --7 8 31 739 28.622 340 279 -51 552 -307 -2.278 471 215 3 56 -66.967

-2.163 75 17 2.130 24 43 37 4 4 4 2 58 55 2 10.140 73 26 609 101 --130 826 4 584 15.839 895 --923 9 3 17 --233 68 -8 14 4 40 1.105 31.866 1.983 777 -40 564 -539 -4.829 176 166 6 790 -86.679

-919 98 10 2.073 7 47 77 14 1 4 2 63 69 -7.238 107 21 634 85 -2 117 996 29 537 13.844 2.673 21 -80 22 9 13 --191 22 --6 23 53 2.025 23.267 6.340 559 -30 374 -610 -4.078 35 203 2 7.889 -98.125

2 2.781 88 13 2.336 17 61 52 8 7 -4 61 55 11 10.062 1.669 15 631 72 3 -121 784 6 578 9.846 6.330 21 -112 5 5 76 --176 10 -1 6 7 59 1.819 21.508 5.561 756 -21 256 1.987 459 -1.952 64 242 5 6.286 24 84.883

-1.078 119 13 2.893 29 33 106 17 5 5 9 141 54 3 8.892 439 16 525 147 1 1 127 563 9 596 11.977 8.407 889 428 6.026 10 8 7 -1 172 22 91 -9 26 43 3.210 38.791 15.829 751 -29 334 3.369 424 -3.370 398 251 1 3.128 -121.569

10 88.568 6.042 390 41.469 139 563 831 55 25 28 17 1.006 368 45 565.238 2.288 108 34.260 2.682 7 3 4.223 5.263 106 22.776 1.432.443 49.676 331 428 8.149 84 57 175 2 1 4.302 198 91 9 46 68 557 10.127 1.319.189 32.374 110.118 287 5.743 14.305 5.356 2.752 6 77.324 1.319 2.807 233 18.208 167.206 4.167.439

Australianos Austríacos Belgas Bolivianos Brasileños Búlgaros Chilenos Chinos Colombianos Costarricenses Cubanos Dantziguenses Daneses Egipcios Ecuatorianos Españoles Estonianos Finlandeses Franceses Griegos Guatemaltecos Haitianos Holandeses Húngaros Hindúes Ingleses Italianos Japoneses Letonios Libaneses Lituanos Luxemburgueses Marroquíes Mejicanos Montenegrinos Nicaraguenses Norteamericanos Noruegos Palestinos Panameños Paraguayos Persas Peruanos Polacos Portugueses Rumanos Rusos Servios Suecos Suizos Sirios Checoslovacos Transvalianos Turco-árabes Ucranianos Uruguayos Venezolanos Yugoslavos Sin especificar TOTAL

Inmigrantes entrados por los puertos de Brasil de 1820 a 1926. Elaboración propia en base a los datos de la Directoria Geral do Serviço de Povoamento, Intendencia de Immigração do Porto do Rio de Janeiro.

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El caso del Estado de São Paulo Los poderes públicos de este Estado organizaron desde la segunda mitad del s. XIX un conjunto de Instituciones con el fin de favorecer la llegada de inmigrantes y una vez en el Estado de São Paulo organizar, fiscalizar su trabajo y prestar asistencia en diferentes áreas como la judicial y sanitaria. La mano de obra esclava había sido casi exclusivamente la que se utilizaba en Brasil desde tiempos antiguos y la transición para el trabajo libre no podía dejar de producirse sin crear numerosos problemas para la agricultura y la industria que dependían de ella. La Ley del 28 de septiembre de 1885 regulaba la extinción gradual del elemento servil y prescribió reglas para obtener buenos resultados. Ya se estaban produciendo numerosas liberaciones de esclavos y el número de los que iban quedando era cada vez menor. Los terratenientes y el Gobierno sabían que una vez que los trabajadores esclavos adquirieran la libertad, no todos permanecerían en los establecimientos agrícolas ni se dedicarían a esta actividad. Con la modificación de este sistema y la fijación de un salario, muchos libertos saldrían de las haciendas en donde habían estado trabajando como esclavos y una buena parte se entregaría al ocio y a las actividades ilícitas. Este desplazamiento de trabajadores causaría que muchos establecimientos agrícolas quedasen desorganizados. Era necesario continuar en el gran empeño de favorecer la introducción de trabajadores extranjeros que substituyeran los brazos que ya empezaban a desaparecer. Ya hacía mucho tiempo que los legisladores en São Paulo, previniendo los acontecimientos, contemplaban en las leyes disposiciones para incentivar la inmigración y los diferentes partidos políticos se unieron para lograr este fin. El inmigrante podría llegar a las haciendas donde encontrarían colocación para sí y sus familias y establecerse también en los núcleos coloniales fundados por el Estado o por la Administración de la Provincia en donde a precios bajos y condiciones favorables podrían ser adquiridos lotes de tierras para aquellos que prefiriesen convertirse en propietarios. Los terratenientes podían desmembrar también sus haciendas para poner lotes a la venta entre los pequeños cultivadores cuando el terrateniente se comprometiera a vender lotes y recibir a los colonos en las mismas condiciones en que el Gobierno lo hacía. En el Estado de São Paulo, la creación de núcleos coloniales tuvo lugar en diferentes localidades: Campinas, Guaratinguetá, Ibitinga, São Bernardo do Campo, Iguapé, Mogi das Cruzes, Riberão Preto, etc. La región de Campinas contaba con los núcleos coloniales de Nova Veneza, Nova Odessa y Campos Sales. La función principal de los núcleos coloniales paulistas no fue la de poblar este Estado, como sucedía con otras regiones de Brasil, sino proporcionar la mano de obra necesaria que necesitaban las haciendas. Los núcleos coloniales se establecieron en tierras pertenecientes al Estado que fueron convertidas en lotes para los inmigrantes y cuya principal actividad económica era el cultivo de productos agrícolas que se vendían en los mercados locales.66 66

La documentación de los núcleos coloniales paulistas se encuentra en el Arquivo Público do Estado de São Paulo. Dichos documentos tratan de los más variados asuntos como: mapas, levantamientos de vías fluviales, relación de gastos y rendición de cuentas relativas a la administración de los núcleos, contratos, edictos, relaciones de lotes vacíos, discriminación de tierras desocupadas, designación de lotes provisionales, demarcaciones, solicitudes, correspondencia, guías de pago de lotes, libros de registro civil de nacimientos, relación de matrimonios y de fallecimientos, matrícula de colonos, censos, libros-caja, registro de sucesos, etc.

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El viaje de los inmigrantes era subvencionado, tanto para los que ya tenían el viaje pagado desde su origen, como para los que llegaban de modo espontáneo con sus familias, siempre que se dedicasen en su destino únicamente a tareas agrícolas. La Ley nº 1 del 3 de febrero de 1888 establecía que bastaba el desembarque del inmigrante en Santos y su alojamiento en la Hospedería de Brás para que indistintamente, cualquiera que fuera su profesión o su destino, se subvencionara su transporte.

- La Sociedad Promotora de Inmigración. La emigración a São Paulo estuvo fomentada por la Sociedade Promotora de Immigração, como manera de atraer mano de obra para la agricultura, principalmente la explotación del café y suplantar la mano de obra esclava que había quedado definitivamente abolida por la Ley de la abolición de la esclavitud nº 3.353 del 13 de mayo de 1888. La Sociedad estaba formada por ciudadanos y en su cuadro directivo se encontraban los Drs. Martinho da Silva Prado Junior, Nicoláu de Souza Queiroz y Rafael de Aguiar Paes de Barros. Se realizaban contratos con particulares para la introducción en São Paulo de oleadas de inmigrantes y sus familias. El primer contrato que celebró la Sociedad Promotora de Immigración con la Provincia de São Paulo fue realizado el 2 de julio de 1886 con Angelo Fiorita para la introducción de 6.999 inmigrantes. Se imprimió también un folleto titulado A Provincia de São Paulo escrito por el presidente de la Sociedad con una edición de 80.000 ejemplares en lenguas portuguesa, alemana e italiana, que fue distribuido en el norte de Italia. La Sociedad estaba interesada en que entrasen en la provincia solamente inmigrantes y familias que llegaran llamados por los parientes y amigos que ya estuvieran en la provincia de São Paulo para de esa manera fiscalizar a los que fueran a llegar. En la oficina de la Sociedad se recibían listas de los inmigrantes que quisieran llegar a la provincia de São Paulo a invitación de los parientes y en un primer momento, se recibieron 36 mil llamadas de personas, principalmente italianas, ligados a ellos por relaciones de parentesco, amistad o vecindad. Las primeras salidas de emigrantes para el puerto de São Paulo se realizaron en Génova donde uno de los directores de la Sociedade Promotora de Immigración supervisaba personalmente el servicio para que fueran familias principalmente campesinas. La Sociedad trató desde un principio de establecer condiciones firmes para la aceptación de inmigrantes en São Paulo introduciendo a aquellos que llegaran en familias de las cuales un 90% deberían ser agricultores y realizando el pago integral de los pasajes o la reducción de los mismos y prefiriendo siempre a los inmigrantes que eran llamados por sus parientes. Para ello, solicitaba del Gobierno que eliminara aquellos contratos realizados anteriormente que trataban de introducir el mayor número de inmigrantes sin tener en cuenta su condición y eliminando de esta manera a los reclutadores de inmigrantes que actuaban en Europa y que iban dejando una mala imagen de Brasil. A la Sociedade Promotora de Immigração llegaban miles de cartas de Europa solicitando pasajes para emigrantes, pero sin embargo, se daba preferencia a aquellos que eran llamados por parientes y amigos que residían en la provincia. Los contratos de la Sociedad con el Gobierno de la provincia continuaron para la introducción de miles de inmigrantes. Habiendo cumplido Fiorita su primer contrato, la Sociedad firmó con él un segundo para la introducción de 30 mil inmigrantes más, observando siempre preferentemente aquellos que eran llamados por los parientes, pero 70


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considerando las ventajas que habían sido mostradas por la introducción de inmigrantes de otras nacionalidades, se autorizó la entrada de otras 2.000 personas procedentes del norte de Europa. Así, a los italianos que llegaron en un primer momento del norte de Italia, por dar preferencia a aquellos que eran llamados por sus parientes además de la gran adaptación que los italianos presentaban a estas nuevas tierras se fueron sumando los inmigrantes del norte de Europa. Otra razón para la elección de italianos en un primer momento atendía al precio de los pasajes, ya que aquellos pasajes de otras procedencias eran bastante más caros que los italianos por falta de transportes directos para Santos.67 Los italianos eran el principal grupo de inmigrantes que llegaban en esta década de 1880 a la provincia de São Paulo, pero los brasileños eran conscientes de que a pesar de ser los italianos considerados como laboriosos e inteligentes, no era conveniente ir a buscar a una sola fuente los inmigrantes y era más conveniente diversificar su origen, por lo que más adelante fue a buscarse mano de obra a otros países de Europa. Los emigrantes que viajaban con sus familias y que se dedicaban en el nuevo destino de la provincia de São Paulo a tareas agrícolas tendrían derecho a viajar con billete subvencionado según la Ley nº 1 del 3 de febrero de 1888, igualmente que aquellos inmigrantes espontáneos que viajaran con sus familias y cuyo destino final fueran los establecimientos agrícolas, ley que paso a reproducir íntegramente por la importancia que tiene para la comprensión del sistema de trabajo de la Sociedade Promotora de Immigração: Art. 1.º- Los inmigrantes espontáneos, constituyendo familia, con destino únicamente al servicio de los campos de cultivo, habiendo tenido entrada en la Hospedería Provincial desde el día 8 de Mayo último en adelante, recibirán el auxilio provincial en la siguiente proporción: Por los mayores ………………….70$000 Por los de 7 a 12 años …………... 35$000 Por los de 3 a 7 años ……………. 17$500 § Único. A este auxilio solamente tienen derecho los matrimonios con o sin hijos, sus ascendientes y descendientes; padres con sus hijos, cónyuges que vinieran a reunirse con sus cónyuges y menores que vinieran a reunirse con sus ascendientes ya residentes en la provincia. Art. 2.º- Los inmigrantes constituyendo familia, introducidos por el Gobierno General, con destino también al servicio de los campos de cultivo en esta Provincia, recibirán en las mismas condiciones del artículo antecedente, solamente el auxilio correspondiente a la diferencia entre lo que paga aquel Gobierno y lo concedido por la Provincia. § Único. Esta diferencia será calculada al cambio máximo de 400 réis por franco. Art. 3.º- Los inmigrantes a quienes se refieren los dos artículos antecedentes, solamente recibirán en las estaciones recaudadoras del distrito fiscal, para donde se destinen, el auxilio que les corresponda, probando su localización en los establecimientos agrícolas, por más de 30 días. Art. 4.º- El pago se realizará, por orden del Presidente de la Provincia después de 60 días contados desde la fecha de entrada de los inmigrantes en la hospedería provincial. 67

“Relatório apresentado al Ilmo. e Exmo. Snr. Visconde do Parnahyba, Presidente da Provincia de São Paulo pela Sociedade Promotora de Immigração. São Paulo, 18 de noviembre de 1887”. En: Exposição com que o Excmo. Snr. Visconde de Parnahyba passou a administração da Provincia de São Paulo ao Exm. Snr. Dr. Francisco de Paula Rodrigues Alves, Presidente desta Provincia no dia 19 de novembro de 1887. São Paulo. Typ. A Vapor de Jorge Seckler & Comp. 1888.

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§ Único. Si los inmigrantes, en los términos de la Ley nº 83 y Ley nº 96 de Abril de 1887, vinieran desde Rio de Janeiro y fueran destinados directamente a núcleos coloniales, o establecimientos agrícolas particulares, sin transitar por la Capital, procederán de acuerdo con lo dispuesto en los §§ 1º y 2º del art. 29 del Reglamento del 30 de Agosto de 1887, dirigiendo sus peticiones al Gobierno y realizándose el pago 60 días después de la matrícula en la Hospedería Provincial. Art. 5.º- Para que sea efectivamente prestado a los inmigrantes el auxilio provincial, a que tuvieran derecho, es esencial que ellos observen las siguientes prescripciones: § 1.º Dar entrada en la Hospedería Provincial en el día de la llegada a esta Capital, entregando en esta ocasión al empleado de la Hospedería, encargado de recibirlos, los pasaportes y más documentos que prueben las relaciones de parentesco, debidamente legalizados por la autoridad consular brasileña de cualquier puerto europeo o de las islas de Madeira, Azores o Canarias, de donde procedan. § 2.º Responder a la llamada que debe ser realizada ante un empleado fiscal del Gobierno, para la necesaria verificación de la identidad de la persona y si las personas de la familia, declaradas en los pasaportes, la acompañaran. § 3.º Deben conservarse en la Hospedería, sujetándose a todas las prescripciones del reglamento interno de ella, contratándose ahí con el propietario de algún establecimiento agrícola o tomando destino para cualquier núcleo colonial, General o Provincial. § 4.º Solicitar el día anterior y a la hora establecida, pasaje o transporte gratuito a que tiene derecho, en las vías férreas o fluviales, presentando declaración escrita del punto de destino y del nombre del patrón, si se destinasen a establecimientos agrícolas particulares. § 5.º Será de ocho días el tiempo máximo de estancia en la Hospedería, salvo motivo de fuerza mayor, no siendo, sin embargo, permitida la permanencia allí a los inmigrantes que antes de este plazo hubieran encontrado colocación conveniente, a juicio de la administración. Art. 6.º- El administrador de la Hospedería con el empleado Fiscal del Gobierno, examinando los documentos presentados en los términos del § 1.º del artículo antecedente, procederán a la matrícula, en la cual mencionarán: § 1.º Nombre, edad y estado del jefe de familia. § 2.º Nombres, edades y estados de los demás miembros que componen la familia, y sus relaciones de parentesco. § 3.º La profesión que tienen, si son agricultores, jornaleros, alfareros, carpinteros, albañiles o maquinistas, únicas profesiones útiles para los campos de cultivo. Art. 7.º- Hecha la matrícula con las condiciones del artículo antecedente y estipulado el auxilio que se va a pagar, de acuerdo con el art. 1.º, anotarán en el pasaporte, la asignación del importe de este auxilio, la cual será asignada por el empleado fiscal. Art. 8.º- El día anterior al de la partida del inmigrante con su familia para el destino que tuviera, y anotado éste en el libro de matrícula, le será entregado el pasaporte, juntamente con una guía firmada por el administrador de la Hospedería y rubricada por el Fiscal de Inmigración, en la cual conste: 1.º El municipio de destino, el nombre del establecimiento agrícola y del respectivo propietario, cuando el establecimiento fuera particular. 2.º La Estación de recaudación provincial donde debe recibir el auxilio. 3.º La fecha de entrada en la Hospedería Provincial y, si fuera posible el nombre del vapor que lo condujo.

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4.º El nombre del jefe de familia y de los demás miembros que la componen mencionándose el auxilio correspondiente a cada uno y el importe total a recibir. Art. 9.º- Al pasaporte y guía, en los términos de los artículos antecedentes, se juntaráncertificado del dueño del establecimiento agrícola o del director del núcleo- en el cual conste que el inmigrante con su familia se hayan localizados hace más de 30 días en el establecimiento agrícola o núcleo colonial, y asimismo otro certificado del Juez de Paz del Distrito o del Presidente de la Cámara Municipal declarando también que, en efecto, la persona del certificado tiene establecimiento agrícola, y la naturaleza de éste. Solamente en vista de esos documentos podrá el Tesoro Provincial requerir del Presidente de la Provincia autorización para mandar pagar el auxilio en la Estación recaudadora del distrito fiscal, sesenta días después de la entrada en la Hospedería provincial. § 1.º Los certificados deberán tener la firma reconocida por Notario o Escribano de paz, a falta de aquel. § 2.º El pago solamente podrá ser realizado al jefe de familia, a sus herederos en caso de fallecimiento de él, o únicamente al propietario del establecimiento agrícola y director del núcleo colonial, en vista de autorización legal, por escrito del inmigrante; no siendo aceptados otros intermediarios para el recibimiento del auxilio. Art. 10.º Treinta días después de la entrada de los inmigrantes en la Hospedería Provincial, serán impostergablemente remitidas al Tesoro Provincial listas parciales, conteniendo la declaración de las circunstancias constantes de las guías, número de ellas y los distritos fiscales por donde tengan que ser pagados los inmigrantes. Art. 11.º Estas listas, firmadas por el administrador de la Hospedería y rubricadas por el Fiscal de Inmigración, después de comprobadas por el Tesoro con la lista general de entrada, y ordenado por el Gobierno el pago, serán remitidas a las Estaciones fiscales para que lo realicen en el debido tiempo. Art. 12.º Los certificados a los que se refiere el art. 9.º, después de examinados por los jefes de las Estaciones fiscales, serán unidos a las guías y con éstas remitidos al Tesoro, con los respectivos balances, a los cuales también serán unidas las autorizaciones de los inmigrantes para el recibo, si las hubiere. Art. 13.º A los inmigrantes y familias, destinados a cualquier establecimiento agrícola o núcleo colonial, para donde hayan sido dirigidos por la administración de la Hospedería Provincial y que huvieran, antes del plazo de treinta días, mudado para otro establecimiento, se deberá contar el plazo de treinta días de localización en el nuevo establecimiento; debiendo no obstante el certificado del nuevo patrón contener la declaración de ese cambio para ser confrontado con la guía. Art. 14.º Los inmigrantes empleados en el servicio de los campos de cultivo, localizados en establecimientos agrícolas o núcleos coloniales, y entrados en la Hospedería Provincial, del día 8 de Mayo último hasta la publicación de este reglamento, para que reciban el auxilio al que tuvieran derecho, deberán solicitar al Gobierno, juntando a su petición: 1.º El pasaporte debidamente visado por la Hospedería Provincial. 2.º Certificado expedido por el administrador de la Hospedería, con referencia al libro de matrícula, en el cual consten todas las circunstancias en relación al día de entrada, los nombres, edades, estados, profesiones y relaciones de parentesco del jefe y más miembros de la familia y el municipio para donde obtuvieron el transporte. 3.º Certificado del dueño del establecimiento agrícola o del director del núcleo colonial en el cual conste el día en que el inmigrante con su familia se localizaron en el establecimiento agrícola o núcleo colonial y que en él todavía continúan.

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4.º Certificado del Juez de Paz o del Presidente de la Cámara Municipal, de los respectivos distritos o municipios, conteniendo las especificaciones del art. 9.º § Único. Estos certificados deberán tener las formalidades del § 1.º del citado art. 9.º Art. 15.º Reconocido por el Presidente de la Provincia el derecho del inmigrante al pago del auxilio, será este ordenado por el Tesoro Provincial a la Estación fiscal del distrito donde estuviera localizado. § Único. Se contará el plazo de treinta días para el pago, de la fecha en que este fuera autorizado por el Presidente de la Provincia. Art. 16.º Los inmigrantes que dejaran de buscar el auxilio provincial noventa días después de transcurrido el plazo marcado en los artículos 4.º 13 y 15 § único, perderán el derecho a dicho auxilio. § Único. En la misma pena incurrirán tanto los inmigrantes, de que trata el art. 14, como los entrados en la Hospedería Provincial antes de la Ley nº 1 del 3 de Febrero de este año, si dentro de cuatro meses, contados desde la fecha de este Reglamento no se dispusieran para recibir el mismo auxilio. Art. 17.º Se consideran inmigrantes espontáneos, para los efectos de la Ley nº 1 del 13 (sic) de Febrero de este año y del presente Reglamento, aquellos que vengan para la Provincia, pagando el pasaje de mar a su propia costa o también los que, siendo introducidos por cuenta del contrato con el Gobierno General, embarcan pagando el pasaje reducido en vista de este contrato. Los demás inmigrantes introducidos por cuenta de la Sociedad Promotora y que obtuvieron pasaje gratis, ningún derecho tienen al auxilio que es pagado a la misma Sociedad, como indemnización de los pasajes pagados por ella. Art. 18.º Son considerados establecimientos agrícolas, para los efectos de este Reglamento, los lugares o haciendas de café, algodón, caña, cereales, viñas y otros cultivos, inclusive los de las grandes fincas, fuera de los límites urbanos de las ciudades y villas, siempre que constituyan cultivos propiamente dichos. Art. 19.º Los inmigrantes que, habiendo dado entrada en la Hospedería Provincial del día 8 de Mayo último en adelante, aunque formen familia, no se localizaren en el servicio de los campos de cultivo o cuya profesión, constante en los pasaportes y demás documentos, no interese a los mismos campos de cultivos, a juicio de la Sociedad Promotora y del Presidente de la Provincia, no tendrán derecho al pago de ningún auxilio pecuniario y solamente al hospedaje y transporte en las vías férreas y fluviales, gratuitamente, para la localidad de sus destinos. Art. 20.º Continúa en vigor el Reglamento del 30 de Agosto de 1887 en la parte que no fue alterado por éste, o por la Ley nº 1 del 3 de Febrero del corriente, siendo revocadas todas las disposiciones en contrario. Palacio de Gobierno de la Provincia de São Paulo, 27 de Julio de 1888.- Pedro Vicente de Azevedo.”68

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Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de São Paulo pelo presidente da provincia, dr. Pedro Vizente de Azevedo, no dia 11 de janeiro de 1889. São Paulo. Typ. A Vapor de Jorge Seckler & Comp., 1889, pp. 60-63.

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- La Agencia Oficial de Colonización y Trabajo Como primer punto para la acogida de los inmigrantes que llegaban a este Estado se había creado en 1885 la Hospederia dos Imigrantes. Desde aquí, el colono agrícola era dirigido a su trabajo en las diferentes haciendas. En 1906 fue creada la Agencia Oficial de Colonização e Trabalho que funcionaba junto a la Hospedería. Dicho organismo tenía como misión facilitar a los trabajadores su colocación en las diferentes haciendas o en tierras públicas, bien fuera como arrendatarios, propietarios, colonos, etc. Los inmigrantes que ya se encontraban en el país podían obtener por medio de esta Institución diferentes informaciones sobre la situación del trabajo en las propiedades agrícolas del Estado de São Paulo y las diferentes oportunidades que existían, las condiciones bajo las que debía realizarse el trabajo y los salarios e información sobre las tierras que existían dentro o fuera de los núcleos coloniales. Tal como se informaba en España, la Agencia Oficial de Colonização e Trabalho: “Es un edificio bastante espacioso, donde se hacen las transacciones, no entre patronos y obreros, sino entre el Gobierno de San Pablo y los patronos. En un espléndido salón se leen, en grandes pizarras, las ofertas de trabajo para el interior del país. Allí aguardan un buen número de hacendados o administradores de haciendas que van en busca de trabajadores a quienes explotar, y que, como es natural, quieren examinar la mercancía para escoger buen género. Un representante del Gobierno anuncia a los emigrantes que en aquel momento deben efectuarse las contrataciones de trabajo, en las que interviene el Gobierno para beneficiar al emigrado. Pero esta intervención no es por tal causa, sino para que el patrono pague al Gobierno el importe del pasaje y demás gastos que originaron los trabajadores que se lleve, cantidades que, a su vez, y con creces, descuenta el hacendado a los esclavos que contrata al liquidarle sus exiguos jornales. Los patronos eligen por orden los emigrantes que mejor les parece, previo examen, no solo de los que han de trabajar, sino también de sus familias. Ningún hacendado quiere los emigrantes solteros; todos dan preferencia a los casados, y especialmente a las familias numerosas, y también tienen preferencia para algunos las familias en que las madres o las hijas sean jóvenes y bonitas. Una vez puestos de acuerdo los patronos, se firman los contratos entre el representante del Gobierno y el “fazendeiro” contratante, obligando también a firmarlo al contratado, sin permitirle hacer observación alguna, bien que tampoco sabe lo que el contrato dice, pues ignora el idioma. Seguidamente, el nuevo esclavo es entregado a su hacendado oficialmente por el 69 Representante del Gobierno.”

- El Patronato Agrícola de São Paulo Fue una sociedad creada en 1911 para defender los intereses de los trabajadores, cuyos patronos incumplían los contratos de trabajo, ley firmada por el Presidente del Estado de São Paulo Joaquín Manuel de Albuquerque Lins, cuyos artículos eran los siguientes: Art. 1.º Queda creado en el Estado de San Pablo el Patronato Agrícola, destinado a auxiliar la ejecución de las leyes federales y estatales en lo que concierne a la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores agrícolas. Art. 2º El Patronato Agrícola será subordinado al Secretario de la Agricultura, y tendrá su sede en esta capital. Art. 3º Son atribuciones del Patronato Agrícola: 69

La Emigración española, 30/09/1923, p. 190.

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1. Promover, por todos los medios a su alcance, la fiel ejecución del Decreto federal nº 6.437, de 1907, y demás disposiciones sobre colonización e inmigración del Estado, procurando, además de eso, resolver, por medios persuasorios, toda clase de dudas que surgieren entre los trabajadores agrícolas y sus patronos. II. Intentar o patrocinar las causas para cobranza de salarios agrícolas y para el fiel cumplimiento de los contratos, en los términos de la legislación vigente. III. Fiscalizar los cuadernos de los trabajadores agrícolas, a fin de investigar si dichos cuadernos se hallan revestidos de las formalidades prescritas por la ley federal nº 6.437, de 27 de marzo de 1907. IV. Promover contra los reclutadores de colonos la aplicación de las disposiciones autorizadas por la ley. V. Fiscalizar las agencias y subagencias de venta de pasajes y de cambio de moneda a los trabajadores agrícolas. VI. Poner en conocimiento de las autoridades competentes las quejas de los trabajadores agrícolas, relativas a atentados contra su persona, familia y bienes. VII. Promover la organización y fiscalizar el funcionamiento de cooperativas entre los trabajadores del campo, para la asistencia médico-farmaceútica y enseñanza primaria. VIII. Promover la organización de cooperativas para los accidentes del trabajo. IX. Imponer y promover la cobranza de multas establecidas por esta ley. X. Presentar un informe mensual al Secretario de Agricultura respecto al servicio a su cargo. Art. 4.º El Patronato tendrá un Director, un abogado patrono y un oficial ayudante, con los emolumentos determinados en el estado anexo. El Secretario de Agricultura designará entre los empleados de la Secretaría los que deban prestar sus servicios en el Patronato Agrícola. Art. 5.º Compete al director del Patronato dirigir, superintender y ejecutar todos los servicios que correspondan a la repartición, con el auxilio del abogado patrono y del auxiliar ayudante. Art. 6.º Las causas a que se refiere el artículo 3.º, número 2.º, serán patrocinadas ante el Tribunal de Justicia por el Procurador general del Estado. Art. 7.º En las acciones intentadas por el Patronato a favor de los inmigrantes, cuando éstos fueren vencidos, las costas serán cobradas por la cuarta parte de lo que establece el reglamento respectivo, y no serán exigibles sino después de sentencia final. Art. 8.º En caso de acumulación de servicio del abogado patrono, será auxiliado éste por los Promotores públicos, cuando la causa se dilucide en la sede de la comarca. Art. 9.º El colono o labrador que necesitare de los servicios del Patronato se dirigirá, por carta sencilla o por cualquier otro medio, al Patronato Agrícola, en San Paulo. Art. 10.º En cumplimiento del decreto federal número 6.437, de 27 de marzo de 1907, que reglamentó las leyes núm. 1.150, de 5 de enero de 1904, y núm. 1.607, de 29 de diciembre de 1906, cada hacendado deberá poseer, para su contabilidad agrícola, un libro de cuentas corrientes, y proporcionar a los colonos cuadernos que reproduzcan los asientos de aquel libro, siendo tales cuadernos numerados en todas sus hojas y conteniendo una declaración de apertura y cierre firmada por el hacedado o por su representante.

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Los cuadernos serán proporcionados a los inmigrantes por la Agencia Oficial de Colocación, cuando por primera vez sean colocados. Art. 11.º Todas las partidas serán hechas por orden cronológico y con la mayor claridad posible. Las cuentas de cada cuaderno deberán cerrarse mensualmente con la declaración del saldo deudor o acreedor, hecha por el hacendado o su representante, depositario o poseedor del inmueble. Art. 12.º En la forma de las leyes referidas, cada cuaderno debe tener impreso, íntegramente, el decreto federal núm. 6.437, de 27 de marzo de 1907, el contrato de trabajo agrícola y la presente ley. Art. 13.º Cabe al trabajador agrícola la acción sumaria establecida en el Reglamento núm. 737, de 25 de noviembre de 1850, artículos 237 a 245, para la cobranza de deudas provenientes de sus contratos, así como para la solución judicial de cualquier litigio respecto al cumplimiento de esos contratos, sea cual fuere el valor de la causa. Art. 14.º Los infractores de lo dispuesto en los artículos 10, 11 y 12 quedan sujetos a la multa de 50 a 200.000 reis, impuesta por el Abogado patrono y cobrada por el procedimiento sumarísimo, permitido recurso con un solo efecto. Art. 15.º El Gobierno prestará auxilio, por el fondo permanente de inmigración y colonización, a las cooperativas que tengan por fines la primera enseñanza en los núcleos coloniales y haciendas, y para la asistencia médicofarmaceútica de los trabajadores agrícolas: 1.º La primera enseñanza, a que se refiere el artículo anterior, deberá comprender: Nociones de lengua portuguesa. Lectura. Caligrafía. Aritmética elemental. Nociones de geografía e historia del Brasil. Rudimentos de enseñanza agrícola. 2.º Para esas escuelas podrá ser nombrada, a falta de profesor diplomado, cualquier persona idónea, mediante examen previo. Art. 16.º En la Directoría del Patronato existirá un registro de agencias de Compañías de navegación y casas de cambio que operen en el Estado. El registro de los establecimientos ya existentes será requerido en el plazo de sesenta días, contados desde la publicación de la presente ley, y el de aquellos que fueren creados posteriormente será hecho antes de iniciar las operaciones. Art. 17.º El registro constará de lo siguiente: a) Con relación a las agencias y subagencias de las Compañías de navegación: denominación y sede de la Compañía, nombre del agente en el Estado, número de subagencias y localidades en que están situadas, nombre de los subagentes, denominación de los vapores pertenecientes a la Compañía y que reciban pasajeros en este Estado, y principalmente nombres de los empleados ambulantes que vendan pasajes marítimos. b) Con relación a las casas de cambio y sus sucursales: firma de la Empresa si fuere Sociedad, nombre de los socios y su residencia, capital social, sede de la Empresa y localidades donde tienen sucursales, y principalmente nombres de los empleados o comisionados ambulantes de sus operaciones. Art. 18.º Cualquier alteración de la Empresa, relativamente a los requisitos supra mencionados, debe ser consignada en el registro del Patronato, dentro de quince días.

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Art. 19.º Las agencias y subagencias de las Compañías de navegación y las casas de cambio, no registradas con arreglo a lo dispuesto en los artículos 16 al 18 , quedan tributando, además de las contribuciones fiscales a que estuvieren sujetas, al impuesto anual de 200.000 reis. Art. 20.º Para los gastos con la introducción de inmigrantes en el Estado de San Paulo y demás servicios creados por esta ley, queda instituido el fondo permanente de inmigración y colonización, que será mantenido con los siguientes recursos: 1.º Con el importe de las cantidades consignadas en las leyes del presupuesto del Estado. 2.º Con el producto de la venta de las tierras desocupadas. 3.º Con el producto de las cuotas pagadas por los colonos concesionarios de lotes en núcleos coloniales del Estado. 4.º Con el producto de las multas impuestas por infracción de esta ley o de su reglamento, de la ley número 1.045 C. de diciembre de 1906, y del reglamento número 784, de 5 de enero de 1900. Art. 21.º El fondo permanente de inmigración y colonización debe ser aplicado al pago de los servicios que tratan ésta y la ley núm. 1.045 C., de 27 de diciembre de 1906. Art. 22.º Las cantidades recaudadas por cuenta del Fondo permanente de Inmigración y Colonización serán anotadas por el Tesorero en separado de las partidas de los ingresos presupuestados para tener el destino de la ley. Art. 23.º Queda el Gobierno autorizado a abrir el crédito necesario para la ejecución de esta ley. Art. 24.º Revócanse las disposiciones en contrario. El Secretario de Estado de los Negocios de Agricultura, Comercio y Obras Públicas así las haga ejecutar. Palacio de Gobierno del Estado de San Paulo, a 27 de diciembre de 1911. M.J. Albuquerque Lins.- A. de Padua Salles.70

Sin embargo, muchos trabajadores españoles no vieron defendidos sus intereses por esta Institución. La legislación con que el Gobierno de São Paulo quería proteger al trabajador no se cumplía en gran parte de los casos. El Patronato Agrícola estaba en muchas ocasiones formado por personas allegadas a hacendados que incumplían la ley y los contratos entre hacendados y colonos y se convertía en un órgano de defensa del hacendado. El colono frecuentemente no cobraba su trabajo cuando el hacendado no quería pagarle. Los hacendados o sus encargados imponían multas muchas veces sin motivo y otras veces por motivos sin importancia. El colono era constantemente vejado y también su familia. De esta manera ocurrió con Joaquín Sánchez: “Este español trabajó de albañil en la hacienda de la Fortaleza, de D. Arturo Lelles, situada en este municipio de San Simón. Entre el hacendado y el operario, una vez terminada la obra, hubo una diferencia de las muchas que algunos hacendados acostumbraban a practicar para librarse del cumplimiento del contrato, cosa que ya no es la primera vez que practica el Sr. Lelles. Cuando Joaquín Sánchez vió que no le pagaba el hacendado su trabajo, dio cuenta al Patronato, y éste respondió que procurase arreglar amigablemente el asunto con el hacendado; pero no hubo forma de arreglar nada con éste.

70

La Emigración española, 5/04/1928, pp. 52-54.

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Intervino en este asunto el Comité Ejecutivo de la Bolsa de Trabajo Internacional, por medio de un comunicado que su activo Presidente dirigió a este Patronato Agrícola, y no sabemos aún la resolución que dé a este caso, aun cuando confiamos en que, dada la intervención de la Bolsa de Trabajo, el Patronato hará justicia, pues en otra forma se desacreditaría al no encontrar forma los trabajadores de que se respetasen sus derechos, lo que tanta falta hace en esta comarca, en que se dan tantos casos de no pagar al trabajador, como ocurre ahora en la hacienda de Santa Clara, propiedad del Dr. Alvarenga, en donde han pasado ocho meses 34 familias sin que se les abone sus trabajos. El Patronato Agrícola debe evitar estos sucesos, que tan poco benefician al buen nombre del país. Así lo esperamos, y daremos cuenta a nuestros lectores de la forma en que se resuelvan estas justas reclamaciones, de tanto interés para los españoles emigrados en esta región. Tesifón Sánchez. Delegado de la B.T.I. (Bolsa de Trabajo Internacional) en la región mogyana.” 71

Los españoles se sentían discriminados respecto al resto de los emigrantes y se cometían numerosos abusos. Por ello solicitaron en 1927 el envío de un Inspector de Emigración al Estado de São Paulo, para informarse de todo cuanto ocurría en asuntos de inmigración y especialmente en la región mogyana. Consideraban que ello era necesario para que la Dirección General de Emigración, a través de estos informantes, tomara medidas para evitar tantos daños a los emigrantes españoles. Tesifón Sánchez, seguía insistiendo en los medios de comunicación impresos que llegara un inspector, pero que fuera al interior del Estado de São Paulo, donde en algunas haciendas los trabajadores eran maltratados:

“¡QUE VENGA UN INSPECTOR! Que venga un inspector, sí; pero dispuesto a ver y a atender las peticiones de los españoles radicados en el interior, sobre todo en esta zona. Es mala esta región para viajes de placer, cierto; pero en cambio, es la mejor para estudiar cuestiones de emigración. La Sociedad Española de Vargem Grande aún está aguardando contestación al telegrama que envió al Inspector que últimamente visitó algunas capitales de esta República. Y eso que el telegrama llevaba contestación pagada. Que venga un Inspector, repetimos, para que vea y compruebe casos como estos dos últimos que se han dado en las haciendas de Santa Rita y de Santa Clara, que aquí todas las haciendas son santas, pero sólo en el nombre. Hacienda Santa Rita, a 101 kilómetros de Riberón Preto. Trabajaba en ella el compatriota Plácido Montesino; el capataz, por una venganza estúpida, de esas que aquí tanto abundan, le cortó el maíz y las habichuelas que con tanto trabajo venía cuidando. Denunció Plácido el hecho al Gerente, y el capataz metió un perro de la hacienda entre las gallinas de Plácido, dando buena cuenta de ellas; y no conforme con eso, se armó hasta los dientes, yendo en busca de Plácido, quien tuvo que encerrarse en su casa y huir por la noche para salvar la vida, dejando abandonados a su mujer y niños pequeños. El capataz asegura que hasta que se muera de hambre no deja salir de la hacienda a la pobre mujer de Plácido. Hacienda Santa Clara. Un colono español reclama al administrador sobre una equivocación de cuentas. Contestación: unos cuantos puñetazos del administrador, que bien defendido, pudo hacer la agresión sin que el colono pudiera responderle. 71

La Emigración española, 20/05/1927, p. 271.

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Que venga un Inspector; pero que venga adonde hace falta, adonde se puede ver la verdad.”

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- Otras Instituciones La Sociedade Paulista de Agricultura funcionó desde 1902 en defensa de los hacendados del Estado de São Paulo representando los intereses del Gobierno de este Estado. En 1911 se creó el Departamento Estadual do Trabalho y en sus diferentes secciones se proporcionaba al trabajador asistencia y protección en la realización de su trabajo, especialmente en aquellas cuestiones surgidas entre el patrón y el obrero. Su objetivo era la realización de estudios para mejorar el mundo del trabajo, desde las leyes por las que se regía, hasta las condiciones como horarios, salarios, etc. que el obrero tendría. El Patronato Agrícola, como ya se ha indicado, fue creado para ayudar a poner en práctica la diferente legislación federal y estatal sobre los derechos e intereses de los trabajadores agrícolas. Defendía judicialmente sus intereses y a través de sus funcionarios fiscalizaba las condiciones de vida y de trabajo que rodeaban al trabajador. Entre sus secciones especializadas, se encontraba La Agencia Oficial de Colocação que proporcionaba a los emigrantes las cadernetas, fiscalizadas por el Patronato. El Patronato quedó dividido desde 1930 en dos secciones: El Departamento Industrial, Comercial e Doméstico y el Departamento do Trabalho Agrícola. Desde 1931 el Departamento de Trabalho Agrícola estableció diferentes secciones como la Assistencia Judiciaria y la Assistencia Social, que auxiliarían a los obreros en sus necesidades de diferente tipo, como aquellas surgidas por el enfrentamiento entre patrones y colonos, así como las diferentes necesidades sanitarias del inmigrante frente a diferentes enfermedades y su combate. La Liga Agrícola Brasileña fundada en 1921 estaba formada por los hacendados del Estado de São Paulo para favorecer la inmigración a este Estado. Se encargaba de organizar la recluta de emigrantes y su viaje en barcos de las Compañías de Navegación con las que previamente había suscrito contratos. Al llegar a São Paulo, los emigrantes eran alojados en la Hospedería de Inmigrantes y después conducidos a la Agencia Oficial de Colocação, donde se firmaban los contratos con los emigrantes y se les adjudicaba una hacienda adonde eran conducidos.73

72

La Emigración española, 20/05/1928, p. 79. La polémica estalló en España contra la Liga Agrícola Brasileña cuando ésta intentó realizar un convenio con el Consejo Superior de Emigración para la introducción de emigrantes en el Estado de São Paulo en 1923. Se consideró que el modelo de contrato presentado por la Liga para aprobación tenía condiciones muy inferiores a aquel contrato que había firmado la Liga previamente con el Gobierno Italiano. Véase: La Emigración española, 15/05/1923, pp. 67-69; 30/09/1923, pp. 188-190; 15/11/1923, pp. 282-288; 30/06/1923, pp. 95. 73

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LAS

DISPOSICIONES

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ESPAÑOLAS

ANTE

LA

EMIGRACIÓN

DE

ESPAÑOLES A BRASIL

Anuncio de viajes gratuitos a Brasil. Fuente: La Vanguardia, 15/03/1891, p. 15.

A fines del s. XIX se seguía abordando una cuestión muy controvertida, que había sido objeto de discusión desde épocas anteriores. Se trataba del derecho a la emigración y a la inmigración. En este sentido existían escuelas contrapuestas que se fueron creando desde el s. XVII. Una de ellas, partía del principio de la soberanía absoluta del Estado por la que se le reconocía el derecho sin límite de regular o prohibir la entrada y salida de su territorio de las personas, sin tomar en cuenta las reivindicaciones individuales. A esta escuela se oponía otra que partía del principio de la libertad individual, atribuyendo al individuo el derecho natural e imprescriptible para poder emigrar o inmigrar, derecho al que no podía oponerse el Estado por su sola voluntad. Teniendo en cuenta que la emigración suponía que el nacional de un país abandonara el territorio de este Estado para establecerse en un país extranjero, y que el inmigrante era aquel extranjero a un Estado que penetraba en su tierra con intención de establecerse, los estudiosos que giraban en torno a las dos escuelas se planteaban básicamente si un Estado tenía el deber de abrir sus fronteras a aquellos que quisieran traspasarlas y si tenía la obligación de admitir en su suelo a los extranjeros que quisieran hacerlo. La legislación sobre emigración fue configurándose teniendo en cuenta diferentes factores. El Instituto de Derecho Internacional, en su sesión de Copenhague el 1 de septiembre de 1897 votó un proyecto relativo a la emigración desde el punto de vista jurídico internacional, que tomando en cuenta el principio de la libertad de emigrar, declaró que dicha libertad podía verse restringida por la decisión de los Gobiernos por determinadas necesidades de tipo social y político. Según las reglas que trataban de conciliar la libertad individual que todo individuo tenía y el derecho de conservación del Estado, se debían tener en cuenta una serie de premisas sin dejar de considerar que el derecho a la emigración era un derecho natural de todos los hombres y que no podía ser prohibido por el Estado de un modo general. Sin embargo, este Estado, con el fin de garantizar su propia conservación, debía proteger a determinados individuos que deberían estar sujetos a una serie de condiciones especiales, en caso de pretender la salida de su territorio. - Desde el momento en que para la conservación del Estado era necesario el cumplimiento del servicio militar de sus miembros, sería prohibida o sujeta a la autorización necesaria la emigración de individuos que se encontraran en edad de servir al ejército.

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- Siendo la familia el principio fundamental de la sociedad, la emigración de los menores de edad solo sería permitida con el consentimiento de sus padres o tutores y la emigración de las mujeres, con el consentimiento de su marido. - No se reconocería el derecho a emigrar a aquellos que la ley del país de destino prohibiera recibirlos como inmigrantes. - La emigración en masa no sería prohibida de un modo general, porque atentaría contra la libertad individual, pero ya que para la conservación de la población de los Estados presentaba un peligro mayor que la emigración individual, sería objeto de vigilancia especial y podría prohibirse en caso de alcanzar proporciones excesivas o de convertirse en una especie de rebelión organizada del pueblo contra su constitución y autoridades. - Cuando los emigrantes no debieran obtener una autorización especial para emigrar por parte del Estado, deberían realizar una declaración de su intención de abandonar el territorio. El Estado debería velar por la conservación de su población y debería conocer si los emigrantes tenían que estar sujetos a determinadas condiciones por encontrarse en situaciones especiales. - Para evitar las emigraciones desastrosas para aquellos que tomaban parte en esta empresa, se debería exigir a las personas y a las sociedades involucradas en el proceso una serie de garantías de moralidad y de someterse a condiciones particulares con el fin de prevenir las contrataciones abusivas. Debería ser castigada toda propagación de noticias falsas relativas a la emigración y publicar todos los informes que pudieran poner totalmente a los emigrantes al corriente de la situación y antes de que los contratos de emigración fueran realizados. Para seguir el principio de protección de los emigrantes, los Gobiernos deberían velar para que los viajes de éstos, tanto por tierra dentro del territorio de sus propios países como por mar, cuando lo realizaran en barcos portando su bandera, fueran realizados cumpliendo las exigencias de higiene y seguridad.74 Desde la segunda mitad del s. XIX venía desarrollándose en España una gran actividad legislativa que respondía a la necesidad de regular la creciente emigración de españoles a otras tierras y desde principios del s. XX esta labor fue más importante. La legislación iba evolucionando según las medidas necesarias que había que tomar en cada momento y entre todas las disposiciones legislativas realizadas entre 1880 y 1930 existieron algunas promulgadas expresamente para regular la emigración de españoles a Brasil, permitiéndola en ocasiones y prohibiéndola en otras. A partir de la década de 1880 se intensifica la actividad legislativa en materia de emigración, reflejo en todo momento de las alarmantes proporciones que estaba tomando este fenómeno en España.75 La Real Orden del 10 de noviembre de 1883, fija las reglas a las que ha de someterse la emigración a las repúblicas americanas y al Imperio del Brasil. En ella se especifican los documentos que el emigrante debe presentar y el papel de los gobernadores en la comprobación de la autenticidad de la documentación para permitir o denegar el embarque. Se toman medidas para evitar la emigración clandestina por Portugal, se dictan medidas en cuanto a los requisitos que los barcos deben cumplir para el transporte de emigrantes y se especifican las condiciones que deben fijarse en los contratos realizados con los emigrantes y en la formación de expediciones. El texto es el siguiente: 74

FAUCHILLE, Paul: “ Le droit d’émigration et le droit d’immigration», Revue International du Travail, IX, 3, (1924), pp. 334-350. 75 SANTOS, Ricardo Evaristo: Política migratoria española a Iberoamérica: aporte Brasil 1890-1950. A Coruña. Ediciós do Castro, 1996.

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“Art. 1. Todo español que quiera emigrar o dirigirse temporalmente a las repúblicas americanas y al Imperio del Brasil solicitará 24 horas antes, por lo menos de su embarque, del gobernador de la Provincia donde haya de tener efecto, la correspondiente autorización, acompañando a la instancia los documentos siguientes: I. II. III.

IV.

V. VI.

VII. VIII.

Su cédula personal con las señas generales y particulares escritos de igual letra que aquella y el sello de la oficina respectiva. Los varones y mujeres solteras que no hayan cumplido 25 años, una autorización de sus padres o tutores, otorgada ante notario público, o ante el alcalde del pueblo de su vecindad. Los varones hasta la edad de 15 años, partida de bautismo, legalizada si procediera de otra provincia o visada simplemente por la alcaldía correspondiente de otra provincia si son de la misma en que pretenden efectuar el embarque. Los de 15 a 35 años, certificado de hallarse libres de toda responsabilidad de quintas o de haber asegurado que están las resultas, consignando el depósito de 2.000 pesetas en metálico. Los de 35 años en adelante; y las mujeres solteras que pasen de 25, su cédula personal con las señas y sello en la forma indicada anteriormente. Los individuos pertenecientes a la reserva activa o a la segunda reserva o a la clase de reclutas disponibles, presentarán, además de los expresados documentos, una licencia del capitán general del distrito respectivo, que les autorice para efectuar su embarque o ausentarse de la Península, con arreglo a lo dispuesto en la Real Orden del 23 de Octubre último. Las mujeres casadas, permiso de sus maridos, visado por la alcaldía del pueblo de su vecindad. Certificación de no estar procesado ni sufriendo condena, expedida por la misma alcaldía y visada por el gobernador de la provincia respectiva.

Art. 2. En vista de estos documentos, y adoptando cuantas precauciones estimen necesarias respecto de la autenticidad de los mismos, los gobernadores concederán o negarán el permiso de embarque, el cual se ha de extender en papel de la clase 12, y no devengará derecho alguno. Art. 3. Los gobernadores, en cumplimiento de la Real Orden del Ministerio de Fomento de 26 de Agosto último, facilitarán a la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico cuantas noticias los reclame dicho centro acerca de los permisos que expida y de la entrada y salida de emigrantes por mar, así como los demás antecedentes a que se refiere la disposición citada. Art. 4. Para evitar la emigración clandestina que se hace por el vecino Reino de Portugal, las mismas autoridades cuidarán de que se observen rigurosamente las prescripciones de la Real Orden circular de este ministerio del 28 de Febrero del año próximo pasado. Art. 5. No podrá contratarse el embarque a partir de ninguna expedición de emigrados sin que proceda autorización especial para cada caso, expedida por el gobernador de la provincia correspondiente, en la que se exprese el número de individuos de que ha de constar aquella. Art. 6. En armonía con lo prevenido en el artículo 20 de la Ley de Sanidad, se obligará a los respectivos armadores a dotar de médico-cirujano y de botiquín reconocido por el director de sanidad del puerto, a todo buque que conduzca a bordo más de 60 pasajeros. Art. 7. No se permitirá embarcar en ningún buque mayor número de individuos que los que pueda transportar en proporción de su capacidad y toneladas, después de la carga de víveres, según sobre lo que el particular disponen las ordenanzas o instrucciones de Marina. Art. 8. En los contratos con los pasajeros deberá determinarse la cantidad y la calidad de los alimentos y del agua que los emigrados hayan de recibir a bordo durante el viaje, cerciorándose la autoridad, antes de la salida de los buques, de que los acopios son suficientes para cumplir esta condición. Art. 9. En los mismos contratos se estipulará y consignará, así el precio del transporte y las garantías que los emigrantes den para su pago, como el plazo dentro del cual hayan de satisfacerle, no pudiendo ser este menor de dos años; pero quedando a su arbitrio el acortarlo y entendiéndose que dicho precio deberá estar en relación con las estancias.

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Art. 10. Estos contratos se extenderán por triplicado, quedando un ejemplar en poder del contratista, otro en el del emigrante y el tercero en el del gobernador respectivo. Art. 11. Los gobernadores por sí, o bien delegando sus facultades en el secretario, y siempre bajo su responsabilidad, visitarán todo buque expedicionario en los puntos de su residencia, y donde la tuvieren prestará este servicio el alcalde bajo su responsabilidad, remitiendo en todos los casos a este ministerio por duplicado, una certificación de la visita, en la que conste haberse observado las formalidades precitadas. Art. 12. Igualmente remitirán los gobernadores a este ministerio dos copias certificadas del ejemplar del contrato que la regla 10 debe quedar en el gobierno de provincia, a fin de remitir una al representante del Gobierno en el puerto adonde se dirijan las expediciones, para que manifieste si por el capitán del buque se ha atendido a los pasajeros cual corresponde, y también si el que los contrató ha cumplido las condiciones estipuladas. Art. 13. Las personas a quienes se autorice para el embarque de emigrados, no podrán traspasar las concesiones, bajo pena de nulidad de dicha autorización, y sobre este punto se observará la mayor vigilancia por parte de las autoridades. Art. 14. Se cuidará de que los emigrantes no obliguen la totalidad de su salario para el pago de fletes y gastos de traslación, permitiéndoles únicamente hacerlo de la tercera parte de aquel. Art. 15. Los gobernadores vigilarán muy especialmente por sí, o por medio de sus delegados, la formación de estas expediciones, a fin de que no se cometan abusos y se impidan las emigraciones clandestinas. Art. 16. En el caso de faltar a los emigrantes el buen trato estipulado, la autoridad gubernativa, haciendo uso de la facultad que le concede la ley, y previa la formación del oportuno expediente, impondrá a los armadores de los buques la multa que conceptúe proporcionada a la falta. Art. 17. Los armadores y contratistas no serán autorizados para contratar nuevamente expediciones cuando hayan faltado por 2 veces a las prescripciones a las que se refiere la regla anterior, debiendo al efecto darse el oportuno aviso al Ministerio de Marina y autoridades correspondientes”. De la Real Orden lo comunico a V.S. para su inteligencia y exacto cumplimiento. Dios guarde a V.S. 76 muchos años. Madrid 10 de Noviembre de 1883.”

Otra Real Orden del 10 de noviembre de 1883, determinaba los requisitos que debían cumplir los españoles que quisieran embarcarse con rumbo a las provincias de Ultramar y al Imperio del Brasil. Según la misma: “Con el propósito de ofrecer la mayor suma de facilidades compatibles con las disposiciones de la ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército a cuantos españoles pretendan dirigirse a nuestras provincias de Ultramar, impidiendo a la vez que los que no hayan cumplido veinticinco años se ausenten sin la necesaria autorización de sus padres o tutores, S.M. el Rey, Q.D.G., ha tenido a bien ordenar se recomiende a V.S, la observancia de las siguientes reglas, en armonía con la ley citada anteriormente, las cuales hará cumplir a las Autoridades correspondientes de esa provincia: 1.ª Los españoles que quieran embarcarse con rumbo a las expresadas provincias, si no hubieran cumplido treinta y cinco años los varones y veinticinco las mujeres solteras, deberán solicitar el competente permiso del Gobernador de la provincia de su residencia o de la que hayan de efectuar su embarque, previa la exhibición de los siguientes documentos: I.

Los de ambos sexos menores de veinticinco años, licencia de sus padres o tutores, visada por el Alcalde del pueblo de su vecindad.

76

Gaceta de Madrid, 11/11/1883, pp. 447-448: “Real orden fijando las reglas a que ha de someterse la emigración a las Repúblicas americanas y al Imperio de Brasil”.

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II.

III.

IV.

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Los comprendidos en la edad de veinte a treinta y cinco años, su cédula de vecindad y certificado de hallarse libres de su responsabilidad de quintas, respondiendo, en otro caso de su presentación, sus padres o tutores en la forma prevenida anteriormente. Los individuos pertenecientes a la reserva activa, a la segunda reserva, o a la clase de reclutas disponibles, además de los documentos expresados, una licencia del Capitán general del distrito respectivo que les autorice para efectuar su embarque o ausentarse de la Península, con arreglo a lo dispuesto en la Real Orden del 23 de Agosto último. Las mujeres casadas, permiso de sus maridos, visado en la Alcaldía del pueblo de su vecindad.

2.ª Los que hayan cumplido treinta y cinco años y las mujeres solteras mayores de veinticinco, podrán embarcarse libremente, llevando consigo la cédula personal, que exhibirán en cuantos casos la Autoridad lo exija, con sus señas generales y particulares y el sello de la oficina correspondiente. 3.ª El permiso a que se refiere la regla 1.ª se extenderá dentro del plazo más breve posible en papel de oficio, y no devengará derecho alguno. Cuando el embarque se realice en un puerto que no corresponda a la capital de provincia, el Alcalde de la población a que pertenezca dicho puerto podrá expedir, bajo su responsabilidad y siempre que así lo solicite el interesado, el permiso de que se trata, con sujeción a las formalidades establecidas. 4.ª Para las expediciones de los pasajeros que se contraten con objeto de ser conducidos a nuestras provincias de Ultramar en buques que no tengan servicio regular autorizado, se observarán las reglas dictadas en la Real orden de esta misma fecha para los emigrantes a las Repúblicas americanas o al Imperio del Brasil, tanto en lo relativo al buen trato personal de los mismos como a las garantías establecidas, a fin de asegurar el cumplimiento de sus contratos. Los Gobernadores, antes de conceder el permiso para la expedición, y de acuerdo siempre con las Autoridades de Marina deberán adoptar cuantas precauciones estimen oportunas para que los individuos de que se trata no sean desembarcados en ningún puerto del extranjero, por cuyo medio pudiera eludirse el cumplimiento de la ley de Reemplazo. De Real orden lo comunico a V.S. para su inteligencia y exacto cumplimiento. Dios guarde a V.S. 77 muchos años. Madrid, 10 de Noviembre de 1883.”

La Real Orden del 19 de enero de 1887, recordaba el cumplimiento de las disposiciones anteriores por las que se pretendía dificultar la emigración a las repúblicas americanas y al Imperio del Brasil y que en la época había adquirido enormes proporciones, pero que se realizaba sin tener en cuenta los requisitos exigidos por la ley. En una gran cantidad de casos no se cumplían las prescripciones de la ley de reclutamiento y reemplazo del ejército, eludiendo muchos emigrantes las obligaciones del servicio militar y tampoco se cumplía la acción de los tribunales de justicia ni en muchos casos las órdenes dictadas referentes a la documentación necesaria para emigrar o las exigencias que debían cumplir armadores y contratistas. Además, un gran número de emigrantes abandonaban el país sin ser mayores de edad, desobedeciendo la autoridad paterna. Con dicho fin se dictaron una serie de disposiciones referentes al permiso que debían proporcionar los gobernadores de las provincias de su residencia o de la que hubieran de efectuar su embarque, para aquellos emigrantes menores de 35 años en el caso de los hombres y de 25 años en el caso de las mujeres, según los casos, detallando los tipos de documentos que deberían exhibir antes del embarque. También incluía una serie de medidas referentes al permiso mencionado, en cuanto a los plazos de expedición y sus derechos y una serie de reglas a seguir referentes al trato personal de los emigrantes en

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Gaceta de Madrid, 11/11/1883, p. 448: “Real orden determinando los requisitos que han de llenar los españoles que quieran embarcarse con rumbo a las provincias de Ultramar”.

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los barcos y a las garantías para asegurar el cumplimiento de los contratos realizados en las expediciones de pasajeros: “En diferentes épocas se han dictado por este Ministerio prudentes y acertadas medidas encaminadas a reglamentar la emigración española a las Repúblicas americanas y al Imperio del Brasil, así en lo que se refiere a la documentación de los emigrantes y en general de los pasajeros que se dirigen a tan remotos países, como a las garantías que en beneficio de los mismos deben exigirse a los contratistas y armadores de buques. La inobservancia de algunas de las formalidades y las dificultades que en la práctica ofrece tan importante servicio, son causa de que muchas expediciones se lleven a efecto en condiciones tales que, únicamente responden al interés de una odiosa especulación, quedando por completo desamparados los que se dejan sorprender con exageradas promesas: sustrayéndose otros con la emigración a la acción de la justicia; eludiendo no pocos por igual medio la sagrada obligación de quintas, y desobedeciendo muchos la autoridad paterna a que se hallan sometidos en su menor edad. Si la intervención administrativa ha de ser suficientemente eficaz en tan importante asunto para impedir que en lo sucesivo se repitan los males señalados con motivo de la expedición de emigrantes, se hace precisa la más escrupulosa y severa aplicación de las disposiciones vigentes sobre la materia. Con este propósito, y reservando al Centro correspondiente el conocimiento de las causas que produzca la emigración, como también el estudio de las disposiciones que hayan de modificarlas en su esencia, S.M. el Rey, Q.D.G., ha tenido a bien disponer se recomiende a V.S. la estricta observancia de las siguientes reglas, que hará cumplir rigurosamente a cuantos pretendan embarcarse con rumbo a dichos países, como igualmente a los armadores de buques y organizadores de expediciones. [a continuación se reproducen las dos Reales Órdenes del 11/11/1883].”

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La emigración de españoles ya estaba extendiéndose por todos los continentes como queda reflejado en la Real Orden Circular del 8 de mayo de 1888. Por ella se dictan instrucciones para la emigración a las repúblicas americanas, Imperio del Brasil, África y Oceanía tomando medidas contra la emigración clandestina que estaba siendo realizada por puertos de otros países como Portugal. Para evitar dicha emigración clandestina se exigía el permiso del cónsul español en dichos puertos para poder emigrar y se aumentaban las exigencias en cuanto a los documentos que debían ser presentados y los trámites a efectuar, incluyendo disposiciones relacionadas con los agentes consulares, armadores y buques, condiciones a cumplir en los contratos de viaje, multas para los armadores, etc.: “1.ª Todo español que pretenda emigrar o dirigirse temporalmente a cualquier punto de América, África u Oceanía, que no forme parte del territorio de España, deberá, para verificarlo, obtener el oportuno permiso del Gobernador de la provincia en que haya de embarcarse. 2.ª El que trate de verificarlo en un puerto de Portugal deberá obtener autorización del Gobernador de la provincia de su naturaleza y del Cónsul de España en aquel punto, cuyo requisito es indispensable, con arreglo a lo convenido entre ambos países. 3.ª Cuando el embarque tenga lugar en el puerto de otra nación, el Cónsul de España no lo autorizará de modo alguno si el emigrante no le exhibe el correspondiente certificado del Gobernador de su provincia, que acredite se halla libre de toda responsabilidad criminal o de quintas.

78

Gaceta de Madrid, 25/01/1887, pp. 247-248: “Circular recordando el cumplimiento de las disposiciones vigentes para dificultar la emigración a las Repúblicas americanas e Imperio del Brasil”.

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4.ª Para informar en lo relativo a la concesión de permisos de embarque con rumbo a los puntos indicados en el art. 1.º se crea en cada una de las provincias del litoral y fronteras, y en las de Baleares y Canarias, una Junta compuesta de las personas siguientes: El Gobernador de la provincia, Presidente. Un Delegado del Gobernador militar. El Fiscal de la Audiencia de lo criminal. El Comisario Regio de Agricultura más antiguo. Un Diputado provincial designado por el Presidente de la Diputación. El Jefe de la Sección de Fomento-Secretario. 5.ª El permiso de embarque se solicitará quince días antes, por lo menos, de efectuarlo, acompañando a la instancia, según el caso requiera, los documentos siguientes: I. Cédula personal, con las señas generales y particulares, escritas de igual letra que aquella, y el sello de la oficina respectiva. II. Los varones y las mujeres solteras que no hayan cumplido veinticinco años, una autorización de sus padres o tutores. III. Los varones hasta la edad de quince años, partida de bautismo. IV. Los de quince a cuarenta, certificado de hallarse libres de toda responsabilidad de quintas, o de haber asegurado que están a las resultas, consignando el depósito de 1.500 pesetas en metálico. V. Los de cuarenta años en adelante, y las mujeres solteras que pasen de veinticinco, su cédula personal, con las señas y sello, en la forma indicada anteriormente. VI. Los individuos pertenecientes a la reserva activa, a la segunda reserva o a la clase de reclutas disponibles, presentarán, además de los expresados documentos, una licencia del Ministro de la Guerra que les autorice para efectuar su embarque o ausentarse de la Península. VII. Las mujeres casadas, permiso de sus maridos. VIII. Los varones y las mujeres de cualquiera edad, certificación de no estar condenados ni sufriendo condena, expedida por el Juez de instrucción del distrito judicial correspondiente. 6.ª El Gobernador comprobará por todos los medios posibles la identidad de las personas y la autenticidad de los documentos que presenten, y en un plazo de dos días los pasará a la Junta, que deberá informar dentro de los diez siguientes. 7.ª Todos los documentos referidos serán visados por el Alcalde del pueblo de que proceda el emigrante, o legalizados por Notario, según se hayan de surtir sus efectos en la misma o en otra provincia. 8.ª El permiso de embarque se extenderá en papel con timbre de 15 pesetas, según lo prevenido en el artículo 113 de la Ley del Sello y Timbre del Estado, sin devengar derechos por ningún otro concepto. 9.ª No se concederá este permiso a ningún súbdito portugués, residente ni transeúnte, sin que antes exhiba un certificado de declaración del respectivo Agente consular de su nación, por el que conste no haber inconveniente en otorgarlo. 10. En el caso de que los expresados Agentes consulares se negaren a librar el documento de que trata la disposición anterior, se les invitará a que justifiquen su negativa, o a demostrar, dentro del plazo de veinte días, que el individuo que solicita pasaporte está sujeto a responsabilidad en el servicio de las armas, o que ha incurrido en alguno de los delitos por los que está concedida la extradición. Si los respectivos Agentes no accediesen a esta invitación, o no justificasen

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debidamente el impedimento, los Gobernadores podrán conceder el pasaporte prescindiendo de aquel requisito. 11. No podrá contratarse el embarque, ni partir expedición alguna, sin que preceda autorización especial para cada caso, expedida por el Gobernador de la provincia correspondiente, en la que expresará el número de individuos de que aquella ha de constar. 12. En armonía con lo prevenido en el art. 20 de la ley de Sanidad, se obligará a los respectivos armadores a dotar de Médico-Cirujano y de botiquín, reconocido por el Director de Sanidad del puerto, a todo buque que conduzca a bordo más de 60 pasajeros. 13. No se permitirá embarcar en ningún buque mayor número de individuos que los que pueda transportar en proporción de su capacidad y toneladas, después de la carga de víveres, según lo que sobre el particular disponen las Ordenanzas e instrucciones de Marina. 14. En los contratos deberá determinarse la cantidad y calidad de los alimentos y del agua que los pasajeros hayan de recibir a bordo durante el viaje, cerciorándose la Autoridad, antes de la salida de los buques, de que los acopios son suficientes para cumplir esta condición. 15. En los mismos contratos se consignará el precio del transporte, en relación con las estancias, el plazo del pago, procurando que sea lo más largo posible, y las garantías de pago que, si se le piden, ha de dar el emigrante. 16. Estos contratos se extenderán por triplicado, quedando un ejemplar en poder del contratista, otro en el del emigrante y el tercero en el del Gobernador de la respectiva provincia. 17. Los Gobernadores por sí, o bien delegando sus facultades en el Secretario, y siempre bajo su responsabilidad, visitarán todo buque expedicionario que salga del punto de su residencia. Donde no la tuvieren, prestará este servicio el Alcalde, bajo su responsabilidad; y en todos los casos remitirán a este Ministerio, por duplicado, una certificación de la visita, en la que conste haberse observado las formalidades precitadas. 18. Igualmente remitirán los Gobernadores una copia certificada del ejemplar del contrato que, según la disposición 10, debe quedar en el Gobierno de la provincia, y otra por el mismo buque, al representante del Gobierno en el puerto a que la expedición se dirija, para que averigüe y manifieste si se han cumplido las condiciones estipuladas para el transporte, y si el Capitán del buque ha atendido como debía a los pasajeros. 19. Las personas a quienes se faculte para el embarque de pasajeros deberán observar y hacer cumplir todas las condiciones que se les haya impuesto, bajo pena de nulidad de dicha autorización, y sobre este punto ejercerán las Autoridades la más rigurosa vigilancia. 20. Se procurará que los emigrantes no obliguen la totalidad de su salario para el pago de fletes y gastos de traslación. 21. En el caso de faltar a los emigrantes el buen trato estipulado, la Autoridad gubernativa, haciendo uso de la facultad que le confiere la ley, y previa la formación del oportuno expediente, impondrá a los armadores de los buques la multa que conceptúe proporcionada a la falta. 22. No se autorizará para contratar nuevas expediciones a los armadores y contratistas que por dos veces hayan faltado a lo que dispone la regla anterior, y al efecto se dará el oportuno aviso a las Autoridades correspondientes y al Ministerio de Marina. 23. Los Gobernadores vigilarán muy escrupulosa y especialmente, por sí o por medio de un Delegado, la formación de estas expediciones, y momentos antes de zarpar el buque harán practicar un reconocimiento minucioso para evitar abusos e impedir las emigraciones clandestinas. [24-28: Emigración a las provincias y posesiones españolas de Ultramar].

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DISPOSICIONES GENERALES: 29. Sin perjuicio de poner en conocimiento de este Ministerio, en cuanto ocurra, todo incidente que pueda influir en el aumento de la emigración, los Gobernadores de las provincias formarán y remitirán en la primera quincena de los meses de Enero y Julio de cada año una Memoria en que se expliquen las causas, desarrollo y proporciones que las emigraciones hayan tomado o puedan tomar. Para redactarla oirá el Gobernador a la Junta especial, a las demás Corporaciones provinciales cuyo juicio y opiniones creen se deben tener en cuenta; y a las personas que por sus conocimientos y estudios especiales puedan ilustrarle con su consejo. 30. En todos los Gobiernos de las provincias en que haya Juntas de emigración se abrirá un “Registro de emigrantes”, en el que se hará constar el nombre, ambos apellidos, edad, naturaleza, profesión de cada uno, el punto adonde se dirijan, el objeto y móviles del viaje y cuantas observaciones sugiera la condición social y estado de cada persona. 31. En los primeros cuatro días del mes remitirán los Gobernadores a este Ministerio copia de las inscripciones verificadas en el Registro durante el mes anterior. 32. Los Gobernadores de todas las provincias, en cumplimiento de la Real orden del Ministerio de Fomento de 26 de Agosto de 1883, facilitarán a la Dirección general del Instituto Geográfico y Estadístico cuantas noticias les reclame dicho Centro acerca de los permisos que expida y de la entrada y salida de emigrantes por mar, así como los demás antecedentes a que se refiere la disposición citada. 33. Quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo preceptuado en la presente. De Real orden lo digo a V. S. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V.S. muchos años. Madrid, 8 de Mayo de 1888. ALBAREDA”.

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Tras la Ley de Emigración promulgada en 1907, el Real Decreto del 26 de agosto de 1910, prohibía temporalmente la emigración a Brasil con billete gratuito. Las razones se basaban en la situación lastimosa que presentaban los informes oficiales sobre los españoles que emigraban a este país, y desde hacía muchos años, la prensa española y brasileña se habían hecho eco de las quejas de los españoles que se encontraban en una situación penosa en este país. El texto es el siguiente: “A propuesta del Ministro de la Gobernación, de acuerdo con Mi Consejo de Ministros, y con arreglo a lo dispuesto en el artículo 15 de la Ley de 21 de Diciembre de 1907, Vengo en decretar lo siguiente: Artículo 1.º Desde la publicación de este Decreto, y hasta nueva orden, queda prohibida, la emigración de los españoles al Brasil con billete gratuito. En su virtud, las Compañías navieras autorizadas para el transporte de emigrantes no podrán desde esta fecha celebrar contrato alguno, para el transporte gratuito de emigrantes españoles a aquel país, ni los consignatarios expedir billetes en dichas condiciones. Art. 2.º Los que contravinieren lo dispuesto en el artículo anterior, serán castigados con arreglo a lo preceptuado en los capítulos VI de dicha ley y VII del Reglamento para su ejecución.

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Gaceta de Madrid, 09/05/1888, pp. 426-427: “Real orden circular dictando Instrucciones respecto a la emigración a las Repúblicas Americanas, Imperio del Brasil, África y Oceanía”.

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Art. 3º Las Autoridades gubernativas, las Juntas locales de Emigración, y los Inspectores de Emigración velarán especialmente por el cumplimiento de lo dispuesto en este Decreto. Dado en San Sebastián a veintiséis de Agosto de 1910”.

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En Italia se había promulgado en 1902 el Decreto Prinetti, que prohibía a los italianos viajar a Brasil con billete subvencionado. Esta decisión fue tomada cuando en la Cámara de Diputados de Italia, el Sr. Rossi, diputado y ex comisario general de emigración, pronunció desde el Parlamento un discurso a su país al tratar del problema de los malos tratos que sufrían los emigrantes italianos en algunos países americanos. Su relato llegó a impresionar tan hondamente a la Cámara italiana, que ésta acordó en aquel mismo momento que quedase prohibida totalmente la emigración gratuita de italianos a Brasil y a algunos otros países de América. El Sr. Rossi relató a la Cámara las penurias, malos tratos y fallecimientos de miles de italianos que llegados a Brasil se habían ocupado en trabajos en el Amazonas y de las muertes que habían sucedido en la construcción de líneas férreas a través de territorios insanos, así como los malos tratos que recibían en algunas haciendas por capataces y hacendados. Tras esta prohibición del Gobierno italiano, España siguió en la misma línea. En 1910 numerosos inmigrantes españoles residentes en el Estado de São Paulo se dirigieron al Heraldo de Madrid en demanda de que llegaran al Gobierno español sus justas quejas y se había publicado en algunos periódicos españoles y en la Gaceta una lista de los españoles fallecidos en Brasil, que había sido enviada por el cónsul de España en Pará. Se trataba de una lista de 140 jóvenes, entre los 20 y los 35 años y todos por debajo de los 45 años. Tantos muertos jóvenes causó estupor en España, suponiendo que las causas de una mortalidad tan grande debían ser extraordinarias. La realidad, es que se había desatado en ese año, una epidemia de fiebre amarilla en el país que se había cobrado numerosas víctimas.81 Seguidamente el Consejo Superior de Emigración publicó en agosto de 1910 una nota relativa a la penosa situación en que se encontraban los emigrantes españoles que se encontraban en Brasil. En ella indicaba que los compatriotas emigrados a este país eran objeto de malos tratos y vejaciones intolerables, hecho que había llevado al Consejo Superior de Emigración a realizar una información encargándosela al Inspector Teniente de Navío D. Ángel Gamboa quien informó ampliamente respecto a la situación en la que se encontraban estos individuos y que era deplorable, siendo víctimas de toda clase de vejaciones. D. Ángel Gamboa tenía como misión informar sobre la exactitud de las denuncias y reflejó en su informe que los hacendados brasileños robaban a los emigrantes españoles y hasta se cometían asesinatos. La administración de justicia no les amparaba, ni los médicos ni abogados les asistían. El total de la emigración que se realizaba con viaje gratuito estaba formado por familias completas de agricultores que tuvieran por lo menos tres miembros aptos para trabajar, siendo las únicas familias aceptadas en las haciendas. El propósito que se perseguía al aceptar solamente a estas familias era -entre otros- que no les resultara posible el regreso a España. El inspector había interrogado a una serie de familias que declararon 80

Gaceta de Madrid, 31/08/1910, pp. 694-695: “Real decreto prohibiendo temporalmente la emigración al Brasil con billete gratuito”. 81 La Vanguardia, 31/03/1910, p. 6 y El Heraldo de Madrid, 31/08/1910, p. 1.

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que en su lugar de origen en España no les faltaban los medios para vivir, que podían cubrir con estos medios sus necesidades aunque fuera de una manera modesta, y que su vida era bastante mejor en su lugar de procedencia que lo que era en ese momento en Brasil. El haber emigrado a este país había sido consecuencia de los engaños de los agentes de emigración que recorrían los pueblos haciendo promesas falsas, como que en Brasil se regalaban terrenos y ganado, aperos de labranza y demás. Relataron al inspector de qué modo se realizaba el viaje: una vez que los emigrados llegaban a Santos, principal puerto de Brasil para la entrada de inmigrantes en el Estado de São Paulo, el vapor se dirigía a un muelle y desde allí se dirigían por tren hasta la Hospedería de Emigrantes. Del barco al tren se pasaba por una palanca vigilada a cada lado por empleados al servicio de la Inspección de Emigración, que controlaban su descenso en grupo sin que pudiera escaparse ninguno y les impedían esta comunicados entre ellos. Las quejas de los emigrantes se centraron en el tratamiento que recibió un grupo de niños que había llegado con sarampión. El dueño de la Hospedería había sido avisado de este problema y había prometido que serían tratados en la enfermería por un médico, pero después de 24 horas todavía los niños estaban en brazos de sus madres vestidos con harapos, sin haber recibido ninguna clase de medicación ni alimentación. Por la tarde, ingresaron en el hospital de aislantes y una de las madres comenzó a entrar en proceso de parto, pero fue despedida del establecimiento por el mismo médico y conducida en un coche de enfermos a la hospedería mientras las enfermeras se quejaban de este proceder por miedo a que la mujer diera a luz en el camino como así fue, alumbrando a su bebé al descender del coche en la misma calle de la hospedería, sin haber podido llegar a este edificio y donde solamente pudo ser asistida por un compañero de viaje que estaba por casualidad por allí. Como resultado de aquella manera de dar a luz, la mujer contrajo una infección y murió a los pocos días. La enfermería no estaba siendo apenas usada y lo pudieron constatar por el hecho de que no consiguieron encontrar las llaves para entrar y no se pudieron abrir las puertas de este establecimiento, aunque en el vapor llegaban varios enfermos y lo mismo había sucedido con los inmigrantes llegados anteriormente en los vapores Sofía y Oemberg. El viaje que los emigrantes realizaban desde Santos hasta São Paulo, lo hacían cerrados en vagones con llave y las ventanillas solo se abrían lo mínimo para que pudiera haber algo de ventilación. De la misma manera eran conducidos después a las haciendas. Una vez llegados a la hospedería, los contratos se realizaban directamente entre los inmigrantes y los representantes de las haciendas, y eran más tarde ratificados por los encargados de la Oficina de Colonización y Trabajo. Estos contratos no cumplían las mínimas garantías para el inmigrante ya que no especificaban cuáles eran las condiciones establecidas por la Administración y otras veces eran sustituidos los contratos oficiales por otros que habían sido realizados de manera arbitraria. En los contratos estaba estipulado el pago de determinada cantidad por cada 5 litros de café, pero en muchas ocasiones se les obligaba a recoger el doble para que en su libreta constara aquello que había sido pactado en el contrato. En las haciendas, los inmigrantes recibían casas con una sola habitación, la mayor parte de las veces construidas con estacas clavadas en la tierra y entrelazando con ellas cañas. Para cubrir esta especie de tejido colocaban barro y los inmigrantes dormían en el suelo 91


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hasta que conseguían ellos mismos realizar su cama que solía estar formada por hojas de maíz. No recibían remuneración en dinero, sino vales que solo podrían utilizar en el almacén de la hacienda y gastar únicamente lo necesario para comprar habichuelas, arroz y manteca de cerdo, que junto con el café era su principal alimentación. Sin embargo, en algunas haciendas los inmigrantes no recibían sus vales hasta 7 meses después, lo que ocasionaba problemas en su alimentación y tenían que huir abandonando sus pocas pertenencias para que los centinelas o capangas no se dieran cuenta de su fuga. En aquellas haciendas en las que se permitía al emigrado cultivar el maíz por su cuenta se les obligaba a venderlo a los dueños de aquellas por el precio que éstos fijaban, sin que se hiciera jamás el pago en dinero, sino simplemente acreditando el importe en la libreta del colono. Todas las haciendas tenían la costumbre de imponer multas como algo natural y legítimo y de esa manera el colono era constantemente castigado por cualquier motivo. El administrador decidía libremente y según su criterio la cuantía de la multa y de un modo arbitrario, dependiendo de su estado de ánimo. El terreno destinado a los núcleos coloniales era generalmente de mala calidad, hasta el punto que no permitía la labor del arado, que tenía que ser sustituido por la cava. Los bruscos cambios de temperatura ocasionaban a menudo pulmonías entre los inmigrantes, pues en invierno había unos cambios que variaban entre los 30ºC y los 0ºC. El tracoma era una enfermedad común y se consideraba que un 95% de las familias de inmigrantes estaban afectadas por ella. Otras enfermedades como la angiomatosis eran muy difíciles de curar, y sobre todo, cuando el afectado no podía cumplir las prescripciones médicas que solían suponer gastos mayores que el capital del que disponían los inmigrantes. La asistencia médica era cara y la mayoría de los inmigrantes no podía costeársela. La visita al médico en muchas de las haciendas en Brasil no costaba menos de 100 ó 120 pesetas, y en muchas ocasiones el facultativo no podía acudir al lugar en donde le reclamaban por la gran distancia que tenía que recorrer.

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Residencia de colono en el núcleo colonial “Monção”. Fuente: MINISTERIO DA AGRICULTURA, INDUSTRIA E COMMERCIO. DIRECTORIA DO SERVIÇO DE POVOAMENTO: Resumo dos dispositivos regulamentares, referentes aos serviços de immigração no Brasil. Vantagens concedidas pelo Governo Federal aos immigrantes recem-chegados. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1919.

En cuanto a la moral que reinaba en las haciendas, habían llegado noticias de ciertos casos de violaciones dentro de ellas, realizados en las hijas de los colonos por los hijos de los administradores o de los hacendados y se podía encontrar una gran cantidad de jóvenes violadas por brasileños. Pero los inmigrantes no quedaban amparados por la administración de justicia y éstos difícilmente acudían a ella en busca de sus derechos. Se dio el caso de asesinato de un inmigrante de Salamanca llamado Bernardo Martín, que había sido asesinado de un tiro por la espalda por el capataz de la hacienda, José Preta, cuando estaba dándose la vuelta después de haber protestado por algunas frases injuriosas que se habían pronunciado contra los españoles y contra él mismo. Los inmigrantes españoles que se encontraron en el poblado más cercano, a tres kilómetros de la hacienda, hicieron una suscripción para poder pagar al abogado acusador, pero aún habiendo reunido el dinero necesario, ningún letrado quiso encargarse de la causa y el asesino fue absuelto a los 23 días del asesinato.82 El informe concluía que el 98% de los españoles que habían emigrado a Brasil permanecían allí por no encontrar medios para volver y tendrían la voluntad de repatriarse si tuvieran los medios necesarios, ya que el trato que recibían en las haciendas era de una gran dureza. A tal efecto, la sección primera del Consejo Superior de Emigración acordó dirigirse al Ministerio de la Gobernación para que con carácter urgente adoptara las medidas necesarias para prohibir la emigración a Brasil con billete subvencionado por aquel Gobierno.83 La medida se dirigía a prohibir solamente aquella emigración con carácter gratuito ya que esta clase de emigración se consideraba la más 82

La Vanguardia, 22/08/1910, p. 5 y El Heraldo de Madrid, 10/08/1910, p. 3. Gaceta de Madrid, 31/08/1910, pp. 694-695: “Real Decreto prohibiendo temporalmente la emigración al Brasil con billete gratuito”. 83

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peligrosa, porque con el fin de poblar las tierras brasileñas, se hacía que los emigrados que se dirigían a ellas renunciaran a su patria para siempre y se establecieran definitivamente en el país de destino. Los contratos, por esa razón, no se realizaban por individuos, sino por familias que atraídas por la gratuidad del pasaje y aquellas promesas de bienestar y prosperidad que recibían y que no se solían cumplir, abandonaban su patria y vendían sus propiedades, quedando por ello disminuidas sus posibilidades de regresar a España. Se indicaba asimismo que ya había otros países que habían tomado dicha medida de prohibir temporalmente la emigración con billete gratuito a Brasil, como Holanda, Alemania e Italia y que incluso Portugal ya estaba encauzando la emigración de sus naturales hacia otras tierras. En vista de ello, el Consejo Superior de Emigración pidió al Ministro de la Gobernación, D. Fernando Merino, que se dictaran las disposiciones urgentes para impedir, como primera medida que los españoles viajaran con billetes de aquel Gobierno, promulgándose el Real Decreto del 26 de agosto de 1910,84 que prohibía temporalmente la emigración a Brasil con billete gratuito y ordenaba a las compañías de navegación que no celebraran contratos para el transporte gratuito de emigrantes, siendo los contraventores de estas disposiciones severamente castigados. La reacción que hubo en Brasil a este Real Decreto no se hizo esperar. Las voces se alzaron enseguida contra esta medida que perjudicaba seriamente los intereses del país, teniendo en cuenta que otros países anteriormente habían ya prohibido viajar a Brasil con billete gratuito. A pesar de ello, el cónsul de España en São Paulo envió un informe el 6 de junio de 1911, acusando mejora en la situación de los emigrantes españoles que llegaban a Brasil y el 17 de agosto de 1911, el Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos del Brasil entregó al Ministerio de Estado un Memorando. En él se informaba sobre la organización de un Patronato de Inmigración encargado de fiscalizar la inmigración con el fin de evitar abusos y violencias y de vigilar el cumplimiento de las leyes del país, una reorganización de los servicios médicos y de la educación primaria, dando mayor facilidad para realizar reclamaciones judiciales, que cuando se tratara de colonos se había reducido la tarifa a la mitad y que el Estado de São Paulo estaba tratando de reducirlas a la cuarta parte y transmitiendo el deseo del Gobierno de Brasil de que se formularan las quejas a que hubiere lugar cuando fuera oportuno por mediación de los representantes españoles. El Ministerio de Fomento fue informado por el Consejo Superior de Emigración manifestando que no había motivos para seguir discriminando a Brasil respecto a los demás países desde el punto de vista de la emigración, pero haciendo constar que los emigrantes españoles no se dirigieran a la zona del ferrocarril de Madeira-Mamoré, cuya insalubridad era tan notoria que no la ocultaban las autoridades brasileñas. Por esa razón, el Real Decreto del 4 de febrero de 1912, disponía desde su publicación la equiparación de Brasil a los demás países en cuanto a emigración: La parte dispositiva es la siguiente: “EXPOSICIÓN. SEÑOR: Visto el informe del Cónsul de España en San Pablo, transmitido en 6 de Abril último al Ministerio de Estado por el Representante de la Nación en Río Janeiro, informe que acusa mejora en la situación del Brasil, por lo que se refiere a la condición de los emigrantes españoles que en él se establezcan:

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Diario de Navarra, 10/08/1910, p. 2.

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Visto el Memorándum que con fecha 17 de Agosto último ha entregado al Ministerio de Estado el Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos del Brasil, Memorándum en que se pone de relieve cómo ese país se cuida de organizar un Patronato de inmigración encargado de fiscalizar todo cuanto se refiere a este servicio, de evitar abusos y violencias y de vigilar el exacto cumplimiento de las leyes del país, reorganizando sobre bases amplias los servicios médicos y la instrucción primaria; en que se manifiesta que para facilitar las reclamaciones judiciales, cuando se trate de colonos, se ha reducido la tarifa a la mitad, y que el Estado de San Pablo trata de reducirlas a la cuarta parte; en que se afirma el deseo del Gobierno brasileño de que cuando sea oportuno se formulen por mediación de nuestros Representantes las quejas a que haya lugar. El Consejo Superior de Emigración se ha dirigido a este Ministerio, manifestando que no hay motivos para que el Brasil no quede equiparado a los demás países, desde el punto de vista de la emigración, si bien haciendo constar la conveniencia de que nuestros emigrantes no se dirijan a la zona del ferrocarril de Madeira-Mamoré, cuya insalubridad es tan notoria, que no la ocultan las mismas Autoridades brasileñas. En atención a lo expuesto, el Ministro que suscribe tiene la honra de someter a la aprobación de 85 V.M. el siguiente proyecto de Decreto. Madrid, 5 de enero de 1912”.

Hubo una fuerte reacción contra esta medida, de parte de quienes alegaban que no se habían llevado a cabo los controles necesarios para verificar que la situación en Brasil había efectivamente cambiado y que en apenas un año que mediaba entre los dos Decretos no era posible que hubiera habido cambios sustanciales en el tratamiento a los emigrantes españoles en Brasil ni que hubieran mejorado sus condiciones de vida en este país. Una de las figuras más destacadas que se opusieron a la medida fue el Inspector de Emigración, D. Ángel Gamboa y Navarro, quien en 1910 había realizado el informe que había dado lugar a la prohibición de emigrar a Brasil con billete subvencionado. En sus Memorias encontramos el relato de un viaje que realizó a Buenos Aires en 1912, donde se refería a su posterior viaje a Brasil. En ellas, relató su viaje desde Buenos Aires a Santos, puerto de São Paulo, donde realizó una parada para informarse de la situación de los españoles en Brasil, y comprobar si desde la realización de su informe habían mejorado sus condiciones de vida. El Cónsul de Santos, reconociéndole como el autor de dicho informe, le aconsejó que se marchara rápidamente de Santos, ya que su vida peligraría si le reconocieran. Sin embargo, el Inspector continuó su viaje por tren hasta São Paulo, para comprobar cual era la situación real. Mientras hablaba con algunos compatriotas durante el viaje, pudo saber que las represalias contra la colonia española desde la publicación de dicho informe, habían sido terribles. En el Consulado habló con algunos emigrantes españoles y comprobó que la situación no había cambiado y que seguían sufriendo los mismos problemas: salarios sin cobrar, malos tratos, carencia de asistencia médica, etc., todo lo que llevaba a algunos emigrantes a huir de las haciendas. Cuando volvió a España quedó sorprendido de leer en el Boletín de Información el Real Decreto donde se equiparaba Brasil a los demás países de emigración, debido a la mejora en el modo de vida de los emigrantes. La excusa que presentó el Secretario de Emigración era que, a pesar de sus buenos deseos, no podían luchar contra los fazendeiros. Reproduzco seguidamente el texto: 85

Gaceta de Madrid, 04/02/1912, p. 355: “Real Decreto disponiendo que desde su publicación quede equiparado el Brasil a los demás países, en cuanto a la emigración se refiere”.

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“[…] El mismo cuadro de pobreza [que en Buenos Aires] presencié en San Pablo y oportunamente lo expresé en la memoria que de aquel viaje hice viendo con satisfacción que al ex sastre que teníamos allí de representante de nuestra nación, a (sic) sustituido un Cónsul de carrera, lo cual ya es un paso en el sentido que indico aun cuando falta mucho para parecernos a la última de otras naciones, entre ellas Italia que está a la cabeza de todas en lo que a emigración se refiere, con patronatos perfectamente organizados en las principales capitales de la America Latina, a cuyos puntos están los comisarios o Inspectores de inmigración que recorren constantemente las zonas ó regiones donde radican mayor número de compatriotas, atendiendo sus reclamaciones y siendo un lazo de unión entre estos y la madre patria que en ningún momento los abandona evitándose que queden seres pertenecientes a países civilizados sumidos en el mayor desamparo, como ocurre con nuestros desgraciados compatriotas en el Brasil y especialmente en las fazendas del Estado de San Pablo. […] Al tocar el buque en Santos y aprovechando las ocho horas que permaneció en aquel puerto, visité al Cónsul español para enterarme de la situación de aquellos compatriotas en aquel país y si habían mejorado sus condiciones de vida desde mi último viaje, y lo mismo que entonces, cuando presencié tanta miseria y tantos horrores, me dijo que estaban muy bien y que los trataban muy bien, al reconocerme me instó a que me fuese a bordo porque si se apercibían de mi presencia, siendo yo el que hice aquella información hacía dos años escasamente, tan a conciencia y con gran interés, me matarían. No hice caso y aprovechando un tren que salía a las 7 ½ de la mañana me embarqué en él y me dirigí a San Pablo con objeto de ver si eran ciertas las manifestaciones del Cónsul o estaba equivocado en su juicio como sucedió en mi viaje anterior. En una parada del convoy en una de las estaciones, entablé conversación con un obrero español empleado del ferrocarril que hacía más de 20 años que había llegado al Brasil el cual me manifestó que hacía 2 años próximamente hizo un viaje un Inspector español, con cuyo informe hizo muchísimo daño a la colonia española, porque si antes estaban allí mal mirados los españoles y los trataban mal, ahora lo pasaban peor y que a consecuencia de mi informe las represalias en las fazendas fueron terribles y añadió por último que si fuese por el Brasil aquel inspector no saldría vivo. Continué mi viaje y al llegar a San Pablo me dirigí al Consulado, no para ver el mismo cuadro de lástima que presencié cuando hice mi viaje anterior y allí hablé con Encarnación Zarco, de Almería, tuerta y con el otro ojo perdido de tracoma, salió escapada con su marido hacía 5 meses, porque no les pagaban ni les daban de comer. Julian Gatan de Cáceres, hacía unos meses que había llegado falleciendo su mujer de parto sin asistencia médica. Les puso el patrón en la calle sin duda porque sin mujer y con cuatro hijos pequeños no servía para la fazenda viéndose obligado a dejar la recién nacida a una mujer que quedó en la fazenda y por caridad se hizo cargo de ella; Para qué citar las lamentaciones de los 8 ó 10 individuos más que esperaban a la puerta del Consulado la hora de oficina todas eran parecidas, falta de pago de jornales, malos tratos, falta de asistencia médica y por último y como supremo recurso “fullir” de la fazenda cuando podían conseguirlo. No pudiendo esperar la llegada del Cónsul porque el tren de regreso a Santos estaba próximo a salir y además sintiendo ya cierta intranquilidad con las noticias que tanto el cónsul de aquel puerto como el paisano a quien hablé en el camino, me dieron, decidí volver y a la una y media de la tarde me encontraba a bordo sin que hubiese tenido el menor percance en mi excursión. Al llegar a España no tuvo límites mi sorpresa cuando leí en el Boletín de Emigración el Real Decreto equiparando el Brasil a los demás países de emigrantes fundándose en el mejoramiento que había experimentado la situación de los emigrados españoles según noticias facilitadas por el Cónsul de España en San Pablo y que en el memorándum que entregó al Ministerio de Estado el Ministro Plenipotenciario del Brasil, que acusa mejoras en los servicios que a inmigración se refiere, entre otras, la relativa a rebajar a la mitad las tarifas judiciales, cuando aun siendo gratis sería imposible en las fazendas hacer uso de ese derecho, por estar aislados completamente y prohibirles la salida a los colonos. Bien claro me habló el secretario del Ministro de Agricultura cuando al verse acosado con mis razonamientos y las pruebas que le presenté al tener una conferencia con él, a mi regreso del viaje exclamó “Señor, con los fazenderos no podemos; el Gobierno está lleno de buen deseo; pero no podemos con ellos”. Desconozco los eficaces medios que tan importante Gobierno haya podido emplear para conseguir otros tantos abusos, pero desde luego me atrevo asegurar, no siéndome difícil probarlo, que las cosas siguen, sino peor, igual que cuando yo visité oficialmente aquel país, porque no es posible en tan corto espacio de tiempo

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transformar radicalmente una generación acostumbrada a ver en el colono a los antiguos esclavos negros, a pesar de cuantos informes pueda mandar el Cónsul de San Pablo y cuantas noticias pueda facilitar el Ministro Plenipotenciario de aquel país, que como es natural dejará a Jauja pequeña comparada con él y no creo que sus informes puedan tomarse como base sólida para revocar el Decreto de suspensión de la emigración gratuita al Brasil. Madrid, 15 de abril de 1912. El Inspector Ángel Gamboa.”

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Los medios de comunicación se hicieron también eco de este nuevo Real Decreto. Según transmitía el periódico La Emigración española, que representaba los intereses de los emigrados españoles, sin haber desaparecido las causas que habían llevado a prohibir la emigración con pasaje gratuito a las haciendas de Brasil, volvió a quedar ésta autorizada, “[…] pero los que estamos avezados a tratar de asuntos que atañen a la administración de los negocios públicos en nuestro país, estamos tan acostumbrados a ver y a sufrir tantos y tan 87 inexplicables cambios, vaivenes y mudanzas, que de nada ya nos sorprendemos.”

Las cifras de llegada de inmigrantes españoles a los puertos de Brasil crecieron de manera muy importante durante el periodo. Si en 1911 se había registrado la entrada de 27.141 inmigrantes, en 1912 fueron 35.492 y en 1913, 41.064, según cifras oficiales brasileñas. A pesar de haberse prohibido viajar con billete gratuito en 1910, miles de emigrantes españoles seguían viajando a Brasil de manera espontánea, y antes de ser levantada la prohibición el 4 de febrero de 1912, se podía leer en la prensa como miles de españoles continuaban viajando todos los meses a Brasil a pesar de la explotación de que eran víctimas, debido a la falta de trabajo que existía en España y por la carencia de medios de subsistencia. Pero a pesar de todas las dificultades que se establecían a esta emigración y los requisitos prohibitivos que el poder público imponía en muchas ocasiones, no se conseguía pararla. Como causas de esta emigración se señalaba el hambre, el abandono de comarcas ante la acción oficial y las injusticias y tiranías del caciquismo en muchas partes de España, así como las trabas ante las que se encontraba la Administración que estaba basada en el privilegio y en el favor.88 El descontento entre los emigrantes españoles en Brasil, y sobre todo entre aquellos que se habían dirigido a las haciendas para establecerse como colonos era muy grande. Las quejas de los emigrantes dirigidas a los medios de comunicación y a los representantes consulares eran continuas y estas autoridades se hacían frecuentemente eco de ello. El rey Alfonso XIII se interesó en 1913 por la suerte de los emigrantes y pidió un estudio sobre emigración al Sr. Emilio M. Torres y fue encargado el Dr. Antonio B. Pont ayudados por el Sr. Rosendo Soler. El Sr. Soler se encargaría de realizar el trabajo en el Brasil, pero por algún problema no pudieron publicar posteriormente su trabajo. A su vuelta de Argentina y Brasil, donde realizaron trabajos de estadística sobre emigración y asuntos comerciales, S. M. el rey recibió a los señores D. Antonio B. Pont y don Rosendo Soler.89

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MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN: 1-27665-1: Memorias manuscritas del Inspector de Emigración D. Ángel Gamboa y Navarro; viaje a Buenos Aires en 1912, pp. 56-69. 1910-1914. 87 “Sobre la emigración gratuita al Brasil y lo que con dicha emigración ha ocurrido en España”, La Emigración española, 30/01/1922, p. 16. 88 Diario de Gerona, 6/12/1911, p. 4. 89 La Época, 19/06/1913, p. 3.

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Un acontecimiento ocurrido en 1916 colmó los ánimos de los españoles y sucedió en la hacienda Pennápolis, en el Estado de São Paulo, donde un español fue asesinado.90 Dichos sucesos fueron contados entre otros, por El Diario español, en Brasil, en noviembre y diciembre de dicho año. A raíz de ello, se inició una suscripción en São Paulo para pagar los gastos judiciales contra la policía de este departamento que había actuado contra la vida, el honor y los bienes de una familia de inmigrantes españoles, asesinando a sangre fría a uno de sus miembros y actuando de modo despótico contra ellos. El hecho había sucedido el 4 de noviembre de 1916, siendo asesinado por la policía brasileña, el hijo menor del inmigrante español José María Soriano y atacada su familia en esta localidad de Pennápolis. Véase lo que ocurrió: “El día 4 de noviembre, como es de todos sabido, fueron víctimas de la policía nuestro connacional José María Soriano y su familia en Pennápolis (São Paulo). A Soriano se le ocurrió descargar una escopeta que hacía tiempo estaba cargada, pues al día siguiente se retiraba a Río Feio, distante 30 o más kilómetros de la línea férrea, pues en la mencionada zona posee Soriano un lote de terreno. Vivía, vecina de Soriano, una mujer de malos antecedentes, que, abandonada por su marido, procura vivir de una manera lo más cómodamente posible, y a la cual la venida de Soriano con su familia para aquella casa no le satisfizo. Así es que cuando oyó la detonación, cosa muy vulgar en esta zona, se fue al cuartel a dar parte de lo ocurrido, alcanzando que el delegado de policía diese orden para que fueran el cabo y los demás soldados a sus órdenes a desarmar y prender á Soriano. Ya había avanzado la noche; Soriano y su familia trataban de acomodarse, cuando llegaron a la puerta los soldados y el cabo preguntando: - ¿Quién fue el que dió aquí el tiro? José María Soriano les dijo que había sido él, que tenía una escopeta cargada hacía tiempo y disparó al aire para cargarla de nuevo, porque al día siguiente se marchaba a Río Feio y quiso dejarlo todo pronto. A estas razones el polizonte le intimó a que entregase las armas que tenía. Quiso el infeliz dar más razones, pero no tuvo tiempo. Sonó la bárbara orden de: - Mettao o façao! Es inútil decir que no se hizo repetir la orden, y de esta manera, mientras unos le sujetaban, los otros, sable en mano, apaleaban bárbaramente al infeliz. Se alarmó toda la familia; esposa e hijos se metieron entre los soldados, creyendo de esa manera librar al esposo y padre de las manos de aquellos salvajes. Pero uno de los soldados tiró del revólver y descerrajó un tiro en el pecho del hijo menor, dejándole muerto en el acto. El desgraciado Soriano y su esposa y otro hijo, después de ser bárbaramente apaleados, cayeron al suelo sin sentido.

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Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España (en adelante: AMAE): CorrespondenciaConsulados-San Pablo (Brasil): H2048: Registros de San Pablo (1908-1923).

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Una joven, hija también, estuvo a punto de ser víctima de los feroces instintos de aquella horda de salvajes, que, al no poder conseguir lo que intentaban, se conformaron con maltratarla y golpearla. Los demás de la familia todos presentan contusiones más o menos graves. Después de esto vino el despojo. Entraron en casa, cortaron las ligaduras del equipaje que era para ser llevado al día siguiente, y arrebataron de él todo cuanto les vino en gana, desapareciendo al mismo tiempo de un baul una cartera con 250.000 reis. Después de terminada la horrible escena fueron conducidos a la cárcel el muerto y los heridos. Al desgraciado anciano, que apenas daba señales de vida, le tiraban de unos a otros, y en el lugar donde caía al suelo le pisoteaban y escarnecían. Cuando los heridos llegaron a la cárcel se presentó el médico preguntando por lo acontecido, y al par ofreciendo sus servicios si lo necesitaban los heridos; el delegado de policía contestó que no era necesario, si por acaso moría alguno, se echaría junto al otro que yacía muerto. Pocos instantes después se presentó el juez municipal acompañado del médico y el doctor Manuel Bento da Cruz, para reconocer al muerto y efectuar los demás requisitos que por razón de su cargo le correspondía, pero el delegado les dijo: - Pueden ustedes retirarse- quien manda aquí en la cárcel soy yo. Al día siguiente de lo ocurrido, y delante del mismo delegado, una persona influyente censuró la conducta del mismo, por no acompañar a sus subordinados, y de esa manera evitaría injusticias y atropellos y al mismo tiempo cumpliría su deber. A estas razones dijo que si él hubiese ido hubiera acontecido peor. Ahora, ya que tanto la opinión pública como las clases influyentes del lugar se muestran contrarias a tan infame proceder, amenaza cielo y tierra, diciendo que quedará de él en Pennapolis eterna memoria. Caso idéntico sucedió días atrás en la laboriosa villa de Biriguy, donde fueron desarmados y apaleados ciudadanos pacíficos y honrados.- José Pacheco Lomba.- General Giyoerio, 14 de noviembre de 1916.” Posdata.- El delegado mandó enterrar al muerto sin previa autorización, y después llegó una delegación con una orden de Baurú, siendo necesario desenterrar el cadáver para hacerle la autopsia.” […] “Ante la conciencia pública ha quedado determinada la culpabilidad del delegado de Pennapolis en los sucesos sangrientos de que fué teatro dicho pueblo el día 4 del corriente. Fué ese delegado quien dió orden al piquete de infantería que tenía a sus órdenes para que procediera criminalmente, quien declaró, al oir las censuras que se dirigían a sus soldados asesinos, que no habían procedido todavía con la energía necesaria, pues si él tomara parte en la “función”, no hubiera quedado títere con cabeza, arrasándolo todo a bala. Quiere esto decir, que ese feroz funcionario público no quedó satisfecho en absoluto de la hazaña que mandó ejecutar: la sangre vertida le parece poca y no le complace el número pequeño de víctimas, tratándose de una familia numerosa como la de Soriano, compuesta de marido, mujer y nueve hijos.

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Si además de pasar por las armas á todos los Soriano los “conservadores del orden” hubiesen matado algún vecino más, la hienna de Pennapolis es posible que se hubiese considerado 91 saciada, por haber dado expansión completa a sus instintos feroces”.

Sin embargo, y a pesar de todos los abusos que se cometían contra el emigrante que se dedicaba a la agricultura, existían noticias en periódicos que fomentaban la llegada de emigrantes como colonos para convertirse en propietarios de tierras, destacando las ventajas que éstos encontrarían en Brasil y en especial, en el Estado de São Paulo si tomaban éste como destino preferente y dejaban atrás otros destinos como Argentina o Paraguay. Muchos de estos anuncios, tenían en el fondo un interés económico, ya que muchos emigrantes españoles se dedicaban también al lucrativo negocio de la venta de tierras. Su interés era convencer de que era en Brasil donde se ofrecían más ventajas al inmigrante europeo, con facilidad para cosechar café y cereales y para convertirse en propietario, debido al bajo precio de las tierras y a las facilidades que existían para pagarlas.92 Y al mismo tiempo que aparecían en la prensa noticias fomentando la emigración de los españoles a Brasil, se incluían otras en las que se narraban los horrores de la emigración y la miserable suerte que corrían muchos de los emigrantes que se empleaban en las haciendas. Sigue una de estas noticias: “Siempre fue el Brasil el país de inmigración que más se ha distinguido por sus abusos y vejaciones hacia nuestros desamparados emigrantes; y es llegada la hora de que todos nos preocupemos de ello, aconsejando como es debido a todos los que pretendan ir a aquel país, y señalándoles los miles de atropellos que con los nuestros se cometen. Es necesario realizar una eficaz propaganda contra la emigración al Brasil, y esperamos que todos los compañeros han de secundarla, hasta tanto que aquellos hacendados y autoridades reconozcan los legítimos y naturales derechos del emigrante español, del que con su trabajo es principal factor de la prosperidad del país. Como muestra, vamos a relatar dos hechos recientes, que brindamos también a los señores Ministros de Estado y del Trabajo, aun cuando ya sabemos que, como siempre, será “predicar en desierto…”. El español José González Jurado, campesino, trabajaba en la hacienda “S. João”, del municipio de S. Paulo dos Agudos. Allí residía con su esposa Antonia López Rodríguez y seis hijos, todos menores de edad. En 1918 fue atacado por la epidemia de la gripe, y de ella le sobrevino la tuberculosis. González, a pesar de su estado, así como su esposa siguieron trabajando para atender a su subsistencia y la de su numerosa prole. Sus penas, sin embargo, en vez de disminuir han recibido golpes tremendos que jamás imaginaban. Una bestia humana, el negro Silverio Bernardo, usando de engaños, se llevó a un cafetal a la niña de cinco años de edad, llamada Bienvenida, hija de aquel matrimonio infeliz, y en ella sació su voracidad carnal, dejando a la tierna criatura casi muerta.

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La Emigración española, 15/02/1917, p. 7. La Emigración española, 15/07/1920, pp. 99-100. Artículo procedente de El Correo español, São Paulo, Brasil. 92

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Dióse cuenta de lo ocurrido a la autoridad judicial; se formó el competente sumario de culpa; los médicos constataron la acción vergonzosa e infame del bandido, y que había transmitido a la niña una enfermedad venérea. Por eso, el negro fue preso; mas al cabo de unos días, se le puso en libertad. Nadie podrá suponer que ese delito tuviere alguna excusa, algún atenuante, alguna circunstancia que lo hiciera menos odioso; la perversidad se hallaba patente. El vecindario de Agudos dice que el hacendado tenía al criminal como un facineroso, a quien empleaba en servicios de naturaleza poco recomendable, y por esa causa ejerció toda su influencia política para que Silverio Bernardo no purgara el delito que había cometido, y junto con esa influencia interpuso la de 700$ en dinero contante. Acto continuo, González y su familia fueron expulsados de la hacienda, sin pagarles el producto de su trabajo, que ascendía a regular cantidad. Escarnecida por la justicia, infamada por el negro y expoliada por el patrón, esa familia, desolada, llegó a Agudos, en donde algunas familias buenas, compadecidas de tanta desgracia, de tanto dolor, de tanta miseria, le dieron el consuelo de su caridad. Todo el mundo sabe en S. Paulo dos Agudos lo ocurrido a la familia española, y todo el mundo dice que la policía se ha vendido, y que si el negro cometió una infamia vil, los que le han encubierto son tan canallas como él. El español Antonio López Fernández, habiendo ajustado, por el contrario, el cultivo de tierras en una hacienda de Riberão Preto, tuvo con el dueño de la misma, y en la cual residía con su familia, una desarmonía al ajustar las cuentas consiguientes del mismo ajuste con el aludido propietario de la hacienda. Este señor, de influencia junto de la autoridad local, decidió pedirle la expulsión del Antonio López Fernández, en lo que fue inmediatamente atendido por el doctor Raúl Horta. Sin observar siquiera la incoherencia en que incurría, por tratarse de un asunto afecto al Juez de paz y no a su autoridad, mandó, acto continuo, intimar al mismo Antonio López Fernández á retirarse en veinticuatro horas del local en que se hallaba instalado con su numerosa prole. El intimado, sumiso, temerariamente le pidió prorrogación de ese mismo plazo, atendiendo a que el mismo era demasiado exiguo para providenciar sobre su nueva residencia y consiguiente mudanza. Así no lo entendió, sin embargo, el doctor Raúl Horta, resolviendo enviar al local una fuerza de policía para obligar a Fernández a respetar su irrevocable sentencia. Fernández, en su ingenuidad de joven, regresó a casa, después de algunas diligencias que el caso exigía. Consciente de que la autoridad sería complaciente y no llevaría a cabo su arbitrario propósito de exponer a los rigores del tiempo a su familia, compuesta de su pobre madre, su esposa, en adelantado estado de embarazo, y siete hermanos más. Más (¡Oh Justicia Divina) a las dos de la madrugada era la pobre familia sorprendida por aquellos que, sin duelo ni piedad, iban vestidos de la feudal diligencia de expulsarla. Como era natural, Fernández (cumpliendo el sagrado deber de velar por los suyos) protestó diciendo que no podía atender semejante orden a esa hora. Tanto bastó para que los diligentes policías le dieran una paliza. Ensangrentado, fue el pobre hombre preso y conducido a Cravinhos, en donde estuvo cuarenta y ocho horas en la cárcel, siendo conducido, escoltado, para la cárcel de esa ciudad. Aparte de los absurdos ya descritos, todavía hay que constatar que la autoridad ni siquiera se dignó formular el respectivo auto de culpa con que pudiese, a los ojos de la verdad, atenuar su acto, ni cumplió su deber de proceder a examen de cuerpo de delito en las heridas que sus disciplinados siervos, con su barbarie, causaron en el cuerpo de su desgraciado compatriota.” 93

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“Los Horrores de la Emigración”: La Emigración española, 30/03/1921, pp. 44-45.

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Por las noticias incesantes de los malos tratos que sufrían los españoles en Brasil, las medidas encaminadas a frenar su salida continuaron en los años siguientes y en 1921 el Ministerio de Trabajo promulgó un Real Decreto para la prohibición temporal de la emigración a este país,94 que debido a las numerosas reclamaciones, no se llegó a publicar en La Gaceta.

Anuncios de compañías marítimas que realizaban viajes a Brasil. Fuente: La Vanguardia, 26/08/1920, p. 2 y La Vanguardia, 11/06/1922, p. 9.

En Brasil, enseguida los medios de comunicación informaron que el Gobierno de España había dictado una disposición prohibiendo la emigración de súbditos españoles a este país. Algunos periódicos publicados en Brasil, como El Diario y La Nación hacían resaltar la buena acogida que se había dispensado siempre en este país a los inmigrantes españoles y expresaban su confianza en que el Gobierno revocara aquella disposición ya que obedecía al mal trato dado a los emigrantes por una compañía de navegación extraña a Brasil.95 Dicha prohibición inspiró opiniones de todo tipo en los medios de comunicación de Brasil. Había periodistas que se reían de los españoles, como si fuera España un país formado exclusivamente por toreros y bailarinas y que emitían opiniones poco respetuosas, pero no fueron opiniones generales de la prensa brasileña, y en muchos medios de comunicación se podían leer las manifestaciones de extrañeza y pesar por la decisión del Gobierno español y se pedía la búsqueda de soluciones al conflicto. En la Iglesia Católica hubo también miembros que se movilizaron contra esta medida, como el P. Eusebio Sacristán, misionero español que había vivido durante los últimos 13 años en el interior de Brasil y que tuvo que retirarse a España por causas ajenas a su 94 95

La Vanguardia, 31/05/1921, p. 15. La Vanguardia, 7/06/1921, p. 20.

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voluntad. Este religioso publicó un artículo en prensa aconsejando que se procediera al estudio minucioso del asunto. El Padre Eusebio conocía bien el modo de vida de los españoles en Brasil, ya que durante los 13 años que había estado en este país, recorrió grandes y pequeñas ciudades y villas, haciendas y arrabales, estudiando las condiciones del trabajador. Habló con los españoles que residían en este país y que se encontraban en establecimientos comerciales o agrícolas que ellos habían fundado, en fábricas, en haciendas y por sus declaraciones, se podía saber en qué condiciones se encontraban y tener una idea de su relativo bienestar. Este misionero era un gran entusiasta de Brasil e indicaba que España tenía la obligación de retribuir la excelente acogida que tenían los españoles en este país y todas las atenciones que les daba el Gobierno brasileño, de las cuales se destacaba la designación del diplomático Dr. Alcebiades Peçanha para representar a Brasil en España. Aconsejó a la prensa española el estudio tranquilo del problema de la emigración a Brasil. Reproduzco su artículo ya que sirve de contrapeso a las otras informaciones que se vertían en periódicos sobre las condiciones de los emigrados españoles: “La llamada prohibición de la emigración española a Brasil, inspiró a ciertos periodistas comentarios apasionados, en que tuvimos la ocasión de leer quejas justas y alusiones calumniosas y ridículas. Hubo periodistas que hablaron del pueblo español, como si estuviese formado por toreros y bailarinas, y alrededor de esta concepción de una sociedad, que por su historia y por sus virtudes otra cosa se merece, bordaron consideraciones indignas y profirieron juegos de palabras poco decorosas. Estas muestras de despecho poco decorosas no fueron generales, ni mucho menos, a la culta y juiciosa prensa brasileña que, manifestando extrañeza y pesar por el acto del Gobierno español, pedía providencias para solucionar decorosamente el conflicto. La revista Ave Maria, ajena a resentimientos nacionalistas y superior a las simpatías de razas y naciones, porque encima de ellas está su ideal, deploró también el acto del Ministro de Trabajo de España y se regocijó, cuando informaciones posteriores nos hicieron saber que debido a reclamaciones y diligencias de nuestro Ministro en Madrid, el decreto no se publicaría. Amando los dos países y deseando su prosperidad hacemos votos por su aproximación moral, intelectual y comercial, lo que se conseguirá por el mejor conocimiento de las riquezas de los dos países y de las cualidades de sus hijos. Estamos convencidos de que ambos pueblos tienen mucho que ganar con el estrechamiento de las relaciones, razón por la cual tenemos con placer en la prensa de esta capital el telegrama que reproducimos con toda fidelidad: “Un misionero español aconseja el estudio del problema de la emigración para Brasil. Madrid, 20 (A)- El misionero español Padre Eusebio, que permaneció en el interior de Brasil durante 13 años, publicó un artículo en la prensa aconsejando que se proceda al estudio minucioso sobre la emigración española para ese país, asunto que considera de magna importancia. El articulista dice tener España la obligación de retribuir la excelente acogida que tienen los españoles en Brasil y también, las atenciones siempre dispensadas por el gobierno brasileño, de las cuales se destaca la designación de un diplomático como el Dr. Alcebiades Peçanha para representarlo junto al gobierno de su país. Este misionero español es uno de los amigos más sinceros y entusiastas de Brasil; conociéndolo hace años y a él debemos las nociones más completas de las riquezas de esta gran patria, que él nos enseñó a amar y a admirar. Es el mismo P. Eusebio Sacristán, Misionero Hijo del Corazón de María, quien tomó en su cuna la [revista] Ave Maria imprimiéndole la orientación que todavía conserva. Su palabra, pues, es para nosotros, más que la de un hermano agitado, la de maestro y guía seguro. La actitud que adoptó en este momento, aconsejando a la prensa española, el estudio calmado del problema de la emigración a Brasil, no nos extrañó, pues otra cosa no se podía esperar de quien tan bien conoce Brasil. En los 13 años que él aquí vivió, recorrió grandes y pequeñas ciudades, villas, pueblos y haciendas, estudiando “de visu” las condiciones del trabajador entre nosotros. Habló con españoles aquí residentes y los sorprendió en establecimientos comerciales o agrícolas por ellos fundados, en fábricas, etc. y de boca de ellos

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pudo oir las condiciones en que se encontraban y con su espíritu de observación comparar y formarse idea exacta de su relativo bienestar. Y es por este conocimiento y por el amor desinteresado a los emigrantes españoles, por lo que juzgó oportuno intervenir en la prensa y pedir sin pasión y sin adulación, que se estudie el problema de la emigración española a Brasil. No es la primera vez que la fecunda y brillante pluma de nuestro venerado maestro se ocupa de asuntos brasileños en publicaciones españolas; alejado de este país por motivos ajenos a su voluntad, no deja de acompañarlo en su evolución progresista que le imprimen sus estadistas y su amor a la verdad y a Brasil hace que se ocupe de hacerlo conocido, admirado y amado en su patria de origen. Fue este, ciertamente, el objetivo al que se dirigió el artículo de que habla el telegrama transcripto, mereciendo aplausos por esta acertada orientación que se empeñó en dar a la trascendental y palpitante cuestión de la emigración española a Brasil. Si con él procediesen los que aquí consiguieron confort y tal vez fortuna, no se habría levantado, y menos todavía intensificado, la campaña de odio y descrédito a la emigración a este libérrimo país, y no se daría, en represalia, la mal disfrazada animosidad, que inspira a veces a algunos de nuestros periodistas, refiriéndose al noble y trabajador pueblo hispano. El P. Eusebio volvió a su patria con las manos vacías, pero con el alma llena de cariño a la gente brasileña, en medio de la cual ejerció su ministerio en el púlpito, en la escuela y en la prensa. Al Rvmo. P. Eusebio Sacristán por el brillante servicio realizado a los dos países que él y 96 nosotros tanto amamos, agradecimientos sinceros.”

Esta medida tratando de prohibir nuevamente la emigración gratuita a Brasil fracasó. La Comisión permanente del Consejo Superior de Emigración convenció al Ministro Conde de Lizárraga, sin que el Consejo pleno ni Sección alguna tuvieran conocimiento de ello, de que prohibiera la emigración a Brasil. El Conde de Lizárraga, sin haber obtenido el consejo de sus asesores llevó a Consejo de Ministros el Decreto prohibiendo dicha emigración, y fue aprobado. Sin embargo, después no apareció en La Gaceta ni aparentemente el rey llegó a firmarlo.97 No fue necesaria ninguna prohibición más por parte de las autoridades españolas para impedir que desde esta fecha los emigrantes españoles viajaran a Brasil con billete gratuito, ya que desde 1925 este país no estaba concediendo subvenciones para la emigración, con el fin de aprovechar la mano de obra disponible en el país. Así continuaron los años hasta que el Real Decreto del 14 de septiembre de 1930 98 condicionaba la emigración a determinados países de Ultramar que estaban afectados por un grave problema de desempleo, por una gran crisis de trabajo que dejaban a los españoles en una grave situación, habiendo estos emigrantes solicitado su repatriación con billete gratuito y produciéndose por este hecho solicitudes de repatriación en masa, como sucedía en el caso de los emigrantes españoles en Brasil. Las embajadas y consulados de España en estas repúblicas americanas estaban solicitando repatriaciones de emigrantes en masa, ocasionando serios problemas a España. Dicha medida estaba destinada a evitar la emigración a estos países, y el emigrante adulto, si quería viajar a estos destinos, debía presentar ante las autoridades de emigración un contrato de trabajo firmado para poder prestar sus servicios en dicho país, constando en él las condiciones de trabajo y la remuneración que se obtendría por él. También debía presentar a las 96

Ave Maria, 2/07/1921, pp. 428-429. La traducción es de mi autoría. La Emigración española, 30/06/1921, p. 94. 98 Gaceta de Madrid, 16/09/1930, pp. 1.563-1.564: “Real Decreto condicionando la emigración a determinados países de Ultramar afectados de intenso paro forzoso”. 97

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autoridades, el resguardo de haber ingresado en la Caja de Depósitos el valor del pasaje de regreso que solamente podría ser devuelto al emigrante a los dos años de permanencia en el país de destino con renuncia expresa a ser expatriado con pasaje gratuito bonificado.

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¿POR QUÉ SE MARCHABAN LOS ESPAÑOLES? “La Emigración. Palabras de un diputado en el Congreso: “Por los puertos de Coruña y Vigo llegan trenes abarrotados de emigrantes, procedentes de la meseta de Castilla, dando un gran contingente las provincias de León, Zamora y Salamanca, hecho que encierra gravedad, pues se ve que la emigración alcanza el Noroeste.” Y al Sud y al Este y á todos los vientos reinantes y durmientes. Porque la emigración es consecuencia del hambre que se siente en todas partes. El pobre emigrante, como las fieras de los bosque (sic) va buscando lugar donde puede satisfacer sus necesidades: pero como es hombre, es una crueldad obligarle á abandonar su hogar, arruinado por torpezas de los Gobiernos y voracidad del fisco. En otros tiempos el hambre formaba ejércitos que los mandaban Atila ó Alarico; hoy forma caravanas de pordioseros con lágrimas en los ojos y sin otras armas que sus brazos buscando trabajo. El día que estos pobres se congreguen no les faltará un caudillo que los convierta en vengadores de sus sufrimientos. ¿Qué hace entretanto nuestro Gobierno? Nada; sale del paso diciendo cuatro paparruchas en las Cortes, y despues se va a comer opiparamente mientras los hambrientos van en busca del pan que les falta en su país. ¿Y aún dice el ministro de la Gobernación que España no puede estar mejor de lo que está? Creerá que España lo constituye él únicamente.

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En Brasil, como hasta ahora se ha podido ver, se produjo desde fines del s. XIX, una eficiente política en materia de emigración, que atraía por medio del viaje subsidiado de los emigrantes y de sus familias, inmensas cantidades de trabajadores como mano de obra barata para colocar a los emigrantes en las plantaciones –principalmente- de café, tras los problemas ocasionados en la agricultura al haber sido abolida la esclavitud y también llegaban como colonos a este país donde adquirirían lotes de tierras en los diferentes Estados convirtiéndose en propietarios. De España partían aquellos que no encontraban posibilidades de subsistencia en este país, pero también muchos otros impulsados por diferentes motivos como el sueño de hacerse ricos o huyendo de imposiciones de tipo militar, estos últimos realizando su viaje de forma clandestina por puertos nacionales o extranjeros, aunque no fueron los únicos, ya que muchos otros emigrantes lo hicieron también clandestinamente por abaratar su viaje o por huir de los requisitos y trabas burocráticas que las autoridades españolas exigían para viajar. Los españoles fueron durante esta primera etapa, el segundo o tercer grupo mayoritario de inmigrantes en Brasil, detrás de italianos o portugueses, según las épocas. A este hecho contribuyó no solamente la situación brasileña que exigía en estos años una llegada de mano de obra barata europea, sino también la situación que se vivía en 99

El Áncora, 24/10/1904, p. 2.

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Europa o América, y la que se vivía concretamente en España. La emigración de españoles, no es por lo tanto, un fenómeno aislado y debe analizarse dentro de un contexto general histórico y geográfico de la época que se trata. Debemos en primer lugar definir el concepto “emigrante”. El término “emigrante” e “inmigrante” había venido presentando problemas a nivel internacional hasta el primer cuarto del s. XX, ya que los diferentes países presentaban en sus legislaciones diversas definiciones de estos conceptos. Fue en la I Conferencia Internacional sobre Emigración e Inmigración que tuvo lugar en Roma en 1924, cuando los 40 países asistentes100 votaron por tener una definición uniforme. La definición de emigrante quedó establecida, como ya ha sido indicado, de la siguiente forma: “Est considéré comme émigrant celui qui quitte son pays dans le but de chercher du travail ou qui accompagne ou va rejoindre soit son conjoint, ses ascendants ou descendants, soit ses fréres et soeurs, ses oncles et tantes, ses neveux et nièces, ou leurs conjoints, émigrés déjà dans le même but, ou qui retourne, dans les mêmes conditions, dans le pays ou il á déjà emigré précédemment”.

La Conferencia definió como inmigrante: “l’individu ci-dessus défini à partir du moment oú il fait des préparatifs en vue du départ, jusqu’au moment oú il pénètre dans le pays de destination. Il se trouve alors soumis aux lois, règlements et conventions de ce pays et répond aux définitions suivantes: a)

est considéré comme immigrant tout étranger qui arrive dans un pays pour y chercer (sic) du travail et dans l’intention exprimée ou presumable de s’y établir d’une manière permanente; b) est considéré comme simple travailleur tout étranger qui arrive dans un pays dans le seul but 101 d’y travailler temporairement.

De esta manera, se dio al término inmigrante una connotación de tipo económico, considerando como tal a aquella persona que abandonaba definitivamente su país para establecerse en otro, con el fin de procurar un trabajo que le permitiera tener unas mejores condiciones de vida. Por otra parte, se consideraba trabajador, a aquel que se dirigía a otro país para trabajar allí de modo temporal. Dejando de lado, el término oficial de emigrante y teniendo en cuenta otras causas que las puramente económicas, el abanico de causas que impulsaban a una persona a abandonar su país, entre 1880 y 1930, era muy amplio. En este sentido, había quienes dejaban su país -en este caso España- buscando una aspiración personal de diferente tipo, persiguiendo unos objetivos de diferente naturaleza. Algunos lo hacían por causas 100

Afganistán, Albania, Argentina, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Chile, China, Costa Rica, Cuba, Egipto, Ecuador, España, Estonia, Francia, Guatemala, Haití, India, Estado Libre de Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Méjico, Principado de Mónaco, Panamá, Paraguay, Países Bajos, Perú, Persia, Portugal, Rumanía, San Marino, Reino de los Serbios, Croatas, Eslovenos, Suiza, Checoslovaquia, Uruguay, Venezuela. “Texto Oficial de la Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración. Roma (15-31 de mayo de 1924)”. En: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Miguel Calmon du Pin e Almeida. Anno de 1924. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1928, pp. A-202-A-203. 101 Ibídem, pp. 202-203. Considerando que ésta fue la definición oficial aceptada para “emigrante” y que España participó en la Conferencia, no creo correcto incluir en este término a todos los españoles que en la época dejaban España, ya que algunos lo hacían con los fines económicos y laborales pero otros buscaban objetivos diferentes. Además, en Brasil solamente se consideraba inmigrante a quien había llegado al país transportado en 2ª o 3ª clase.

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religiosas, huyendo de la intolerancia, o con el fin de conservar a salvo o propagar su fe y otros con determinados ideales, sociales o culturales, se dirigían a otros países en donde podía ser que encontraran condiciones laborables peores que las que tenían en su país de origen, pero que serían compensadas por una mayor libertad personal. Otros buscaban superarse en el plano educativo y profesional, buscando mejores oportunidades de formación que en su país de origen no existían o no presentaban una suficiente calidad. En otros casos por motivos de salud, con el fin de mejorar en determinada enfermedad o poder brindar una mejor asistencia sanitaria a determinado problema suyo o de un familiar. En ocasiones también por causas políticas, por buscar ponerse a salvo en un nuevo contexto donde no peligrara su forma de pensar al ser opositor al régimen imperante en su país. Otros marcharán a otro país huyendo de la justicia, o de las obligaciones de tipo militar y había muchas otras razones para abandonar España, aunque en el nuevo destino tuviera que buscar un nuevo trabajo para subsistir o dedicarse a determinadas actividades no remuneradas por ejercer una actividad laboral. Quien abandonaba un país -en la mayoría de los supuestos- debía buscar un nuevo trabajo en el país de destino y éste no siempre era de mejores condiciones que el que tenía con anterioridad. Lo que fue principalmente la causa de emigración en España entre 1880 y 1930 fue la mísera condición de los obreros del campo y de la ciudad, faltos de trabajo y de medios de sobrevivencia. En Brasil eran considerados emigrantes todos aquellos que llegaban en barcos en la 2ª o 3ª clase. Dentro de esas clases sin duda, viajarían muchas personas que no dejaban España buscando establecerse en el nuevo destino buscando un nuevo trabajo, sino con la intención de dedicarse a otras actividades.102 Pero me centraré en las causas más comunes que obligaron a emigrar a los españoles en el s. XIX y s. XX y que se refieren principalmente a la trabazón económica y la administración española de estos años Entre estas causas hay que distinguir diferentes periodos y áreas geográficas españolas, sin caer en la generalización, ya que las diferentes zonas geográficas en España presentaban características diversas durante los ss. XIX y XX. Las explicaciones que se han venido dando a la emigración se han buscado en los cambios económicos y demográficos, la integración en la economía internacional, la revolución de los medios de transporte, el desarrollo de los diferentes países en Ultramar y las diferencias de salarios que afectaron al total de la población pero que solamente hizo emigrar a una parte de ella. Por esa razón, se ha tratado de explicar la emigración española dentro de un contexto europeo y compararla así con el mismo fenómeno que venía dándose en otros países de Europa del sur. Para algunos autores, las fluctuaciones de la emigración española en estos años se debieron principalmente a la protección de la agricultura española desde fines del s. XIX, especialmente la protección que derivaba de la depreciación de la peseta. Según ello, la protección a la agricultura y la protección arancelaria y monetaria ocasionaron pocos flujos migratorios de poca importancia al retener a la población en el campo durante estos años situados entre 1890 y 1905. Más adelante, la sucesiva apreciación de la

102

Véase la obra de: ARENAL, Concepción: El Pauperismo. Madrid. Est. Tip. Sucesores de Rivadeneyra, 1897. El capítulo XII dedicado a la emigración señala la miseria como su principal causa y la emigración como principal remedio contra ella. Según la autora, la emigración tiene lugar en España porque hay un excedente de habitantes: sobra gente porque faltan recursos.

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peseta y el aligeramiento de la protección arancelaria y monetaria ocasionaron un aumento de la emigración. 103 Además de los aspectos económicos, no hay que olvidar la situación general que se vivía en España desde el s. XIX y la situación particular de cada región, que por otros motivos aparte de los económicos, como los motivos religiosos, políticos o sociales, impulsaban a grandes masas de españoles a emigrar, sobre todo aquellos procedentes de amplias zonas del norte y noroeste de España, como los vascos, asturianos o gallegos y también a aquellos que provenían del sur, donde el hambre se dejaba sentir más. Por ello debe analizarse cuáles eran las razones por las que se emigraba más en determinadas regiones españolas que en otras. E incluso dentro de una determinada región, la emigración puede presentar causas diferentes, ya provenga ésta de zonas más o menos favorecidas. Ya lo presentó así en su obra D. Cristóbal Botella,104 quien publicó su obra en 1888. El Sr. Botella estudió cuáles eran los caracteres especiales que presentaba la emigración en España y las regiones en las que podía dividirse para estudiar el desarrollo de estos movimientos, que eran la región de Levante, que comprendía las provincias del litoral mediterráneo y la región Cantábrica, que comprendía las Provincias Vascongadas, la de Navarra, las de Galicia y la de Oviedo. Ambas regiones presentaban caracteres distintos y se debían a causas diversas, que no había que buscarlas en el exceso de población o el espíritu aventurero, sino en la miseria. Existía en la época un conjunto importante de estudiosos del tema de la emigración, que consideraba que era el exceso de población en España la causa principal de la emigración. Sin embargo, a través de diferentes censos realizados en años previos a la época que nos interesa, como los de 1860 y 1877, se aprecia que no era un problema importante para España el exceso de población, y que había zonas más densamente pobladas –como la de levante-, que otras –como la cantábrica-, mientras que otras zonas del interior de España presentaban una baja densidad de población. Sin embargo, tampoco en la zona cantábrica, que era la más densamente poblada, fue este un factor decisivo que impulsó a sus habitantes a emigrar. En general, se puede indicar que España tenía una baja densidad de población. Los motivos de que los españoles quisieran irse de España eran muy numerosos: huir del alistamiento militar, la falta de empleo, las catástrofes naturales, las epidemias, la escasez de suelo cultivable disponible para nuevos propietarios o el sistema de la transmisión de la propiedad inmueble a un único heredero que imperó en diferentes regiones, como la vasca y la navarra. Pero sobre todas ellas, la causa principal era la miseria que se vivía en España. Así, frecuentemente aparecían en la prensa española noticias como la siguiente: “Continúa la emigración de familias españolas al Brasil que viene a ser ahora como la tierra de promisión para los infelices que no tienen, como suele decirse, donde caerse muertos. Ayer en el tren de Andalucía llegaron a Valencia 117 individuos con sus correspondientes familias, que iban a embarcarse en aquel puerto el día 4, con dirección a dicha república del Sur.

103

SÁNCHEZ ALONSO, Blanca: Las causas de la emigración española, 1880-1930. Madrid. Alianza Editorial. Madrid, 1995. 104 El problema de la emigración, op. cit., cap. II, pp. 156-168.

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Proceden de Almería y de Huercal, y daba compasión el verles. Su aspecto extenuado y miserable ropa dan una idea de la triste situación a que se ven reducidos los habitantes de dichas comarcas. Por eso emigran, pues ya no pueden resistir más; por esto abandonan la patria en busca de lo desconocido, alentándoles la esperanza de que en aquellas lejanas tierras podrán vivir. 105 ¡A cuan amargas reflexiones se prestan estos hechos!”.

Sin embargo, las causas no fueron siempre motivadas por encontrar un medio de subsistencia o mejorar el que ya se tenía. También influyó –aunque en mucha menor medida- el espíritu aventurero, el sueño de hacerse rico, para destacar en su comunidad de origen y regresar en muchos casos como un héroe, todo ello envuelto en ideales románticos. La figura del indiano -entendida la palabra como aquel que regresaba rico de América- fue muy importante en España, y ya se venía dando desde siglos anteriores, donde el éxito alcanzado en las nuevas tierras se traducía en una mejora social y económica para la familia que había quedado en España y para la población que existía en el lugar de origen, a donde se dirigía el dinero ganado en tierras extranjeras. El indiano quiso dejar su memoria en su comunidad de origen con la construcción y mejora de edificios de la comunidad como la escuela, la iglesia o el hospital. Su ejemplo era tentador y un modelo a seguir para las personas que habían quedado en su comunidad de origen y para otras personas que habían tenido noticia de este progreso, y sin pensar tanto en las dificultades que debía haber pasado para hacer fortuna, pretendían seguir sus pasos, seguros de que correrían la misma suerte. El impulso tradicional que ejercía el Nuevo Mundo en el imaginario colectivo de los españoles era grande, una gran fascinación por sus tesoros, que venía desde siglos anteriores. También debe tenerse en cuenta la importancia que tenía para la comunidad de origen el envío de remesas desde los países donde se encontraba el emigrante, que significaba una mejora en la calidad de vida de aquellos que habían quedado en la tierra de origen y la obtención de un ahorro que beneficiaría al emigrante a su vuelta a España. Para muchos de estos aventureros no influía siempre en su decisión de emigrar el estado económico y social en el que se encontraba su país y de hecho, siguieron esta aventura emigrantes provenientes de diferentes clases sociales, muchos de ellos pertenecientes a un grupo social acomodado. Sin embargo, la mayoría de los emigrantes no aspiraban a hacer una gran fortuna, sino conseguir un trabajo que les permitiera vivir cómodamente y ahorros con los que volver a su país y disfrutarlos en los siguientes años. La vida en las aldeas, pueblos y lugares pequeños de España era muy difícil para aquellos que tenían pocos recursos. El día a día de estas personas era de una gran sobriedad y pasaban por una enorme escasez a todos los niveles. Los rendimientos que les proporcionaba el trabajo eran escasos y apenas alcanzaban para una pobre alimentación, donde la carne e incluso el pan eran disfrutados en muy pocas ocasiones. Los salarios eran muy bajos y los impuestos altos. Los propietarios de la tierra sufrían grandes penurias causadas por numerosos factores como el climatológico- que suponía la destrucción de su cosecha, debiendo recurrir a préstamos que acababan empobreciéndole. El final de muchos de ellos era acabar pidiendo limosna o emigrar a otras tierras, principalmente americanas donde trabajarían en condiciones similares a las de la esclavitud.

105

La Vanguardia, 6/03/1906, p. 3.

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España se encontraba despoblada en muchas de sus regiones. La usura era una de las causas principales de la emigración. El empleo del dinero impedía el desarrollo de la industria y la creación de empresas de diversa clase que podrían dar empleo a la población de aquellas comarcas en que la vida era casi imposible y crear riqueza de la que todos se beneficiarían. El bracero y el pequeño propietario en las zonas rurales solamente podía ser remunerado por su trabajo en aquellas zonas en que existían diferentes medios de vida, pero muchas personas que habitaban aquellos lugares y que poseían recursos económicos, no invertían el dinero en mejorar los cultivos ni en fundar asociaciones de crédito ni en general, realizar inversiones que redundarían en beneficio general de la comunidad. La ignorancia, el bajo nivel de instrucción y las tasas de analfabetismo que existían en España eran muy elevadas, y en sí eran causa de la miseria, que en muchos lugares impedía que se realizaran adelantos en infraestructuras y mejoras del lugar, al considerar los habitantes del lugar que con ello subirían los precios de los alimentos y de otros artículos de primera necesidad. Todo ello organizaba un entorno del cual era difícil salir y avanzar hacia mejoras personales y de la comunidad. La huida del alistamiento militar fue una importante causa de emigración en España. Diferentes informes consulares nos dan datos sobre la existencia en Brasil de localidades donde más del 80% de los españoles eran prófugos. Los emigrantes debían justificar que estaban exentos del servicio de las armas y para ello era necesaria la instrucción del oportuno expediente con el que se pudiera obtener el permiso de embarque con destino a los países que especificaban las leyes. Muchos armadores con ánimo de especulación y ayudados por agentes intermediarios fomentaban la emigración clandestina. Para tal fin, los medios que utilizaban eran de diferente tipo, como proporcionar documentación falsa o utilizar documentación que se refería a otros individuos que en muchos casos era de difícil comprobación. Los agentes de emigración se aprovechaban de la debilidad de las autoridades en sus tareas de vigilancia y el rigor con el que las mismas desempeñaban sus tareas para sacar provecho propio en la recluta de emigrantes. La emigración clandestina era de gran importancia, dada la deficiente inspección de las autoridades en esta materia para lo que se hacía necesaria una mayor eficiencia en la inspección y fiel observancia de las disposiciones legales que existían en dicho asunto así como un mayor rigor para combatirla. Dichas disposiciones habían quedado plasmadas en la Real Orden del 10 de noviembre de 1883 y otras posteriores. Dicha emigración de tipo ilegal, en la que para realizarse se debía portar frecuentemente documentación falsa, han tenido serias consecuencias para los descendientes de los emigrados ilegales, que se encuentran imposibilitados –en muchos casos- de reconstruir sus líneas familiares. No debemos olvidar entre las causas que incitaron a marcharse a otro país, la consecución de unos ideales. Entre ellos, deben ser considerados los ideales religiosos. En una época en que en España se vivía un catolicismo general (solamente uno o dos emigrantes entre cada 100 que llegaban a São Paulo se declaraban no católicos), existieron españoles, enviados por diferentes Órdenes religiosas católicas a Brasil, para fundar su Congregación, para reforzar su labor o para instalar misiones en puntos de su territorio. En esta época podemos citar a los Claretianos, Orden creada por el Padre catalán Antonio María Claret y que tuvo inicio en este país en 1885 con la llegada de los 10 primeros misioneros a São Paulo. Otras Congregaciones religiosas ya estaban establecidas con anterioridad en Brasil y continuaban enviando a sus miembros a este país entre 1880 y 1930, como los Padres Carmelitas Calzados de la Antigua 111


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Observancia de España, para quienes se dictó una Real Orden Circular eximiéndoles del servicio militar, conforme a lo dispuesto en párrafo segundo del artículo 238 de la Ley de Reclutamiento, por cumplir con las condiciones exigidas en el citado artículo y porque además tenían establecidas misiones en los Estados de Pernambuco y Bahia, en Brasil.106 No debemos tampoco olvidar a los Jesuitas, que fueron los primeros en establecerse en este país, a mediados del siglo XVI y que fue precisamente un miembro español de esta Orden, el hoy Beato José de Anchieta, quien fundó São Paulo. Por lo tanto, las causas por las que los españoles abandonaron España en esta época fueron de muy variado tipo y en la mayoría de los casos, los agentes de emigración encontraban un campo perfectamente abonado para introducir sus ideas y engañar con sus falsas promesas a los incautos que veían en ellas una salvación para sus vidas. La labor de los enganchadores fue fructífera especialmente en las zonas rurales, de donde salían en gran número los emigrantes, dejándolas, en muchos casos, prácticamente despobladas. “MÁLAGA. La emigración toma gran incremento en Andalucía. Para la próxima quincena están alistados ya gran número de Braceros de esta provincia y de las de Huelva y Jaen, para emigrar al Brasil. Corren por aquellas calles grupos de emigrantes, que al decir de la prensa de aquella ciudad, dá pena de verlos por su demacración y sus andrajos. Llevan pintada en el rostro la miseria que les obliga á abandonar la patria.”

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Entre las causas tampoco hay que descartar aquellas que llevaron a diferentes personas a dejar su país por estar en problemas con la justicia española y que significaría para ellos comenzar una nueva vida en un destino sin tantos controles a su actividad antisocial. Este tipo de emigrantes crearían innumerables problemas en Brasil como la llegada de anarquistas, muchos de los cuales serían expulsados del mismo y llevados de vuelta a España. Había también personas que huían de la justicia española por crímenes que no eran de tipo político, sino social, y mercenarios que se alistaban en grupos militares: “Un aventurero malagueño. Entre los expatriados de toda Europa que huyen al Brasil está un malagueño, conocido por Paco el tallista; aventurero que recuerda á los españoles transhumantes de otros tiempos. Paco tomó parte en el pronunciamiento revolucionario dirigido por el general Villacampa, saliendo á las calles de Madrid, y encontrándose en los tiroteos de Atocha y del Prado; tanto que se le ha acusado de haber sido el asesino del brigadier Velarde. Paco emigró al Brasil, y al encontrarse con la revolución organizó un batallón de voluntarios españoles, que ofreció al Gobierno.

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La disposición fue publicada en: Gaceta de Madrid, 25/07/1915, p. 253. La Ley de Reclutamiento del 27 de febrero de 1912, en su artículo 238 indicaba: “[…] Los individuos de las Congregaciones de misioneros, reconocidas por actos oficiales durante la legislación anterior, á 29 de Junio de 1911, prestarán, como servicio militar, cuando les corresponda, el propio de su ministerio, precisamente en las misiones españolas de África, Tierra Santa, América, Extremo Oriente y demás que el Gobierno determine”. Gaceta de Madrid, 21/01/1912, p. 199. 107 Diario de Gerona, 12/09/1893, p. 9.

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No obstante, el personal no sería muy recomendable, cuando en aquel pais en que no se recomienda la tropa de línea por la moralidad excesiva, el ministro de la Guerra ha disuelto el 108 batallón de Paco el tallista, por órden expresa del Presidente Peixoto.”

Otras personas dejaban España para comenzar una nueva vida personal, que la estricta moralidad y leyes españolas les negaba: maridos que abandonaban a sus mujeres y se marchaban con otra compañera mediante la usurpación que ésta hacía de la identidad de la esposa o individuos que habían robado la licencia a sus amigos y les suplantaban también en su identidad. Otros muchos huían de la justicia tras haber actuado como estafadores. Las posibilidades de hacerse pasar por otra persona eran muchas y una vez en Brasil podrían comenzar una nueva vida, dejando en España a sus familiares y amigos. Todo ello -como se ha indicado anteriormente- ha sido la causa de la imposibilidad de realizar reconstrucciones en las líneas familiares de muchas familias establecidas en Brasil, al no poder disponer de los documentos necesarios para conseguirlo, y al no estar enterada la familia actual sobre las circunstancias que llevaron a su antepasado hasta Brasil. Se ha venido señalando como causa de la emigración, el aumento de la población en España durante el s. XIX, tal como ocurrió en otros países como Italia o Portugal. Sin embargo, como indica Blanca Sánchez Alonso, este factor no fue, en el caso español, decisivo para impulsar la emigración, ya que las tasas de crecimiento cayeron en España en las décadas anteriores a 1880, por lo que no hay relación directa de este factor con las tasas de emigración. En el caso español, influyeron las condiciones económicas de los países receptores, como la diferencia de salarios.109 Uno de las consecuencias que creó la salida de españoles fue la del despoblamiento rural y no ha sido un hecho exclusivo de la época tratada, ya que se venía dando desde los siglos pasados. En muchos pueblos, se iba notando el despoblamiento al irse cerrando casas. Algunas de ellas quedaban cerradas por el fallecimiento de las personas que las habitaban, y otras porque toda la familia se marchaba, quedando así las casas deshabitadas y no habiendo quien las ocupase por ningún precio. En muchas de estas casas, la familia constaba de un pequeño número de personas que se componían de alguna persona mayor, un matrimonio y algunos niños. Pero cuando éstos llegaban a la época de la pubertad, como no fuera algún primogénito o tuviera alguna limitación de tipo físico, se marchaban a algún país –principalmente de América- sin formar una nueva familia en su país de origen. Las personas que podrían prestar un servicio no encontraban colocación en ninguna casa, ya que los pocos miembros que existían en ella bastaban para poder cultivar el escaso terreno laborable que tenían. Muchos otros terrenos de mayor amplitud dejaban de ser cultivados por no ser rentables, la tierra plantada iba siendo abandonada en muchos lugares y el terreno laborable se reducía. Como en el lugar tampoco existía industria ni comercio en donde ocuparse sus pobladores, la población se reducía cada vez más. Las redes sociales ejercieron un importante papel en la emigración de españoles. Las personas de la misma familia y comunidad que previamente habían emigrado, atraían y facilitaban el viaje y la llegada e instalación de los nuevos inmigrantes en el nuevo país. Sin embargo esto no sucedía siempre, y muchos se lanzaban a la aventura sin una 108

Diario de Gerona, 20/01/1894, p. 9. SÁNCHEZ ALONSO, Blanca: “La época de las grandes migraciones: desde mediados del siglo XIX a 1930.” En: Mediterráneo económico, nº 1 (2002) pp. 19-32 (p. 25). 109

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mínima base que le proporcionara cierta seguridad en su nuevo destino. La emigración era una auténtica fiebre en muchas regiones. Muchas familias malvendían sus pertenencias y se lanzaban con muy cortos recursos a la aventura emigratoria, pero en muchas ocasiones -como también sucedió en Brasil- al llegar al nuevo país y no tener en él ni pariente ni amigo alguno y sin saber a qué clase de trabajo se dedicaría para ganarse el sustento, acababan los emigrantes convirtiéndose en indigentes, llegando a pasar hambre y sin tener quien se ocupara de ellos, a pesar de las brillantes y halagadoras ofertas que habían recibido antes de dejar España, teniendo que vivir de la caridad u ocupándose en actividades denigrantes. Todo ello fue la causa de las numerosas peticiones de repatriación que los emigrantes pobres dirigían a los Consulados o a las sociedades benéficas.110 Una última causa que puede ser señalada, y a la que se ha venido dando poca importancia, es el factor psicológico de los individuos de la época. Se hablaba mucho en la época de la fiebre de la emigración, término que aparece constantemente en los medios de comunicación. En efecto, la emigración revestía en muchas ocasiones los síntomas de una auténtica fiebre. Los que emigraban lo hacían porque lo hacían los de al lado. Ellos no podían ser menos. Debían seguir la moda, lo que se hacía en el momento, pensando que era la única salida a sus problemas o a sus aspiraciones. Y de esa manera, casi no pasaba ni un día en que saliera un buque de los puertos españoles, tanto nacional como extranjero, llevando emigrantes a América, como si fuera una corriente poderosa que incitaba a emigrar. Así, al lado de los emigrantes, a quienes la miseria había obligado a emigrar, había un gran número que a costa de innumerables sacrificios y privaciones eran los que sostenían a sus familias y no emigraban de un modo reflexivo o espontáneo, sino contagiados por la fiebre de la emigración. De esa manera dejaban a sus mujeres e hijos abandonados, que debían recurrir a las limosnas y auxilios de los establecimientos benéficos, ya que una vez en Brasil, el emigrante en muchas ocasiones se olvidaba de ellos y de enviarles una pensión. En Cataluña y otras zonas, como en las Provincias Vascongadas se emigró en muchas ocasiones, no por el efecto de la crisis, sino por seguir la corriente de moda y porque otros emigraban. De esta manera, era difícil encontrar familias en donde uno o más de sus miembros no habían tomado el camino de la emigración. En resumen, las causas de la emigración o de que los españoles abandonaran su país, podrían ser reducidas a una sola: la búsqueda del bienestar, que es el único móvil que impulsa al individuo a marcharse a otro lugar. Y dicho bienestar puede ser de diferente tipo, para unos puede ser de tipo económico; para otros, de tipo moral; para otros político, etc. Y en este sentido, cada individuo se dirige hacia aquel lugar en donde cree que conseguirá del mejor modo sus objetivos. Puede verse ello, en una conversación entre tía y sobrino que pudo darse en cualquier hogar español en esta época – de 1880 a 1930- y en donde se muestra la forma de pensar de un joven respecto a su país –Españay los ideales que pretendía encontrar en América: “- ¿Conque te marchas á América, Andrés? ¿Ya lo has pensado bien? - Sí, tía, sí. Estoy decidido. Tengo veinticinco años, hace diez que trabajo de dependiente y aún no he podido ahorrar diez céntimos. Además, estoy viendo hombres ya viejos, que están

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Sobre estas peticiones véase en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España la documentación proveniente de los Consulados españoles en Brasil, principalmente los de San Pablo, Santos, Rio de Janeiro y Bahia.

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empleados desde sus catorce años, y más pelados que una rata. Aquí, se come hoy para ir á trabajar mañana, y ¡ así se pasa la vida! ¡y así se llega á la muerte! - Pero, Andrés, ¿no sabes tú que muchos han ido á América, han pasado muchos trabajos y han tenido al fin que volver con las manos en la cabeza? - Sí, tía, ya lo sé; pero estoy también convencido que, peor que aquí, no he de estar en ninguna parte. Esos que dice usted, han ido á Buenos Aires, donde sobra gente; han ido al Brasil, llevados por agentes de emigración que los han explotado inhumanamente. Pero yo, voy libre y colocado al Uruguay. Si allí no me fuese bien, probaría en Costa Rica, en Bolivia, en el Perú, y malo ha de ser que no pueda prosperar en algún sitio. Me he enterado bien, tía. América, en general, está en mejores condiciones que aquí para el trabajo. La población no es tan excesiva como en Europa. Sobre aquellos países no pesan los enormes tributos que aquí aplastan, en último término, al trabajador. Allí, el que trabaja, no tiene vicios, es pensador y económico, llega á tener un pequeño capital que le permite emanciparse y trabajar por su cuenta. Aquí, eso ya pasó á la historia. Los gobiernos cargan y recargan los impuestos siempre más; los patronos los pagan á regañadientes, pero, aún obtienen buenos beneficios sacrificando al personal; el gobierno calla y tolera con tal que le paguen y estudia la manera de apretar más los tornillos al contribuyente para poder cubrir sus enormes presupuestos de gastos. - ¡Muy negro lo pintas, sobrino! - ¡Crea usted, tía, que es la pura verdad! Mucho quiero á España y á usted tía, y si Dios me da suerte, á España tengo que volver. Pero sería muy tonto, ahora que soy joven, en trabajar de balde. De balde digo, puesto que nada me queda á fin de mes. En América, mi querida tía, es otra gente, otro sistema, otras ideas; nadie trabaja sin beneficio; el que trabaja puede ahorrar; el patrono sabe que el dependiente trabaja para reunir un capitalito; le agrada que así sea, y le ayuda. ¡Allí las gentes no son pobres, ruines y tacañas! ¡Los ricos de América, tía, son verdaderamente ricos, generosos, considerados, espléndidos! - ¡Pues que Dios te guíe, hijo mío, para que puedas realizar tus ideales honrados de trabajo y 111 ahorro!”

Entre las dos regiones principales de emigración –la levantina y la cantábrica- y en una primera época de las décadas estudiadas en este trabajo, existían importantes diferencias en cuanto a las causas que incitaban a sus naturales a emigrar y los destinos preferentes a los que se dirigían. Por un lado, la zona levantina, con Almería, Alicante y Murcia, a la cabeza, preferían emigrar hacia el norte de África, ya que la distancia era corta, el pasaje barato, existía en Argelia una importante colonia de españoles, los jornales eran altos, existía una gran variedad de ocupaciones, la administración era diligente y los servicios de beneficencia estaban desarrollados de una forma importante. Las causas principales de emigración en esta región se debían al deterioro de las actividades agrícolas, por las consecuencias de la desamortización que había causado el aumento de la propiedad particular frente al uso comunal de las tierras, a la abundancia de malas cosechas debido a factores climatológicos. La causa principal de emigración era –por lo tanto- la miseria. La emigración en el norte de España –las Provincias Vascongadas, Navarra, Santander, Galicia y la región de Oviedo- presentaba otras características. Los movimientos migratorios eran de mayor antigüedad, y se dirigían fundamentalmente a América. En cada una de estas subregiones, la masa total de emigrantes, era de mayor o menor importancia desde el punto de vista numérico. 111

La Vanguardia, 14/11/1915, p.20.

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De todas ellas, la región gallega fue la que más emigrantes dirigió a Brasil. En ello influyeron diferentes factores: por un lado, la proximidad lingüística de los gallegos hacia la lengua hablada en Brasil; por otro lado, la frecuencia de navíos ingleses y franceses que pasaban por su costa hacia este país, y además la posibilidad de embarcarse en Portugal, a través de Oporto y Lisboa, desde donde se dirigían frecuentes barcos de emigrantes hacia Brasil y que eran puertos que, además, facilitaban la emigración clandestina. Por otro lado, influyeron la gran miseria que se vivía en sus territorios y el gran peso que en la población tenían los impuestos. Esta miseria tenía su origen en la falta de capitales y de industrias, y en la mala organización de la propiedad. Todo ello fue el motivo para la instalación en esta provincia, de numerosas agencias de emigración, que se aprovechaban de la desesperanza de los gallegos y les hacían falsas promesas de alcanzar un bienestar -que muchas veces- no verían llegar jamás. Pero no fue la miseria -a excepción de Galicia- la que impulsó a las gentes del norte a emigrar, ya que en esta zona existían sobrados modos de vida. Otros factores como el espíritu aventurero y el deseo de volver rico, eran causas constantes de emigración. Este sueño fue el motivo de que muchos emigrantes, fuera de la zona gallega, pero dentro de la cantábrica, se dirigieran a América. Por lo tanto, es necesario evaluar las diferentes causas que ocasionaron la emigración, según diferentes zonas, y dentro de ellas, según diferentes provincias. Es un error generalizar estableciendo iguales causas para todo el conjunto del territorio español, ya que las características que cada provincia presentaba eran muy diferentes de las demás e, incluso, dentro de cada provincia, según las diferentes zonas, o incluso según las familias. Al igual, es necesario considerar que las condiciones variaban en el periodo de 1880 a 1930.112 Un artículo en un periódico vitoriano resumía en 3 tipos principales a aquellos que emigraban: “He dividido a los que emigran en 3 clases, que son: 1.ª Los que, teniendo una industria, arte o profesión cualquiera que les permita vivir con alguna holgura, en cualquiera parte, se dirigen á América, como país menos explotado con el fin de dar á su actividad el desarrollo que las condiciones del país donde viven no les permite y hacer, en poco tiempo, relativamente, una fortuna, con la que poder volver á la patria, á descansar los últimos años de su vida, disfrutando de un bienestar exento de fatigas y de afanes. Estos, casi siempre consiguen su objeto, no perjudican al país con su ausencia y sería un cruel egoísmo, contrariar de algún modo sus propósitos. 2.ª Los que, sin oficio ni profesión alguna, ni amor al trabajo, ni rentas ni propiedades conocidas; siendo una carga para el país, á cuya costa viven, se van á América, como se irían al fin del mundo, si creyeran que allí encontrarían la manera de vivir sin trabajar y de hacerse ricos en poco tiempo. De éstos, unos, los menos, al llegar á América, con las orejas al lobo, como suele decirse, y se deciden á trabajar, y á ser buenos ciudadanos; consiguiendo á veces crearse un capitalito ó una posición decente; otros, los más, reanudan allí la vida de holganza, ó cuando más, se asocian á empresas aventureras poco conformes con la honradez, la moral ó la humanidad; y otros, después de explotar á sus deudos, amigos y paisanos, caen en la miseria y perecen, no siendo extraño que,

112

Véase BOTELLA, Cristóbal: El problema de la emigración, op. cit., pp. 156-168.

116


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algunos, de un modo ú otro, logren volver al país que dejaron á continuar viviendo en él, siéndole inútiles, cuando no perjudiciales. Dejemos, pues, á los vagos y viciosos que se vayan, aunque no vuelvan. 3.ª Los que, contando para vivir con el producto de un oficio, trabajo ú ocupación, teniendo aptitud y voluntad para trabajar y ser útiles al país en que viven, se hallan de pronto, sin medios de dar empleo á su actividad y, por consiguiente, de subsistir, si quier sea modestamente, por causa de crisis comerciales, industriales ó agrícolas, ó por errores de la Administracion y otras calamidades públicas, y se ven en la dura necesidad de abandonar su hogar y la madre patria, para buscar en otras regiones lo que en su país no encuentran, esto es, trabajo y pan, y para ellos y sus familias insiguiendo lo preceptuado por el antiquísimo adagio: No con quien naces Sino con quien paces. Estos, que en su mayoría son labradores, artesanos y hasta hombres de ciencia y consagrados á las profesiones llamadas liberales; son á los que se debe procurar disuadir, pero no pintándoles los horribles peligros, y las desastrosas contingencias de la emigración, que siempre parecen y en realidad son menores que las contingencias y peligros de morirse de hambre, como pájaro mal cuidado, sino mirando por ellos, proporcionándoles lo que necesitan, dándoles medios y facilidades de desarrollar sus habilidades ó talentos, haciéndoles, en fin, amable, en su país, una vida que, de otro modo se haría aborrecible. Estos, hay que retenerlos á toda costa, porque son los que trabajan, los que producen y los que más pagan; pero, si se quieren ir, libres son; lamentaremos al pronto y lloraremos después su falta, pero no podremos culpar sino á nuestra desidia y á nuestro abandono. Por humanidad, debemos pedir y exigir, por medio de nuestros Gobiernos las garantías necesarias y suficientes para impedir su explotación y malos tratamientos, pero nada más. No pongo más clases, aunque las hay, porque estas son las principales y de más importancia. Hay personas que se van á América, por una ambición irreflexiva; otras, por el estimulo y aliciente del ejemplo de algunos que se han enriquecido; estas, por el espíritu aventurero y amigo de novedades; aquellas, por la probabilidad de hallar empleo inmediato á sus facultades ó colocación pronta y adecuada á sus aptitudes; muchas arrastradas, seducidas por las promesas de grandes ventajas; bastantes por el aburrimiento de no llegar nunca á más, y casi todas por falta de buenos Gobiernos, de buenas leyes económicas y administrativas y de protección y garantías al trabajo honrado, á la producción nacional y á la libre iniciativa.” 113

113

Periquito entre ellas, 1/11/1887, p. 1.

117


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ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS SOBRE LA EMIGRACIÓN A BRASIL En trabajos sobre emigración a Brasil entre 1880 y 1930 se recurre frecuentemente a la estadística comparada o a cual fue la región de España que más emigrantes envió a Brasil, por dónde salieron del país y a qué puerto llegaron. Las cifras que nos han llegado a través de estadísticas e informes oficiales solamente proporcionan una idea general del proceso migratorio de los españoles en estos años, pero no son cifras que muestren los hechos tal y como sucedieron. Las estadísticas no tuvieron en cuenta la emigración clandestina y fueron elaboradas con otros muchos otros errores, como considerar emigrantes a todos aquellos que se dirigían por barco en determinada clase hasta cierto destino, sin distinguir entre los propiamente emigrantes y los viajeros. Tampoco se diferenciaba, en muchas ocasiones, entre los que salían del país siendo nacionales o los extranjeros. Las cifras de emigración clandestina no fueron contabilizadas en España, ya que los emigrantes clandestinos de las diferentes regiones salían por otros puertos que no eran españoles: los vascos y navarros frecuentemente lo hacían por Francia -especialmente por Burdeos- los gallegos y asturianos por Portugal y los andaluces y extremeños por Gibraltar. Esa es una de las razones de las divergencias que presentan las estadísticas de los países emisores de emigración y las de los receptores, ya que los primeros no contabilizaron esta gran masa de emigrantes salidos por otros puertos que no eran los nacionales y los países receptores sí lo hacían. De la misma manera, no se han contabilizado aquellos emigrantes españoles que llegaban a Brasil procedentes de países a los que anteriormente habían emigrado, como Argentina o Uruguay, ni a los emigrantes que habiendo entrado a Sudamérica por Brasil, salieron de este país no hacia España directamente, sino pasando por otros países para establecerse definitivamente allí o para regresar desde estos lugares a su patria. En este sentido se quejaba el cónsul de Rio de Janeiro al Ministro de Estado en 1923, indicando que numerosos españoles llegaban a Brasil procedentes de Argentina: “CONSULADO DE ESPAÑA EN RIO DE JANEIRO N. 84 CONTENCIOSO Excmo. Señor Muy Señor mío: Adjunto tengo la honra de elevar a manos de V.E. copia del oficio que con esta fecha dirijo al Señor Cónsul General de la Nación en Buenos Aires, y del que también remito copia al Sr. Ministro de S.M. en esta Capital, relativo a individuos que, por no haber cumplido probablemente con sus deberes militares, salen de la Argentina provistos de un pasaporte solo para España y que luego desembarcan aquí. Las disposiciones vigentes, especialmente la R.O.C. nº 707 de Noviembre de 1921 en cuyo final se dice que los prófugos tienen derecho a obtener pasaporte para ir a España, es clara y terminante y de ella no se puede deducir, a mi modesto entender que a dichos sujetos se les puede pasaportear para otro lugar. Pero es el caso que todos los que se encuentran en tal situación y acuden al Consulado, lo hacen solicitando pasaporte para cualquier país menos para España. Es evidente que el objeto de tales disposiciones es lograr el retorno a la Península de dichos sujetos pero no es menos evidente que nada se consigue, pués ellos al no ser atendidos procuren

118


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o el cambio de nacionalidad adoptando la del país en que residen,- cosa bastante fácil en América-, ó simplemente obtienen de las Autoridades locales un pasaporte bien como brasileños bien sin este requisito siquiera. Como V.E. puede observar, los daños con tal estado de cosas son evidentes para nosotros mismos no solo por la pérdida de nacionales, y de la recaudación correspondiente, sino por el malestar indirecto que ocasiona entre la Colonia el que una gran parte de ella se vea desatendida en la función principal que necesitan del Consulado cual es la de poder ausentarse para mejor ganarse el sustento en países que experimenten menor crisis que el Brasil. No menos que esta dificultad es la de atender a la enorme cantidad de españoles indocumentados que se presentan en esta Cancillería. Puedo asegurar sin temor a grande error que el 80% de la Colonia aquí residente no tiene documento alguno español. Cabe el acudir a la información testifical pero esta estimo que no puede garantizar la parte militar, de la cual la mayoría de los que se presentan dicen haberla cumplido. Es asunto este de la indocumentación que hubo de levantarse con motivo de la expulsión por indeseables de algunos compatriotas que practicó este Gobierno. En tales casos ordenó el Ministerio del digno cargo de V.E. que si de un exámen a que se sometiese a dichos individuos se sacaba la convicción de que eran españoles, se les podían pasaportear. Ahora bien, Excmo. Señor, parece que por equidad no deben sufrir peor trato los súbditos de S.M. que sin haber delinquido, soliciten protección de sus Autoridades. Y también desearía saber si esta convicción puede hacerse extensiva no solo al hecho de ser nacionales sino de haber cumplido sus deberes militares según las manifestaciones que hagan. Dios guarde a V.E. muchos años. Rio de Janeiro, 21 de julio de 1923. Excmo. Señor B.L.M. de V.E. Su más atento y seguro servidor Carlos de Miranda (Firma y rúbrica) EXCMO. SEÑOR MINISTRO DE ESTADO 114 & & &”

Aunque los cronistas de la época se referían a la emigración que se embarcaba desde España burlando las normas legales como “clandestina”, lo cierto es que esta emigración sí quedaba contabilizada, aún contraviniendo las disposiciones. Así, las estadísticas realizadas por el Instituto Geográfico y Estadístico desde 1882 y la estadística de la emigración española elaborada por el Consejo Superior de Emigración a partir de 1909 no se ajustan exactamente a la realidad pues consideran, en el primer caso que todos los pasajeros por mar son emigrantes y en el segundo caso, que todos los pasajeros de tercera clase son emigrantes, resultando estadísticas con amplios errores para el análisis de la emigración a Brasil.115 La Ley de Emigración, de 1907 indica en su art. 2º:

114

AMAE: Correspondencia-Consulados-Rio de Janeiro (Brasil). H2030 (1856-1930). Para las autoridades brasileñas, no solo quienes viajaban en 3ª clase eran considerados inmigrantes, sino también quienes habían viajado en 2ª clase. 115

119


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“Serán considerados emigrantes, á los efectos de esta ley, los españoles que se propongan abandonar el territorio patrio, con pasaje retribuido ó gratuito de tercera clase, ó de otra que el Consejo Superior de Emigración declare equivalente, y con destino á cualquier punto de América, Asia ú Oceania. No obstante, las Juntas de Emigración, por sí ó á petición de los 116 interesados, podrán excluir á éstos del concepto legal de emigrantes.”

Sin embargo, las autoridades brasileñas consideraban que los emigrantes eran aquellos que llegaban en 2ª ó 3ª clase, por lo que las estadísticas elaboradas por España y por Brasil resultaban diferentes cuando contabilizaban los emigrantes que salían y los que entraban en uno u otro país. Las series brasileñas, por su parte presentan también importantes errores, según los criterios que se siguieron en su elaboración en cada momento. Desde 1855 las estadísticas se refieren a las entradas por Rio de Janeiro y desde 1888 también por Santos, puerto de São Paulo y Vitoria.117 Algunos autores que han venido estudiando la emigración de españoles al Estado de São Paulo, han cometido el error frecuente –por extrapolar el caso del Estado de São Paulo al resto del país y por no realizar una diferenciación según los años- de afirmar que la mayor parte de los emigrantes españoles en Brasil fueron andaluces y pequeños propietarios de tierras considerando que el puerto de Málaga, puerto natural para el embarque de éstos, arrojó en esta época las mayores cifras de embarque de emigrantes. Sin embargo, no tienen en cuenta que desde otras regiones se emigró también clandestinamente desde otros países y que no solamente emigraron pequeños propietarios sino también obreros agrícolas que salieron en grandes cantidades desde el norte de España. Además hay que tener en cuenta que en otras regiones como la gallega no se embarcaban en un solo puerto, sino en Vigo y La Coruña y que las estadísticas brasileñas a este respecto, que muestran los informes oficiales brasileños de estos años, discriminan la llegada de inmigrantes embarcados por puertos españoles y el puerto de Málaga no presenta las cifras más altas, sino que le supera Vigo. Hubo regiones en que la emigración a Brasil fue importante, como las del norte de España, especialmente la gallega y la vasca. Hubo otras regiones, como la riojana, donde la emigración a Brasil no tuvo apenas importancia. Si tenemos en cuenta los informes ministeriales presentados anualmente en Brasil entre 1860 y 1960, elaborados por el Ministerio de Agricultura, se aprecian cambios importantes de comportamiento en los inmigrantes según los años y las entradas de los mismos en Brasil, ya que unas veces elegían el puerto de Santos y otras el de Rio de Janeiro para su entrada al país. En 1892 y 1893 entraron más inmigrantes embarcados en los puertos gallegos de La Coruña y Vigo que en el de Málaga. Veamos la discriminación: En 1882 entraron por el puerto de Rio de Janeiro y por el de Santos un total de 86.213 inmigrantes. De ellos, los españoles que entraron por Rio de Janeiro eran 7.470 y por Santos, 3.001. Aquellos inmigrantes que entraron por Rio de Janeiro procedentes de puertos españoles venían de: Vigo (1.877), Málaga (1.157), Barcelona (884) y Coruña 116

Gaceta de Madrid, 22/12/1907, p. 1087. Para ampliar este tema véase: SÁNCHEZ ALONSO, Blanca: “Una nueva serie anual de la emigración española: 1882-1930”. En: Revista de Historia Económica. Año VIII, nº 1. 1990. En su trabajo se analizan los rasgos que tuvieron las estadísticas españolas y los problemas originados, el análisis de las estadísticas de los cuatro países receptores principalmente de emigrantes en esta época como fueron Argentina, Cuba, Brasil y Uruguay. Asimismo Blanca Fernández Alonso estudia la serie española de emigración y sus limitaciones, como la infravaloración que ha habido de las salidas clandestinas y embarques por puertos de otros países y cuáles son las diferencias entre las estadísticas españolas y latinoamericanas. También compara las estadísticas homogéneas de la salida de emigrantes de España y su llegada a Latinoamérica y realiza un coeficiente corrector de la serie española. 117

120


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(73). Es importante indicar que en Gibraltar se embarcaron 2.829 inmigrantes. De estos inmigrantes que llegaron a Rio de Janeiro, marcharon a São Paulo, 21.410. El informe correspondiente a 1893 -que fue publicado en 1894- indica que las entradas por Rio de Janeiro fueron ese año de 48.948, de los cuales 14.315 eran españoles y las entradas por Santos fueron de 74.978 extranjeros de los cuales eran 16.683 españoles. Estos que llegaron a Rio de Janeiro procedían de: Vigo (4.234), Málaga (4.148), Coruña (1.343) y Barcelona (1.233). En España, el Instituto Geográfico y Estadístico elaboró desde 1882 estadísticas de emigración. Blanca Sánchez Alonso118 realiza una corrección de las estadísticas de emigración europea para homogeneizar los datos de los países emisores y hacerlas comparables entre ellos. Según la autora, las cifras de emigración española entre 1895 y 1913 están infravaloradas, presentando más adelante cifras ajustadas. La emigración española se dirigió principalmente en este periodo de 1880 a 1930 a los siguientes países: Argentina, Uruguay, Cuba y Brasil en América Latina, junto con la emigración estacional o tipo “golondrina” hacia Argelia y desde 1914 hacia Francia principalmente. En los diferentes países y para el comienzo de la segunda década del s. XX, había ya una conciencia generalizada de la importancia del fenómeno de la emigración, al emigrar cada año millones de personas. Por primera vez, del 2 al 11 de agosto de 1921 se reunió en Ginebra la Comisión Internacional de la Emigración, de la Organización Permanente del Trabajo y en dicha reunión fue estudiada la emigración por un Organismo internacional de carácter oficial. En esta Comisión estaban representados 14 países, entre ellos, España y Brasil. España estuvo representado por un delegado patronal: el Conde de Montornes y Brasil, por un delegado gubernamental: M. de Oliveira. La primera conclusión que tuvo la Comisión fue la de reformar y mejorar las estadísticas que se realizaran sobre movimientos migratorios, que deberían seguir, en adelante un método uniforme. Los diferentes países realizaban estadísticas siguiendo normas diferentes ya que en ellas no existía una precisa definición de lo que significaban los términos emigrante e inmigrante y las búsquedas no se realizaban siguiendo una normativa unificada. Las tablas se realizaban de un modo muy defectuoso y todavía en algunos países no existía una clara separación entre el viajero y el emigrante.119 Las cifras oficiales que se presentan sobre la emigración española a Brasil en esta primera época son diferentes según el Organismo, tanto español, como brasileño que se encargara de realizarlo, pues como veremos no existió hasta la década de 1920 un esfuerzo entre los diferentes países por realizar estadísticas teniendo en cuenta conceptos uniformes, para de esta manera poder tener datos que fueran comparables. Mark Twain indicaba: “Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas” y por ello mismo a través del análisis de las estadísticas realizadas en esta 118

SÁNCHEZ ALONSO, Blanca: “Una nueva serie anual de la emigración española: 1882-1930”… op. cit. 119 “La Commission Internationale d’emigration”. Revue International du Travail, vol IV, nº 3. Ginebra, 1921, pp. 585-607. Por esta razón, no incluyo apenas tablas estadísticas sobre la emigración española a Brasil en esta época, ya que según hayan sido elaboradas por las autoridades españolas o por las brasileñas, difieren considerablemente en sus métodos cuantitativos. Existen numerosos trabajos publicados conteniendo estadísticas de emigración española a Brasil que pueden ser consultados para ampliar este tema.

121


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época, no podemos tener, sino una idea general de los flujos migratorios que llegaban a Brasil procedentes de España. Por esa razón solamente me referiré a datos estadísticos de modo muy general, ya que dichas estadísticas han sido suficientemente estudiadas y publicadas por otros autores tanto en España como en Brasil y se pueden encontrar en numerosos trabajos referentes a la emigración. Me interesa más centrarme en dar una visión general del movimiento migratorio a Brasil desde el s. XIX, dentro de un contexto europeo y más concretamente español, por un lado y por el otro lado el brasileño y estudiar con más énfasis cuáles eran las condiciones que existían en Brasil para que se diera este fenómeno de la emigración durante la época de la Gran Emigración. Cuando el rey de Portugal, D. João VI y huyendo de la invasión de Napoleón, llegó a Rio de Janeiro en 1808, Brasil era un inmenso territorio que contaba con 2 millones de habitantes. Las estadísticas brasileñas reflejan datos desde 1827 y fue solamente desde 1850 cuando empieza a hacerse más patente la llegada de corrientes migratorias a Brasil. São Paulo fue el Estado en donde se fijó la mayor parte de los emigrantes y empezó a tomar importancia su llegada desde 1875-1879, con una gran subida en los años que se sitúan entre 1895-1899, cuando llegaron a este Estado 415.296 trabajadores, con clara predominancia de los italianos. A partir de la década de 1880 es cuando los italianos comienzan a llegar a Brasil. En 1887 llegaron a Santos 27.000 inmigrantes de esta nacionalidad y es entre 1895 y 1905 cuando son el grupo mayoritario de inmigrantes en el Estado de São Paulo. La entrada de inmigrantes españoles se intensifica desde la década de 1890. A partir de 1905 la inmigración italiana deja paso a la española, ocupando el 1º puesto en 1907. Desde 1908 los portugueses ocuparán el primer lugar y es a partir de entonces cuando empiezan a llegar los japoneses. Desde esta fecha y hasta 1914 los portugueses y los españoles serán el primer grupo en importancia numérica, seguidos por los italianos. La Primera Guerra Mundial tuvo como consecuencia un freno en la inmigración y una vez terminada la guerra continuaron llegando los españoles en mayor número. Brasil registra unos datos de 4.520.438 inmigrantes para el periodo de 1827 a 1930. En Santos quedaron registrados 2.275.256 inmigrantes. Hasta 1930 se contabilizan 2.565.412 inmigrantes en São Paulo, incluyendo también aquellos de nacionalidad brasileña que procedían de otros Estados y viajaban en 3ª clase. Los brasileños que quedaron registrados en Santos eran aquellos que llegaban por vía marítima, pero a ellos habría que sumar unos 300.000 más que llegaron principalmente del nordeste por carretera o ferrocarril y que eran espontáneos. De entre todas las nacionalidades, los italianos, los españoles, los japoneses y los austríacos, prefirieron quedarse en São Paulo, los portugueses se dirigieron principalmente a Rio de Janeiro y los alemanes se establecieron principalmente en el sur. Un cuadro anteriormente mostrado nos daba las cifras de los emigrantes ingresados en Brasil entre 1820 y 1926.120

120

Inmigrantes entrados por los puertos de Brasil de 1820 a 1926. Elaboración propia en base a los datos de la Directoria Geral do Serviço de Povoamento, Intendencia de Immigração do Porto do Rio de Janeiro.

122


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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Años

Nacionalidades

1827-1931

Italianos

1827-1834

--

1835-1839 1840-1844 1845-1849 1850-1854

Total

Portugueses

Españoles

Brasileños

Japoneses

Austríacos

Diversos

No especificados

--

--

--

--

--

955

--

955

--

--

--

--

--

--

304

--

304

--

80

--

--

--

--

--

--

80

--

--

--

--

--

--

569

--

569

--

1.113

--

--

--

--

1.188

--

2.301

1855-1859

--

1.494

37

--

--

--

2.478

--

4.009

1860-1864

--

--

--

--

--

--

521

--

521

1865-1869

--

146

--

--

--

--

1.014

--

1.160

1870-1874

5

244

--

--

--

13

1.013

--

1.275

1875-1879

3.406

1.416

300

400

--

163

4.770

--

10.455

1880-1884

7.287

4.127

695

11

--

84

3.648

--

15.852

1885-1889

137.367

18.486

4.843

463

--

2.506

4.462

--

168.127

1890-1894

210.910

30.752

42.316

48

--

6.069

14.830

14.855

319.780

1895-1899

219.333

28.259

44.678

43

--

8.841

2.464

111.678

415.296

1900-1904

111.039

18.530

18.842

9.587

--

2.663

8.528

11.683

180.882

1905-1909

63.595

38.567

69.682

11.287

825

2.714

21.156

--

207.826

1910-1914

88.692

111.491

108.154

12.688

14.465

4.410

35.686

--

375.586

1915-1919

17.142

21.191

27.172

21.239

12.649

674

4.856

--

104.923

1920-1924

45.306

48.200

36.502

53.456

6.591

3.671

57.042

--

250.768

1925-1929

29.472

65.166

27.312

171.727

50.573

4.991

112.427

--

461.668

1930-1931

3.521

9.013

2.633

18.894

17.013

462

14.498

--

66.034

Total

937.075

398.275

383.166

299.843

102.116

37.261

292.409

138.226

2.588.371

Fuente: Departamento Estadual do Trabalho. São Paulo, 1933.

121

De 1897 a 1906 había quedado interrumpida la acción que el Gobierno Federal desarrollaba a favor de la inmigración, lo que originó un descenso considerable de la llegada de inmigrantes a Brasil. Sin embargo, pronto se vieron los inconvenientes que ello causaba y por la Ley 1.617 del 30 de diciembre de 1906 se restauró este servicio, que fue regulado por el Decreto nº 9.081 del 3 de noviembre de 1911 que aprobó el nuevo Reglamento. Según dicha disposición se remodelaron la Dirección de Inmigración y las diferentes Inspectorías que existían en los Estados. Como resultado de esta medida, comenzaron a aumentar los flujos de inmigrantes a Brasil. De 1880 a 1888 aumentó de modo importante el movimiento inmigratorio para disminuir en 1889. De nuevo aumentó en 1890 y se duplicó en 1891. Entre 1903 y 1904 la entrada de inmigrantes descendió y desde 1905 comenzó otra vez a crecer con mucha fuerza. Según la nacionalidad de los inmigrantes que llegaban a Brasil, los italianos se encontraban en primer lugar entre 1820 y 1907, siendo 1.213.167; después ocupaban el lugar los portugueses en número de 634.585 y tras ellos los españoles con 288.646 inmigrantes. Desde 1907 se invirtió la situación y fue Portugal el país que más cantidad de inmigrantes envió a Brasil seguido de España e Italia.122 De 1827 a 1931 tenemos las siguientes cifras de emigrantes que entraron al Estado de São Paulo123:

121

SECRETARIA DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMÉRCIO: Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola. Ano XXII, nº 77. São Paulo, 1933. 122 Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Dr. Pedro de Toledo, Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio no anno de 1913, 92º da

123


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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Veamos las cifras del movimiento de los emigrantes que se fijaron en el Estado de São Paulo de 1827 a 1932 y de qué modo se distribuían según su origen: Italianos Portugueses Españoles Brasileiros Japoneses Austríacos Diversos

938.033 400.238 383.746 318.188 115.188 37.370 431.066

Esos inmigrantes eran: Subsidiados Espontáneos No especificados Total

1.151.398 1.295.032 177.715 2.624.136 Fuente: Departamento Estadual do Trabalho. São Paulo, 1933.

124

La década de 1920 se inicia en Brasil con una serie de datos referentes a inmigración que veremos a continuación. Estos datos fueron publicados por el Gobierno de Brasil dirigidos al Presidente de la República en el que se exponía la situación del fenómeno migratorio hasta fin de 1920.125 Como paso previo, presentaré un resumen de los datos referentes a inmigración en Brasil entre los años 1912 a 1920 y cuyas cifras eran las siguientes: 1912 180.182

1913 192.683

1914 82.572

1915 32.206

1916 34.003

1917 31.192

1918 20.501

1919 37.898

1920 71.027

En 1920, la inmigración a Brasil se repartía entre 49.080 hombres y 21.947 mujeres. El puerto por el que entraban más inmigrantes era en esta época Rio de Janeiro, seguido de Santos, puerto de São Paulo. La inmigración que llegaba por otros puertos era poco importante. En 1920 entraron por Rio de Janeiro 40.508 inmigrantes y por Santos 28.624. La mayoría de los inmigrantes había llegado de manera espontánea, es decir, pagándose ellos mismos el viaje, contabilizándose en este año 63.298 inmigrantes llegados de esta manera frente a los 7.729 que habían llegados subvencionados por el Gobierno. De estos inmigrantes, 1.987 eran brasileños y 69.040 extranjeros. De entre estos últimos 33.883 eran portugueses, 10.005 italianos, 9.136 españoles, 4.853 turco-árabes, 4.120 alemanes y 1.013 japoneses. La inmigración procedente del resto de los países de América del Sur era poco importante y de entre estos países, el que más emigrantes enviaba a Brasil era Argentina, contabilizándose en este año 191. El resto de los inmigrantes que llegaban a Brasil lo hacía principalmente en barcos ingleses: 26.458. Independencia e 25º da Republica. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1913, pp. XXXIXXLV. 123 “Cuadro demonstrativo de los inmigrantes entrados em el Estado de São Paulo de 1827 a 1931. Departamento do Trabalho Agrícola”. Agencia Oficial de Colocação, 20 de maio de 1932. 124 Ibídem. 125 Relatório apresentado ao Sr. Presidente da República pelo Ministro do Estado dos Negócios da Agricultura, Indústria e Commercio Ildefonso Simões Lopes. Rio de Janeiro, 1921.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Los demás se repartían entre los barcos franceses: 20.670; italianos: 12.186; holandeses: 6.174; brasileños: 3.976 y japoneses: 1.031. Los emigrantes que habían salido de Brasil hacia otros destinos en 1920 habían sido 35.759 repartidos de la siguiente manera: 16.086 portugueses; 6.143 italianos; 5.206 españoles; 1.715 brasileños; 1.537 turco-árabes y 216 japoneses. Aquellos inmigrantes que llegaban por el puerto de Rio de Janeiro en 1920, que se contabilizaron en 40.508 estaban repartidos entre 29.097 hombres y 11.411 mujeres. En lo referente a su origen, 37.507 procedían de Europa, 866 de África, 784 de América del Norte, 1.284 de América del Sur y 14 de América Central. 29.021 de estos inmigrantes viajaban solos y 11.487 constituían 3.565 familias; 26.242 inmigrantes eran solteros, 13.709 estaban casados y 557 eran viudos. La edad de los inmigrantes llegados se organizaba del siguiente modo: por debajo de los 12 años habían llegado 2.556 niños y 2.166 niñas y por encima de esta edad llegaron 26.540 hombres y 9.245 mujeres. Los que viajaban en familia eran principalmente agricultores; 3.426 de ellos constituían 941 familias mientras que 3.985 viajaron solos. Entre los jornaleros había 21.599 inmigrantes que llegaron sin familia y 2.546 familias compuestas por 7.837 personas. Aparte de los agricultores, aquellos que tenían otras profesiones u actividades económicas, se dividían entre 3.837 que habían llegado solos y 72 familias que contabilizaban un total de 224 personas. El Gobierno había publicado también un cuadro sobre la emigración total a Brasil durante los últimos 100 años, cuadro interesante para conocer cual es la composición de los grupos étnicos que en el año 1920 componían la población del país. Esta estadística se aplicaba a un total de 3.648.382 inmigrantes, de los cuales 245.190 pertenecían a diferentes países, no especificados y el resto se repartía de la siguiente manera: 1.388.881 italianos; 1.055.154 portugueses; 510.514 españoles; 131.441 alemanes y 105.470 rusos, entre los cuales estaban comprendidos también los polacos. La corriente italiana había sido predominante de 1881 a 1904, pero a partir de esa fecha quedó suplantada por la portuguesa. A parte de los europeos y americanos, es importante recalcar que de 1908 a 1920 habían entrado en el país 47.242 turco-árabes; 29.306 japoneses y 498 chinos.126 Dando una visión general entre 1800 y 1924, los principales países receptores de emigración en América fueron Argentina, Brasil, Canadá y Estados Unidos. En Brasil, la emigración más importante hasta 1850 fue la de alemanes, desde 1851 de portugueses y de 1876 a 1900 de italianos, alcanzando estos últimos el porcentaje de 40 a 63% del total de emigrantes. Después de la Primera Guerra Mundial los italianos se sitúan en el 17,1% y los portugueses ocupan el primer lugar con el 34,1%, mientras que los españoles representan el 11,8% y los alemanes el 14,3%. Son cifras de inmigración bruta, sin tener en cuenta la repatriación que fue cada vez más importante desde fines del s. XIX.127

126

BUREAU INTERNATIONAL DU TRAVAIL: Revue International du Travail, vol VI, Ginebra, 1922. 127 BUREAU INTERNATIONAL DU TRAVAIL : Revue International du Travail, vol. XX, nº 3 (Sept. 1929), pp. 376-405.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

En 1927 terminó la emigración subvencionada de mano del Presidente Julio Prestes y se dio a partir de entonces un cambio de orientación. Sin embargo, este hecho no supuso un freno a la entrada de emigrantes en Brasil, ya que aumentó la llegada de aquellos que lo hacían de modo espontáneo y las tierras del Estado de São Paulo continuaban siendo demandadas. Desde entonces, la inmigración a Brasil será seleccionada por el Gobierno y se convertirá exclusivamente en espontánea al suspenderse las autorizaciones a la introducción de inmigrantes con billete subvencionado. Los inmigrantes que llegaban venían entonces con algún dinero que les permitiera subsistir los primeros meses. Pero estos espontáneos no servían para ser empleados en las haciendas de café, ya que llegaban generalmente solos, sin familias. El cultivo del café necesitaba ser realizado por familias enteras de por lo menos, 3 miembros que trabajaran porque una sola persona no podía hacerse cargo de mil a cinco mil pies de café, pero aquellas familias que estaban fácilmente formadas por 5 personas sí podían. Al no servir los espontáneos para realizar ellos solos las tareas propias del cultivo del café, se recurrió a partir de entonces a los brasileños, principalmente nordestinos. El Gobierno paulista enviaría a partir de entonces a un funcionario que se encargaría de seleccionar aquellas familias y proceder al control del embarque de los obreros agrícolas, habiendo conseguido previamente que el Lloyd Brasileiro realizase una rebaja del 50% en el importe del pasaje de los inmigrantes. Los trabajadores tendrían garantizado el contrato de 2 años y el regreso de las familias en caso de que no se aclimataran bien a la zona. También comenzó a darse un fenómeno contrario. Muchos colonos de épocas anteriores, al finalizar el contrato de trabajo en las propiedades agrícolas, no quisieron convertirse en pequeños propietarios y se dirigieron a la ciudad, que estaba en continua expansión. Sin embargo, a partir de 1929 y en plena crisis financiera mundial, que afectó a los centros industriales, como São Paulo, comenzó una corriente de personas, tanto reunidas en familias como solas, que dejaban São Paulo ante la falta de perspectivas futuras y se dirigían a los núcleos coloniales. La crisis ocasionó la elevación del nivel de vida, bajaron los salarios en las propiedades agrícolas y la propiedad en São Paulo alcanzó elevados precios. La situación económica de Brasil y de São Paulo en concreto, no pudo escaparse a los acontecimientos mundiales. En el interior de São Paulo se producen importantes cambios en los cultivos, pasando del monocultivo del café que hasta este momento había tenido casi la exclusividad durante casi 200 años, al pluricultivo especialmente de cítricos, sobre todo de naranjos. Este cultivo de la naranja aportó grandes ventajas. Los salarios en las plantaciones de naranjas no sufrieron alteraciones grandes, como sí ocurrió con los cafetales.128 En el inicio de la década siguiente, en 1931, el número de inmigrantes que entró en Santos fue el más bajo desde 1908 y además de los factores indicados anteriormente, ocasionados por la gran depresión mundial, influenciaron también para que el Gobierno de la Unión restringiera la entrada de inmigrantes extranjeros al país por el Decreto nº 19.482, del 12 de diciembre de 1930. A partir de 1931, cesan los servicios de encaminamiento de colonos tal y como se venía haciendo en años anteriores y desde entonces se conducirá al obrero agrícola directamente desde Santos hasta su destino, sin pasar por la Hospederia do Imigrante en Moóca. 128

SECRETARIA DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMERCIO: Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola. Ano XXI. São Paulo, 1932, nº 72, pp. 10-14.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

En 1931 los inmigrantes espontáneos de diferentes nacionalidades, que se dirigieron a las propiedades agrícolas fueron un total de 5.842. Formaban familias y eran también personas sueltas. Japoneses Brasileños Portugueses Checoslovacos Italianos Españoles Alemanes Danzigueses Polacos Letonios Suizos Yugoslavos

4.682 786 95 79 65 43 38 27 19 5 2 1

De igual manera, durante este año y para suplir la falta de brazos que existía en las propiedades agrícolas, un total de 4.219 personas llegaron a São Paulo. Estas formaban parte de familias o eran trabajadores sueltos pero no eran inmigrantes, sino que provenían de un establecimiento anterior y la proporción era: brasileños (2.814), portugueses (323), japoneses (291), alemanes (130) y lituanos (130).129

129

Ibídem, pp. 27-37.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

DISCUSIONES SOBRE EMIGRACIÓN E INMIGRACIÓN ESPAÑOLA

EN ESPAÑA

En España durante las últimas décadas del s. XIX y las primeras del s. XX, los medios escritos se hacían eco de los graves problemas que estaba ocasionando a este país la emigración en masa, especialmente hacia América. Son publicaciones de todas las regiones españolas que tratan de concientizar sobre los grandes inconvenientes que estaba causando la emigración de españoles, que alentados por los engaños y las falsas promesas de los enganchadores, dejaban el país en busca de nuevas oportunidades.130 Debido a las dimensiones alarmantes que la emigración estaba tomando en España, tanto el Gobierno como la Iglesia Católica y otros pensadores e intelectuales trataron de transmitir a través de la prensa y de diferentes publicaciones, las verdades y mentiras que giraban en torno al problema de la emigración, unos para defenderla y otros para rechazarla, argumentando en uno u otro caso cuáles eran los pros y los contras de este fenómeno. España era un país eminentemente agrícola, que ya desde fines del s. XIX estaba perdiendo en grandes cantidades su mano de obra ocupada en este sector. Los agricultores se veían obligados a dejar sus tierras debido a que los elevados impuestos públicos absorbían casi el valor íntegro de los productos de la tierra y el resto no alcanzaba para los demás gastos. Las tierras no mejoraban por falta de capital, las cosechas disminuían y miles de cosecheros llevaban un ínfimo nivel de vida y obligados a vivir como pobres, se lanzaban a la aventura de la emigración para poder subsistir. Los impuestos en crecimiento fueron la causa principal de la emigración en algunas regiones como Galicia, instaurados para mantener los presupuestos insostenibles del Estado. La situación agrícola era difícil y el nivel de vida reflejado en la alimentación, la vivienda, la higiene y la instrucción era de un nivel bajísimo. Faltaba capital y el labrador no tenía medios de procurárselo y era necesario el establecimiento del crédito agrícola que facilitara capital para invertir en la tierra. Las mejoras en la agricultura supondrían una mejora en la ganadería. Así, desde diferentes sectores se pedía al Gobierno la remoción de las trabas que impedían el desarrollo económico, suprimiendo toda clase de obstáculos y restricciones a la libertad de comercio, consolidando el crédito y favoreciendo la creación de capitales y de empresas nuevas que demandaran mano de obra y una rebaja grande en los impuestos territoriales y de consumo, que ahogaban a la población y hacía inevitable la emigración. Se perseguía que la emigración se encaminase hacia los países que ofrecieran mayores ventajas y con preferencia a aquellos territorios de España en que faltaran brazos y que la riqueza natural del suelo ofreciera ventajas al emigrante, sin privar a la patria de su mano de obra, recogiendo de esta manera el exceso de población. La agricultura, base económica principal, estaba siendo cada vez más abandonada, no solo por causa de los emigrantes que se dirigían a otras tierras en busca de mejoras económicas, sino también por aquellos brazos que iban destinados al ejército, en una época de grandes conflictos que culminó a fines del s. XIX con la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. 130

Sobre el papel de la prensa ante la emigración vasco-navarra a São Paulo: OLARAN MÚGICA, María Inés: “Emigración vasco-navarra a São Paulo, Brasil. 1880-1930”. En: Revista Hidalguía nº 320, pp. 1732 y nº 321, pp. 271-287, Madrid, 2007.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Entre aquellos que mantenían esta línea de pensamiento se encontraba José Colá y Goití. Figura muy respetada en la época, especialmente en el ámbito vasco y navarro, dirigió todos sus esfuerzos a frenar la emigración de vascos y navarros, principalmente hacia América, ya que en la época existía también una gran emigración hacia los países norte-africanos. Era natural de Vitoria y correspondiente de la Real Academia de San Fernando, cronista oficial de Vitoria, individuo de la Junta Inspectora de Teatros, socio activo en Álava de la Asociación de la Cruz Roja, colaboró en diversas publicaciones tanto de España como del extranjero y fue corresponsal de diversos periódicos así como miembro honorario de la sociedad vasca de Montevideo Laurak Bat, entre sus muchas actividades. Su obra principal en materia de emigración fue: La Emigración Vasco-Navarra.131 La obra, es de una gran importancia para conocer el problema de la emigración desde 1880. Se refiere especialmente a los dos países que más emigrantes vascos y navarros tuvieron en América del Sur que eran Argentina y Uruguay, que en la época recibían el nombre de las Repúblicas del Plata. Sin embargo, la obra también ofrece noticias de importancia sobre la situación de los emigrantes en Brasil en esta época. El folleto, fue publicado bajo el auspicio de la Diputación de Álava que tenía por propósito difundirlo en todos los pueblos con el fin que las autoridades adoptaran una actitud firme. Su objetivo era: “dar a conocer la triste suerte que alcanzan los que se dejan seducir por mentidas promesas, pues solo así podrá contenerse la despoblación que en alarmantes proporciones se observa en muchas provincias de España, y singularmente en las Vascongadas y Navarra”.

Pretendía Colá y Goití que las noticias que él presentaba en su obra llegaran al conocimiento de todos los vascongados para que se supiera la suerte que estaba reservada en América a los emigrantes y de este modo, contrarrestar con los datos contenidos en ella, las artimañas y maquinaciones de los enganchadores de emigrantes. Los artículos de José Colá y Goiti fueron publicados por casi todos los periódicos de Navarra y de las Provincias Vascongadas en la época y de esa manera, la prensa vasca y navarra se hicieron eco del problema de la emigración. Diferentes publicaciones como La Unión Vasco-Navarra, de Bilbao, El Eco de Navarra y El Lauburu de Pamplona o El Diario de San Sebastián tomaron parte en la cruzada contra la emigración llevada a cabo bajo engaños. D. José Colá y Goiti cita 23 agencias de emigración radicadas en Burdeos, que están colaborando a que la emigración clandestina alcance cifras exorbitantes y asimismo incide en la gran cantidad de comisionistas que vienen allende los mares para ayudarles en este lucrativo trabajo. Volviendo otra vez a su obra, relata las calamidades que encontrarán los emigrantes ya desde el viaje a este continente, desvelando las falsedades que los enganchadores ofrecen sobre las comodidades y ventajas que los emigrantes encontrarán en él. De la misma manera, expone las calamidades que los emigrantes encontrarán al llegar a América, con el único propósito de hacerles desistir de tal idea. Relata cuáles serán las ocupaciones principales que los emigrantes tendrán al llegar a estos países, muchas veces cayendo en actividades inmorales o con un bajo nivel de 131

COLÁ Y GOITI; José: La emigración vasco-navarra. 3ª ed. Vitoria. Imprenta de la viuda e hijos de Iturbe, 1883. Publicada en Vitoria por primera vez en 1882, alcanzó las seis ediciones en castellano, siendo las dos primeras vendidas en un plazo de dos meses. Fue traducida a varias lenguas: francés, vascuence y gallego.

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consideración social y realiza una descripción del estado de la agricultura, la ganadería y la industria en ellos y de todos los inconvenientes con los que el emigrante se encontrará al llegar allí como precariedad de la vida, falta de condiciones mínimas de higiene, violencia y todo tipo de desgracias que esperan a los que allí viajan en busca de un futuro mejor. Analiza también la situación política en estos países y entre ellos Brasil. Tuvo numerosos seguidores entre los intelectuales de la época. Ladislao de Velasco, distinguido publicista alavés de la época y autor de numerosas publicaciones entre las que se puede mencionar Los Euskaros, señalaba lo siguiente: “Hace aproximadamente 5 años, el Periódico local Anunciador Vitoriano, publicaba una serie de artículos sobre la emigración vasco navarra a las repúblicas suramericanas. El asunto tenía grandísima oportunidad: la llaga que venía a poner de manifiesto, el mal que con gran valer se denunciaba, había llegado a su periodo álgido. Era preciso que sin contemplaciones, con las armas de la discusión, apoyadas en pruebas y hechos, se alzara pronto una voz enérgica para denunciar los torpes procedimientos que la especulación empleara para conseguir sus egoístas fines, y desvanecer las ilusiones y espejismos de bienandanza y riqueza que a nuestros euskaros arrastran más allá de los mares, a esas un día, playas españolas. Bien ajeno estaba en aquellos momentos su aún desconocido autor, de prever la gran resonancia que alcanzarían sus escritos, que copiados a muy luego formando un libro, cuenta hoy su sexta edición: nunca pudo imaginar que a los pocos años se verían traducidos al vascuence, al francés y al dialecto gallego; que importantísimas corporaciones populares y notables personalidades nacionales y extranjeras habían de felicitarle por el meritorio fin de su empresa y por la forma e 132 ilustración con que había conseguido llevarla a cabo”.

Las líneas anteriores nos sirven para tener una idea de la importancia que tuvieron los escritos de D. José Colá y Goití, ya desde principios de 1880, haciéndose eco en la sociedad de su momento y durante los siguientes años. Numerosas revistas de la época elogiaban la gran actividad propagandística de este autor, especialmente a través de su obra La Emigración Vasco-Navarra, pero también a través de sus artículos en diferentes revistas y periódicos de la época en varios países, algunos de los cuales se expondrán más adelante. Así, en La Baskonia, revista publicada por la comunidad vasca en Argentina desde 1893, y fuente relevante para comprender el sentir de los vascos o sus descendientes que se encontraban en América respecto a su lugar de origen, podemos leer: “La emigración vasco-navarra, atacóla de frente y con gran energía y riqueza de datos; produjo curiosidad primero, expectación después y óptimos frutos más tarde. Combatió notablemente á los que alucinados por riquezas soñadoras abandonan el suelo patrio para ir á lejanas tierras en busca de fortuna y encontrarse después con la miseria, el hambre y la muerte”. 133

La Sociedad Económica Matritense de Amigos del País fue una Institución pionera en el estudio de los males de la emigración y en las provincias se realizaron importantes trabajos estudiando los mismos, así como lo hizo también el cuerpo consular y diferentes particulares preocupados por este asunto. En Galicia, un importante autor fue Emilio Saco y Brey,134 quien se ocupó de la emigración de gallegos y asturianos. Su objetivo, más que impedir y contener la 132

El Anunciador Vitoriano, 20/04/1887. La Baskonia, 30/30/1900, p.434. 134 SACO Y BREY, Emilio: La Emigración de Galicia y Asturias: sus causas, sus efectos, medios racionales para contenerla y dignificarla. Madrid. Imprenta de Enrique Teodoro, 1881. Este folleto fue 133

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emigración de los naturales de estas provincias, era dignificar la misma, para que todas las autoridades civiles y eclesiásticas del país trataran de impedir que salieran gentes sin artes, oficios y sin carrera, para evitar que debido a su falta de instrucción se vieran condenados a entregarse al servilismo. Escribió un folleto dedicado a la Diputación Provincial de La Coruña, con el fin de alertar sobre los males que producía la emigración de gallegos y asturianos. Para él, ni siquiera los gallegos enriquecidos suponían un factor de impulso a la economía de su tierra, ya que estos indianos que llegaban, se instalaban en sus casas fastuosas, viviendo lujosamente sin importarles nada, ni siquiera la miseria de los naturales de esta región, tal y como se podía ver en los americanos de Vigo, Avilés, La Coruña o Ferrol, dejando que la industria fuera todavía rudimentaria. Según él, estos indianos deberían dedicarse a dar empuje a su país con su iniciativa. El folleto trataba de las causas de la emigración en Galicia y Asturias. Culpaba a los mismos gallegos del atraso en el que estaba sumida Galicia, donde las industrias más avanzadas como las salazones, estaban en manos de catalanes o de ingleses, mientras que los mismos gallegos lo único que hacían era quejarse de su propio atraso, sin dedicarse al progreso de su región, una región rica, pero donde la explotación de esta riqueza no era realizada por falta de iniciativa de sus naturales, por la apatía en la que vivían sumidos y su falta de espíritu emprendedor, hecho que no solamente se refería a las clases más humildes, sino a los más poderosos. Las vías férreas estaban más retrasadas que en otras regiones españolas. La terminación del ferrocarril traería el progreso a Galicia, favoreciendo el comercio, las artes y las industrias. Serviría asimismo de medio de transporte para los trabajadores. La agricultura estaba atrasada, los labradores vivían en la pobreza y ahogados por la contribución, el censo, el foro y el subforo y cuando escaseaba la cosecha, se veían obligados a emigrar. Su apego a la tierra -a un pedazo de tierra- hacía que no quisieran dedicarse al desarrollo de las industrias y que emigraran para dedicarse en otro lugar a también otro pedazo de tierra, en vez de dedicarse a otras fuentes de riqueza, como la pecuaria. Los pescadores vivían expuestos a peligros y con numerosas privaciones, su trabajo no era bien considerado. A todo ello se unía la existencia de ancestrales odios y rivalidades entre unos lugares y otros, con lo que no se podía avanzar juntos en la consecución de fines de interés para las cinco provincias. La miseria incentivaba a las gentes a emigrar. Y toda esta miseria estaba producida por los mismos naturales, que faltos de ese espíritu emprendedor y de inversiones, no hacían florecer las industrias de su tierra, como lo habían hecho los catalanes. Se debían crean escuelas de Artes y Oficios en la mayor parte de los pueblos, para que así se pudiera tener un sustento decente, sin tener que emplearse en oficios bajos en tierras lejanas y se debía proporcionar a los gallegos y asturianos medios de educación para poder quedarse en su país, sin necesidad de emigrar a otros y dedicarse a oficios que le desprestigiaban. Su interés, en definitiva era no impedir la emigración, que era un derecho, sino evitar la emigración de ignorantes, por medio del desarrollo de ciertas medidas. Estas eran, crear escuelas de Artes y Oficios, para fomentar el trabajo en áreas industriales; creación de centros de asilo para niños abandonados, para combatir la emigración infantil; la creación de bancos agrícolas, que realizarían préstamos a un módico interés, evitando así la usura que llevaba a la ruina a numerosos labradores, incitándoles a emigrar; creación de centros de instrucción agrícola, para las humildes gentes del campo; y la publicado en el nº 235 de El Demócrata del 9/09/1880 y reproducido por El Diario de Lugo, El Correo Gallego y otros periódicos regionales.

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creación de una Sociedad Represora y Dignificadora de la Emigración Gallega y Asturiana. Estos ejemplos regionales, que he presentado, nos muestran que ya a al comienzo de esta década de 1880, el problema de la emigración era patente en Europa y en España. Los Gobiernos europeos se estaban preocupando seriamente sobre el problema de la emigración y la preocupación era grande en España. En Madrid, por Real Decreto del 18 de julio de 1881 se creó una Comisión Especial para proponer los Medios de evitar la Emigración, bajo la Presidencia del Ministro de Fomento, encargada de estudiar los medios de contener en lo posible la emigración por medio del desarrollo del trabajo, en agricultura e industria.135 Dicha Comisión estaba constituida por personas entendidas en el problema, 136 para estudiar el problema de la emigración y proponer los medios de evitarla. La Comisión se encargaría de formular los proyectos legislativos que considerara convenientes con el fin de disminuir las causas que originaban la emigración y con el fin de lograr un mejor reparto de la población en España. Como solución, proponían la colonización como medio juzgado por todos como más adecuado, la utilización de mano de obra española en grandes obras nacionales y el alivio de las recargadas contribuciones. Diferentes estudios surgieron del seno de la Comisión. D. Javier Los Arcos propuso un Proyecto de Ley para la creación de colonias agrícolas, fomento de la población rural y establecimiento de nuevas roturaciones en terrenos de propiedad particular. D. Miguel Lopez Martínez realizó un Informe sobre la Emigración, donde abogaba por favorecer la colonización, o sea, la extensión y perfeccionamiento del cultivo. Para ello se necesitaría una ley especial, abstenerse de aumentar la contribución territorial, construcción de muchas carreteras y buen sostenimiento de ellas y además garantizar la seguridad en el campo por medio de un aumento de la Guardia Civil.137 El Sr. Perier realizó un informe sobre el origen, causas y medios de evitar la emigración en los pueblos de Levante y el Sr. Martín, sobre las causas de la emigración en las provincias del Norte, como primeros trabajos de la Comisión.138 135

Gaceta de Madrid, 22/07/1881, p. 213. Ibídem. Dichas personas eran: Vicepresidente de la Comisión: D. Segismundo Moret y Prendergast, ex Ministro; Vocales: D. Pedro Manuel de Acuña, Director General de Agricultura, Industria y Comercio, D. Isidro Aguado y Mora, Director General de Administración Local, D. Manuel Pedregal, ex Ministro, D. Agustín Pascual, ex Senador y Presidente de la Económica Matritense, D. Miguel López Martínez, ex Senador, D. Hilario Nava y Caveda, del Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio y ex Diputado a Cortes, D. José Ferreras, ex Diputado a Cortes, D. Alberto Bosch, ex Diputado a Cortes, D. Francisco Javier Los Arcos, ex Diputado a Cortes, D. Melitón Martín, del Consejo Superior de Agricultura, D. Carlos María Perier, ex Senador, D. Luís de la Escosura, del Consejo Superior de Agricultura, D. Simeón de Avalos, Arquitecto y de la Real Academia de San Fernando, D. Luís Díaz Moreu, de la Económica Matritense, D. Nicolás Díaz Pérez, de la Económica Matritense, D. Gregorio de Mijares, de la Económica Matritense y el Secretario General, D. José de Robles y Nizarre, ingeniero agrónomo. 137 “Emigración y colonización”: artículo publicado en El Día (Suplemento al número de 17 de noviembre de 1881), seguido del Informe sobre la Emigración/del Excmo. Sr. D. Miguel López Martínez y del Proyecto de Ley para la Creación de Colonias/del Excmo. Sr. D. Javier Los Arcos. Madrid. Imp. A cargo de Lucas Polo, 1881. El artículo del Sr. López Martínez fue publicado en El Imparcial, el 26/10/1881. 138 DÍAZ Y PÉREZ, Nicolás: Dictamen sobre las causas y origen de la emigración en las provincias de Baleares y Canarias. Ministerio de Fomento. Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio. Madrid, 1882, p. 8. 136

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Importantes eran estas publicaciones que se pronunciaban sobre la emigración de españoles y que se publicaban en el continente americano, ya que sin duda, contaban con mayores datos de todos aquellos emigrantes que habían llegado a sus tierras y habían fracasado. No hay que olvidar, que para muchos emigrantes que no habían encontrado en América la suerte que deseaban, era un desprestigio para su persona hacerlo conocer a su familia y amigos que habían quedado en España y muchos de ellos, sin querer reconocer su fracaso enviaban cartas con noticias falseadas sobre su situación en aquellos países a los que se habían dirigido, haciendo ver en muchos casos, que la suerte les había acompañado. Sin embargo, los que convivían con ellos en aquellos paises, no eran tan fácilmente engañados, ya que veían personalmente la situación en que se encontraban sus compatriotas. Para fines de la década de 1880, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, había premiado la memoria del abogado y escritor madrileño Cristóbal Botella titulada El Problema de la Emigración.139 Esta Academia cuestionaba, si convenía fomentar o combatir la emigración. Botella, dando respuesta a este cuestionamiento, indicaba la clase de emigrantes que convenía que salieran del territorio y cuáles eran las regiones para las que se les debía facilitar el transporte de modo oficial o dejándolo a la iniciativa privada. Trataba también de cuáles eran las limitaciones que se podían imponer a la emigración, que eran compatibles con la libertad de locomoción y que se podían realizar de modo fácil. Según el autor: “si las causas y los fines de la emigración son justos, y sus resultados satisfacen las aspiraciones de los emigrantes, sin producir mayores males, convendrá fomentarla, siempre que existan esas causas y la necesidad de realizar esos fines. Si, por el contrario, los resultados no están en armonía con las aspiraciones, ó los fines ó las causas no responden á principios justos, convendrá 140 combatirla constantemente”.

En la parte primera de su obra, establece las relaciones entre la emigración y los problemas socio-económicos de la época; la define y establece sus clasificaciones; determina las causas y sus fines; realiza un estudio histórico sobre la misma y realiza una serie de proposiciones para dar una solución a este asunto, en cuanto a fomentar o combatir la emigración. La parte segunda de su trabajo trata de un estudio exhaustivo de la emigración española. Botella indicaba que las agencias de emigración, que eran numerosísimas en el norte y noroeste de España contribuían a aumentar los movimientos de la población ocasionando grandes perjuicios a los emigrantes. Otras figuras de la época, que levantaron su voz en contra de la emigración y solo por citar algunas de ellas, fueron Julio Nombela, en El País Vasco-Navarro, José María de Pereda, en muchas de sus obras, el gobernador de Navarra, Gastón y el Obispo de Pamplona, Dr. José Olivier y Hurtado en sus famosas circulares, la feminista Concepción Arenal, etc. Cada pensador alegaba sus ideas particulares al respecto de las malas consecuencias que acarreaba la emigración de españoles a su país. La Iglesia Católica alzaba también la voz contra la emigración en las diferentes regiones españolas, presentando su visión particular sobre el destino de las personas y sus obligaciones. Así, desde el púlpito era frecuente escuchar que los emigrantes incurrían en la soberbia al pretender mediante la emigración, oponerse a la suerte que Dios les 139 140

BOTELLA, Cristóbal: El problema de la Emigración. 2ª ed. Madrid. Tip. de los Huérfanos, 1888. Ibídem, p. 17.

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tenía reservada en el lugar donde habían nacido. Otros oradores comparaban la emigración con los trasiegos para llegar a la conclusión de que la emigración producía una embriaguez funesta. Muchos de ellos pregonaban que la mayor dicha era quedarse en el lugar donde se había nacido y que a los que emigraban les sucedía, por castigo de Dios, lo que al judío errante, que no encontrarían descanso nunca.141 Sin embargo, y frente a aquellos que consideraban que la emigración dañaba a España, existían otras opiniones, que trataban de convencer de lo contrario: de los beneficios de la emigración. En opinión de sus defensores, la emigración era beneficiosa para España y obedecían a leyes sobrenaturales, pues todas ellas seguían los derroteros que les marcaban los antecedentes históricos, las relaciones mercantiles y la semejanza de razas. Por esa razón, opinaban que los alemanes buscaban en América del Norte la raza sajona, los portugueses en Brasil y los españoles en América Latina y consideran que la emigración, siendo provechosa y con el deseo de mejorar, era beneficiosa. Si bien es cierto que preferían la emigración de individuos a la de familias enteras, reclamaban que se emplearan los capitales que allí se ganaran en provecho de España y defendían la emigración de españoles por el exceso de población que existía en España, hecho por lo que no faltaban brazos ni en la agricultura ni en la industria y hacía que no se resintieran estos sectores por la salida de los emigrantes, salida que no afectaba, según ellos al censo de población, concluyendo que: “cuantos menos habitantes, más medios de vida, más trabajo, mejor alimentación, menor 142 mortalidad y mayor vitalidad.

En esta línea seguían muchas otras personas como el italiano Guillermo Godio, por medio de su obra Nuevos Horizontes, 143 donde estudió la emigración como fenómeno político, social y económico, desde el punto de vista europeo y americano. Godio era abogado, escritor, pensador, viajero y explorador incansable por Sudamérica y meditador y conferencista sobre los grandes problemas religiosos, políticos, económicos y científicos que se desenvolvían en las Naciones del Nuevo Continente con la inmigración, la repoblación y el cultivo y la creación de grandes centros mercantiles, donde se desarrollan los negocios, las artes, las ciencias y otras manifestaciones humanas. Sus discursos sobre emigración, que gozaban de gran aceptación entre la intelectualidad, iban dirigidos principalmente al fomento de la emigración de italianos a la República Argentina, aunque también se refería a los españoles y a otros países suramericanos, entre ellos a Brasil y se escucharon en la época en diferentes instituciones españolas como el Ateneo de Barcelona. Godio era un gran defensor de la emigración. Para él los emigrantes eran trabajadores que estaban siendo expulsados de los campos españoles por la miseria existente, por las locuras que suponía el sentimiento de grandeza militar que había en España, por las leyes fiscales y opresivas y por la injusticia de la organización social. Fruto de la emigración, existen una serie de problemas sociales, políticos, religiosos y económicos que una vez solucionados supondrán el cambio de muchas Instituciones, un nuevo rumbo del comercio, nuevas formas de agricultura, unas nuevas formas de economía y una nueva estructura social. 141

La Vanguardia, 27/05/1889, p. 2. Galicia. Revista regional de Ciencias, Letras, Artes, Folk-lore, etc. Tomo 12. La Coruña. Andrés Martínez, editor, 1887, pp. 275-283: Discurso pronunciado en la Sociedad Recreo de Artesanos por el Diputado por Pontevedra Sr. D. EduardoVincenti en la sesión inaugural de las conferencias de 18871888. 143 GODIO, Guillermo: Nuovi Orizzonti. L’America ne’suoi primi fattori, la colonizzazione el’emigrazione. Firenze, G. Barbéra, 1893. 142

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Para él, la emigración había que estudiarla desde un doble punto de vista: bajo el punto de vista del interés de los pueblos que la surten y bajo el punto de vista del interés de los pueblos que la reciben. Siguiendo sus opiniones, desde el punto de vista de los Gobiernos europeos, la emigración era dañina porque afectaba a los intereses militares de la nación al reducir el número de hombres, afectaba también a los intereses fiscales al reducirse el número de contribuyentes, pero no consideraban todo lo que la patria podía ganar con la emigración en el desarrollo de su comercio, de su industria y marina mercante, en la propagación de su carácter y difusión de su raza, en el aumento de su prestigio y área de influencia. Sin embargo, para los gobiernos americanos a quien interesaba el tema, y según Godio, se dejaban llevar por el interés del momento y abundaban en promesas y halagos, haciendo sacrificios cuando la necesitaban y cerrándole las puertas cuando ya no la necesitaban. En su opinión no se rendía a la emigración la justicia que merecía y sin embargo no se podía entender América sin la emigración. Denunciaba la falta de estudios y estudiosos sobre la emigración, ya que no se consideraba a los emigrantes como personas ni existía preocupación por el destino que les esperaba ni interesaba a los historiadores hacerse cargo de la masa de haraposos que viajaban a Ultramar: “Al lado de la historia que celebra en el nombre de pocos privilegiados los triunfos de las modernas industrias, de las artes, de la ciencia, de la navegación, hay la historia no menos gloriosa que ignorada, de los millones de obreros trabajadores, que dentro de las entrañas de las minas, entre las calígines de las oficinas, bajo los túneles de las montañas, suspendidos entre el cielo y la tierra sobre los andamios, sepultados en el infierno ardiente de los buques, han sido los colaboradores necesarios de aquellos triunfos . Pero esa historia nunca será escrita.”

Ensalzaba la figura del emigrante al afirmar que su figura era digna de interés para el filántropo, para el hombre bueno y para el escritor de costumbres.144 En una situación así, tanto a favor como en contra, era frecuente encontrar en la prensa de diferentes regiones, escritos similares al que sigue: “[...] Esta tierra nuestra [Galicia] que por ofrecer tantas riquezas espontáneas, aunque yacentes, suele llamársele mina sin explotar, ¿quien, que no conozca sus vicisitudes y actual postración, podrá sospechar, al examinarla, que aquel celta tan amante de su hogar y de sus bosques y de sus ríos; que aquel brioso progenitor nuestro, donde brillaban todas las actitudes; que aquellos druidas coronados de encina, guerreros, sacerdotes, legisladores y poetas á un tiempo mismo, todo ha desaparecido para ver hoy como sus descendientes abandonan la tierra sagrada en legiones diarias de emigrantes que marchan sobre la cubierta de un vapor, después de haber sido objeto de cualquiera vil especulación, con rumbo a lejanas y desconocidas latitudes, al azar, sin otra razón ni cálculo que este tristísimo razonar: - “Aquí estoy tan mal, tan mal que las aventuras descabelladas no han de ponerme peor. Dicen que allá hay dinero: vamos á ver... Aquí no tengo quien me dé pan ofreciéndole mi juventud, mi salud y mis fuerzas é inteligencia para trabajar. Por un tesoro que yo poseo, que en otros paises tesoro es la juventud, la salud, la fuerza y la inteligencia, por ese tesoro nadie me da con qué subsistir. Por otro lado ¿que me importa que mis padres me hayan dejado una choza para pasar las noches bajo techado, un campo para sembrar maiz ó una viña que cultivar? Llegada la época de la colecta otros son los que siegan y vendimian mi campo y mi viña. Las cargas del Estado, de la provincia y del Ayuntamiento, y otras de que no rezan papeles pero de que se aprovechan á gusto caciques insaciables y curiales sin conciencia, me figuro yo que son otros tantos mónstruos cual este sobre cuyos lomos voy á entregar mi suerte y quizá mi vida. Vamos allá y 145 que Dios me ayude!...” 144 145

La Vanguardia, 8/04/1893, pp.4-5. Ibídem, Tomo I, pp. 7-9.

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Sin embargo, muchos de aquellos que se situaban a favor de la emigración de españoles y hasta el fin del s. XIX cuando se produjo en 1898 la pérdida de las últimas colonias Cuba, Puerto Rico y Filipinas- defendían que la emigración de españoles se debía dirigir hacia aquellas colonias y no hacia otros países. De esa manera, los españoles poblarían y colonizarían estos territorios y seguirían viviendo en el seno de la patria, lo que redundaría en beneficio tanto del país como del de ellos y sus familias. Eran también muchas las voces que reclamaban la acción del Gobierno español para encauzar la emigración hacia las colonias que todavía mantenía España y evitar así que se dirigiera ésta hacia las repúblicas sudamericanas. De esta forma se evitaría la acción de la propaganda de los agentes que conseguían dirigir a los emigrantes hacia países como Brasil, Argentina o Uruguay. Sin embargo, el Gobierno español se mantuvo inactivo en este sentido. Las colonias que todavía poseía España se veían como lugares fértiles y ricos, a la vez que inexplorados y se pedía al Gobierno la concesión de pasajes en las mismas condiciones ventajosas que las empresas que proporcionan inmigrantes a las repúblicas sudamericanas. Pero España no estaba en condiciones de imponerse nuevas cargas siendo la situación económica crítica y no podía atender más que a los más elementales deberes de índole material ya que los españoles no podían satisfacer los tributos. Otro hecho era la lejanía de las colonias, especialmente Filipinas, lo que dificultaba la llegada de españoles a sus tierras, además de ser lugares hostiles en dicha época hacia el europeo. La mayor parte de las voces que en la época se elevaban contra la emigración de españoles a Brasil se expresaban a través de la prensa, muchas veces de forma anónima, alertando de los peligros de ésta emigración y equiparándola a la esclavitud: “La esclavitud moderna. ¡ESPAÑOLES, NO EMIGRÉIS AL BRASIL! Con verdadera estupefacción – por tratarse de la prensa del país – leemos en los periódicos de Brasil la odisea de más de ochenta infelices emigrados, recluidos en una hacienda minera, en régimen de plena esclavitud. Para que sirva de ejemplo a los que por su malaventura piensen en emigrar a aquel país, haremos reseña de lo ocurrido en aquellos infelices obreros. En la fazenda minera Areião, del distrito de Matias Barbosa, los trabajadores eran sometidos a régimen de esclavos, obligados a trabajos penosísimos, con jornadas interminables, sin recibir salario alguno y sin poder huir de la fazenda. El capitán médico del Ejército, Dr. Euclydes Goulard Bueno, enterado de ello, y con la indignación propia de su noble corazón, se personó en la fazenda, dando libertad a más de ochenta de los infelices secuestrados. Escuálidos, cubiertos de harapos, conduciendo al hombro azadas, hoces y otros instrumentos de trabajo, los míseros libertados recorrieron la rua Halfeld, precedidos de una banda de música y del pabellón nacional llevado por un obrero, homenaje que dedicó el pueblo al Dr. Euclydes por su humano proceder. Acompañaban a los libertados el pueblo en masa, quien comentaba con indignación la horrible y miserable vida a que habían sido sometidos durante dos años aquellos espectros. Los trabajadores libertados continuaron para diversos puntos del país, en donde se les ha proporcionado trabajo libre y remunerador (sic). El propietario de la fazenda Areião, que siempre sostuvo su fuerte guarda armada en la fazenda para que no pudiesen huir los obreros, trata de cargar la responsabilidad de los malos tratos sobre su Administrador.

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La actitud del Dr. Euclydes está siendo elogiada por la masa trabajadora. Nosotros aplaudimos también la digna conducta del distinguido Oficial y le felicitamos por su noble proceder. Sirva de ejemplo este relato a todos los españoles. Ninguno debe emigrar al Brasil hasta tanto 146 que aquel país no conceda las suficientes garantías a los trabajadores emigrados.”

Las voces sobre los problemas que conllevaba la emigración, no solamente se dejaron sentir en la prensa o en los círculos sociales, sino también se canalizaron a través de la literatura. El s. XIX fue prolífico en escritos que reflejaban los problemas de la emigración y una amplia literatura se desarrolló reflejando diferentes aspectos de la misma, especialmente entorno a la emigración de retorno –en la novela realistateniendo al indiano como centro, como en muchas de las obras de José María de Pereda. Sin embargo, también existieron numerosas novelas donde se exponía el problema social que causaba la emigración. Luís de Val, en su obra: Los hijos de la emigración,147 trató de alertar a los incautos de los riesgos y problemas inherentes a la emigración y la obra está dedicada a aquellos que un día dejaron su patria y su hogar movidos con diferentes fines -bien por la necesidad, o por la ambición- y que habrían triunfado o habrían sido vencidos. En su obra trata de reflejar los sufrimientos, pasiones y añoranzas de los emigrantes: “Los que en puerto se quedan Cuando la nave se va, Dicen mirando á lo lejos: ¡Quien sabe si volverán! Y los que van en la nave Dicen mirando hacia atrás: 148 ¡Quien sabe cuando volvamos si se habrán marchado ya!”

La prensa insertaba frecuentemente anuncios del siguiente tipo para persuadir a los españoles de emigrar: “Escucha, español: Si tienes sentimientos patrióticos, debes ambicionar la riqueza de tu país, favoreciendo el desarrollo de su comercio y de sus industrias. Debes tener en cuenta que tantas pesetas como emplees en empresas extranjeras, disminuyes en otro tanto la fortuna de tu Patria. 149 Por eso debes preferir, siempre que te sea posible, lo español a lo extranjero.”

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La Emigración española, 15/06/1924, p. 107. VAL, Luís de: Los hijos de la emigración. 2 vols. Barcelona. Crédito Editorial de José Tristany, 1910? 148 op.cit., vol. 1, p. 3. 149 La Emigración española, 30/12/1925, p. 400. 147

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EN BRASIL Desde la época de la esclavitud, São Paulo supo organizar el trabajo para conseguir unos excelentes cultivos, especialmente el cultivo del café, no solo favorecido éste por su clima sino también por el espíritu emprendedor y la constancia en el trabajo que existía. Desde 1832 el Estado de São Paulo tuvo un gran desarrollo por la importancia que dio a la inmigración que supuso un aumento considerable de la cantidad de habitantes entre 1832 y 1930. Su población pasó de 306.588 en 1832 a cerca de un millón en 1880 y a 6.500.000 en 1930. ¿A qué se debió un aumento tan espectacular? Este hecho no hubiera sido posible sin una política de fomento de la emigración entre estos años. Los años en que Brasil estaba gobernado por la monarquía no existió una planificación de la inmigración y aquellas figuras brasileñas que alzaron su voz en algún momento fueron rápidamente olvidadas. Hipólito José da Costa ya en la temprana fecha de 1820 había reclamado que en Brasil no se promulgaban leyes generales que favorecieran la inmigración a este país, garantizando ventajas a los colonos. Hacia 1835, el Ministro Joaquim Viera da Silva e Sousa abogaba por la necesidad de una colonización extranjera frente a la extinción del tráfico de esclavos que él consideraba un hecho bárbaro. Joaquim Marcelino de Brito, Ministro del Imperio preconizó en Europa en 1845 la propaganda de Brasil para la captación de brazos para las explotaciones agrícolas. En 1850 el Vizconde de Uruguay proclamaba que la mayor y más urgente necesidad para el Brasil era recurrir a la colonización extranjera y denunciaba las limitaciones que imponía a este hecho la legislación vigente en la época. En 1855, El marqués de Olinda también defendía la importancia de la emigración de europeos para Brasil. Las diferentes figuras públicas que se alzaban en contra del trabajo esclavo para las plantaciones alegaban que éstos no tenían ningún interés en el adelanto de los cultivos ya que odiaban las tareas que realizaban y desempeñaban su trabajo con pocos medios por lo que no ayudarían en el desarrollo de la economía, como lo denunciaba el consejero Torres Homem. El Vizconde de Taunay, representante parlamentario por Santa Catarina y autor de Ceos e Terras do Brasil150 en 1886 defendía para Brasil una inmigración europea y colonización nacional e insistía que era preciso abrirse a nuevas experiencias y nuevos horizontes dejando de lado la apatía en la que se encontraba el Gobierno abogando por la creación de un nuevo Ministerio de Inmigración y Colonización. Contra esto se alzaron diferentes voces en contra del nuevo gasto que supondría este nuevo Ministerio, como el senador baiano, Sr. Fernandes da Cunha. También a favor de la inmigración se encontraba el consejero Rodrigo Silva quien en 1885 quiso instituir un servicio regular de propaganda en el extranjero para favorecer la llegada de colonos extranjeros a Brasil cuyo viaje estaría subvencionado por el Gobierno desde su lugar de residencia hasta su destino. Consideraba la inmigración como la condición necesaria para el adelanto en todos los campos tanto económico como social, compartiendo el trabajo y cooperando para el aumento de creación y circulación de riqueza. Rodrigo Silva elogiaba las medidas desempeñadas por la 150

TAUNAY, Alfredo d’Escragnolle: Céos e Terras do Brasil. Rio de Janeiro, Francisco Alves, 1924.

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provincia de São Paulo al estar dedicando una parte importante de sus recursos económicos en favorecer la llegada de inmigrantes europeos a este lugar. Él mismo, estaba a favor de la concesión de favores a los emigrantes para que eligieran Brasil frente a los otros países como destino de sus planes de emigración. El senador Vergueiro fue el gran emprendedor de la colonización de extranjeros en São Paulo. Hacia 1840 se encontraba remodelando la hacienda Ibicaba,151 en el municipio de Limeira y mandó encontrar en Europa 90 familias de colonos, pagándoles su transporte hasta este país y garantizándoles durante un año la subsistencia y la división por la mitad de la producción agrícola entre él y los colonos. Su iniciativa fue seguida por muchos otros hasta que se crearon las bases de la Sociedade Promotora de Imigração cuya figura más importante fue el Dr. Antonio de Queirós Teles, Vizconde de Parnaiba.152 En los diferentes medios de comunicación escritos que se realizaban en Brasil en esta época es frecuente encontrar noticias a favor o en contra de la inmigración, especialmente en São Paulo. O Immigrante fue una publicación oficial realizada por el Gobierno del Estado, con el objetivo de informar al inmigrante cuáles eran las condiciones de Brasil y servía como propaganda de la inmigración. El ejemplar que he podido consultar fue publicado en 1909, consta de 44 hojas donde aparecen fotografías de los lugares donde los inmigrantes podían establecerse. También contiene ilustraciones, mapas y tablas sobre la ocupación de los inmigrantes. Pero en Brasil, la colonia de inmigrantes españoles realizaba un contrapeso al fomento de la emigración por medio de los medios de comunicación que la colonia española disponía. Entre 1880 y 1930 encontramos una gran variedad de revistas y periódicos publicados por la comunidad española de São Paulo y en el resto de Brasil, que abarcan todos los temas. Entre ellos, citaré a La Voz de España, órgano de la colonia española y La Tribuna Española, periódico comercial, noticioso y de intereses generales publicado en São Paulo. En ellos podemos leer artículos sobre los inmigrantes españoles con un mensaje negativo hacia la emigración de cualquier español que no estuviera cualificado y oponiéndose a la colocación de los españoles en la agricultura. Reproduzco en su totalidad el siguiente artículo ya que es un resumen completo de la situación de los españoles en esta época y nos muestra cuáles eran los diferentes oficios en los que solían emplearse fundamentalmente: “La Emigración en España No es un fenómeno la emigración en los paises viejos. Es, al contrario, una necesidad que en todos los tiempos se ha dejado sentir de manera imperiosa. Comprendiéndolo así, los gobiernos de las naciones densas en población la encauzan para determinados países en que la situación económica y el sistema colonizador en ellas establecido compensen al inmigrante el sacrificio que hizo al abandonar la madre patria.

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Para conocer más sobre las medidas vanguardistas que el senador Vergueiro introdujo en su hacienda, véase: WITTER, José Sebastião: Ibicaba, uma experiência pioneira. 2ª ed. São Paulo. Ed. Arquivo do Estado, 1982. 152 SECRETARIA DA AGRICULTURA, INDÚSTRIA E COMÉRCIO: Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola, nº 75-76. Ano XXII. São Paulo, 1933, pp. 55-57. Una evolución de las ideas de los principales defensores y detractores extranjeros y brasileños de la inmigración y colonización en Brasil desde principios del siglo XIX y durante el siglo XX puede leerse en: CARNEIRO, J. Fernando: Imigração e colonização no Brasil. Rio de Janeiro. Universidade do Brasil, 1950, pp. 9-37.

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Sin ser nosotros en absoluto contrarios a la emigración de nuestros connacionales para esta parte de América, entendemos ser ella inoportuna. El sistema de emigración en este país no es muy adecuado para nuestros trabajadores rurales. El brazo europeo viene al Brasil a sustituir a los esclavos africanos y el carácter español, independiente por naturaleza, no se aviene a una servidumbre más o menos real, pero eternamente reñido en las aspiraciones de nuestra raza. De ahí parten los conflictos que todos los días y a cada momento surgen en las fazendas del interior, entre nuestros connacionales y sus respectivos patronos. Tuviera alguna analogía el sistema colonizador del Brasil con el de otras naciones nuevas, el Canadá, por ej. y estas verdades que el patriotismo nos obliga a revelar, no saldrían de nuestra pluma. Por ahora, el establecimiento y desarrollo de la pequeña propiedad es aquí mera fantasía. ¿Para qué consentir, pues, con nuestro silencio, el que laboriosos agricultores españoles, muchos de los cuales malvenden sus fincas, vengan al Brasil en busca de mejoras que solo existen en los fementidos labios de los engajadores a tanto por cabeza? […] Aunque de manera ligerísima, hemos expuesto las tristes condiciones a que se hallan expuestos en este país nuestros trabajadores del campo. No es más risueño el porvenir que aquí les aguarda a los artesanos, a los hombres de oficio, sea cual fuere la profesión de los ilusos que aquí piensan mejorar de suerte. Las grandes industrias en el Brasil, todavía no han salido de pañales. En consecuencia, los obreros mecánicos fundidores, manufactureros, etc. no guardan relación con los de Europa. Y es así que en más de una ocasión hemos hablado con esta clase de operarios, y se nos han quejado amargamente de las tristes condiciones a que se hallan reducidos. No obstante, con ser precaria la suerte de estos trabajadores, comparada a lo que espera a la gente sin oficio, resulta un verdadero mar de rosas. En América es un pobre calvario la vida de esta pobre gente, y en más de una ocasión el rubor nos ha coloreado el rostro, al ver las profesiones humildísimas desempeñadas por esta numerosísima clase, que allá en la Patria jamás se hubiera rebajado a tal punto. Jóvenes que de nuestro país furtivamente emigraron para no vestir el honroso uniforme militar, los vemos aquí sentar plaza en los batallones de policía; estudiantes que allí perdieron sus carreras por desaplicados, aquí les vemos ejerciendo la modestísima profesión de mozos de café; hijos de casas más o menos acomodadas, que en España mal se hubieran avenido a desempeñar una modesta colocación, los vemos aquí ejercer profesiones de condición humilde, rebajando ante los hijos del país el crédito del nombre español. Emigren en buena hora los españoles que en el extranjero honren a su patria y a sí mismos, por hallarse habilitados para fomentar nuevas industrias, para crearse posiciones desahogadas, por el comercio o por cualquier otro medio que sus conocimientos o aptitudes se lo permitan. Pero quédense allá en su tierra los que ningún provecho obtendrán mudando de país, y únicamente 153 conseguirán sufrir mil penalidades y rebajarse a sí mismos y al país que los vió nacer”.

Además, para aquellos brasileños a los que la emigración no beneficiaba, por no tener un interés económico en ella, veían con recelo al inmigrante y le culpaban de todos los males que asolaban el país, como el aumento de la delincuencia y de las enfermedades y la decadencia moral en la que se encontraba la sociedad. “A nossa sociedade brazileira, depois que começou a ser invadida pelo elemento extrangeiro de todas as procedencias e de todas as classes, sem a necessaria selecção, está tomando os ares de

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La Tribuna española, 9/01/1904, p. 1.

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uma cuba monstro em que o mosto estivesse em fermentação. E um “fervet opus” de todos os peccados. O pior é que no final das contas, em vez de bom vinho, parece que só conseguimos apurar vinagre zurrapa. Possuimos, é verdade, casas mais elegantes, algumas industrias novas e de grande utilidade, mas tambem, graças á falta de methodo e criterio com que tem sido feita a inmigração, os crimes vão aumentando. Dizem que isso é progresso e civilização. Pode ser; porém prefiro um bom “caipira”, vestido com simplicidade, habitando uma casa sem luxo, pouco “industrioso”, mas honrado, a um “civilizado”, “bem encadernado,” habitador de palacetes doirados, tranquiberneiro, que de um dia para outro faz viagem, despedindo-se á franceza e deixando alguns ingenuos com os ouvidos cheios de boas “prosas e as algibeiras vasias de “pellegas”. Como estamos adelantados na estrada do mal! O bem pobresinho! Vai vivendo ahi aos trambolhões, e morrerá de asphyxia por submersão num diluvio de vicios, si Deus não se compadecer de nós.”154

Sobre todo desde la década de 1920 se dejó sentir un acusado nacionalismo y manifestaciones xenófobas por parte de algunos grupos que alertaban del peligro de que la situación se invirtiese pasando los brasileños a ser colonos de los extranjeros. Se intentaba llamar la atención de que el extranjero estaba sustituyendo al brasileño en todos los aspectos de la vida, haciéndose dueño de la propiedad agrícola y de la industria. Y hay que añadir -y es un hecho cierto- que entre los inmigrantes de diferentes nacionalidades que había en Brasil, el español que llegó en este periodo no estuvo bien visto por la población brasileña ni por el resto de los inmigrantes de otras nacionalidades. Algunos autores han sugerido que esta es la causa de que el español no se esforzara por mantener bien visibles sus rasgos de identidad y rasgos culturales sino que se sintiera más a gusto diluyéndose y mezclándose entre otros inmigrantes de otras nacionalidades.

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Ave Maria, nº 5, 23/07/1898, p. 4.

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LOS AGENTES DE EMIGRACIÓN Y LOS COMISIONISTAS La emigración que se desarrolló en los años de la Emigración en masa encontró su aliado en la mejora de las vías de comunicación y en las facilidades que presentaba la correspondencia. Un contacto más íntimo se estaba produciendo entre las clases sociales y la emancipación política de los individuos estaba ocasionando este fenómeno en una dimensión hasta ahora poco conocida. El deseo de riqueza y el sentimiento de igualdad que se produce entre los hombres no eran fenómenos nuevos en esta época. Los emigrantes pertenecían a diferentes clases dentro de la sociedad, pero un rasgo común a todos ellos era el espíritu aventurero y la osadía que les incitaban a dejar aquello que tenían, aunque fuera poco, por algo que no conocían y no sabían en qué cantidad podrían tenerlo. Los emigrantes que poseían algún capital, que eran los menos entre todos ellos, trataban de buscar ocasiones en las que sus bienes produjeran grandes intereses. Frente a ellos se encontraban aquellos que no poseían capital y eran los que sufrían la emigración como un asunto puramente comercial. Estos emigrantes eran alistados muchas veces a tanto por cabeza, siendo los sujetos que sufrían la trata de blancos. Los agentes de emigración se empeñaban en hacer creer a esta clase de emigrantes que más allá de su país existían otros lugares donde la vida era más fácil y esperando que les llegara una vida mejor, sucumbían ante sus bellas promesas para conseguir algo que no se encontraba en ese momento al alcance de su mano.

Diario de Gerona, 4/12/1892, p. 12.

Los agentes de emigración se encargaban de organizar los grupos de emigrantes para formar una misma salida y actuaban junto con una variedad de comisionistas o ganchos a tanto por cabeza que iban recorriendo los diferentes lugares donde podrían reclutar emigrantes. A menudo leemos en diferentes publicaciones, especialmente aquellas de fines del s. XIX y principios del s. XX y también oímos hablar, en ocasiones, a aquellas personas mayores que guardan todavía recuerdos de una época, sobre los ganchos o los

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enganchadores. ¿Quiénes eran los personajes así llamados y que merecen un estudio especial entre los personajes de la sociedad de los ss. XIX y XX?155 Realmente, estos individuos característicos de una determinada época, marcaron a la sociedad del momento y merecen un estudio sociológico. En un primer momento, los reclutadores de emigrantes realizaban sus campañas principalmente en las zonas gallegas (Vigo, Carril y La Coruña) y del norte de España, ofreciendo pasaje gratuito para diferentes lugares como Rio de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires, con la exigencia de que solamente podían obtener este beneficio los matrimonios con hijos. De esa manera, fascinados con las pingües ganancias que les ofrecían, salían destino a América gentes de todas condiciones, albañiles, comerciantes, y empleados, que para acogerse al billete subvencionado deberían dedicarse en Brasil a labores de agricultura, a las que muchos de ellos no estaban acostumbrados. Los agentes de las Repúblicas de Sudamérica y en concreto de Brasil, realizaban una propaganda activa, poniendo un gran celo en su misión y destinando importantes recursos financieros en la captación de emigrantes destino a aquel país. La gran crisis que se vivía en España había creado el caldo de cultivo idóneo para que dichos reclutadores de emigrantes realizaran su labor consiguiendo importantes logros sobre todo entre las clases populares, mediante sus discursos embaucadores y sus falsas promesas. Así las mentes de muchas personas quedaban fascinadas por ensueños y delirios y por espejismos en donde veían cambiar sus estrecheces y dificultades diarias por riquezas y bienestar en el nuevo destino. Agentes de emigración, enganchadores, ganchos, embaucadores, agentes de enganche... Pero, ¿cómo era realizado -en resumen- el trabajo de los agentes de emigración y de sus ayudantes? Los agentes hacían su propaganda pintando con alegres colores el porvenir que les esperaba a los emigrantes que se dirigieran a Brasil. Les narraban que el país era rico y poderoso pero despoblado, y que necesitaba brazos para trabajar. Junto con los elogios que realizaban del país en todos los aspectos, les contaban historias de compatriotas que habían hecho fortuna al emigrar allí y que habían enriquecido en poco tiempo, pero nunca les contaban sobre aquellos desgraciados emigrantes que habían llevado allí una vida miserable y que no habían vuelto a España, no porque les faltaran ganas, sino por falta de medios. Una vez que el futuro emigrante estaba ya siendo convencido del futuro brillante que le esperaba, le ofrecía el adelanto del pasaje con lo que acababa convenciéndole de que no podía rechazar una oferta de ese tipo y que era realmente una persona afortunada. A partir de entonces, el emigrante comenzaba a reunir todo el capital que podía a base de vender sus enseres y propiedades para contar con un capital con el que pudiera hacer frente a los gastos extraordinarios del pasaje y a aquellos gastos con los que se encontraría cuando llegara a Brasil, dirigiéndose posteriormente al punto de embarque donde pasaría algunos días hasta que tomara el transporte hasta su nuevo destino. José Colá y Goiti -anteriormente mencionado- se ocupó con especial interés de estos sujetos a quienes criticó en todas sus declaraciones sobre los males que acarreaba la emigración y como principales causantes de la penosa situación en la que se encontraban los emigrantes. A través de sus artículos sobre los enganchadores pretendía 155

Este capítulo es una adaptación y ampliación del trabajo de investigación de genealogía que realicé para el Máster de Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía de la UNED, donde estudié la figura del “enganchador”. Una adaptación de dicho trabajo de investigación fue publicado en los números 320 y 321 de la Revista Hidalguía en el año 2007 bajo el título de: “Emigración Vasco-Navarra a São Paulo, Brasil (1880-1930)”.

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persuadir sobre los engaños que realizaban en los necesitados. Veamos algunas de sus declaraciones: “Hace tres años justos que ante las aterradoras proporciones adquiridas por la emigración, emprendimos enérgica y fructuosa campaña contra los infames enganchadores y sus laborantes, por el inicuo comercio de carne blanca que llevan á cabo, valiéndose de los medios que mejor 156 cuadra á sus malignos propósitos […]”.

Colá y Goití se refirió expresamente a los enganchadores que trataban de reclutar emigrantes para Brasil: “Todavía hay en nuestra vieja patria euskara cándidos y sencillos braceros labradores-colonos y caseros que creen ser América un nuevo Eldorado, un país en que el dinero es abundante y los negocios se redondean casi por sí mismos, dando poco que hacer y menos que discurrir á los que engañados por enganchadores más ó menos infames o arrancados á sus familias por secuestradores mejor ó peor disfrazados de personas decentes, son transportados al nuevo mundo de Colon poco más diferentemente y en forma muy semejante á los coolis de China, si bien bastante mejor que á los negros de Guinea. A aquellos, pues, de nuestros hermanos, futuros emigrantes, es á quienes estas líneas se dirigen para ponerles de manifiesto la situación de los dos principales paises de la América del Sur: estos dos paises son: el único imperio americano, y la mayor república del río de la Plata, esto es el Brasil y la Argentina. [...] veamos cual es la situación del imperio brasileño en cuyo territorio aun gime la raza negra bajo el látigo de la esclavitud. No nos estenderemos en grandes disertaciones económicas, por innecesarias, pues más contundentes que todas las teorías son los siguientes datos expuestos lisa y llanamente con la fría lógica de los números. Hé aquí algunas cifras redondas que condensan la situación financiera é industrial. El último empréstito del Brasil no ha sido cubierto como los anteriores y un nuevo empréstito nacional es cosa imposible. En estos últimos años se ha visto decaer industria tras industria, hasta tal punto, que en la actualidad sólo queda la producción de primeras materias, de las cuales una sola representa el 50 por ciento de las exportaciones totales del país. Como consecuencia las rentas del Estado han disminuido y los productos de las aduanas en 1883, son duros 824,748 menos que en 1882, a pesar del aumento de derechos, y duros 2.224,981 menos que en 1881. Aún hay más todavía. Con el aumento de la Deuda pública, el enorme gasto de la administración y la pignoración de las rentas del país para garantía de empresas improductivas se ha establecido un sistema suicida de empréstitos y gastos. Los plantadores están empeñados en grandes cantidades y como los bancos les han dado gruesas sumas á cuenta del café, éste ha bajado y los bancos reclaman sus créditos al sindicato del café, que ha quebrado. Se ha cargado con descuentos nada menos que 2 por 100 al mes, y con dificultad se encuentra dinero al 12 por 100. Hace algunos meses entre seis bancos del país que representaban un capital de duros 53.000.000 tenían en depósitos 98.225.000 de duros, de los cuales la mitad eran á retirar sin aviso; para 156

El Eco de San Sebastián, 31/10/1885, p. 2.

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garantir estos depósitos tenían solamente en caja duros 6.096.000, ó sea, poco más del 6 por 100. Dos de los bancos tenían Bonos del tesoro nacional por valor de 16.010.000, cuyo hecho dá idea de cómo se ha marcado el dinero. El gobierno está autorizado por la ley á emitir duros 16.000.000 á cuenta de sus rentas, y, segun parece, los bancos han descontado pagarés por cerca de triple cantidad. El gobierno no puede amortizar esos pagarés, puesto que sus rentas son menores que sus gastos y como no es posible obtener un nuevo empréstito, como no sea en condiciones ruinosas, se recurrirá al antiguo y familiar recurso de emitir papel. Lo cual prueba, como dice The British Trade Journal, un filosófico desprecio del futuro. 157 Bonito porvenir.”

El artículo de Colá y Goití muestra cómo para los primeros años de la década de 1880, Brasil estaba tomando cada vez una mayor importancia como país de destino para los emigrantes vascos y navarros. Al realizar la lectura de este artículo lo primero que puede venir a nuestra mente es que no sería fácilmente comprensible para el emigrante con poca formación. El lenguaje que emplea es técnico, dirigido a aquellos que tienen ciertas nociones de economía, por lo que no estaría en principio dirigido a las clases menos ilustradas. Al contrario, demuestra que en la sociedad vasca y navarra, no solo estas capas bajas de la población ponían sus ojos en Brasil, sino también otras personas provenientes de los estratos más altos, que con otros propósitos que los de sobrevivir y con afán de hacer negocios y enriquecerse. En diferentes medios impresos, José Colá y Goití denunciaba la postura que mantenía Brasil respecto a la emigración: “[…] No hay correo, en particular de la América del Sur, que no traiga lamentos y desgracias de miles de compatriotas nuestros sumidos en la miseria y el abandono. Un periódico de Río de Janeiro habla del estado de miseria en que se encuentran los emigrantes últimamente llegados á aquella capital. Los desgraciados duermen por las calles; hombres, mujeres y niños, sin pan y sin ropa, hambrientos y en la mayor miseria, mendigan la caridad pública. Abandonados en suelo extranjero, viven en el mayor desamparo, vagando por las calles, porque fueron arrojados del hogar que habitaban. Engañados miserablemente, sufren el hambre y la desnudez, y el gobierno del Brasil se olvida de que aquellos desgraciados que sufren tantos vejámenes y miserias, alucinados por sus promesas, abandonaron su patria en busca de trabajo. Y como si esto fuera poco, suceden casos de ser atropellados, según leía todo el mundo en los diarios del Plata llegando por el correo anterior; últimamente de un acto verdaderamente salvaje da cuenta el Diario de Noticias, de Rio Janeiro, en las siguientes líneas: “En las proximidades de la parroquia de Oliveira dos Campinhos, una pobre madre de familia, al ver á tres hijos suyos llorar de hambre, y no teniendo con qué alimentarlos, fue á casa de un compadre suyo á fin de pedirle comida para sí y para ellos. Este, sin embargo, respondió que nada tenía en casa, hizo que ella se retirase, y aprovechándose de su ausencia, armó en la entrada de la portera de su fazenda un lazo con el fin de ahorcarla. Ella, al salir de la casa de su compadre, fue á casa de algunos vecinos suyos á pedirles alguna cosa, no hallando nada, y á causa de ser ya de noche, fue de nuevo aproximándose a la fazenda del compadre, con el fin de arrancar algunas verduras para comer con sus pequeñuelos; abrió la

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La Unión Vasco Navarra: “A los emigrantes”, 3/03/1885, p. 1.

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portera de la fazenda, y al entrar, quedó presa por el pescuezo, siendo encontrada muerta al día siguiente. Los hijitos, no pudiendo sufrir más el hambre que los devoraba, murieron antes de amanecer el día.” Esa es la protección pintada por los pomposos anuncios oficiales del Gobierno brasileño y la 158 suerte que espera á los emigrantes á quienes los blanqueros ofrecen colocación inmediata”.

Unos años más tarde, este mismo periódico muestra aún esta problemática. Encontramos en el mismo un artículo anónimo donde se pide control para los abusos y vejaciones de los enganchadores, de las agencias y empresas de colonización y de los tratantes de blancos. Divide en varias clases a los que emigran y pide que se busquen: “[…] Buscad, pues, por otra parte los remedios a esta emigración que nos desangra y arruina; no empleeis el vulgar remedio de hacer el coco á los emigrantes, pintándoles, con negros fatídicos colores, las tribulaciones que trae consigo; haced lo que debeis y no os desahoguéis en estériles lamentaciones y la solución de este alarmante, pavoroso problema y el conflicto que supone para el porvenir, habrán sido provocados é impedida su reproducción. Fijaos lo que dice al principio: “[...] los emigrantes y sus familias necesitan comer, si han de vivir; no discutamos si hallarán lo 159 que buscan en el país á donde van, estudiemos y veamos si lo tienen en el pais que dejan”.

La labor de los comisionistas tuvo fruto, y en aquellas zonas en que se pasaba por una mala situación fruto de la miseria, los habitantes no dudaban en dejar su lugar para dirigirse a Brasil: “Emigración. Comunican de Leza que son muchas las personas que emigran de la localidad á causa de la miseria en que se encuentran desde que en sus campos apareció la terrible plaga llamada filoxera. Ayer mismo salieron del pueblo catorce personas que piensan emigrar al Brasil. Las pocas personas que quedan en la localidad son insuficientes para atender á todas las labores 160 agrícolas.”

Sin embargo, y a pesar de las advertencias que continuamente se podían encontrar en la prensa sobre los abusos de los agentes de emigración, seguían saliendo emigrantes a Brasil, siendo Navarra una de las provincias que más envió: “Siguen los agentes. La Línea.- A pesar de las terminantes órdenes dictadas contra los enganchadores de emigrados, continúan éstos haciendo de las suyas, reclutando compatriotas con destino á tierras extrañas. Mañana zarpará con rumbo al Brasil un buque abarrotado de emigrantes. La policía ha detenido á un agente que acompañaba á varios emigrantes. Se le han ocupado algunos documentos que le acusan de traficante de ciudadanos españoles. 161 Aquellos emigrantes debían embarcar en Abril próximo con rumbo al Brasil.”

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Periquito entre ellas, 30/07/1889, p. 1. Periquito entre ellas, 1/11/1887, p. 1. El artículo viene firmado por “Cara-Antigua”. 160 Diario de Navarra, 4/05/1906, p. 2. 161 Diario de Navarra, 8/09/1908, p.2. 159

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La alarma social no solamente se dejaba sentir en las Provincias Vascongadas y Navarra, sino en el resto de las provincias de España, especialmente del sur y del norte y noroeste, siendo un tema tratado por la prensa de otras regiones. Los enganchadores aprovechaban cualquier situación mala por la que pasaba un pueblo o provincia, para convencer a sus habitantes a emigrar, quedando muchos de ellos totalmente despoblados. “Emigración. Almería.- Con rumbo al Brasil han emigrado de Cuevas de Vera doscientas personas. Desde 1901 han abandonado dicho pueblo más de seis mil. Como la sequía es pertinaz, y como con esto es mayor cada día la miseria, puede asegurarse que 162 esa escandalosa emigración irá en aumento.”

El Eco de San Sebastián, publicaba un artículo anónimo titulado “La Emigración”, donde se relataba la gravedad de la situación en Galicia: “[...] Aún no hace mucho tiempo, que en nuestro diario decíamos textualmente: “Estos días ha estado haciendo pesquisas la policía para averigüar si se ha llevado ó trata de llevarse a cabo un embarque de 8.500 emigrantes, para establecerse en el Imperio del Brasil. La Dirección de Seguridad ha tenido conocimiento de que dicho embarque corre a cargo de un D. Manuel Diego Santos, de Vigo. Nada, sin embargo, se ha podido averiguar en los puertos de la provincia de La Coruña. Parece, sin embargo, que los cónsules de aquel país han recibido órdenes de fomentar la emigración gallega. ¡Duro con los enganchadores! [...] De modo que tenemos una variedad infinita de enganchadores, desde el modesto indiano de poncho al hombro, hasta el personaje de relumbron que usa pretencioso carruaje, pasando por el enganchador de medio pelo, llamémosle así, que tiene un pariente en América (á quien nadie conoce), ó grandes propiedades (que nadie ha visto) que viene aquí por negocios (de carne humana) y que aprovechando su vuelta se lleva hacia allá algunos amigos (léase colonos). Resumiendo: hay agencias marítimas, agentes consulares, y agentes de todas categorías que se dedican a la trata de blancos”.163

Así, desde muchos medios se pide la intervención del Gobierno con fuertes medidas frente a los agentes enganchadores y muestra una gran preocupación en la sociedad de la época, reflejada en la innumerable cantidad de artículos y publicaciones en diferentes medios. En Brasil, desde que había comenzado el empeño en atraer inmigrantes a sus tierras, se había pasado por diferentes políticas inmigratorias, que iban cambiando a medida que los poderes públicos eran conscientes de que el método seguido para establecer y contener la corriente inmigratoria era inconveniente y que existía falta de orden y fiscalización en los servicios de recepción, acogida, distribución y localización de inmigrantes y fundación de núcleos, entre otras medidas. Ya para la década de 1890 se apreciaba la inconveniencia de los contratos que se hacían para la introducción de inmigrantes a tanto por cabeza y en el mismo Congreso Nacional era predominante la tendencia que opinaba que se debía dar fin a tal procedimiento: 162 163

Diario de Navarra, 1/08/1913, p. 2 El Eco de San Sebastián, 15/12/1887, p. 1.

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“[…] que tem tanto de oneroso aos cofres publicos, quanto de repulsivo, pelo triste espectaculo que provoca no velho mundo, onde agentes das companhias contractadoras realizan, sem escrupulos, uma verdadeira caçada de homens e mulheres, cuya profissão e costumes não 164 discutem, de cuyas condições e antecedentes não indagam.”

Desde la Ley de Emigración española de 1907, el Ministro de la Gobernación emprendió una fuerte campaña contra agentes y ganchos y numerosos agentes de emigración fueron detenidos en todas las regiones de España, pero seguía siendo difícil acabar con su actividad. Mientras tanto, el Ministerio de la Gobernación buscaba la activa cooperación de la prensa para que colaborara socialmente con el fin de que la emigración se restringiera todo lo posible y la emigración experimentó un descenso desde que se emprendió esta campaña en que se ordenaba la persecución con todo rigor de los agentes de emigración, dirigiéndola contra los que traficaban con este negocio. Numerosas denuncias contra agentes de emigración fueron realizadas por los emigrantes y sus familias por sentirse estafados. Desde Brasil, y a través de los consulados, se interponían asimismo denuncias contra ellos por parte de la colonia española que se encontraba en diferentes lugares, por engañar a los emigrantes con falsas promesas para que viajaran a tierras brasileñas, donde sufrían toda clase de penalidades, exponiendo que pasaban hambre en este país, que eran objeto de persecución por parte de las autoridades y que llegaban a realizar actividades inmorales para poder subsistir. Y es que el agente de emigración encontraba un amplio campo donde actuar, ya que no solamente emigraban aquellos que lo hacían acosados por la penuaria económica que padecían, sino muchos otros en búsqueda de riquezas. Desde el descubrimiento de América y podemos decir que incluso hasta nuestros días, se situaban en América las diferentes leyendas que durante estos siglos habían circulado por España, donde se contaban las numerosas riquezas no solo en metales preciosos, sino en una gran variedad de productos que se podían encontrar en este continente. En la mentalidad del español, había un espacio siempre que lo incitaba a emigrar alentado por el ejemplo de aquellos que habían triunfado allí y que o bien se habían establecido definitivamente en aquellas tierras, o habían vuelto a España ostentando las riquezas conseguidas en sus años de ausencia. Así, el 14 de diciembre de 1888, José Colá y Goiti, escribió en el diario liberal reformista El Guipuzcoano de San Sebastián: “La emigración a América reviste en algunos puntos de la península los caracteres de una verdadera manía, porque ya no son los pobres, muy pobres los que abandonan su patria en busca de fortuna, sino que emigran también personas de posición relativamente desahogada”.

Encontramos otro artículo anónimo titulado “Los emigrantes y el trabajo”. Trata sobre la despoblación que está sufriendo España, que afecta en gran manera a la agricultura y sobre las causas de la emigración señala: […] Este afán de emigración que lamentamos reconoce dos causas, según la general opinión. Contribuye á ella, en primer lugar, la pobreza, y en segundo, el espíritu aventurero [...]. En cuanto a las provincias vascas, especialmente Guipúzcoa, el espíritu aventurero, más que la pobreza, es la causa que más influye en la inmigración, como lo es también, como segunda causa

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Relatório apresentado ao Vice-Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro d’Estado dos Negócios da Agricultura, Commercio e Obras Publicas Engenheiro Antão Gonçalves de Faria em Maio de 1892. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1892, p. 25.

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que hemos apuntado la determinante para las otras regiones, aunque en algunos casos conviene considerarla como causa independiente. En Asturias, en la montaña de Santander, en Galicia mismo, y aquí en el país vascongado, se vén tales ó cuales fortunas formadas en América á costa de mil peligros, sinsabores y privaciones pero de allí, como de aquí, faltan muchos miles de hombres que, en lugar de hallar en la América la fabulosa Jauja, han perdido la vida al rigor del clima, de los alimentos, del trabajo, de los odios de raza, de la navegación, de las mismas desgracias; y no se tiene en cuenta la inmensa desproporción que existe entre los que han vuelto ricos y aun poderosos relativamente, y los que no han tenido la dicha de volver a respirar el aire de sus montañas, á visitar el modesto albergue de sus padres. La emigración á América, atendidos sus peligros y sus inconvenientes, no tiene más probabilidades que el juego de la lotería. Hay entre diez mil ó veinte mil jugadores un premio ó dos que constituyen una fortuna; hay algunos centenares de premios que retribuyen el importe del billete tomado; pero hay á la vez un número excesivamente mayor de jugadores que no obtienen ganancia. A pesar de esto, se concibe la afición á la lotería porque lo que se aventura es una cantidad insignificante que no impone sérias privaciones, y porque el estímulo es muy fuerte y el cuidado pasa pronto; pero en la emigración sin ser mayor la probabilidad de lucro, se entra 165 arrostrando peligros, se va á lo desconocido y se va sin reflexión”.

El Gobierno brasileño comenzó a ofrecer pasajes gratis a todos los que quisieran embarcarse con sus familias para dicho Imperio, con el fin de ocuparse en trabajos de agricultura, hecho que fue denunciado por José Colá y Goiti. Se trata de un prospecto remitido por los agentes de Enganche del Escritorio de Informaciones del Imperio del Brasil: “ el gobierno del impero brasileño, ofrece pasaje gratis á todos los (sic) quieran embarcarse con sus familias para dicho imperio, con el fin de ocuparse en trabajos de agricultura, según vemos en un prospecto remitido por los agentes de enganche del “Escritorio de informaciones del Imperio del Brasil”, conforme se lee en el sello que rodean las armas del único imperio americano tenemos á la vista, y autoriza oficialmente á los enganchadores para hacer su propaganda. No escasean en el tal concepto los ditirámbicos elogios acerca del clima, producciones, facilidad de encontrar trabajo, etc., pero tienen buen cuidado de no circunscribir mucho sus ofertas para 166 tener siempre un portillo por donde buscar una evasiva” […].

Y más adelante añade: “El Brasil está dando libertad a los negros y necesita sustituirlos con blancos; se inspira en la conducta de Inglaterra. Ésta comenzó en el presente siglo a combatir la trata de negros y a perseguir los barcos negreros; pero esa misma nación, llena de sentimientos elevados y filantrópicos, siempre que estos no atenten a la prosperidad de sus colonias, permite y protege una trata no menos cruel que aquella entre Australia y las islas vecinas, de donde los colonos de aquel continente adquieren sus trabajadores mediante el enganche o compromiso por 3 ó 6 años, compromisos firmados cuando faltos de razón, efecto de las bebidas que les suministran, carecen de inteligencia para comprender que venden su libertad por espacio de un largo tiempo y exponen su vida al trato de unos amos crueles y despóticos. Los brasileños son en esto aún más hábiles que los ingleses. Aquellos ofrecen pasaje gratuito, que saben no aprovecharán sino los verdaderamente pobres, y aún además les exigen que han de llevar a sus familias, con lo cual doblan asegurar doblemente a los desdichados emigrantes dentro del territorio brasileño”.

165 166

El Guipuzcoano, 12/01/1889, pp. 1-2. El Eco de Navarra, 2/03/1889, p. 1.

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Las noticias que se refieren a Brasil y a los enganchadores que trataban de convencer a los emigrantes de que eligieran ese país como destino, fueron haciéndose más frecuentes desde este año. Colá y Goiti publicó un interesante artículo titulado: “La emigración pintada por sí misma”. En él comienza su crítica de esta manera: “Cuando hace siete años emprendimos nuestra campaña antiemigracionista, los enganchadores de todas clases y sus laborantes, más ó menos encubiertos, emprendieron tambien contra nosotros una guerra sorda y miserable, porque veían que nuestra propaganda había de hacer que sus tretas y su comercio infame recibieren mortal herida; no por ser nosotros los que la hiciéramos, sino porque la razon estaba de nuestra parte, porque testigos presenciales de los vejámenes y sufrimientos de los emigrantes al (sic) América, el horrible realismo de tantas miserias, desarrolladas y sufridas á nuestra vista, había de dar vigor á nuestros pinceles para hacer destacar los efectos del cuadro [...]. De Tortosa han emigrado más de mil obreros; [a] Coruña han llegado para embarcarse para América trescientos emigrantes salidos del mismo Madrid; el vapor italiano Orione lleva 1.470 emigrantes, de los cuales 400 se han embarcado en Barcelona; desde el corriente mes vendrán vapores del Plata para llevarse emigrantes españoles hasta el número de 30.000, y el Imperio del Brasil quiere sustituir los esclavos negros con los colonos blancos, y, al efecto, inunda el norte y noroeste de España de agentes de emigración, ofreciendo gratis el pasaje, y terrenos y 167 bienandanzas en las provincias brasileñas de San Pablo, Minas Gerais y Rio-Janeiro”.

A principios de 1887 se estaban formando unas listas de enganche a raíz de una circular que recientemente había dictado el Gobierno de Brasil y el consulado de la calle de San Quintín, en Madrid se veía abarrotado de gente que iba a inscribirse en ellas, atraídos por las mil ventajas que se ofrecían a los emigrantes que fueran a colonizar ese país. 168 José Colá y Goiti, incluyó en el anterior artículo el prospecto del Escritorio de Informaciones del Imperio del Brasil, que era un documento oficial ofrecido a los emigrantes y cuya transcripción es la siguiente: “Viaje gratis al Imperio del Brasil, provincias de São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro. [Lugar del sello]. El Gobierno Brasileño ofrece pasajes gratis a todos los que quieran embarcarse con sus familias para dicho Imperio, con el fin de ocuparse en trabajos de agricultura. El pasaje es de tercera clase, en vapores-correos de primera, con comida, asistencia facultativa, etc, hasta llegar al Imperio brasileño, entregándose al pasajero, en el momento del embarque, el correspondiente billete. A su llegada se le facilita casa y manutención por 8 días o hasta que se le haya buscado colocación y tambien libre tránsito por ferrocarril hasta el punto de la provincia que elija por residencia. Estos gastos están costeados por el Gobierno Brasileño y todos los labradores que quieran aprovecharlo nunca tendrán nada que pagar, yendo y desembarcando absolutamente libres como si ellos mismos hubieran satisfecho el pasaje. Al desembarcar, no tardan en presentarse a los recién llegados gran número de hacendados con ofertas ventajosas, además que el Gobierno imperial tiene empleados nombrados con el fin de guiar a los pasajeros, proporcionándoles trabajo, ya en terrenos cultivados o vírgenes, a escoger, además de la protección que a todas las familias presta, para que puedan vivir cómoda y tranquilamente. El jornal es allí alto, y se carece extraordinariamente de brazos para la agricultura, lo cual explica el sacrificio de aquel rico, poderoso y hospitalario imperio.

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El Eco de Navarra, 8/03/1889, p. 1. La Nueva Lucha, 18/01/1887, p. 1.

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El clima de las provincias de São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro es sumamente saludable y muy parecido al de Galicia. En estas condiciones, no es de dudar, que el que tenga que emigrar escoja una región que le brinda la naturaleza con su inmejorable clima, y el Estado pone a su alcance los más necesarios medios para su engrandecimiento y bienestar. Ningún país en el mundo reúne hoy las ventajas que el Brasil, sobre todo para el labrador como lo prueba el gran número de argentinos que en estos últimos meses se han trasladado allí. 169 Los vapores saldrán de Vigo conduciendo pasajeros. La salida de aquellos se anunciará con algunos días de anticipación, advirtiendo que el encargado de la Oficina de informaciones en Vigo no contrae responsabilidad ni obligación alguna antes del día del embarque y, por consiguiente, que los que concurran antes del día citado carecen de derecho para reclamar cosa alguna por razón de alimentos durante los días que permanezcan en espera de aquel, cuyos gastos correrán por cuenta exclusiva de los interesados hasta el momento de embarcar. Los pasajeros deberán presentar los pasaportes en esta Oficina, 5 días antes al de la salida del vapor [Nombre y dirección del Agente].”

Diario de Gerona, 21/04/1893, p. 11.

La labor de los enganchadores que reclutaban emigrantes para Brasil continuó desde los primeros años del s. XX y dirigían sus actividades principalmente en el norte y noroeste de España: “Andan por esas provincias del Norte y Noroeste unos laboriosos reclutadores de emigrantes para el Estado de San Pablo, en la República del Brasil, que ilusionan a los braceros con el Reglamento para el servicio de los núcleos coloniales. Con decir que en los núcleos se ha señalado el número de horas de trabajo, que será de ocho a nueve, ya está visto la libertad de los colonos.

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La crisis Argentina desde 1890 desvió la emigración española que se dirigía a este país hacia Brasil.

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A estos se les ofrecen lotes urbanos, suburbanos y rurales y la alimentación durante los quince primeros días de su llegada al núcleo. En los quince siguientes o adeudan lo que comen o se pasan sin comer, pues no es lógico pensar que se hayan hecho ricos a la primera quincena. Véase ahora el artículo 96 del famoso reglamento: “En el plazo de seis meses contados desde la fecha de la concesión del lote rural o suburbano, deberá el colono tener desbravada y plantada, por lo menos, un área de 5.000 metros cuadrados y al fin del primer año construida una casa para habitación permanente. En el caso de que el colono no cumpla en dicho caso con ambas obligaciones, pierde todo el derecho al lote y a las mejoras encontradas. El lote será puesto en subasta y el producto de la renta se destinará a pagar el débito del colono al 170 Gobierno, entregándole el excedente si le hubiese.

La figura del gancho continuó realizando su labor especialmente desde 1902 cuando los italianos prohibieron la emigración subvencionada a Brasil, por medio del Decreto Prinetti. Dirigieron entonces su actividad con más intensidad en España donde a partir de esta época se produce un incremento de los emigrantes a este destino: “La emigración al Brasil.-La colonia española domiciliada en Santos, Estado de San Pablo (Brasil), en reuniones generales celebradas en los últimos meses, ha acordado protestar contra los agentes de emigración que engañan a los españoles para que emigren a la tierra brasileña, donde sufren las mayores penalidades. En el documento se dice que los desgraciados emigrantes, no tienen qué comer, son perseguidos por las autoridades, apaleados por los hacendados y convertidos en esclavos, y se añade: “Gran número de familias españolas vagan y duermen en las calles de villas y ciudades sin encontrar pan ni abrigo, vendiendo la ropa que visten para alimentarse, y cuando no tienen qué vender, las esposas y las madres, que ven sus hijos extenuados de hambre, se ven reducidas a la situación 171 más lamentable”.

Y siguen las noticias en los medios impresos sobre la postura de las autoridades españolas ante la emigración a Brasil: “Aviso á los emigrantes. Todos los periódicos reproducen una larga nota facilitada por el Consejo Supremo de Emigración, en la que se expone los horrores que sufren los españoles que emigran al Brasil. En la nota se pretende poner sobre aviso á los obreros, con objeto de que no se dejen engañar, por los corredores que recorren varias regiones reclutando obreros, haciendo promesas 172 fantásticas”.

La situación era alarmante en diferentes zonas, una de ellas, la zona vasco-navarra, donde miles de emigrantes dejaban su hogar alentados por las promesas que les hacían los enganchadores y se embarcaban en numerosas ocasiones de modo clandestino a 170

La Vanguardia, 21/08/1901, p.4. La Vanguardia, 29/07/1906, p. 10. 172 La Lucha, 11/08/1910, p. 2. 171

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través de puertos franceses, principalmente Burdeos. La emigración de la zona vasconavarra se daba en gran medida por la gran crisis agraria y minera que se dejaba sentir en las diferentes provincias, donde los agentes de emigración y a pesar de las severas medidas que se habían tomado contra ellos, no debían realizar gran trabajo para reclutar jóvenes dispuestos a embarcarse hacia América: “Dicen de Irún que el mes pasado pasaron la frontera gran número de jóvenes vascongados. Los agentes de emigración consiguen pasar a ellos las frontera (sic) y luego los embarcan en malas condiciones rumbos (sic) a las Américas. La prensa se lamenta de las grandes proporciones que adquiere la emigración y pide a las autoridades que vean la manera de evitar los abusos que cometen los agentes. ¡Pobres muchachos! Es un crimen arrancarles del seno de sus hogares para trasladarlos a la vida azarosa del emigrante, que muchas veces se encuentra desamparado y 173 sufriendo las penurias que jamás hubiera soñado al alejarse del suelo nativo”.

Ante los abusos cometidos por estos agentes se pedía una y otra vez que las autoridades interviniesen de modo efectivo para controlar la salida de tantos emigrantes, y que se tomaran severas medidas contra los mismos: “Emigración: los diarios bilbainos dan la voz de alarma por el crecimiento del movimiento emigratorio que día a día va desarrollándose de una forma exagerada. Las causas del aumento de la emigración parece que en parte sean producidas por la crisis que domina en la zona minera. Es conveniente que la prensa y las autoridades contengan estos ímpetus emigratorios, haciendo ver a estos desgraciados que en América no se atan perros con longanizas, pues muchas de estas pobres gentes pasan aquí las penas más negras, dada la carestía de la vida, sobre todo si tienen 174 familia”. “La Emigración: Dice la prensa donostiarra que no obstante las severas medidas adoptadas contra los agentes de emigración, estos siguen haciendo su comercio. La policía deberá ejercer una vigilancia rigurosa contra estos infames mercaderes que reclutan verdaderas víctimas, 175 despojando al país de elementos útiles para el trabajo”.

Contra la propaganda activa de los agentes ya se habían dictado antes de esta época varias Reales Órdenes como las de 1853, 1883 y 1884, para reprimir la propaganda que realizaban las Agencias de Emigración, sobre todo el tráfico inmoral en el que caían muchas jóvenes de las Provincias Vascongadas y Navarra, pero resultaron la mayor parte de las veces ineficaces. Mientras tanto, el Gobierno de Brasil, al igual que el de Argentina y Uruguay, destinaba importantes recursos para atraer a los emigrantes a su territorio y establecía Agencias de Emigración que eran agencias oficiales que funcionaban junto a otras que no lo eran. Para conseguir sus objetivos, los agentes recurrían a todos los recursos disponibles y principalmente a su ingenio para engañar a los españoles. Este Gobierno otorgaba una cierta cantidad de dinero por cada inmigrante europeo y se concertaban una serie de subcontratos entre los agentes, que ganaban a tanto por cabeza y así aumentaba la especulación y la ganancia a medida que aumentaba el número de españoles reclutados. La acción de los agentes de emigración y de los ganchos fue limitada desde la promulgación de la Ley de Emigración de 1907, al ser los ganchos los que alentaban la corrupción y llevaban a miles de hombres engañados con sus falsas promesas a lugares con penosas condiciones de vida. Y es que además, en muchas ocasiones, los agentes de 173

La Baskonia, 10/12/1907, p. 14. Ibídem, 10/05/1908, p.16. 175 Ibídem, 10/12/1908, p. 14. 174

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emigración actuaban cometiendo abusos y al margen de la legalidad, proporcionando documentos falsos al emigrante y realizando cobros abusivos por conseguirles pasajes. Estos agentes eran multados también por organizar embarques clandestinos y numerosos gobernadores civiles de provincias españolas ordenaron el arresto y prisión por medio de la Guardia Civil de muchos agentes de emigración por negarse a pagar las multas establecidas y por realizar actos delictivos reclutando emigrantes que no reunían los requisitos necesarios para emigrar. Entre estos actos estaban el reclutar emigrantes que embarcaban sin documentos o con documentos falsos proporcionados por el agente, bien por ser muchos de los emigrantes menores de edad o por estar sujetos al servicio de quintas. Los abusos cometidos por los agentes de emigración eran innumerables. En ocasiones embarcaban a los emigrantes y una vez a bordo, les retiraban sus billetes para entregárselos a otros emigrantes. Su picaresca era grande y pretendían sacar la mayor ventaja a su actividad ya que actuaban a comisión por cada emigrante que reclutaban. Y como siempre suele suceder había también ingeniosos estafadores que se hacían pasar por agentes de emigración y que realizaban sus estafas portando falsa documentación, aprovechándose de la ignorancia de muchas familias e individuos. Entre sus fechorías, solían abandonar a los emigrantes, antes de que fueran embarcados: “Ha sido descubierto un ingenioso timador que esperaba en los pueblos inmediatos, haciéndose pasar por agente de emigración de América; llámase Agustín Galindo, el cual regresó de la Argentina hace unos meses; provisto de documentos falsos, ha estafado a numerosas familias rurales, a las que hacía creer que se daban fabulosos jornales en América. El aprovechado 176 individuo ha ingresado en la cárcel de Chancillería.”

El Consejo Superior de Emigración trataba de cortar los abusos cometidos por las casas consignatarias en los puertos españoles y que sufrían los emigrantes espontáneos, aquellos que no habían obtenido pasaje por medio de un agente reclutador que trabajaban para estas empresas. Existían épocas en que la demanda de pasajes era mayor que en otras y los consignatarios concedían billetes solamente a aquellos emigrantes que habían sido reclutados por los agentes de emigración. El Consejo Superior de Emigración, ante dichos abusos propuso unas normas para la adjudicación de dichos billetes, normas discutidas en la sesión que tuvo lugar el 26 de octubre de 1915. Se propuso en dicha reunión que aquellos emigrantes que quisieran viajar de modo espontáneo, pudieran avisar por telégrafo, teléfono o correo a las casas consignatarias, para reservar su billete y la casa consignataria debería entonces comunicar al inspector aquellos pedidos que recibiese. Los agentes de emigración venían actuando de una manera en que marginaban a aquellos emigrantes que querían obtener pasajes, por cuenta propia. En épocas en que la demanda de pasajes era mayor, los agentes de emigración solían avisar a las casas consignatarias para que les reservasen todos los pasajes disponibles. Por esa razón, el emigrante espontáneo que llegaba a un puerto y quería obtener un pasaje después de haberse presentado ante un inspector, que era la autoridad de emigración, no podía obtenerlo, ya que dicho inspector le extendía el volante orden para obtener dicho pasaje de la casa consignataria, pero ésta alegaba que ya tenía el pasaje completo. Las casas consignatarias, tenían la obligación de expedir pasajes por orden riguroso de despacho en la Inspección, pero no lo hacían así. Dichos pasajes eran más tarde adjudicados a todos aquellos emigrantes reclutados en diferentes puntos de España y que llegaban a los puertos con los ganchos. Los inspectores acaban dando autorización a 176

La Vanguardia, 16/07/1911, p. 11.

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éstos últimos, en perjuicio de los espontáneos. Si al agente le sobraban pasajes, pasaba a revenderlos, teniendo entonces el emigrante espontáneo que pagar un precio superior que el que pagaba el emigrante reclutado. Cuando el emigrante espontáneo había obtenido el permiso de embarque se dirigía a la casa consignataria, que no le expedía el pasaje en ese momento, sino que le decía que no se expedían billetes hasta 4 ó 6 días de la fecha de salida, teniendo tiempo -según Real Orden- hasta 48 horas antes de la salida del barco, para expedir su pasaje. Pero hasta entonces, los agentes de emigración iban solicitando pasajes para todos aquellos que iban enganchando, enviando cartas a las casas consignatarias, remitiendo estas casas la relación de emigrantes enganchados y obteniendo autorización para dichos emigrantes. De esta manera, aquellos que querían viajar de modo espontáneo se quedaban sin pasaje, habiendo recibido la autorización de embarque, antes que los emigrantes reclutados, pero no habiendo podido recibir antes que ellos el pasaje por parte de la casa consignataria. La única opción que tenía entonces el emigrante espontáneo era esperar la llegada de un nuevo barco que no viniera cargado, o solicitar los servicios de un agente de emigración.177 Según la Ley de Emigración de 1907 la publicidad de los agentes de emigración y las actividades de los agentes se constituyeron en actos delictivos y se instaba a la prensa de las diferentes provincias a que no aceptaran dichos anuncios. Es a partir de 1908 cuando se intensifica la lucha contra la actividad de los agentes de emigración y de las agencias clandestinas, porque esta Ley no estaba siendo cumplida. Existían agencias que de una forma encubierta continuaban funcionando y violaban así las disposiciones legales y los agentes de emigración continuaban realizando ilegalmente sus actividades para envío de emigrantes. Había también consignatarios y navieros que después de promulgada la Ley continuaban en relación con dichas agencias. Los inspectores jefes de emigración necesitaron intensificar sus esfuerzos para luchar contra esta actividad ilegal. Y es que por los pingües beneficios que dicha actividad reportaba a quien se ocupaba en ella, cualquiera podría estar interesado en ejercer como agente de emigración. Por poner un ejemplo, en 1908 fueron detenidos en Mieres (Asturias), un concejal, el depositario de fondos municipales y el juez municipal, que habían sido acusados de ejercer de agentes de emigración y que al momento de ser detenidos se disponían a embarcar emigrantes.178 La emigración clandestina continuaba siendo ampliamente practicada por los agentes de emigración, despachando documentos falsos y facilitando a buen precio plazas en los buques extranjeros. Ninguna provincia española se veía libre de la actividad de estos comisionistas. Numerosos alcaldes que ejercían de agentes de emigración fueron asimismo detenidos, así como maestros que se dedicaban a la recluta de emigrantes. Si funcionarios del Gobierno, incluso miembros de las Juntas de Emigración, que cobraban del Estado, participaban de esta actividad considerada ya ilegal, amparándose en su carácter oficial para realizar negocios, podemos asegurar que la corrupción era generalizada. La prensa denunciaba estos hechos y pedía una más enérgica actuación de los controles del Gobierno. Así podemos leer: “[...] Conviene, sí, perseguir y castigar con todo el rigor de la ley á los agentes de emigración, que van de aldea en aldea engañando á sus tranquilos moradores, prometiéndoles el oro y el moro, pintándoles sólo miserias de nuestra patria y sólo grandezas de las ajenas, hasta que consiguen persuadirles; á estos es á quien no se les debe tener compasión de ninguna clase y 177 178

La Emigración española, 30/11/1916, pp. 3-4. La Vanguardia, 20/09/1908, p. 8.

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meterlos en la cárcel por algún tiempo, para que no hagan esa antipatriótica é inconveniente 179 propaganda.”

El Gobierno brasileño continuaba buscando inmigrantes y utilizaba diferentes medios para conseguirlo. En 1913, el Gobierno de Brasil anunció una emigración de 10.000 familias. Rápidamente, los medios de comunicación españoles, se pusieron en marcha para informar y para evitar que dicho plan llegara a hacer, por medio de las agencias de emigración, efecto en las familias españolas y que no se dejaran engañar por los ganchos por sus promesas absurdas, a través de las que obtenían importantes comisiones por este comercio.180 Pero la recluta de emigrantes continuó durante todo el periodo y los agentes consulares españoles en Brasil denunciaban los abusos que se cometían en la recluta de emigrantes y sus familias: “La emigración al Brasil. De interés para los emigrantes. El gobernador civil ha recibido ayer el siguiente telegrama del ministro de la Gobernación: “Agentes consulares de España en Brasil denuncian que siguen llegando a aquella República bastantes familias españolas víctimas de los engaños de los reclutadores. Encarezco a V.S. la conveniencia de impedir por todos los medios que estén a su alcance esta recluta y la salida de emigrantes para el Brasil, así como dar publicidad a las deplorables 181 condiciones en que allí viven los que se dejan seducir por las promesas de los reclutadores.”

En Brasil también las autoridades de este país dirigían sus esfuerzos para conseguir que el reclutamiento de inmigrantes fuera realizado de un modo que garantizara la selección de aquellos que aportarían un beneficio a la nación y se levantaban también las voces contra los especuladores que introducían en el país inmigrantes que ocasionaban problemas: “[…] Nem vai nisto mal, porque a experiencia tem demostrado que equivale a desperdiçar tempo e esforços, na maioria dos casos, procurarmos obter immigrantes, recorrendo simplesmente á providencia de contratos firmados com os que pretendem introduzil-os. Deste serviço cumpre arredar os especuladores, os quaes, só visando lucros, na execução dos contratos para introdução de immigrantes procuram transportar o maior número de estrangeiros, sem cuidar da qualidade da gente que importam, e recorrendo ao perfido incentivo de promesas irrealizaveis. A especulacão que de ordinario se ingere nomesmo serviço não serve somente para esterilizar nossos intuitos e esforços ou para produzir resultados oppostos, mas converte-se infelizmente em fonte abundante de prejuízos para os creditos da provincia e do Imperio, retardando a consecução de nossos fins, que entretanto se tornam cada vez mais instantes, pela inelutavel necessidade de transformarmos o trabalho. Urge combatir as causas que na Europa nos alienam sympatias e confiança, e mallogram as mais ardidas tentativas com que emprehendemos o povoamento de nosso opulento 182 territorio.”

179

Ibídem, 24/02/1911, p. 9. Diario de Navarra, 9/02/1913, p.2. 181 La Prensa, 30/08/1921, p. 5. 180

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Pero no era solamente en España, donde se desarrollaba la acción de los ganchos, reclutando emigrantes para Brasil. En momentos de crisis que sucedían en países cercanos, como Argentina, donde escaseaba el trabajo, los reclutadores de emigrantes buscaban oportunidades para dirigirlos a Brasil. También en Argentina, los reclutadores de emigrantes ofrecían tierras, pasajes gratis para aquellos que quisieran dirigirse allí, posibilidad de hacer mucho dinero, ayudas de los bancos, crédito comercial, etc. Y se dirigían especialmente a la colonia española que residía en este país y especialmente en Buenos Aires. Dicha acción se dejó sentir desde 1916 y comenzó en el territorio de Misiones, aprovechando la crisis económica por la que pasaba Argentina.183 Pero a pesar de las advertencias que se podían leer en la prensa y de los consejos de la policía, numerosos emigrantes españoles eran reclutados para ir a Brasil. En enero de 1917 algunos de estos reclutadores habían sido expulsados de Córdoba y de Tucumán y puestos bajo vigilancia de las autoridades. Sin embargo, continuaba dándose el reclutamiento de emigrantes para dirigirse a este país. El Gobierno brasileño continuaba ofreciendo en la Argentina pasajes gratis para todos aquellos que quisieran dirigirse a trabajar a las haciendas. Este es un ejemplo de que una cantidad de emigrantes españoles que no eran contabilizados por las estadísticas españolas pero que, sin embargo, se dirigieron a Brasil.184 Continuamente se llamaba en la prensa española publicada en Brasil la atención de las autoridades españolas para frenar los abusos de los enganchadores: “Hay que terminar con los traficantes de carne humana. Los lectores del EL EMIGRANTE ESPAÑOL saben muy bien la campaña que vengo sosteniendo contra los agentes de carne humana dedicados a reclutar emigrantes en España para venderlos aquí a determinados dueños de “fazendas”, que tienen que valerse, para tener personal, de estos negreros intermediarios. Ejemplo: José Villegas. Este agenciador reclutó muchas familias en España, que trajo a la hacienda San Paulo Cofre, cobrando de los hacendados dos contos de reis por familia. Ahora trata de vender otra partida a otra hacienda, porque (cómo será tal sujeto) en la hacienda citada no quieren tratar ya con él por ser hombre sin conciencia y por haber perjudicado con sus calumnias a varias familias españolas que allí trabajaban. Hombres como este Villegas, sin escrúpulos de conciencia, comerciando con las personas de sus compatriotas, deben ser perseguidos por las autoridades españolas dondequiera que se hallen, y, sobre todo, al querer entrar en España se les debe cerrar para toda la vida, pues resultan mucho más nocivos para España que la fiera más mala. Es de esperar que el Gobierno español haga cuanto sea necesario para exterminar esta plaga, empezando por inutilizar a este José Villegas, de tan negra historia. TESIFÓN SÁNCHEZ, 185 Delegado de la B.T.I. (Bolsa de Trabajo Internacional) en San Simón (Brasil).”

La emigración clandestina, no solamente se realizaba por puertos españoles, sino especialmente por los extranjeros. Éstos se encontraban en territorio fronterizo con España y eran principalmente el puerto británico de Gibraltar, los puertos franceses, 182

Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de São Paulo pelo presidente da provincia, João Alfredo Corrêa de Oliveira, no dia 15 de fevereiro de 1886. São Paulo. Typ. A Vapor de Jorge Seckler & Comp., 1886, pp. 39-40. 183 La Emigración española, 30/11/1916, p. 7. 184 La Emigración española, 15/02/1917, p. 6. 185 La Emigración española, 20/10/1926, p. 155.

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italianos o alemanes como Boulogne, Burdeos, Chebourg, El Havre, Génova, Hamburgo, La Pallice, Marsella, S. Nazaire, o portugueses como Oporto y Lisboa. La emigración clandestina por Gibraltar era muy elevada. La labor de propaganda y de engaño que los enganchadores realizaban por la sierra andaluza era canalizada hacia la salida de ellos por este puerto. Los enganchadores se aprovechaban de la pobreza que existía en el campo andaluz y les alucinaban con espléndidos jornales ganados en moneda extranjera, lo cual aumentaba la fantasía de los ignorantes. Frente a la pobreza del suelo andaluz, les presentaban la exuberancia de las tierras americanas, donde con poco esfuerzo era posible obtener abundantes cosechas y la facilidad del enriquecimiento y a lo que se añadía el pasaje gratuito para poder obtenerlo. Solamente a fines de la década de 1920, se produjo un descenso de la emigración clandestina por Gibraltar y otros puertos, debido a la más estrecha actuación de las autoridades en cumplimiento de las leyes promulgadas. La prensa española señalaba en especial a la Casa Imossi de Gibraltar por favorecer la emigración clandestina por este puerto.

Anuncio de la Casa Imossi e Hijos, de Gibraltar. Fuente: Panorama, 30/06/1923, p. 30.

La emigración por puertos portugueses no solamente se debía a la salida clandestina de emigrantes, sino muchas veces a la facilidad que éstos tenían de embarcarse en estos puertos, frente a la gran distancia que habrían de recorrer si lo hicieran por puertos españoles. Por Portugal emigraban muchas veces los emigrantes que procedían de regiones fronterizas, para los cuales hacerlo por puertos españoles sería más largo y costoso. Por ello, aquellos nacionales procedentes de provincias como Badajoz, Cáceres y Salamanca, Toledo e incluso Madrid, que estaban más cerca de la costa portuguesa y de las líneas de ferrocarril del Tajo y del Duero, preferían emigrar por los puertos de Lisboa y Leixoes (Oporto), que sería más rápido y menos costoso. De la misma manera, muchos españoles que habían emigrado y regresaban a su país, lo hacían también por puertos portugueses, para acortar el viaje hasta su lugar de origen en España. Pero los enganchadores utilizaban también frecuentemente estos puertos portugueses para la salida de los emigrantes españoles. La acción y la lucha de las autoridades españolas a lo largo del periodo, contra la acción de los enganchadores y la salida de los emigrantes ilegales por puertos cercanos a 158


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España, produjo un alejamiento paulatino y al final del periodo, los embarques de emigrantes españoles por puertos extranjeros acusaba un notable descenso, quedando poco a poco los puertos del norte de Francia como único recurso para que los ganchos canalizasen a los emigrantes clandestinos españoles a través de ellos, proporcionando a éstos el embarque a través de estos puertos a todas aquellas personas que no podían hacerlo legalmente por España.186 “Al partir el emigrante. La noche, ya cercana, del día de la partida visita a los amigos queridos de su infancia; y en tanto que ejecuta la triste despedida, les jura que, aunque lejos, tendrá firma (sic) constancia. Por fin llega la fecha; levántase temprano; prepara con esmero la heráldica maleta, la que ha de acompañarle por suelo muy lejano, la humilde confidente de aquella vida inquieta. Llegó el amargo instante; la madre se adelanta, le abraza con locura, con ansia indefinible, y en tono doloroso, con un valor que espanta, le dice estas palabras, de acento conmovible: “Mitad del alma mía, hoy vas hacia otras tierras en busca de horizontes que sacien tus anhelos; si alguna vez me olvidas, haz cuenta que me entierras; sin tu cariño, quiero la muerte con sus velos. No aspiro a que me mandes portentos de riqueza; yo quiero que me escribas contándome tus cuitas; si dejas de escribirme, me muero de tristeza; ¡no olvides ni un momento mis ansias infinitas! Demuestra en tus acciones honor inmaculado; detesta por inicua la ley del servilismo; pues todo aquel que adula, camina avergonzado, y aquel que siempre es recto, camina con civismo.” Después, el emigrante, lloroso y pensativo, marchóse rumbo al muelle, montó en la regia nave, y apenas saludaba con su pañuelo altivo, ya el monstruo camina con un zigzag muy suave… La nave fue aumentando sus tétricos sonidos; pasaron diez minutos; perdióse en lontananza; y luego, como siempre, quedaron los gemidos, los cuales se mitigan con rasgos de esperanza. Pasaron varios años, y el joven emigrante llevó en su mente impresas las frases de la anciana; y hoy marcha por el mundo, pacífico y triunfante, mirando hacia el pasado, pensando en el mañana…” Cándido Posada.

187

186

Véase: MINISTERIO DE TRABAJO Y PREVISIÓN: Resumen General de la Migración Española en 1928. Madrid. Imprenta Sáez Hermanos, 1929. 187 La Emigración española, 5/08/1927, p. 5.

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EL VIAJE HASTA BRASIL Y EL ESTABLECIMIENTO EN EL NUEVO DESTINO “Rapto original. El hecho ha ocurrido en la estación del ferro-carril de Málaga, hace muy pocos dias. Personajes: una Julieta apasionada, un Romeo con los papeles listos para embarcarse con dirección al Brasil, y una mama menos lista que los papeles del novio. La Julieta de nuestra historia, pues verídica es en sus menores detalles, viendo que su amor emigraba le hizo una súplica á sus padres, pidiéndoles permiso para darle el último adiós á su novio, en la estación del ferro-carril. Los padres accedieron. Llegó la hora de partir el tren: el emigrante suspiraba en el fondo de un coche de segunda; la novia le dirigia algunas palabras de consuelo, y la mamá los contemplaba desde el andén con desconfianza. - Ta- lan- ta-lan!., la tercer campanada; los mozos empiezan á cerrar las portezuelas, la locomotora lanzó un silbido... y la novia sin bajar. La madre se abalanza al tren como una loca y le arranca el cuello de la camisa al emigrante, que la contemplaba con júbilo desde la ventanilla. Después, gritos ahogados. - Mi hija... que se la llevan!.. - El tren siguió triunfante su camino, perdiéndose entre la pintoresca vega de Málaga. Las autoridades de Algeciras habrán escrito el epílogo de esta sencillísima historia. Pero con todo. ¡Madres que teneis hijas! No llevadlas a la estación cuando el novio se vaya al Brasil y si las llevais, no permitid que abandonen el andén porque el silbato de la locomotora es 188 una tentación para la mujer que ama.”

La noticia relata la historia de un espontáneo con destino a Brasil, que saliendo de la estación de ferrocarril de Málaga se embarcaría en el puerto de Algeciras, dejando atrás a su novia. Las escenas de adiós de los emigrantes y sus seres queridos eran siempre desgarradoras. Aún viajando con la esperanza de que el esfuerzo merecería la pena, la conmovedora despedida era una escena común en la España de esta época, desde el lugar de residencia del emigrante hasta el lugar de embarque. Padres que dejaban a su mujer e hijos, familias enteras que viajaban y dejaban a los más ancianos en el lugar, mujeres que se dirigían solas a probar fortuna... Todos llevaban tras de sí una carga emocional muy fuerte que les acompañaría durante todo el viaje, durante sus años de estancia en Brasil y si no regresaban a su país en algún momento, lo sufrirían hasta su muerte, preguntándose en muchos casos si el esfuerzo valió la pena. Otras noticias que nos han llegado, no son tan románticas como la que hemos podido ver más arriba. Los medios impresos de la época nos relatan la pobreza que se veía en las estaciones de ferrocarril y en los puertos de embarque españoles. En todos los puertos de España desde donde se embarcaban emigrantes a Brasil: Barcelona, Málaga, 188

Diario de Gerona, 10/02/1893, pp. 1-2.

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Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, Bilbao, Santander, Gijón, La Coruña o Vigo, era común asistir a las tristes escenas que significaba la pérdida, bien temporal o definitiva de un familiar o amigo. Los emigrantes se veían mal vestidos, cansados, hambrientos y sin apenas dinero, esperando el día en que llegaría el barco para embarcarse, solos o con sus familias. Existen numerosos relatos sobre la travesía hasta llegar a Brasil, el modo en que eran tratados, las escaseces que sufrirían a bordo, las enfermedades, las situaciones inmorales y atropellos que vivirían y hasta los naufragios que podían padecer. Veamos una carta de otro emigrante español en Brasil, residente en la capital de la provincia de São Paulo, llamado Pedro Ortigüela, comunicando a sus familiares y amigos cuáles habían sido las desventuras sufridas en su viaje a este país hasta llegar a la Hospederia dos Imigrantes en São Paulo. Este artículo fue más adelante insertado en diferentes periódicos de la época. Pedro Ortigüela -de probable origen gallego- muestra en su carta la dureza de su viaje y la llegada a São Paulo: “Brasil, capital de São Paulo a 8/12/1888. Mi distinguido amigo y compañero Juan: en unión de tu esposa, tus padres políticos y demás familia, te deseamos mucha salud y suerte: yo, en unión de mi esposa y niñas, hasta la fecha sin novedad. El objeto de la presente carta tiende a participar los hechos verídicos de la emigración de españoles que con fecha 3 de Noviembre último tuvo lugar desde Vigo al Imperio del Brasil. Serían las dos de la tarde del día 2 de Noviembre cuando por un agente de la casa consignataria éramos llamados por lista para el embarque sobre el vapor Berlín-Bremer de la Compañía Lloyd; sobre unas 360 familias españolas embarcamos, todos con el afán de mejorar de fortuna, y una vez colocados en los camarotes, hombres, mujeres y niños, todos confundidos, pasamos toda la noche a bordo en el puerto de Vigo, presenciando escenas sumamente escandalosas, hasta el punto de improvisarse varios matrimonios, olvidándose por completo de las personas sensatas. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, emprendimos la marcha con dirección a Lisboa, empleando 24 horas en llegar a este puerto; el tiempo, bastante contrario, teniendo mucho movimiento de babor a estribor; un 90% han cambiado la peseta: yo hasta la fecha sin novedad: anclados en el puerto de Lisboa 62 horas, embarcaron 700 portugueses, todos llenos de miseria; la tripulación es alemana y son 85 para el servicio: el vapor no reúne condiciones para transportar personas; metidos ya en el gran charco, todos tenemos bastante quehacer para limpiarnos la gente extraña que corre por nuestro cuerpo: yo nunca jamás hubiera creido que en Portugal habría tanta miseria; el número de emigrantes que lleva el vapor es de 1.400, figurando belgas, franceses, portugueses y españoles, estos últimos procedentes de las provincias de Valladolid, Palencia, Lugo, Pontevedra y Coruña. Con respecto a los alimentos que en el vapor nos han suministrado no pueden ser ya peores; por esta razón los españoles protestamos por medio de una solicitud, y nos despreciaron, pero se armó una cuestión con la tripulación, que resultaron 4 muy mal heridos, y uno de nuestra parte; hubo pinchadas, las marmitas del rancho, vasos, botellas y demás trabajos que había entre manos sirvieron para la defensa de los españoles; las mujeres dando unos gritos que daba miedo presenciar semejante cuestión, pues si la tripulación no pierde su derecho, como así lo hizo, hay muchas desgracias, baste decir que un español, que fue el herido, rompió un paraguas encima de la cabeza del capitán, pero el rancho siguieron dándolo malo. El temporal en general fue bueno; hemos tenido 21 días de embarcación; hoy estamos disfrutando 8 días de descanso en el Hotel de Emigrantes; en esta casa nos tratan muy mal, no hay camas, hay que estar sobre el suelo en una estera; de manera que nuestros cuerpos están completamente destrozados; hay muchos enfermos, y, por último, los alimentos son muy malos;

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todos los días hay feria de personas, llegan las entrevistas y compran a la gente lo mismo que si fueren caballerías; el trabajo que más quieren es al campo, pues hay españoles que se ajustaron a los dos días de llegar y han abandonado el campo por el mal tratamiento que los amos dan. En una palabra: te digo que nos han traido completamente engañados y que las ventajas que en ese ofrecían es una mentira. Como buen español declaro la verdad, por si hay alguno que crea lo que yo cuando estaba en mi patria, se lo haces presente. Das mis afectos a toda la familia, recuerdos a Misol, Sr. Segundo, Evaristo, Faustino y demás compañeros; expresiones a los que pregunten por mí, y tú recibe la amistad que te profesa tu 189 amigo y compañero... Pedro Ortigüela”.

Los emigrantes españoles a Brasil se encontraban con multitud de inconvenientes e incomodidades en su viaje que no sería sino un preludio de lo que vendría después, una vez desembarcados en Brasil. En numerosas ocasiones, una vez que el emigrante había reunido sus fondos que le permitirían hacer frente a sus gastos, llegaba al lugar del embarque y pasaba allí algún tiempo. Pero una vez que llegaba el barco con el que se dirigiría a este país, y que venía de realizar escalas en otros lugares, muchas veces estaba repleto de emigrantes de tercera clase y no podía embarcar en él. De esta manera tenía que esperar 1, 2 ó más semanas realizando gastos que no tenía previsto y comenzaban a arrepentirse, pero ya era demasiado tarde para volverse atrás, ya que había vendido todos sus enseres. Durante ese tiempo, el emigrante bien solo o acompañado por su familia debía alojarse en algún lugar en malas condiciones e iba gastando los ahorros que había obtenido de la venta de sus propiedades. En otros casos no conseguían encontrar alojamiento durante esos días y vagaban errantes sin tener donde ir. Y existían casos en los que ni siquiera el emigrante podía llegar a embarcarse, pues era detenido antes por las autoridades policiales por no cumplir los requisitos necesarios para emigrar: “San Sebastián 1.-En la estación del ferrocarril de la costa al llegar el tren de Bilbao han sido detenidos 24 jóvenes que conducía un agente de emigración con destino al Brasil. El gobernador sólo permitió que prosiguieran el viaje los que reuniesen las condiciones para emigrar. Los restantes han sido devueltos a sus familias”.

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En otras ocasiones, las detenciones las realizaba la Guardia Civil cuando los emigrantes ya habían embarcado y después de ser registrados y comprobar que no cumplían con los requisitos exigidos por la ley para emigrar, eran detenidos. Sin embargo, muchos emigrantes que se dirigían a este país no pudieron ver cumplidos sus sueños, una vez que ya estaban embarcados, por haber naufragado su barco en la travesía. “Telegrafían de Villagarcía que ha chocado en el Bajo Cobos el vapor francés “Don Pedro” que llevaba emigrantes al Brasil. 189

La Crónica Mercantil. Desconozco el día y mes de publicación ya que el ejemplar consultado aparecía rasgado en su lugar. 190 La Vanguardia, 2/11/1901, p.6.

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Del naufragio han resultado 103 personas ahogadas y se han salvado 38. Los náufragos que han conseguido salvar la vida son debidamente atendidos por la población de Villagarcía. Varios emigrantes de los que conducía el vapor “Don Pedro” eran procedentes de Bilbao”.

191

En este punto se debe citar el caso del vapor Príncipe de Asturias, llamado comunmente el Titanic Español perteneciente a la empresa Pinillos, que salió de Barcelona el 17 de febrero y naufragó el 5 de marzo de 1916 cerca de Santos, Estado de São Paulo. En el naufragio perecieron 108 tripulantes y 197 pasajeros de tercera clase, dejando muchas familias desvalidas a las que hubo que socorrer. Para ello el día 13 se constituyó una comisión para realizar la clasificación y reparto de las ayudas a las familias necesitadas de los naúfragos, presidida bajo el Excmo. Sr. D. Rómulo Bosch y Alsina, y se abrieron suscripciones en Barcelona y Cádiz y en algunos otros puertos.192

Anuncio del vapor Príncipe de Asturias que naufragó en Brasil. Diario de Gerona, 13/02/1916, p.7.

Las casas consignatarias, que representaban en los puertos de mar al armador de un buque ocupándose de los asuntos administrativos referentes a su carga y pasaje, se reorganizaron a partir de 1870. Hasta este momento la navegación se realizaba de modo 191 192

La Vanguardia, 29/05/1895, p. 5. Diario de Gerona, 18/04/1916, p. 4.

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sencillo pero a partir de esta fecha las actividades que realizaban fueron haciéndose más complejas a raíz del establecimiento de líneas regulares de transporte de pasajeros y la mejora en los servicios prestados.193 Las compañías transatlánticas en las cuales los españoles llegaban a Brasil podían ser nacionales o extranjeras. Entre las primeras destacan la Compañía Transatlántica y la Pinillos, Izquierdo y Compañía. Entre las compañías extranjeras había una gran cantidad provenientes de países como Italia, Francia y Holanda, que hacían escalas en puertos españoles y continuaban su viaje a Brasil, como la Mensajerías Marítimas, los Vapores correos del Marqués de Campo, la Red Cronline, el Lloyd Royal Belge, la Hamburgo Sudamericana, la Compañía Hamburguesa Americana o el Lloyd Brasileiro, entre otras muchas otras.

Anuncio de vapores correos de la Compañía Hamburgo Sudamericana en 1898 en El Áncora, Pontevedra. Nótese la variada denominación de los vapores de esta compañía y en esta época que hacen referencia a diferentes lugares brasileños. También sucedía lo mismo con los vapores de otras compañías. 193

Para conocer la actividad y forma de organización de la grandes consignatarias gallegas en esta época véase: VÁZQUEZ GONZÁLEZ, Alejandro: “Los nuevos señores del entramado comercial de la emigración a América por puertos gallegos: Los consignatarios de las grandes navieras transatlánticas”. Asociación de Historia Económica, VII Congreso (19-21 de septiembre de 2001), Zaragoza.

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“¡ADIOS ESPAÑA! Con su ronco gemido, la sirena nos anuncia del buque la salida… Próximos a partir, Patria querida, vuelvo los ojos hacia ti con pena. Ahí quedan, para siempre, mis amores, mis padres, mis hermanos, mis amigos…, de todos ellos recibí consuelo. ¡Ya no veré tus perfumadas flores, tus verdes campos, tus dorados trigos, tu alegre tierra ni tu hermoso cielo! La inmensidad del mar será testigo del grande amor que por mi Patria siento. La esperanza en volver llevo conmigo; ella me da, para ausentarme aliento. Pensando en ti voy a lejana tierra, para que allí se cumpla mi destino, mientras quedas luchando en cruda guerra contra el fiero enemigo mogrebino. Jamás, España, te daré al olvido; serás de mis recuerdos el tesoro; y hasta al morir, mi último latido 194 ha de ser para ti, porque ¡te adoro!”

194

Anónimo, en: La Emigración española, 5/03/1926, p. 39.

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LAS HOSPEDERÍAS DE INMIGRANTES EN BRASIL Existían diferentes hospederías para la recepción de los inmigrantes que llegaban a Brasil en varias ciudades, como la Hospedería da Ilha das Flores o la de la fazenda de Pinheiros en Rio de Janeiro, la Hospedería de Horta Barbosa en Mariano Procopio, Juiz de Fora en Minas Gerais, la Hospedería de Santos, la del Bom Retiro en São Paulo y la Hospedería de Inmigrantes de Brás, por citar algunas. En los diferentes Estados de Brasil donde llegaban inmigrantes se construían o improvisaban hospederías para servir de alojamiento y distribución de los mismos. La mayoría de los inmigrantes entrados en las Hospederías de Rio de Janeiro se dirigían a otros Estados de Brasil, principalmente a São Paulo y el resto se quedaba en Rio de Janeiro o iba a Rio Grande do Sul, Paraná, Minas Gerais, Santa Catarina, Espíritu Santo, Amazonas, Bahia, Pernambuco, Pará, Matto Grosso, Alagoas o Maranhão. La Hospederia da Ilha das Flores se encontraba en Rio de Janeiro. Fue adquirida por el Gobierno en 1882 y en mayo de 1883 fue instalado el alojamiento de los inmigrantes en un depósito que se había mandado construir para este propósito con paredes de mampostería, que tenía 71 metros de longitud y 13 de anchura y estaba subdividido en salones para dormitorio, salas para enfermería y consulta médica, recaudación, oficinas y cuartos para los empleados. Durante los años 1884, 1885, 1886 y 1888 se realizaron muchas mejoras para acondicionar la hospedería al tráfico de inmigrantes.

Hospederia da Ilha das Flores. Ave Maria, 1911, p. 28.

En un principio la Hospedería da Ilha das Flores era un establecimiento que contaba con dos enfermerías, una colocada en la parte alta de la isla en la cual se recogían niños y mujeres, y otra situada en la parte baja, a la orilla del mar, donde se situaban los hombres. Eran frecuentes los fallecimientos entre los enfermos y los nacimientos entre los inmigrantes. Para el cuidado de los enfermos se disponía de una farmacia con las 166


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medicinas necesarias para su cuidado y los instrumentos quirúrgicos precisos para atenderlos. La Hospedería contaba con dos cocinas, una para atender a los inmigrantes y otra a los empleados y dos comedores que tenían mesas con tapas de mármol y bancos de madera donde podían comer de una vez de 700 a 800 inmigrantes. Ante el aumento de inmigrantes experimentado desde 1890, se realizaron diferentes obras en la hospedería, destinadas a dar servicio a mayor cantidad de inmigrantes, tanto en la construcción de nuevas estancias como en el mantenimiento de las diferentes partes y obras de iluminación y abastecimiento de agua. Se construyeron dos espaciosos alojamientos, un nuevo salón para comedor y una nueva cocina en la que se podía distribuir al mismo tiempo comida para 2.000 inmigrantes. A lo largo de los muelles se realizó una cubierta para proteger a los equipajes del tiempo y se construyó un depósito para cadáveres y una casa para residencia del administrador. Los trabajos de mejora continuaron en los siguientes años. En los últimos años del s. XIX, una vez que cesó la introducción de inmigrantes extranjeros a costa de dinero público, los espaciosos alojamientos que había en la hospedería, los grandes salones para comedores y las diversas naves que había para el embarque situados junto al muelle quedaron semi-abandonados y la Hospedería se destinó únicamente a estación de paso para inmigrantes espontáneos, que llegaban a Rio de Janeiro con destino a los diferentes puntos del país, donde se alojaban algunos días, en espera de su equipaje y mientras realizaban su elección al punto del país donde querían dirigirse, proporcionándoles el Gobierno transporte gratuito por vía marítima o terrestre hasta dicho punto. Pasó a ser administrada, entonces por personal reducido. Sin embargo, las mejoras continuaron realizándose en los diferentes establecimientos y servicios de la hospedería y el control sanitario siguió llevándose a cabo. Ya a comienzos de siglo, de todos los inmigrantes que llegaban a Brasil y entraban por el puerto de Rio de Janeiro, solamente una pequeña parte buscó acomodación en la Hospedería. Por ejemplo, para 1901, de los 13.324 inmigrantes que entraron, solamente se hospedaron en aquel lugar 3.979 inmigrantes, desde donde se dirigían a los destinos que elegían. Asimismo, inmigrantes brasileños procedentes de Ceará y otros Estados del norte se alojaban allí, en un momento en que estos inmigrantes buscaban establecerse en otros Estados de Brasil, ante las escasas condiciones de vida que encontraban en su tierra, debido a la sequía.195 A raíz del Decreto nº 6.455 del 19 de abril de 1907, reglamentando el Servicio de Poblamiento del Suelo Nacional, y para alojar a los inmigrantes que llegarían del extranjero en nuevas oleadas, se realizaron diferentes trabajos de acondicionamiento y mejora de las instalaciones de la Hospedería. En 1907, de todos los inmigrantes llegados a Rio de Janeiro, tan solo 607 buscaron los servicios de la Hospedería. Otros 5.069 se presentaron en el Escritorio de Inmigración que los dirigió a diferentes Estados con pasaje oficial y otros 25.480 inmigrantes no quisieron auxilios. Los inmigrantes que se encontraban en la Hospedería fueron dirigidos en dicho año a los siguientes destinos: Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Paraná, Espíritu Santo, São Paulo, Santa Catarina, Rio de Janeiro, Pernambuco, Amazonas, Pará, Ceará, Alagoas y Capital Federal (Rio de

195

Relatório apresentado ao Presidente da Republica dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Antonio Augusto da Silva no Anno de 1902, 14º da República. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1902, pp. 83-86.

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Janeiro).196 Los trabajos de mejora de las instalaciones continuaron en los siguientes años a cargo de la Inspeção Geral de Obras Públicas, construyendo nuevos pabellones sanitarios para alojamiento de inmigrantes y casas para los empleados, mejoras en las redes de desagüe y nuevas tuberías para abastecimiento de agua. Desde 1908 el desembarque, hospedaje y expedición de inmigrantes estaban regularmente organizados en los puertos de Rio de Janeiro, Santos, Paranaguá, Florianópolis y Porto Alegre, siendo los efectuados a costa de la Unión los del puerto de Rio de Janeiro y por cuenta de los demás Estados en los demás puertos. Los inmigrantes que se alojaron en la Hospederia da Ilha das Flores de 1907 a 1915 fueron los siguientes: Año 1907 1908 1909 1910 1911 1912 1913 1914 1915 TOTAL

Número de personas 442 11.484 12.973 7.477 30.845 21.886 21.090 4.093 4.979 115.269

Fuente: Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos de Brazil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Dr. José Rufino Beserra Cavalcanti. Anno de 1916, vol. I, p. 62.

La Hospederia de Pinheiros, estaba situada al margen de la Ferrovía Central de Brasil, próxima a la estación del mismo nombre. De la misma manera que en la Hospedería da Ilha das Flores, la mayoría de los inmigrantes que entraba, salía para otros Estados, principalmente para São Paulo. La finca en la que se encontraba la Hospedería se había desapropiado por utilidad pública por Decreto nº 686 del 28 de agosto de 1890 y fue adquirida por el Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas para utilizarla como hospedería de Inmigrantes el 28 de marzo de 1891. Para acondicionarla para los inmigrantes se realizaron una serie de obras como la preparación del gran edificio que allí existía y se transformaron los alojamientos para esclavos en un alojamiento de 83,4 x 13 metros conteniendo una terraza de ladrillo y subdividido en 4 grandes dormitorios que podían acomodar a 1.200 inmigrantes. En frente de estos dormitorios se construyó un gran edificio de 67,55 x 13,55 metros que tenía un gran comedor para 700 u 800 inmigrantes, una gran cocina con dos fogones grandes y un gran salón que servía de depósito de carbón de coque. Aprovechando los materiales de los antiguos alojamientos de esclavos se construyó otro alojamiento de 104,20 x 13 metros que se dividía en 4 dormitorios para poder alojar a 1.400 inmigrantes. También se construyeron 2 casas para enfermerías y una farmacia provisional. Además había otros dos grandes alojamientos de 60 x 12 metros divididos cada uno en 8 salones-dormitorios que podían acomodar a 1.600 inmigrantes y frente a 196

Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1908, 20º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1908, pp. 120-126.

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la hospedería se encontraba una plataforma que servía para el embarque y desembarque de inmigrantes. El equipaje se guardaba provisionalmente en una pequeña casa de 25 x 8,10 metros y a una distancia de 1 kilómetro de ella había una pequeña casa que servía de lazareto y que medía 15 x 6 metros. Para depósito de cadáveres había una pequeña sala cubierta con tejas además de un gran hospital que se construyó para el tratamiento de los inmigrantes hospedados. El edificio estaba pavimentado y tenía agua corriente.197 Debido a la grave crisis económica a la que se enfrentó Brasil en los últimos años del s. XIX, se tomaron medidas para conseguir el aumento de la emigración espontántea a este país a partir de diferentes políticas que trataban de reducir la emigración subsidiada. Se procedió para ello a la rescisión del contrato realizado el 2 de agosto de 1892 con la Compañía Metropolitana para la introducción en Brasil de emigrantes y quedó extinguida la Inspectoria Geral de Terras e Colonização , según la Ley nº 429 del 10 de diciembre de 1896, por la cual se transfirió a los Estados el servicio de colonización. La Hospedería de Pinheiros fue extinta por Decreto nº 2.598 del 31 de agosto de 1897 ya que la emigración que llegaba a Rio de Janeiro, tenía por entonces espacio suficiente para ser alojada en la Hospederia da Ilha das Flores. Todo su personal fue dispensado, lo que supuso un gran ahorro para los fondos dedicados a la inmigración y sus edificios y dependencias fueron entregadas provisionalmente al Ministerio de Guerra. La Hospederia Horta Barbosa estaba a dos kilómetros de la ciudad de Mariano Procopio, en Juiz de Fora, Minas Gerais, y contaba con acomodación para 2.000 inmigrantes en un magnífico edificio, que contaba con diversas enfermerías completamente equipadas con gran cantidad de medicamentos. 198 En Bahía, a pesar de que la corriente inmigratoria no fue muy importante en todo el periodo, pero sobre todo al comienzo ya que los inmigrantes preferían desplazarse hacia el sur de Brasil y no hacia el norte, el servicio de acogida y alojamiento de los inmigrantes en la Hospedería estaba bastante organizado para un gran número de inmigrantes.199 En Pernambuco comenzó a construirse en 1891 la Hospedería y en otros Estados, como Santa Catarina, Paraná, etc. existían asimismo hospederías para la recepción de inmigrantes. A raíz del Decreto nº 6.455 del 19 de abril de 1907, diferentes Estados comenzaron a construir nuevas hospederías o a mejorar las ya 197

“Relatório apresentado ao Sr. Ministro da Agricultura, Commercio e Obras Públicas pelo engenheiro Candido Ferreira de Abreu, Inspector Geral (Interino) das Terras e Colonisação. 1891”: En: Relatório apresentado ao Vice-Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro d’Estado dos Negócios da Agricultura, Commercio e Obras Públicas Engenheiro Antão Gonçalves de Faria em Maio de 1892. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1892, pp. 11-22. Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Sebastião Eurico Gonçalves de Lacerda em Maio de 1898, 10º de Republica. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1898, p. 56; Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Severino dos Santos Vieira no anno de 1889, 11º da República. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1899, pp. 7175. 198 “Relatorio apresentado ao Sr. Ministro da Agricultura, Commercio e Obras Publicas pelo engenheiro Candido Ferreira de Abreu, Inspector Geral (Interino) das Terras e Colonisação. 1891”: En: Relatório apresentado ao Vice-Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro d’Estado dos Negócios da Agricultura, Commercio e Obras Públicas Engenheiro Antão Gonçalves de Faria em Maio de 1892. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1892, pp. 53-54. 199 Ibídem, pp. 61-63.

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existentes. El Estado de Espíritu Santo construyó su hospedería en época posterior a la de las anteriores en el lugar denominado Pedra D’Agua entre la capital y la Villa Velha y ya para 1908 comenzaba a dirigirse hacia este Estado una corriente inmigratoria regular. En Paranaguá, en el lugar denominado Porto de D. Pedro II, funcionaba una amplia hospedería y en la capital, otra mayor. También en esta época funcionaba la hospedería de Curitiba y en el Estado de Santa Catarina comenzó a construirse una hospedería en el puerto de Florianópolis. En Porto Alegre también había una hospedería mantenida por el Estado. La recepción de los inmigrantes que llegaban a São Paulo hasta la década de 1880 no fue un tema considerado con la suficiente seriedad por parte de los diferentes poderes públicos. Hasta la abolición de la esclavitud en Brasil y la gran necesidad de mano de obra para las explotaciones agrícolas, principalmente en São Paulo, el flujo migratorio de inmigrantes no era excesivamente importante. Es, a partir de la década de 1880 cuando se hace necesario reflexionar sobre la necesidad de contar con una infraestructura apta para la acogida de los inmigrantes llegados a esta provincia bien los que llegaban subvencionados por el Gobierno o los que llegaban de modo espontáneo. Hasta la década de 1880 los inmigrantes eran alojados en diferentes lugares improvisados para su recepción, como abrigos en la ciudad de Santos y diferentes espacios en São Paulo, mínimamente organizados para la recepción, alojamiento y encaminamiento de los emigrantes, como la Hospederia de Sant’Ana. Pronto se vio la necesidad de construir un edificio con mejores infraestructuras que llevó a la construcción de la Hospederia do Bom Retiro, donde se acogía hasta 500 inmigrantes, al mismo tiempo, de los que algunos iban a la capital y otros se dirigían hacia el interior de la provincia, ocupando ya en la época los españoles el tercer lugar, detrás de los italianos y portugueses. Muchos otros inmigrantes que llegaban a la provincia de São Paulo, no utilizaban el alojamiento proporcionado por la Hospedería de Inmigrantes del Bom Retiro. El alojamiento de inmigrantes del barrio del Bom Retiro estaba situado a unos 4 kilómetros de la estación de tren de la compañía S. Paulo y Rio de Janeiro, que era la que transportaba mayor número de inmigrantes, pero el edificio no contaba con la infraestructura adecuada para este destino. Para 1885 no tenía más que 239 camas armadas y el número de inmigrantes excedía al de las camas y sucedía que era necesario extender los colchones en el comedor. Se necesitaba mejorar cuanto antes el edificio para adecuarlo a las necesidades de la inmigración y sus exigencias diarias y para ello la Inspectoría de Obras Públicas contaba con una planta levantada por el ingeniero Stevaux para mejorar el edificio que se mandó poner en práctica. El edificio que servía de almacén del equipaje de los inmigrantes estaba en mal estado y era preciso alquilar un edificio cercano a la estación de la Luz.200 Cada vez se veía mayor la necesidad de construir un nuevo edificio para una nueva hospedería que pudiera cumplir con su función, ya que este edificio no ofrecía las condiciones necesarias porque el número de inmigrantes que entraban en la provincia y que podían alojarse en él era reducido y porque se hallaba a una gran distancia de las estaciones de tren y de las líneas de tranvía y sus diferentes estancias eran de pésimas condiciones.

200

Falla dirigida á Assembléa Legislativa Provincial de S. Paulo na abertura da 2ª sessão da 26ª legislatura em 10 de janeiro de 1885 pelo presidente, dr. José Luiz de Almeida Couto. São Paulo. Typ. da Gazeta Liberal, 1885, p. 88.

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La Ley provincial nº 56 del 21 de marzo de 1885, autorizó al Gobierno a la construcción de un nuevo edificio y decretó la cuantía de 100:000$000 para su construcción que serviría de Hospedería de Inmigrantes en la capital de São Paulo. Esta nueva construcción tendría estancias para secretaría y para el personal de la administración y se autorizaba asimismo a la venta del edificio del Bom Retiro, una vez que ya no fuese necesario para alojar a los inmigrantes. Una comisión fue nombrada por el consejero de la Provincia, José Luiz de Almeida Couto para escoger el terreno más apropiado para su edificación en las proximidades de las estaciones del ferrocarril Inglesa y São Paulo y Rio de Janeiro que se componía de las siguientes personas: el General José Vieira Couto de Magalhães, el Dr. Rafael Aguiar Paes de Barros, el Dr. Nicoláo de Souza Queiroz y el Dr. João de Sá e Albuquerque. Después de haber realizado detallados estudios sobre este asunto, la comisión presentó dos propuestas: una de ellas era un terreno que se encontraba entre los barrios de Brás y Moóca que pertenecía al Sr. José Gregorio Rodrígues y estaba al lado de la línea de ferrocarril de Santos a Jundiay por detrás de las oficinas del Ferrocarril del Norte y el otro terreno era el que fue del convento de la Luz y que se situaba casi enfrente al jardín público.

Estación de la Luz en São Paulo

De entre las dos opciones, se prefirió el terreno del convento de la Luz, que en este momento estaba en litigio, por la razón de que se encontraba cerca del centro de la ciudad y del mercado y tenía facilidad de comunicación con el mismo centro y con las estaciones. Los alrededores eran limpios, sanos y había policía en las proximidades y asimismo el precio del terreno era mejor. El procurador fiscal del Tesoro Provincial entró en contacto con el síndico del convento de la Luz y se celebró un contrato con el conde de Itú. Sin embargo, finalmente se deshizo la operación y se optó por el terreno de Brás.201 Las razones fueron que había opositores a construir en este lugar la nueva hospedería, ya que era un barrio que se prestaba más a ser mejorado ya que la población pudiente de São Paulo estaba mostrando su preferencia para construir allí sus edificios 201

Relatório com que o Exmo. Sr. Dr. José Luiz de Almeida Couto, Presidente da Província de S. Paulo passou a administração ao 1º Vice-Presidente, Ecmo. Sr. Dr. Francisco Antonio de Souza Queiroz Filho. S. Paulo. Tip. do Correio Paulistano, 1886, pp. 26-28.

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grandes y elegantes. Por lo tanto, se dio preferencia a esta segunda ubicación en Brás que permitiría que los inmigrantes que llegaran bien por una línea de tren o por la otra desembarcaran con sus maletas dentro de la Hospedería y que tomaran en la estación que tenían allí la línea Ingleza, los trenes que les llevarían al oeste de la provincia, lugar para donde generalmente se dirigían.202 Se abrió un concurso para que fueran presentados planos destinados a la construcción de dicho alojamiento y fueron recibidos cinco proyectos firmados por los Srs. Manuel Ferreira García Redondo, Carlos Peyrouton, Henrique Sastré, Luiz Augusto Pinto y Carlos Daniel Rath, proyectos que sin embargo, no cumplían con los requisitos exigidos. Más tarde, el Sr. Matheus Häussler presentó otro proyecto que sí fue aprobado y que comprendía un edificio principal de dos pisos en forma de E echada y de diversos edificios aislados que estarían destinados a dormitorios, comedor, estación, almacén, enfermería, lavandería y la casa del Inspector con dos pisos. El edificio ofrecía capacidad para alojar a 4.000 inmigrantes en casos excepcionales. El comedor tendría capacidad para 900 comensales. 203 La Hospederia do Inmigrante de Brás comenzó a ser construida en julio de 1886. Las obras iban siendo realizadas con regularidad y ya para el 19 de julio de 1887, en el intervalo de 10 meses y medio estaban concluidas las siguientes partes de la Hospedería: el ala longitudinal del edificio principal que medía 75 metros, el comedor y las dependencias, la estación, que contenía letrinas para los hombres y la lavandería con tanques y letrinas para las mujeres. Esta fecha del 19 de julio fue entregada esta primera parte edificada a la Inspectoría de Inmigración donde ya se podían acomodar cerca de 1.200 inmigrantes y continuaron siendo realizadas el resto de las edificaciones. El edificio se terminó en 1888 y comenzaron a llegar para hospedarse en él aquellos inmigrantes que llegaban al Estado de São Paulo con billete subvencionado por el Gobierno de este Estado y eran encaminados hacia una colocación en la agricultura, principalmente en la cafeicultura.

202

Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de São Paulo pelo presidente da provincia, João Alfredo Corrêa de Oliveira, no dia 15 de fevereiro de 1886. São Paulo. Typ. A Vapor de Jorge Seckler & Comp., 1886, p. 34. 203 Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de ão Paulo pelo presidente da provincia, Barão de Parnahyba, no dia 17 de janeiro de 1887.São Paulo. Typ. A Vapor de Jorge Seckler & Comp., 1888, p.11.

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Hospedería de Immigrantes, São Paulo. Fuente: DEPARTAMENTO ESTADUAL DO TRABALHO. SECÇÃO DE INFORMAÇÕES: Regimen immigratorio do Estado de S. Paulo. São Paulo. Typographia Brasil de Rothschild & C., 1923.

La Hospedería Provincial de Immigrantes de São Paulo comenzó a estar administrada por la Sociedade Promotora de Imigração bajo contrato celebrado con el Gobierno de la Provincia el 29 de febrero de 1888. El contrato fue firmado por el entonces presidente de la Provincia de São Paulo, Dr. Francisco de Paula Rodrigues Alves y los miembros de Dirección de la Sociedade Promotora de Immigração de esta provincia: Dr. Martinho da Silva Prado Junior, Presidente, Conde de Parnahyba, Drs. Rafael Aguiar Paes de Barros, Nicolau de Souza Queiroz, Rodrigo Lobato Marcondes Machado y el Teniente Coronel Benedicto Vieira Barbosa. Las claúsulas del contrato eran las siguientes: “1ª. El Gobierno de la Provincia entrega a la Sociedad Promotora de Inmigración, mediante la subvención anual de 20 contos de réis (20:000$000), pagados en prestaciones mensuales, la dirección del servicio de la Hospedería Provincial, corriendo por cuenta de la referida subvención el pago de todo el personal de la Hospedería, que será contratado conforme mejor convenga a la misma Sociedad. 2º. El gasto de la alimentación de inmigrantes, suministro de medicamentos, agua, luz, muebles, y utensilios, conclusión de las obras del edificio y reformas del mismo, continuará realizándose por cuenta de la Provincia, por el mismo sistema hasta aquí adoptado, realizándose contrato y precediendo concurso y audiencia de la Dirección de la Sociedad para los servicios o suministros que de ellos dependan, en los términos del artículo 188 del Reglamento Provincial del 8 de Junio de 1880. La fiscalización e imposición de las respectivas multas estarán a cargo del Director de semana encargado del servicio de la Hospedería. 3º. El transporte de inmigrantes y sus equipajes en las líneas de ferrocarriles y de navegación que no hicieran este servicio gratuitamente, la cura en el Hospital de la Santa Casa de Misericordia de los enfermos que no pudieran ser tratados en la enfermería de la Hospedería, el enterramiento de inmigrantes y el transporte de enfermos para el hospital y el Lazareto, continuará siendo realizado por cuenta del Tesoro Provincial, observados los contratos del 17 de Diciembre de 1879 y del 8 de Junio de 1885.

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4º. La Dirección de la Sociedad destinará en la Hospedería Provincial una sala para el escritorio del Fiscal nombrado por el Gobierno, para inspeccionar los servicios contratados con la misma Sociedad. 5º. El servicio de recepción y llamada de inmigrantes, ya sean espontáneos o introducidos por la Sociedad Promotora o por cuenta del Gobierno General, continuará siendo realizado como hasta aquí, de acuerdo con la legislación vigente, observándose los artículos 24 a 29 del Reglamento del 30 de Agosto del año pasado, bajo la inspección, sin embargo, del Fiscal del Gobierno, y solamente en falta o impedimento de éste, por un empleado del Tesoro Provincial, designado por el respectivo Inspector, mediante petición de la Dirección de la Sociedad. 6º. La Sociedad Promotora de Inmigración tendrá en la Hospedería un empleado, el cual, además de la dirección del servicio interno y otros servicios que por la Dirección de la Sociedad le fueran encargados, podrá ejercer las siguientes atribuciones del Reglamento del 30 de Agosto del año pasado: a) b)

c)

d)

e)

f)

g) h)

Asignar con el Fiscal la lista nominal de los inmigrantes entrados en la Hospedería, que tiene que ser remitida al Tesoro Provincial. Solicitar de las administraciones de compañías de ferrocarriles y de navegación el transporte de inmigrantes y sus equipajes y para cualquier empleado de la Hospedería en servicio de Inmigración. Solicitar diariamente del suministrador de alimentación, por medio de pedido de talón, las necesarias raciones y avisarlo de la llegada de inmigrantes para la preparación de la alimentación necesaria. Entregar diariamente al Fiscal el mapa demostrativo del movimiento de entrada y salida de Inmigrantes, del día anterior para que sirvan de base para cotejo de la cuenta del proveedor. Solicitar por medio de pedido de talón, rubricado por el Fiscal, la provisión de muebles, utensilios y otros objetos que tengan que ser pagados por el Tesoro Provincial, en los términos de las condiciones 2ª y 3ª. Mandar organizar y entregar al Fiscal, para ser por él firmadas, y remitidas al Tesoro Provincial, las listas parciales de los inmigrantes espontáneos que tengan que recibir el auxilio provincial, bien sea por el Tesoro o por las diversas estaciones Fiscales de la Provincía. Expedir telegramas, en asunto de interés de la inmigración, por cuenta de la Provincia, usando para eso la fórmula-Servicio Público. Solicitar de la autoridad policial la fuerza necesaria para mantener el orden de la Hospedería, remitiendo, acompañados de una información circunstanciada a la autoridad policial, los individuos que intenten perturbarla.

7º. Todas las cuentas o documentos de los gastos, que no estuvieran comprendidas en la condición 2ª, deberán ser comprobadas y rubricadas por el Fiscal, siendo pagadas a los acreedores o a quien fuera solicitado por la Dirección de la Sociedad, una vez que de los documentos conste haber sido realizado por ella el pago a los mismos acreedores. 8º. El Presidente de la Dirección o el Director que estuviera de mes o semana en la Hospedería, son los competentes para solicitar del Gobierno, no solamente el pago de los gastos a que se refiere la condición anterior, sino también del auxilio de los inmigrantes introducidos por la Sociedad y la subvención de la condición 2ª. 9º. Todas las listas generales de entrada, guías y listas parciales para el pago de los inmigrantes espontáneos, así como las notas relativas al pago o no pago, deberán ser anotadas en los pasaportes o documentos que lo substituyan, siendo organizadas por los empleados de la Dirección y firmadas por el Director de semana y Fiscal. 10º. Para pago del auxilio debido a los inmigrantes introducidos por la Sociedad, la Dirección se encargará de organizar un mapa demostrativo, en el cual conste la fecha de entrada en la Hospedería, nombre del vapor, número de familias, de solteros o casados, masculinos o femeninos, los mayores de 12 años, de 7 a 12 años, de 3 a 7 años y los menores de 3 años. Este mapa después de comprobado por el Fiscal acompañará el oficio solicitando el pago.

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11º. El pago del gasto, de que se hubiera labrado contrato será hecho directamente por el Tesoro Provincial, a la vista de las cuentas demostrativas organizadas por los proveedores, acompañadas de los pedidos, siendo las cuentas comprobadas por el Fiscal. La del proveedor de medicamentos, sin embargo, será comprobada por el Fiscal con el libro de recetas, anotando este en la cuenta la nota de cotejo. 12º. El fiscal, además de las obligaciones estipuladas en las cláusulas 4ª y 5ª, será obligado a comparecer diariamente en el Alojamiento para los servicios constantes de las condiciones 7ª, 9ª, 10ª y 11ª. 13º. Los actuales empleados de la Hospedería nombrados o contratados por el Gobierno serán conservados por la Dirección de la Sociedad, mientras sirvan bien, pagándoles la Sociedad los vencimientos que estipule con ellos, por cuenta de la subvención a que se refiere la condición 2ª, cesando desde la fecha de este contrato en adelante el pago de los vencimientos o gratificaciones por el Tesoro Provincial. 14º. El excedente del auxilio pagado a la Sociedad por la introducción de inmigrantes, concedido por los contratos en vigor y el pago por ella realizado de los respectivos pasajes podrá ser aplicado también en el exceso de los gastos por ventura necesarios en la administración de la Hospedería de Inmigrantes, continuando, sin embargo, la Sociedad obligada a la prestación de cuentas. 15º. Este contrato terminará el 30 de Junio del año venidero y podrá ser renovado por consentimiento del Gobierno y de la Sociedad Promotora, de acuerdo con lo que fuera decretado 204 por la Asamblea Legislativa Provincial, en las Leyes de presupuesto o especiales.”

La Sociedad Promotora de Inmigración, en oficio del 16 de febrero de 1889 comunicó que no era posible continuar con este contrato firmado por el Gobierno y que solamente estaría obligada a administrar el servicio de alojamiento de inmigrantes hasta el día 30 de junio de 1889. Alegaba exceso de actividad y fatiga exigidas por la atención que debía prestar a aquel alojamiento, por lo que se determinó pasar al Fiscal del alojamiento para que asumiese la dirección del establecimiento y se estableció un cuadro de personal para administrar la Hospedería formado por un Inspector General, un secretario, un 1° escrituario, un 2º escrituario, el director del alojamiento, tesorero, médico, encargado de pasaportes, embarcador de inmigrantes y encargado del almacén. La dirección quedó bajo la responsabilidad del Sr. Antonio Alves de Almeida. Se autorizó al Inspector General a contratar, por el respectivo presupuesto el personal necesario para el funcionamiento de la Hospedería, en los siguientes términos: 1 enfermero, 1 ayudante de enfermero, 2 trabajadores para el almacén, 1 portero, 1 enfermera partera, hasta 4 intérpretes, hasta 10 trabajadores y 1 fiscal de la limpieza.205 Así fueron los comienzos de la Hospedería de Inmigrantes de Brás, y durante el periodo estudiado hasta 1930 tuvo diferentes cambios que por falta de espacio, no es posible relatar en su totalidad. En momentos de urgencia, como cuando aparecían epidemias, el personal se reforzaba, pero podemos imaginar que para una hospedería que en ocasiones límites podía albergar hasta 4.000 personas, el personal era muy escaso y de ahí las 204

“Relatório da Repartição de Obras Públicas apresentado em 20 de Novembro de 1888 pelo Diretor Geral Francisco Julio da Conceição”. En: Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de São Paulo pelo presidente da provincia, dr. Pedro Vizente de Azevedo, no dia 11 de janeiro de 1889. São Paulo. Typ. a Vapor de Jorge Seckler & Comp., 1889. 205 Exposição com que o Exmo. Snr. Dr. Pedro Vicente de Azevedo passou a administração da Província de São Paulo ao Exm. Snr. Doutor Barão de Jaguára no dia 11 de abril de 1889. São Paulo. Typographia a Vapor de Jorge Seckler & Comp. 1889, pp. 19-20.

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múltiples quejas y problemas que aparecían entre los inmigrantes y que se reflejaban en la prensa. Las quejas de los inmigrantes españoles se dejaron oir oficialmente ya desde 1889, a través del cónsul de España en Santos. A la Hospedería de Inmigrantes llegaban los fazendeiros para realizar contratos con los inmigrantes con el auxilio de los empleados e intérpretes oficiales para conseguir brazos para los campos agrícolas y para las industrias. Estos inmigrantes que llegaban a la Hospedería, bien de forma espontánea o por cuenta del Gobierno Federal o de la Promotora de Inmigración, se registraban en libros y listados que fueron perfeccionándose a medida que pasaban los años con la reforma de la escrituración en la secretaría de la Hospedería. Cada persona que llegaba era registrada con un número, de ahí que se llamen Libros de Matrícula. Son 109 libros de registros con fechas límite entre 1882 y 1930 que en su mayoría han sido microfilmados. También encontramos Listas de abordo, igualmente microfilmadas en su mayoría, que incluyen los inmigrantes entrados en el Estado de São Paulo de 1888 a 1978 y los emigrantes salidos, desde los primeros años del s. XX, hasta la década de 1950.

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VIDA DE LOS EMIGRANTES ESPAÑOLES EN BRASIL Este capítulo no pretende presentar de un modo exhaustivo el modo de vida de los inmigrantes en Brasil durante este periodo, sino mostrar a grandes rasgos y a partir principalmente de las noticias transmitidas por la prensa algunos aspectos de la misma. Debido a la amplitud del periodo y a la enorme extensión geográfica de este país donde se asentaron los españoles y donde tuvieron condiciones de vida muy diferentes según las zonas y según las condiciones personales, económicas y sociales de cada inmigrante, solamente es posible en un trabajo de esta extensión mostrar determinados aspectos de su vida, en lugares geográficos y épocas concretas. De un modo general podemos afirmar que el español no tuvo unas buenas condiciones de vida en Brasil durante el periodo que tratamos. Los medios de comunicación se hicieron eco de ello continuamente, con el fin de abrir los ojos a aquellos que querían emigrar y para que desistieran de su intento, aunque muchas veces lo hicieron de un modo exagerado y falso. Sin embargo, la visión que se da del emigrante en medios de comunicación españoles publicados tanto en España como en Brasil, difiere en muchas ocasiones de la información que encontramos en los periódicos y revistas brasileños de esta época. Mientras que en los primeros se suele alertar a los lectores de las malas condiciones en que se encuentra el emigrante español en Brasil, en aquellos medios escritos por brasileños desde este país, se elogia el modo en que los emigrantes son acogidos en él desde que llegan por mar a los diferentes puertos. Para el brasileño, la situación en la que se encontraba el inmigrante extranjero y en concreto el español, era mucho mejor que la que el mismo emigrante tenía en su lugar de origen, teniendo además grandes oportunidades de mejorar su situación social y económica. A modo de ejemplo, en el que se da una visión negativa del fenómeno de la emigración de españoles a Brasil, en 1883 un periódico de Lisboa publicaba una correspondencia de Brasil en la que se referían los tratos que recibían los españoles y de la cual se pueden extraer algunos párrafos: “Los emigrantes españoles que han ido a aquel país bajo la fe de halagadoras promesas, son víctimas de la más odiosa explotación, y tratados de una manera inhumana; a su lado, el último de los esclavos es digno de envidia. A consecuencia de esto ha habido algunos alborotos teniendo que intervenir la tropa. En la hacienda de Babilonia tuvieron que retirarse 50 colonos, todos de Canarias, y el resto, 62 hombres, mujeres y niños, fue socorrido por un agente de una estación del ferrocarril. La narración de un testigo ocular de estos hechos estremece. Veiase alli, dice, un cuadro desgarrador; mujeres que lloraban, niños plagados de miseria, trapos asquerosos. Interrogados algunos, he aquí los datos que suministraron: La comida no podía ser más miserable: medio kilo de carne, medio kilo de bacalao y otro medio de grasa para cada tres familias en ocho días. Todos estaban conformes en este hecho. Una mujer llamada Josefa, que se quejó de tan escasa alimentación fue maltratada de palabra y de obra. Antonio, Pedro Velázquez y Valentina fueron un día a pedir dinero a cuenta de lo que debían pagarles. El pago fue enviarlos presos.

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Es más: hacía seis meses que los colonos se veían obligados a trabajar durante el día y la noche: a la mayor parte se les debían tres meses de jornales. Hemos dicho que el último esclavo está mejor que estos colonos, porque siquiera al esclavo, como cuesta dinero, se le mantiene y se le cuida, mientras que solo se piensa en explotar al 206 colono o trabajador”.

Las noticias denunciando las malas condiciones de vida de los españoles en Brasil continuaron en los periódicos españoles a lo largo de todo el periodo estudiado. También diferentes personas en España lo comunicaban en conferencias y la colonia de españoles en Brasil solicitaba a los periódicos que se insertaran comunicados enviados por ellos para alertar a aquellos que querían emigrar a este país de los peligros que allí se encontrarían. Desde Brasil se alertaba a aquellos que querían viajar como emigrantes del trato que encontrarían en aquel país y de los peligros que entrañaba esta decisión. La colonia española domiciliada en Santos, Estado de São Paulo, en sus reuniones generales realizadas el 11 de marzo en los salones del Centro Español y 22 de abril de 1906 en el Rick Santista formuló la siguiente protesta, aprobada por todos los firmantes, para que fuera reproducida por la prensa española y para que llegara a conocimiento de todos aquellos que se dejaban deslumbrar con promesas fantásticas y se dejaban arrastrar hasta Brasil, y para que no se consintiera el engaño de los representantes, agentes o propagandistas de emigración para ese país y que no llegaran más emigrantes a Brasil que no tuvieran garantía de vida, trabajo y salario: “[La colonia española domiciliada en la ciudad de Santos] Protesta enérgicamente contra el censurable acto de las autoridades españolas, que permiten á los agentes de emigración enviar á los braceros españoles y sus familias para el Brasil, con una falsa propaganda de promesas, que no existen, sino miseria, el hambre de que son víctimas los infelices connacionales, no tan solo en la parte que se refiere á la falta de trabajo de cualquier especie, como también se ven rodeados de sufrimiento desde el día que embarcan en los vapores, adonde son conducidos como animales, porque los buques no tienen acomodación ni para la cuarta parte de las personas que en ellos se ven obligados á alojarse en sus inmundos aposentos, recibiendo la poca comida, preparada de la peor manera ya para ese fin, con géneros deteriorados que les causan muchas enfermedades, viéndose obligados á pasar mucha hambre, hasta que llegan al hotel depósito de emigración; allí la comida es peor y el alojamiento en el suelo. Llegados á las haciendas, se ven acometidos por constantes enfermedades, causadas por la insalubridad del clima y por la desnaturalizada crueldad con que son tratados por parte de los hacendados y capataces, que hacen trabajar al pobre colono más de lo que puede, dándole á él y á su familia un alimento tan insuficiente y tan malo que les obliga á sucumbir de la indigencia que se apodera de ellos; no pudiendo siquiera huir de la hacienda porque los patronos se lo impiden, mandando á capangas hombres por ellos asalariados permanentemente armados para ese fin, que apalean á los colonos que se atrevan á abandonar la hacienda, habiendo sido bastantes los atropellos de infelices emigrantes españoles que en aquellos bosques sombríos se tienen cometidos impunemente, por no poder soportar el trato que les dan en las haciendas y que se ven obligados á abandonar á las altas horas de la noche. Los hacendados tienen de tal forma instituido un régimen tan ganancioso, que el colono, cuanto más trabaja, más queda adeudando al patrón. La justicia para el emigrante no existe, y menos para los españoles, que al ir á reclamar sus derechos, los meten en las cárceles, porque el Gobierno pone toda la policía á disposición de los hacendados, para castigar á todos los españoles que encuentren á su paso sin responsabilidad ninguna, nada más que la ganancia del hacendado, porque existe una ley que faculta al 206

La Vanguardia, 24/07/1883, p. 4.

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hacendado que tenga la hacienda hipotecada, que no pague al emigrante en cuanto no pague su hipoteca. Las leyes son dictadas por los mismos hacendados que cada uno está transformado en un régulo feudal, como dueño y propietario de vidas y haciendas y producto del trabajo de los colonos. Pues que para conseguir sus viles propósitos de esclavizar á los infelices emigrantes no respetan niños, mujeres ni hombres, nada más que la ambición de enriquecer á cuenta de muchas vidas, debido al servilismo de las autoridades, que tienen el poder de hacer y deshacer con sus colonos todo cuanto se les antoje, sin que un átomo de responsabilidad les obligue á proceder más humanamente. Si el colono reclama sus derechos, es por el patrón (salvo raras excepciones) sometido á castigos físicos con exceso. Fuera de la hacienda es imposible encontrar trabajo; gran número de familias españolas vagan y duermen en las calles de villas y ciudades, sin encontrar pan ni abrigo, vendiendo la ropa que visten para alimentarse, y cuando no tienen que vender, las esposas y las madres, que ven sus hijos extenuados de hambre, venden sus propios cuerpos para poder alimentar á sus tiernos hijos, por lo cual vienen á caer en los hospitales con alguna enfermedad que las priva de tratar su familia. Es muy triste que abandonen una situación más ó menos sufrible y se arrojen á estas playas en busca de un paraíso imaginario que se transforma en desilusión para los mismos.” 207

Es cierto que todos los emigrantes no llegaban a Brasil con los mismos medios y preparación para poder afrontar las nuevas condiciones de vida y poder prosperar. Dentro del conjunto de las personas que se dirigieron a este país los había de diferente origen social y preparación así como de diferentes condiciones económicas, motivaciones que les habían llevado a emigrar y objetivos a conseguir en este nuevo país. Era sin duda, una base importante para afrontar la nueva realidad y la explicación en muchos casos de cómo algunos emigrantes tuvieron mayor éxito que otros. Indicaré a este respecto, un párrafo de la memoria de Mr. Thiesse, delegado del Gobierno francés, enviado a América del Sur para estudiar sus producciones, comercio y reflecionar sobre el problema de la emigración: “El emigrante, ha de reunir un valor á toda prueba, una inteligencia activa, una instrucción suficiente, un cuerpo robusto y una salud de hierro”.

Era necesario que además de la resignación y la paciencia, tuviera las cualidades de la sobriedad, la economía, orden, excelente conducta, perseverancia en el trabajo y necesariamente disponer de algún capital. Solamente si el inmigrante reúne todas estas características alcanzará seguro el mismo éxito que habría alcanzado en su país con el mismo esfuero, trabajo y capital. Según Mr. Thiesse, solamente uno entre millares de todos los emigrantes que se dirigían a América contaba con estas características y podría salir a flote en su nuevo destino y ello explicaría el fracaso y las amarguras que sufrían casi todos los emigrantes.208 El choque cultural que golpeaba al emigrante español al llegar al nuevo país era muy fuerte, cualquiera que fuera la provincia española de la que procediera. Una muestra de ello, la vivía en el mismo barco que le llevaría a Brasil, donde viajaban amontonados emigrantes de diferentes nacionalidades. Al llegar a este país, el emigrante español 207 208

Diario de Navarra, 30/06/1906, p. 1. La Nueva Lucha, 13/07/1889, p. 1.

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debería acostumbrarse a la convivencia con una cultura, o mejor dicho, con una serie de culturas completamente diferentes a la suya. Emigrantes de distintas partes del mundo habían ido llegando y asentándose en todo el territorio nacional y principalmente en São Paulo antes que él, a excepción de los japoneses que llegarían solamente a partir de la segunda década del s. XX y así el español, tendría que aprender a entender diferentes comportamientos manifestados por judíos de otros países que al llegar se constituyeron en un fuerte grupo social, italianos, portugueses, alemanes, rusos, libaneses, japoneses y brasileños mismos, por solo citar algunos grupos sociales. Diferentes formas de expresarse, distinto modo de vida que entrañaba diferencias muchas veces insalvables en las costumbres alimenticias, sanitarias, higiénicas, educativas y de ocio y la sociabilidad de los grupos étnicos que convivían en el mismo espacio geográfico, bien fuera rural o urbano, hacía que cada grupo social se replegara en sí mismo formando guetos donde convivirían y trataran de reproducir los esquemas de vida del lugar de origen. Sorprende sin embargo, que los españoles, a diferencia de los otros grupos de inmigrantes mayoritarios, no se constituyó en un grupo social tan visible y fuerte como pudieron hacer los japoneses, italianos, judíos o alemanes. El español, si bien en un principio intentaba rodearse de los suyos, al paso de las generaciones ha ido perdiendo sus rasgos de su identidad en Brasil al contrario que muchos de los otros grupos de procedencia extranjera que hoy todavía mantienen sus costumbres, fiestas, gastronomía, vestimenta, lengua, religión y un sin fin de rasgos propios identificativos. Es el origen, sin duda, del acomodamiento rápido del brasileño ante cualquier situación adversa, su increíble capacidad de adaptación y su habilidad para escuchar al prójimo y comprender que existen numerosas maneras de ver las cosas, que se traduce en su alejamiento de cualquier enfrentamiento directo con los demás y en el “tudo bem” omnipresente en la vida del brasileño. Sin embargo, no siempre fue así y la situación actual es el resultado de décadas de evolución desde un primer momento en que los prejuicios hacia el otro que era diferente eran grandes y los enfrentamientos entre unos y otros, y entre ellos y el elemento brasileño también era notorio. La mejor muestra de asimilación de las diferentes culturas que han convivido en este país es ver la constitución de la mayoría de las familias brasileñas de hoy en día, donde conviven razas diferentes y en donde se pueden encontrar miembros de origen asiático, africano o europeo y la cantidad de negocios o actividades que se realizan entre personas de religiones enfrentadas en otros lugares del mundo, pero no en este país, como judíos y musulmanes. Creo que una buena visión general de las condiciones de los españoles en Brasil nos la transmite un informe presentado en 1928-1929 a la Subdirección General de Emigración que al ser realizado al final del periodo estudiado, nos puede dar una mejor idea de la evolución del inmigrante español en esta época, informe que paso a transcribir íntegramente: “La situación de los emigrados en el Brasil presenta varios aspectos, según las actividades a que se dediquen. En Río de Janeiro nuestros compatriotas son con preferencia mozos de café o restaurante. Muchos han llegado a ser propietarios, algunos, muy pocos, de establecimientos de importancia, y la mayoría de cafetines o pequeños restaurantes. Un camarero de Río suele ganar 15.000 reis, que, al cambio de 0,70 pesetas, es equivalente a 10,50. La vida, como en todas las grandes ciudades, es cara. El trabajo como mozo de café dura doce horas.

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Hay también en Río españoles dedicados a otras faenas; pero son los menos, y entre éstos predominan los cargadores y los simples jornaleros. Los trabajadores en ferrocarriles, carreteras, etc., no ganan más de 7.000 reis (4,90 pesetas), y por fuerza su vida es mala, por cuanto en las grandes extensiones desiertas que atraviesan las vías de comunicación en Brasil no hay fáciles medios de subsistencias, ni albergues adecuados. Así, las casas en que viven los obreros son miserables chozas con carácter provisional. Las afueras de la ciudad, tanto en Santos como en Río, Bahía y Recife, son pantanosas, y el paludismo hace bastantes víctimas. Repetimos que la profesión a que preferentemente se dedican los españoles es la de camarero de café, entre los que no se nota malestar. En Santos nuestros paisanos suelen dedicarse a las mismas faenas que los establecidos en Río, encontrándose entre ellos algunos comerciantes. En Bahía, por lo general, son pequeños comerciantes, casi todos ellos del gremio de ultramarinos y hoteleros y mozos de fonda o de café. En Recife apenas hay colonia española, siendo también la mayoría de los que la integran camareros, pequeños comerciantes y algún chauffeur. Casi todos los emigrados a estos lugares son gallegos, que tenían allí parientes o amigos. Apenas van a buscar trabajo al campo, por los miserables jornales que en él se pagan y la competencia de las razas inferiores. En Bahía encuentran nuestros emigrados una buena Asociación que les atiende en trance de enfermedad. Dándose el caso de que casi toda la colonia pertenece a ella, puesto que tienen buen cuidado los patrones de asociar a ella al recién llegado. La emigración a esta parte de Brasil es casi toda de llamada. En São Paulo se advierte más miseria entre nuestros connacionales, a pesar de que en estos últimos tiempos se ha mejorado mucho. Y esto que São Paulo es el Estado del Brasil que mejor paga al obrero agrícola. En los Estados de Parahyba y Sergipe los jornales del obrero agrícola son de 1.500 reis, sin comida (1,50 ptas.). En Amazonas, Pará, Ceará, Río Grande de Norte, Alagôas, Bahía, Río Janeiro, Santa Catharina y Goyaz los jornales del obrero del campo son en muchos casos de 2.000 a 2.500 reis (1,75 pesetas), sin comida. En São Paulo los jornales rurales oscilan entre 3.000 y 8.000 reis (2,10 y 5,60), siendo el más frecuente 6.000 reis (4,20). El núcleo más grande de los emigrados españoles se encuentra en São Paulo (capital); se dedican a todas las profesiones, y principalmente a la de camareros; hay también comerciantes y “fazendeiros”; pero el mayor número de emigrados se halla en el interior de este Estado, diseminados en pequeños grupos, casi siempre en las márgenes del “sertão” (selva), por lo que son preferidos a los trabajadores de otros países, menos arriesgados y animosos. El obrero español, que es tenido allí como revolucionario, es, sin embargo, querido, porque llega a trabajar hasta el límite de la selva, donde pocos hombres se atreven a ir por temor a las enfermedades, contra las cuales carecen de medios para combatirlas. De los 219.142 habitantes españoles que, según el último censo, residen en el Brasil, 171.289 estaban en São Paulo, y en su capital vivían 24.702. Es, por lo tanto, en las “facendas” de São Paulo donde hay que ir a buscar al emigrado español. Por las condiciones del contrato de colonato, más corriente en dichas “facendas” se distinguen varias clases de trabajadores: los “emprenteiros”, que son aquellos que, mediante una cantidad alzada, se comprometen a cuidar, hasta su formación, una determinada cantidad de pies de café, beneficiándose con el fruto durante los años que señale el contrato. Es una buena forma de trabajo; pero tiene el inconveniente de que es preciso para emprenderlo el disponer de algún capital para pagar a los “camaradas” que le ayuden a cuidar las plantaciones del cafeto.

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Los colonos, otra clase de trabajadores de las “fazendas”, perciben hoy 350.000 reis al año por cultivar 1.000 pies de café, calculándose que un colono puede cultivar hasta 2.000 pies, con lo que viene a ganar 490 pesetas al año, cantidad que no les permite vivir. Pero el colono tiene, además, otras concesiones fuera del salario. Desde luego, la cantidad que se le paga por el trabajo que realiza es muy pequeña, ya que por el disfrute de mala casa y por el percibo de dicha suma tiene que trabajar 48.000 metros cuadrados de terreno, que es lo que ocupan los 2.000 pies de café. Claro está que los trabajos del campo son más fáciles que en España, no realizándose ninguna labor de fondo. El trabajo a que se obliga al colono es a la llamada “carpa” y a la recolección, si bien ésta se paga por separado, a razón de 2.500 reis por saco de café. La “carpa” consiste en limpiar el terreno de malas hierbas. Generalmente se hacen cinco “carpas” al año, durando cada “carpa” unos quince días; el resto del tiempo queda a disposición del colono para dedicarse a laborar en las tierras o cultivos que se le hayan concedido, y si es necesitado por la “fazenda”, recibe un jornal de 6.000 reis. Hay, sin embargo, “fazendas” donde se hacen hasta siete “carpas”, porque la vegetación es en algunos lugares tan abundosa y exuberante, que basta un solo día de agua para cubrir de hierbas el suelo, siendo entonces difícil la situación del obrero, comprometido por aquella retribución a extirparlas. Las otras ventajas de que hablamos antes consisten en la cesión de terrenos, donde se le deja cultivar por su cuenta. Esta concesión no implica que no esté explotado, por cuanto se le paga el trabajo que realiza para otros de una manera miserable, y si puede vivir merced a ese suplemento, es a cuenta de realizar en los momentos libres un esfuerzo aniquilador. Se distingue en las “fazendas” el cultivo del cafeto nuevo y el del cafeto viejo. En Campinas casi todos los cafetales son viejos, y en Bautú casi todos nuevos. Mientras el café no llega a los tres años, los “fazendeiros” permiten plantar, entre pie y pie, maíz, arroz y “feijão” (judías); cuando los cafetales pasan de los tres años no se permite esa plantación, y el dueño de la “fazenda” proporciona a sus obreros tierras aparte. La cantidad que percibe el colono disminuye según sean las tierras y el cultivo que le dejan realizar. Así, sembrando “feijão” entre pie y pie, suele recibir 350.000 reis al año por 1.000 pies de cafeto que trabaja; sembrando maíz, 250.000 reis, y sembrando maíz a dos carreras o arroz entre pie y pie, 150.000 reis. No obstante la disminución de retribución en estos casos, el obrero que mejor se defiende es aquel que tiene la suerte de que le dejen plantar entre pie y pie de café; y aún hay casos en que llega a vivir con holgura, porque trabaja al mismo tiempo el cafetal y sus propios cultivos. Pero cuando el obrero tiene que cultivar sus productos por separado, malamente ganará para vivir, porque después de la fatigosa tarea en el cafetal poco podrá trabajar a su beneficio en las tierras cedidas. Los “fazendeiros” abren créditos a sus colonos en almacenes que no son de su propiedad. Ha desaparecido en las “fazendas” la obligación de consumir en el almacén del “fazendeiro”, y aún cuando en algunas existe almacén, como el obrero tiene libertad para poder comprar donde quiera, y los camiones de la “fazenda” les llevan sus compras, la existencia de este almacén se convierte en beneficiosa para el obrero, porque expuesto a la competencia del exterior, procura mejorar los precios. No obstante, aunque la situación ha mejorado respecto a este particular, es casi seguro que los créditos que abren los “fazendeiros” a los colonos algo han de valer a sus administradores, ya que se reservan el derecho de señalar el almacén donde el colono ha de comprar. Ha desparecido el “capanga” (capataz indígena, verdadero cabo de vara), y nuestros emigrantes han aprendido a defenderse contra las cuentas excesivas, huyendo de la “fazenda” cuando tienen una deuda grande. La situación hoy es excepcional. Existe gran demanda de brazos porque el café está valorizado, y los “fazendeiros”, sin alterar el salario del colono, por miedo a tiempos peores y no poder

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reducirlo después, hacen algunas concesiones, y hasta puede decirse que tratan de ayudar al obrero que les es necesario. Les procuran –siempre a crédito- cerdos, gallinas, etc., con lo que el obrero va haciendo alguna economía. Los “fazendeiros” están obligados a pagar las cuentas que los colonos tuvieren en la “fazenda” que dejaron para ir a instalarse a otra, y ante la escasez de brazos, hay muchos “fazendeiros” que se prestan a ello. Además de los “emprenteiros” y colonos, laboran en las “fazendas” los llamados “camaradas”, que son los que trabajan a jornal, ganando cinco a seis mil reis (3,50 a 4,20 pesetas), con casa y sin comida, ni derecho a plantar. El aspecto de la mayoría de los colonos, rotos y sucios, es miserable. Se visten generalmente con un pantalón cuyo primitivo género no hay manera de averiguar y una camiseta hecha jirones; no llevan zapatos, lo que es causa de adquisición de algunas enfermedades. La vivienda que se facilita en las “fazendas” a los colonos ha mejorado en general. Muchas “fazendas” tienen ya casitas para obreros en buenas condiciones. En Campinas son de cemento, y el defecto principal que en ellas encontramos es que tengan suelo de tierra y carezcan de salida de humos, con lo que el colono vive siempre entre humedad, y la casa presenta un aspecto sucio. En verdad sea dicho, de esta suciedad tiene también alguna culpa el colono. En Baurú las casas son de madera, y la vivienda está separada del suelo por medio de pontones. Desde luego son más higiénicas, por tener el piso de madera. Los obreros que peor se defienden son aquellos que no tienen hijos que les ayuden en las faenas, y el caso más lastimoso es el de quien, no habiéndose dedicado jamás a la agricultura, va engañado al interior de São Paulo. Las noticias recogidas de los emigrados son contradictorias. Al lado de uno que se queja de lo poco que gana, hay otro en la misma “fazenda” que ya tiene algún dinero ahorrado. Pero todos ellos sienten la nostalgia de la tierra y todos querrían volver a España. La comida, monótona, compuesta solamente de arroz, “feijão” y harina de mandioca, a lo que añaden un poco de tocino para darle sabor, tiene culpa también de las quejas del obrero agrícola. La vida, además, transcurre sin alegrías; viven siempre aislados en el campo, alejados de los centros de población y con malos caminos para poder trasladarse de un sitio a otro. Un bienestar sólo pueden alcanzarlo aquellos que, dotados de una fuerza de voluntad extraordinaria, se imponen un metódico ahorro, a costa de mil sacrificios y privaciones, y trabajan obstinadamente para salir de ese medio o sucumbir, según las fuerzas físicas de cada uno. Ya hemos dicho que nuestros emigrados procuran ir, en su ansia de ganar más, hacia los límites de la selva, que es donde mayores lucros se consiguen; pero que es donde más se exponen. El tracoma, el paludismo, la lepra, la fiebre amarilla, la peste bubónica, la viruela, el beriberi, enfermedades del aparato digestivo, el cáncer, etc., abundan en todo el país, y en aquellas avanzadas singularmente. En las márgenes del “sertão” no hay médicos ni medicinas, y el que enferma y se ve en la necesidad de llamar a un médico, tiene que pagarlo muy caro. Dos contos se atrevió a cobrar un médico a un enfermo de tracoma. En algunas “fazendas”, generalmente cerca de las ciudades, se descuenta al colono una cantidad (3.000 reis al mes) para pagar al médico. Algunas veces la ignorancia de esta gente les hace caer en graves descuidos. En Campinas, uno de estos obreros, a pesar de haber pagado el médico, tenía tres hijas pequeñas enfermas de tracoma sin preocuparse de sus sufrimientos. El estado sanitario del país es aún peor en Bahía.

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Continúan los abusos por parte de algunos de los “fazendeiros” que se retrasan en el pago de los salarios, no cumplen el contrato, etcétera, etc. Hay en la ley que protege a los obreros dos disposiciones arbitrarias que dejan al trabajador a merced del patrono: la facultad de poder los “fazendeiros” multar al colono y el que los contratos terminen con el desparramiento del “cisco”. Es anómalo que una ley de este carácter pueda dejar en mano de una de las partes interesadas el castigo de la otra por incumplimiento del contrato. En cuanto a la terminación del contrato con el desparramiento del “cisco”, fácilmente se advierte que es un medio de que se vale el patrono para que el obrero no pueda dejar la “fazenda”; porque, retrasando aquel desparramiento, impide que el colono llegue a tiempo a otra “fazenda” a que le conviniera trasladarse para realizar sus plantaciones, por lo que se ve obligado a continuar en la de él, a no ser que prefiera pasar un año de hambre. Es tanto más de lamentar lo que acaba de consignarse en cuanto probado está, y de ello hay pruebas convincentes, que lo mismo el Ministro de Agricultura que los Directores de los servicios de este Departamento, hállanse siempre propicios a atender cariñosamente cuanto con el emigrante se relacione para defenderles de las rapacerías de los “fazendeiros” poco escrupulosos. El “Patronato Agrícola”, que tiene por objeto la protección del colono contra los abusos de los “fazendeiros”, muestra los mejores deseos de poder ser útil. El director, que es un amante de España, ha confesado que la actuación del Patronato tropieza en algunos casos con dificultades para cumplir su buen propósito cuando son los “fazendeiros” denunciados personas que militan en la política del país. Sin embargo, se han tramitado muchos expedientes, de los que resultó hacer justicia al obrero. Bahía.- Coste de vida y salarios.- Los salarios varían entre 200.000 y 700.000 reis, comprendiendo en esta escala los obreros especializados y los dependientes de comercio. Los simples braceros ganan de cuatro a seis mil reis diarios, y las criadas de 30 a 50 mil reis mensuales, con hospedaje. La estancia y alimentación en las fondas para obreros solos cuestan al mes 150.000 reis, y un cuarto en casa particular para un obrero soltero, sin pensión, 30.000 reis mensuales. Los precios de los artículos alimenticios son los siguientes: Pan, 1.600 reis kilo; harina de trigo, 1.200 reis por kilo.; harina de mandioca, 600 reis kilo; mantequilla, de ocho a 12 mil reis kilo; aceite, 8.000 reis kilo; manteca de cerdo, tres a cinco mil reis kilo; carne, 1.400 reis kilo con hueso; tocino, 2.500 reis kilo; azúcar, 1.000 a 1.500 reis kilo; patatas, de 1.000 a 1.500 reis kilo; arroz, de 1.000 a 1.500 reis kilo; habichuelas, de 800 a 1.200 reis kilo; litro de leche, 1.400 reis; huevos, de 2.000 a 3.000 reis docena. Un traje de hombre, de 100 a 500 mil reis; camisas, de seis a 50 mil reis. Traje de mujer, de 20 a 200 mil reis en adelante; sombrero para hombre, 20 mil reis; de fieltro, de 20 a 100 mil reis; zapatos, de 40 a 100 mil reis. Un soltero necesita 150 mil reis mensuales en adelante. Un matrimonio sin hijos, desde 200 mil reis, y una familia de cuatro miembros, desde 350.000 reis. Son solicitados los obreros especializados; pero con los salarios actuales resulta difícil competir con la frugalidad y falta de necesidades del indígena.”209

209

“Informaciones para emigrantes. Mercados de trabajo, coste de vida, salarios y jornales. Condición legal de los extranjeros en los países de inmigración. En: SUBDIRECCIÓN GENERAL DE EMIGRACIÓN: Boletín de la Subdirección General de Emigración, tomo II (1928-1929). Madrid. Imprenta de los hijos de Tomás Minuesa de los Ríos, 1929, pp. 404-410.

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Contra esta información, Brasil protestó de la siguiente manera: “[…] MEMORANDUM DEL EXCMO. SR. D. LUIS GUIMARAES, MINISTRO DEL BRASIL, PRESENTADO AL GOBIERNO DE SU MAJESTAD CATÓLICA, EL 29 DE ABRIL DE 1929. El número 5 del Boletín de la Subdirección general de Emigración, tomo II, página 404 y siguientes, contiene un minucioso relato sobre la situación de los colonos españoles en el Brasil. Los comentarios que inserta, tanto los referentes a la vida de los colonos como los relativos al estado sanitario del país y a ciertos pormenores de la moralidad administrativa brasileña (páginas 408 y 409), produjeron la más desagradable sorpresa al Gobierno Federal, provocando inmediatas protestas de la Prensa, de la Liga Agrícola de San Pablo, del Patronato Agrícola, de la Sociedad Rural y de otras instituciones similares. Sin duda, el redactor del Boletín, órgano oficial del Ministerio de Trabajo, fue sorprendido en su buena fe, yendo a beber en fuentes equivocadas las noticias que después ha divulgado. La verdad es completamente distinta y bastaría el conocimiento, aunque superficial, de las leyes brasileñas para saber que los emigrantes gozan, desde que entran en el Brasil, de todo el amparo legal, moral y administrativo. La cuestión inmigratoria, regulada por las disposiciones de la ley número 4.247, del 6 de enero de 1921, y los preceptos del reglamento a que se refiere el decreto 16.761, de 31 de diciembre de 1924, también ha sido objeto del máximo celo por parte de las autoridades brasileñas. En cada colonia establecida por el Gobierno recibe el colono un lote de tierra de 25 ó 50 hectáreas (según la distancia a que se encuentre de las vías de comunicación, fluviales y terrestres), pagadero de una sola vez, a precio módico, si no le faltan recursos para ello; y en cinco o diez anualidades, a contar del primer día del tercer año de residencia, en caso contrario. Para su primera instalación se le suministra gran cantidad de plantas y semillas; durante los seis primeros meses de residencia le es permitido, sin carga alguna, el uso de máquinas, animales e instrumentos de agricultura; durante cinco años consecutivos las empresas de transporte le conceden una reducción del 50 por 100 sobre las tarifas vigentes, con el fin de facilitar el comercio de los productos de la colonia. Dispone el inmigrante de contratos de trabajo leídos y firmados en presencia de los fiscales del Gobierno; dispone de viajes gratuitos para sí y para sus familias a la llegada al país, de asistencia judicial, de higiene rural, y en virtud de las leyes de 5 de enero de 1904 y de 29 de diciembre de 1906 las deudas contraídas con los colonos son privilegiadas, debiendo el producto de la cosecha satisfacerlas antes que cualquier otra. Todos los cuidados los rodean, todos los obstáculos y dificultades le son removidos. Es de brazos abiertos, y por medio de doctrinas amplias y generosas, que el Brasil los acoge y, como a todos los demás extranjeros, les garantiza la libertad, la propiedad y la seguridad individual. Ocúpase también la ley brasileña de la salubridad de las tierras destinadas a colonias, de su fertilidad, de su proximidad a los ríos y a los caminos, de su abundancia de agua potable, de los procesos de irrigación capaces de satisfacer las exigencias de los trabajos agrícolas y la comodidad de los trabajadores. Todas estas medidas, que se han perfeccionado con el tiempo, explican la gran corriente inmigratoria desde los años de independencia hasta nuestros días. En cien años de vida soberana ha recibido el Brasil, cuya población es de 42.637.000 habitantes, más de 4.000.000 de emigrantes de diversos países. En el caso presente, la histórica amistad que liga al Brasil con España, y que en esta esclarecida fase de política iberoamericana conviene intensificar, así como la simpatía manifestada siempre por el pueblo brasileño hacia todo lo que de España proviene (véanse los himnos entonados a sus valientes aviadores, la asistencia del Brasil a la Exposición de Sevilla, la fundación de la Casa de Cervantes), alejan cualquier hipótesis de abuso o tiranía contra colonos españoles, de malos

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tratos infligidos, de despojo franco y cruel, para citar las mismas palabras que en otro número del referido Boletín creyó deber escribir el mismo redactor. En la colonia española domiciliada en Brasil, compuesta de 574.308 residentes, y no de 719.142, como prefiere la aludida publicación en la página 405, abundan los propietarios, capitalistas, comerciantes y labradores bien instalados y en franca prosperidad. Causan verdadero espanto las informaciones de que el aspecto de la mayoría de los colonos, rotos y sucios, es miserable (página 407, al final). Sólo en el Estado de San Paulo poseen los españoles 10.000 propiedades por valor de 100.000.000 de pesetas; después de Italia, Portugal y Alemania, la nación española es la que más industrias explota en el Brasil. En febrero último la estadística oficial acusaba la existencia de 267 establecimientos industriales españoles, con un valor de 5.880 contos. Si el Brasil fuese el lúgubre país retratado en la página 408, esto es, una tierra invadida por la tracoma, paludismo, lepra, fiebre amarilla, peste bubónica, viruela, beriberi, enfermedades del aparato digestivo, cáncer, etc. (el etcétera también figura en el Boletín), no acudirían seguramente a sus playas, en número siempre creciente, los laboriosos súbditos de Su Majestad católica (9.070 en 1927); ni millares de extranjeros lo visitarían en todas las épocas del año, ni tendría la honra de ser elegido, como tantas veces ha sucedido, para sede de conferencias, congresos, asambleas o festivales deportivos; ni jefes de Estado, miembros de familias reales, políticos, escritores, sabios, artistas, periodistas, misiones de todo género, viajantes de todos los continentes buscarían el esplendor de su civilización y el encanto de su hospitalidad.” 210

Estos dos últimos artículos son una muestra más de las diferentes opiniones que aparecían en los medios impresos de la época, sobre la situación de los inmigrantes españoles en Brasil.

210

La Emigración española, 20/11/1929, p. 965.

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LA ACTIVIDAD CONSULAR ESPAÑOLA Es importante el estudio de la actividad consular en Brasil durante esta época, ya que del análisis de la documentación contenida en sus registros, se pueden entender cuáles fueron los problemas y necesidades de la comunidad de emigrantes españoles que existía en las principales demarcaciones consulares, como eran San Pablo (São Paulo) y Santos, Rio de Janeiro, Pará o Bahia.211 No era fácil en la época desempeñar la actividad de cónsul ni de funcionario de los consulados. Estos funcionarios soportaban numerosas quejas de la población española en Brasil, que muchas veces los veía como contrarios a sus intereses. Una noticia aparecida en un periódico español publicado en Brasil a principios de este periodo refleja la imagen que se tenía de muchos cónsules de España: “Cosas consulares. Falta de patriotismo. Defectos e ignorancia. El último indulto. Un cónsul aprovechado. Súbditos españoles espoliados, burlados y escarnecidos. Fundadas reclamaciones. Urge el remedio. El patriotismo de algunos representantes de España en el Brasil es invisible é impalpable: nadie puede alabarse de haber conocido su naturaleza; jamás hubo quien apreciara sus formas. Rígidos, graves, altivos, majestuosos casi, en el desempeño de los (sic) funciones ante sus representados, de éstos reciben sus ofrendas con altanería y sus reclamaciones con desdén. Aceptan su oro, porque consideran un deber el tributo; rechazan los apremios al cumplimiento de los encargos que de ellos dependen, porque eso rebajaría la dignidad de su poco menos que sagrado ministerio. Los representantes de España no son aquí funcionarios políticos ó administrativos, hombres que encarnan el derecho legislado, españoles convertidos en adalides de sus compatriotas, hermanos de sus hermanos de nacionalidad. No: son Césares de secano, tiranos trasnochados, dioses en miniatura que pretenden disponer á su antojo de la suerte de las criaturas. Lo han visto todos nuestros compatriotas y lo hemos visto nosotros: jamás esos seres superiores se han dignado escuchar los ruegos del que pide, aunque pida con justicia, ni se han dignado descender de sus olímpicas alturas y amparar el derecho del oprimido y del necesitado. El único contacto que se han dignado tener con la Colonia ha sido para recabar el pago de alcabalas y para aceptar sus alabanzas. Así, quedamos ayunos de justicia, de beneficios y de amorosas solicitudes; estamos, en cambio, ahítos de exigencias y de desdenes. Nada, nada, nada de lo que á esos señores respecta, pues, sorprende ya á los españoles que estamos en el Brasil, acostumbrados á las imposiciones y á los desafectos de tales autoridades, convertidas en enemigos del pueblo. Entre esos nadas se halla un algo muy curioso ocurrido con el Sr. Cónsul general en Rio de Janeiro, que obliga á entonar ¡hosannasǃ á tan cabal autoridad. Recordémosle: Ni lejano ni cercano se halla el tiempo en que el actual monarca español D. Alfonso XIII concedió un indulto á los mozos que dejaron de cumplir la ley del servicio militar. 211

El fondo documental de los consulados españoles en Brasil, se encuentra en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid, así como en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares.

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La patriótica determinación de S.M., al ser puesta en práctica por algunos funcionarios del cuerpo consular, entre los que se halla en primer lugar el aludido Cónsul de Rio, no quisieron ser menos que el Rey de España, y si él concedió un indulto amplio, ellos con un patriotismo digno de loas, lo rectificaron ó lo negociaron. Lo rectificaron ó lo negociaron decimos, porque no de otra manera puede darse á comprender lo que hicieron. D. Alfonso, y con él su Gobierno, al dar el indulto, explicaron con claridad meridiana los trámites que para su adquisición se necesitaban y el costo de la solicitud que había de elevarse á la autoridad competente. 1 peseta, ó su equivalencia en moneda extranjera, era el gasto de la solicitud de indulto, por el papel sellado correspondiente. Y no una peseta, ni un duro, ni un doblón, fue la cantidad que se exigió en el Brasil á los solicitantes. Hubo Vicecónsules que la cobraron a razón de 12$, 14$, 20$, 30$, y aún más; el Sr. Cónsul general en Rio de Janeiro, como era de prever, mostróse muy digno director de las autoridades subalternas, y no solo no rebajó la dignidad de la solicitud al precio vil que el Gobierno mandaba, sino que discurrió un medio de elevarle á lo imposible: obligó á los mozos á presentar, acompañando á la solicitud, ¡un certificado médicoǃ Aquella gracia de S.M. llegó á convertirse para algunos mozos, por causa de Ministros, Cónsules y Vicecónsules, en una mueca burlesca, pues tuvieron que comprar aquel favor en subasta pública y á dinero contante, con el cual hubieran podido alimentar durante mucho tiempo á toda su familia. A fuerza de protestas de la Prensa española de S. Pablo, y á fuerza de requerimientos de la Logia Fraternidad Española en Rio de Janeiro, fueron rebajados los precios, como si se tratara del de las acciones de algún Banco á punto de declararse en quiebra. Y era cosa de observar que si hubo gran disparidad en la exigencia del importe de las solicitudes por parte de todas las autoridades españolas en el Brasil, cobrando cada una lo que bien le plugo, no lo fue menos luego, al efectuar la rebaja. Para no faltar á la verdad, y para honrar debidamente á quien lo merece, diremos que el Sr. Cónsul general en Rio es el que mantuvo siempre, antes y después de las protestas y de los requerimientos, la tarifa más elevada de precios. Costando más las solicitudes hechas por intermedio de aquella alta autoridad que por intermedio de las que son más bajas, se sobreentiende que el servicio había de ser más perfecto. ¡Vaya si lo ha sidoǃ Algunos señores Vicecónsules -que todavía no han podido llegar á comprender que para ser buena autoridad española en este país la primera y más apreciable condición es la de tratar á puntapiés, despreciar y no dar oídos á sus compatriotas- tuvieron la debilidad, así como recibieron los informes de los expedientes, de dar aviso de ello, por medio del periódico español (que nada cobra) y aun por medio de cartas particulares, según el punto, á los interesados. El estimado sr. Cónsul general, se supone lo había de entender de otro modo: deseando prestar un nuevo servicio á la colectividad, después de hacerla pagar á precio de oro el indulto, ha declarado que el que quiera noticias de las solicitudes extendidas por él, que vaya á ver la lista que tiene en su despacho de Rio, ó que mande allá á persona competente, para que se entere. Nada de periodismo, nada de dar noticias por medio de los periódicos, nada de cartas; eso es viciar á la Colonia, pervertirla, hacerla olvidar que lo que mucho vale, mucho cuesta.

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Hemos dicho que el patriotismo de algunos representantes de España en el Brasil es invisible é impalpable: que hable el indulto á prófugos; que hablen las cédulas de inscripción; que hablen los espolios; que hable la peseta, la escualida peseta, mandada cobrar por el Sr. Cónsul general, á razón de 1$000 reis, cuando solo se cotiza á 570 reis y cuando el franco solo cuesta 640ǃǃǃǃ Sí, el patriotismo es invisible é impalpable. 212

Es… en cambio, negociable y cobrable.”

Muchos cónsules a su vez, dirigían numerosas quejas al Ministro de Estado en relación al alto coste de la vida en Brasil, al escaso presupuesto asignado para instalaciones consulares y pago de sus funcionarios, a la dificultad de las comunicaciones y en definitiva, a la gran complejidad que existía para el desempeño de las funciones consulares. La documentación que se conserva, muestra cuáles eran los problemas principales de los emigrantes en cada demarcación y como estos problemas se trataban de solucionar. Así, la mayor parte de la correspondencia se refiere a expedientes de quintas, solicitudes de pensiones, inscripciones de súbditos, legalizaciones, solicitudes de certificados como los de nacimiento o defunción, abonos de viajes de repatriación, fes de vida, noticias sobre defunciones, noticias sobre paraderos, despachos sobre la salud pública en cada distrito, notificaciones de embarque, informaciones a herederos para el cobro de herencias, etc. Desde estos consulados se remitían al Ministerio de Estado balances de caja, libros y registros de recaudación, cuentas detalladas, etc. Muchas cartas de los cónsules españoles en Brasil fueron publicadas en los periódicos y revistas españolas de la época, para prevenir y orientar a los emigrantes sobre los peligros que entrañaba dirigirse y asentarse allí. En el año 1916 fue publicado en diferentes periódicos de las provincias españolas, una carta del cónsul de España en Rio de Janeiro, D. Román Oyarzun, dirigida a los emigrantes: “La Emigración al Brasil. Consejos de un Cónsul español. Río de Janeiro, octubre de 1915. No es de mi incumbencia el discutir las ventajas o inconvenientes de la emigración española al Brasil, y sí lo es, en cambio, el registrar aquellos hechos que por su importancia deben ser conocidos de mis compatriotas por derivarse de ellos muchas y muy prácticas enseñanzas. La carencia total de nociones geográficas en que viven las clases proletarias, en general, es causa de que a veces emigren miles de infelices paisanos (clandestina y no clandestinamente) desde las regiones salubérrimas de España a las más insalubres y peligrosas de esta extensísima República (la superficie del Brasil es casi igual a la de Europa). Muchos de ellos se encaminaron en años pasados a los Estados de la cuenca amazónica, que es, sin género de duda, una de las más insalubres de América, para allí perecer en proporción desoladora, víctimas del pésimo clima, de la mala acomodación, de las epidemias propias de aquellas regiones y endémicas en ellas… ¡Cuántas cartas se reciben de España en los Consulados y Viceconsulados de la nación, en el Brasil, preguntando por el paradero de seres queridos que rindieron tributo a la muerte en los ríos y selvas de la cuenca vastísima del Amazonas! Por esta razón creo cumplir un deber patriótico al llamar la atención, una vez más, de mis connacionales y de recomendarles que, si deciden emigrar al Brasil, eviten en general la zona Norte de esta República y, sobre todo, el interior de dicha zona, donde, además de ser el clima muy malsano, existen pocos medios de vencer las enfermedades peligrosas que allí se desarrollan, poniendo en grave riesgo las vidas de sus escasos moradores. 212

La Voz de España, São Paulo, 19/03/1908, p. 1.

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Si las grandes Empresas exploradoras de las riquezas de aquellos riquísimos parajes necesitan brazos para realizar grandes obras y amasar fortunas, que los traigan de sus respectivas naciones, o si quieren que vengan de otras, que los doten de viviendas higiénicas, de alimentación apropiada al clima, de cuidados médicos y clínicos perfectos; en una palabra, que hagan habitable el territorio donde el obrero debe trabajar, antes de exponerlo a una muerte casi segura. El número de españoles que han muerto en las obras del ferrocarril Madeira-Mamoré es desconocido; pero se sabe que fue muy grande. Si se conocieran las cifras exactas, de seguro producirían espanto é indignación; pero debe advertirse que gran parte de la culpa y responsabilidad de esa hecatombe de paisanos que allí se inmoló en beneficio ajeno, es de ellos mismos, pues allí fueron contra toda clase de advertencias, consejos y hasta prohibiciones de las autoridades españolas, según he sido informado. El español que emigra al Brasil debía, en interés propio, escoger para su establecimiento en este país aquellos Estados, zonas y regiones que gozan de clima más moderado y saludable para disfrutar, por lo menos, de cierta garantía de salud y, claro es que, en general, reúnen tanto mejor dichas condiciones los Estados (o provincias) cuanto más distantes se hallan del Ecuador y cuanto más elevados están sobre el nivel del mar; esto es del dominio de cualquier persona medianamente culta. Otra advertencia, también importante y que me ha sido sugerida por hechos que se repiten con cierta frecuencia, no solo en esta capital, sino en muchos de los trece Viceconsulados dependientes del Consulado de la misma, es la siguiente: hay muchos compatriotas que han trabajado y trabajan aún a las órdenes de Empresas constructoras de ferrocarriles que desde hace algún tiempo (uno o dos años), no pagan salarios devengados por sus operarios; varias de dichas Empresas ferroviarias están hoy en quiebra o en situación que mucho se le asemeja. Efecto de sus aprietos económicos, debidos en gran parte a la crisis financiera del país y de su Gobierno, han despedido a cientos de sus empleados y obreros sin abonarles sus haberes, que en muchos casos montan a 1.500, 2.000 y hasta 3.000 pesetas. Muchos de estos obreros son españoles, y varios de ellos han regresado a la patria en condiciones lamentables, sin dinero y con solo promesas de pago en época indeterminada. Excusado es decir que dichos infelices obreros, una vez ausentados de este país y lejos de sus patronos, con los que no conservarán relación alguna en muchos casos, jamás cobrarán los salarios devengados. Por todo cuanto antecede, debían los españoles que vienen o intentan venir al Brasil, guardarse muy bien de realizar contrato alguno con las Empresas constructoras de ferrocarriles y demás obras de carácter similar, a no ser que les fuesen ofrecidas toda clase de garantías serias, sólidas y eficaces. La labor más ventajosa, más útil, y á la larga más remuneradora que el emigrante español puede realizar en esta República (que un día tendrá un desarrollo brillante y será fuente de grandes riquezas) es la agrícola para la masa de nuestros emigrantes y la comercial para aquellos que por sus conocimientos, aptitudes o prácticas están para el comercio capacitados. El Estado donde existe mayor número de españoles con diferencia sobre los demás, es el de São Paulo, siguiéndole en importancia el de Río de Janeiro; a São Paulo se dirige la corriente emigratoria andaluza, principalmente, y a Río de Janeiro, Bahía, etc., la gallega, que constituye colonia predominante española en este país. Román Oyarzun Cónsul de España en Río de Janeiro.”

213

Los problemas en que estaban sumergidos los diferentes consulados españoles en Brasil, quedan expresados por una carta dirigida por el cónsul de San Pablo al Ministro de Estado en el año 1917 y que reproduzco literalmente: 213

La Emigración española, 15/01/1916, pp. 318-319; Diario de Navarra, 24/01/1916, p. 1.

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“Consulado de España en San Pablo.-N. 105.-Comercio.-Excmo. Señor: Muy Señor mío: El ya largo tiempo transcurrido desde que, en Noviembre de 1916, comencé á actuar como Encargado interino del Consulado de España en San Pablo, me ha permitido hacer detenido estudio y observación completa de las condiciones en que se desarrolla y presta el servicio consular en esta oficina, relativamente a las exigencias actuales de la misma. E inmediato resultado de ésta experiencia de más de un año son las consideraciones que hoy tengo la honra de someter al elevado criterio de V.E., convencido de que, seguramente, merecerán la ilustrada atención y alto interés de esa Superioridad; y dejándome llevar de mi anhelo, sentido siempre, de contribuir, en la esfera modesta y limitada que se extiende mi actuación, al logro de un posible desideratum en cuanto á la eficacia y realidad, progreso y adelanto de la representación consular española en el extranjero.------------------------La misión y servicios que está llamado á cumplir actualmente el Consulado de la Nación en San Pablo, Excmo. Señor, revisten á ésta oficina consular de caracteres y modalidades especialísimas, que á mi entender, hácenla diferenciarse notablemente de sus análogas en los demás países á que se ha dirigido la corriente migratoria española. Atiende en primer término nuestra cancillería consular en San Pablo - y puede decirse que con exclusión de todo servicio de índole comercial - á la protección, defensa, socorro y documentación de una Colonia hispana muy numerosa, cuyas condiciones de vida en el país y cuyos elementos constitutivos exigen un examen particular. La mayoría inmensa de los componentes de esa masa de súbditos españoles vive dispersa por toda la extensión del Estado de San Pablo - que abarca un área de 290.876 kilómetros cuadrados - trabajando en innumerables cafetales, en distantes poblados y en apartados territorios de colonización agrícola. Hasta 1910, habían llegado á las extensas tierras paulistas más de 200.000 colonos y jornaleros españoles; y no faltan razones para suponer que en los siete años transcurridos desde entonces ese número se haya duplicado ó aproximado al duplo. Omito cifras y detalles estadísticos sobre ese extremo, atento á la concisión que es mi ánimo émplear en el planteamiento de la cuestión principal á que propende cuanto se va exponiendo. Esta colonia enorme está integrada, pudiérase decir, por braceros de varias regiones de España, especialmente de aquellas donde el grado de cultura es menor entre la población rural. Así, el 80 por ciento de estos jornaleros y colonos son analfabetos, y su ignorancia les hace, al hallarse en tierra extraña, caer en el más amargo desamparo, y, á veces, en ominosa servidumbre, incapaces de defenderse por sí mismos de las mil asechanzas, sugestiones y abusos de que les hacen víctimas los despiertos que, obteniendo grandes provechos del rudo y aniquilante trabajo de estos parias, explotan arteramente su miseria y su indefensión. Necesitan estos infelices del auxilio consular á cada instante; y de continuo el Consulado gestiona reclamaciones por diferencias entre los hacendados y los colonos españoles; ó bien se trata de denuncias por qtropellos (sic), incumplimiento de contratos, lesión de intereses, multas, etc; Esta intervención del Consulado en las cuestiones de trabajo no suele darse en ninguna otra oficina consular de la Nación, y es la nota que verdaderamente distingue á este Consulado de sus similares en los demás países de inmigración española. Porque en el resto de las Repúblicas americanas el inmigrado español es libre de arrendar sus servicios en la forma que juzgue convenientemente; cambia de patrón cuando le acomoda; no adquiere compromisos á largo plazo ni se ve obligado á aceptar tratos de mucha duración, con numerosas cláusulas que generalmente no entiende, porque es analfabeto y no está habituado á celebrar convenciones enrevesadas, como aquí se le imponen con el pretexto de que son su salvaguardia, cuando lo más frecuente es que se conviertan en garantía exclusiva del astuto "fazendeiro", quien, con ellas, adquiere derecho, durante años y años, al trabajo del colono, transformando así al cultivador en un siervo retribuido, no siempre, por desgracia, con arreglo á los principios de equidad. Por otra parte, una colonia tan numerosa necesita de todos los demás servicios consulares de caracter general, que resultan no menos dificultosos de prestar, por las circunstancias de la distancia, falta de comunicaciones fáciles con muchos puntos fuera de la red ferroviarias, analfabetismo de la masa, etc., Las inscripciones de nacionalidad y de estado civil, el otorgamiento de actos y contratos, las traducciones y legalizaciones de documentos, las

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diligencias de reclutamiento, la expedición de fes de vida y de pobreza, la notificación de resoluciones recaídas en expedientes, la tramitación de instáncias y solicitudes, la averiguación de paraderos, la obtención de partidas del registro civil, las comparecencias, las revistas anuales y demás variedad de diligencias que acontece evacuar, son asuntos que en éste Consulado presentan, á pesar de su sencillez intrínseca, caracteres de problema. Los esfuerzos de los funcionarios consulares para simplificar la practica de estas diligencias han sido constantes. Centralizado el servicio en una sola oficina servida por un solo empleado consular y un auxiliar subalterno, no puede ser utilizado por la mayoría de los españoles que residen á distancias más ó menos grandes del lugar donde radica la cancillería, y que están faltos de medios para emprender viajes, abandonando sus trabajos agrícolas. De aquí el enorme número de prófugos del Ejército; de aquí los miles y aun centenares de miles de españoles no inscritos en el Registro de Nacionalidad; de aquí la omisión constante de esa y otras diligencias cuya práctica redundaría en considerable beneficio anual para el Tesoro público, por la importante suma de derechos de Arancel que podría, sin duda alguna, recaudarseQuísose, dos años atrás, facilitar y extender la acción del Consulado mediante el nombramiento de Agentes y corresponsales consulares honorarios, en gran número, por toda la demarcación. Pero, infortunadamente, nada se ha conseguido. El remedio no solo no ha surtido los efectos deseados, sinó que ha resultado pernicioso en absoluto- Efectivamente, por despacho nº 121, de 1º de Diciembre de 1915, se elevó á V.E., por el conducto reglamentario, una propuesta para el nombramiento de Agentes y Corresponsales consulares, propuesta que fué aceptada por esa Superioridad, y aprobada por R.O. nº 8, de 11 de Febrero de 1916. Hecha ésta propuesta con el plausible deseo de que los servicios consulares en este dilatado territorio fueran más perfectos y se facilitara la acción consular en un extenso radio, los resultados han sido deplorables, en un sentido que no pudo imaginar el digno funcionario que animado por el mejor propósito, instituyó el servicio. Se hará sucinta exposición de lo que pronto comenzó á suceder: No abundando en esta colonia de jornaleros y mercaderes de pequeña categoría las personas con la necesaria cultura y condiciones para ejercer el cargo de Agente Consular, las designaciones hubieron de recaer por fuerza, en individuos de humilde clase social, completamente faltos de una somera ilustración é incapaces, en su tosquedad, de comprender siquiera la seriedad de la misión que se les confiaba. Gente fácilmente dada á la codicia, y que solo piensa en obtener una ganancia, viendo en todas las cosas tan solo el aspecto del negocio explotable, comprendieron enseguida que el cargo de Agente Consular podría convertirse en una serie de beneficios, á más del predicamiento que había de proporcionarles el cargo sobre la turbamulta de braceros españoles que puebla las “facendas” de éste país. Gradulamente, y conforme los citados agentes fueron familiarizándose con la materia negociable que proporcionaban los documentos y gestiones del Consulado, los abusos iban pronunciándose, hasta tal extremo que el infrascrito vióse obligado á contrarrestar, por cuantos medios tenía á su alcance, tan hábil especulación, poniendo coto á los manejos de los intermediarios, no sin crearse muchos y encarnizados enemigos. Por lo general, la combinación consistía en pedir al Consulado cédulas de nacionalidad y otros documentos para españoles residentes en los distritos, y percibir después de los interesados una cantidad mucho mayor que el verdadero importe de los respectivos derechos del Arancel que se habían satisfecho por la documentaciónHubo Agente, como el de Bebedouro, que expidió por sí mismo cuantos documentos se le pidieron, sin dar conocimiento de ello al Consulado ni rendir, por tanto, cuenta alguna de recaudación, y haciendo suyos íntegramente los derechos arancelarios, según se informó á V.E. en despacho nº 104 de esta misma fecha. Y aún llegaban más allá las audacias de algunos de nuestros compatriotas. La fácil granjería de los agentes consulares se hizo notoria y excitó la codicia de ciertos buscadores de fortuna que abundan en esta Colonia, de la cual son parásitos. Y algunos de estos individuos se lanzaron también á sorprender á los campesinos ignorantes, diciéndose "amigos del Consulado " ó "sus corresponsales", y ofreciéndose como mediadores en toda diligencia cerca del Cónsul, para obtener un lucro con cada encargo que cumplían.

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Urge, en mi opinión, Excmo. Señor, tomar un acuerdo, que bien podría consistir en la cesación de los antes referidos sujetos en el cargo de Agente Consular, sustituyéndolos, cuando fuere posible, por personas más capaces, que desempeñen su misión con probidad y patriotismo. La dificultad está, se reconoce, en encontrarlas; pero mientras tanto se resuelve, vale mucho más, y así lo aconseja la experiencia, prescindir de esa clase de agente, con los que, como ocurre hoy, lejos de dotar de auxiliares inteligentes y probos al Consulado, lo que se conseguir (sic) es convertir el servicio de éste en ganancia desmedida de unos cuantos individuos. Con la creación de las mencionadas agencias consulares, se ha producido realmente un estado de cosas y una serie de intereses personales ocultos, que no hay medio de destruir si no es mediante la supresión. Porque en tanto que este Consulado no sea dotado de una organización especial adecuada al servicio que presta, disponiendo de personal suficiente para poder ejercer una inspección frecuente en las oficinas honorarias dependientes de ésta de carrera, la existencia de las mismas solo dará por fruto el abuso y la extralimitación de los que la desempeñen. Todo ello ocasionado, ya se ha dicho, por estar esos cargos confiados á personas rudas é ineducadas, labradores toscos ó pequeños negociantes que habitan en los poblados de éste territorioHasta tal punto es notorio el beneficio que supone un nombramiento de agente consular, que los pretendientes son cada días más numerosos en aquellas localidades donde aún no se ha constituído agencia alguna. Las agencias consulares en ésta demarcación solo podrían subsistir en el caso de que en éste Consulado prestase sus servicios un Vicecónsul de carrera, al cual pudiese estar encomendada la inspección periódica de las agencias honorarias, con lo que el Consulado conocería de visu el funcionamiento de ellas, y evitaría las extralimitaciones que hoy se cometen, por la imposibilidad en que el Cónsul se encuentra de extender su autoridad á grandes distancias, ejerciendo la fiscalización y vigilancia necesarias. Los oficios del Vicecónsul permitirían la expedición de documentos de nacionalidad, etc., á miles de españoles que hoy no pueden proveerse de ellos por serles imposible acudir al Consulado desde puntos tan lejanos. Sin incurrir en un optimismo exagerado, puedo asegurar Excmo. Señor, que solamente los ingresos obtenidos por éste concepto para el Tesoro público serían tan considerables que cubrirían con exceso el dispendio que ocasionara al Erario el sostenimiento de un Vicecónsul de carrera en esta oficina. Así lo ha comprometido, sin duda, Italia, que sostiene un funcionario de esa categoría en su Consulado de ésta Capital. Además, la misión del Vicecónsul habría de ser sumamente beneficiosa pués, como representante caracterizado del Cónsul, acudiría, siempre que fuese menester, á las haciendas y poblaciones donde existen españoles que necesitan la protección consular contra los atropellos y fraudes de que les (sic) hacendados y autoridades rurales; y con detallada información ó expediente sobre cada caso, la gestión del Consulado ante las autoridades superiores del Estado sería mucho más precisa, rápida y decisiva; sin contar con que la sola llegada de un verdadero funcionario consular á la localidad, enviado expresamente para conocer del caso, bastaría de seguro, la mayoría de las veces, para zanjar satisfactoriamente el asunto, dado el efecto moral que su presencia había de producir en las autoridades rurales, caciques y fezenderos, que con frecuencia abusan del poder ó de su influencia en los distritos; Los viajes que en todos estos fines hubiese de realizar el Vicecónsul (ó el mismo Cónsul, que podría ausentarse de la oficina dejando su dirección á dicho subordinado, en aquellos casos en que la importancia del asunto lo aconsejase) no representarían gasto alguno para el Tesoro, pués no sería difícil obtener de estas Autoridades los pases gratuitos necesarios para cada viaje de larga extensiónEn conclusión: las funciones conque (sic) un Vicecónsul de carrera contribuiría eficazmente al éxito de los servicios de ésta oficina consular serían los que siguen: 1º. Inspeccionar y vigilar de contínuo la actuación de las Agencias consulares honorarias de toda categoría, haciendo posible la implantación de un perfecto y nutrido servicio de ésta clase de oficinas auxiliares, que reportaría notables ingresos para el Tesoro, y evitando que el cargo de agente consular degenerase en prevenda del que lo desempeñase.

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2º. Visitar de incógnito, ú oficialmente según fuere de lugar, las diversas "facendas" en que el obrero español no recibiese el trato justo y considerado que se le debe; y estudiar las condiciones en que viven y trabajan nuestros emigrados, entendiendo en las reclamaciones de los perjudicados por patrones de mala fé, y proponiendo al Cónsul las medidas y procedimientos oportunos en defensa del derecho de nuestros compatriotas. 3º. Permitir con su auxilio é intervención el perfecto estudio de cuantas cuestiones se relacionan con la llegada, colocación y trato de los grupos de inmigrantes de nuestro país, á fin de formular los debidos informes periódicos al Consejo Superior de Emigración; lo cual, en las actuales circunstancias, es sumamente difícil practicar á causa de las múltiples atenciones que distraen al funcionario consular único, que, para mayor acumulación de labor, tiene actualmente á su cargo también el Consulado de 1ª clase en el puerto de Santos. 4º. Permitir también, con su cooperación, al estudio, no menos importante de las materias de índole comercial, á las que hoy no es posible conceder la decidida y profunda atención que merecen.Todas estas conveniencias y ventajas para el servicio resultarían, Excmo. Señor, del nombramiento de un Vicecónsul de carrera, con destino a ésta oficina consular de la Nación; y pueda afirmarse sin vacilación que tal funcionario se hace cada año más indispensable. Por último, complemento de esta organización sería la designación de un Letrado del país, que, con retribución fija ó en la forma que se estipulara, tuviese á su cargo la representación del Consulado ante los Tribunales de Justicia, practicando toda gestión de orden contencioso que interesase é interviniendo en cuantos expedientes de jurisdicción voluntaria precisase incoar. Lo cual facilitaría la resolución de muchos asuntos de esa especie, en que, tengo envueltos intereses españoles, el Cónsul no puede intervenir oportunamente, por falta de ese auxiliar ó de los medios conque remunerar sus servicios. ----------------------------------------Mientras éste Consulado -que abarca una extensión enorme dentro de sus límites jurisdiccionales, demarcación en la que habitan hoy cientos de miles de españoles- continúe con la organización actual, á que los agobios de presupuesto le tienen reducido, como á tantos otros de nuestra Nación, pese á la bonísima voluntad y constantes iniciativas de esa Superioridad, su actuación, Excmo. Señor, será, como hasta hoy, muy poco eficiente, de resultados casi nulos en el terreno de la práctica, debido á la manifiesta deficiencia de elementos que hoy presenta para llenar cumplidamente su misión; y el funcionario que desempeñe ésta representación consular verá frustrados sus esfuerzos á cada momento, por mucha que sea su actividad y buen deseo para ejercerla con fruto. Las dificultades son ahora muchísimo más pronunciadas, debido á que carece de titular el Consulado de primera Clase en Santos, situado á 80 kilómetros del de San Pablo; y tanto uno como otro están siendo desempeñados simultáneamente por un solo Encargado interino, situación que persiste desde Noviembre de 1916. Este doble servicio, Excmo. Señor, resulta fatigoso en extremo cuando se prolonga, pués el único Encargado de ambas oficinas se ve en la necesidad de efectuar contínuos viajes entre una y otra, para no desatender la marcha de ninguna de las dos; y, no disponiendo para cada oficina sino de la mitad del tiempo que en época normal, cuando ambas tenían su respectivo titular, podía dedicárseles, forzoso es que el servicio adolezca de retrasos ó imperfecciones. Finalizando éste ya tal vez, demasiado largo despacho, con el que me he permitido ocupar la muy agobiada atención de V.E., añadiré que no se me ocultan los obstáculos conque esa Superiodad (sic) debe tropezar actualmente para realizar todo plan de mejoramiento en los servicios dependientes de ese Centro. Por eso, es mi sentir, y debo exponerlo con sinceridad, aún á riesgo de que mi criterio tome visos de radical y de extremado en la cuestion, que el Consulado en San Pablo tal como hoy existe, y con el escaso resultado práctico que da su actuación, no es otra cosa que una carga para el Erario, y, ¿por qué no decirlo? un destino que se hace ingratísimo en pocos días al funcionario que lo ocupa- De no ser factible su reorganización y dotación de personal y material, proporcionadamente á las exigencias de éste servicio, quizá más acertado fuese que volvoera (sic) á su anterior condición de oficina honoraria, que actuase bajo la inmediata inspección y dirección de otro Consulado de carrera, y la supervigilancia de la

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Legación de S.M. en el Brasil. Grande sería mi satisfacción, Excmo. Señor, si con todo lo expuesto he contribuído á suministra (sic) á V.E. nuevos elementos de juicio sobre éste asunto, que ya otras veces ha sido materia de estudio por parte de esa Superioridad y de mis ilustrados y dignos antecesores en éste puesto. Dios guarde á V.E. muchos años. San Pablo, 23 de Diciembre de 1917.Excmo. Señor, B.L.M. de V.E. su más atanto (sic) y seguro servidor, (firmado): Antonio de Motta, rubricado. ENCARGADO INTERINO. Excmo. Señor Ministro de Estado. 214 &. &. &.”

El trabajo de los representantes consulares no era fácil y debían frecuentemente luchar contra los intereses de los particulares en las diferentes zonas de Brasil, donde incluso los mismos españoles se dedicaban a explotar a sus compatriotas. A este respecto, el cónsul de São Paulo en 1917 denunciaba en varias ocasiones ante el Ministro de Estado, que el director de El Diario Español, D. José Eirás García, se aprovechaba de sus compatriotas con la venta de terrenos:

"CONSULADO DE ESPAÑA EN S. PABLO (BRASIL) Núm. 43 Sección. Subsecretaría Reservado Excmo. Señor Muy señor mío: En mi despacho reservado nº 28, de 14 de Marzo último, me referí á la personalidad del director del "Diario Español" de San Pablo. Con motivo del apócrifo y tendencioso manifiesto que, atribuyéndolo á la Colonia española aquí residente, fué publicado en EL LIBERAL de Madrid, el dia 5 de Marzo próximo pasado, véome en la necesidad de informar más extensamente á V.E. acerca de dicho sujeto, llamado José Eiras Garcia. Este individuo, de oficio tipógrafo, llegó á fundar, hace algunos años un periódico con el título más atrás indicado, publicación que viene llamándose defensora de los intereses españoles en el Brasil, y no es, en realidad, otra cosa que un instrumento y medio de explotación vergonzosa de los infelices españoles que en gran número acuden á buscar el pan de la emigración en esta extensa comarca brasileña. Efectivamente, el "Diario Español", dirigido por el tal Eiras, que lo ha convertido en pedestal de su indigno cacicato; y redactado en lenguaje soez y tabernario, no oculta sino un negocio de índole inconfesable, que se procura encubrir con alardes de un hipócrita y fingido patriotismo. Erigiéndose en defensor de los españoles, el periódico en cuestión comienza por recibir, sin escrúpulo alguno, una crecida subvención mensual del Gobierno del Estado de San Pablo, á cambio de la insidiosa propaganda que lleva á cabo para atraer emigrantes españoles. Y el periódico rompe en furibundas campañas contra el Gobierno paulista cada vez que sospecha que la expresada subvención va á serle retirada.

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AMAE: Correspondencia-Consulados-San Pablo (Brasil). H 2048 (1908/1923).

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Así se explica que ese periódico, llamándose español, proteste airado siempre que se trate de suspender la emigración española al Brasil, como ocurrió cuando el Inspector de Emigración Sr. Gamboa Navarro informó al Gobierno de S.M. sobre el trato que recibían los españoles en San Pablo. El "Diario Español" combatió con saña increible la actuación de dicho Sr. Inspector, á quien tachó poco menos que de falsario é interesado. Para que V.E. pueda formar más exacto juicio de la clase de periódico que es el "órgano de la colonia española de San Pablo", como falsamente se proclama, incluyo á continuación varios recortes escogidos al azar entre las columnas de sus números, recortes que dan perfecta idea de la cultura de los redactores y de la delicadeza de lenguaje conque está escrito el famoso "Diario". (a continuación se presentan 5 recortes de periódicos): 1. Calumnia infame. En un papelucho titulado L'Idea Nazionale se dice que el Director del Diario Español recibe subvenciones por defender la causa de los alemanes. Los perros hambrientos de L'Idea Nazionale, por mucho que ladren, no conseguirán probar sus miserables acusaciones, siendo, por lo tanto, unos hijos de la gran ...perra, que se revuelcan en un montón de aquello que Cambrone expresó con indignación en Waterlóo. (30 de Enero 1917). 2. Capador de animales. Por la gran práctica y conocimientos que posee para el tratamiento de animales cuenta con numerosa clientela nuestro estimado connacional D. Bernardo Granero, residente en la Estación Cezareo Bastos. Es una verdadera especialidad en la castración del ganado de cerda, y por tal motivo le recomendamos á cuantos propietarios de esa especie de animales necesiten de sus servicios. (2 de abril 1917). 3. Aumenta la saperia. Nada menos que otros siete sapos han intentado salir del fango en que yacen en Riberao Preto para protestar contra nosotros. Con este nuevo esfuerzo ya cuenta O Estado de S. Paulo con un ejército formidable. Veamos: Unión Española...6 sapos y medio, Picio, Adán y Compañía, de la laguna de Ribarao Preto... 3 sapos, El último envío telegráfico de Riberao Preto ... 6 sapos y medio. Total ... 16 sapos. (19 de abril 1917). 4. Jamás se han preocupado los Gobiernos españoles de ejercer una función tutelar, tan simpática como patriótica, á favor de los emigrados, á los que se abandona como escrementos putrefactos expelidos por un organismo vital. (22 de Marzo 1917). 5. Los ministros y cónsules de la región á donde se nos condujo sólo nos hablaron de pago de derechos de documentos, si queríamos conservar la nacionalidad,- como si la representación de la Patria fuese un negociado en que sólo se atendiera al interés pecuniario del Tesoro público, y los Gobiernos y sus representantes los encargados de esquilmar al pueblo. (22 de Marzo 1917). El "Diario Español" no pierde medio de realizar lucros vilipendiosos, embaucando á esta colonia de labriegos ignorantes, amenazando siempre con la difamación, presto en toda ocasión al chantage (sic). Sus agentes recorren el interior del Estado, convenciendo á todos los infelices españoles de las fazendas de que su garantía en el Brasil es estar suscritos al "Diario Español", sepan ó no leer, y atemorizando á los que se niegan, con la promesa de difamarlos ó perjudicarlos en sus pequeños negocios ó trabajos. De este modo consigue Eiras suscripciones, anuncios, reclamos, etc., cuando no cantidades de dinero, imponiéndose por el terror á estos analfabetos. Aprovecha la ignorancia de estos humildes colonos para hacerles creer que es un potentado, siempre dispuesto á favorecerles; que su influencia es omnímoda, que todo lo conseguirán en el Consulado (documentos, pasajes, recomendaciones, etc.) con su mediación. Esta repugnante explotación de que eran víctimas al mismo tiempo la colonia y el mismo Consulado, fué cortada por mí, exigiendo la presentación de los interesados y negándome en absoluto á despachar documentos á los dependientes de Eiras, que á diario acudían á la oficina con toda clase de pretensiones. Eiras tiene además un hotel que lleva su nombre, en el que se alojan los españoles que pasan por San Pablo. Y notorio era aquí, entre las clases trabajadoras de la colonia, que alojarse en el Hotel Eiras significaba tener cédula ó pasaporte sin molestarse en acudir al Consulado, ó conseguir medio pasaje de repatriación. Infinidad de españoles indocumentados han ido á alojarse en el Hotel Eiras con el ánimo de gozar de esas ventajas.

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Otro de los vituperables lucros del director del "Diario Español" es la abominable propaganda de la colonización de las peores y más apartadas tierras de este Estado, en algunas zonas del cual existen extensiones de terrenos peligrosos é insalubres, que es dificilísimo colonizar, por la poca seguridad que ofrecen allí las vidas y las haciendas, y por el aniquilante paludismo, que acecha á los desdichados labradores que por allá se aventuran. El "Diario Español" viene realizando una criminal propaganda, con estrepitosos anuncios de gran tamaño, en los que pondera las condiciones de aquellos terrenos, presentándolos á nuestros incautos compatriotas como un paraiso, donde el más humilde y pobre colono puede adquirir, con poquísimo dinero, una fabulosa fortuna en breve tiempo. Esos anuncios son un cúmulo de imposturas, y, para mayor vergüenza, solo los publica el "Diario Español", cuyo director, no hay que decirlo, realiza un gran lucro con la afluencia de españoles á dichas tierras, de las que no regresa más que una ínfima parte de los desdichados que caen en el odioso lazo que se les tiende abusando de su ignorancia. Para mejor ilustración de V.E. sobre el particular, se remite en pliego aparte, una variada colección de esos sugestivos anuncios que han costado la vida, ó por lo menos, la salud y la fortuna á infinidad de nuestros compatriotas. En más detalles podría entrar, respecto á las escandalosas campañas germanófilas del "Diario Español", que recibe subvenciones importantes de los elementos alemanes aquí residentes; campañas que han suscitado vivas protestas de toda la colonia, hechas públicas en los principales periódicos de San Pablo, pues, dado el estado actual de relaciones entre esta República y el Imperio Alemán, la situación de nuestra colonia es comprometida, por la actitud imprudente del periódico á quien se supone su órgano de opinión. Pero ante el temor de fatigar á V.E., Excmo. Señor, desisto de continuar este ya largo despacho, creyendo, con lo dicho, demostrado suficientemente lo que es, en rigor de verdad, y lo que significa en realidad el elemento español de San Pablo, el Sr. Eiras Garcia, de quien se hacían tan desmesurados elogios en el falso documento publicado en EL LIBERAL el día 5 de Marzo último. Dios guarde á V.E. muchos años. San Pablo, 18 de Abril de 1917. (A mano) Excmo. Señor. B.H.M. Su más atento y seguro servidor. Antonio de Motta (firma y rúbrica). Excmo. Señor Ministro de Estado. 215 & & &”

"CONSULADO DE ESPAÑA EN S. PABLO (BRASIL) Núm. 39 Sección. Subsecretaría Reservado Excmo. Señor Muy señor mío: Ha llegado a mis manos el número de EL LIBERAL de 5 de Marzo último, que inserta una supuesta carta abierta dirigida á V.E. por la colonia española de San Pablo. Las infames é insidiosas aseveraciones que contiene dicho documento son de tal naturaleza, y tan atentatorias á mi prestigio y buena fama, y a los de mis antecesores en este puesto, que no puedo pasar en silencio cuanto se ha declarado, sin que por eso crea necesaria una justificación contra la venganza alevosa de que he sido objeto, por cumplir mi deber, y que el recto criterio de V.E. habrá sabido descubrir en el fondo de estas abominables maquinaciones. Comenzaré por decir á V.E., Excmo. Señor, que, desde que llegué á este puesto, en Noviembre 215

Ibídem.

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de 1916, comencé á ser objeto de campañas difamatorias por parte de un periódico que aquí se publica con el nombre de "Diario Español", redactado por personas sin conciencia, y que vive de la inícua y vilipendiosa explotación de esta ignorante colonia, compuesta, de labriegos analfabetos, á los que, titulándose su defensor, engaña y hace víctima del más odioso de los yugos. Apenas me posesioné interinamente de este cargo, pude observar que ni el Consulado estaba libre de la presión y coacción del "Diario Español", ó, mejor dicho, de su director. Ví claramente que a juicio de dicho individuo el papel de Cónsul de España en San Pablo era el de un subordinado del tal pseudo-periodista, tipo patibulario y soez, que goza de pésima fama en el país, y cuyos antecedentes y depravación son de sobra conocidos en este Estado brasileño. Como fiel cumplidor de mi misión oficial, que sé desempeñar sin miedo á nada ni á nadie, y sin acatar otros mandatos ni más órdenes ni más dirección que los de mis superiores jerárquicos, hube de rechazar ingerencias extrañas, decidido á no dejarme intimidar, manteniendo en todo momento la independencia y autonomía de mi cargo, y defendiendo tanto la dignidad del mismo, como mi decoro personal. El director del "Diario Español", hombre que ha querido imponerse por el terror á la colonia, con la amenaza de la difamación y la calumnia, al ver mi resistencia decidida contra su infame cacicato, al que no podía en modo alguno subordinarme, emprendió contra mí una violenta campaña de descrédito, á fin de concitarme el odio de los compatriotas. Era insoportable para este sujeto que yo me negase á expedir pasajes de repatriación, dar socorros, extender documentos y certificados, pagar anuncios en el periódico, todo ello sin más justificación ni legalidad que una simple orden suya. Y mucho menos que yo no entrase en componendas con él en asuntos de tanta transcendencia como los sucesos ocurridos en Pennápolis, que él ha querido aprovechar para sus inconfesables fines particulares, como acostumbra á hacer con toda calamidad que aflige á esta pobre colonia. De todo lo que estaba sucediendo, dí extensa cuenta a la Legación de S.M., así como de las amenazas de agresión que llegaron á mis oidos. Y solicité ser retirado de este puesto, donde las maniobras y propagandas del baratero de la colonia, hombre sin escrúpulos á quien un Cónsul enérgico estorbaba en esta ocasión, podrían acarrearme daños graves tal vez. Vime precisado ya á protestar personalmente ante el mismo individuo referido, mostrándome decidido á apelar á todos los medios legales si no cesaba en sus ataques miserables. Resultado de ello fué un cambio de actitud, muy sensible, por parte de los innobles redactores del "Diario", que iniciaron desde entonces el sistema de los halagos y las alabanzas, pensando atraerme así á su campo. Tampoco lo han conseguido, y, entonces, se ha puesto en práctica el último procedimiento de que se disponía: el de la acusación calumniosa. Mi tenacidad y mi tesón en desempeñar mi cargo con la absoluta independencia que exige, han sido, pues, causa del villano ataque de que se ha pretendido hacerme víctima, remitiendo á EL LIBERAL el odioso y apócrifo manifiesto del día 5 de Marzo. Las falsedades contenidas en ese manifiesto ó carta, conque se ha sorprendido á las gentes de buena fe, quedan demostradas con solo decir que las firmas que lo subscriben son indudablemente supuestas, dado que persona alguna conoce aquí á los españoles que firman el documento. Solo tengo noticia de uno, y casualmente ese uno es de los que repudian el cacicato indigno que quiere ejercer el Eiras García, por lo cual no es posible que haya firmado un documento en que se ensalza ridículamente á este sujeto, á quien no deben aquí los españoles sino males y perjuicios. La colonia entera ha protestado de la publicación de semejante impostura en un periódico de Madrid. En despachos sucesivos, aún con temor de fatigar la ocupada atención de V.E., me refiero á las falsedades contenidas en la famosa carta apócrifa inserta en EL LIBERAL del día 5 de Marzo. Dios guarde á V.E. muchos años.

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San Pablo, 16 de Abril de 1917 (A mano) Excmo. Señor B.H.M. de V.E. Su más atento y seguro servidor Antonio de Motta (firma y rúbrica). Excmo. Sr. Ministro de Estado.”216

Información sobre el Diario Español

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Hotel Eirás, Rua Bom Retiro, 84. São Paulo. La Voz de España, São Paulo, 19/03/1908, p. 4.

Ibídem.

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Grande Hotel Eirás, Rúa Brigadeiro Tobías, 83. El Diario español, 12/05/1916, p. 4.

Los emigrantes españoles sentían la falta de funcionarios consulares que pudieran ayudarles en situaciones difíciles y en el cumplimiento de los trámites habituales. En el año 1922, el Vocal obrero del Consejo Superior de Emigración, Sr. Fernández Vila presentó en la sección de Información y Publicidad de este Organismo, una moción que mostraba las aspiraciones de la colonia de una extensa parte del Estado de São Paulo, en cuanto a la creación de varias agencias consulares: “El artículo 56 de la vigente ley de Emigración determina que el Gobierno aumentará el personal consular según las necesidades de la emigración y nombrará agentes consulares, especialmente consagrados a este servicio, donde lo exija la importancia de la corriente emigratoria. De todos es conocido el trato que nuestros emigrantes reciben en la República del Brasil, que a juicio del que suscribe tiene su origen en la escasez de representantes de nuestra Patria en tan extensa República. A ello también es debido que los pocos Cónsules que España tiene en tan vasto territorio no puedan preocuparse como debieran, de los derechos naturales de nuestros emigrantes, empleando sus actividades en asuntos que nada afectan a los intereses de aquellos. Buena prueba de ello es que mientras Italia gestiona y logra un contrato de trabajo que ampara a sus inmigrantes, en España ni aún se conoce la existencia de tales gestiones, que pudieran servir de orientación, a pesar de ser mayor en aquel país la inmigración española que la italiana. El Consulado de España en San Pablo tiene jurisdicción sobre cuatro Estados o provincias: San Pablo, Goyan (sic), Matto Grosso y Paraná, cuya extensión territorial es de unos dos millones de kilómetros cuadrados. Es decir, España, Portugal, Francia, Alemania e Italia unidas. En Baurú –por citar solo este punto- se reúnen tres vías férreas: Sorocabana, Paulista y Noroeste. Esta última es la que sigue para Matto Grosso. Desde San Pablo hasta Baurú hay nada menos que cuatrocientos treinta y nueve kilómetros, y desde Baurú al río Paraná, o sea la divisoria con el Estado de Matto Grosso, cuatrocientos treinta y siete kilómetros. Después, la misma línea penetra en el Estado de Matto Grosso y hasta Porto Esperanza, frontera de Bolivia, recorre ochocientos treinta y seis kilómetros. Todo esto para un Consulado sólo, puesto que en los centenares de kilómetros que a los lados de esa vía férrea existen no hay ni un Vicecónsul a quien poder recurrir en demanda de auxilio o de un simple documento. En esa zona existen más de cincuenta mil españoles. Horroriza pensar el desamparo en que se hallan aquellos compatriotas y el via crucis que recorre aquel que para adquirir un documento necesita viajar dos o tres días a caballo y después

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cincuenta horas en ferrocarril para poder llegar al Consulado, en donde, después, por la aglomeración de trabajo y escasez de personal, se le crean grandes dificultades. ¿Qué extraño es que muchos compatriotas, aun deseándolo, no cumplan con sus deberes ciudadanos y especialmente con los militares? A mi juicio, debe el Consejo proponer al Gobierno que, con toda urgencia, se creen Viceconsulados o Agencias consulares en toda la línea descrita, y desde luego, un Consulado de carrera en Baurú, en donde, para vergüenza nuestra, tiene representantes buen número de naciones, entre ellas el Japón. Encarecidamente, y en nombre de aquellos compatriotas, ruega el Vocal obrero que suscribe se sirva la Sección acordarlo así y someterlo también a la aprobación del Pleno. Madrid, 17 de enero de 1922.- Francisco J. Fernández Vela.”

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Del consulado español en Rio de Janeiro se conservan documentos desde 1856, y se refieren a cartas del Cónsul dirigidas al Ministro de Estado sobre temas comerciales o sanitarios. La documentación se hace más densa desde 1911 con temas varios como informes sobre la fiebre amarilla y peste bubónica, relaciones de individuos sujetos al servicio militar, remisión de documentos de súbditos españoles, índices de despachos remitidos al Ministro de Estado, etc.218 En Pará los cónsules tenían también numerosos problemas que atender y presentaban sus quejas ante las autoridades españolas, pero tanto en esta demarcación como en el resto de Brasil existían en la época escritos dirigidos por el Cónsul al Ministro de Estado en España, solicitando aumentos de presupuesto para atender bien las necesidades de la colonia. En dicha correspondencia manifestaban que no tenían dinero para pagar casi nada. El 1 de enero de 1910, el cónsul de España en Pará enviaba al Ministro de Estado la siguiente carta: “Excmo. Señor Muy Señor mío: He tardado en recoger las apreciaciones de la revista “Vida Gallega” sobre el cambio de este Consulado a Manaos, conforme á los deseos de aquellos compatriotas, porque había de tratar del aspecto económico que la cuestión presenta, y esto que es inevitable, pudiera interpretarse como interés personal del que suscribe. La posición de un Consul de carrera en Amazonas, con la dotación actual es embarazosa en alto grado. En Manaos aún más difícil que en esta ciudad. Nadie repara en ello, y á mi me han tachado de mezquino en un periódico por dar á un enfermo ¡15 pesetas! La contradicción entre las aspiraciones de los residentes españoles en toda America y la parsimonia de nuestro presupuesto es bien patente. Conformes en la modestia en que hemos de conducirnos, pero lo que me permito señalar á la consideración de V.E. es lo deficientísima que resulta la misión consular cuando se le priva de elementos auxiliares y toda la labor pesa sobre una sóla persona. ¡Cuatro somos en todo el Brasil para entender en los múltiplos negocios de nuestra patria! 217

218

La Emigración española, 15/02/1922, p. 20. AMAE: Correspondencia-Consulados-Rio de Janeiro (Brasil). H 2030 (1856-1930).

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

Ni en Río de Janeiro, ni en San Pablo, ní aquí, podemos sostener con los gastos ordinarios un simple escribiente porque la vida es cara y uno de ellos cobra de seis mil á diez mil francos. Esta precaria situación trasciende á la bondad del servicio en todas sus faces con perjuicio evidente de nuestros nacionales. El problema que plantea la revista aludida podría tener, a mi modesto juicio, una solución favorable autorizando al Consul en Pará a trasladarse allí cuando las circunstancias lo exijan, y abonándole una cantidad para el pago de un Canciller. Este oficial es absolutamente preciso en el Consulado porque es imperioso viajar, en una región como esta donde la población vive diseminada, para ponerse en contacto con los españoles, atender sus quejas y adquirir conocimiento del país. El poder central no lleva su acción á los municipios que gozan de una completa autonomía; por otra parte, el caudillaje político anula toda gestión de carácter oficial. No queda más recurso que la presencia del Consul para obtener por favor aquello que desea. Tanto para los casos de ausencia, como para descargar al Consul del trabajo de copista, seria recomendable el oficial. Aquí un escribiente, según datos documentales que lo comprueban, no gana menos de trescientos 219 mil reis anuales, equivalentes á quinientos francos […]”.

Por otro lado, la comunidad emigrante española en Brasil se quejaba también frecuentemente de sus cónsules y remitía quejas a los periódicos donde dejaba ver la falta de atención de estos funcionarios a la colonia española: “DE SAN PABLO. ¿Dónde está el Cónsul General? ¿Es vivo o es muerto? Estas son las preguntas que corren de boca en boca entre muchos miembros de la colonia española de esta capital e interior del Estado. Como órgano de una Sociedad que la integran actualmente unas 500 familias aproximadamente, vamos a informar a nuestros lectores, y a quienes tales preguntas hacen, lo que sabemos sobre tan conpiscuo personaje, invisible para sus conciudadanos, a quienes representa ante las autoridades del país. Don José María Tuero y O’Donell (que así se llama nuestra primera autoridad, que Dios conserve por muchos años) aportó a esta por los días 30 de agosto del año de gracia de 1914. A poco de su llegada, la colonia española dio un banquete a él y al señor Ministro de España, en Río de Janeiro, en el Hotel Terminus. En el mencionado banquete leyó un discurso, en el que prometió mucho y no cumplió nada.Su misión estaba cumplida. Trabajó mucho en componer el discurso, se fatigó más en leerlo y tuvo que descansar de tan exorbitante tarea. Para recuperar las fuerzas perdidas se marchó a las pintorescas playas de Río de Janeiro. Allí iba su Secretario particular, D. Pedro López García, Vicecónsul español, en San Pablo, a llevarle la correspondencia del Consulado de esta capital para que la firmara; en aquellas veraniegas playas fraguó el plan de trasladar el Consulado general de San Pablo para Río de Janeiro; allí dijo en cierta ocasión, en cierta noche, en cierto hotel y ante cierta autoridad y cierto periodista, que la colonia española, que la Prensa española, que el Cuerpo Consular, que la propia España valían menos que las suelas de sus zapatos. Hace poco regresó a ésta. ¿Le han visto ustedes? Pues ni yo tampoco.

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AMAE: Correspondencia-Consulados-Pará-H2006.

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Para él no existe colonia; para él no existen Sociedades; para él no existen ciudadanos españoles. Su residencia habitual es el “Guarujá”, en Santos. El consulado está en manos de un canciller y un Secretario, mal retribuídos, y con un trabajo abrumador y estupendo. Es cuanto podemos informar por ahora de tan principesco personaje.”

220

El mismo Cónsul se encontraba en São Paulo de misión cuando sucedieron en esta ciudad una serie de actos revolucionados en julio de 1924. Los damnificados españoles habían remitido al consulado sus quejas y se habían abierto una serie de expedientes sobre reclamaciones legales al Gobierno de Brasil que resultaron ser nulos “por no haber seguido los trámites legales según las leyes de aquel país”, y por lo tanto el Gobierno de Brasil los había devuelto al Ministro de España en Rio de Janeiro. Los inmigrantes españoles culpaban a las autoridades diplomáticas y consulares españolas en Brasil de no haber indicado a los inmigrantes españoles las formas jurídicas que debían seguirse, por lo que no recibirían ninguna compensación económica. Se acusaba a este cónsul de haber abandonado sus funciones y no ocuparse de los intereses de la colonia española, de vivir entre Santos y Rio de Janeiro sin ejercer su cargo de Cónsul General de España en São Paulo. Había llegado a Brasil el rumor de que el Sr. O’Donell gestionaba ante el Directorio Militar el traslado del Consulado General de São Paulo a Rio de Janeiro, pretensión que la colonia española atribuía a la comodidad del Cónsul. Para ello, las Sociedades españolas de São Paulo dirigieron una exposición al Presidente del Directorio Militar, tratando de justificar el error de dicha medida. En su carta, los Presidentes de varias Sociedades españolas en São Paulo realizaban una serie de consideraciones para demostrar lo perjudicial que sería tomar una medida de esas características para la colonia radicada en este Estado alegando lo siguiente: - De los 21 Estados del Brasil, el más poblado, próspero, floreciente y progresista era São Paulo, por su intenso comercio, su gran industria, su productiva agricultura y sus exportaciones. - El Gobierno del Estado de São Paulo, ejercía por ello una gran influencia sobre el Federal, siendo consultado frecuentemente sobre numerosos temas que atañían al interés nacional. - Eran en ese momento unos 450.000 los españoles radicados en el Estado de São Paulo, significando una cantidad mayor al total de los españoles que existían en los 20 Estados federales restantes de Brasil, que sumaban aproximadamente el medio millón. - La Secretaría de Agricultura del Estado de São Paulo había publicado unas estadísticas donde las propiedades agrícolas en poder de los españoles suponían en todo el territorio brasileño eran 4.725, con 449.000 hectáreas, valoradas en 77.523 contos (70.000.000 de pesetas). De estas propiedades, los españoles del Estado de São Paulo tenían 3.530, con 208.418 hectáreas valoradas en 53.209 contos (50.000.000 de pesetas). De ello se podía deducir que la colonia radicada en São Paulo capital y su Estado era superior en cifra y prosperidad a toda la radicada en el resto de los 20 Estados federales brasileños. 220

La Emigración española, 15/07/1925, p. 204.

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- La mayoría de la colonia española residente en el Estado de São Paulo eran jornaleros y con frecuencia había problemas entre trabajadores y propietarios de tierras, por lo que las autoridades consulares debían intervenir en muchos casos para solucionarlos. Por todo ello, se presionaba para que el Consulado General de España en São Paulo no fuera transferido a Rio de Janeiro, donde ya existía el Consulado que le correspondía por su categoría. Además se expresaba la necesidad de crear dos Viceconsulados de carrera en el interior del Estado en zonas apropiadas que estuvieran pobladas por españoles, que en algunas zonas ya alcanzaban el 80 por ciento del total de la población. Se pedía también que el Consulado fuera ocupado “ por persona apta, competente y de criterio, que, compenetrada en su alta misión, sea un consejero de sus connacionales, un protector de sus intereses morales y materiales, no un burócrata más, un Empleado de más o menos categoría del Estado español, que no mantenga contacto con la colonia y crea cumplida su misión con dos o tres horas de expediente, de dos en dos días, a lo sumo, y sin que abandone su puesto semanas y meses en playas veraniegas, como ya se ha dado casos.” Se pedía también que el Consulado de São Paulo no se quedase en manos de escribientes y cancilleres sin autoridad ni práctica en asuntos consulares, ni a la altura de su delicada misión. Se pedía la instalación de nuevas agencias consulares y reorganización de las que ya estaban establecidas con cierta autonomía para expedientes y cédulas, ya que teniendo el Estado de São Paulo una extensión de 248.685 kilómetros cuadrados era muy difícil y costoso recurrir al Consulado General de São Paulo y por ello, la mayoría de los españoles no estaban registrados en el consulado. La carta estaba firmada en marzo de 1925 por los Presidentes de la Cruz Roja Española, por el Grupo Isaac Peral, por el Centro Español, por la Sociedad Española de Socorros Mutuos, por el Círculo Español, por la Federación Española y por el Grupo Cervantes.221 Las quejas contra otros Cónsules continuaban en la prensa por la misma época. Esta vez fueron contra el Cónsul de Rio de Janeiro, D. Ramiro F. Pintado: “UN BOTÓN DE MUESTRA. La “tutela” del Consulado de España en Río de Janeiro. Nos creemos en el deber de aconsejar a los emigrantes españoles que piensen dirigirse al Brasil, que desistan en absoluto de su propósito mientras en aquel país no existan las necesarias garantías a toda persona civilizada. Más de dos años hace que en Brasil están suspendidas las garantías constitucionales, en tal forma, que cualquier Comisario, sin más trámite, puede ordenar la detención de cualquier extranjero y enviarle a su país en el primer barco que salga, sin dar cuenta a la familia ni dejar al detenido ningún derecho de defensa. Como se ve, esto es grave; pero mucho más grave es si el detenido es español, pues así como los demás extranjeros son defendidos por sus respectivos Consulados, así también el español es abandonado a su propia suerte. Vamos a relatar el último hecho ocurrido y que sirve como muestra: El día 7 del pasado julio, a las seis y media de la mañana, fue detenido por la policía el súbdito español Pedro González Gómez, de veintitrés años, y de oficio ebanista, cuando se dirigía a su trabajo. Estuvo preso todo el día, sin que nadie lo supiera, como es costumbre en estos casos. Por la noche, casualmente, se enteró de la detención un cuñado de la víctima, quien expuso el caso al 221

La Emigración española, 15/09/1925, pp. 259-260.

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activo Delegado general de la Bolsa de Trabajo Internacional, D. Miguel Rodríguez Gavieiro. Este compañero le aconsejó que acudiese al Cónsul con toda urgencia para evitar que el detenido fuese embarcado para España. A las diez de la noche pudo dar con el señor Cónsul, quien se hallaba con una señora en un café de la Rua 7 de Septiembre; le suplicó interviniese en favor del detenido, ya que no había causa que justificase tal detención. La señora que acompañaba al Cónsul, compadecida, suplicó a éste que interviniese, y para darla satisfacción, entregó al reclamante una carta para el Vicecónsul, al objeto de que “viese lo que se podía hacer en ese caso”. Presentose el reclamante al Vicecónsul, quien le dijo que nada podía hacerse ya. Ante tal contestación, el cuñado del detenido volvió al Delegado de la Bolsa de Trabajo Internacional, quien se hallaba ya en la cama. Se vistió y fueron juntos a la Delegación, en donde les negaron que hubiese ningún español detenido, enseñándoles el libro-registro. Rodríguez Gavieiro hizo ver al señor Comisario que esas detenciones, por la forma en que se hacían, nunca constaban en el libro oficial. El Comisario le preguntó que cómo sabía que estuviese detenido dicho sujeto. Contestóle Rodríguez Gavieiro, probándoselo y reclamándole su libertad por tratarse de un asociado cuyos derechos tenía que defender en su calidad de Delegado general de la Bolsa de Trabajo Internacional. Entonces le prometió el Comisario que el detenido aparecería y que no sería embarcado. Al día siguiente el cuñado del detenido volvió a ver al Cónsul, pidiéndole su intervención para que le pusiesen en libertad. El Cónsul, después de muchas vueltas, le dijo que no podía intervenir personalmente porque estaba distanciado con el jefe de policía, coronel D. Carlos Reyes, quien ni le saludaba en la calle. Mientras ocurrían estas cosas, el español Pedro González continuaba en la Heladera (nombre con que allí designan a la prisión destinada a estos detenidos, y que es, verdaderamente, un frigorífico). En esas condiciones estuvo la víctima cinco días y cuatro noches en la citada prisión, cuyo espacio es de cuatro metros cuadrados, y en donde había sesenta hombres más, de los cuales fueron embarcados veinticinco. A fuerza de súplicas al Cónsul, prometió éste derivar un oficio al coronel Reyes; pero viendo cómo iban las cosas, Rodríguez Gavieiro acudió a diversas personas de gran solvencia y prestigio, consiguiendo, por mediación de D. José García Barbeira, que pusiesen en libertad al detenido. El prestigioso español D. José García Barbeira, dueño de uno de los mejores hoteles de Río de Janeiro, añadió a Rodríguez Gavieiro que estaba a su disposición para otros casos que pudiesen ocurrir, PUES PARA ESO ÉRAMOS ESPAÑOLES. Cuando llegó el oficio del Cónsul ya estaba el detenido en libertad. Nuestra más profunda gratitud merecen los señores García Barbeira y Rodríguez Gavieiro, que honran a España con su recto y desinteresado proceder en favor de los españoles atropellados. Lamentamos no poder decir lo mismo de D. Ramiro F. Pintado, Cónsul de España, que si emplea gran actividad en otros menesteres de su cargo que no tienen urgencia alguna, en cambio, cuando se trata, como en este caso, de defender los sagrados intereses de un honrado trabajador español, su negligencia no puede ser mayor. Y no nos sirve de excusa el hecho cierto de que esté enemistado con el Ministro de Justicia y con el jefe de policía. Cuando se es incompatible en un cargo se pide el traslado, que por encima de los intereses particulares de un funcionario han de estar siempre los más sagrados de la 222 colectividad española y el buen nombre de España.”

222

La Emigración española, 15/09/1925, pp. 267-268.

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Sin embargo, la odisea de este pobre emigrante español no acabó aquí, sino que debido a su estancia en la cárcel contrajo la tuberculosis, enfermedad que le causó la muerte una vez que ya había regresado a España. Las autoridades policiales brasileñas colaboraban frecuentemente con las autoridades consulares españolas en Brasil, alertando de los peligros que corrían ciudadanos españoles en aquel país: “DE BRASIL. EMIGRANTES EN LA MISERIA. El Delegado de policía de Sertaozinho (Estado de San Pablo) ha telegrafiado al Jefe de policía comunicándole que se hallan en la mayor miseria colonos pertenecientes a las haciendas denominadas Vassouras, Engenho Central, Sao Miguel, Aymorés, Apparecida y Guaropa, los cuales hace veintitrés meses que no perciben sus salarios. Como consecuencia de tal situación, el Cónsul de Portugal en Santos ha pedido a su Gobierno suspenda la emigración para el Estado de San Pablo. Como se trata de emigrados españoles y portugueses, esperamos que la Dirección general de 223 Emigración intervenga también en favor de nuestros compatriotas.”

Los ejemplos de correspondencia consular y noticias en prensa expuestas anteriormente muestran que las fricciones entre las autoridades consulares y los españoles en Brasil eran constantes. Las condiciones en las que estos representantes realizaban su trabajo eran duras y tanto el presupuesto asignado como la escasez de funcionarios hacía imposible el buen desempeño de sus funciones. A la escasez de medios para ejercer su labor se sumaban la enorme extensión del territorio brasileño y el incumplimiento constante de las garantías que debían prestar a los colonos las autoridades brasileñas. Pero sin embargo, aunque hubo representantes consulares que abusaron de su cargo y que no lo emplearon en favor de los intereses de la colonia española, hubo otros que trabajaron activamente por defender los derechos de los españoles y conseguir mejoras que redundasen en el modo de vida de los mismos en Brasil. El periodo estudiado abarca 5 décadas y por lo tanto, no se puede generalizar afirmando que la población española en Brasil estuvo desatendida por sus representantes consulares y cuando así fue, se debió principalmente a la enorme extensión del territorio, a la escasez de presupuesto destinado a las oficinas consulares y al número desorbitado de españoles que cada oficina debía atender, en especial la demarcación de São Paulo.

223

La Emigración española, 5/02/1927, p. 215.

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EL TRABAJO DE LOS INMIGRANTES El emigrante que llegaba a Brasil podía dirigirse a las zonas rurales o a las urbanas. El principal sector en que se empleaba el inmigrante era principalmente el agrícola, ya que este era el principal sector económico brasileño. Desde 1880 se fue produciendo un desarrollo de la industria, sector que absorvió gran cantidad de mano de obra. Asimismo el inmigrante solía emplearse en el comercio y servicios y en el sector de construcción y obras públicas. La producción brasileña era muy variada: café, caucho, yerba mate, cacao, tabaco, algodón, arroz, azúcar, habichuelas, garbanzos, frutas, harina, semillas de algodón, aceites vegetales y legumbres, cueros, carnes en conserva y de frigorífico, lanas, oro, brillantes y piedras preciosas, semillas oleaginosas, fibras vegetales, maderas finas y para la construcción, manganeso, mamona, cera de Carnahuba, etc. En 1861 se había creado el Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas para impulsar y asegurar el desarrollo de las fuerzas productivas de la nación, aunque hasta la proclamación de la República en 1889, el Imperio dotó a este Ministerio de exiguos recursos. Durante los primeros años de la República la dotación presupuestaria no fue muy elevada y estuvo destinada a subvencionar la enseñanza agrícola, las estaciones agronómicas, la mejora de la cría de ganado y atender cualquier necesidad emergente de la agricultura. El Ministerio dos Negocios da Agricultura, Industria e Commercio fue creado por el Decreto nº 1.606 del 29 de diciembre de 1907, con el fin de dar a la agricultura el estímulo necesario para su desarrollo y prosperidad. En el sector ganadero, desde los primeros años de la República (1889), el Gobierno realizó importantes esfuerzos para estimular su desarrollo que a pesar de las condiciones favorables del territorio, se encontraba en un estado de abandono. Se otorgaron concesiones a particulares en los diferentes Estados de São Paulo, Minas Gerais y Rio de Janeiro para la fundación de establecimientos dedicados al perfeccionamiento de diferentes razas como la caballar, ovina, suina y lanar, mediante cruce y nutrición apropiada y para el desarrollo de la industria pecuaria. Entre ellos se encontraban la Companhia Centro Pastoris do Brazil y la Companhia Frigorifica e Pastoril Brasileira, sujetas a la fiscalización directa del Gobierno, según el Decreto nº 832 del 11 de octubre de 1890 y el Decreto nº 963 del 7 de noviembre de 1890, y asimismo los auxilios se dirigían a las propiedades particulares. Para comienzos del s. XX la situación de la ganadería estaba mejorando sensiblemente, sobre todo en los Estados del sur de la República. Se creó la Diretoria de Industria Animal, por Decreto nº 7.622 del 21 de octubre de 1909, con el fin de “facilitar a los criadores del país la cooperación del Estado en todo lo que le pueda competir para el progreso de la industria animal y su desarrollo” 224 y por el Decreto nº 8.319 del 20 de octubre de 1910 se creó la Enseñanza Agronómica, instituido en el Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio que tenía como fin la instrucción técnica profesional relativa a la agricultura y a las industrias correlativas y comprendía la enseñanza agrícola, de medicina veterinaria, zootecnia e industrias rurales, y significó un importante impulso para el desarrollo de este sector económico. 225 La Escuela Superior de Agricultura y Medicina Veterinaria se instaló en la rua General Canabarro, nº 42, de Rio de Janeiro, antiguo palacio del duque de Saxe. 224

Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Agricultura, Indústria e Commercio Rodolpho Nogueira da Rocha Miranda no anno de 1910, 22º de la República. Volume II. Rio de Janeiro. Oficinas da Diretoria Geral de Estadística, 1910, pp. 214220. 225 Ibídem, pp. 612-690.

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Ya para la segunda década del s. XX, los esfuerzos realizados en el sector pecuario estaban dando buenos frutos. La pesca tampoco estaba desarrollada de un modo importante en la primera época. Faltaba iniciativa particular para explotar este importante sector en un país con una inmensa cantidad de kilómetros de costa y tampoco gozaba de importante protección oficial, por poder prestar el Gobierno escasos auxilios para su desarrollo. El Reglamento aprovado por el Decreto nº 8.338 del 17 de diciembre de 1881 concedía favores a empresas que se organizaran para la explotación de la industria de la pesca, pero el interés por particulares en estas empresas desde esta fecha no fue grande, concentrándose esta industria principalmente en las costas de Rio de Janeiro, São Paulo y Paraná. Las estadísticas brasileñas reflejan a partir de 1908 gran cantidad de detalles sobre las diferentes profesiones que tenían los inmigrantes que llegaban a Brasil, aunque no indican la nacionalidad de los mismos. Entre las dedicaciones de los inmigrantes que entran por los puertos brasileños se indican las siguientes: agricultores, agrimensores, albañiles, alfareros, artistas, barberos, bomberos, cajeros, calceteros,226 caldereros, canteros, carboneros, carpinteros, ceramistas, cerrajeros, cesteros, chapistas, cigarreros, cocheros, comerciantes, confiteros, contratistas, constructores, cordeleros, corredores, costureros, curtidores, dentistas, dibujantes, domésticos, electricistas, encuadernadores, escultores, estañeros, estucadores, estudiantes, farmaceúticos, fogoneros, fotógrafos, fundidores, grabadores, guarda-libros, herreros, horticultores, impresores, industriales, ingenieros, joyeros, jornaleros, limpiabotas, litógrafos, lustradores, marineros, marmolistas, mecánicos, médicos, mineros, modistas, molineros, músicos, orfebres, panaderos, curas, parteras, pastores, pedicuristas, pelotaris, peones, periodistas, picadores, pilotos, pintores, profesores, propietarios, químicos, religiosos, relojeros, sastres, segadores, serradores, sombrereros, tejedores, telefonistas, tintoreros, tipógrafos, toneleros, veterinarios, zapateros, etc. También se especificaba el número de aquellos que llegaban sin profesión, como mujeres y niños.227 La Segunda Guerra Mundial supuso un freno en la llegada de emigrantes españoles a Brasil. Un informe del cónsul de España en Rio de Janeiro, Gonzalo Gómez Trevijano, fechado en 1916, así lo mostraba e indicaba el conflicto bélico como la principal causa, seguida por los peligros que encerraba la navegación y por la crisis económica que atravesaba Brasil en dicha época. En ese año, la mayoría de los emigrantes que continuaban llegando a Rio de Janeiro, se dirigían a la capital de este Estado para buscar allí colocación, pero también había otros que se dirigían al interior del mismo para buscar un trabajo en la agricultura. Un número reducido se quedaba en la ciudad de Rio de Janeiro, donde buscarían ocupación en el comercio o en diferentes oficios como carpinteros, albañiles, canteros, cocheros, mozos de muelle, conductores de tranvía, tejedores, sastres, zapateros, electricistas, tipógrafos, hojalateros y cerrajeros, bomberos, cargadores, y pescadores. La mayor parte de las mujeres se empleaba en actividades domésticas, trabajando algunas en la confección de sacos y en la limpieza de café, y la mayoría de los niños buscaban ocupación en el comercio como dependientes. 226

Trabajador que calza calles y otros caminos con piedras y paralelepípedos, o que reviste calzadas con las llamadas piedras portuguesas. 227 Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado da Indústria, Viação e Obras Públicas Miguel Çalmon du Pin e Almeida no anno de 1909, 21º da República. Volume I. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1909, pp. 105-106.

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El informe del cónsul nos indicaba cuáles eran los jornales que se pagaban en dicho año: a los electricistas 10.000 reis, a los tipógrafos, 8.000; los carpinteros, cerrajeros y ojalateros ganaban 7.000 reis; los albañiles y canteros, 7.500 reis; Los tejedores, sastres y zapateros, 6.000 reis; los cocheros, panaderos y conductores de tranvía: 5.500; los estibadores, 10.000; los mozos de muelle 5.000 y los peones 4.000. Frente a ellos, las mujeres solían recibir un salario de unos 3.000 reis y los niños de unos 2.000 reis.

São Paulo hacia 1920

También nos presenta información sobre el costo medio de vida en dicho año que era aproximadamente de 120.000 reis por mes para una familia obrera compuesta por 3 miembros; aquellas formadas por 4 personas tendrían un gasto medio de 140.000 reis y para aquellas familias formadas por 5 o más personas, el coste medio sería de 160.000 a 200.000 reis. El cónsul advierte en el informe que en dicho año escaseaban los trabajos y que habían disminuido los jornales o salarios y aumentado el coste de vida. La tendencia era que continuara aumentando dicho coste, y todo ello había sido la causa de la demanda en el consulado de numerosas solicitudes de repatriación con billete gratuito y de diferentes socorros ante la situación de indigencia en la que se encontraban muchos inmigrantes. La carestía de la vida se dejaba sentir en todos los niveles, especialmente 209


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en el precio de los alquileres. Igualmente y debido a la crisis financiera por la que atravesaba Brasil, el cambio se mantenía muy bajo (810 reis por peseta, en el momento de elaboración de la Memoria) y con tendencia a caer aún más. Consecuencia de todo ello era el precio altísimo de las subsistencias en artículos de importación como el arroz, las legumbres, frutas, aceite y otros artículos de primera necesidad que el país no producía o producía en bajas cantidades. En caso del emigrante conseguir algún ahorro, pese a la dificultad de hacerlo debido a la carestía de la vida, al realizar el cambio a pesetas, quedaría éste muy reducido. El informe tenia como objetivo disuadir a emigrante español de dirigirse a Brasil, ya que las condiciones de vida en dicho momento no eran las mejores para que el emigrante pudiera conseguir un buen trabajo y obtener unos buenos ahorros.228 En el caso de São Paulo, la actividad comercial de los españoles tenía gran importancia en el sector de las importaciones y exportaciones de alimentos. Casas españolas que importaban vinos y licores, aceites, conservas como aceitunas, pimientos morrones, sardinas y espárragos, libros y toda clase de artículos exportaban cafés, vinos medicinales, etc. También importaban imágenes religiosas y productos de otros países como Francia: Benedictine, Chartreusse, Anisette, Champagne, Ron, Marasquino, etc.

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La Emigración española, 30/10/1916, pp. 169-170.

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La agricultura y ganadería La vida del emigrante español era muy diferente según trabajara en el campo o en la ciudad. Así se puede ver en el siguiente artículo del delegado en la región mogiana de Brasil de la Bolsa de Trabajo Internacional, Sr. Tesifón Sánchez, donde se resume no solamente las condiciones de trabajo de los trabajadores españoles en zonas rurales, sino también sus condiciones de vida. “Lo que hay que ver en el Brasil. A D. Antonio Luís Fernández Flórez, Inspector de Emigración. Señor: Ya que no pude hacerlo en este país por no tener el gusto de haber aportado por esta región, lo tengo en saludarle desde las columnas de EL EMIGRANTE ESPAÑOL, que es el verdadero defensor de los españoles en el extranjero. He leído en Correo Español y en La Raza su viaje de inspección a esta colosal tierra brasileña, tan colosal, que, según tengo entendido, empleó Dios en crearla cuatro días y medio de los seis que gastó en hacer el mundo. De lo que infiero que también por eso no tuvo usted tiempo para recorrer las zonas en donde verdaderamente se encuentran los trabajadores españoles. Según dice la prensa española, usted ha visitado Río de Janeiro, San Pablo, Campinas y Baurú, ciudades en que los españoles viven independientes del yugo de los hacendados. No quiero decir que todos los fazendeiros sean malos para sus colonos, porque entre ellos, hay algunos de conciencia. En su recorrido ha visto usted españoles ricos, industriales, comerciantes y muchos que hace ya muchos años no se acuerdan de cuando trabajaban con la azada. Esa ha sido su Corte. No podemos pues, estar conformes con esa inspección de ciudades. La situación del trabajador español que emigra a estas tierras hay que verla en el interior. Aquí hubiera visto usted que el colono se alimenta con habichuelas y arroz para el almuerzo; al medio día, una jícara de café del que el hacendado no puede vender; y para cenar, variando con el almuerzo, arroz y habichuelas con harina de mandioca, que es una raíz molida. Hubiera visto cómo a las cuatro de la mañana, en la época de recolección, repiquetean las campanas y los toques de corneta en las haciendas para que el colono se levante presuroso, que de no hacerlo así, pronto le obliga la sota de bastos a salir ligero para el trabajo, en donde lo mismo está uno expuesto a que le muerda una culebra venenosa, como las avispas, como las malditas hormigas lavapiés. Hubiera visto que la vivienda del colono es una casa toda aterrada, y en sus lindes están los cercados para los cerdos y cabras, rodeados de vacas, caballos y mulos, motivo de la infección de pigüas, que tanto hacen padecer cuando penetran en los pies y aun en el cuerpo, pues yo mismo me las tengo sacadas del ombligo. Hubiera visto que, por fútiles motivos, se imponen multas a los trabajadores: multas cuyo importe es para el hacendado; que éste despide a los colonos sin pagarles lo que les adeuda de sus trabajos; que si el trabajador reclama al Patronato Agrícola, ni satisfacción le dan; que ese Patronato, creado para velar por los intereses de los trabajadores, ha invertido los términos, y en él sólo privan los intereses de los hacendados; que aquí estamos abandonados y no tenemos a quien reclamar. Hubiera visto las haciendas cercadas con alambres, y de trecho en trecho una puerta de entrada, con cadena y candado. Si el colono tiene un enfermo en su familia y ha de salir a buscar un médico, necesita pedir permiso; si ha de recibir alguna visita, lo mismo. Que el régimen en la hacienda es lo mismo que en un presidio.

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Todas estas cosas, y algunas más que hubiera visto usted, y bien necesario hubiera sido para que su inspección fuese verdad. Estas consideraciones no las hago solamente al señor Fernández Flórez, sino también a la Dirección que ordenó la inspección, órdenes que seguramente cumplió el Inspector. Cuando se trata de reconocer la situación del emigrado, es necesario verlo donde está y donde trabaja. Si eso no conviene por el mayor gasto, huelga lo demás que se ha hecho, y se pudo ahorrar todo el dinero. Un rosal produce la rosa, y para cogerla hay que espinarse. Es lo poco que podemos pedir los que nos espinamos a diario. Dispense la molestia, y para otra vez sabe que tendremos mucho gusto en verle por esta región Mogyana. TESIFÓN SÁNCHEZ Delegado general de la B.T.I. en la región Mogyana. San Simón, 30 diciembre 1927.”229

Los inmigrantes que se convertían en obreros rurales en el Estado de São Paulo estaban especialmente dedicados a la cafeicultura paulista, cultivo casi exclusivo en este Estado. Las condiciones de trabajo durante todo el periodo estudiado fueron cambiando. El trabajo en las diferentes plantaciones que había en el Estado de São Paulo era de tipo rústico, sin ayuda de maquinaria especializada y a él se podían dedicar aquellos que estaban ya familiarizados desde su lugar de origen con los trabajos agrícolas y que supieran cómo se podían utilizar los diferentes instrumentos que existían para su desempeño. Los instrumentos que se utilizaban generalmente eran las azadas y azadones, rastrillos, machetes y otro tipo variado, pero no utilizarían la maquinaria especializada, siendo un trabajo exclusivamente manual y a cuya rudeza no estarían todos acostumbrados, sino solamente aquellos inmigrantes españoles que venían de zonas agrícolas y que ya estaban habituados a su rudeza y difíciles condiciones. Durante el periodo estudiado y en São Paulo, el sistema de trabajo agrícola que más se utilizaba era el de empreitada, trabajo de los colonos constituidos en familia durante un año agrícola mediante retribución estipulada anticipadamente. Aparte de este sistema, existía también el de la ejecución de servicios por día, que al escasear en determinados periodos del año agrícola no eran suficientes para proporcionar la ocupación continua a los trabajadores. El sistema principal de trabajo, el de la prestación de servicios agrícolas por un año habiendo pactado previamente la remuneración, significaba la entrega a una familia de colonos de un cierto número de plantas para su tratamiento y recogida del fruto, en los cafetales, bananales, plantaciones de caña de azúcar o algodonales. En el caso de los cafetales el trabajo tenía una duración de aproximadamente un año, entre octubre de un año y el siguiente octubre entre la floración, maduración y cosecha del fruto de la planta del café. El propietario prefería para la realización de este trabajo en haciendas a familias de colonos y no a trabajadores sueltos.

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La Emigración española, 20/02/1928, p. 26.

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Como contraprestación por los servicios de las familias de colonos, el propietario de las haciendas debía proporcionar a estas familias una casa para vivienda, pasto para los animales del colono y una cantidad de tierras fuera de estas plantaciones donde la familia de colonos podría plantar cereales. También en los senderos de las plantaciones de café, caña de azúcar, algodón o plátanos, el colono podía cultivar cuando fuera posible ciertos productos como maíz y habichuelas. Las familias de colonos podían así plantar y cosechar para su uso personal una buena cantidad de productos agrícolas como arroz, maíz, frijoles o cebollas y cuya producción dependía de diferentes factores como las condiciones climáticas o el trabajo dedicado por el colono a estos productos. También podía dedicarse a la cría de algunos animales como aves, cerdos y vacas que le proporcionarían ingresos adicionales. El valor de los servicios agrícolas que el colono realizaba en las plantaciones se definía cada año en función de la situación de los mercados consumidores y por esa razón y al ser un periodo amplio (1880-1930), no indicaré valores monetarios. En las plantaciones de café se pagaba al colono un precio que había sido pactado de antemano por cada mil pies de café que la familia de colonos hubiera tratado durante un año, y se pagaba una cantidad de dinero por cada saco de 110 litros de café que el colono entregara una vez que había sido recogido y limpiado. El colono recibía también una cantidad de dinero por cada día de servicio extraordinario que realizara para el propietario de las tierras. El colono recibiría por su trabajo de prestación de servicios anuales, 6 pagos bimensuales, que sufrirían también un aumento según las ganancias obtenidas por aquellos días que había prestado servicios eventuales a la hacienda. El pago general del año agrícola se realizaba después de haber terminado la última limpieza del cafetal después de la cosecha. La cosecha de café estaba condicionada por diferentes factores como las condiciones atmosféricas, la mayor o menor cantidad de frutos recogidos y la cantidad de mano de obra que se empleaba en las plantaciones, por lo que el final del año agrícola no podía ser fijado en determinada fecha.

Recogida de café en una hacienda

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Hacienda de Martinho Prado en São Paulo, 1908.

En las haciendas de algodón el colono también recibiría una casa para vivienda, pasto para los animales, tierras para plantar sus cereales y otros productos como en el caso de los colonos de las haciendas de café, recibiría un pago en dinero por el tratamiento de un alqueire230 de terreno del algodonal hasta la cosecha del producto y también recibiría el colono un pago en dinero por cada arroba de algodón que cosechara. En aquellas haciendas de caña de azúcar se pagaba una cantidad de dinero por el tratamiento de cada alqueire de terreno hasta que se produjera el corte de la caña y en el corte de ésta también se pagaba una cantidad de dinero por cada alqueire de la hacienda de caña de azúcar. En las plantaciones de bananos o bananales se pagaba por el tratamiento realizado cada año de cada alqueire de terreno de la hacienda una cantidad de dinero y también se realizaba un pago en el corte de cada conjunto de plátanos por cada hora de servicio. El colono recibía no solamente ingresos por su salario establecido en el contrato, sino también a través de la plantación de cereales y de la cría de animales. El agricultor debía seguir en la hacienda donde estaba empleado un cierto orden para que pudiera compaginar sus diferentes actividades productivas. Su trabajo empezaba con el inicio del año agrícola que se situaba entre los meses de agosto y noviembre, cuando debía preparar las tierras y las semillas. Dentro de los 3-4 meses el colono podría obtener maíz, habichuelas y arroz y dar paso a la cría de aves y de animales, proporcionándoles alimento para sí y su familia. De esa forma y habiendo obtenido ya sus cereales, el

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El alqueire es una unidad de medida de superficie agraria. El alqueire paulista es una medida agraria correspondiente a 24.200 m².

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colono solamente debería preocuparse de adquirir prendas para su vestimenta y calzado y algunos productos como azúcar, harina y sal. La caderneta de contrato era un documento que debía tener el trabajador, donde se detallaban aquellas leyes y disposiciones que regulaban el contrato firmado entre el colono y el patrón. Los obreros agrícolas obtenían este documento de modo gratuito y eran expedidas por la Agencia Oficial de Colocação. En ellas constaba mes a mes cual era el crédito y el débito del colono. El colono que fuera a trabajar a las diferentes propiedades agrícolas del Estado de São Paulo podía disfrutar de su pasaje gratuito y el envío de su equipaje hasta la estación más próxima a la propiedad agrícola. Desde allí sería el patrón que le hubiera contratado quien debía proporcionarle un modo de llegar hasta la hacienda del mismo y dejarlo en la casa vivienda que le había sido encomendada en la propiedad agrícola. El Departamento Estadual do Trabalho fue creado en 1911 y poseía una sección de Fiscalización del Trabajo Agrícola con el fin de estudiar cuáles eran las condiciones de vida y de trabajo de los obreros rurales. Por medio de una serie de Comisarios, se pretendía la inspección en las haciendas y se promovía ante los diferentes organismos la adopción de soluciones a los problemas de los colonos. Una vez que los contratos agrícolas que empleaban a los obreros rurales en las diferentes plantaciones finalizaban, una parte de los emigrantes tomaban un nuevo rumbo al presentárseles diferentes posibilidades. Algunos adquirían un pedazo de tierra y comenzaban una nueva vida como propietarios. La adquisición de nuevas tierras por el ex-colono fue apoyado tanto oficialmente como por parte de particulares y para tal fin se creó la Diretoria de Colonização, que orientaba a los que pretendían convertirse en nuevos propietarios agrícolas y les daba facilidades para la compra de la propiedad con diferentes prestaciones de carácter razonable y a plazo. 231 Existían numerosos anuncios en la prensa local brasileña sobre venta de terrenos en el Estado de São Paulo, de los que se hizo especial eco El Diario Español, anuncios que se intensificaron desde el año 1917. Reproduzco uno de ellos: “Venta de Terrenos Hacienda “S. Martinho” A plazo de seis años, pagando al principio de cada año 8 mil reis por “alqueire”. En la comarca de Rio Preto, Estado de S. Paulo, existe una gran extensión de terrenos, de primera calidad, propios para la cultura del café y de toda clase de cereales, los cuales se venden por bajos precios y á plazos muy ventajosos. Distan dichas tierras veinte leguas de Rio Preto, trayecto que es recorrido por buenos caminos. Actualmente se hace el recorrido por la vía Taboada y se está construyendo otro que va á desembocar en la estación Lussambira, línea Noroeste, con la cual sería más fácil el transporte, pues solamente quedarán distantes los mismos terrenos 14 kilómetros de la Villa Turquim. Brevemente atravesará el Núcleo Colonial de la hacienda “S. Martinho”, ó sea los terrenos que se ponen en venta, la línea férrea Araraquarense, que parte de Villa AdolphoLas condiciones en que se venden los terrenos de la hacienda “S. Martinho” son los siguientes:,

231

BIALOSKORSKI, Segismundo: “As condições de vida e de trabalho do obrero agrícola no Estado de São Paulo”. Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola. Ano XXII, São Paulo, 1933, pp.65-67.

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Cada “alqueire” costará 50$000 Y su pago podrá ser efectuado en plazos de seis años, en cuotas de OCHO MIL REIS por “alqueire” debiendo efectuar su pago á principios de cada añoLos que adquieran terrenos en la hacienda “S. Martinho”, y efectúen sus pagos á la vista, tendrán una rebaja del 10 por cien en los precios. Todos aquellos que adquieren lotes de “50 alqueires” en adelante TENDRAN DERECHO A UN LOTE EN EL PATRIMONIO DE LA VILLA DE TURQUIM,-que va á formarse- de una extensión de 50 por cien metros. Todos los que compren lotes menores de 50 “alqueires” no tendrán derecho al referido lote. Los españoles que tengan intención de comprar terrenos deben aprovechar la oportunidad que se les presenta de ser propietario de lotes de incomparables tierras por poco dinero. La siguiente lista de compradores demuestra el porvenir que espera á la Hacienda “S. Martinho”, cuyos terrenos, dentro de poco tiempo, valdrán una millonada. José Frías Luque, 50 alqueires, residente en JahúIsidro La Rubia, 60 alqueires, residente en Jahú. Diego Bonilla, 100 alqueires, residente en Jahú. Benigno Hernández, 50 alqueires, residente en Jahú. Luís Tesa, 50 alqueires, residente en Jahú. Pedro Tomé, 25 alqueires, residente en Barra Bonita. José Garrido, 25 alqueires, residente en Barra Bonita. Manuel Benitez, 25 alqueires, residente en Barra Bonita. Ángel Méndez, 50 alqueires, residente en Jahú. Pedro Ruiz, 50 alqueires, residente en Jahú. Francisco Aranda, 25 alqueires, residente en Jahú. Juan Zaranella, 25 alqueires, residente en Jahú. Lorenzo Trullenque, 50 alqueires, residente en Jahú. Patrocinio Galán, 50 alqueires, residente en Jahú. Miguel Merino Rueda, 50 alqueires, residente en Jahú. Luis Clunquina, 25 alqueires, residente en Jahú. Benito Costa, 50 alqueires, residente en Jahú. Sebastián Cid, 25 alqueires, residente en Jahú. José Rodríguez Villar, 25 alqueires, residente en Jahú. Juan Campo Beza, 20 alqueires, residente en Jahú. Mateo Rodríguez, 25 alqueires, residente en Jahú. Francisco Arias, 50 alqueires, residente en Jahú. Francisco Telles, 50 alqueires, residente en Jahú. Cristóbal Girón García, 20 alqueires residente en Bariry. Joaquín Jorge, 20 alqueires; Manuel Jorge Mericato, 20 alqueires; Luis Fernández, 60 alqueires, residentes en la Estación Tanquinho. Jorge Salgado Araujo, 120 alqueires, residente en Jahú. Basilio Anerchi, 50 alqueires, residente en Jahú. Juan Luna, 50 alqueires, residente en Pederneiras. Raimundo Pelariño, 20 alqueires, residente en Jahú. Juan Quesada Morales, 150 alqueires, residente en Monte Verde. José Quesada Navas, 20 alqueires, residente en Monte Verde. Francisco Gimènez Ruiz, 20 alqueires, residente en Monte Verde. Florentino Banciella, 100 alqueires, residente en Sómez Millán, 20 alqueires, residente en Bariry. Antonio Sánchez, 50 alqueires, residente en Jahú. Roque Taú, 50 alqueires, residente en Jahú. José García Ortiz, 20 alqueires, residente en Jahú.

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El director del “Diario Español” adquirió en la hacienda “S. Martinho” un lote de 500 “alqueires”. Calidad de la tierra en venta Es tierra roja superior, con bosques vírgenes que contienen riquísimas maderas, además de las conocidas con los nombres de pau de alho, xangada, brava, figueira, etc., es la única apropiada para el cultivo del arbusto del cafeto. La situación de los terrenos es inmejorable. El clima y sus aguas no tienen rivales. Los lotes ya están divididos, y todos ellos están servidos con cristalina y espléndida agua potableEs conveniente advertir que estos terrenos son de un futuro colosal, pudiendo asegurarse que el comprador no ha de luchar con ningún obstáculo para colonizar sus tierras, por lo que no se debe esperará (sic) comprar después, cuando ya valgan una enormidad. Desde que se poseen los terrenos pueden ser colonizadosQuienes deseen comprar tierras y poseer informes sobre las condiciones en que se adquieren, pueden dirigirse á D. Juan Alvares y Alvarez, representante de la comisión de ventas, domiciliado en la rua Lourenço Prado, n. 53, Jahú. Este representante, no sólo dará cuantas informaciones se le pidan, sino que, siendo preciso, acompañará à los compradores al lugar en que se hallan los terrenos puestos á la venta. Otras adquisiciones D. Rodrigo Barjas, Agente Consular de España en Rio Preto, un lote de 200 “alqueires”. D. Bienvenido López, representante del Ingenio Alfonso XIII, de Villa Adolpho adqurió también otro lote de 100 “alqueires”. Nombres

Residencias

Alqueires

(sigue una lista de nuevos propietarios) En la zona de Rio Preto está también encargado de vender las tierras de la Hacienda “S. 232 Martinho” el compatriota D. Víctor López, Hotel Español, Avenida Tiradentes, 21”.

232

El Diario español, 1917 (no dispongo de la fecha al ser recortes de periódicos contenidos entre la documentación del Consulado de San Pablo. Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Correspondencia-Consulados-San Pablo (Brasil)-H2048 (1908-1923).

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Anuncios sobre venta de terrenos en el Diario español, 1916.

Como se ha visto, existen abundantes documentos escritos sobre las malas condiciones de vida y trabajo en que se encontraban los colonos españoles en las haciendas brasileñas. Se denunciaban constantemente estas malas condiciones de vida, los bajos salarios, el uso de la fuerza y las coacciones, por parte de los terratenientes y las pocas posibilidades de progreso del colono español. “los propietarios de las haciendas, que, como en otras ocasiones hemos dicho, están en su mayoría empeñados hasta lo indecible, ni dan alimentos, ni dan terrenos, ni dan tal salario de 50 pesetas diarias; lo que dan, por cuidar 1.000 árboles de café, son 70.000 reis al año, y suponiendo que un colono, con familia, puede cuidar 3.000, ganará 18 pesos por mes, ó sea una peseta y veinticinco céntimos por día. ¡Y menos mal que reciba el salario con puntualidad; pues haciendas hay donde, en vez de pagarles en moneda bancaria, se le paga enseñándole el cañón de una carabina ó la punta de un puñal! Precisamente porque las condiciones en que se hallan los trabajadores agrícolas son cada vez más pésimas, se suceden con tan harta frecuencia rebeliones en las haciendas, y los propietarios mantienen administradores y capangas, encargados de someter por la fuerza á quienes se atrevan á reclamar el pago del salario ó á protestar de cualquier violencia. Lo de 40 y 50 pesetas diarias queda reducido á lo siguiente: un colono recoge, trabajando diariamente de sol á sol, y aun aprovechando la claridad de la luna, unos cuantos alqueires de café: operación que se remunerá á 400 reis por alqueire, lo que equivale á 1.600 reis, ó sea tres 233 pesetas al cambio actual.”

Los inmigrantes que se establecían en los núcleos coloniales después de haber comprado su lote de tierra se convertían en propietarios agrícolas y ganaderos. Entre los tipos de animales que criaban se encontraban las aves domésticas, las colmenas, el ganado vacuno, el caballar, el mular, el caprino, el lanar y el suino. Entre los cultivos, 233

La Vanguardia, 13/12/1905, p.7.

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maíz, habichuelas, centeno, trigo, cebada, avena, arroz, patata inglesa, café, alfalfa, yuca, algodón, lúpulo, almendra, boniato, hortalizas, caña de azúcar, lino y otros productos.

Secado del café en una hacienda de São Paulo.

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Otros sectores La industria estaba comenzando a desarrollarse en Brasil de una forma importante a fines del s. XIX y tuvo un gran desarrollo sobre todo desde la segunda década del s. XX. La exposición industrial que tuvo lugar en 1895 en Rio de Janeiro, fue una muestra de los diferentes ramos de su industria nacional. Aunque no todas las regiones enviaron productos representativos de sus industrias, a través de los productos allí expuestos podía verse en qué fase se encontraba su desarrollo. En el certamen estuvieron presentes 594 expositores de diferentes Estados de la república: Pará, Maranhão, Paraíba do Norte, Pernambuco, Alagoas, Sergipe, Bahia, Espiritu Santo, Rio de Janeiro y Capital Federal, Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. Los productos que el Estado de Pará exhibía eran productos químicos y farmacéuticos, cuerdas, muestras de papel y preparados de harina de trigo y de cacao, jabón, etc. Maranhão se presentaba con muestras de hilos y tejidos, azúcar y aceites vegetales, productos químicos y farmacéuticos, vinos y preparados de cacao, jabones y fósforos. El Estado de Paraíba del Norte presentaba muestras de café, confecciones de cuero y tabaco. Pernambuco mostró azúcar, vinos, licores y bebidas alcohólicas, productos químicos y farmacéuticos, cerámica y alfileres. Sergipe se presentaba con muestras de hilados y tejidos, y Bahia con tabaco y productos preparados, tejidos e hilados, productos químicos y farmacéuticos, aceites y velas, vinos, aguas minerales, fósforos, colorantes y perfumes, calzados, sombreros y hierro esmaltado. Las muestras que presentaba el Estado de Rio de Janeiro y la Capital Federal eran tejidos e hilados, confecciones, productos químicos y farmacéuticos, preparados de harina de trigo y de cacao, leche y productos grasos, vinos y cervezas, aguas minerales, licores y bebidas alcohólicas, perfumes, cirugías dentarias, tabaco y preparados, café, aceites, pinturas y barnices, fósforos y velas, terracotas, vidrios y cristales, productos de orfebrería, fundición y modelación, máquinas y vehículos, artefactos de hierro y plomo, sombreros, calzado, tipos e impresiones, instrumentos de música, muebles y artefactos de madera y cartón, papeles pintados, trabajos de construcción de cemento hidráulico y tuberías, entre otros. Minas Gerais presentó productos de oro, productos químicos y farmacéuticos, hilados y tejidos, cervezas, vinos, licores y bebidas alcohólicas, aguas minerales, productos florales, tés, productos lácteos, cera, impresiones y encuadernaciones. Los productos representativos de la industria de Paraná eran las muestras de tejidos e hilados, muebles, productos químicos y farmacéuticos, los vinos, cervezas y bebidas alcohólicas, harinas y pastas alimenticias, aguas gaseosas, hierba mate, tabaco y sus derivados, sal, ocre y conservas, velas de cera, impresos, fósforos, calzados y sombreros. Santa Catarina presentó productos farmacéuticos y químicos, mantecas y grasas y por último, Rio Grande do Sul llevó muestras de productos químicos y farmacéuticos, hilos y tejidos, vinos, cervezas y bebidas alcohólicas, harinas y pastas alimenticias, perfumería, tabacos y sus preparados, derivados de lácteos y grasas, confecciones de papel, fósforos, productos de hierro y plomo, conservas, manufacturas del cuero, cerámica, sombreros, vidrios y cristales, calzado, etc. El Estado de São Paulo, que participaba con la mayor cantidad de expositores, presentó muestras de hilados y tejidos, productos químicos y farmacéuticos, bebidas alcohólicas, cervezas, licores y vinos, pastas alimenticias y harinas, mármoles trabajados, guano y carbón animal, calzados y sombreros, papel, vidrios, cerámicas, etc. De entre todos los productos que fueron presentados a la exposición, los que en mayor cantidad se mostraron fueron los productos químicos y farmacéuticos: velas y 221


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glicerinas, perfumerías y cervezas, pastas alimenticias y harinas, preparados de cacao, productos lácteos, aceites, conservas y grasas. Hubo también abundantes muestras de bebidas como vino, licores, jarabes y bebidas alcohólicas. El tabaco y sus preparados estuvieron presentes al igual que el café y el azúcar. En el ramo de los tejidos, se estaba produciendo cada vez más el perfeccionamiento de la industria manufacturera de los tejidos de algodón, estando estableciéndose un mayor número de fábricas en los Estados de Brasil, aprovechando una importante cantidad de materia prima producida en este país, sin necesidad de recurrir a la extranjera. Sin embargo, la industria manufacturera de artículos de lana todavía no había alcanzado un gran desarrollo en Brasil, teniéndose que recurrir a las importaciones de prendas de este material, procedentes de Europa y América del Norte. La industria de tejidos de seda empezaba a desarrollarse cada vez más y los productos eran de una gran variedad y perfección. La industria de muebles estaba muy desarrollada, con objetos muy apreciados y variados en sus formas y utilidades, que ya habían merecido elogios en anteriores exposiciones. Esta industria estaba apoyada por la gran riqueza forestal de Brasil por lo que dependía muy poco de la materia prima extranjera. La del calzado y sombreros estaba igualmente muy desarrollada. Los sombreros se elaboraban casi exclusivamente con materia prima extranjera y eran apreciados aquellos sombreros importados de Inglaterra, por lo que la totalidad de los objetos consumidos no procedían de la industria nacional. Igualmente la industria del calzado se había perfeccionado bastante, bien en pequeños talleres o en fábricas más sofisticadas y la de vidrios y cristales todavía debía perfeccionarse bastante y había tan solo tres en todo Brasil, localizadas en Rio Grande do Sul, São Paulo y Rio de Janeiro, siendo esta última -fundada en 1882- la que mejores ejemplares producía. Otros productos mostrados presentaban una gran perfección como los fósforos, papeles, pintados, pasamanerías, productos de hierro esmaltado, papeles de pared, peines y cepillos, jabones, cajas de hierro, fogones, confecciones de cuero, hierro, alambre y cartón, artículos de chapa de latón, cobre y hierro, productos de cerámica, trabajos de construcción de cemento hidraúlico, cueros curtidos, suelas, mármoles trabajados, etc. En maquinaria industrial, Brasil producía motores y se realizaban construcciones para ferrovías, instalaciones de máquinas y aparatos, construcciones de vehículos, planos, modelos mecánicos, trabajos de herrería y productos de fundición. Brasil era un gran productor de materias primas naturales. La importante industria extractiva mineral de Brasil aseguraba un gran desarrollo de la industria en este país.234 Fue sobre todo desde la primera década del s. XX cuando se promulgaron diferentes Decretos que concedían favores para el establecimiento de industrias en Brasil, que fomentó de un modo importante el desarrollo de este sector. Para 1926 se tienen los siguientes datos sobre establecimientos industriales del país: 235

234

Relatório apresentado ao Presidente da República dos Estados Unidos do Brasil pelo Ministro de Estado dos Negócios da Indústria, Viação e Obras Públicas Engenheiro Antonio Olintho dos Santos Pires em Maio de 1896, 8º da República. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1896, pp. 11-24. 235 La Emigración española, 20/10/1926, p. 156.

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Estado Alagoas Amazonas Bahia Ceará Distrito Federal Espíritu Santo Goyaz Maranhão Matto-Grosso Pará Parahyba Paraná Minas Geraes Pernambuco Piahuy Rio Grande do Norte Rio Grande do Sul Rio de Janeiro Santa Catarina San Pablo Sergipe Total

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Nº de establecimientos 47 93 83 24 895 8 135 19 16 55 43 302 552 126 3 43 328 248 174 384 103 3.681

Nº de obreros 3.855 1.267 10.000 11.353 400 400 868 1.595 3.870 2.544 1.465 4.824 10.000 12.388 355 2.063 15.907 13.994 2.106 33.252 3.027 178.564

Pabellón brasileño en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929. En 1929 Brasil participó en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Sobre su participación véase: 236 236

CAMBOIM, N: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos. Madrid, Juan Pueyo, 1929. N. Camboim era Agregado Comercial del Brasil en España y Portugal cuando tuvo lugar esta Exposición. Su obra es una edición especial conmemorativa de la participación de Brasil en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929. Para conocer detalles sobre la participación de Brasil en esta Exposición, así como aspectos técnicos de la construcción del pabellón, véase: GRACIANI GARCÍA, Amparo: El pabellón de Brasil en la Exposición Iberoamericana (1929-1999).Sevilla, Universidad de Sevilla, 2006.

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En cuanto a la minería, Brasil contaba con importantes yacimientos de hierro y manganeso, de riqueza incalculable que iban transformando a este país en una potencia minera. La minería dio vida y potenció el desarrollo de la industria siderúrgica que para la segunda mitad del s. XX se encontraba en condiciones de poder proporcionar todo el material para ampliar la red de ferrocarriles brasileña. El oro ha sido uno de los pilares de la economía brasileña desde el s. XVI, pero la extracción de este metal ya estaba en decadencia para la época de la emigración en masa.237 Para el sector minero fueron reclutándose emigrantes españoles especialmente para el Estado de Minas Geraes. Los reclutadores recorrían los pueblos engañando a los españoles y muchos de ellos salían de forma ilegal por Gibraltar. Una noticia ilustrativa de la situación se puede leer a continuación: “BOLSA DE TRABAJO INTERNACIONAL. EXPLOTACIÓN DE LOS EMIGRANTES EN BRASIL. Esta Asociación hace saber que todo español debe abstenerse de emigrar al Brasil, desoyendo los consejos de los agentes que recorren España reclutando emigrantes para las minas de Morro Bello y Vilanova, del Estado de Minas Geraes. Informes recibidos de nuestros Delegados en aquel país comprueban los engaños de que son víctimas los españoles que se dejan seducir por tales reclutadores. Setenta y cinco compatriotas reclutó uno de esos agentes en el pasado mes de febrero, casi todos en la provincia de Córdoba, haciéndoles creer que en aquellas minas podían ganar, según contrato que les firmaba, 7.500 reis, y que cada 1.000 reis valían tres pesetas. Tengan en cuenta los incautos que cada 1.000 reis de aquel país solamente valen una peseta. Llegados a las minas, solo les han pagado a razón de 6.000 reis por día de trabajo, o sea seis pesetas, cantidad que no alcanza allí a cubrir las necesidades más perentorias, por lo que aquellos compatriotas se han visto en la necesidad de vender hasta sus ropas. A pesar del poco tiempo transcurrido, esos alucinados emigrantes han tenido que huir (los que han podido hacerlo) de aquellas minas, hambrientos y cubiertos de harapos. Esos emigrantes fueron transportados en el vapor Ipanema; llegaron a las minas a principios de abril, y de la expedición formaban parte siete matrimonios con cuatro, cinco y seis hijos cada uno. Debemos advertir que el trabajo en esas minas es verdaderamente inhumano. Se trabaja a una profundidad de 3.000 metros, lo que obliga a la Empresa a emplear máquinas frigoríficas, que si bien evitan la asfixia de los trabajadores, les hace adquirir enfermedades que los diezman constantemente. Deber de humanidad y patriotismo es de todo buen español denunciar a las autoridades a esos agentes que recorren los pueblos reclutando emigrantes para las citadas minas. Llamamos también la atención de las autoridades, y muy especialmente de la Dirección general de Emigración, para que se adopten las medidas necesarias para evitar esa trata de esclavos blancos, que tanto perjuicio causa a España, mucho más cuando en la expedición a que nos 238 referimos iban catorce prófugos.

237

ARINOS DE MELLO FRANCO: Afonso: Síntese da história económica do Brasil. Bahia. Universidade da Bahia, 1958. 238 La Emigración española, 20/06/1926, p. 91.

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La riqueza mineral de Brasil era extraordinaria, pero a pesar de los estudios realizados y debido a la gran extensión del país no era del todo conocida. Entre las mayores riquezas se encontraba el oro y la plata, el platino y los diamantes, esmeraldas y otras gemas como turmalinas, topacios blancos, berilos y agua marinas. Entre los minerales, el hierro, manganeso, cobre, mercurio, azufre, cinc, bismuto, arsénico, amianto, plombagina, yeso, feldespato, arenas monocíticas, carbón de piedra, esquistos bituminosos y petróleo para cuya extracción y explotación era necesaria una gran cantidad de mano de obra.239 Además de los trabajos agrícolas en haciendas privadas o aquellos que se convertían en propietarios al comprar una cantidad de tierra, donde se dedicarían junto con su familia a estas tareas y otros trabajos en los sectores de la minería y la industria, existía la posibilidad de tener otras ocupaciones. Brasil, no solamente captaba inmigrantes para que trabajaran en la agricultura, bien fuera en propiedades privadas o en núcleos coloniales creados por el Gobierno. También se necesitaba una gran cantidad de mano de obra para emplearla en las industrias nacionales y en las obras públicas y construcción, como mejoramiento de puertos, (sobre todo los de Rio de Janeiro y Santos, pero asimismo otros puertos de menor importancia en Brasil como los de Pará, Maranhão, Ceará, Natal, Paraíba, Pernambuco, Jaraguá, Bahia, Victoria, S. João da Barra, y Macaé, Paranaguá, Santa Catarina, Rio Grande do Sul y más tarde Manaos, Belem, Recife y Salvador), canales marítimos (Iguapé, etc.), y ríos (Itapicurú, S. Francisco, etc.), construcción de líneas férreas y carreteras, construcción de edificios públicos o privados y servicios públicos como el abastecimiento de agua, electricidad, correos y telégrafos. En los núcleos coloniales se necesitaban trabajadores que realizaran los diferentes trabajos de levantamientos topográficos, estudios de carreteras y caminos, construcciones de carreteras, construcción de caminos vecinales y caminos provisionales, preparación de los lotes rurales con su medición y demarcación, construcción de los edificios para la administración como galpones, construcción de casas y ranchos para los colonos y construcción de líneas telegráficas y telefónicas así como otros muchos edificios como escuelas. El progreso de Brasil exigía la construcción de buenas vías de comunicación, como la construcción de vías de ferrocarril, para que el denso territorio brasileño pudiera ser atravesado y las poblaciones del interior estuvieran unidas por estas vías con todos los puertos para poder exportar los productos hacia los grandes centros de consumo del país y del extranjero. Un grave problema ocurrido fue la denuncia a la compañía Madeira-Mamoré Railway Company ante el Consejo de Emigración por tratar con crueldad a los emigrados españoles que trabajaban en las obras del ferrocarril de esta línea, para lo cual las autoridades españolas enviaron en 1912 al Inspector de Emigración D. Leopoldo d’Ozouville de Bardou y Cruz Álvarez para verificar la veracidad de las denuncias una vez que las obras ya habían terminado. El funcionario realizó un viaje por los Estados de Pará, Amazonas y Matto Grosso. Su informe es un importantísimo documento para conocer las condiciones de vida de los emigrantes españoles en estos Estados y en concreto aquellos que se dedicaban a las tareas de construcción de las vías férreas. La 239

CAMBOIM, N.: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos, op. cit., pp. 198-202.

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Madeira-Mamoré Railway Company había montado un perfecto servicio de recluta de emigrantes en La Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, Zamora, Salamanca y León, además de en otros países como Portugal, Argentina, Uruguay, Colombia y Cuba. 240 Para la década de 1920 era en el centro del país donde más líneas de ferrocarril se habían construido, enlazando las regiones de São Paulo, Minas Geraes y Matto Grosso. Una de las grandes líneas que existían era la de São Paulo a Rio Grande, uniendo Rio de Janeiro con los seis Estados más importantes del sur hasta Rio Grande a Uruguayana, sobre el río Uruguay, frente al paso de Los Libres por donde pasaba la línea del nordeste argentino que comunicaba directamente con Buenos Aires. Para 1915 existían en Brasil 24.589 kilómetros de vías férreas en explotación y desde entonces se intensificó la construcción de ramales que unieran las diferentes líneas con el fin de comunicar los centros de población y que se instalaran nuevas colonias de inmigración. Este proceso fue paralizado durante la I Guerra Mundial, ya que faltaban materiales y era difícil su importación. Desde hacía años las más importantes repúblicas sudamericanas aspiraban a unir el Pacífico y el Atlántico por medio de ferrocarriles, beneficioso para todas ellas. Brasil era el país más interesado en este proyecto y el que disponía de más elementos para construir este ferrocarril desde que la I Guerra Mundial había terminado. Brasil era principalmente un país agrícola de primer orden, por su producción principalmente de café, algodón y caucho. El establecimiento de una línea que conectara estos dos océanos era muy esperada además de por Brasil, por Bolivia y Chile. Al finalizar la segunda década del siglo XX ya se había construido el ferrocarril transbrasileño, que partiendo de Santos en el Atlántico, terminaba en Esperanza, sobre el río Paraguay. Esta línea cruzaba Brasil de este a oeste y era la más extensa de América del sur. Para 1930 las capitales de los Estados estaban ligadas por ferrocarriles a los grandes centros agrícolas y comerciales del interior de Brasil y también a los puertos principales. Hasta 1915 el desarrollo de los puertos en Brasil había sido importante, algunos de gran calado y otros de cabotaje. Para esa fecha eran los siguientes: Capital Federal (Rio de Janeiro); Amazonas (Manaos); Pará (Belem); Maranhão, São Luis y Alcántara; Ceará, Fortaleza y Macurife; Rio Grande do Norte, Formosa y Natal; Paraíba y Cabedello; Pernambuco, Recife y Tamadaré; Alagoas y Maceió; Bahia, São Salvador, Camamu, Ilheos y Santa Cruz; Espiritu Santo y Victoria; Rio de Janeiro, Abrahão, Cabo Frio y Angra dos Reis; São Paulo, Santos y São Sebastião; Paraná, Paranaguá y Antonina; Santa Catarina, Ratones, Caiciras, Gauchos, Bombas, e Itapocoroy; Rio Grande do Sul, Pelotas, Puerto Alegre y Rio Grande; Pará, siendo casi todos ellos de gran calado y muchos otros puertos de cabotaje. Los grandes barcos que hacían la travesía de Europa al Rio de la Plata hacían escala en Rio de Janeiro y Santos y algunas Compañías hacían que sus barcos parasen en los puertos de Bahia y Pernambuco. Las Compañías de vapores nacionales más importantes 240

Véase: D’OZOUVILLE DE BARDOU Y CRUZ ÁLVAREZ, Leopoldo: Un viaje al Brasil. Madrid. Consejo Superior de Emigración, 1916. Asimismo puede consultarse una obra anterior sobre la construcción de la vía férrea: Do Rio de Janeiro ao Amazonas e Alto Madeira: itinerário e trabalhos da Commissão de Estudos da Estrada de Ferro do Madeira e Mamoré. Impressões de viagem por um dos membros da mesma Commissão. Rio de Janeiro. Soares & Niemeyer, 1885.

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eran el Lloyd Brasileiro, la Compañía de Comercio y Navegación y el Lloyd Nacional, haciendo muchas otras Compañías nacionales el servicio de cabotaje. En todos los puertos del norte y del sur era donde había mayores centros de población española y mucha parte del comercio español. En Rio de Janeiro, el principal comercio era el portugués, en São Paulo el italiano y en Santos había de diferentes nacionalidades. Las vías fluviales eran un complemento de los ferrocarriles para el transporte de personas y mercancías y para 1930 las vías fluviales navegables alcanzaban 34.770 kilómetros para unidades de gran calado, mientras que las vías fluviales para vapores y embarcaciones de pequeño calado eran unos 70.000 kilómetros. Un gran número de Compañías se encargaban de realizar transportes fluviales y lacustres.241 Las carreteras fueron desarrollándose sobre todo desde la segunda década del s. XX necesitando una gran cantidad de mano de obra. Era una tarea difícil debido a la gran extensión del territorio y a los enormes gastos que ocasionaban. Para 1930 la extensión de carreteras era de aproximadamente 80.000 kilómetros, desarrollados debido a la necesidad de comunicaciones rápidas, el aumento del tráfico automovilista y el alza del precio de los ferrocarriles.242 La industria se desarrolló enormemente sobre todo desde comienzos del s. XX. Según el Censo General de 1920 había en Brasil 13.330 establecimientos industriales, estando especialmente desarrollada en los Estados de Rio Grande do Sul, São Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais. La mayor parte de los establecimientos industriales eran de propiedad nacional. De los 4.084 establecimientos industriales que estaban en manos de los extranjeros, solamente 267 pertenecían a españoles, frente a los 2.119 de los italianos. Las principales industrias brasileñas eran las transformadoras de algodón, seguidas por las fábricas de lana y de lino, aumentando cada vez más la importancia de los tejidos de seda. Además de las industrias transformadoras del algodón, tenían mucha importancia las del azúcar, contando Brasil con gran cantidad de ingenios, refinerías e industrias que utilizaban este producto y destilaciones de alcohol y aguardiente. Las industrias de productos lácteos y alimenticias se estaban desarrollando en gran modo. Entre ellas destacaban las de chocolate y tostadurías de café, fábricas de bizcochos, dulces y frutas escarchadas, extractos de carne, pastas alimenticias, vinagre, conservas, cerveza, aguas gaseosas y bebidas alcohólicas, jarabes, licores, etc. La industria vinícola era muy importante. Otras industrias eran la de cristales y productos cerámicos, la industria química y la del carbón. La metalurgia y siderurgia estaban prosperando enormemente. Según la estadística oficial de 1921 las principales industrias eran: la industria de fósforos y manteca, calzados, velas, vinagre, sal y sombreros, papel para empapelar, tabacos y sus preparados, cartas de naipes, bebidas, discos de gramófono, azúcar refinado, muebles, artículos de adorno, ferretería, tejidos de algodón, lana, lino, yute y seda, conservas, perfumería, bastonería, loza y cristal, la industria de los productos y subproductos del matadero, construcción naval y mecánica, fundición de metales, máquinas y material de transporte y rodado, cordelería, alfileres, artículos de goma, de alambre, plomo, cinc y hojalata, mármol y yeso, balanzas, manteca de cerdo, barriles y toneles, billares, pianos e instrumentos de música, boinas, botones, canoas y barcos, 241

CAMBOIM, N.: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos. Madrid. Imprenta de Juan Pueyo, 1929, pp. 88-89. 242 Ibídem, p. 91.

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papeles y cartones, productos de fibras textiles, cal y cementos, paraguas y sombrillas, cola, corsés, flores artificiales, artículos de pirotecnia, taxidermia, hielo, gatos, automáticos, barnices, camisas incandescentes, medias y tejidos de punto, tintas de escribir e imprimir, chanclos, monturas, arreos, artefactos de cuero, ropas hechas, clavos, corbatas, joyas, betún para zapatos, ladrillos, guantes, maletas y bolsos, cereales molidos, pasamanería, escobas, brochas y pinceles, etc.243 Otros inmigrantes encontraban ocupaciones en negocios privados, de tipo comercial, como importadores o generalmente como vendedores. La emigración española, como ya se ha indicado, era casi en su totalidad de gallegos y andaluces. Los primeros se habían radicado en el Estado de São Paulo y norte de Brasil dedicándose a la agricultura e industria. En Brasil, el comercio de cereales y otros productos agrícolas estaba en manos de españoles y en Santos, todo el comercio de materiales de construcción estaba en manos de gallegos y era de gran importancia. En Rio de Janeiro los españoles poseían restaurantes, bares, cafés, comercios de comestibles al por menor y muy pocas casas comerciales de importancia. Para la segunda década del s. XX el comercio con España había aumentado, creciendo el número de representantes de casas comerciales, de exportadores e industriales españoles que se habían radicado en Brasil. Había también muchas casas italianas y portuguesas que eran representantes de productos españoles.

243

CAMBOIM, N.: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos, op. cit., pp. 205-209.

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Anuncios comerciales de exportaciones e importaciones españolas.

Muchos españoles se colocaban en la hostelería como camareros, en el servicio doméstico como empleadas o empleados y en el cuerpo policial. Otros se dedicaban a la industria habiendo traído sus conocimientos desde España, como obreros mecánicos, fundidores, manufactureros. Otros se ocupaban en tareas artesanales, etc. Pero en muchos casos, las técnicas que traían de España no eran tan avanzadas como aquellas con las que se encontrarían en Brasil. Una anécdota de la época nos da una idea del atraso español: “La herramienta del oficio. Cuentan de Málaga que hace algunos meses llegó á uno de los puertos del Brasil, procedente de aquel punto, el vapor que, cargado de emigrantes andaluces salió en Febrero último. Pasó á bordo la Comisión receptora, y lo primero que hizo fué pedir que se presentaran los emigrantes ya contratados, con las herramientas de su respectivo oficio. El primero que lo hizo fué un malagueño, joven, listo y fogoso. - ¿Y la herramienta?- le preguntó el presidente de la Junta de emigrantes. -Aquí está- dijo, echando mano al bolsillo. Y sacó una magnífica y reluciente navaja. El movimiento de horror fue grande en los comisionados. -¿Su oficio de usted es matar?- le preguntó muy azorado el presidente.

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-No señor- contestó con humildad el aludido malagueño.- Soy oficial de barbero. -¡Ah! Para que comprendan los lectores la extrañeza de aquella gente al ver la navaja, les diremos que 244 allí hace mucho tiempo que se afeita con máquina.”

El puerto de Santos y las obras de mejora a las que estuvo sometido desde la década de 1890 ya que se trataba del puerto nacional más importante para recepción de mercancías e inmigrantes, junto con Rio de Janeiro, demandaban una gran cantidad de mano de obra. A su vez se invirtieron grandes sumas en la mejora y acondicionamiento de los otros puertos de Brasil.

Anuncio de la Casa Troncoso Hermanos en Santos, donde se aprecia la variedad de actividades que reunía esta familia: vice-consulado de España en Santos, importadores de productos españoles, cambiadores de moneda y agentes de compañías navieras.

El trabajo de los obreros comenzó a sufrir los efectos de la crisis en los últimos años de la década de 1920. La prensa alertaba a aquellos que quisieran emigrar a Brasil, que no lo hicieran por la falta de trabajo que había en el país: 244

Diario de Gerona. 27/07/1891, p.2.

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“Por informaciones recibidas de las Delegaciones en Brasil, hacemos saber que deben abstenerse de emigrar a aquel país, mientras no se resuelva la gran crisis por que atraviesa, todos los obreros especializados en algún oficio, ya que les sería muy difícil encontrar trabajo, y de hallarlo, sería en condiciones que apenas les permitirían atender a sus perentorias necesidades. Hace tres años que el Gobierno paralizó todas las obras públicas. En la industria mayor, que es la de tejidos, hace más de un año que los obreros trabajan un día o, cuando más, dos por semana. Lo mismo ocurre a los zapateros y sastres, y, en general, ocurre casi lo mismo en todos los oficios. Unicamente los agricultores encuentran trabajo en el Estado de Rio de Janeiro; pero deben abstenerse de emigrar a los demás Estados, y muy especialmente al de San Pablo, en cuyas 245 fazendas son sometidos a una vida de verdadera esclavitud.”

Pero en otros sectores se producían también abusos contra el emigrante español en Brasil. En este caso, los obreros fueron reclutados para construir una carretera: “De Brasil. Emigrantes explotados. Conocíamos muchos procedimientos por los cuales los patronos brasileños no pagaban el trabajo que los desdichados emigrantes les prestaban; pero el que vamos a relatar colma la medida de todas las argucias puestas en juego por aquellos patronos, hacendados y Empresas. El contratista que tiene a su cargo la construcción de la carretera Río-San Pablo, Juan Guimaraes, necesitando obreros, los reclutó en Sorocaba, contratándolos con un jornal de 8.000 reis. Inútil decir que esos obreros contratados eran emigrantes españoles y portugueses. Trabajaron en las obras de la carretera durante veintidós días, sin recibir jornal alguno, pues el contratista fue aplazando el pago cuando pudo con variados pretextos. Pero los obreros, al no poder sostener más tiempo sin cobrar, resolvieron despedirse y exigir los jornales devengados, que el contratista los abonó entregándoles unas fichas en que figuraban cantidades que completaban el total de los jornales, y diciéndoles que esas fichas serían abonadas por la casa que en ellas figuraba, que es el comercio de Rodrigo Vianna, sito en la calle del Ouvidor. Pero cuál sería la sorpresa de los trabajadores al llegar al citado comercio y oir de labios del dueño que esas fichas eran fichas de juego, que en aquel comercio se vendían, pero, como es natural, no se pagaban. Del caso se dio cuenta al tercer Delegado auxiliar de Policía; y como los pobres engañados carecían de recursos, tuvieron que quedar hospedados en el propio Centro de la Policía, para evitar que anduviesen tirados por las calles mientras se resuelve su lamentable situación. Creemos que en estos casos, y por lo que afecta a nuestros connacionales, debiera intervenir el 246 Cónsul de España con la urgencia que ellos requieren.”

Gracias al desarrollo de las comunicaciones pudo darse un desarrollo del comercio y de las importaciones, llegando a Brasil una gran cantidad de viajantes de comercio que representaban a una o a varias casas comerciales. En Brasil, la principal Institución comercial española para el fin del periodo estudiado era la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria, localizada en la rua Santo Antonio, 4 de Rio de Janeiro.247

245

La Emigración española, 20/02/1927, p. 221. La Emigración española, 5/10/1927, p. 344. 247 CAMBOIM, N.: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos, op. cit., p. 109. 246

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LAS CONDICIONES HIGIÉNICAS Y SANITARIAS Desde comienzos del s. XIX, comienza a darse más importancia en Brasil a la salud pública, llevándose a cabo acciones públicas para la regulación de los profesionales de la medicina y la creación de las primeras escuelas de esta ciencia en el país. Es a partir de 1829 con la creación en Rio de Janeiro de la Sociedad de Medicina y Cirugía, cuando la medicina social comienza a abrirse paso en Brasil y las decisiones gubernamentales comienzan a estar influenciadas por el interés social, presentando un programa que alcanza ámbitos como la educación física de los niños; la cuestión de los entierros en las iglesias, la denuncia de la falta de hospitales, el establecimiento de reglamentos sobre las farmacias, la mejora de la asistencia a enfermos mentales, la denuncia sobre los lugares habitacionales sin condiciones de salubridad y la importancia del saneamiento. Más tarde, en 1835 será creada la Academia Imperial de Medicina, denominada a partir de 1891 Academia Nacional de Medicina.248 Desde el momento en que el emigrante español salía de su comunidad de origen para dirigirse a embarcar hacia su destino, estaba expuesto a una serie de condiciones en las que peligraba su salud. En los barcos de la época tanto la higiene en las diferentes estancias como en la alimentación era deficiente y las posibilidades de aseo personal, eran escasas. Fueron numerosas las ocasiones en que se desencadenaban epidemias a bordo de los barcos que llegaban a Brasil no permitiendo las autoridades la entrada de los mismos. También muchas veces, por viajar clandestinamente, carecían de las más mínimas condiciones a bordo de los barcos: “El señor Serrano Jover se lamenta de las grandes proporciones que está alcanzando la emigración clandestina que se efectúa por el puerto de Gibraltar, lo cual puede traer un gran transtorno para la producción nacional. Pide que se tomen severas medidas contra las compañías explotadoras de tan inhumano tráfico, entre cuyos actos realizados pone de relieve el de un cargamento de cargadores españoles que fueron embarcados clandestinamente en la bodega de un buque que salió del puerto de Gibraltar con rumbo al Brasil, a cuyos trabajadores no se les dio en toda la travesía agua potable, por lo que al llegar a su destino el 80 por ciento de ellos tuvieron que ser conducidos enfermos al 249 hospital. […]”

Al llegar a las Hospederías de Inmigrantes en los diferentes Estados, las condiciones que encontrarían allí, tanto de higiene personal como de reposo y alimentación eran también muy deficientes, además del estado de agotamiento y enfermedad en el que muchos ya llegaban a estos establecimientos donde serían ingresados en las enfermerías, falleciendo una parte de ellos. Las principales enfermedades con las que los inmigrantes llegaban a las hospederías de Brasil después de la larga travesía del Atlántico eran las del aparato respiratorio y gastro-intestinal. Los inmigrantes españoles se quejaban constantemente de que en las hospederías no encontraban camas, sino simples esteras colocadas en el suelo. Como ejemplo de estas enfermedades, en la Hospedería de Horta Barbosa en Minas Gerais el mayor número de fallecimientos que se produjeron en 1891, entre los meses de noviembre y diciembre fueron debido al calor excesivo, y las muertes que nos han quedado registradas fueron de 24 personas de los 786 enfermos que habían 248

DUARTE NUNES, Everardo: “Sobre la historia de la salud pública en el Brasil”. Cuaderno de Historia, nº 80 (1995). 249 La Vanguardia, 2/06/1921, p. 11.

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ingresado en las enfermerías de la Hospedería. Las causas de los fallecimientos fueron: anemia profunda (1), angina croupal (1), angina diftérica (2), anemia (1), axfisia por sumersión (2), asma cardiaca (1), angina (1), bronquitis (1), colitis aguda (1), convulsiones (1), catarro sofocante (1), cólico intestinal (1), cólera infantil (1), dentición (1), dentición-sarampión (1), entero-colitis (2), fiebre muco-gástrica (1), meningoencefalitis aguda (1), mesenteritis (2) e ictericia (1).250 Además hay que recordar que en la época estudiada se desencadenaron diferentes epidemias en las hospederías, que ocasionaban que el resto de los inmigrantes fuera trasladado a otras hospederías. El excesivo número de inmigrantes que se alojaban en estos establecimientos sobrepasaba la capacidad del personal empleado no solamente en las enfermerías, sino en el resto de las estancias como comedores, lo que ocasionaba constantes enfrentamientos entre ellos. En dichos establecimientos se propagaban infecciones entre los inmigrantes, como frecuentemente sucedió con las infecciones oculares, predominando la conjuntivitis y el tracoma, tal y como se registraba en Rio de Janeiro en la Hospedería da Ilha das Flores. Una vez en su nuevo destino, tanto en las zonas urbanas como en las rurales, estaban en peligro de contraer numerosas enfermedades a las que no estaban expuestos en su patria. De todo ello nos ha quedado amplia huella en los artículos escritos en estos años, que es la época de la Primera República (1889-1930) o Periodo de la República Vieja, caracterizada por una sociedad con una fuerte presencia de las enfermedades contagiosas. En estos años se va a proponer la primera reforma sanitaria y va a caracterizarse por ser un periodo de grandes reformas urbanas, siguiendo el modelo europeo. Los españoles sufrían continuamente enfermedades en Brasil de las que los medios de comunicación de la época se hacían eco. Incluso una de las razones de la prohibición de emigrar a Brasil impuesta por el Gobierno español en 1910 había sido la serie de enfermedades que los emigrantes sufrían. La fiebre amarilla y la peste bubónica eran en la época enfermedades de gran circulación entre los puertos. El emigrante se encontraba frecuentemente expuesto a ambientes insalubres, como aguas estancadas, habitaciones populares masificadas, concentración de basuras y desagües y una alimentación deficiente, en la mayor parte de los casos. Las enfermedades podían ser causadas por múltiples factores: aire contaminado, agua sucia, habitaciones insalubres, suciedad y polvo, y de un modo general por la pobreza. Durante el s. XIX la enfermedad más virulenta fue el cólera, que tuvo tres epidemias marcantes en este siglo, la tercera y cuarta de las cuales alcanzaron América desde 1852. Debido al impacto que causaban las epidemias de cólera y de fiebre amarilla, se realizó el año de 1873 una reunión sanitaria en Montevideo, firmándose entre Brasil, Argentina y Uruguay un Acta que contenía medidas comunes para prevenir enfermedades como el cólera asiático, la fiebre amarilla, la peste y el tifus. Más tarde, en 1887 los citados países volvieron a realizar un coloquio y quedó establecida la Convención Sanitaria de Rio de Janeiro. La peste, el cólera y la fiebre amarilla eran las tres enfermedades a las que los países prestaban mayor atención. La fiebre amarilla en Brasil, a fines del s. XIX y principios del s. XX era la enfermedad que más preocupaba 250

“Relatório apresentado ao Sr. Ministro da Agricultura, Commercio e Obras Públicas pelo engenheiro Candido Ferreira de Abreu, Inspector Geral (Interino) das Terras e Colonisação. 1891”. En: Relatório apresentado ao Vice-Presidente da República dos Estados Unidos do Brazil pelo Ministro d’Estado dos Negocios da Agricultura, Commercio e Obras Públicas Engenheiro Antão Gonçalves de Faria em Maio de 1892. Rio de Janeiro. Imprensa Nacional, 1892, pp. 53-54.

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a las autoridades sanitarias, tomando medidas de tipo político referidas al comercio entre países. Desde inicios del s. XIX la idea frecuentemente transmitida de Brasil como un país saludable podía encontrarse en numerosos textos literarios, fomentada por la exuberante naturaleza de este país y un clima benévolo. Era esa precisamente, la imagen que los enganchadores de emigrantes pretendían difundir en España, para captación de mano de obra. Sin embargo, este concepto ya había comenzado a cambiar desde la epidemia de fiebre amarilla que tuvo lugar en Rio de Janeiro de 1849 y 1850 considerándose que esta enfermedad actuaba más contra los blancos e inmigrantes europeos que contra los habitantes de raza negra. Desde 1891 la Constitución establece que los Estados son responsables por la salud pública y se emprenden diferentes medidas en los Estados más ricos para la creación de instituciones sanitarias. En este sentido destacó especialmente el Estado de São Paulo, que ya se estaba convirtiendo en la época el centro económico y social más importante del país, llevando a cabo diversas iniciativas en higiene y mejora de la sanidad. Las iniciativas desarrolladas en esta ciudad habían comenzado ya en la época imperial. Para el comienzo de la década de 1880 en São Paulo, la provincia no estaba siendo tan alcanzada por las enfermedades que se producían en otros lugares de Brasil, debido a su clima más salubre por la formación de su terreno y por su latitud. Las enfermedades que se habían registrado en esta provincia en 1879 habían sido la viruela, el sarampión, las fiebres intermitentes y la fiebre amarilla. Los establecimientos sanitarios de caridad que funcionaban o estaban próximos a concluirse para el inicio de la década de 1880 eran la Santa Casa de Misericordia do Bananal, la Santa Casa de Misericordia de Jacareí, la Santa Casa de Misericordia de Campinas, la Santa Casa de Misericordia de Santos y la Santa Casa de Misericordia de São Paulo, que tenía contratado con el Gobierno el servicio funerario de la capital y que funcionó desde 1886 en el barrio de Santa Cecilia, la Santa Casa de Misericordia de Itú, la Santa Casa de Misericordia de Sorocaba, el Hospital de Lázaros de Itú, el Hospicio de Alienados que extendía sus servicios a toda la provincia albergando a todos aquellos que habían perdido la razón, con un número siempre creciente de enfermos, según pasaban los años.251 La ciudad de Santos veía aparecer constantemente epidemias de fiebre amarilla, viruela y otras enfermedades y este puerto de comercio y puerto de la provincia de São Paulo, tenía unas condiciones de insalubridad importantes. En estas condiciones, el extranjero que comerciaba a través de este puerto mostraba su desconfianza y la entrada de navíos disminuía en ciertas épocas del año, mientras la población de la ciudad sufría por estar continuamente expuesta al contagio de enfermedades, ya que los enfermos a bordo de los barcos eran tratados en la Casa de Misericordia de la ciudad. Una de las principales causas de la insalubridad de la ciudad de Santos era el estado de su puerto, que carecía de un muelle. Su construcción, además de ser importante para las actividades comerciales, beneficiaría a la ciudad en el aspecto sanitario. En la década de 1880 se sucedieron una serie de epidemias y un surto de peste bubónica se propagó en el puerto de Santos, cercano a São Paulo, en 1889, alarmando a las autoridades sanitarias que tomaron medidas como la creación del Instituto Butantan en São Paulo y otras medidas importantes en el desarrollo de iniciativas sanitarias. Para la creación de este Instituto, el Gobierno de São Paulo adquirió la hacienda Butantan donde se instaló un laboratorio de 251

Relatório apresentado á Assambléa Legislativa Provincial de S. Paulo pelo Presidente da Província Laurindo Abelardo de Brito no dia 5 de Fevereiro de 1880. Santos. Typ. Á vapor do Diario de Santos. 1880, pp. 149-160.

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suero contra la peste. El Instituto está dedicado desde entonces a la producción de sueros y vacunas y desarrollo de investigación médica. En el periodo que se sitúa entre 1890 y 1934 una de las primeras causas de mortalidad fue la tuberculosis. En las zonas rurales se desarrollaban enfermedades como la malaria, el mal de Chagas y la ancilostomosis. Tomando como referencia los datos de la demografía sanitaria en la ciudad de São Paulo en 1910, vemos que durante el año anterior habían fallecido en esta ciudad 6.412 personas por las siguientes causas: fiebre tifoidea (53), malaria (48), sarampión (111), escarlatina (9), tos ferina (30), difteria (24), gripe (78), cólera (8), disentería (49), lepra (6), erisipela (12), infección purulenta y septicemia (25), hidrofobia (1), tuberculosis (427), escrófula (1), sífilis (44), cáncer y otros tumores (123), ancilostomosis (16), otras molestias generalizadas (52), molestia del sistema nervioso (467), del aspecto circulatorio (589), del respiratorio (974), del digestivo (1641), del genito-urinario y sus anexos (163), fiebres puerperales (34), molestias de la piel (29), debilidad congénita (348), senilidad (37), suicidios (17), muertes violentas (145), molestias mal definidas (152) y nacidos muertos (655). De los fallecidos, 3.394 eran del sexo masculino y 3.018 del femenino; 5.024 nacionales, 1.374 extranjeros y 14 ignorados; 4.834 solteros, 1.114 casados, 433 viudos y 31 en estado civil ignorado; 3.387 menores de 2 años, 421 de 2 a 5 años, 398 de 5 a 20 años, 1.237 de 20 a 50 años, 963 mayores de 50 años y 6 de edad ignorada. Hubo en el mismo año 11.324 nacimientos y 1.965 matrimonios.252 Desde las epidemias desencadenadas en la década de 1880 había comenzado con más énfasis la campaña para la reforma de la salud pública, denunciando la ausencia de la autoridad gubernamental en materia sanitaria en la mayor parte de Brasil, fomentado por los inicios de la autonomía de los Estados que dificultaban la coordinación de políticas a nivel nacional. La campaña, que movilizó a la clase política e intelectual de Brasil, encontró numerosos obstáculos y culminó en 1918 con la creación de la Liga Pro-Saneamiento do Brasil. En 1920 se crea una autoridad sanitaria nacional: el Departamento Nacional de Salud Pública. Es, a partir de entonces cuando empieza a darse una mayor especialización profesional e incidirse en la formación de las nuevas promociones de médicos. La campaña creó numerosos puestos de prevención de enfermedades en las zonas rurales, intentando mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los diferentes Estados en estas zonas. A su vez, otras acciones sanitarias eran dirigidas para combatir las epidemias en las ciudades, con una especial preocupación por la salud de los inmigrantes. Más tarde, en 1923 será creada la Sociedad Brasileña de Higiene en Rio de Janeiro y en 1927 el Sindicato Médico de Rio de Janeiro. En 1928 se produce un resurgimiento de la fiebre amarilla. La década siguiente, de 1930 a 1940, se va a caracterizar ya por las reformas en el ámbito de las acciones sanitarias.253 Las principales enfermedades que asolaban Brasil entre 1880 y 1930 eran la fiebre amarilla, malaria, lepra, micosis, peste bubónica, disenterías, cólera, fiebres tifoideas y 252

Ave Maria, São Paulo, nº 3, 16/01/1910, p. 47. Para tener noción de la historia sanitaria del Brasil en los ss. XIX y XX, es necesario consultar los trabajos sobre historia de la sanidad en este país de Nísia Trindade Lima. Entre ellos citaremos TRINDADE LIMA, Nísia: “O Brasil e a Organização Pan-Americana da Saúde: Uma história em tres dimensões. FINKELMAN, Jacobo (org.). Caminhos da Saúde Pública no Brasil. Rio de Janeiro. Editora Fiocruz/OPAS, 2000, pp. 103-128. De igual manera puede consultarse el artículo citado de DUARTE NUNES, Everardo: “Sobre la historia de la salud pública en el Brasil: revisando algunos estudios”. En: Cuaderno de Historia, nº 80 (1995). 253

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la esquistosomiasis. El inmigrante podía también contraer la tuberculosis, la enfermedad de Chagas, la rabia o el bocio, el enfisema, difteria, beri-beri y leishmaniosis. La fiebre amarilla había sido registrada por primera vez en Brasil en 1682 y había tenido una epidemia en Bahia en 1849, extendiéndose a lo largo de 16 provincias del Imperio entre 1849 y 1861. La última epidemia urbana se localizó en Rio de Janeiro en 1928 y 1929, sin embargo la fiebre amarilla silvestre todavía continuó existiendo en diferentes regiones de Brasil y no fue hasta 1937 cuando la vacuna contra esta enfermedad fue introducida en el país. La fiebre amarilla era mortal para los inmigrantes y todavía en la primera época existía la creencia de que se trataba de una enfermedad contagiosa, transmitida por el hombre infectado. A pesar de todo, los agentes de emigración que actuaban en España, negaban la existencia en Brasil de todo tipo de epidemias y realizaban su propaganda presumiendo que su clima era más sano que el que los emigrantes podrían encontrar en Argentina o Uruguay, países hacia los que se dirigía principalmente la emigración de españoles. Sin embargo, otras enfermedades eran importadas a Brasil por navíos que hacían la travesía desde Europa. Tal fue el caso de la epidemia de gripe española que alcanzó casi la totalidad del mundo dejando unos 20 millones de muertos a su paso y que llegó a Brasil y se propagó por todo el territorio nacional a bordo del navío inglés Demeara, difundiéndose la enfermedad en todos los puertos por donde pasaba. Al parecer llegó a São Paulo procedente de Rio de Janeiro, decretándose el 15 de octubre de 1918 oficialmente como epidemia y estableciéndose una serie de medidas para frenar el avance de la enfermedad.254 En todos los casos en que se producían epidemias, los servicios sanitarios de Brasil adoptaban como principales medidas de prevención el aislamiento y la cuarentena. Los inmigrantes nos dejaron a través de sus cartas, idea de los males por los que atravesaban tanto en el campo como en la ciudad. Algunas leyes españolas se hacían también eco de la deficiente situación sanitaria en la que se encontraban los súbditos españoles para limitar o prohibir la emigración a este país. La prensa de la época reflejaba igualmente la penuria en materia sanitaria que sufrían los españoles en estas tierras. Como ya ha sido indicado, el Consejo Superior de Emigración había publicado en agosto de 1910 un informe sobre las malas condiciones de vida en las que se encontraban los inmigrantes españoles en Brasil, en donde se hacía mención a las enfermedades que contraían en el país. Los cambios de temperatura bruscos entre el día y la noche y entre el invierno y el verano, ocasionaban a menudo pulmonías entre la población inmigrante. El tracoma era una enfermedad común y se consideraba que ya había alcanzado a un 95% de las familias de inmigrantes. Otras enfermedades eran muy difíciles de curar y siendo la asistencia médica muy cara, la mayor parte de los emigrantes no podía recibir una atención médica adecuada al no poder pagar los altos honorarios médicos y por encontrarse muchas veces lejos de los servicios de salud. Los gastos de visita del médico en muchas de las haciendas de Brasil se situaban en esta época entre 100 y 120 pesetas y en muchas ocasiones no podía acudir por encontrarse lejos del enfermo y se reclamaba también del deficiente estado de las enfermerías. Dicho informe culminó con la prohibición de viajar a Brasil con billete gratuito en 1910, que aunque fue una medida que estuvo en vigor en un corto espacio de tiempo y 254

Para conocer más sobre la gripe española en São Paulo, véase: BERTOLLI FILHO, Cláudio: Epidemia e Sociedade: a gripe espanhola no município de São Paulo, São Paulo (disertación de máster). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas, Universidad de São Paulo. 1986.

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fue levantada en 1911, mostró las precarias condiciones en las que se encontraba el inmigrante español en tierras brasileñas. En la obra de José Colá y Goití existe una clara indicación a los peligros sanitarios que encontraría el emigrante en este país y concretamente en su capítulo 9 que trata sobre fisiología e higiene donde indica que: “En el Paraguay y el Brasil, chupar o comer una naranja a ciertas horas produce inevitable y casi instantáneamente la fiebre y la disentería más pertinaz y mortífera; sucediendo lo propio si se bebe agua estancada. Desde el anochecer hasta las nueve de la noche el fuerte relente proporciona al que le arrostra, sin ciertas precauciones, tercianas que le duran 6 o más meses o un reumatismo de cabeza de fatales consecuencias. La inmunidad del indígena para las enfermedades del país la adquiere al cabo el extranjero, pero corriendo los peligros de la aclimatación en los cuales se juega casi siempre la salud y muchas 255 veces la vida”.

En efecto, el clima con el que el emigrante español se encontraría al llegar a Brasil era muy diferente al de su lugar de origen, encontrándose debido al clima tropical con una gran humedad y además con fuertes cambios de temperatura entre el día y la noche y entre el verano y el invierno, como en el caso de São Paulo, entre otras dificultades que tendría que ir superando. Otras enfermedades como la fiebre amarilla se documentaban constantemente y tanto en tierra, como a bordo de los navíos los emigrantes se encontraban con un alto riesgo de contraer esta enfermedad. En muchas ocasiones, se registraba la enfermedad a bordo de los vapores correos y se dictaban medidas severas contra los navíos procedentes de Brasil que se dirigían a España, conforme a la Ley de Sanidad del 6 de junio de 1860,256 teniendo además fatales consecuencias para el comercio que se desarrollaba entre estos dos países. De esta manera, desde 1888 y durante todo el periodo que nos ocupa, los medios de comunicación se hacen eco de las epidemias de fiebre amarilla que alcanzan las diferentes zonas de Brasil. “La fiebre amarilla en el Brasil. Los telegramas que se reciben del Brasil dan cuenta de los estragos que está causando la fiebre amarilla en las regiones costaneras del antiguo imperio. Los detalles que comunican los corresponsales son horrorosos. En Santos han muerto á consecuencia de la epidemia todos los empleados del Banco de Emisión. El número diario de víctimas excede de 200. Desde el mes de Junio han muerto millares de personas en la citada ciudad. El río arrastra constantemente centenares de cadáveres putrefactos. El gobierno del Estado ha construido tres amplisimos hospitales que ya son insuficientes para instalar en ellos los invadidos por la mortífera epidemia. La miseria es espantosa en Santos y sus cercanias. Estan suspendidos por completo los negocios mercantiles, y son muy contados los empleados que asisten á las oficinas públicas.

255 256

COLÁ Y GOITI, José: op. cit. p. 101. Gaceta de Madrid, 13 de junio de 1860.

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El espanto y el horror están retratados en todos los semblantes muchos médicos han huido á las serranias del interior, y los pocos que quedan en la ciudad caen enfermos estenuados de trabajo ó contaminados de la infección. De los buques surtos en las aguas del rio 45 no tienen tripulación. por haber muerto ó huido los marineros que las formaban, y 20, entre ellos, cuatro vapores ingleses, han perdido el 257 capitan”.

La fiebre tifoidea era frecuente y las epidemias de esta enfermedad se sucedían en el país, como en febrero de 1893 cuando se registraron 98 casos entre los inmigrantes españoles en Brasil y la peste bubónica causó también estragos. La mortalidad era alta en este periodo y la medicina oficial no llegaba a todos los inmigrantes, bien por sus escasas condiciones económicas que les impedían pagar los altos honorarios cobrados por los médicos o por vivir alejados de los establecimientos sanitarios, lo que ocasionaba que el inmigrante hubiera depositado su confianza en la medicina tradicional popular, tanto la que habían conocido en España como aquella que se practicaba en el medio donde se habían asentado en Brasil para solucionar sus males. Veamos algún ejemplo: “-Pide un diario de St. Paul (Brasil) que por amor á la humanidad se dé publicidad á este hecho: Un agricultor fue mordido en la pierna por una víbora de cascabel, que fué muerta inmediatamente. Sin impresionarse de ese hecho, el mordido tomó un limón agrio, llamado vulgarmente limón gallego, lo cortó en dos mitades, á las que adicionó cierta cantidad de sal de cocina, y así preparadas las puso alternativamente en el fuego, aplicándoselas cuando hervían, a manera de cauterio, en las heridas profundas dejadas por la víbora. Repitió la operación durante algunos instantes, colocó una ligadura en la parte superior de la pierna, y sin dar ninguna importancia al caso, prosiguió su trabajo durante todo el día. El agricultor manifestó que después de ser mordido por la víbora, apenas sintió un leve peso en la cabeza, el que desapareció enseguida de la aplicación del cauterio. Hállase ya en perfecto estado de salud, quedando probado que el limón ácido tiene tambien esta virtud, además de 258 muchas otras que le son atribuidas.”

Las mordeduras de serpientes venenosas eran frecuentes y los remedios caseros que se utilizaban eran difundidos. Otra manera de remediar las mordeduras era aplicar a la herida compresas de petróleo y los relatos nos cuentan que el alivio era inmediato. El inmigrante conocía los beneficios que las plantas brasileñas brindaban para la salud y a las que se recurría constantemente para aliviar o curar los síntomas de determinadas enfermedades, porque estaban al alcance de su mano y de su economía. Incluso ya en la época se comercializaban productos medicinales en España que indicaban estar realizados con plantas brasileñas y con remedios indígenas, principalmente de la Amazonía.

257 258

Diario de Gerona, 25/07/1893, p. 2. La Nueva Lucha, 27/09/1889, p.3.

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Diario de Gerona, 1929.

La Vanguardia, 1913.

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El colono contribuía, generalmente, con una cantidad mensual para los gastos ocasionados por la asistencia sanitaria que recibiría para sí y su familia. Los gastos realizados en la compra de las medicinas recetadas, eran por cuenta del trabajador agrícola. La dificultad en adaptarse a las nuevas condiciones de alimentación y de clima y trabajo, y en general a la nueva manera de vivir resultaba en una altísima tasa de mortalidad entre los inmigrantes. No solamente la salud física era un problema importante entre ellos, sino también la salud mental. En 1933 y en una sesión ordinaria de la Academia Nacional de Medicina, el conocido psiquiatra brasileño Dr. Xavier de Oliveira realizó una conferencia que llevó por título “El problema inmigratorio bajo el punto de vista de la higiene mental”. En ella consideraba que era muy alta la cuota de psicópatas entre los inmigrantes extranjeros en Brasil y que sus desórdenes mentales explotaban generalmente dentro de los seis primeros meses de su llegada. Según el Dr. Oliveira, era necesaria la selección mental del inmigrante en su país de origen inmediatamente antes de su emigración para librarse de este modo Brasil de aquellos individuos que ocasionarían problemas una vez que se encontraran en estas tierras. Proponía para ello al Gobierno que pusiera en práctica la Ley de 1921 que prohibía la entrada de psicópatas en Brasil y otras medidas diversas tanto en la selección de los emigrantes antes de llegar a este país como su expulsión en caso de presentar problemas mentales una vez que ya se encontraran en éste.259 En cuanto a la higiene que rodeaba al inmigrante en su vivienda y trabajo, dejaba en la mayor parte de los casos mucho que desear y para adaptarse al nuevo medio en un clima casi siempre muy diferente al de su madre patria debía recurrir y adaptarse a diferentes estrategias que serían nuevas para él. Veamos una curiosa noticia sobre un curioso cazaratas: “Serpientes caza ratas. En el Imperio del Brasil se han multiplicado las ratas de tal modo, que ha sido preciso educar serpientes precisamente para destruirlas. La serpiente doméstica es una especie de pequeña boa, del grueso de un brazo y de unos cuatro metros de longitud. Se vende por 5 ó 6 francos, cada una, en los mercados de Río, Pernambuco, Bahía, etc. Es una especie muy inofensiva y perezosa, pasa todo el día durmiendo, enroscada sobre sí misma al pié de la escalera de la casa. Apenas si levanta la cabeza cuando llega alguna persona ó cuando oye en la entrada algún ruido desacostumbrado. Cuando llega la noche se dispone la boa para la caza; se desliza por todas partes, y hasta entre los suelos y los techos. Se lanza con la rapidez de un resorte que se distiende rápidamente, y coge al ratón por la nuca. La muerte es instantánea, porque las vértebras se quiebran cerca del nudo vital. Como las serpientes comen raramente, aún cuando estén en libertad, la boa mata por el placer de matar. Se acostumbra tan bien á la casa donde se encuentra, que si se le saca de de (sic) allí, se escapa y sabe muy bien encontrar su domicilio. Por todo esto, en las provincias más cálidas del Brasil, donde son innumerables los ratones, cada casa posee su boa, de cuyas cualidades se vanagloria el propietario cuando quiere vender ó 260 alquilar su inmueble.”

259

Secretaria da Agricultura, Indústria e Comércio. Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola, nº 75-76. Ano XXII. São Paulo, 1933, p. 96. 260 Diario de Gerona, 04/02/1891, p. 3.

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La serpiente en cuestión era la gibóia o boa que prestaba grandes servicios contra las plagas de ratas que se reproducían con espantosa abundancia y que se daban en ciudades como Rio de Janeiro y Pernambuco. De entre todos los medios para librarse del roedor, la giboia resultó ser el más eficaz, haciéndose indispensable en todas las viviendas y siendo objeto de comercio, valorándose según su tamaño en la época entre los 5 y 7 francos. La gibóia era una serpiente completamente inofensiva, que se adaptaba con una gran facilidad a la casa donde vivía y no la abandonaba. Tenía un tamaño que no excedía de los 4 metros de longitud y unas cuatro a cinco pulgadas de circunferencia. Durante el día, permanecía enroscada al pie de las escaleras tomando el sol y cada vez que llegaba un habitante de la casa levantaba la cabeza y silbaba como modo de darle la bienvenida. Durante la noche se dedicaba a la caza de ratones, deslizándose e introduciéndose por todas partes y atacando al ratón en la nuca y abandonando a su presa, sin devorarla. Eran sin duda muchas las ventajas de tener una giboia en casa: su extraordinaria adaptación a ésta, su mansedumbre con los habitantes de la casa, su lucha implacable contra los roedores. Era pacífica y tranquila y fácil de mantener. A pesar de las muchas enfermedades que amenazaban al inmigrante y las malas condiciones sanitarias en las que se desarrollaba su vida, la propaganda que se hacía en España con intereses brasileños distaba mucho de ser verdadera y se proclamaba la salubridad del clima. La información que presentaban los folletos y libros sobre Brasil indicaban frecuentemente que en todos los Estados de Brasil era fácil la aclimatación y que era uno de los países del mundo que presentaba un coeficiente de mortalidad más reducido. También proclamaban que los servicios de higiene y asistencia pública era uno de los más perfectos del mundo y que en este país se podían encontrar estaciones climatológicas de primer orden provistas de sanatorios modernos.261

261

CAMBOIN, N.: Brasil. Síntesis de sus recursos económicos, op. cit. pp. 57-59. A este respecto, véase una obra ya citada y que fue editada para ensalzar precisamente estos aspectos: RANGEL PESTANA, Nereu: Climat et salubrité de l’état de São Paulo (Brésil). París. Mission Brésilienne de propagande et d’expansion economique. Tip. Aillaud & Cía, 1889.

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LA VIVIENDA El proceso de la emigración a cualquier país, lleva implícito siempre el asentamiento del inmigrante por un periodo de tiempo más o menos largo en determinado destino. Y entre los planes de todo emigrante antes de embarcarse hacia cualquier lugar, se encuentra el asunto de la vivienda y alojamiento que tendrá al llegar al nuevo país. Es difícil pensar que para los emigrantes que se dirigían a Brasil, sobre todo aquellos que iban acompañados por sus familias, el tema de la vivienda no fuera un asunto que les preocupaba ya desde antes de su salida de España. La vivienda para los emigrantes que llegaban a Brasil en estos años sería muy diferente si se encontraba en las zonas urbanas o rurales y también según el Estado donde se asentarían. La nota elaborada en agosto de 1910 por el Consejo Superior de Emigración sobre la situación precaria en que se encontraban los inmigrantes en Brasil nos relata brevemente cómo eran las viviendas de éstos, en los núcleos coloniales. En las haciendas, los inmigrantes recibían casas con una sola habitación, la mayor parte de las veces construidas con estacas clavadas en la tierra y entrelazando con ellas cañas. Para cubrir esta especie de tejido colocaban barro y los inmigrantes dormían en el suelo hasta que conseguían ellos mismos realizar su cama que solía estar formada por hojas de maíz. Algunos autores han analizado este aspecto de la emigración a Brasil, como Marília Klaumann que toma como ejemplo la colonia constituida casi exclusivamente por emigrantes españoles en Vila Novaes entre 1880-1930, en un núcleo colonial en el Estado de São Paulo, cuya actividad giraba alrededor de la cafeicultura. Vila Novaes debió su creación a la iniciativa de un inmigrante español establecido allí habiendo sido previamente colono en la cafeicultura. Esta zona prosperó gracias al espíritu emprendedor de los colonos españoles.262 El reglamento para el servicio de los núcleos coloniales indicaba que: “En el plazo de seis meses contados desde la fecha de la concesión del lote rural o suburbano, deberá el colono tener desbravada y plantada, por lo menos, un área de 5.000 metros cuadrados y al fin del primer año construida una casa para habitación permanente.263 En lo que se refiere a la vivienda de los núcleos urbanos y tomando como ejemplo el caso de São Paulo, los emigrantes españoles se asentaron preferentemente en los barrios de Mooca y Brás. Desde el fin del s. XIX, con el fin de la esclavitud en este país, comienza un proceso de industrialización principalmente en el Estado de São Paulo cuya primera fase de desarrollo se extenderá hasta la década de 1930, siendo a partir de esta fecha cuando se produce el gran desarrollo industrial de Brasil. Los emigrantes construían en estos primeros años sus casas de dos pisos o sobrados, en muchas ocasiones con la parte inferior dedicada al negocio familiar. 264

262

KLAUMANN CÁNOVAS, Marília: Hambre de Terra. Imigrantes espanhóis na cafeicultura paulista: 1880-1930”. Lazuli, editora. São Paulo, 2005. 263 La Vanguardia, 21/08/1901, p. 4. 264 Para profundizar sobre el desarrollo de los barrios de Brás y Mooca en esta época de 1880 a 1930, véase la disertación de máster de PÁEZ RODRÍGUEZ, Maria Elizabet: Radial Leste, Brás e Mooca: diretrizes para requalificação urbana. FAU-USP, São Paulo, 2006.

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Grupos de casas donde viven colonos. Ave Maria, 1911, p. 73.

En las zonas urbanas de Brasil, el inmigrante, de bajo poder adquisitivo al llegar a este país o al trasladarse desde los núcleos coloniales, se asentaba en barrios obreros donde pudiera encontrar un alquiler barato, como en el caso del barrio de Brás, en São Paulo. Este barrio atraía desde el último cuarto del s. XIX una gran cantidad de obreros e industriales, estos últimos buscando lugares donde construir sus naves industriales o alquilar las que ya estaban construidas y que serían el inicio de las grandes industrias de este barrio. El inmigrante y su familia podrían alquilar su vivienda en un cortiço,265 que eran lugares insalubres donde convivían varias familias obreras pobres y que aparecieron en Brasil a mediados del s. XIX. El cortiço, que era el tipo de habitación popular más importante en São Paulo, se sitúa en el interior de una manzana de casas, casi siempre construida en el terreno de un edificio y la entrada era a través de un portal lateral por donde siguiendo un camino estrecho se llegaba a un patio de unos pocos metros de anchura. A este patio daban las puertas y las ventanas de pequeñas casas que se situaban en fila que estaban construidas con las mismas características de tamaño y distribución. Las proporciones de la casa eran pequeñas y en ella podían habitar hasta unas 4 personas. Internamente las casas eran de una gran precariedad y en ellas había un cuarto al fondo con fogón donde se colocaban los objetos de uso doméstico y las ropas. En el área común de la casa existía un retrete y una pila con grifo para agua. Dentro de las casitas la iluminación y ventilación eran deficientes y unido a la falta de higiene hacía que los cortiços fueran focos de enfermedades ya denunciados desde fines del s. 265

Para situarse en la época y conocer cómo podía ser el ambiente de los cortiços, puede consultarse la obra de AZEVEDO, Aluísio: O Cortiço. São Paulo. Moderna, 2009. Fue publicada por primera vez en 1890. La obra, que se inspira en Rio de Janeiro, muestra diferentes personajes de las capas más bajas de la sociedad del momento, cuyas vidas se entremezclan y describe la injusta sociedad brasileña cuyo móvil de actuación es principalmente el egoísmo.

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XIX. Los cortiços fueron construidos para inquilinos de baja renta que alquilaban a bajos precios su lugar para vivir. Aquellos que podían permitirse un mayor gasto en la vivienda, podrían alquilar una casita independiente que tuviera salida y vista a la calle, pero que no tendrían instalaciones mucho mejores que aquellas que se situaban en los cortiços, ya que eran pequeñas, de mala calidad y sin ventilación o también tenían la posibilidad de pagar por el alojamiento en el hotel-cortiço, que eran aquellos que alquilaban habitaciones para que los obreros pudieran dormir, tanto en habitaciones independientes como en aquellas que compartían con otros obreros. También podrían encontrar alojamiento en habitaciones que se improvisaban en sobrados y que eran aquellas casas que tenían más de un piso y cuyas habitaciones eran convertidas en cortiços donde vivían varias familias. En estas construcciones había cuartos con un uso común para todas las familias para aseo y cocina. En ocasiones, también se improvisaban cuartos en el fondo de diferentes negocios como carpinterías, cocheras o construcciones de edificios donde solían dormir los empleados en unas condiciones infrahumanas. Estos últimos eran cuartos hechos de madera y cubiertos con tejados de cinc. En todos los casos, las condiciones de construcción e higiénicas eran insuficientes. Los suelos tanto de las casas como del exterior no se encontraban pavimentados, faltaban las instalaciones eléctricas, de agua y de saneamiento y en las habitaciones, de espacio reducido se aglomeraban las personas por encima de su capacidad. Eran medios donde se propagaban con rapidez las epidemias.266 El emigrante soñaba con tener su propia casa para alojamiento de su familia que solamente podría llegar a suceder cuando adquiriera en Brasil un suficiente poder adquisitivo, y que muchas veces no ocurría hasta la segunda o tercera generación de españoles asentados en Brasil. Hoy todavía, en barrios antiguos de obreros de ciudades como São Paulo (Brás, Belenzinho, etc.) quedan numerosos ejemplos de casas construidas y utilizadas por emigrantes españoles que llegaron en esta época y que poco a poco van desapareciendo dejando lugar a construcciones más modernas.

266

ALTERMAN BLAY, Eva: Eu não tenho onde morar. Vilas operarias na cidade de São Paulo. São Paulo, Nobel, 1985, pp. 66-71.

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LA ALIMENTACIÓN Los inmigrantes españoles encontraban una gran dificultad para adaptarse a los hábitos alimenticios brasileños, ya que la materia prima, los sabores y la manera de preparar los alimentos eran muy diferentes de aquellos a los que estaban acostumbrados en España. La base de la alimentación brasileña era diferente a la española y en las haciendas las familias de colonos tenían como alimentos principales las habichuelas, el arroz y la manteca de cerdo, junto con el café. El hambre, como causa de huida de muchas haciendas, también se relata en diferentes artículos de prensa, ya que el pago en vales para poder canjearlos por otros productos que se vendían en la propia hacienda, muchas veces se hacía con retraso. Desde que el emigrante salía de su lugar de origen debía esforzarse por realizar una adaptación de sus costumbres alimenticias a los diferentes lugares por donde pasaría hasta su embarque, su traslado y su asentamiento en nuevas tierras. Los días que transcurrían hasta el embarque suponían el comienzo de las limitaciones a las que debía enfrentarse. Ya en los barcos tenemos numerosos testimonios escritos de la deficiente alimentación. Desde fines del s. XIX se encuentran disposiciones legales disponiendo el peso diario en gramos de la alimentación que se facilitaría a los emigrantes a bordo de los buques y la cantidad de víveres que estaban obligados a embarcar estos buques que llevaban emigrantes. Los capitanes de puerto estaban obligados a no autorizar la salida de ningún buque, sin que previamente los consignatarios de ellos les hubieran entregado la nota de los días de navegación y de las cantidades de víveres que habían embarcado en proporción al número de emigrantes que condujesen. De igual manera, los capitanes de puerto debían exigir que se les presentasen acompañando a la citada nota muestras de todos los géneros que llevaban los buques para la manutención de los emigrantes que se habían embarcado, que se colocarían en lugar visible de las Capitanías del Puerto, para que los pasajeros pudieran examinarlos antes de embarcarse. La Capitanía del Puerto debía asimismo exigir la presencia de un médico para inspeccionar el estado del agua y atestiguar si la cantidad y calidad de ésta podría resistir en buen estado los días calculados para la navegación del buque.267 Desde el 19 de enero de 1909, se estableció que en el billete del emigrante figurara la alimentación a la que éste tendría derecho durante la travesía y en las siguientes décadas continuarían determinándose las medidas de protección referentes a la alimentación e higiene a bordo de los barcos, estableciéndose la cantidad de víveres que éstos deberían llevar a bordo y la exigencia de cocinar los alimentos al estilo español.268 Sin embargo, las quejas de los emigrantes continuaban dándose a este respecto.269 Los informes que se emitían para dar cuenta de las gestiones realizadas en las hospederías de São Paulo, primero del Bom Retiro y después de Brás indicaban que la alimentación que los inmigrantes recibían al permanecer en ellas era buena:

267

La Vanguardia, 18/12/1889, p.2. Real Decreto del 6 de junio de 1923. 269 Véase: PASTOR, Antonio: Instalación y asistencia de los emigrantes a bordo. Madrid. Hijos de T. Minuesa de los Ríos, 1918, pp. 517-529. 268

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“Alimentação. A alimentação dos immigrantes continúa a ser fornecida por Manfredo Meyer, pelos preços do contrato de 10 de junho de 1882, sendo os generos fornecidos de boa qualidade e 270 em abundancia.”

El servicio de alimentación era regulado de la siguiente manera: a las 6,00 horas de la mañana se tomaba café con pan; a las 10,00 se almorzaba y a las 3,30 se cenaba constando de carne, pan, patatas, legumbres y algunas veces bacalao. El servicio, según los informes era realizado con aseo y bajo la inspección rigurosa de algún empleado del alojamiento.271 Al llegar a Brasil, tomando por ejemplo aquellos emigrantes que entraban al Estado de São Paulo y que llegaban a la Hospedería de Inmigrantes de Brás, tenemos diferentes contratos de la Inspectoria de Terras, Colonização e Imigraçaõ do Estado de São Paulo,272 que se realizaban con los proveedores de alimentos de esta Hospedería u Hotel de Inmigrantes. Los contratos tenían duración de 1 año y establecían los alimentos que se destinarían a los emigrantes y cómo debían ser las raciones. El 4 de abril de 1893 existe un contrato firmado con Manuel Luiz Collares, donde queda establecido en el punto tercero que “las raciones son enteras para los mayores de 14 años, medias para las personas de 3-14 años y cuartas para los menores de 3 años”. El punto 4 de dicho documento indica en qué consistían estas raciones: “Las raciones diarias constarán de las cantidades siguientes: azúcar redondo (50 gr.), pan o bizcocho (250 gr.), bacalao u otro pescado seco (300 gr.), café en polvo (25 gr.), carne seca de vaca (300 gr.), carne verde (300 gr.), tocino (200 gr.), arroz (1 dl.), aceite (2 cl.), habichuelas (2 dl.), patata (1 dl.), verduras (40 reis)”.

Las cantidades se dividían de la siguiente manera a lo largo del día: por la mañana café, azúcar, pan o bizcocho, almuerzo y cena (géneros variados). 1ª especie: habichuelas o arroz, carne seca o fresca, tocino, pan y verduras; 2ª especie: habichuelas o arroz, carne seca y verduras, tocino y pan; 3ª especie: habichuelas o arroz, bacalao, patata, aceite, vinagre y pan. El punto 5 especifica que el contratante estaba obligado a proporcionar leche para los niños y vino de Oporto para los enfermos. Dos años más tarde encontramos un contrato similar firmado con otro proveedor: Manuel Diniz Collares Junior, el 15 de junio de 1895, donde se establecen las cantidades de las raciones de alimentos en el artículo 5: azúcar redondo (50 gr.), pan (500 gr.), café en polvo (25 gr.), carne verde de vaca (300 gr.), grasa (50 gr.), arroz (2 dl.), habichuelas (2 dl.), patata (1 dl.), sal y cebolla (20 reis), verduras (20 reis), pasta (100 gr.), (para una comida el día de llegada). Estas cantidades serían divididas en: mañana: café, azúcar y pan; almuerzo y cena (géneros variados): 1ª especie: habichuelas o arroz, carne fresca de vaca, grasa, pan y verduras; 2ª especie: habichuelas y arroz, carne fresca de vaca, grasa y pan; 3ª especie: habichuelas o arroz, carne seca de vaca, 270

Falla dirigida á Assembléa Legislativa Provincial de S. Paulo na abertura da 1ª sessão da 25ª legislatura em 16 de janeiro de 1884 pelo presidente, Barão de Guajará. S. Paulo. Typ. da Gazeta Liberal, 1884, p. 56. Se refiere a la Hospedería de Inmigrantes del Bom Retiro. 271 Falla dirigida á Assembléa Legislativa Provincial de S. Paulo na abertura da 2ª sessão da 26ª legislatura em 10 de janeiro de 1885 pelo presidente, dr. José Luiz de Almeida Couto. São Paulo. Typ. da Gazeta Liberal, 1885, p. 87. 272 Fondo Conservado en el Arquivo Público do Estado de São Paulo.

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patata, pasta, tocino y pan”. De igual manera se establecían las raciones para los diferentes grupos de edad: enteras para los mayores de 14 años, medias para aquellos que estaban entre los 3 y 14 años y cuartas partes para los menores de 3 años y de igual manera el proveedor estaba obligado a proporcionar vino de Oporto para los enfermos y leche en botella para los niños. El artículo 10 obligaba al proveedor a suministrar al inmigrante tanto en el día en que llegaba como en el de su partida, las raciones a las que tenían derecho según las horas de las comidas y cualquiera que fuera la hora de la salida o de la entrada. Una vez que los inmigrantes eran colocados en las haciendas de café como colonos, la alimentación suponía un obstáculo más a salvar dentro de todo el proceso migratorio. También aquellos inmigrantes que se habían dirigido a Brasil por cuenta propia, al margen de la Sociedad Promotora de Emigración, debían realizar esta adaptación a las nuevas condiciones. Además, los precios para adquirir alimentos eran muy altos, en comparación con los salarios que obtenían en las fazendas por su trabajo. Así lo denunciaba en un artículo la prensa española, para disuadir al emigrante de dirigirse a Brasil: “DEL BRASIL. LA VIDA DEL EMIGRANTE ESPAÑOL. Que el emigrante español es un verdadero esclavo en las “fazendas” del Estado de San Pablo, ya lo hemos demostrado en múltiples ocasiones, y nos satisface nuestra campaña, que ha dado por resultado el que apenas emigren a aquel país nuestros compatriotas, por lo que existe una falta de brazos jamás conocida. Pero ni aun así se doblegan aquellos hacendados, que debieran procurar que la vida del colono fuese lo más llevadera posible, y lo demuestra la estadística que a continuación publicamos: Un litro de habichuelas cuesta 1.200 reis; un litro de arroz, 1.200; un kilo de tocino, 8.000; un kilo de patatas muy malas, 1.200; un kilo de garbanzos, 8.000; un litro de aceite, 10.000 reis. Estos artículos constituyen la alimentación del obrero. La peseta española vale 1.200 reis. El trabajador agrícola gana 5.000 reis diarios, a jornal. El colono puede llegar a ganar, cultivando 3.000 pies de café para el patrono y sembrando por su cuenta algo de maíz, habichuelas y arroz, 1.230.000 reis al año, o sea poco más de 1.000 pesetas. Como se ve, las circunstancias no cambian, y necesario es que aquellos hacendados se den cuenta de que, en tales condiciones, nadie debe trabajar. Por eso continuamos aconsejando a todos los españoles que no emigren al Brasil mientras no 273 cese aquella esclavitud.”

En São Paulo, a partir del s. XX se aprecia un aumento de la actividad comercial entre españoles que importaban productos de este país. Entre ellos eran frecuentes las importaciones de vino para diferentes usos, vino para misa y para mesa, sobre todo procedentes de Jerez en Cádiz y Haro en La Rioja, aceite de oliva, conservas de diferentes tipos como pimientos morrones, sardinas, etc. Bebidas alcohólicas como Anís Mallorca, Anís Patria, Ron Luna, Jerez quina Ruiz, Cognac, champagnes, etc. Sin embargo, el emigrante espontáneo, aquel que se costeaba su propio billete y que llegaba al margen de los intereses del Gobierno y de los terratenientes del café, se asentaría principalmente en las ciudades y es allí donde tendría que procurarse él mismo su alimentación. La asimilación del emigrante español en la sociedad brasileña fue tan 273

La Emigración española, 30/07/1924, p. 130.

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grande que uno de los rasgos visibles de cada cultura, como es la alimentación, no ha sido casi transmitida hasta hoy en día. Existe en São Paulo un templo de la gastronomía internacional que es el Mercado Municipal o Mercadão, como es conocido popularmente, construido en sustitución del Mercado dos Caipiras o Mercado Grande que ya existía en aquella época. Proyectado en 1925 por el arquitecto Francisco Ramos de Azevedo, profesional sobresaliente de la época, fue inaugurado el 25 de enero de 1933 cuando São Paulo contaba con un millón de habitantes. El mercado, construido al margen del río Tamanduateí, facilitaba la llegada de los productos traídos por los barcos desde las fincas del interior y desde la costa. El mercado destacó desde entonces por la calidad de sus productos, por la abundancia de ellos y por la variedad y muestra de gastronomía de diferentes países, reflejo de la emigración variada a este Estado durante las diferentes épocas. Entre ellos, hoy en día podemos encontrar productos portugueses, como el bacalao llegado desde Portugal y los dulces; italianos como los embutidos; libaneses como quesos variados o panes y los japoneses. Pero, no existen apenas productos españoles y aquellos que se venden son principalmente importados desde España y no producidos aquí. São Paulo es conocida mundialmente por la variedad de restaurantes de diferentes culturas gastronómicas que existen en esta ciudad, muchos de ellos con una trayectoria casi centenaria, habiendo comenzado por ser establecimientos humildes y llegando a ser verdaderos imperios. Pero apenas unos pocos restaurantes españoles instalados desde principalmente la década de 1960 ocupan algún lugar en esta multitudinaria ciudad. ¿Qué sucedió con la gastronomía española? ¿Por qué el inmigrante español no ha sabido mantener un espacio importante desde fin del s. XIX para la comercialización y manipulación de productos alimenticios españoles? ¿Por qué el español no supo apenas adaptar la materia prima brasileña para la fabricación de sus productos y la elaboración de los diferentes platos regionales? ¿Por qué entre todos los grupos de emigrantes como italianos, portugueses, japoneses o árabes no supo defender una muestra tan visible de su cultura?

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El inmigrante español sentía en su dieta diaria la falta de alimentos españoles y para ello introducía y adaptaba a la misma productos similares que podía encontrar en Brasil. Por ello, no dejaba de echar de menos aquellos productos de su tierra como el jamón, el aceite de oliva o los embutidos. Los productos y platos que más frecuentemente consumía en su dieta eran: bacalao y sardinas, la elaboración del puchero y las tortillas de patatas, el café con pan o chocolate como desayuno, las migas de pan realizado con mezcla de harina de fubá y harina de trigo, los pimientos, la olla con legumbres, carne de cerdo, morcillas, tocino, chorizo y queso, carne seca y pescado, ensaladas de lechuga y tomate, pan y aceite de oliva, arroz, frijoles, mandioca y gazpacho, todo ello acompañado por vino. Los inmigrantes elaboraban platos de repostería utilizando la harina de fubá y realizando mantecados, bizcochos y pasteles. Tampoco faltaban los churros, turrones y otro tipo de dulces. Así, trataban de adaptar los ingredientes que encontrarían en Brasil a sus platos regionales y acudirían a las importaciones desde España de conservas, embutidos, frutos secos, legumbres, aceites, vinos y licores, entre otros.274 Sin embargo, dada la variada procedencia de los inmigrantes españoles de diversas regiones de España, la dieta podía ser muy diferente en unas u otras regiones de Brasil, debido a los distintos alimentos y materia prima que pudieran encontrar allí y la posibilidad de acceder a productos importados.

274

Para conocer más sobre los hábitos alimenticios de los españoles en São Paulo, véase: KLAUMANN CÁNOVAS, Marília Dalva: Imigrantes espanhóis na Paulicéia: trabalho e sociabilidade urbana, 18901922 (tesis doctoral). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Universidad de São Paulo, 2007, pp. 365-374.

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LA INSTRUCCIÓN El analfabetismo era un problema generalizado entre los inmigrantes en Brasil. De 1900 a 1931 se verifica documentalmente que más del 70% de los inmigrantes que habían llegado a este país no sabían leer. La población rural destacaba por una absoluta falta de cultura elemental que se resumía en saber leer, escribir y contar. Diferentes voces se alzaron para que en Brasil se tomaran medidas contra la entrada del inmigrante analfabeto. Pero además, entre los inmigrantes de diferentes nacionalidades, el español ocupaba siempre los últimos puestos en cuanto al grado de instrucción que presentaban al llegar a Brasil. Los analfabetos dejaban de serlo cuando ya sabían leer, escribir y conocer las operaciones elementales de aritmética. En la provincia de São Paulo al comenzar la década de 1880 la situación en la que se encontraba la formación intelectual de sus habitantes no iba acompañando el desarrollo económico que se estaba produciendo en ella en los últimos años, con la construcción de ferrocarriles, el desarrollo del comercio y la explotación de importantes industrias. En 1850 la provincia de São Paulo contaba con 2 Liceos, una Escuela Normal de estudios pedagógicos, dos Seminarios de Instrucción Primaria, el de Santa Anna y el de la Gloria, dos en la ciudad de Itú, un aula de pintura y dibujo, 24 cátedras de latín y francés y un curso de algunos estudios de ingeniería. Para 1880 no quedaba ninguna de estas instituciones de enseñanza secundaria y de las dos instituciones de enseñanza primaria todavía existía el Seminario de la Gloria y el Instituto de Artífices, sustituyendo al Seminario de Santa Anna. Había mayor número de escuelas, pero no una cantidad mayor de maestros. La Escuela Normal que había sido creada por la Ley nº 9 del 22 de marzo de 1874 y que había sido inaugurada el 16 de febrero de 1875, no se había cerrado por falta de profesores y de presupuesto. El 9 de mayo de 1878 se suspendió por no haberse considerado su gasto en el presupuesto correspondiente. Por la Ley nº 130 del 25 de abril de 1880 fue mandado que se reintegrara dándose un reglamento el 30 de junio del mismo año y reabriéndose el curso el 2 de agosto de 1881. Las escuelas públicas de la provincia de São Paulo para el comienzo de la década de 1880 estaban mal equipadas en mobiliario, útiles y libros. Los libros que se utilizaban en las escuelas eran el Novo methodo de ensinar a ler e escrever, del Dr. Freire; Liçoes de História Patria, del Dr. Américo Brasiliense y el Compendio de Geographia del Dr. Jeronymo Sodré. Los estudiantes que frecuentaban las escuelas no eran más de 10.931 alumnos, siendo 6.625 del sexo masculino y 4.306 del femenino, de una población total de 837.351 de los cuales eran analfabetos 255.327 hombres y 284.348 mujeres libres y 87.959 hombres y 68.549 mujeres esclavos, lo que daba una cifra total de 696.183 analfabetos y 81 hombres y 23 mujeres esclavos que sabían leer y escribir. La enseñanza secundaria estaba reducida al latín y al francés, que era administrada en la única aula pública de la ciudad de Itú y que contaba con 26 alumnos matriculados. La enseñanza privada podía ser ejercida libremente en la provincia y por ello la Inspectoría General carecía de datos en la época que se reducían a 36 escuelas particulares de las que 26 eran para el sexo masculino con 428 alumnos matriculados y 382 frecuentes y 10 escuelas para el femenino con 307 matriculados y 291 frecuentes y de 10 colegios, 6 del sexo masculino y 4 del femenino.275 La Ley nº 130 del 23 de abril de 1880 autorizaba al Gobierno en su artículo 14 la reforma de la instrucción pública y al mismo 275

Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de S. Paulo pelo presidente da província Laurindo Abelardo de Brito no dia 5 de Fevereiro de 1880. Santos. Typ. Á vapor do Diario de Santos. 1880, pp. 57-71.

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tiempo restablecía la Escuela Normal. La Presidencia, por Acta del 23 de septiembre del mismo año, designó una comisión compuesta por personas muy competentes para presentar un proyecto consolidando la parte aprovechable de las disposiciones que ya existían e introduciendo otras nuevas que correspondiesen al plano general de la reforma autorizada. En ese momento, la Comisión estaba formada por los doctores Américo Braziliense de Almeida Mello, Francisco Rangel Pestana, Vicente Mamede de Freitas, Godofredo José Furtado y del Inspector General de instrucción Pública.276 Los puntos principales de la reforma pueden resumirse en los siguiente puntos: la creación de un consejo director y consejos municipales que estuvieran formados principalmente por elección y en el que tomaran parte las personas más interesadas en el desarrollo de la enseñanza; audiencia del Consejo Director para el nombramiento o dimisión del director de instrucción pública; división de la provincia de São Paulo en 12 distritos escolares, nombrando para cada uno de ellos y mediante concurso, un delegado literario; la obligación de la enseñanza primaria de primer grado y la apertura de las escuelas a los no católicos, sin suprimirse la clase de religión, cuya frecuencia se declara facultativa; la extensión del programa de enseñanza, adicionándole -entre otras materias- los elementos de geometría práctica, diseño, nociones de ciencias físicas y naturales, economía, habilidades domésticas y gimnasia; división de la enseñanza en tres grados; nombramiento de los profesores públicos mediante concurso delante del Consejo director; exigencia de condiciones que eviten los abusos en la retirada de los profesores y en el intercambio de puestos de trabajo; nombramiento de profesores ambulantes para los barrios, donde no fuera posible crear escuelas permanentes; fundación de un curso nocturno para adultos en cada una de las ciudades; subvención a las escuelas particulares de enseñanza profesional que por consejo director fuesen juzgadas merecedoras de esta ayuda; libre ejercicio del magisterio particular sin dependencia de pruebas de capacidad ni previo consentimiento del Gobierno; reorganización de la Escuela Normal, incluyéndose en el respectivo programa todas las materias correspondientes a las que deben ser enseñadas en las escuelas primarias y fiscalización rigurosa de la enseñanza, castigándose con la severidad necesaria aquellas faltas y delitos que cometan los empleados y profesores.277 En los siguientes años, los estudios y debates sobre la mejora de la educación continuaban y las reformas se sucedían unas a otras pero los avances en materia de educación pública eran escasos y no se conseguía alcanzar el desarrollo de la educación popular. El absentismo en la escuela era grande, tanto por parte de los alumnos, como por parte de los profesores. Al profesor no se le daban las garantías necesarias de subsistencia independiente y la Administración no había prestado el interés necesario para conseguir la mejora de la educación.

276

Relatório apresentado á Assembléa Legislativa Provincial de S. Paulo pelo 1. vicepresidente da província, Conde de Tres-Ríos, e apresentado no acto de installação da mesma Assembléa pelo 4. vicepresidente, dr. Manoel de Moura e Costa Santos. Typ. A Vapor do Diario de Santos, 1882, pp. 24-25. 277 Relatório com que o Exmo. Sr. Dr. José Luiz de Almeida Couto, Presidente da Província de S. Paulo passou a administração ao 1º Vice-Presidente, Ecmo. Sr. Dr. Francisco Antonio de Souza Queiroz Filho. S. Paulo. Tip. do Correio Paulistano, 1886, p.4.

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La Voz de España, São Paulo, 3/04/1902, p. 4.

Para aquellos inmigrantes españoles que llegaban a Brasil, tomaré como ejemplo el año 1919, para ver el estado en que se encontraba España en cuanto a la instrucción elemental de sus habitantes y poder apreciar cómo la situación era realmente penosa. El Estado dedicaba muy pocos recursos para la enseñanza primaria, en comparación con el resto de los Estados europeos. El analfabetismo era un grave problema en la población y un freno al desarrollo de diferentes profesiones y actividades industriales. Había una grave falta de escuelas y gran parte de la población infantil, a temprana edad, era colocada para realizar un trabajo. En 1917, de una población de 20 millones de personas, sabían leer solamente 125.048 hombres y 228.684 mujeres. Sabían leer y escribir 4.464.586 hombres y 3.252.412 mujeres. No sabían leer ni escribir 5.109.757 hombres y 6.757.658 mujeres. Había un total de 11.867.415 analfabetos y casi medio millón de semi-analfabetos. En 1915, el censo electoral aportó los datos que de 4.753.699 electores, 2.858.929 eran analfabetos, lo que significaba un 40%, muchos de los cuales y por ser ciudadanos de pleno derecho, ostentaban cargos públicos.278 Como ejemplo representativo de la situación andaluza, en las provincias de Málaga, Jaén y Almería, se concentraba una gran cantidad de analfabetos. Según indicaba el Diario de Gerona, en Jaén con una población de 582.297 habitantes había 431.949 personas que no sabían leer, que representaba un porcentaje del 72,92%. En Almería, con una población de 358.144 habitantes, había 255.516 analfabetos, que quiere decir un 71,84% y en Málaga, de los 554.801 habitantes, 404.847 no sabían leer, es decir que había un 78,03% de analfabetos. Para las tres provincias existían en la fecha 2.879 maestros.279

278 279

Diario de Gerona, 8/05/1919, p. 1. Ibídem, 4/09/1924, p.3.

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Anuncio de colegio español en El Diario español, 17/03/1914, p. 3.

Hasta 1930, Brasil no había conseguido destacar entre los demás países por un aceptable nivel de alfabetización de sus habitantes. Y esto se debía a diferentes factores tanto físicos como morales. La enseñanza primaria y secundaria no estaba generalizada, debido a innumerables causas como la inmensidad del territorio y la falta de vías de comunicación. La división administrativa del país aumentaba las dificultades para conseguir que se llegase a un nivel aceptable de instrucción de la población. Además de ello, los transportes eran atrasados, teniendo en cuenta la gran extensión del territorio (8.511.189 km²). De los principales grupos de inmigrantes según las nacionalidades que llegaron a São Paulo, los españoles se situaban siempre en el último lugar en cuanto al grado de instrucción, junto con los japoneses y portugueses. Veamos algunas cifras:

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INMIGRANTES ENTRADOS POR EL PUERTO DE SANTOS EN 1930 Nacionalidades Austríacos Húngaros Alemanes Argentinos Italianos Letonios Rusos Lituanos Polacos Yugoslavos Brasileños Rumanos Españoles Japoneses Sirios Libaneses Portugueses

TOTAL 296 277 1.426 169 1.795 130 241 1.172 1.013 368 4.860 825 1.143 13.585 327 478 5.769

Saben leer 275 258 1.157 148 1.765 110 202 969 836 287 3.712 622 1.080 10.190 231 326 3.207

No saben leer 21 19 269 21 268 20 39 203 177 81 1.148 203 63 3.395 96 152 2.562

% alfabetizados 94 93 92,7 87,5 86,4 84 83,8 82,9 82,5 77,9 76 75,6 74,7 74 70,6 68 55,5

Fuente: CALLAGE, Fernando: “A instrução dos imigrantes estrangeiros e a do colono brasileiro”. Boletim do Departamento do Trabalho Agrícola. Secretaria da Agricultura, Indústria e Comércio. Ano XXI. São Paulo, 1932, nº 72, p. 58.

Para una visión que abarca más años, podemos ver las estadísticas de 1908 a 1931 en donde se muestra que aquellos inmigrantes no alfabetizados en estos años y que entran por el puerto de Santos provienen principalmente de España, Portugal, Italia y Japón.

INMIGRANTES ENTRADOS POR EL PUERTO DE SANTOS DE 1908 A 1931 Nacionalidades Alemanes Franceses Letonios Húngaros Brasileños Polacos Austríacos Japoneses Yugoslavos Rumanos Rusos Lituanos Sirios Italianos Portugueses Turcos Españoles

TOTAL 38.033 2.749 3.219 4.860 85.058 10.827 14.402 103.765 21.005 22.734 10.228 19.981 16.382 197.113 260.742 26.219 206.004

Saben leer 32.745 2.375 2.679 3.851 66.545 8.224 10.745 76.552 15.017 15.952 6.764 13.126 10.095 114.803 107.536 10.009 55.987

No saben leer 5.288 374 540 1.002 10.513 2.603 3.657 27.213 5.988 6.782 3.464 6.845 6.287 82.310 153.206 16.210 150.017

% Alfabetizados 86,9 86,3 83,2 79,7 78,2 75,9 74,6 73,8 71,4 70,1 66,1 65 61,6 58,2 41,2 38,2 27,1

Ibídem, p. 59.

Tomando en cuenta un periodo central entre 1880 y 1930 y analizando los datos de 1918, veremos que la estadística realizada por la Diretoria Geral de Instrução Pública 254


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en este año verificó que en el Estado de São Paulo, la cifra de niños y niñas entre los 7 y los 12 años de edad, que era la edad de la educación obligatoria y que frecuentaban las escuelas públicas y privadas fue de 232.621, frente a aquellos niños y niñas en edad escolar que no lo hacían cuya cifra ascendió a 247.543. Es decir, los niños, tanto del sexo masculino como femenino que estaban sin escuela era superior en número a aquellos que asistían a clase. Las cifras son duras ya que estos niños condenados al analfabetismo, serían los ciudadanos del mañana en Brasil y suponía un factor negativo al progreso en este país. Los niños situados entre estas edades debían aprender a leer, escribir y a contar.

Sin embargo, la situación no era uniforme en todas partes. Siempre tomando como ejemplo brasileño el del Estado de São Paulo y ante la imposibilidad de analizar todo el país en su conjunto, se puede indicar que había localidades en que tanto los hijos de los brasileños, como los de los extranjeros reclamaban la falta de lugares en las escuelas públicas y existían otras zonas, en donde las escuelas eran suprimidas por falta de alumnos y donde las estadísticas nos muestran que existían miles de niños en edad escolar y escuelas sobrecargadas y otros centros donde casi no existían alumnos. Para muchos, el analfabetismo era considerado el mayor mal de Brasil, ya que era la causa de todos los demás problemas que existían en el país. En el Estado de São Paulo, era extremadamente difícil suprimir el analfabetismo, ya que había tanto adultos como menores que estaban en edad escolar que formaban la gran masa de analfabetos. Las escuelas públicas necesitaban mejoras urgentes para garantizar la asistencia de alumnos, como mejorar la localización de las mismas y aprovechar a los profesores en lugares más útiles que aquellas zonas en donde no existía una buena asistencia de los alumnos. Era necesario también aumentar el número de alumnos de cada escuela y el número de inspectores que fiscalizasen el buen funcionamiento de las mismas y conseguir de las Cámaras Municipales la construcción de edificios de bajo coste económico que fueran apropiados para la enseñanza y como lugar de residencia de los profesores. La población sin escuelas se situaba principalmente en el norte de São Paulo y en la zona marítima, donde predominaba la población brasileña y en el noroeste donde predominaban los extranjeros. La alfabetización de las zonas rurales y de aquellos centros distantes de las zonas urbanas era de una urgente necesidad. La falta de casas para residencia de profesores era un grave problema así como la escasez y precariedad de los medios de transporte para que los mismos pudieran trasladarse hasta su lugar de trabajo. En cuanto a la instrucción pública, entre 1880 y 1930 el modelo de escuelas en las haciendas de São Paulo fue mejorando poco a poco, pero ya para el fin de esta época estas haciendas tenían escuelas gratuitas mantenidas por el Gobierno del Estado para la enseñanza primaria donde se podían recibir clases diurnas y nocturnas. En 1918

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funcionaban en el Estado de São Paulo y en sus 196 municipios las siguientes instituciones de educación primaria: - Pertenecientes al Gobierno del Estado, 176 grupos escolares, 31 escuelas reunidas y 1.595 escuelas aisladas, - 358 escuelas de las Cámaras Municipales y - 1089 escuelas de particulares. En la escuela primaria se estudiaba pocas horas y se daba a los alumnos una educación de tipo elemental. Según ésta, el alumno aprendería a escribir y leer, contar, tendría nociones de geografía e historia de Brasil, de instrucción cívica, ciencias de la naturaleza, y algunas otras actividades como el canto y el dibujo. Estos centros educativos, educaron en 1918 a 232.621 niños. El problema era el resto de los niños que no estaban siendo educados en ningún centro ya que los mismos se dedicarían o bien a deambular por las calles, sin ningún fin, otros permanecerían en casa sin nada que hacer, a otros niños se les introduciría en los trabajos de las fábricas o en los trabajos agrícolas, significando una gran traba a su crecimiento como personas dentro de la sociedad. Las voces se alzaban pidiendo al Gobierno la creación de más escuelas para alfabetizar a la totalidad de la población infantil en edad escolar, pero el problema serio era el tremendo coste que ésto supondría. El número de niños analfabetos, crecía imparablemente por diferentes factores como la alta natalidad y por la constante llegada de inmigrantes.

Grupo de alumnos de la escuela primaria del núcleo colonial “Monção” en el Estado de São Paulo.

El Estado de São Paulo venía realizando desde 1911 un trabajo activo en la mejora de la educación y hasta el fin de la década había conseguido un aumento de escuelas considerable, entre grupos escolares, escuelas reunidas, escuelas urbanas y escuelas distritales y rurales, pero el resto de los elementos era adverso y el crecimiento era 256


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lento. Existía una labor de fiscalización, donde los inspectores que iban a las escuelas comprobaban que la asistencia escolar era muy reducida debido a la poca motivación tanto por los profesores como por los alumnos. Existían innumerables escusas para no asistir a las clases, como la lejanía, la precariedad de los transportes, el mal tiempo, las fiestas religiosas o civiles, las enfermedades, los trabajos en fábricas o en el campo, etc. El profesor no cumplía en muchos casos con el horario y asistía unas pocas horas al colegio. No estaba motivado para mejorar las condiciones de aprendizaje de los alumnos, su salario era bajo lo que le obligaba a vivir con grandes estrecheces económicas, sin esperanza de mejorar su futuro próximo y había una escasez grave de material educativo, que serviría de apoyo en sus lecciones. Estos profesores, en muchas ocasiones no estaban interesados en conseguir el aprendizaje del alumno, sino en cumplir con el periodo de tiempo necesario que les permitiera realizar su promoción y ser destinados a otra escuela de categoría superior. La legislación no contemplaba que el profesor para ser promovido debería garantizar el aprendizaje de los alumnos y prestar un servicio de calidad. Por esa razón, los profesores, de un modo general, se preocupaban por cumplir con el periodo de tiempo reglamentario en determinado lugar sin atender a la calidad de sus resultados. Así, a medida que pasaba el tiempo de servicio, el profesor iba pasando del barrio al distrito, del distrito para la ciudad del interior y después a la capital. El profesor de la escuela rural, generalmente era recién formado en las escuelas normales de primaria y no contaba con experiencia ni medios suficientes para poder desarrollar su labor de forma adecuada. La falta de lugar de residencia para el profesor cerca de las escuelas ocasionaba que tuviera que desplazarse desde otros lugares y perder mucho tiempo que podría dedicarlo a la enseñanza. Además de ello la legislación no daba cobertura a las enfermedades de los profesores y solamente en caso de tuberculosis o lepra, según la Ley nº 1.521 del 26 de diciembre de 1916, podría alejarse de la enseñanza y pedir la baja, con lo cual muchos otros profesores con otras enfermedades debían seguir trabajando dando clases. Esto, naturalmente repercutía en la poca calidad de la enseñanza y tenía una serie de consecuencias graves al exponer a los alumnos al contagio. En relación a las leyes del trabajo que ya se aplicaban en otros países, la ley de Brasil era muy deficiente. De este modo se hacía necesaria una profunda reforma para vencer el analfabetismo y realizar importantes gastos en edificios, personas y material escolar (libros, papel, tinta y lápiz). Era asimismo necesaria la creación de una caja escolar con fondos dirigidos a la compra de ropas para aquellos estudiantes pobres y para la merienda, que según la zona se componía de café y pastel de maíz o trigo. Otro de los problemas con los que se debía encontrar el profesor, así como los alumnos era la localización de las escuelas, en lugares no adecuados, especialmente las escuelas aisladas. Así nos encontramos con una doble cara: por un lado, en los centros urbanos no existían plazas suficientes para la gran cantidad de candidatos y en los centros rurales faltaba muchas veces el profesor por los diferentes problemas expuestos anteriormente. Existieron dos reformas en la instrucción pública en los años que se sitúan entre 1880 y 1930. La primera reforma se implementó por el Decreto nº 27 del 12 de marzo de 1890, que se concretizó en la reorganización de la Escuela Normal de São Paulo, cuya base estaba en los nuevos métodos de enseñanza y que fue un ejemplo para todo el país. Más tarde se promulgó la Ley 1.750 de Reforma de la Instrucción Pública de São Paulo, el 8 de diciembre de 1920. La reforma fue ideada por Antonio de Sampaio Dória quien era 257


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en la época Director General de Instrucción Pública Paulista y entró en ejecución en 1921, buscando nuevas soluciones para los problemas ocasionados en la enseñanza escolar, con especial énfasis en los métodos de aprendizaje.280 Este era, de un modo general, el panorama educativo con el que se encontró el inmigrante español en Brasil entre 1880 y 1930. Haciendo parte de uno de los grupos de inmigración con un menor nivel de alfabetización, llegó a un país en que en materia de educación existían profundas carencias agravadas por la diferencia entre las zonas rurales y las urbanas, la escuela privada y la pública. Y dentro de los mismos núcleos coloniales, se podían encontrar escuelas tanto públicas como privadas pero la diferencia entre unas y otras era grande. Acuciado por problemas económicos y con el deseo de ahorrar un capital para poder disfrutar en el futuro de una mejor situación en la sociedad tanto brasileña si se asentara definitivamente en ella, como en la española si regresaba algún día, el inmigrante español no siempre disponía de la voluntad ni de las condiciones necesarias para poder recibir una educación con un mínimo nivel de calidad y en muchos casos no solamente la primera generación de españoles llegados a este país sería analfabeta, sino que esta situación se extendería por más tiempo en otros miembros de la familia.

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DIRETORIA GERAL DA INSTRUÇÃO PÚBLICA: Annuario do Ensino do Estado de São Paulo. São Paulo. Ejemplares de 1918/1919/1922/1922/1935-1936. Para conocer más sobre la alfabetización y la educación en São Paulo, véase: MORTATTI, Maria Rosário Longo: Os sentidos da alfabetização: São Paulo-1876/1994. São Paulo. Ed. UNESP-Brasília: MEC/INEP/COMPED, 2000; MORTATTI, Maria Rosário Longo: Educação e Letramento. São Paulo. Ed. UNESP, 2004.

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EL OCIO Y LOS DEPORTES

Teatro municipal de São Paulo

El tiempo de ocio de los inmigrantes españoles que se habían asentado en las ciudades brasileñas era mucho más diversificado en los aspectos sociales y culturales que el de aquellos que se encontraban establecidos en zonas rurales. Los inmigrantes se relajaban en paseos, reuniones con los amigos y diferentes celebraciones tanto civiles como religiosas en donde no faltaban los bailes, la bebida y comida. Las prácticas religiosas ocupaban un gran tiempo en algunas de las familias de inmigrantes que se reunían a rezar el rosario en diferentes lugares o demostraban su devoción a través de alguna cofradía religiosa de las que eran miembros. Las fiestas religiosas eran momentos que aglutinaban a los inmigrantes españoles, así como la preparación de misas y otras celebraciones. Aparte de las fiestas religiosas, las celebraciones como el carnaval era esperado durante todo el año. Los cines de barrio y los circos ocupaban la atención de los habitantes y los encuentros en diferentes asociaciones aglutinaban a los inmigrantes españoles, tanto si su carácter era de asociación regional, profesional, religiosa, o cualquier otro tipo. La música, interpretada por pequeñas bandas y orquestas de barrio animaban los espectáculos y muchas fiestas, bailes y reuniones. Estas reuniones se desarrollaban frecuentemente en la asociaciones españolas que existían en todo Brasil. Al final del s. XIX, los momentos de ocio de las personas que habitaban São Paulo transcurrían en gran manera en los frontones y boliches, la mayor parte del tiempo y en diferentes juegos, especialmente de cartas y apuestas: “Frontões e boliches, eis o que ultimamente tem ocupado a attenção da pacata gente habitadora da brumosa paulicéa. Dizem uns que taes jogos são a perdição dos solteiros, casados e viuvos; outros affirmam o contrario, e sustentam que não conhecem melhor exercicio physico. Para os “pelotaris” e “bolicharis”, concedo: mas para os “poularis,” nego. Jogo por jogo, creio que tanto

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valem esses como a vermelhinha, o buzio, o pacau e o truque, do tempo dos “affonsinhos”, o 281 “aliphante e o jabirú”, a roleta e outros que taes dos ultimos tempos. [...]”

En un artículo del mismo año se puede leer: “Outro mal que tambem se vai extendendo por todo o Brazil, como mancha de azeite, é o “jogo do bicho”. Depois de ter estado No Rio de Janeiro Na rica Paulicéa Passou pelo Pará E foi á Mauricéa Tamben esteve em Sergipe No bello Macéio; Qualquer um dia destes Vai ter ao Chapecó. É verdade! Não ha dúvida! Neste pobre Brazil deu o bicho, o caruncho, o gorgulho e a polilha 282 em tudo. Deus nos acuda e nos livre de tamanha bicharia.”

A medida que avanzaba el tiempo vemos una sofisticación en las diferentes formas de pasar el tiempo libre y desde la década de 1920 la llegada del cine a Brasil cambió mucho la rutina que hasta entonces tenían las clases sociales. En cuanto al deporte, en Brasil y hasta la llegada de Getulio Vargas al poder en 1930, no existió una política gubernamental de fomento de esta práctica. A partir de ese momento se establecieron normas y se dictaron disposiciones legales sobre aspectos hasta entonces polémicos, como la organización de las entidades deportivas y la profesionalización del deporte. A partir de ese momento, es cuando el deporte va integrándose cada vez más en el conjunto de la sociedad que va cediendo a las resistencias que existían en practicarlo por ser considerado violento e inadecuado físicamente. El deporte, especialmente el fútbol era un entretenimiento importante para la clase operaria una vez que pasaba su tiempo fuera de las fábricas, que encontró sin embargo oposición a su práctica por parte de los anarquistas y de los comunistas por presentarlo como un instrumento de dominación social. Sin embargo, el fútbol, pasó rápidamente de ser un deporte practicado por la clase alta en un principio, a ser un entretenimiento popular. Su popularización fue en aumento como elemento aglutinador de la sociedad en sus diferentes clases sociales, sexos y razas. El deporte había comenzado en Brasil, introducido por los ingleses en la segunda mitad del s. XIX. Ellos fueron los responsables de la introducción en este país del críquet, remo, el footing, el tenis y el fútbol. El ciclismo, la natación, el básquetbol, el tiro y el boxeo fueron deportes llevados a este país con posterioridad. Algunos de estos deportes, al ser practicados en clubes elitistas, quedaban fuera del alcance de las clases menos favorecidas, como el remo, el críquet o el tiro. Otros, como el tenis, exigían un comportamiento refinado en su entorno por lo que estaba más reservado a la clase alta. 281

Ave Maria, nº 2, 11/06/1898. Para conocer más sobre los diferentes juegos de cartas que existían en Brasil en la época puede consultarse: CÂMARA CASCUDO, Luis da: Dicionário do folclore brasileiro. Instituto Nacional do Livro. Ministério da Educação e Cultura, 1962. 282 Ave Maria, nº 10, 1/10/1898, p. 3.

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Sin embargo, el fútbol era entre los deportes, el más popular ya que los practicantes, entre ellos los obreros de las fábricas, se entregaban a él en cualquier lugar como plazas y calles en los momentos de descanso como en el almuerzo en las fábricas, improvisando de esta manera partidos y podían expresar sentimientos desenfrenados de la población que se dejaban ver en los gritos y palabras fuertes que se escuchaban en los lugares donde se practicaba.283 Existe un deporte español introducido en Brasil y del que poco se ha hablado y escrito a pesar de la gran importancia que tuvo en los años de la emigración en masa. Se trata de la pelota vasca introducida, al parecer, por un empresario argentino a fines del s. XIX. También conocido este deporte como “frontão”, la pelota vasca era muy apreciada en Brasil donde se jugó en numerosos frontones, muchos de los cuales hoy han desaparecido. En Rio de Janeiro, la pelota vasca se jugaba en el Frontão Fluminense, Frontão Boliche Nacional, Frontão Brasileiro, Frontão do Catete y Coliseu Lavradio y asimismo en el zoológico de la ciudad. Existió un periódico llamado Frontão que apareció en 1893 y que trataba de este deporte. A principios del s. XX ya se consideraba en Brasil la profesión de pelotari. En las estadísticas sobre los profesionales que entraban en Brasil durante el año 1908 aparece por primera vez entre los diferentes oficios y profesiones que tenían los inmigrantes que llegaban a este país, la de pelotari, contabilizándose tan solo 1 persona con esta profesión. En el s. XX la pelota vasca fue prohibida por realizarse apuestas en ella. En São Paulo se realizaban importantes partidos de pelota vasca, en el Frontón Boa Vista, localizado en el número 48 de esta calle, los domingos a las 13.00 hrs. Para 1916 participaban principalmente los pelotaris: Lino, Villabona, Gaspar, Potonito, Zalacain, Gurruchaga y Odriozola. Los vascos introdujeron también el famoso juego de cartas del mus.

El Diario español, 17/03/1914, p. 4.

283

SANTOS, Jorge Artur dos: Os intelectuaise as críticas às práticas esportivas no Brasil (1890-1947). Dissertação de Mestrado. Departamento de História. Facultad de Filosofia, Letras y Ciências Humanas. Universidad de São Paulo. São Paulo, 2000.

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También había peleas de gallos y corridas de toros al estilo de Portugal, que eran consideradas como un deporte. El billar, el boliche y la petaca eran juegos también jugados por todas las clases sociales. Y no hay que olvidar las largas conversaciones en “lanchonetes”, restaurantes y bares. Otras actividades eran la natación, las conversaciones en paseos o durante las visitas y las exposiciones que mostraban la obra de artistas españoles. Pinto do Carmo dedica un capítulo de su obra a detallar cuáles fueron los pintores españoles y expositores que destacaron en este periodo en Brasil. Entre ellos, podemos citar a Miguel Navarro Cañizares, Modesto Brocos Gómez, Juan Planellas Rodríguez, Domingo García Vázquez, Francisco García Santos Olalla, Antonio Fernández Gómez, Francisco Pingdomenech Colón, Mariano Barbassan Lagueruela, Luís Graner y Francisco Pons Arnau. La afición por la escultura y la cerámica fue también importante en el periodo. 284

El cine285 fue un apreciado pasatiempo al igual que el teatro. Algunos actores teatrales españoles que venían a interpretar papeles en Brasil acababan radicándose en este país y fundaban compañías teatrales, como Pepa Ruiz, natural de Badajoz y que alcanzó inmensa popularidad. Otras conocidas actrices fueron Leonor Rivero, Sofía Camps, Julia Plá, Marcelina Cuarenta, Pepita Aglada, Elodia Miola, Ismenia Mateos, Davina Fraga, entre otras. Desde 1880 se aprecia el gusto por las zarzuelas, representadas por diferentes compañías. En 1889 llegó a Brasil la Compañía de Zarzuelas que tras ser disuelta años después, pasaron algunos de sus actores a establecerse en Brasil. En 1908 llegó la Compañía María Guerrero estrenando solamente piezas españolas de Lope de Vega, Echegaray, los hermanos Quintero, Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Una de las compañías que tuvieron más éxito fue la de Eulogio Velasco que actuó por primera vez en 1923. Las compañías teatrales solían comenzar representando sus obras en Rio de Janeiro, para continuar en otros Estados del país. Entre otras compañías figuraron la Gran Compañía de Zarzuelas, la Compañía Dramática Española y la Compañía Infantil de Zarzuelas. Además, las representaciones de ilusionismo o magia gozaron de gran aceptación y se pueden citar tres españoles que acabaron nacionalizándose brasileños: León Argora, José A. Guerra y José Comitre.286 Y por último la música y la lectura, que sin embargo, dadas las altas tasas de analfabetismo entre los inmigrantes españoles, no hubiera tenido gran divulgación entre ellos, a no ser por las reuniones colectivas donde se leían en grupo periódicos, revistas y obras literarias. Asimismo, fuera de los núcleos urbanos, tanto en zonas de playa como de montaña, podían realizarse otras actividades de descanso como pic-nic, la pesca y la caza o las caminadas y deportes al aire libre.287

284

PINTO DO CARMO: Presença de Espanha, 2ª ed. Rio de Janeiro. Gráfica Olímpica Editôra, 1959, pp. 67-78. 285 Véase: MIUCCI FERRARESI, Carla: Papeis normativos e práticas sociais. O cinema e a modernidade no proceso de elaboração das sociabilidades paulistanas na São Paulo dos anos de 1920 (tesis doctoral). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Universidad de São Paulo, 2007. 286 PINTO DO CARMO: Presença de Espanha, op. cit., pp. 79-92. 287 Sobre el ocio de los españoles en São Paulo, véase: ELAZARI, Judith Mader: Lazer e vida urbana: São Paulo, 1850-1910 (tesina de máster). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Universidad de São Paulo, 1979; KLAUMANN CÁNOVAS, Marília Dalva: Imigrantes espanhóis na Paulicéia: trabalho e sociabilidade urbana, 1890-1922 (tesis doctoral). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Universidad de São Paulo, 2007, pp. 344-382.

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LAS PRÁCTICAS RELIGIOSAS El sincretismo en las creencias religiosas que existía en Brasil no tardó en ser asimilado por los inmigrantes españoles y en una época en que sus condiciones de vida eran precarias, existía un alto grado de confianza en la religión, apego a las supersticiones y actividades ligadas a la magia. Los servicios religiosos católicos en las zonas rurales, que era la religión que practicaba una gran parte de los inmigrantes españoles en Brasil, eran muy escasos. Aquellos que vivían en estas zonas tenían que salvar numerosos obstáculos para poder asistir a la misa dominical. Los sacramentos como bautismo, confirmación o matrimonio eran suministrados a toda la comunidad de cierto en cierto tiempo, cuando el sacerdote llegaba al núcleo colonial. El colono no estaba obligado a trabajar en los domingos ni días santos, a excepción del tiempo de la cosecha que exigía el trabajo en esos mismos días. En algunos núcleos coloniales también existían lugares de culto religioso. Entre 1880 y 1930 llegaron muchos religiosos españoles a Brasil, como los de la Orden de los Claretianos que había sido fundada en Vic por el Padre Antonio María Claret, el 16 de julio de 1849. En Brasil, la obra claretiana comenzó en 1895, con la llegada de los primeros 10 misioneros a la ciudad de São Paulo, asentándose en el barrio de Santa Cecilia y desde donde se expandió hacia otros Estados brasileños. El santuario del Inmaculado Corazón de María fue construido en un área desocupada de este barrio. La Iglesia era heredera de la del Pateo do Collégio, de los padres jesuitas, lugar de fundación de la ciudad de São Paulo, cuyo solar fue desapropiado. El templo del Inmaculado Corazón de María fue fundado por el Excmo. Sr. D. Joaquim Arcoverde Cavalcanti, quien era en la fecha obispo de São Paulo, el 2 de junio de 1895, festividad del Divino Espíritu Santo, y bendijo solemnemente la primera piedra de esta iglesia. El 6 de enero de 1897 el mismo obispo bendecía solemnemente la casa y entraban a vivir en ella los Padres claretianos (Padres Misioneros del Inmaculado Corazón de María). Más adelante comenzó a construirse el colegio anexo al santuario que todavía hoy es una de las principales instituciones de enseñanza en esta ciudad.

Iglesia del Inmaculado Corazón de María, São Paulo, 1895. Archivo de la Editora Ave Maria, São Paulo.

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Entre las actividades de la Orden de los Claretianos figuraba la revista Ave Maria, que comenzó a ser publicada dos años después de su llegada y que todavía hoy sigue publicándose, siendo la pionera de las revistas marianas de Brasil. “Nossa Rota. Toda palabra é como uma semente, que produz fructo conforme sua especie; assim, ha palavras 288 que matam, e palavras que salvam. […]”

Así comenzaba el primer ejemplar de la revista Ave Maria en São Paulo el 28 de mayo de 1898. Brasil en ese tiempo contaba con unos 18 millones de católicos, pero no abundaban las publicaciones de tipo católico y entre ellas, solamente dos, O Apóstolo, de Rio de Janeiro y A Era Nova, de Recife habían tenido una vida más o menos larga. Para 1900 los cultos en São Paulo se realizaban en los siguientes centros: Iglesia Catedral, Capilla del Santíssimo Sacramento da Sé, Consolação, Santa Ifigenia, Brás, Santa Cecília, Gloria, Coração de Jesús, Coração de Maria, São Gonçalo, São Francisco, São Benedito, Boa-Morte, Santo Antonio, Rosario, Carmo, São Bento, Capilla do Bom Pastor (Ipiranga), Recolhimento da Cruz. Las parroquias de la ciudad eran cuatro: Sé, Santa Ifigenia, Consolação y Santa Cecilia. En los arrabales había cuatro más: Brás, Glória, Belemzinho y Santa Anna. En estas iglesias se podían recibir clases de catecismo y rezar el rosario. Para poder confesarse, habría que ir a alguna de las iglesias donde existían padres que hablaran la lengua de los inmigrantes o de los brasileños. Así, los brasileños y portugueses podían confesarse en todas las matrices e iglesias abiertas al culto público, por la mañana. Los italianos podían ir al Coração de Jesús, São Gonçalo, São Francisco, Coração de Maria, Santa Cecilia, Brás y Consolação. Los españoles podían ir a confesarse a la iglesia de la Boa Morte, Santo Antonio, São Gonçalo, Coração de Jesús e de Maria. Los ingleses iban a confesarse a São Gonçalo y a Santa Cecília, los alemanes a São Francisco y São Gonçalo y los franceses a Santa Cecília, Coração de Maria y São Gonçalo.289

288

“Nuestra ruta. Toda palabra es como una semilla, que produce fruto conforme su especie; así hay palabras que matan e palabras que salvan. […]”. Ave Maria, nº 1, 28/05/1898, p. sin numerar. 289 Ave Maria, nº 40, 20/04/1900, p. sin numerar.

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Basílica de São Bento en São Paulo

En esta ciudad podían encontrarse sacerdotes diocesanos y miembros de diferentes Órdenes religiosas como benedictinos, jesuitas, salesianos, capuchinos, franciscanos, claretianos, etc. En Brasil se veía a España en la primera etapa, como un ejemplo de fervor religioso y acompañó preocupada los cambios que se producían, sobre todo en la época de Canalejas. Estaba siempre en la memoria de los brasileños y en esencial de los habitantes de São Paulo, que esta ciudad había sido fundada por José de Anchieta, misionero jesuita canario, de origen vasco en el año 1554 y que la provincia jesuítica de Brasil había sido la primera en establecerse en América. Así se rememoraba en ocasiones como podemos ver en la siguiente poesía que fue dedicada al diputado español D. Salvador Mediano: “De santo Ignacio aos valorosos filhos Muito respeito no Brazil se vota, E até é preciso ao brasileiro joven Amal-os para ser um patriota. A nossa Patria desde os seus primordios Deve o poder, a Liberdade e os brilhos, De um hespanhol no batalhão sagrado, De santo Ignacio aos valorosos filhos. Por isso a Hespanha e o Brasil caminham Serenamente n’um igual progresso, Porque serenos elles dous dominam Dentre as Nacões no universal Congresso. Por isso a Hespanha e o Brasil na lucta Em prol do Bem e da Verdade em prol, Juntos caminham, como irmãos e amigos: A Hespanha-uma aguia; e o Brasil-um sol.

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São ambos filhos de uma mesma Egreja, São ambos filhos de uma mesma Crença; -A vossa Patria colossal e forte, E a nossa Patria valorosa, immensa. E hoje nós vemos contemplando a Historia, Aureolados de uma luz extranha, Ignacio e Anchieta sobre o mesmo throno, Na gloria unidos o Brasil e a Hespanha! E vós sois filho dessa grande terra Nós somos filhos dessa Patria immensa; Luctaes em prol da Religião de Christo: -Somos soldados de uma mesma Crença. Sois, pois, bemvindo entre esta mocidade Que vos recibe sorridente e inquieta: -Viestes da Patria em que nasceu Ignacio Somos da terra em que morreu Anchieta! Entre estes moços sêde, pois, bemvindo Pois vos recebem com laureis e palmas Neste Collegio onde a luctar se aprende, E onde se formam destemidas almas, Sêde bemvindo nesta grande Casa, Sêde bemvindo nesta grande Escola, Porque vós sois um generoso filho Da mesma terra em que nasceu Loyola. A. Marcondes Filho. 290 (Da Arcadia Gregoriana)”.

Pero las relaciones entre los inmigrantes y la Iglesia Católica no solo se referían al aspecto espiritual sino también al material y se establecían entre ellos contactos de tipo comercial. La Iglesia Católica de São Paulo, recomendaba que el vino que se bebiera en las misas fuera procedente de España, ya fuera el vino de Rioja como el de Jerez. En la segunda década del s. XX los obispados españoles y los brasileños mantenían contactos estrechos donde se hacían recomendaciones y entre ellas, el obispado de Cádiz, recomendaba el vino “Pío X”, que era importado exclusivamente por la casa del mismo nombre. El vino para consagrar “Pío X” era procedente de Jerez de la Frontera, en Cádiz.291 Otra casa de vinos española, la Casa Ausonia, vendía el vino del mismo nombre 292 para misa, que era recomendado por algunos obispos a los sacerdotes para su uso en la celebración de la Eucaristía. Vendía también esta casa, vinos procedentes de Haro, en La Rioja.

290 291

Ave Maria, nº 3, 16/01/1910, p. 47. Ave Maria, nº 13, 30/03/1913, p. 206.

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Vino Ausonia para Misa. Ave Maria, 1912.

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EL ASOCIACIONISMO Las diferentes formas de asociación de los españoles en Brasil quedaron expresadas por la creación de organizaciones de tipo político, benéfico, social, religioso, cultural o deportivo, pero también influyeron de modo decisivo en diferentes proyectos dirigidos por organizaciones en su país de origen. Se establecía de esta manera un contacto continuo entre formas de organización existentes en España y las que se encontraban en Brasil que se traducía en una ida y venida de ideas de un lado a otro del Atlántico y que influyó en el desarrollo de la vida política, social y cultural de los españoles situados en estos dos países.293 La creación de Asociaciones de mano de los emigrantes que llegaron a Brasil y su continuación por parte de sus descendientes, fue una manera de integración dentro de este país, con el objetivo de mantener los valores y tradiciones españolas y de crear fuertes vínculos entre los inmigrantes y entre ellos y el resto de la población. Además, fueron entidades que dieron fuerza a los inmigrantes para que su voz pudiera oírse en las esferas políticas y sociales, y de este modo, tener reconocimiento como grupo social dentro de un nuevo país. 1904

En Brasil fueron muchas las Asociaciones creadas por los inmigrantes a lo largo de toda la geografía nacional, tanto en las capitales de los Estados brasileños como en las zonas del interior. Las Asociaciones se caracterizaban por primar en ellas diferentes objetivos: podían estos ser la preservación de las raíces geográficas españolas y de esa manera el requisito para ser miembro era el provenir de determinada zona. Pero otras Asociaciones se crearon con el objetivo de prestar asistencia de diferente naturaleza sin importar el origen social o geográfico del inmigrante. También hubo Asociaciones con muchos otros objetivos, como el político, religioso, deportivo, etc. Para el inmigrante, el poder contar en caso de necesidad con la ayuda de otros compatriotas, se traducía en un mayor sentimiento de seguridad en un país desconocido. Los inmigrantes españoles se unían para tener una presencia mayor dentro del conjunto de la sociedad y para ser escuchados por las autoridades. En la mayoría de los casos, una misma Asociación podía perseguir varios objetivos a la vez.

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Véase: BLANCO RODRÍGUEZ, Juan Andrés (comp.): El asociacionismo en la emigración española a América. Salamanca. UNED, 2008.

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Bolsa de Trabajo Internacional La Asociación de emigración Bolsa de Trabajo Internacional había sido constituida en 1915 en Madrid con el fin de estudiar los problemas migratorios, proteger y documentar a los emigrantes tanto en el exterior como en el interior de España y retener mientras fuera posible la afluencia de emigrantes que deseaban ir al extranjero. Desde el punto de vista de la emigración española, esta Asociación jugaba un papel muy importante, ya que en 1920 contaba con 55.000 miembros. Era reconocida de utilidad pública y organizó a favor de sus miembros efectivos que eran emigrantes tanto hacia el interior como hacia el exterior del país y pertenecientes en gran parte a la clase obrera, un gran número de Instituciones de socorro o ayuda en caso de accidente de trabajo, de naufragio y de muerte. Constituyó para la recepción de emigrantes en el extranjero una gran organización que comprendía delegados establecidos en Argentina, Cuba, Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Estados Unidos del Norte. La Asociación tenía entre sus fines asegurar la protección de las mujeres y niños, combatir la trata de blancas y luchar contra la actividad de los agentes clandestinos de emigración. Esta Asociación estuvo preocupada desde un inicio por proteger al emigrante español que se dirigía a Brasil, de todos los abusos que eran frecuentemente cometidos contra ellos en este país: “CRÓNICAS BRASILERAS Brasil es uno de los países en que más necesitado está el emigrante español de protección y apoyo, y no ciertamente porque sus leyes no sean amplias y liberales, sino porque muchas veces son burladas con evidente perjuicio de los desamparados emigrados que no encuentran la recompensa que merece el desgaste de sus energías. Dase, por regla general, el caso de que los trabajadores que arriban a esta República, vienen desposeídos de los necesarios elementos de juicio para la lucha por la vida, ignorando los derechos que les corresponde como venfeitores que son de la riqueza, y no pocos patronos se aprovechan de la ignorancia, abusando de los infelices, que no ven satisfecho el pagamento que les corresponde por los penosos trabajos realizados, y que en todo caso no representa una recompensa, sino una mínima parte de lo mucho que producen. Altamente conmovido por los hechos que observo a diario con mis connacionales, entiendo que la labor de la BOLSA DE TRABAJO INTERNACIONAL, puede constituir un notable éxito para los españoles aquí radicados. Para ello, es necesario que el Gobierno del Brasil reconozca que los principios de nuestra Asociación son sanos y de orden, y que apoyando su funcionamiento se consigue el mayor bienestar del español que aquí viene a contribuir con su sudor y su esfuerzo al progreso del país. Ello significa el terminar con la odiosa leyenda que en Europa existe respecto a la emigración al Brasil. Y no cabe duda que tanto como le conviene al español el ser aquí respetado en sus derechos le conviene al Gobierno brasileño, ya que el resultado se traduciría en una mayor corriente inmigratoria, cuyo fruto sería la mayor y rápida prosperidad del país, cosa que no podrá lograrse sin la previa interior satisfacción del trabajador emigrante. VICENTE ZABALGOITIA Delegado en Franca (Estado de San Pablo) de la B.T.I.”

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La Emigración española, 30/07/1919, p. 110.

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En los siguientes años continuaba la preocupación de los delegados en Brasil de esta Institución, sobre los abusos a los que estaban sometidos los españoles que se dirigían a Brasil, y especialmente al Estado de São Paulo denunciando los abusos que contra ellos se cometían. Así lo denunciaba el Sr. Higinio Bisbal, delegado de esta Institución en São Paulo: “Interrumpida la inmigración durante los cuatro años de la grande guerra, San Pablo, el cafetal del mundo, y el más rico y floreciente Estado de la república, sintió profundamente esa falta, y su Gobierno se preparaba para solucionarla. Habiendo cabido a nuestro país la dicha de no verse envuelto en aquel sangriento torbellino, estos estadistas llegaron a descontar, para el futuro, el importante concurso del brazo español. Uno de ellos, que fue ministro del Imperio y goza merecida fama de hombre experimentado en asuntos de administración y de gobierno –el consejero Antonio da Silva Prado-, profetizó desde las columnas de la prensa la suspensión de la emigración española para esta tierra, basado en el brillante estado financiero de nuestro país y en la sólida valoración de la peseta. Pero se equivocó dicho consejero, lo mismo que el que escribe estas líneas: hace poco llegaba al puerto de Santos el vapor francés Aquitaine, conduciendo a su bordo SEISCIENTAS familias españolas. Otro vapor arribó a dicho puerto uno de estos días, abarrotado también de inmigrantes españoles, y otros seguirán probablemente el mismo rumbo, ocasionando la despoblación de nuestro país para pasear en ésta el pendón de nuestro descrédito y de nuestras miserias. No me ocuparé del tema, asaz debatido, sobre lo anómala que es esa sangría en una nación de suelo tan productivo como despoblado. Pero lamento el que no traten de restañarla nuestros dirigentes, nuestros capitalistas, los patriotas, en fin, si es que en nuestro país aún existe quien alimente en su pecho esa sagrada virtud. Porque presenciar impasibles tal éxodo, viendo embarcar a nuestro sufrido trabajador rural para que en Cuba y en el Brasil venga a suplir al brazo negro, consumiendo sus energías en los cañaverales y en las plantaciones de café a cambio de unos míseros salarios pagados en monedapapel, así como sometiéndose al duro trabajo de la recolección de los cereales argentinos, es no poseer la mínima dosis de humanidad, es no ser cristiano, es no ser patriota. ¡Ironías del destino! Los descendientes de los más audaces navegantes y conquistadores que el mundo presenció admirado, vénse hoy sometidos al más duro cautiverio, condenados a extraer, con su sudor y su sangre, las riquezas de los países gobernados por ñáñigos y gentes que el tiempo no consiguió, ni conseguirá por mucho tiempo extirpar de ellos los resabios del régimen exclavista-negrero. Poblar es gobernar- dijo acertadamente un ilustre estadista- y así es realmente, pues cuando más densa es la población de un país, más intensa es su producción y también su consumo, más considerables resultan sus rentas en todos los ramos de su administración; más crecido es su medio circulante; más valor toma la propiedad urbana y rural, exigiendo esa prosperidad general el desarrollo de su comercio, de su industria, de su navegación, de sus ferrocarriles, etcétera. Infelizmente, no lo entienden así nuestros figurones políticos, ni tampoco los impenitentes oposicionistas por sistema, generación de enanos y mediocres, que ostentan el rótulo de radicales, de conservadores, liberales, regionalistas o republicanos, no pasando todos ellos de unos topos tan ineptos como ambiciosos, reos de lesa patria, a quienes un nuevo Mesías debiera de nuevo arrojar a latigazos del templo. En cuanto a nuestros obreros e industriales, lo peor es meneallo: despreciando unos y otros la oportunísima y única ocasión que la desgracia de las naciones guerreristas les depara, consumen estérilmente sus energías y malgastan un tiempo precioso en huelgas y loukouts (sic), en vez de

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trabajar, trabajar mucho para exportar- que es el secreto de que se valieron antes otras naciones para hacerse ricas y poderosas-, aprovechando los tesoros de materias primas que encierra el suelo español. Esos males son el origen de nuestro general malestar, que traen como corolario el estacionamiento del progreso material, y éste el recrudecimiento de la emigración de nuestros trabajadores hacia países en donde malgastarán sus energías, sin provecho propio, ni tampoco para el país de origen. Porque, digan lo que quieran los paniagudos de los Gobiernos extranjeros que se nutren con nuestra ruina, los beneficios que resultan de la emigración son una pura mentira. Para el país que la recibe. Será bienhechor, no hay duda. Pero no para el nuestro. Con que fuese ella interrumpida en un periodo de veinte años, estas flamantes repúblicas americanas caerían en el estacionamiento más atroz, precursor de inevitable ruina. Si ventajas trae la emigración, no son para los burros de carga, sino para los capitalistas que aquí establecen nuevas industrias, protegidos por los aranceles más caros del mundo, llenándose de dinero, aunque fabriquen artículos que resultan una porquería. Otra emigración de golondrinas hembras se completa con dinero y brillantes con poco trabajo. Refiriéndose al particular, dijo un curioso escritor que la mitad del café del Brasil, una buena parte del cereal argentino y otra buena parte del salitre chileno, iban canalizados a los bancos de una grande y luminosa ciudad. Nuestras golondrinas hembras, las pobrecitas son todavía aprendizas en ese oficio, debiendo tal vez haber nacido en un país atrasado, como califican muchos extranjeros al nuestro. Pero a nuestros humildes y atrasados labriegos, ¿qué porvenir venturoso les espera en esta tierra, mientras no haya quien sobre ellos ejerza una tutela que impida sean víctimas de mil engaños y abusos de toda especie? Apenas desembarcados en Santos, son conducidos en vagones que sirvieron para transportar ganado, hasta el caserón de inmigrantes, y de allí a poco, para las haciendas de café. Les hacen firmar unos contratos que no entienden y que les parece que con ellos van a ganar el oro y el moro, y al día siguiente de su llegada, todavía de noche, el badajo de una campana colgada de un poste –reminiscencia de la esclavitud- les anuncia que deben ponerse en camino para empuñar el azadón en el cafetal. Así pasan el tiempo del contrato, y a la liquidación de cuentas, un 70 por cien de ellos, por lo menos, salen todavía debedores del patrón. ¿Cómo puede ser esto? Pues de la siguiente forma: La mayoría de dichas fazendas poseen almacén para proveer a sus colonos. Un saco de harina que en un establecimiento libre se podría comprar por 20.000 reis, allí cuesta casi el doble, y lo mismo acontece con los demás artículos. Cuando el incauto se da cuenta de tal engañifa, sale huyendo para la ciudad, esto es si los criollos ex esclavos le dejan salir, pues armados hasta los dientes ejercen el oficio de cancerbero en las porteras de la […] o del infierno, pues eso, y no otra cosa, resulta ella para nuestro inmigrante. A todo ese calvario de penurias, y mucho más que me callo, hay que agregar las inclemencias del país, el sol tropical que le roba las energías y le arruina físicamente. Y, si para colmo de desgracias, enferma él o alguien de su familia y llama al esculapio más próximo, su ruina es total: las pocas visitas del médico y las consabidas recetas en la farmacia, le absorben todos los ahorros de uno o más años, que se los engullen de una sola vez el farmaceútico y el médico. En resumen:

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El Brasil es un rico y grande país. En él se enriquecen los negociantes franceses, explotando hoteles, vendiendo perfumerías, modas y joyas y otros productos de su país. Los ingleses, con sus grandes empresas bancarias, ferrocarriles, frigoríficos y de alumbrado eléctrico y de gas, se reparten dividendos fuera de lo común. También el pólipo yankee, aunque llegó tarde, no lo fue tanto que le impidiera el que extienda cada vez más sus enormes tentáculos sobre este dilatado país. Menos mal si no acaba por estrangularlo… Siguiente los italianos, también con grandes industrias, y muchos de ellos dedicados al comercio minorista. Como la emigración italiana llegó en densas masas a raíz de la liberación de los esclavos, el año 88 del pasado siglo, ocupa un lugar envidiable y lo tiene merecido. Fue ella quien primero reemplazó al brazo esclavo en las haciendas. La estrechez con que está habituada a vivir en su país le permite ser tan económica, por no decir tan mísera, que esta tierra le resulta un Eldorado. Cálculos aproximados acusan un giro medio diario de dos millones de liras a la patria nativa, que a tanto asciende el número de italianos domiciliados en el Estado de San Pablo. Como las fazendas están desiertas, y esta industria, por su intensidad, ha sido y es la principal fuente de riqueza (calcúlase la producción anual de café en San Pablo de diez a once millones de sacos de 60 kilos), este Gobierno se esfuerza para que sea derogada en Italia la célebre ley Prinetti, que prohibió en absoluto la emigración para aquí. Aquella riqueza agrícola requiere una renovación continua de personal, a causa de lo extenuante que resulta este trabajo. Veremos si se consigue la derogación de aquella ley, que tuvo su origen en millares de quejas y reclamaciones dirigidas al Gobierno de aquella península sobre abusos, malos tratos y toda suerte de vejaciones aquí ejercidas sobre sus infelices súbditos. Si este Gobierno no ve logrado su deseo, el porvenir de aquel importantísimo ramo de riqueza se presenta bien sombrío. A pesar de los pesares, nuestro inmigrante rural ha prestado un importantísimo concurso al progreso paulista en la producción de artículos de consumo. Hace veinticinco años el cultivo de arroz, patatas, cebollas, ajos, pimientos, tomates, verduras, frutas exóticas, etc., era nulo. Las patatas eran importadas en cajones, de Burdeos y de Oporto, y aquí eran consideradas, por lo caras, como artículo de lujo. Hoy el arroz y aquel tubérculo coséchase tanto como en España, permitiendo la exportación a otros Estados. Lo mismo se puede decir de los otros artículos arriba mencionados. El brazo español ha operado ese milagro en la pequeña propiedad, por la cual siente particular inclinación. Regiones nuevas han sido desbravadas y colonizadas por nuestros connacionales, llevando la vida a aquellos parajes y produciendo en ellos una infinidad de artículos necesarios a la vida del hombre. En una reciente excursión realizada por el Gobierno al interior del Estado tuvo ocasión de comprobarlo.

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Ateniéndonos a la fecunda labor de nuestra gente y a la particularidad de que consume tanto como produce, los beneficios aportados por ella al país son innegables. No acontece lo mismo con otras colonias, que remiten a la patria de origen el saldo de sus economías, representadas anualmente por una suma importante de millares de contos de reis. Por lo que dejo expuesto no se vaya a pensar que soy enemigo sistemático de nuestra emigración a este país, nada de eso. Me hago solidario con el programa de nuestra BOLSA DE TRABAJO INTERNACIONAL, cuando dice: “Evitar, por todos los medios posibles, la emigración, tratando de encauzar para provincias españolas el exceso de brazos que en otras se manifiesta. Y si la demanda en aquellas fuera insuficiente para el número de brazos desocupados, tolerar que se dirija al extranjero, pero a países que ofrezcan porvenir y sólidas garantías para sus intereses y sus vidas, convenientemente tutelados por nuestras autoridades y por Sociedades fundadas para ese fin.” Con el cumplimiento fiel de ese programa debería tolerarse, y aún encauzarse, nuestra emigración para San Pablo. Pero sería necesario exigir de este Gobierno sólidas garantías con la aceptación de estas condiciones: 1.º Reconocimiento oficial de la BOLSA DE TRABAJO INTERNACIONAL, con sede en Madrid. 2.º Medios que permitan a sus delegados fiscalizar los contratos entre nuestros colonos y los hacendados. 3.º Derecho a intervenir en los conflictos que se suscitaren entre ambas partes para averiguar de qué parte está la razón. 4.º Derecho a intervenir dichos Delegados en cuantas ocasiones sea preciso para evitar que nuestros colonos sean explotados directa o indirectamente, así como para evitar malos tratos por parte de los propietarios o de sus auxiliares, etc. 5.º Así se evitaría el descrédito del trabajo en las haciendas de café, haciendo ver al colono, antes de firmar el contrato, sus derechos y los deberes por él contraídos. De esa forma, repetimos, el hacendado paulista encontraría personal idóneo, verdadera gente de campo, que atendería plenamente a las necesidades de su finca, y evitaría que este Gobierno gastase inútilmente sumas enormes en la introducción de inmigrantes, reclutados entre la hez de las poblaciones de las ciudades populosas que de todo entienden menos de trabajar, y mucho menos en las penosas faenas requeridas por las haciendas rurales. Para evitar esa falta, la BOLSA DE TRABAJO INTERNACIONAL, domiciliada en Madrid, tendría buen cuidado en la elección de personal requisitado por esta Delegación de San Pablo, adonde podrían dirigir sus pedidos de personal los hacendados interesados. Todo eso, y algo más han obtenido de este Gobierno los japoneses que no se pueden comparar bajo ningún sentido a los trabajadores españoles. ¿Quieren los paulistas emigración sana y aprovechable? Acepten esas condiciones, que son justas, en todo el sentido de la palabra.” 295

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Artículo publicado en El Emigrante español y reproducido por La Emigración española, 15/02/1920, pp.19-21. Para establecer una equivalencia de monedas en la época (1929) entre la peseta española y los reis brasileños se debe saber que la unidad monetaria de Brasil era el Reis, contándose por mil reis. Las monedas nacionales eran: de oro: 20.000 reis (56,63 ptas.), 10.000 reis (28,32 ptas.) y 5.000 reis (14,16 ptas.); de plata: 2.000 reis (5 ptas.), 1.000 reis (2.50 ptas.) y 500 reis (1.25 ptas.); de niquel: 200 reis (50 cts.), 100 reis (25 cts.) y 50 reis (12 cts.); de bronce: 20 reis (5 cts.) y 10 reis (2 cts.). También se cuenta

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La importancia que alcanzó esta Asociación en Brasil es evidente por el nº de delegaciones que fue abriendo. En 1923 ya contaba con delegaciones en el Estado de São Paulo y en el de Rio de Janeiro, así como una delegación general en la República, un delegado propagandista en São Paulo y locales en São Paulo (Atibaia, Baurú, Catanduva, Araraquara, Franca, Presidente Penna, San Simón, Santa Rita y Riberão Preto e Ibarra), en Rio de Janeiro (Niteroy) y Minas Gerais (Ouro Fino). Otros países como Argentina y Cuba tenían similar número de representaciones, pero quedaban muy atrás Alemania, Chile, Estados Unidos de América, Guatemala, Perú y Uruguay, los países donde existía esta Institución. 296 Desde su creación, la Bolsa de Trabajo Internacional insertó numerosos anuncios invitando al emigrante a asociarse, para encontrar un medio de defensa de sus intereses. El ingreso se realizaba solicitándolo al Comité Ejecutivo en Madrid o en cualquiera de las provincias. Los servicios que prestaba al emigrante eran completamente gratuitos y, de esa manera, se intentaba evitar que fueran estafados por agentes sin conciencia. Los emigrantes podrían ser asesorados en todo momento y el título de socio les daba derecho a ser amparados por aquellas Delegaciones de la Confederación en los países a donde se dirigieran, las cuales se preocuparían -según palabras de la propaganda que realizaba esta Institución- de que “no carezcan de trabajo en momento alguno y de librarles de los atropellos que, desgraciadamente, son tan frecuentes en extrañas tierras”. Para el año 1923, la cuota de ingreso era de 1 peseta mensual, y no existían cuotas de entrada ni de otra clase. La cuota, indicaba la Asociación, sería dedicada única y exclusivamente, al sostenimiento de la misma, y a facilitar los socorros reglamentarios a los asociados.297 Organizaciones de Emigrantes en el Estado de São Paulo En São Paulo existieron diferentes instituciones de origen español que realizaban sus actividades en favor de los inmigrantes. Entre ellas estaban la Federación Española de São Paulo, la Sociedad Española de Repatriación e Instrucción, el Centro Catalán, La Sociedad Española de Socorros Mutuos de São Paulo y la de Campinas, el Centro Español Protector y Beneficente de Jahú, el Centro Unión Española, de San Simón, la Sociedad Recreativa “España”, de Santos, el Centro español de Santos, etc. - La Federación Española de São Paulo Esta Asociación pretendía conseguir la unidad y cohesión de los españoles como grupo social y para ello escribió el siguiente comunicado: “FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE SAN PABLO Manifiesto dirigido a los españoles residentes en el Brasil COMPATRIOTAS

por contos de reis. Un conto de reis equivalía a un millón de reis, 2.800 ptas. Fuente: La Emigración española, 28/02/1920, p. 29. 296 La Emigración española, 30/11/1923, p. 255: Delegación General de la República: D. Antonio Díaz, Rúa Alvares Cabral, 86, São Paulo; Delegación en el Estado de São Paulo: D. Manuel Cubero, Federación Española, Rúa do Gasómetro, 49, en São Paulo; en el Estado de Rio de Janeiro: D. Manuel Rodríguez Gavieiro. 297 La Emigración española, 15/12/1923, p. 271.

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La Federación Española, al terminar los trabajos de su 2.º Congreso, celebrado en Sao Paulo los días 4, 5 y 6 de los corrientes, como digno remate a su prolífica labor y en nombre de 25 Secciones federadas comprendiendo un número superior a 4.000 asociados, somete a vuestra consideración asuntos de tan capital importancia para nuestra actuación colectiva en este país, que no duda sabréis acogerlos con el calor que merecen las nobles causas y que lucharéis como firmes adalides hasta ver convertido en realidad el hermoso sueño de unión y fraternidad de todos nuestros hermanos diseminados en el vasto territorio brasileño. Nadie ignora el enorme esfuerzo que individualmente desplegamos en todos los ramos de la humana actividad y el gran tributo aportado por nuestra Colonia al desarrollo y progreso del noble país que nos hospeda. Nuestra constancia y tenacidad dejarán un rastro indeleble en este fértil suelo que en gran parte hemos desecado, roturado y sembrado, haciendo de los pantanos insalubres, y de los bosques poblados de insectos emporios de riqueza y civilización, que con satisfacción transmitiremos a las generaciones venideras como prueba ostensible de laboriosidad de una raza sufrida y fuerte. En fábricas y talleres nuestros compatriotas son artífices estimados; en el Comercio, nuestra Colonia se desenvuelve progresivamente y va creando una situación sólida, merced a su inteligencia y probidad; en la industria, inicia sus pasos, y no dudemos que, como en los otros ramos de la actividad, en éste sabrá afirmarse victoriosa. Es innegable que luchamos como esforzados por mejorar nuestra condición social y perfeccionar el desarrollo de nuestra inteligencia; queremos vernos a cubierto de los sobresaltos e incertidumbres que trae consigo una situación desamparada y no cimentada en bases sólidas; nos esforzamos por asegurar a nuestros hijos un porvenir más risueño que el heredado de nuestros padres, y en esta lucha de titanes no dejamos de dedicar un recuerdo cariñoso a la patria lejana; observamos atentos las pulsaciones de su corazón; gozamos si ella pacífica y próspera triunfa, y sufrimos al vislumbrar que algún peligro la amenaza y altera, por tanto su tranquilidad. Esos que así se agitan, esos que tanta labor desplegaron individualmente no pesan un adarme si se analiza la ínfima contribución que aportan a las Sociedades con la grandiosa que por su gran número pudieran y debieran aportar. Distanciados entre sí, dejándose llevar por el ímpetu de las pasiones, obcecados por antagonismos con frecuencia mal entendidos, pudiendo ser colosos no pasan de pigmeos. Estas consideraciones, basadas en la realidad de los hechos, se verá forzado a hacer el espíritu observador que se tome la molestia de estudiarnos. Doloroso y deprimente resulta para nosotros llegar a conclusiones tan poco halagüeñas; pero, afuer de representantes de un organismo que se precia de querer inducir a nuestra Colonia a seguir la vía que traza el buen sentido, no dudamos en indicar nuestros males y señalar el remedio. La Federación Española entiende que es necesario dar al traste con viejos sistemas que, por arcaicos, casi por sí solos se derrumban y no vacila en proclamarlo; entiende, asimismo, que es necesario reaccionar contra la indiferencia y crear núcleos homogéneos de españoles que obedezcan a una directriz inteligente y a un programa claro y definido. Ve con pena que los varios centenares de millares de españoles diseminados por el Brasil, que representan una gran savia del fuerte tronco hispano, por falta de nítida comprensión de nuestros deberes y de una acción cohesa, va insensiblemente robusteciendo otros arbustos, sin fijar con preferencia, como deberíamos, nuestra atención en el tronco originario. Es así que, en vez de conservar la pureza de nuestro rico idioma, con frecuencia lo desvirtuamos con vocablos de los de otras naciones; en lugar de contribuir al desarrollo de nuestra riqueza consumiendo productos que exporta nuestra Patria, no los distinguimos de los similares de otros pueblos y enviamos inconscientemente ríos de dinero á países cuyos hijos nos tildaron de retrógrados é incultos. Comprendamos que el respeto de nuestros semejantes nace precisamente de las obras que en nuestro beneficio sepamos realizar, y, partiendo de este principio, propongámonos con sinceridad hacer labor patriótica, labor honrada y provechosa. Árdua y tenaz ha de ser la labor, puesto que grande es el ideal que se persigue; pero no será causa para que nos amilanemos y cesemos en la obra ya iniciada.

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Todos á una será nuestro lema, y Quien más pueda ponga más; pero todos, absolutamente todos aportemos nuestro grano de arena con el cual se levantará nuestro gran edificio social. Si individuos, asociaciones y prensa marchamos al unísono con la vista fija en el mismo ideal, no nos quepa duda de que en un plazo no lejano habremos transformado nuestro sistema de vida colonial y seremos un factor importantísimo con el cual se habrá de contar en lo sucesivo en determinados casos en que hasta hoy, debido a nuestra incuria, se ha hecho abstracción. Donde quiera que haya un español, allí debe estar la Federación Española, y al contacto de nuestras ideas, de nuestras relaciones personales y colectivas, surgirán mil ideas nuevas que, a medida que la oportunidad aconseje, iremos traduciendo en hechos prácticos para nuestro honor y para provecho y gloria de nuestra Patria. Que las ideas expuestas hallen en vuestros pechos generosos el calor y acogimiento merecidos; que el próximo Congreso se vea honrado con una nutrida representación de la Colonia y llegue a estrechar más y más los vínculos de fraternidad hispana, son los votos fervientes que dirige a sus hermanos del Brasil la Federación Española de Sao Paulo. 298

Sao Paulo, 14 de Agosto de 1917.”

El periódico España, órgano de la Federación Española del Brasil (Sección de São Paulo), publicó en 1920 el siguiente documento con elevados fines humanitarios y patrióticos. “Para demostrar la importancia de esta Asociación (Bolsa de Trabajo Internacional), damos a conocer el Mensaje que la Federación Española del Brasil, ayudada por sus secciones de esta capital y del interior, así como por las Sociedades Socorros Mutuos, Centro Español, Cruz Roja y otras del interior, va a transmitir por su conducto, a fin de solicitar el que toda la colectividad española radicada en el país tenga representación propia en el Consejo Superior de Emigración, para que el compatriota que llegue como el que ya reside, tenga la protección que debe y no se encuentre huérfano de todo auxilio como hasta ahora ocurre: “AL GOBIERNO ESPAÑOL” Las Asociaciones españolas domiciliadas en América, acuden ante el Gobierno de la nación en demanda de que le sea concedida representación propia en el Consejo Superior de Emigración. Fúndanse, para ello, entre otras mil razones, en el hecho de que la Patria no es una extensión geográfica, sino una extensión espiritual, un dominio alma compuesta por la comunidad de los recuerdos, por la solidaridad de los afectos, por la identidad de las esperanzas. La Patria no es la tierra, aunque sobre ella se viva: la Patria son los hombres, donde quiera que haya un español, España está. Y siendo esto así, no debemos en modo alguno, los emigrantes españoles, permanecer ignorados y considerados como extranjeros, negándosenos toda intervención en nuestra patria, como si fuésemos gente sospechosa o como si careciésemos de interés verdadero y legítimo en el engrandecimiento y prosperidad de la tierra en que nacimos, tantas veces demostrado por estas colonias de españoles. Mucho más cuando se trata de un organismo como el Consejo Superior de Emigración, creado para la aplicación de una ley social que á los emigrantes nos afecta en primer término; que en su artículo 16 ordena a los representantes de la nación en los países americanos que fomenten por cuantos medios estén a su alcance la constitución de Sociedades que tengan por objeto la defensa, tutela o ayuda mutua de los españoles, y cuyo artículo 30 dispone que los fondos de la Caja del Consejo Superior de Emigración se destinarán, en primer término, a los gastos de personal y material que ocasione el servicio, y el resto al auxilio que se presta a las Sociedades o

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La Emigración española, 15/12/1917, p. 6.

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Patronatos radicados en los países de inmigración, sin que en ningún caso puedan tener otro destino tales fondos. Esto demuestra que el legislador atendió en primer término, muy razonadamente, no ya sólo a conseguir una eficaz tutela en pro del expatriado, sino también a una elemental obra de patriotismo y engrandecimiento de la nacionalidad, que para llevarse a efecto necesita la intervención de los emigrados como elemento indispensable en cuanto con la emigración se relaciona. Otro de los detalles que abonan nuestra petición, y deseamos se tenga en cuenta, es el de haber en el Consejo Superior de Emigración distintas y múltiples representaciones, hasta del elemento naviero y consignatario, como si la acción de la ley hubiera de limitarse a los pocos días en que el emigrante se halla a bordo. El único elemento que en dicha Corporación no tiene representación propia, es aquel para quien se promulgó la ley: el emigrante. Y ello es lo que nos mueve a demandar del Gobierno de nuestra nación tal representación. Habrá, sin duda, quien trate de oponerse a nuestra justa demanda, alegando que no hay medio factible para llevarla a efecto. Nada más fácil. Por un proyecto de ley, que seguramente el Parlamento español acogerá con grandes simpatías, puede concedérsenos la representación que solicitamos, reglada en esta u otra forma análoga: Artículo 1.º Se concede representación en el Consejo Superior de Emigración a los emigrados españoles residentes en los países americanos. Art. 2.º Dicha representación estará integrada por cuatro Vocales y cuatro suplentes, que serán elegidos mediante voto corporativo de las Asociaciones españolas radicadas en dichos países. Art. 3.º Serán elegidos los españoles mayores de edad. Art. 4.º El cargo de Vocal suplente requiere, como condición indispensable, la residencia en Madrid. Los Vocales propietarios podrán tener su residencia en los países de emigración. Los suplentes, a más de sustituir al propietario en los casos de ausencia o de enfermedad, ocuparán definitivamente el cargo en propiedad cuando quedase vacante por defunción o renuncia. Art. 5.º Podrán tomar parte en la elección de estos Vocales y suplentes todas las Asociaciones de españoles domiciliados en América. Art. 6.º Dichas Asociaciones enviarán al Consulado general de España respectivo, dentro del plazo que se determine en la convocatoria, un acta certificada con las firmas del Presidente y Secretario y el sello de la Asociación, en la que se hagan constar los nombres del candidato propietario y del suplente. Cada Asociación solo podrá votar un Vocal propietario y un suplente. Dichas actas serán entregadas en los citados Consulados generales, en sobres lacrados, con la siguiente inscripción: “Consejo Superior de Emigración. Elección de Vocales representantes de los emigrados, y el sello de la Asociación”. Art. 7.º Los Cónsules generales, en el plazo que se indique, remitirán al Ministro de Estado y éste al Consejo Superior de Emigración, dichos sobres. Art. 8.º Los pliegos se abrirán en el acto de escrutinio, ante el Consejo Superior de Emigración en pleno, y en el mismo acto se publicará el resultado y se hará la proclamación de los cuatro Vocales propietarios y de los cuatro suplentes que resulten con mayor número de votos. En caso de empate se procederá acto seguido al sorteo de los empatados. No dudamos que el Gobierno de nuestra querida España acogerá esta justa petición con cariño, llevándola a la práctica en plazo breve, por lo que las Asociaciones que suscriben le quedarán altamente agradecidas.

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En el Estado de San Pablo (Brasil) a 28 de mayo de 1920.”

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En Santos se encontraba el Centro Español, la Sociedad Española de Socorros Mutuos e Instrucción y la Sociedad Española de Repatriación. Entre otras Instituciones en São Paulo, se encontraban: la Federación Española, la Beneficencia Española, la Cruz Roja Española, el Grupo Dramático Cervantes y el Grupo Dramático Iberia.

- La Sociedad Hispano-Brasileira de Socorros Mutuos, Instrucción y Recreo Fue creada el 13 de marzo de 1898 por un grupo de inmigrantes españoles en São Paulo, como antecesora de una gran cantidad de Asociaciones españolas en esta ciudad, muchas de las cuales han desaparecido hoy y otras fueron integradas en la Sociedad Hispano Brasileira. Su labor se desarrolló en un momento en que no existía prácticamente la asistencia social en Brasil y su fin era conseguir la adaptación del inmigrante al nuevo medio, con ayudas sanitarias y sociales para conseguir su desarrollo social y profesional. A su vez, pretendía ser un canal de socialización de todos los españoles que se encontraban en este territorio y un vehículo difusor de la cultura española. Posteriormente quedó integrada, junto con otras asociaciones en la Casa de España.

- La Casa de España de São Paulo Esta Institución fue fundada en 1918 y por ser la entidad que más ha perdurado en el tiempo de entre las demás instituciones españolas, es necesario dedicar una especial atención a su formación. Una noticia sobre su proyecto de creación de la Comisión General organizadora, apareció en diferentes medios de comunicación: “Casa de España A los españoles del Estado de San Pablo De todas las iniciativas coloniales que pueden y deben ser desarrolladas por los españoles en el extranjero, ninguna encierra tan capital importancia, en el orden representativo de la Nación, como la “Casa de España”. Esta entidad, que por su solo nombre es indiscutible, se halla contenida en el programa de desenvolvimiento de las relaciones internacionales de nuestra patria, que los gobernadores, el Parlamento, la Prensa, las Sociedades hispanófilas de expansión colonial y las colectividades españolas radicadas en el extranjero, apoyan y patrocinan constantemente, excitándola á su constitución y deseándola como exponente máximo de la representación de nuestra nacionalidad en el país donde se establezca. Al disponerse a realizar la grandiosa idea de levantar el edificio nacional llamado “Casa de España” sus hijos en São Paulo y, en su nombre, los prestigiosos miembros de sus Sociedades, manifiestan de nuevo el acendrado patriotismo que sienten y el profundo convencimiento de la verdadera significación que tiene el proyecto colonial. Justo es, por lo tanto, que se contribuya a su realización con el mayor esfuerzo y la voluntad más firme y enérgica de los restantes compatriotas, pues, poseyendo el factor indispensable que 299

La Emigración española, 15/07/1920, pp. 102-103. Artículo extraído de El Emigrante español.

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arranca del concepto “Patria”, siendo ésta España y disponiendo de él en la enorme cantidad que demuestran sus hijos en este rincón de tierra americana, las más difíciles empresas se llevan a cabo y no son insuperables las dificultades que hayan de vencerse hasta la total consecución de la que se intenta. Baste que la voluntad no desmaye, que el fervor patriótico se intensifique al calor del pensamiento inicial y que la compenetración de los connacionales con los fundamentos y fines de la “Casa de España” sea lo más completa posible, casi absoluta. A conseguir esta identificación de criterio y a vulgarizar principios rudimentarios de la “Casa de España”, al mismo tiempo que a exponer algunos medios prácticos de hacer viable la magna iniciativa, van encaminadas estas ligeras digresiones sobre las bases que la Comisión General organizadora acordó dirigir a los españoles de este Estado, incumbiendo de tan honrosa misión a la Ponencia que suscribe. No es tarea fácil puntualizar con exactitud las extensas y variadas funciones que tienen acoplamiento y la “Casa de España” puede desempeñar; pero acometemos el trabajo con entera buena fe y firmísima decisión de coadyuvar a la empresa, y si algún detalle escapa a nuestra perspicacia, tiempo habrá de subsanar el olvido e incluir la omisión en el plan general que la Comisión Ejecutiva se encargará de llevar a cabo. La “Casa de España” podemos definirla como un pedazo de territorio nacional enclavado en el de un país amigo, donde, en virtud de la liberalidad de sus leyes, en justa reciprocidad a las nuestras, se permite a los colaboradores extranjeros de su expansión y engrandecimiento, mantener incólume y latente el espíritu de la patria de su origen. Esta es la primordial significación que tendrá la “Casa de España”, y debemos recalcarla de manera rotunda y categórica, sin dudas ni mixtificaciones, a las que no se presta el verdadero patriota, inspirado en los más puros sentimientos de amor a la tierra que les vio nacer. De aquí se infiere que, solamente aquellos que en orden ideológico universalizan la patria, desdeñando su nacionalidad nativa, habrán de aislarse de la “Casa de España”, si no abdican de sus convicciones. La “Casa de España”, estará constituida, en consecuencia, por Sociedades y entidades netamente españolas, respetuosas con los Poderes que rijan nuestra nación, y que, en mutua concordia con sus representantes oficiales, creen y difundan obra hispánica, procurando el bienestar y la defensa de los intereses generales y particulares de los españoles en este Estado. En tal sentido, encajan perfectamente las entidades que van a dar vida a la mansión de los españoles. Las Sociedades de Socorros Mutuos y de Beneficencia, la Federación Española, los Centros Catalán, Español y de Unión Española, la Cruz Roja, el Grupo Dramático Recreativo “Cervantes”, la Prensa patriótica, en unión del Consulado nacional, desarrollan una labor de cultura, de protección y defensa de necesidades e intereses y de esparcimiento espiritual a favor de nuestros connacionales altamente bienhechores, sencillamente derivada del intrínseco cariño que por España sienten sus componentes, y del deber que su sagrado nombre les impone, en el que practican y desenvuelven los fines de sus asociaciones. La Escuela Española, la Sociedad de Repatriación, el Centro de Información de Trabajo, la Cámara de Comercio, y el Hospital son proyectos que la “Casa de España” llevará inherentes á su constitución, y al correr del tiempo serán secundados por toda la Colonia del Estado para hacerse cristalizar con el poderoso auxilio pecuniario de todos los compatriotas, que jamás debe ponerse en duda. Practicada esta obra, paulatinamente, con el concurso mancomunado de entidades y personas, llegará el día en que los españoles de la capital y del interior del Estado de San Pablo, como el que por primera vez pise tierra en este trozo del suelo brasileño, al que le trajeran sus ambiciones, sus errores o sus desventuras, al ver tremolar nuestra enseña en la cúspide del edificio “Casa de España”, podrán pensar que no están solos, ni tan lejos de su patria, que no puedan reclamar una orientación, un consejo o un auxilio momentáneo que ensanche su ánimo en la lucha por la existencia, o remedie una necesidad o una desgracia a que la misma le conduzca, bendiciendo a los hermanos previsores que, con generosidad y altruismo, supieron

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realizar tan sublime pensamiento que sirve de lenitivo a la expatriación y contribuye a la defensa y aumento de los intereses hispanos. Quedan expuestos, a grandes rasgos, los variados fines materiales que la “Casa de España” puede resolver por el dinamismo de fuerzas de todas las entidades congregadas en su recinto. No faltarán censores, sin embargo, que pretendan atajar esta iniciativa, haciendo resaltar que algunos de esos fines se desarrollan ya por las Sociedades constituidas, y si bien es indudable semejante aseveración, no lo es menos que de su concentración en la “Casa de España”, vínculo general de todas ellas, se derivan mayores progresos para cada colectividad, sin que pierdan nada de su independencia ni de su autonomía administrativa. En cuanto a la representación social que adquiriremos los españoles como Colonia ante el país extraño que nos acoge y observa nuestra actuación colectiva; el grado de respeto, prestigio y nivel moral a que nos elevaremos cuando funcione la “Casa de España”, capacitada para futuras empresas y tutelada por el Delegado Oficial de la Nación y los representantes de sus entidades, genuinas manifestaciones del amor patrio serán inmensos, de transcendencia incalculable, quedando, de este modo, consagrado nuestro valor y poder colonial, no sólo para el país con el cual convivimos, como para el nuestro propio, que reconocerá la importancia del patriotismo, de las abnegaciones y de los esfuerzos que practicamos por España, para España, con el pensamiento y el corazón puestos en España. Dejamos para el final hablar de los medios de que se dispone o puede disponerse para llevar a feliz término la grandiosa obra. Parte incrédula es ésta, en la que el pesimismo atávico de nuestra raza hará mella, tratando de restar entusiasmos a los hombres de buena voluntad encariñados con el proyecto, que debiéramos estarlo todos los españoles. Nadie pretenderá negar la necesidad de arbitrar una buena suma para que la “Casa de España” se eleve gallarda, majestuosa y digna de el nombre que ostenta entre la edificación de esta capital; pero con ser considerable nunca tanto como el caudal de desprendimiento patriótico que a cada instante se comprueba en todo connacional, de cualquier clase social que sea, cuando se invoca el nombre de España y en él van envueltas las sublimes virtudes de sus hijos. Pensar que desaparezcan para proyecto tan soberbio y nacional, sería tan absurdo como suponer que, de repente, no hubiese huellas de nuestra nacionalidad en este país. Libres de tal suposición, y, por el contrario, más creyentes cada día en la vitalidad hispana y en el interés que demuestran nuestros hermanos en mantener la afirmación de españoles, de la que tan orgullosos podemos sentirnos, muchos y diversos procedimientos de arbitrar recursos para la construcción de la “Casa de España” exponemos en las bases que a continuación se expresan, a las cuales podrán agregarse las inagotables que a la imaginación de los demás acudan, con objeto de llegar a la finalidad que todos ambicionamos. Pecando, tal vez, de optimismo, que en todo caso le salva la buena intención con que se manifiesta, creemos, firmemente persuadidos que puestos en práctica los medios que se indican y los sucesivos que se incluyan como hacederos y posibles, la “Casa de España” se erguirá en San Paulo en un plazo que tendrá la duración que le señalen la generosidad, la voluntad y el interés de nuestros compatriotas. Que las tres cualidades se manifiesten pronto, grandes, firmes y constantes, es lo que esperamos de los españoles del Estado de San Pablo. San Pablo, 23 de julio de 1918. La Ponencia de la Comisión general organizadora. Firmados: Severino L. Campos, Martín Solé, Julián Balza, José Ramos, Juan de Prats y Ricardo 300 de Ellas.”

300

La Emigración española, 30/04/1919, pp. 59-60.

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Poco tiempo después se publicaban las Bases para la Constitución, Construcción y Sostenimiento de la “Casa de España”: “Constitución.- Primera. La “Casa de España” de San Pablo tendrá por fundamento congregar en un mismo solar patrio a la representación del Gobierno de España y a todas las Sociedades y entidades particulares y oficiales españolas, debidamente constituidas, que se destinen a enaltecer la patria en forma cultural, educativa o sociológica y contribuyan a mantener el prestigio, la dignidad e integridad de España en el extranjero. Segunda. Los fines principales de la “Casa de España” son: Estrechar los vínculos de nacionalidad de los españoles, así oficiales como colectivos y particulares. Contribuir a la unión y concordia de los elementos hispanos. Celar por la defensa moral y material de los intereses de España y de sus súbditos en el Estado de San Pablo. Procurar la armonía y confraternización de relaciones con el país en que radica. Difundir las glorias y progresos de España pasados, presentes y futuros por medio de la enseñanza, conferencias y exposiciones. Fomentar el intercambio intelectual, comercial, industrial y económico-financiero entre España y el Brasil y viceversa. Mejorar cuanto sea dable las condiciones de los emigrantes y favorecer la repatriación de los mismos. Auxiliar la gestión de los representantes diplomáticos y consulares de nuestra nación. Cooperar al sostenimiento de la prensa colonial y propagar su lectura, siempre que no sea disolvente y tendenciosa a la disgregación de la familia hispana. Realizar actos públicos que conmemoren las grandezas hispánicas y solemnizar los que practique la colectividad o cualquiera de sus miembros de relieve en la misma. Atender al compatriota en la desgracia, fundando un establecimiento adecuado a sus máximas necesidades. Formar una biblioteca, lo más completa posible, hasta llegar a ser pública, para contribuir a la divulgación de nuestro idioma. Tercera. Como desdoblamiento de los fines anteriores, la “Casa de España” una vez constituida, iniciará y procurará la implantación de los siguientes organismos: 1.º Escuela Española. 2.º Centro de Información de Trabajo, relativo a la capital y al interior del Estado. 4.º Cámara de Comercio. 5.º Hospital Español. Si alguna de las Sociedades existentes tuviese en proyecto cualquiera de los organismos mencionados, podrá sin menoscabo de su iniciativa, trasladarle a la “Casa de España”, dado el carácter nacional de todos ellos y la necesidad del concurso de las asociaciones hermanas.

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Cuarta. Para los efectos de la constitución de la “Casa de España”, son fundadoras de la misma las Sociedades y entidades de San Pablo, adheridas desde su enunciación, y que prestaren su incondicional conformidad y apoyo. Construcción- Quinta. La “Casa de España” deberá construirse en lugar céntrico, asequible a todos los compatriotas diseminados por la Capital y de fácil acceso a los transeúntes del interior y de otros Estados. Sexta. El edificio ha de ser sólido y espacioso, de aspecto agradable y de arquitectura netamente española, a cuyo fin podrá abrirse un concurso entre profesionales españoles de la península y residentes en América, y un Jurado del que forme parte un perito asesor fallará y elegirá el proyecto que ha de ser construido. Una vez conseguidos los medios para edificar, o sean terreno y capital suficientes, se procurará que en su ornato y mobiliario externo e interno, la “Casa de España”, si no alardea de lujosa suntuosidad, tampoco indique mezquindad ni tacañería. Séptima. Independiente de la distribución definitiva competente al arquitecto, según el pliego de condiciones, el edificio de la “Casa de España” deberá tener lugar para las siguientes dependencias: Consulado y Sociedades fundadoras que contribuyan a su sostenimiento, con los correspondientes anexos. Dirección, administración y oficinas de la “Casa de España”. Salón de recepciones, para que podrá ser habilitado espectáculos. Salón de Exposiciones de productos comerciales, industriales, de Bellas Artes, Museo, etc. Salón, Biblioteca y Archivo. Pabellón independiente para escuela mixta. Clínica de urgencia. El área del terreno, como la altura y fachada del edificio, dependerán del capital que se reuna para su compra y construcción. Medios de arbitrar el capital.- Octava. Son innumerables los procedimientos que pueden emplearse para arbitrar el capital necesario a la construcción y sostenimiento de la “Casa de España”, entre los cuales merecen consignarse los siguientes: El auxilio pecuniario que asignen las entidades al proyecto y el canon contributivo que en su día paguen a su instalación en el edificio nacional. La suscripción colonial en la capital y en el interior. Los donativos particulares, subscripciones voluntarias fijas y legados testamentarios. Los espectáculos y los Grupos dramáticos recreativos y las fiestas periódicas de las Sociedades. Los festivales públicos, organizados con tal objeto, como funciones teatrales, partidos de pelota y de “foo-ball” (sic), bailes de máscara, etc., patrocinados por la colectividad. La Fiesta de la Flor, anualmente aplicada a este fin. Las romerías españolas en sitio conveniente, pagando cuota de entrada al lugar donde se celebren. Las verbenas y kermess con tómbola en un parque público, a semejanza de las practicadas con diferente objeto por otras colectividades.

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La renta de otros pisos del edificio, si sus dimensiones y capacidad permiten arrendarlos a otras empresas o particulares. Y con otras nuevas ideas que vayan surgiendo en el transcurso de la recaudación de fondos que la importante obra exige. Además, y una vez funcionando la “Casa de España”, puédese contar, indefectiblemente, con la subvención que el Gobierno de España otorgaría para su sostenimiento, haciéndola extensiva a la Escuela y enviando material docente para su instalación. Administración y funcionamiento.- Novena. Para administrar e intervenir en los fondos pertenecientes a la “Casa de España”, y antes de empezar su recaudación por cualquiera de los medios que se establezcan, se nombrará una Comisión Ejecutiva, formada por miembros de la Organización, y si esta lo acuerda, por otros de las diferentes entidades representadas, que, bajo la presidencia del Cónsul de España, custodiará el capital que se forme e irá dando cumplimiento a las bases de constitución de la “Casa”. Décima. Los fondos, a medida que se recauden, serán depositados en un Banco que se designe de esta capital, donde se abrirá una cuenta corriente titulada “Casa de España”, en la que no se podrá ingresar ni retirar dinero alguno, previo acuerdo de la Comisión Ejecutiva, sin las firmas del Cónsul de España, Presidente y Fiscal de su inversión, y del tesorero que se nombre. Undécima. El capital que se vaya reuniendo podrá emplearse en valores de segunda renta y fácil rembolso, cuyos intereses se acumularán al capital, hasta que se obtenga el necesario para comprar el terreno, primer empleo que se dará al mismo. Duodécima. Los gastos que origine la administración de la empresa, desde sus comienzos, serán determinados por la Comisión Ejecutiva, cuidando de que sean lo más parcos posible. Décimatercera. Constituida la “Casa de España”, será regida por un Consejo de Administración, del que formarán parte el Cónsul, los Presidentes de las Sociedades en ella establecidas u otras personalidades que se designen, el que nombrará el personal competente y necesario para la dirección y administración de su funcionamiento. Décimocuarta. Las Sociedades que integren la “Casa de España”, fusionadas o no con otras homogéneas o similares, conservarán siempre su independencia, sin que pierdan nada del régimen autonómico por el cual se rijan. Bases accesorias.- Decimoquinta. Aceptadas que sean las anteriores bases por la Comisión general organizadora, como el manifiesto precedente, darán cuenta sus componentes a las respectivas entidades que representan, para determinar la forma de dar principio a su desarrollo. Décimasexta. Asimismo, la Comisión dará cuenta inmediata de los trabajos realizados al señor Cónsul de España, invitándole a ocupar la presidencia de la Comisión Ejecutiva, que deberá nombrase al comenzar a poner en práctica el desenvolvimiento de la iniciativa. Décimaséptima. El manifiesto y las bases, debidamente impresos, habrán de ser repartidos con profusión entre la Colonia del interior y de la capital, para conocimiento de todos los españoles, y como medio propagador de sumar adeptos a la grandiosa obra. Décimaoctava. De la actuación de las Comisiones, como del desarrollo del proyecto, se informará pública y constantemente por medio de la prensa, para satisfacción de la familia hispana, y como prueba de la seriedad y rectitud con que proceden cuantos intervengan en la constitución de la soberana iniciativa que se llamará “Casa de España”. Décimanovena. Las Sociedades que integren la “Casa de España”, como los elementos que la constituyen, se abstendrán en absoluto, en nombre de ella, de hacer manifestaciones en ningún sentido político o religioso con respecto a la nación que representa, como igualmente intervenir en la política del país donde se halla establecida.

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Vigésima. Las bases que se formulan, con carácter permanente y accesorio, servirán de norma para redactar el reglamento definitivo por la Comisión Ejecutiva, por el cual se regirá la 301 dirección y administración de la “Casa de España.”

Este manifiesto y sus bases se aprobaron en la reunión que celebró el 29 de julio de 1918 la Comisión general organizadora. El 8 de agosto de ese año se constituyó la Comisión que se encargó de ejecutar el proyecto y la formaban las siguientes personas: Presidente, Excmo. e Ilmo. Sr. Marqués de Bellpuig, Cónsul de España en San Pablo; Vicepresidente, don Ricardo de Eirás y García, en nombre del Diario Español; Tesorero, don Martín Solé, Presidente del grupo dramático “Cervantes”; Contador, D. Juan de Prats, Presidente del Consejo Federal de la Federación Española; Secretario primero, D. Agapito Estévez, representante de la Sociedad Beneficencia Española; Secretario segundo, D. Juan Conrado Sánchez, representante de la Cruz Roja; Vocales: D. Julián Balza, representante de la Sociedad Española de Socorros Mutuos; D. Antonio López Campillo, Presidente de la Sección de la Federación de San Pablo; D. Manuel Castro Ucha, representante del Centro Unión Española; D. Policarpo Torrell, Presidente del Centro Catalán: D. Juan Rivero, representante del Centro Español, y D. Vicente Cueto, representante de la Revista Española Ilustrada. La Casa de España sigue hasta hoy realizando sus actividades en beneficio de la colectividad española en São Paulo. Su objetivo es el desarrollo de programas anuales culturales y sociales en beneficio de la comunidad de origen español que vive en São Paulo. En estos programas se da especial importancia a la cultura española y a las fiestas típicas de las regiones más representativas de España en Brasil. Cuenta con instalaciones deportivas, biblioteca y salones sociales y está localizada en la Rua Ouvidor Portugal, nº 541.

En Santos, puerto de São Paulo existieron activas organizaciones creadas por los españoles para su protección y para preservación y difusión de los valores y costumbres españolas. El 1 de enero de 1895 se reunió en esta localidad un grupo de inmigrantes españoles para fundar una Sociedad española que reuniera a los españoles residentes en Santos y sus alrededores. En una segunda reunión celebrada el 13 del mismo mes, a la que acudieron muchos otros inmigrantes, se creó la Sociedad siendo nombrado Presidente de la misma el Sr. Manuel Troncoso y posteriormente se adquirió un terreno para construir la sede en la rua Aguiar de Andrade, del barrio de Paquetá. Más tarde se bautizó con el nombre de Centro Español. En 1902 otro grupo de inmigrantes creó la Sociedad Española de Repatriación de Santos, en cuyos estatutos se establecía que cualquier socio con las cuotas al día tendría derecho a su repatriación en caso de que fuera necesario. Las dos Sociedades quedarían unidas posteriormente bajo el nombre de Centro Español y Repatriación de Santos. Su objetivo fue desde el principio la unión de los españoles residentes en Santos y la difusión de la cultura española, las costumbres, el folclore y las tradiciones de las regiones de España. Esta Institución desempeñó una importante labor en situaciones de emergencia ocurridas especialmente en 1916 cuando naufragó el barco Príncipe de Asturias en Ponta do Boi, cerca de Santos y fallecieron cientos de inmigrantes, así como cuando se 301

La Emigración española, 30/06/1919, pp. 94-95.

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desarrolló la epidemia de gripe española302 en 1918. Otras entidades existentes en Santos como la Sociedad Española de Socorros Mutuos que había sido fundada en esta localidad el 2 de diciembre de 1890 y la Sociedad Española de Repatriación también tuvieron un importante papel en estos casos de necesidad. - El Centro Español y Repatriación de Santos tuvo una enorme influencia en Santos. Veamos una noticia publicada en 1923 donde a grandes rasgos se puede apreciar su organización y patrimonio: “CENTRO ESPAÑOL, DE SANTOS. Hemos recibido la notable Memoria que ha publicado este importante Centro, correspondiente al ejercicio de 1923. En dicho año celebró cuatro Asambleas generales; su Consejo deliberativo, seis sesiones, y la Junta Directiva, 20 sesiones. En la reseña de estas reuniones se ve el esfuerzo con que han procedido los elementos directivos, sabiamente dirigidos por el Presidente D. José María Molinos, y el cariño que todos y cada uno de los asociados siente por su Centro, a cuyo engrandecimiento todos colaboran. Cuenta este Centro con 414 asociados en total. El patrimonio social, que en fin de 1922 era de 200.586.500 reis, se eleva al finalizar el ejercicio de 1923 a 244.505.500 reis. En beneficencia gastó durante el año 1.656.200 reis. Posee un edificio social y una tercera parte de la Quinta Española, valorados en 166.383.300 reis; un solar recientemente adquirido para edificar el nuevo domicilio social, cuyo valor es de 111.111.900 reis Además posee en bienes muebles 23.612.100 reis. Deseamos al simpático Centro Español nuevos y merecidos éxitos.” 303

- La Sociedad Española de Repatriación de Santos contaba ya en 1924 con 882 asociados y 909 en 1925. Su patrimonio social era un total de 60.621.800 reis y estaba constituido por: -

Valor de la casa de Silva Jardín: 22.000.000 reis. Valor de la casa de la rua Doctor Eduardo Ferreira, 94: 26.780.800 reis. Depositado en el Banco do Brasil: 2.304.400 reis. Depositado en la Caja Económica: 5.500.000 reis. Saldo en poder del Tesorero: 4.036.600 reis.

Durante el mismo año fueron repatriados por esta Sociedad 15 compatriotas, con un gasto de 6.105.100 reis.304

Organizaciones de Emigrantes en Rio de Janeiro En Rio de Janeiro, el asociacionismo español estuvo muy organizado y teniendo en cuenta que el principal colectivo inmigrante era el gallego, para el final del periodo estudiado existían cinco Sociedades gallegas: el Centro Gallego, Aurora del Porvenir, dedicada a la instrucción y sosteniendo una escuela en Galicia, la Sociedad ProInstrucción del Distrito del Arbo, con los mismos fines que la anterior, los Hijos de los

302

BERTOLLI FILHO, Cláudio: Epidemia e Sociedade: a gripe española no municipio de São Paulo (tesina de máster). Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Universidad de São Paulo, 1986. 303 La Emigración española, 15/08/1924, p. 6. 304 La Emigración española, 20/09/1926, p. 6.

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Tres Rivartemes, con la misma finalidad y la Sociedad Pro-Santa Bárbara, que había sido recientemente creada con los mismos propósitos.305 Entre otras asociaciones regionalistas en esta ciudad se encontraban las catalanas: “El Casino Español de Rio de Janeiro ha formado una agrupación catalana cuyo fin principal era hacer revivir en aquella lejana tierra las costumbres de su país y dedicarse al fomento de las artes y de las letras catalanas. Dicha Agrupación se inauguró el 8 de septiembre de 1900, fiesta de la madre de Dios de Montserrat. Los socios se habían impuesto la obligación de usar la barretina y portar como distinción en todos los actos que la agrupación celebre el escudo de Cataluña. El 306 lenguaje oficial de la Agrupación sería asimismo el catalán.

Celebración de la festividad de Santiago Apóstol en el Centro Gallego de Rio de Janeiro. Blanco y Negro, 26/09/1926, p. 63.

La Agrupación Catalana de Rio de Janeiro se inauguró con una fiesta de honor a la Virgen de Montserrat que consistió en una solemne misa cantada en la Iglesia del Monasterio de Sant Benet, propio de aquella ciudad, donde se veneraba a la virgen catalana. Asistieron representantes de la colonia catalana, de la prensa, del centro Gallego y del Casino español y por la noche hubo un baile en el Casino donde concurrió lo más selecto de la ciudad y en un lunch ofrecido a los convidados, figurando en el centro de la mesa un ramillete monumental, artística reproducción de la montaña de Montserrat307 De gran importancia era la Sociedad Española de Beneficencia de Rio de Janeiro y muchas otras sociedades que fueron surgiendo a lo largo del tiempo.

305

La Emigración española, 15/09/1925, p. 262. Lo Geronés, 15/08/1900, p. 2. 307 Lo Geronés, 5/12/1900, p.2. 306

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Las sociedades españolas en Brasil querían estar representadas en la Junta Central de Emigración. El representante en España de la Federación del Brasil, Francisco J. Fernández Vila, vecino de Madrid, solicitaba por carta el 24 de abril de 1925 al Director General de Emigración que así como se había dado a los Cónsules generales en La Habana y Buenos Aires la orden para que las Sociedades españolas que estaban domiciliadas en Cuba y Argentina eligieran un Vocal que las representara ante la Junta Central de Emigración de España, según el art. 10 de la Ley de Emigración, se concediera la misma facultad a las Sociedades españolas domiciliadas en Brasil “ya que las colonias españolas residentes en el Brasil son organismos nacionales muy importantes, trozos de la patria transportados a aquella tierra extranjera, en donde, con la legalidad de su vivir colectivo y con la honradez de los que la integran, sirven a la patria madre contribuyendo con su dinero y sus esfuerzos a su constante desarrollo, favoreciendo su comercio de exportación y acudiendo en momentos de aflicción a remediar desastres patrios”. El Sr. Fernández Vila insistía en que Brasil debía estar representado en el organismo oficial de Emigración ya que: “es precisamente el Brasil, entre otras razones, porque en ese país es donde, generalmente, se trata peor y se explota más al emigrante español, y en donde las Sociedades españolas están constituidas verdaderamente por emigrantes, no como los grandes Centros de algunos países que están integrados por españoles ricos afincados allí, que no conocen ni apenas se preocupan de las 308 miserias del emigrante, y por hijos del país que asimismo las desconocen y no les interesan.”

Pero estas Sociedades eran en ocasiones estafadas por desaprensivos que por medio de historias falsas conseguían obtener fondos de las mismas con que solucionar los problemas que alegaban. Veamos una noticia muy ilustrativa: “No os dejéis timar. A las Sociedades españolas en América. De vez en cuando tenemos conocimiento de que surge en tierras americana (sic) algún que otro “fresco” que titulándose hijo o próximo pariente de algún prohombre español y contando una historia amañada al efecto, logra con tales engaños embaucar a las Sociedades españolas, consiguiendo cantidades en concepto de auxilio, que en algunas ocasiones son bastante crecidas, según la admiración que por el personaje que se ciñe sienta cada Sociedad. Hace poco surgió en la Argentina, y ahora anda por el Brasil, uno de estos caballeros- de tal se titulan-que, según recientes noticias, lleva consigo a su señora y dos hijos. Este vivo cuenta una fantástica historia dramática, con todo el colorido necesario. Según él es, comandante de Artillería del Ejército español, y hay que oírle contar su odisea al tener que salir de España oculto y huido por haber sido jefe de una sublevación de los artilleros contra el general Primo de Rivera, quien ya había ordenado se le fusilase en donde se le cogiese. Su señora- sigue hablando el fantástico artillero- es hija nada menos que del sabio histólogo D. Santiago Ramón y Cajal, el cual está desesperado al no poder acudir en su auxilio y en el de sus nietos por estar vigiladísimo y no poder enviarles fondos. Lo que trae por consecuencia que arrastren una vida mísera, y por eso se colocan bajo la protección de aquellas Sociedades que tanto admiran y quieren al ilustre Ramón y Cajal, gloria de nuestra patria. Así, este fresco hizo su pacotilla en la Argentina, y ahora quiere redondearla en Brasil.

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La Emigración española, 15/05/1925, p. 153.

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Pero nosotros tenemos que advertir a aquellas Sociedades- y lo hacemos públicamente para que llegue a conocimiento de todas- que hemos hecho las indagaciones necesarias, resultando, como esperábamos, que ese caballero lo es de industria; que ni es artillero, ni comandante, ni jefe de nada, y que la señora que le acompaña no es hija de Ramón y Cajal, por la sencilla razón de que no tiene hijas casadas con artilleros ni que estén fuera de España. Y aconsejamos a aquellas Sociedades que denuncien al tal sujeto, ya que nuestros Cónsules pueden y deben intervenir para evitar no solamente estos timos, sino también las fantásticas y horripilantes historias que cuentan los protagonistas y que no hacen ningún favor a nuestra patria. Además, estamos a la disposición de aquellas Sociedades para informarles debidamente en cada caso de esos que se presente. Antes de aflojar la bolsa consúltennos el caso, y se ahorrarán 309 mucho dinero.”

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La Emigración española, 5/10/1927, p. 343.

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EL CONTACTO DE LOS INMIGRANTES CON ESPAÑA La correspondencia Desde los primeros años de la década de 1880 y a lo largo de las siguientes podemos analizar a través de la correspondencia las relaciones que existían entre muchos inmigrantes españoles en Brasil y los miembros de su familia o sus amigos que habían quedado en España. Se puede apreciar esta correspondencia entre todos los tipos de inmigrantes tanto espontáneos que eran aquellos que viajaban costeándose ellos mismos el billete y que enviaban a los otros miembros de su familia o amigos noticia de la situación en la que se encontraban, como aquellas familias que viajaban juntas, con billete subvencionado y que entablaban también comunicación con otros conocidos que habían quedado generalmente en su mismo lugar de origen, persuadiéndoles de no realizar el viaje a Brasil para no tener que correr la misma suerte que ellos o animándoles a realizarlo y a encontrarse con ellos en el nuevo destino. Pero también hay que considerar, que muchos inmigrantes, sintiéndose fracasados en su lugar de destino, no querían quedar en evidencia ante su grupo familiar y social y frecuentemente tergiversaban la realidad en sus escritos o no entablaban correspondencia alguna entre ellos, perdiéndose de esta manera la comunicación. Este hecho debió darse sin duda con más frecuencia entre aquellos emigrantes que habían dejado la patria con sueño de hacer fortuna y que no vieron realizarse sus sueños. También hubo una ruptura en la comunicación en aquellos casos en que moría, tanto por causas naturales, como por accidente o causas violentas, tanto el emigrante como alguna persona de su círculo íntimo en España. Una vez llegado a Brasil, el inmigrante comenzó a desarrollar sus habilidades para la escritura de correspondencia, práctica que en la mayor parte de los casos, no había sido realizada con anterioridad, al no tener necesidad de ello por encontrarse junto a su núcleo familiar y de amistades y dedicarse en muchos casos a actividades que no lo requerían. El bajo nivel de instrucción con el que llegaban los emigrantes y el analfabetismo en muchos casos era un obstáculo para escribir cartas, debiendo recurrir a alguna persona próxima que lo realizara en vez de ellos.310 La condición de analfabeto, cuando el emigrante lo era, quedaba registrada desde ingresaba a Brasil. Los Libros de Matrícula de la Hospederia dos Imigrantes, en el caso de São Paulo, reflejaban este hecho al incluir entre las características del emigrante el “sabe” o “no sabe leer”. Las condiciones de la comunicación entre los inmigrantes y sus familias fueron mejorando a medida que se producían avances en los sistemas de comunicación, pasando de la correspondencia que se trasladaba en el buque correo a vapor, a la remitida por la telegrafía y los cables submarinos, la telegrafía sin hilos y más delante el teléfono y la radio. La telegrafía sin hilos fue un hito importante en las comunicaciones con Brasil y de ellos se hacían eco los periódicos de la época: 310

SIERRA BLAS, Verónica: “Puentes de papel: apuntes sobre las escrituras de la emigración”. En: Horizontes antropológicos, vol. 10, nº 22. Porto Alegre, jul/dic. 2004, pp. 121-147. Los trabajos sobre los emigrantes y su correspondencia en este periodo son muy abundantes. Quisiera referirme a algunos de ellos: LÓPEZ, Juaco: “Cartas desde América. La emigración de asturianos a través de la correspondencia, 1864-1925”. En: Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, LV, 1, pp. 81-120; SIERRA BLAS, Verónica: “Baúles de Memoria”. Las escrituras personales y el fenómeno migratorio, En: ALTED VIGIL, Alicia y ASENJO, Almudena (coord.), De la España que emigra a la España que acoge. Madrid. Fundación Francisco Largo Caballero, 2006, pp. 157-175.

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La emigración y colonización española en Brasil (1880-1930)

“Ha regresado de Las Palmas el Ingeniero encargado de la instalación de varias estaciones de telegrafía sin hilos. En la actualidad podrá ya comunicarse desde Cádiz con el Brasil haciendo escala en Las Palmas. Quedarán también instaladas estaciones en Tenerife y Casablanca. Esta noche el ingeniero se propone comunicar con la estación establecida en París en la Torre Eiffel. El citado ingeniero está muy satisfecho de las facilidades que ha encontrado para su gestión y 311 regresara mañana á París.”

Y continúan las noticias: “Telegrafía sin hilos. LAS PALMAS Ha llegado el material necesario para la construcción de cuatro torres de hierro que constituirán la instalación de telegrafía sistema Marconi, con la cual podrá comunicarse directamente con el 312 Brasil.”

Además, para el envío de cartas, paquetes y dinero se recurrió ampliamente a los intermediarios que eran personas de confianza del inmigrante y que se dirigían a un destino que se encontraba relativamente cerca de la familia de éste, frente a lo costoso e inseguro que resultaba utilizar los servicios de comunicación y mensajería disponibles en cada momento. Este mediador solía llevar cartas, regalos o dinero por encargo del inmigrante que no podía viajar, costumbre que todavía se utiliza ampliamente en muchos países de Latinoamérica, pero que en España se ha ido perdiendo. Era una manera de hacer ver a la familia que el emigrante se encontraba bien, se acordaba de ellos y les echaba de menos. La familia esperaba con ansiedad noticias de su ser querido y conocer de primera mano las condiciones de vida en las que se encontraba en Brasil. El intermediario no solamente llevaba algún regalo para ellos, sino además mensajes, fotografías y relatos de la vida del emigrante, con los cuales los familiares y amigos podrían conocer más cómo transcurría su día a día y a la vez hacer preguntas y obtener información directamente sobre él. En ocasiones, el intermediario regresaría de nuevo a América, con lo cual el sistema de intercambio de noticias y regalos quedaría completo. Además, muchos emigrantes pedían fotografías de sus familiares para conocer el estado en que se encontraban y los acontecimientos y nuevos miembros que llegaban a las familias. Muchas de estas cartas portadoras de tristes noticias, fueron publicadas en periódicos de España para conocimiento general de las penurias por las que pasaban los inmigrantes. “El furor de la emigración continúa todavía, por desgracia. A pesar de las desconsoladoras cartas de algunos de los arrepentidos, que publican de vez en cuando los periódicos, y á pesar de que es público y notorio que los emigrantes son objeto de vejámenes, hasta á bordo de los vapores en los que ván hacinados, las halagadoras promesas de

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La Lucha, 17/03/1909, p.2. La Lucha, 2/06/1090, p.3.

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los agentes de la emigración, producen su efecto y son numerosos y frecuentes los embarques 313 para las repúblicas americanas. […]”

Y otro ejemplo: “Los inmigrantes españoles en el Brasil. Un periódico de Lisboa ha publicado una correspondencia del Brasil en la que se refieren los dignos tratos que en aquel imperio reciben los inmigrantes españoles, y de la cual sacamos los siguientes párrafos: Los inmigrantes españoles que han ido a aquel país bajo la fé de halagadoras promesas, son víctimas de la más odiosa explotación, y tratados de una manera inhumana; a su lado, el último de los esclavos es digno de envidia. A consecuencia de esto ha habido algunos alborotos, teniendo que intervenir la tropa. En la hacienda de Babilonia tuvieron que retirarse 50 colonos, todos de Canarias, y el resto, 62 hombres, mujeres y niños, fue socorrido por un agente de una estación de ferrocarril. La narración de un testigo ocular de estos hechos, extremece. (sic) Véase allí, dice, un cuadro desgarrador; mujeres que lloraban, niños plagados de miseria, trapos asquerosos. Interrogados algunos, he aquí los datos que suministraron: La comida no podía ser más miserable: medio kilo de carne, medio kilo de bacalao y otro medio de grasa para cada tres familias en ocho días. Todos estaban conformes en este hecho. Una mujer llamada Josefa, que se quejó de tan escasa alimentación fue maltratada de palabra y de obra. Antonio, Pedro Velázquez y Valentina fueron un día a pedir dinero a cuenta de lo que debían pagarles. El pago fue enviarles presos. Es mas: hacía seis meses que los colonos se veían obligados a trabajar durante el día y la noche: a la mayor parte les debían tres meses de jornales. Hemos dicho que el último esclavo está mejor que estos colonos, porque siquiera al esclavo, como cuesta dinero, se le mantiene y se le cuida, mientras que solo se piensa en explotar al 314 colono o trabajador.”

Reproduciré algunas cartas que fueron enviadas por estos inmigrantes y que fueron publicadas en algunos periódicos de la época, como material de primera mano para todos aquellos que tuvieran la misma intención de viajar como emigrantes a Brasil, para que sirviera, en muchas ocasiones, de lección a aquellos que iban a abandonar su país creyendo que su vida iba a mejorar sustancialmente. Entre ellas, está la carta de un emigrante a Brasil que envía a su mujer que había quedado en La Coruña: “El objeto de esta, es decirte que la América está perdida por completo, que es mucha la abundancia de familia, que nos comemos los unos a los otros y los jornales son muy pequeños; que nunca se vieron como están muchos que han venido ya a la América y volvieron a marcharse para España; que ahora aquí no se gana para vestirse y los jornales en el campo son 16 nacionales, que vienen a ser poco más de 10 duros de España, y se trabaja más que los animales en esa, y la familia corriendo al campo, porque en los pueblos no hay donde caerse uno muerto, que es una desgracia. [...] Aquí estamos como perros, sin oir una misa los días santos; tenemos que trabajar hasta las diez, después lavamos la ropa y se seca enseguida, mira qué bien lavada 313 314

La Nueva Lucha, 25/08/1889, p. 2. La Vanguardia, 24/07/1883, p. 4.

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puede ir que da naúseas; aquí el jabón está muy caro, un real de allá vale cuatro aquí; una camisa cuesta un duro, unos calzoncillos otro, unos zapatos cuatro, unas suelas 30 reales, el cuartillo de vino cuatro reales, la copa de aguardiente un real; de manera que no se vive; yo, tan pronto 315 pueda juntar para el viaje, me marcho a España [...].”

Siempre fue una gran preocupación para el inmigrante, el largo tiempo que tardaban las cartas hasta llegar a España y se hicieron muchos intentos para que la correspondencia llegara a su destino en el menor tiempo posible. Una curiosa noticia nos sitúa en contexto y nos muestra la ingenuidad que existía en la época: “Nuevo invento. En Río de Janeiro acaba de inventar un tal Barboza de Souza un aparato de transmision submarina de las cartas, que está llamado á producir inmensos beneficios á la humanidad no solo por lo que habrá de abreviar las operaciones mercantiles, sino por lo que ha de contribuir á estrechar las relaciones de unos pueblos con otros. El sistema redúcese á efectuar la trasmisión de la correspondencia por medio de tubos pnéumáticos á semejanza de lo que presintieron Robida en su “Siglo XX” y Bellarmy en su “Año 2.000”. Colocada una carta ó un pliego cualquiera en el tubo conductor, solo tardará un dia para llegar á Europa desde la capital del Brasil, empleando una velocidad de 6 kilómetros por minuto, ó sea 60 leguas por hora. En una experiencia verificada hace dos meses en un inmenso lago, uno de los invitados escribió una carta que colocó en el tubo conductor dentro de un estuche de metal. Puesta en movimiento 316 la máquina, recibióse la carta en el extremo opuesto con la rapidez de una bala de fusil.”

Mediante la correspondencia que los inmigrantes establecían con su círculo íntimo en España, cuando ésta reflejaba la realidad y la información no estaba falseada, se informaba a aquellos de las condiciones de vida en las que se encontraba el mismo, cómo había sido su salida y su viaje hasta Brasil y una vez establecido de qué modo vivía, cual era el círculo social que le rodeaba, cuáles y cómo eran sus pertenencias, cual era el tipo de trabajo que desarrollaba, qué oportunidades le daba el nuevo destino, cuáles eran sus preocupaciones, sus tristezas y alegrías y los planes de futuro, tanto de volver a la patria como de establecerse definitivamente en Brasil y su interés, en algunos casos, de que fueran a reunirse con él miembros de su familia o de su círculo íntimo. Pero las cartas no solamente se dirigían a España, sino también hacia otros países adonde habían emigrado también otros conocidos y de esta manera era posible conocer las diferentes condiciones de vida que existían en otros lugares, lo que en muchas ocasiones, incitaba al inmigrante que ya se encontraba establecido en algún país a desplazarse hacia un nuevo destino. El estudio de las redes sociales establecidas entre España y Brasil y entre Brasil y otros países es de gran importancia para ver de qué manera se establecieron las sucesivas emigraciones de las diferentes comunidades. Las redes sociales que ya venían desarrollando en América una importante labor en la acogida y promoción de sus miembros desde siglos anteriores, funcionaron de igual modo para las clases humildes de emigrantes de las diferentes regiones españolas y fue un factor decisivo en el establecimiento y progreso económico y social de muchos de 315 316

La Vanguardia, 22/02/1889, p. 2. Diario de Gerona. 15/07/1891, p. 2.

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ellos. Reproducían, en cierto modo, el esquema familiar que los emigrantes habían dejado atrás en España. También jugaron un papel esencial en el proceso migratorio las cartas de llamada, en las que los inmigrantes que ya se habían establecido realizaban un llamamiento a personas de su círculo social para que fueran a reunirse con ellos y se comprometían a facilitarles todos los trámites necesarios para que ello pudiera tener lugar. Las cartas de llamada tienen origen en los siglos anteriores y fueron ampliamente desarrolladas por los navarros en Indias en el siglo XVIII. También debemos mencionar las cartas de recomendación que generalmente un inmigrante ya establecido escribía para recomendar a algún familiar que llegaría al nuevo país, pero que sería encaminado hacia alguna otra persona con quien pudiera trabajar ante la imposibilidad de quedarse con su familiar. La nueva persona sería generalmente un amigo o conocido de éste que vivía en otro lugar. Así, cartas, fotografías y diarios que escribían los inmigrantes son los principales registros que nos han quedado para reconstruir la historia individual y colectiva de los mismos.317 Las cartas podían ser un factor de atracción de la emigración al presentar las condiciones de vida y de trabajo en el nuevo destino de un modo atractivo. Pero también podían perseguir y tener el fin contrario, el de hacer desistir al posible emigrante de su intento, al exponer la nueva situación a la que tendría que adaptarse comparándola con la que vivía en ese momento en España, en caso de que la nueva situación se presentara como algo a la que no valía la pena dedicar semejantes esfuerzos personales y económicos. Pero debido a la enor