el secrto del adn

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102 Chichen Itzá, 20 de diciembre de 2012

L

os dos primeros días del Ritual del Fuego de las Estrellas los habían dedicado a

danzar, a meditar, a realizar ejercitaciones individuales y colectivas, en silencio. La multitud estaba generando un inmenso calor humano y un océano de energía elevada; los congregados sentían que su conciencia comenzaba a desplegar una nueva visión. En todo momento, miles de velas encendidas iluminaban aquella magnífica, extraña y bella ceremonia. Evans les había dicho que muchos de los que estaban reunidos allí, representantes de todas las naciones, mezclando las bellezas de las razas negras, blancas, rojas y amarillas, eran en realidad antiguas almas atlantes en busca de la liberación final. El chamán, como muchos de los presentes, sabía que la reencarnación no era más que una rueda evolutiva y el aprendizaje de los seres a través de sucesivas experiencias para alcanzar la iluminación. Muchos habían buscado por varios caminos iniciáticos la emancipación de la conciencia: el yoga, las danzas, el conocimiento, la metafísica, el manejo de la energía o, como en el caso de Adán, la meditación. Él y Alexia estaban radiantes, vitales, livianos. Sentían una capacidad de comunicación energética inusual. Entre ellos y el grupo circulaba una vibración común de unidad y empatía. —Éste es el último día y la última fase del ritual —dijo el maestro Evans—. Hoy volveremos a sentir la libertad completa, la preparación final para recibir mañana el Gran Día de Gloria. Hoy la Piedra Filosofal Atlante emitirá todo su poder y todos podrán sentir su abrazo energético. ”Hoy los dos principios de la vida serán uno. Lo femenino, la mujer-diosa eterna que danza y que crea el magnetismo de los universos se unirá al hombre-dios que nutre con electricidad la vida. Hoy es la antesala para dejar atrás los reinos animales y saltar hacia el amor como seres humanos para conocer lo nuevo, nuestra profunda dimensión. ”Esta fase dentro del Ritual de Fuego se llama Ritual del Beso de las Almas. Ahora se colocarán frente a frente, sentados con las piernas cruzadas, se tomarán de las manos y acercarán sus pechos para que los cuarzos se sintonicen aún más —les indicó el maestro—. Conecten el tercer ojo dejando que la frente quede en contacto permanente con la otra frente. El beso de las almas. Plenamente concentradas, las personas comenzaron a acercarse unas con otras, la mayoría desconocidas, y a conectarse desde el poder del chakra del entrecejo. Los tambores y didjeridoos sonaron con tremenda fuerza. Parecía que la Tierra se moviera también con aquella meditación colectiva. Poco a poco, la multitud entró en éxtasis. Adán y Alexia sintieron una descarga eléctrica desde lo alto de la cabeza hacia el resto del cuerpo. Y a partir de allí, una oleada tras otra de sensaciones, impulsos y corrientes biomagnéticas se deslizó por el sistema nervioso. —Comenzarán a respirar al mismo ritmo —dijo el chamán—, inhalar y exhalar la vida que hay en ustedes. Uno nutre al otro a través de la respiración. Eso nos volverá una sola unidad. Todos comenzaron a respirar profunda y lentamente. Estaban colocados en parejas.


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