MOISE-JARA
Jean Dupont, continuaba sentado al lado de Jean Paul Gassol, pero contrariamente a las buenas intenciones que traía a la hora de su llegada, ya se le había calentado la boca. El padre de Ana María y el maestro de Vieu-Chateau, se encontraban lanzados en una silenciosa carrera, con el fin de establecer ¿quién de los dos? ingería más alcohol. El aguardiente, que en un principio, iluminaba la mente del filósofo, siempre terminaba dejándolo triste y melancólico. Jean Paul se encontraba en el comienzo de esta segunda fase, muy al contrario Jean, con su anisete se sentía cada vez más contento y eufórico. -
Siéntese un rato con nosotros, Monsieur Boulart. - Dijo Jean
Dupont dirigiéndose a su austero vecino; que se encontraba de pié en el salón, pues había abandonado su lugar junto a Isaac, convencido de que le era completamente imposible el llegar a conversar con el viejo usurero. -
Gracias Monsieur Dupont, pero ya sabe Ud. que yo no bebo.
- Respondió Gastón. -
Pero, siéntese un rato para conversar. Una cosa es que no
beba, otra que no hable. - Insistió Jean Dupont, que ya se encontraba un tanto cargado y cuando esto sucedía, se ponía terriblemente pesado. Gastón Boulart consultó su reloj de bolsillo y encontró la escusa. -
Son más de las once y media, Monsieur Dupont. Germaine
me espera para la comida. En mi casa siempre comemos a las doce en punto, es bueno mantener el orden y la disciplina en todo. Si no, adonde iríamos a parar. - Dijo Gastón Boulart y se retiró. -
¡Oye Jean Paul!, éste cuando lo hace, debe de ser todo un
número, con orden y disciplina. Primero me saco los calzoncillos. Segundo… - Dijo el padre de Ana María, que ya estaba lo suficiente borracho, como para empezar a tutear al maestro. Jean Paul también se encontraba entrando de lleno en su segunda fase. 142