VIAJE EN POS DE UN DESTINO
Viaje en pos de un Destino Mireia Valls Primera edición: Abril 2009. Derechos reservados para todos los países. Queda rigurosamente prohibido, bajo las sanciones establecidas por la ley, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización del titular del copyright. © Mireia Valls Edición del Autor ISBN: Depósito Legal: SEImpresión: Publidisa Impreso en España - Unión Europea Printed in Spain - UE
Mireia Valls
VIAJE EN POS DE UN DESTINO
SYMBOLOS
Federico Gonzรกlez, marzo 2009.
La paradoja del Secreto Tus palabras siempre son evocadoras, páginas en las que reconocerse, un espejo; una descarga eléctrica que sacude y despierta, la puerta que se abre a lo real, el derrumbe de la ilusión y la simultánea revelación de un mapa arquetípico replegado en el Silencio insondable, que al inventar el número y el alfabeto y conjugarlos, alumbra el Universo. No hablas en nombre propio; lo que fluye es un discurso otro, fruto de la audición concentrada en un punto-no punto, que al expandirse se torna poema, gesto geométrico, estocada de espada, vibración musical, construcción, demolición y renacimiento. Varita siempre presta a reinventar el mundo, veneno que purga y mata el apego y aviva el furor de la escalada al Origen. Voz que pone voz a la Voz porque ambas se han fusionado. Nombrando lo Innombrable testimonias lo que conoces y lo que ignoras, la huella del Misterio y el Secreto sin rastro de atributo, todo en ti. Tú y Yo son dos pronombres que en la lengua santa valen Uno; lo polar es estrategia que puede derivar en separatividad irreconciliable, cuando en realidad es el más inteligente juego para conocer la identidad entre el Uno y lo Otro. Nunca el discurso es igual aunque el esquema es inmutable. Ir y venir de ti a ti es lo mismo que decir que voy y vengo de mí a mí, o de ti a mí o de mí a ti; igual con la expansión y la concentración, el subir y bajar, disolver y coagular, excretar y extraer el elixir: juegos del Todo en sus dimensiones simultáneas de conciencia, desde las más densas a las diáfanas, las que conviven además con lo que ni tan siquiera quiere ni necesita tornarse consciente de sí.
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Para empezar… Una copa vacía y un buen vino para brindar. ¡Por el Pensamiento! Todavía ahora es posible aprender a pensar. Es posible abrir la puerta sellada de la conciencia, atravesar comarcas internas ignoradas y desconocidas, transitar los senderos que unen el entramado del universo, conocerlos y al conocerlos, conocernos. Muchos son los invitados al Banquete, pero muy pocos los que alcanzan a saborear la hidromiel. Una multitud ni siquiera se ha enterado del convite; a otros, de tanto columpiarse y auto complacerse en vanidades se les agrió el mosto y ahora no les queda otra que tragarse el líquido infecto, mientras se miran el ombligo y se creen liberados de sus ataduras. Pero los hay que se han unido al séquito de Dioniso y Ariadna y han emprendido y realizan un viaje olímpico. Vamos a dar cuenta de este recorrido real, que no por estar circunscrito al mito deja de expresarse a través de seres de carne y hueso. *
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Como una voz en off que va narrando. Así es como hay que tomarse esta primera persona del singular. La utilizo en esta ocasión para destacar que no hablo de cuestiones ajenas, sino de algo que va conmigo y con cada uno de los que hemos subido a la "nave de los locos". Una locura de amor al Conocimiento, eso es lo que nos une.
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Un buen día, no sé cuándo, ni cómo, ni desde dónde, te lanzaste a recorrer el Nuevo Mundo, la tierra que vio tus alumbramientos, muertes y renacimientos. Un viaje larguísimo para cumplir con un destino. La necesidad imperiosa de dejar de ser alguien, éste o aquél con tal o cual acento, y de ser todo, y nada, y todo y nada a la vez. Te sometiste al orden anárquico del universo que se hizo en ti, y de derrotero en derrotero recalaste en la Ciudad Condal. Aquí fundaste el Centro de Estudios de Simbología, y por años transmitiste con lengua de fuego las ideas perennes de la cosmogonía operativa. Aquí has editado muchos de tus libros y la mayoría de números de la revista SYMBOLOS que diriges. Aquí has fundado recientemente la "Colegiata Marsilio Ficino" y el movimiento del "Teatro de la Memoria". En Barcelona se han estrenado dos de tus obras teatrales y una de tus novelas discurre en la ciudad fundada por Hércules. Lazos estrechos unen Latinoamérica con Barcelona y también con Zaragoza, pues algunos de los navegantes se instalaron en la ciudad del Ebro y fundaron allí el CES de Zaragoza, y varios de sus miembros han bebido de las enseñanzas de los dos núcleos, y ahora viajan con frecuencia a la Ciudad Condal para los ensayos de la Colegiata, y el flujo es continuo entre ambas urbes; también con Buenos Aires, y sobre todo con Guatemala, país donde resides y en el que en más de una oportunidad hemos sido acogidos en tu casa. Cada quien ha iniciado este viaje en un lugar "x" de un momento "y". Una intersección que es el punto de partida del viaje mítico y arquetípico en búsqueda de la Identidad que es el Destino. Venidos de aquí y de allí y con interrogantes abiertos en el corazón, dimos o fuimos atraídos por la enseñanza que reuniste y viviste en tu interior, volcándola en charlas, clases y conferencias, o en los escritos que has ido publicando ininterrumpidamente. No es con la persona con lo que conectamos, –aunque
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luego también hemos tenido oportunidad de entablar una amistad y conocer al ser humano franco, directo, amigable y con un gran sentido del humor–, sino con el corpus de ideas perennes y universales que aquí en Occidente están atesoradas en la Tradición Hermética, y que son el motor y el sustento de todo el universo, tradición que aunque muy oculta, has sacado a la luz en medio de la oscuridad de los momentos terminales que vive nuestra civilización. En un mundo donde todo se calibra con los parámetros de lo físico y lo psicológico es difícil, por no decir casi imposible, comprender que puedan existir lazos de unión intelectuales entre todos aquellos seres que participan, no de la corta visión de la individualidad con sus limitadas facultades, sino de la del ser humano según lo ha entendido desde siempre cualquier tradición y cultura sagrada: como un símbolo que reproduce el universo en miniatura, el Ser Universal, con sus planos coexistentes y simultáneos, análogos a estados de la conciencia de una Conciencia única. Desde que iniciaste el "viaje en pos de un destino" que ha comportado la recuperación de la esencia de la Tradición Hermética, apoyado en el legado de muchos de los sabios que la han integrado y especialmente en la labor del metafísico francés René Guénon, no la has dejado de revigorizar día tras día, porque la has encarnado, porque se ha hecho en ti este conjunto de enseñanzas que son expresiones de realidades interiores, de estados de la conciencia o vivencias de índole espiritual. Y las formas de hacerla efectiva no tocan para nada lo religioso, ni el abrazo a otras expresiones de la tradición como sí hizo Guénon con el islam, sino la experiencia directa con la Ciencia Sagrada o la Vía Simbólica, o sea con el símbolo y el mito, revividos en el rito cotidiano, sin templos ni oficiantes, o mejor bajo la bóveda celeste que es el más grande de los templos, análogo al gabinete de estudio del solitario, o al laboratorio del alquimista. Es
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sobre la materia prima de uno que se hace toda la labor de transmutación y cosmización, repites incansablemente una y otra vez, y todos los soportes y vehículos son sólo ayudas para la tarea interna de extracción del elixir de inmortalidad o de la piedra filosofal, desbastado que acontece en el mundo intermediario del Alma, que por supuesto hay que cruzar, guiados por la intuición intelectual, hasta el puerto del Espíritu. Travesía muy peligrosa según también adviertes, llena de enemigos internos y externos dispuestos a impedir estas conquistas que por promover la liberación de toda contingencia acostumbran a provocar miedo, sospecha, desconfianza, pereza, envidia y hasta un odio extremo en aquellos seres de dura cerviz que prefieren el apego a cualquier nadería antes que vivir la Libertad despojada de ataduras. Desde que abracé todas estas ideas he visto a muchas personas que se han acercado a oír y recibir, pero las semillas han caído en pocos corazones; la mayoría se ha ido por donde ha venido, y a algunos se los ha tenido que apartar por ignorancia, porque el amor no les dio, porque su corazón se empequeñeció, se secó y casi pudrió y fueron incapaces de dejar de lado la estupidez revestida de mil disfraces: ya sea el buenismo, la estéril verborrea, la cordura, las maneras correctas, o directamente la maledicencia descarada y cruel. Aunque los que aquí estamos, conformamos una inmensa legión y no cesaremos en esta labor. En el presente libro he reunido una serie de escritos de mi puño que testimonian ese viaje que va dibujando itinerarios del pensamiento, experimentables por cada quien en su interioridad, en pos del abismamiento en el mundo inexpresable de la metafísica. Se trata de algunas reseñas de tus libros, que he leído y releído en múltiples oportunidades y en los que siempre he reconocido una voz del Hermes vivo; artículos publicados o inéditos fruto de la vivencia con todas estas enseñanzas; también los textos de
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varias conferencias en las que he transmitido la experiencia en la vía hermética, ya sea en solitario o acompañada de las palabras y pensamientos de algunos compañeros y compañeras de camino, y unas pocas notas que dan fe de una metahistoria que se expresa en la historia que hoy grabamos con nuestros gestos, voces y acciones. Observo que hay dos obras a las que poco me refiero en todo este material, y que son en realidad aquéllas que escribimos juntos, Presencia viva de la Cábala y La Cábala del Renacimiento. Nuevas aperturas; sólo he incluido una reseña de la primera aparecida en la Revista de Espiritualidad y unos pocos apuntes dentro de algunos trabajos. Y por eso merecen aquí unas palabras. Primero de agradecimiento, por haberme hecho traspasar las puertas de los palacios interiores y adentrado en el universo mágico-teúrgico y metafísico tal como lo han expresado, vivido y reconocido los cabalistas; universo que se recrea en el alma de quien lo conoce, transita, erige, ama, esculpe y derrumba, haciendo de la Cábala y sus enseñanzas un cuerpo de luz que se ilumina en quien lo prende en su corazón. El modelo del Arbol de la Vida Sefirótico es uno de los símbolos que siempre has destacado como fundamental para nuestros estudios y realizaciones interiores; un mapa de ruta axial que permite establecer analogías con todas las ciencias o artes herméticas, una herramienta casi imprescindible para el trabajo teúrgico y alquímico. El, y la simbólica de la Cábala en cuanto a la metafísica del lenguaje y de los números se refiere, está presente desde el primer momento en la didáctica y los métodos de accesis al Conocimiento que has enseñado desde siempre. Y en un momento dado concebiste la idea de ahondar en todos aquellos textos, vidas y experiencias de los sabios cabalistas que fueron pariendo esta pequeña joya en la que hoy nos podemos reconocer, y me invitaste a colaborar en la construcción de ese proyecto ya diseñado en tu pensamiento
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desde hacía mucho tiempo. Y luego, el otro volumen, en el que se resigue la influencia de la Cábala en medios cristianos, protestantes, neopaganos, etc., desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII y su enorme impronta en la expresión del esoterismo aquí en Occidente, que se ha prolongado hasta el día de hoy. Una labor, la de estas dos obras, titánica, que ha acarreado la selección de muchísimos textos, la mayoría de los cuales ya tenías en tu extensa biblioteca, e impulsada por el furor divino y también por la disciplina y el trabajo ordenado, con el reparto de las tareas de escritura y corrección entre ambos, pero que incluso con un océano de por medio, se hiló con ligereza, ayudados por la técnica cibernética que de vez en cuando también nos jugó malas pasadas, pero sobre todo por una mano o aliento invisible que parió en menos de dos años más de 1100 páginas acompañadas de una serie de ilustraciones bien extraordinarias. Me pregunto quién escribió en realidad estos libros… De hecho extiendo este mismo interrogante a toda tu producción intelectual tan fecunda, desbordante por momentos, y a la del grupo que trabaja en torno a estas ideas vertebradoras de nuestra cultura, de nuestras raíces, de nuestro origen que es también nuestro destino. Y esto no es adulación o idolatría porque no se rebaja lo que no se comprende a un nivel puramente humano y se adora a un ser caduco al que se obedece ciegamente como hacen los ignorantes, o los cobardes, los comodones, los soberbios, o los vanidosos, sino que se reconoce la presencia de un hálito invisible y suprahumano que circula por todo el cosmos insuflando su furor y actuando a través de quien lo recibe, lanzándole sus dardos que alumbran y matan, y traspasados todos los velos de la conciencia descorren el del abismo que sumerge en el único ámbito auténtico, tan indefinible que los cabalistas se refieren a él de modo negativo: En Sof, Sin Fin.
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Influir es fluir dentro, sobre y a través de estos espacios, pisarlos con las alas del pensamiento, recrearlos, actualizarlos; por eso los que en ellos nos movemos somos afines, no en cuestiones personales o particulares, sino en las ideas y en los modos de expresarlas, y vibramos y gozamos intelectualmente con esas producciones inspiradas. Eso es lo que sucede con muchos de tus escritos, tanto los puramente doctrinales como los literarios (novelas) y los libretos teatrales. De hecho reconozco que en los dos libros que he escrito en solitario, Mujeres Herméticas. Voces de la Sabiduría en Occidente e Islas Simbólicas. Montjuïc, Mallorca, Buda se produce esa influencia de que hablaba. El primero nació de una puerta que se abrió al leer en Hermetismo y Masonería el nombre y la referencia que ponías de algunas de las mujeres nacidas en el seno de la Tradición Hermética y que trabajaron para vivificarla. Esto, unido a mi primer viaje a ese país tan bello de Centroamérica en el que me diste a leer Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, inició aquella búsqueda de las compañeras de camino tan desconocidas, que finalmente terminó configurando un libro, aunque en primer lugar fue un viaje interno de la mano de esas féminas. Por este motivo incluyo al final un apéndice con una conferencia que las tiene como protagonistas en este "viaje en pos de un destino". De la otra obra no hablaré hasta que salga a la luz, que será bien pronto. Creo que hasta este momento todavía no he pronunciado tu nombre; pero en verdad me pregunto ¿quién eres? Quizás leyendo lo que sigue se irá entreviendo. * * *