Martes 18 de diciembre de 2012 o 03
interludio
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Al frente
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román revueltas retes
¿Y el Estado mexicano? Débil, muy débil…
L
a debilidad del Estado mexicano es de escándalo: el gobierno de Fox no pudo siquiera comenzar el que iba a ser el proyecto de infraestructura más importante de su sexenio. Y, en la subsecuente agitación social, cuando el gobernador Peña Nieto intentó negociar con los pobladores que se oponían, sus enviados estuvieron a punto de ser linchados. Ah, y en lo que toca a aquellos vecinos que sí deseaban que se llevara a cabo la obra porque ésta significaba empleos y oportunidades para ellos, fueron silenciados por los violentos (hablando de “imposición”, mira tú). En Tláhuac fueron
quemados vivos dos policías y las autoridades ni siquiera intervinieron. En la inmensa mayoría de los restaurantes solo te sirven las cervezas de una de las dos grandes corporaciones monopólicas del país y en miles de las llamadas tiendas “de conveniencia” es imposible adquirir bebidas embotelladas por los competidores de la cadena propietaria. Dos empresas se reparten alegremente el pastel de la televisión abierta y una sola es la que controla prácticamente el mercado de la telefonía. Los privilegios laborales de los maestros que trabajan en la educación pública son más importantes que los
derechos de… los niños mexicanos. Es más, en el colmo de la vileza, estos profesores no tienen empacho alguno en dejar sin clases a los chicos durante semanas enteras. Las plazas de muchos burócratas no son ya del Estado mexicano, sino propiedad suya personalísima, vendible al mejor postor y heredable a los familiares directos. El transporte público está en manos de grupos privados que ofrecen un servicio no solo deficiente e indigno, sino peligroso para los ciudadanos. Etcétera, etcétera, etcétera… ¿Por dónde va comenzar el actual presidente de Estados Unidos (Mexicanos)? M
el país del nunca jabaz
cubículo ESTRATÉGICO
controla solo sus lágrimas
motacarlos100@gmail.com
cARLOS MOTA
La Cofeco y los cambios a la Ley de Competencia
E
mpieza a despuntar la polémica en la relación con la Comisión Federal de Competencia (Cofeco), que encabeza Eduardo Pérez Motta, y el nuevo gobierno. Es natural. Los temas de competencia económica son de la más alta prioridad para Enrique Peña Nieto —como él mismo lo señaló al ofrecer una iniciativa para crear tribunales especializados en la materia y al hablar de la competencia en las telecomunicaciones como otra de sus prioridades. Algunas de las ideas expresadas en este tenor habían sido bien recibidas por parte de la Cofeco. No obstante, ahora ha brincado un tema álgido por una propuesta de reforma a las leyes de competencia en la que se modificaría la forma en la que internamente, en la comisión,
se integran los expedientes y se postulan las resoluciones para acusar a las empresas de prácticas monopólicas. Hasta la fecha, el secretario ejecutivo integra los expedientes y los comisionados votan (si hay una concentración excesiva o no; si hay una práctica monopólica o no; si debe imponerse una multa o no). En la reforma propuesta hay una modificación acerca del sujeto que realiza las investigaciones, que ya no sería el secretario ejecutivo, sino alguno de los comisionados, quien llevaría el caso al pleno para ser votado. La Cofeco se ha mostrado públicamente en contra de esta reforma porque, argumentan, se prestaría al ejercicio de una actividad regulatoria política y no técnica. ¿Qué es lo correcto? ¿Un regu-
lador independiente totalmente del Ejecutivo o uno que coordine e integre las políticas antimonopolios a los ejes de acción del presidente en turno? Lo primero está de moda en muchos países: todo mundo ha migrado, paulatinamente, hacia la integración de comisiones de competencia independientes del Ejecutivo. Esta postura, en boga, asume que desde un punto de vista técnico siempre hay un beneficio para el consumidor; mientras que si hubiese vinculación política se pierden beneficios para las mayorías. Creo que es positivo que se esté dando un debate para fortalecer las políticas procompetitivas. Pero no me parece sano prejuzgar que una fórmula de trabajo interna diferente en la Comisión necesariamente lleve a la politización de los casos contra los monopolios. M
en privado joaquín lópez-dóriga lopezdoriga@milenio.com
Que ni se le ocurra al cabrón Se me han ido tantos taxis en la vida por no saber chiflar... Florestán
E
l jueves de la semana pasada apuntaba en este espacio la crisis al interior del PAN, donde están enfrentados maderistas y calderonistas, representados éstos por quienes, parte del equipo del ex presidente, están en el Congreso: en la Cámara de Diputados, Max Cortázar, y en el Senado, Ernesto Cordero, aunque por momentos es más duro Javier Lozano, y de los que forma parte Luisa María Calderón Hinojosa. El punto de rompimiento ha sido la firma del Pacto por México propuesto por el presidente Enrique Peña Nieto, legitimado y respaldado por las dirigencias panista y perredistas, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, que al interior del PRD vive su propio infierno por las mismas razones: el pacto. Sobre la crisis del PAN, le comentaba la semana pasada que Cordero y los suyos no debían pasar por alto que es facultad del presidente de su partido, Madero, removerlo de la coordinación en el Senado, así como en 2008 el entonces dirigente nacional, Germán Martínez, quitó a Santiago Creel de esa misma posición para colocar al mismo Madero como pastor de su bancada. Sobre esa posibilidad, un destacado calderonista me dijo el sábado: ¡Que ni se le ocurra al cabrón…!, refiriéndose a Madero. Y la verdad, desconozco si a Madero se le va a ocurrir sacar a Cordero de la coordinación en el Senado, lo que llevaría a un cisma más profundo en el panismo, que llegaría a la misma bancada que se escindiría. Pero de que hay un rechazo en una mayoría de la fracción para quitar a Cordero, lo hay, y de que Madero tiene la facultad legal de hacerlo, la tiene. Esta tarde, cuando se reúnan los panistas habrán de tomar una posición sobre este tema, fijar paradas y salir unidos, con un gran acuerdo, o enfrentados, si nadie cede. Aunque los panistas han superado crisis mucho más graves que ésta. retales 1. PRISA. Los diputados tienen hasta el viernes, según sus cuentas vacacionales, para aprobar el Presupuesto de Egresos. Hay quien dice que será el jueves para irse ya de Navidad. En el Senado están en lo mismo, el viernes, porque tienen pendiente la reforma educativa; 2. ENCUENTRO. Cuando uno ve la normalidad con la que se reunieron el viernes en Palacio Nacional el presidente Enrique Peña Nieto y el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, durante casi cuatro horas, resulta inaceptable que en los últimos diez años no se hablaran y estuvieran enfrentados uno y otro, Fox y López Obrador, Calderón y Ebrard; y 3. DALLAS. El matrimonio Calderón asistió ayer en Dallas al partido Vaqueros-Acereros. La invitación la hizo el presidente de los Vaqueros a Margarita Zavala. Y les dio suerte: ganaron. m Nos vemos mañana, pero en privado