Periódico 31

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Asociación de Salas de Artes Escénicas

Cuando el ruido se vuelve eco Por: José Ricardo Alzate Ecos Teatro volvió a escena luego de una pausa de cinco años y su regreso parece cargado de un par de notas interesantes. Hace algunas semanas, por el mes de agosto, circuló por redes sociales una imagen que anunciaba la temporada de la obra Caída libre en Fractal Teatro. El diseño y la fotografía, inspirados en los carteles cinematográficos, llamaban la atención. Luego se supo que tuvieron sala llena y me corrieron buenos comentarios de las funciones. Dicho coloquialmente, los chicos de Ecos Teatro estaban “haciendo ruido”. Si usted no ha podido ver una de sus obras es porque como grupo itinerante que son, se presentan de vez en cuando y hay que estar pendiente de ellos para agarrarlos en temporada. Cuenta Andrés Ramírez, director de Ecos Teatro, que los integrantes decidieron hacer una larga pausa de cinco años para ocuparse de asuntos personales, académicos y darse un respiro creativo. Ellos se dedican a montar obras de su autoría y, para lograr tener algo propio qué decir en escena, hay que tomarse su tiempo. Andrés siempre ha tenido una particular afición por la escritura e inquietud por la experimentación. Dice que si en este momento revisa los textos de sus primeros años en Ecos, pueden tener cualquier cantidad de problemas dramatúrgicos, pero que siempre el ejercicio ha sido aprender desde el hacer, siguiendo su intuición. Ecos está integrado, principalmente, por egresados de Te a t r o d e l a U n i v e r s i d a d d e Antioquia. Se juntaron en 2004, poco tiempo después de que Andrés iniciara sus estudios de Teatro. En ese entonces decidió convocar a algunos compañeros alrededor de una idea, y así nació su primera obra, Crisis La obra, que recogía textos muy personales de una relación

sentimental. Del grupo que conformó aquel estreno, al de estos tiempos, ya no queda ninguno, dice Andrés. En 2005 fueron ganadores de una beca de creación con Pop, una obra que abordaba el tema de la drogadicción y exploraba el uso de recursos audiovisuales en escena. De esta época, destaca Andrés, quedaron dos personas que aún trabajan con Ecos: Alma Lopera y John Echeverri, a quien se sumó recientemente Verónica Lopera, actriz que viene del municipio de Entrerríos y adelanta estudios de Teatro en la Universidad de Antioquia. Una de las obras más sonadas de Ecos Teatro es Qué diablos tienen tus labios (2006), con la que el grupo consolidó su propuesta en esa primera fase de búsquedas y exploraciones teatrales, recogiendo las experiencias de sus dos primeras obras. Luego vino Los dedos de Venus (2008) y después de esta obra llegó el momento de hacer una pausa indefinida. Lo que lograron estos años de quietud fue aclarar los motivos estéticos de Andrés y sus compañeros para volver a reunirse: el interés dramatúrgico en las historias que desean contar, el minimalismo, la cultura pop y la estructura aristotélica en su narración marcan la ruta de trabajo: “Dijimos, este es el camino que hemos recorrido, cojamos todo esto y montamos algo que contenga estos elementos”, comenta Andrés, y añade: “en este tiempo no solo nos repensamos como artistas sino como personas y hacia dónde queríamos ir. Por el grupo han pasado personas que han aportado para que esta historia sea posible, pero algunos siempre han estado ahí, constantes, y han levantado grupo”. Andrés se dedicó en estos cinco años a terminar su carrera y a la docencia en Entrerríos, Antioquia; donde sus alumnos, incluso, le sirvieron mucho como laboratorio para aclarar y madurar su propuesta

de dirección y de escritura. Por el momento, para Andrés, Ecos ha sido escuela para montar sus propias obras y no de otros autores, tarea compleja y difícil, cuando lo más cómodo, pensaría cualquiera, es montar obras de otros autores. Andrés dice que en realidad lo hace porque siente que tiene tanto por contar que si no lo lleva a la escena no tendría dónde ponerlo; que si bien está en proceso de formarse como dramaturgo, tiene esa pulsión de escribir que le acompaña desde los seis años y un interés constante por la escena. “Si tengo el gusto, la facilidad y las ganas, además de que he ido aprendiendo técnicamente cómo se escribe teatro, ¿cómo voy a dejar una cosa que escribí de lado? Ecos es la manera de ponerla frente al público a ver qué opina del resultado”, afirma. Andrés se da por bien servido. La buena respuesta con su estilo dramatúrgico da sus frutos, pues ya les han solicitado presentarse con sus obras en otras salas de la ciudad. Pocas profesiones, como el teatro, suelen dar segundas oportunidades en la vida. No deja de ser particular que un grupo que suspende labores por cinco años, retome con esta fuerza su trabajo y tenga un panorama tan alentador. El tiempo de pausa les vino bien para entender que el teatro es lo que quieren hacer. ¡Y no cualquier tipo de teatro! Sino uno de su propia pluma. Al referirse a la estructura aristotélica, Ecos le apuesta a contar historias, llevando inquietudes y temas ficcionales que sean actuales a la escena, un reto muy difícil, ya que se trata casi de competir con los mismos temas que propone el lenguaje cinematográfico. La sinopsis de Caída libre, por ejemplo, expone una situación muy interesante para ver en escena: Un policía y una prostituta quedan atrapados dentro del cuarto de un

burdel discutiendo las posibilidades de escapar, mientras una pandemia de zombies está destruyendo la ciudad y su relación enfermiza no les promete futuro alguno. Estos temas no son habituales en nuestro teatro y este estilo, claramente influenciado por la cultura pop, es la otra posibilidad estética que buscamos ver, más allá de montar a los clásicos del teatro universal o de rescatar dramaturgos de la escena latinoamericana. La obra fue montada en una habitación de doce pasos por doce pasos en Entrerríos. Fue escrita y pensada en un lapso de más de un año y su montaje lo realizaron en dos meses de intenso trabajo, cuando ya tenían todo definido. Luego de estrenarla en junio de este año, de una temporada en agosto, para octubre se presentarán, del 24 al 26, en el Teatro Matacandelas. El tipo de actuación de Ecos es un coctel de influencias. Les interesan muchos autores, principalmente Meyerhold, Barba, Grotowski y Stanislavski, pero lo que buscan es lograr de todas estas mezclas “un sabor rico”, dice Andrés, donde el suspenso es un género que en particular les interesa trabajar a profundidad en sus montajes. Las obras de los grupos de más trayectoria en Medellín hicieron eco en ellos. Consideran que maestros del teatro local como Gilberto Martínez, Cristóbal Peláez y Farley Velásquez los motivaron para dedicarse a este oficio. “Esperamos que de la misma manera, ese eco, ese retumbar profundo del alma que nos hicieron sentir, podamos producirlo en los espectadores, con toda la dedicación y la entrega que este oficio se merece”. Si bien corre como un rumor el creciente interés por su propuesta teatral, también esperamos que este ruido se convierta en un eco que nos mueva y conmueva.


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