EN HONOR AL ESPIRITU SANTO

Page 179

SANM~DO

A LOS ENFERMOS

miento del Espíritu Santo. Era tan fuerte lo que ocurría, que en mis momentos de oración a solas en el dormitorio donde me hospedaron, el Espíritu Santo me revelaba específicamente lo que iba a hacer con las personas, incluso dándome el nombre de cada una de ellas. Después de una semana de estar ministrando, los pastores me testificaron que había muchos enfermos sanados durante las reuniones. Estaban todos tan asombrados por lo que ocurría que me sugirieron hacer la primera reunión masiva de sanidades o cruzada de milagros, con el nombre de Noches de Gloria. Yo estaba muy emocionado, primero por los milagros ocurridos y luego porque tenía frente a mí la oportunidad de hacer mi primera reunión masiva que desde muy joven había soñado. Los pastores me sugirieron hacerlas en el Coliseo Rumiñahui, el cual podía albergar cerca de dieciocho mil personas. Cuando me llevaron a verlo lo sentí gigantesco, y me pregunté: «¿Cómo voy a hacer para que este lugar se llene?». Y la pregunta siguiente fue: «¿Cómo haré para pagar esto?». Entonces me sugirieron invitar a algún cantante famoso para que ayudara con la convocatoria y que la gente viniera, pero yo me negué a esa propuesta. Mi respuesta en son de broma fue: «Lo vamos a hacer sin trucos. Que venga el que tenga hambre y sed de Dios y de su Santo Espíritu, y el que no, no tiene por qué venir». Procuramos hacer todo con excelencia, poniendo lo mejor a nuestro alcance en sonido e iluminación y llevamos por primera vez las cámaras para filmar un programa de televisión. Nadie puso dinero para pagar la cruzada, pero esta fue la oportunidad para la cual, como conté anteriormente, habíamos decidido vender nuestra casa a fin de pagar el evento. Por supuesto que el Señor nos sorprendió al regresar a nuestro país, pues alguien nos ayudó a pagar el déficit de la misma. 177


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.