Alexander berkman el abc del comunismo libertario

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“El ABC del comunismo libertario” de Alexander Berkman

Esto no quiere decir, sin embargo, que tuviesen éxito. Pero como digo, la revolución en Rusia no dio origen a ninguna resistencia organizada y efectiva de la burguesía, por la sencilla razón de que no existía ninguna burguesía o clase capitalista real en ese país. Hubo ciertamente intentos militares, tales como el del zarista general Kornilov para atacar Petrogrado con los cosacos traídos del frente, pero esa aventura fue tan inofensiva, que el ejército de Kornilov se diluyó incluso antes de que alcanzase la capital. Sus hombres se pasaron a la guarnición revolucionaria de Petrogrado casi sin disparar un tiro14. La cuestión es que cuando las masas están con la revolución, no se puede pensar en una resistencia de cualquier enemigo que tenga éxito, ni se puede pensar en la posibilidad de suprimir la revolución. Esa era la situación de Rusia en octubre de 1917, cuando los soviets tomaron el poder en sus manos. El plan bolchevique era conseguir el control completo y exclusivo del gobierno para su partido. No encajaba en su esquema permitir al pueblo mismo que dirigiera las cosas mediante sus organizaciones de soviets. Mientras que los soviets tuvieran por entera la palabra, los bolcheviques no podían conseguir su propósito. Fue necesario, por consiguiente, o bien abolir los soviets o bien ganarse el control de ellos. Abolir los soviets era imposible. Ellos representaban a las masas trabajadoras; la idea del soviet había sido un sueño acariciado por el pueblo ruso durante siglos. Incluso en el pasado lejano Rusia tuvo soviets de diferentes clases, y toda la vida de las aldeas estaba construida sobre el principio del soviet; es decir, sobre el derecho y representación iguales de todos los miembros. El antiguo mir ruso, la asamblea popular para llevar a cabo los negocios del pueblo o de la ciudad, era una de las formas de la idea soviet. Los bolcheviques sabían que los obreros y campesinos revolucionarios, lo mismo que los soldados (que eran obreros y campesinos de uniforme), no apoyarían la abolición de sus soviets. Quedaba la otra alternativa de conseguir; el control de ellos. Manteniendo el principio de Lenin de que «el fin justifica los medios», los bolcheviques no se acobardaron ante cualquier método para desacreditar y eliminar a los elementos revolucionarios de los soviets. Llevaron a cabo una campaña persistente de ataque venenoso y de detracción con el objetivo de engañar a las masas y volverlas contra los otros partidos, particularmente contra los socialistas revolucionarios de izquierda y contra los anarquistas. Sistemáticamente y mediante los medios más jesuíticos trataron de convertirse en el único poder, de modo que fueran capaces de realizar el esquema de Lenin de la «dictadura del proletariado». Mediante tales tácticas los bolcheviques consiguieron finalmente organizar un soviet de comisarios del pueblo, que se convirtió en realidad en el nuevo gobierno, todos sus miembros eran bolcheviques, con dos excepciones sin importancia: los comisariados de justicia y de agricultura estaban encabezados por socialistas revolucionarios, de izquierda. No pasó mucho tiempo antes de que también fueran eliminados y reemplazados por bolcheviques. El soviet de los comisarios del pueblo fue la máquina política del partido bolchevique, que quedó ahora rebautizado como partido comunista de Rusia. Ya sabemos lo que defendía este partido comunista y cuáles eran sus objetivos y propósitos. Claramente confesó su determinación de conseguir la dominación exclusiva bolchevique bajo la etiqueta de la «dictadura del proletariado». Esto fue fatal para la revolución y para su gran objetivo de una reconstrucción social y económica, como lo probó la historia posterior de Rusia. 14

La contrarrevolución real comenzó mucho después, cuando el terror bolchevique y su dictadura estaban en pleno apogeo, lo cual alienó a las masas y terminó en insurrecciones. (N. de A.). 93


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