Num 1 2011 hostos

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Homenaje a Hostos Camila Henríquez Ureña

LAS IDEAS PEDAGÓGICAS: concepto de la educación de la mujer

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artidario decidido de la más amplia cultura femenina, Eugenio María de Hostos creía que “una de las causas que tiene el verdadero hombre para mirar con indignación y desdén a los físicamente hombres que componen nuestra especie, es la indiferencia estúpida con que las sociedades han mirado la educación de la mujer”. Las pocas mujeres que habían podido escapar del círculo de hierro en que las encerraban la tradición y la ignorancia, solamente lograron hacerlo a fuerza de individualidad genial. Hostos quería que, por medio de una educación racional, se hiciera de la mujer lo que debe ser: un ser de conciencia y de razón.

conciencia y conocimiento. Si la mujer latinoamericana viera así guiada su curiosidad hacia lo bello y lo verdadero, muy diferentes serían el objetivo y el impulso de nuestras sociedades.

Hasta el afecto maternal se reciente de la no educación, de la no dirección de las facultades de la mujer, pues ese afecto, el más alto, no lo es efectivamente cuando se convierte en exageraciones y debilidades. Y Hostos pensaba que había casos excepcionales, pero por regla general, la mujer que producía a la mayor parte de los hombres era “esa madre amorosa, extremosa, indiscreta, irreflexiva, que, no teniendo educado el sentimiento, es igualmente “Solamente será la sociedad lo que capaz de morirse si se muere el predilecdebe ser, cuando la mujer, adecuada- to de su alma o de asesinar moralmente al mente preparada, coadyuve a la obra hijo que se emancipa de su despotismo”. general de la vida humana a que estal pedir el desarrollo moral e inmos consagrados todos los seres ratelectual de la mujer por medio cionales… La razón no es masculina ni femenina: es razón, medio orgánico de de la educación, lo que pedía era un indagación y adquisición de la verdad”. cambio radical en la vida: el hijo es en gran parte el resultado de la educación La mujer como miembro de la socie- materna y forma después la sociedad dad, lo mismo que como razón y con- según los principios en que él se forciencia, debe educarse. “Aritmética- mó. Y tal como era, la mujer podía mente, ella es la mitad de movimiento alcanzar una virtud negativa, pero sólo social; mecánicamente, es el todo”; en raros casos la moralidad consciente, que se dé, al todo que inicia el mo- capaz de dar una dirección espiritual. vimiento, la capacidad de hacerlo en

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La educación femenina debía tender a formar la mujer completa. Debía dar a la mujer, además del desarrollo de la razón, la plena conciencia de sus derechos y de sus deberes, como fundamento de la familia y de la sociedad, como miembro de la patria y de la humanidad.

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Y qué decir de la mujer como educadora? Esa era según Hostos su puesto natural, pues la naturaleza ha hecho de ella la institutriz insustituible de la infancia. Pensando en la enseñanza que comienza en la cuna; pensando en los jardines de Froebel, donde los niños son las tiernas plantas y es jardinera la mujer, decía Hostos: “La maestra es el porvenir. Ella habla hoy y se le escucha mañana. El niño, de sus labios persuasivos oye para toda la vida la revelación de su destino”. Creía necesario prepararla para tan alto fin. Al desarrollar para él sus grandes poderes, la mujer llegaría más allá; llegaría a ser, en todo el alcance de la idea, la primera educadora del hombre: “del hombre niño, desde la cuna; del hombre adolescente, por el afecto fraternal; del joven, por la influencia mejorada del amor; del hombre, en fin, en todas las edades, por el estímulo, la influencia y el respeto”.

Destacada ensayista, educadora y crítica literaria dominicana. Se mudó de niña a Cuba, donde ejerció la docencia,llegando a ser Profesora Emérita de la Universidad de la Habana. N

12 2010

Asociación de Maestros


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