Tras la primera ola. Condiciones sociales de los inmigrantes en Castilla La Mancha (2006)

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La distinta procedencia de los alumnos dificulta las generalizaciones. Y esto no es únicamente debido a su origen geográfico, sino a múltiples factores tales como los orígenes socioeconómicos y educativos de sus familias. La clase social es determinante para la preparación de los niños, a quienes se les inculca valores y técnicas de estudio diferentes, y a los que se predispone al estudio así como al éxito escolar de forma diferenciada. Los medios, recursos y oportunidades de que disponen las familias influyen; por regla general las familias con mayor nivel educativo potenciarán una mayor adaptación ya que encuentran en mejores condiciones para manejar recursos, para conocer, solucionar problemas o compensar necesidades específicas de los alumnos. En las posibilidades de adaptación influyen muchos otros aspectos, como el ambiente familiar, el nivel económico o los regresos por fracasos en los proyectos migratorios. Estas vicisitudes pueden crear en los menores conflictos y problemas psicológicos que incidan de forma negativa en su rendimiento escolar. La situación de los sin papeles y el miedo a la expulsión suya o de algún familiar también puede estar presente; el niño ve lo que pasa a su alrededor y se siente afectado por ello, y a todo esto se suma una circunstancia crucial que condiciona en grado sumo el proceso de adaptación: como sencillamente cita un profesor en el estudio de Puerto García Hijos e hijas de inmigrantes marroquíes en Castilla-La Mancha, “las dificultades son directamente proporcionales a la edad de incorporación. Cuando la integración o la incorporación se hace en edades más tempranas, el éxito escolar es infinitamente más grande”.

3.2. Un contacto con los maestros no del todo estrecho Las relaciones entre profesores y padres, el conocimiento mutuo y la comunicación continuada son elementos imprescindibles para favorecer la integración. Del mismo modo cabe considerar la motivación de los maestros. Un profesorado frustrado y con talante negativo hacia unos alumnos que “retrasan al grupo” enredará el proceso, mientras que una actitud positiva, una buena disposición al conocimiento del otro, de sus problemas, de su cultura y sus costumbres ayudará a resolver conflictos, planificar actividades y mejorar la convivencia escolar; en definitiva, facilitará armonizar las relaciones entre todos los agentes implicados y corregirá y perfeccionará el sistema. Lo mismo cabe decir de la actitud de los padres hacia la escuela; en general las actitudes hacia el sistema y hacia el personal educativo son positivas. No obstante, según se nos ha comentado en los grupos, no siempre es fluida. En este sentido es destacable el choque cultural que sufren los padres extranjeros debido a su percepción de un trato relacional demasiado horizontal en la escuela española entre alumnos y entre éstos y el profesorado; tanto, que llegan a inquietarse por una falta de disciplina que provoca cierto cuestionamiento de la autoridad docente y que se teme sea trasladada a los hogares. -Pasó a tercero y llegó y me dijo: “¡mamá, estoy tan asustado!” Y yo le dije “¿por qué?’’ “Todo el salón se perdió, toda la clase, toda la

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