5.
MÚSICO Y PRODUCTOR RADIAL
CARLOS MARIO BENÍTEZ La primera vez @AyCharliePan
que vi a un Beatle
Ojalá no sea la única. Se acumularían una gran cantidad de sonidos desde finales de la niñez en un solo día, en una sola persona, así que ¿para qué ir a trabajar? Les dije que no iría, que ni me llamaran, porque quería prepararme debidamente. Tomé mis CDs, mis vinilos, algunos DVDs, la ropa adecuada, y la invité a venir, aunque para ella no fuera la primera vez porque lo había visto ya, en Colonia, Alemania, dos años antes. El día anterior también lo esperamos en el hotel, hasta bien pasada la media noche, sin lograr verlo; fue una ‘Beatlemanía’ en miniatura, la locura y la algarabía de la multitud, sumada a la excesiva seguridad, no permitió que muchos lo viéramos de cerca. Se vivió una bonita espera al lado de otros fans, con quienes compartimos la expectativa en Twitter, la incertidumbre de la preventa; personas que vinieron desde lugares apartados (como Ocaña y Chapinero Alto) y que fueron convirtiéndose en amigos cercanos. Los Beatles y la música acercan a la gente. Almorzamos, hicimos unos carteles, preparamos cámaras y escuchamos algo de su carrera solista y a los Beatles hasta que llegó la hora de irse. Cenamos en el Estadio, con la famosa lechona de una prestigiosa cadena de supermercados; mientras hacíamos la fila y con
algo de hambre, le dije que me gustaba. Respondió lo mismo. Acto seguido, corrí a la fila del lado, de los souvenirs, compré uno para ella y uno para mí, el libro oficial de la gira. En primera fila, lloré sin freno con “Maybe I’m Amazed” cuando recordé ese cassette marcado a mano y grabado de la radio que registraba una preciosa versión en vivo que grabé a los 13 años; dos horas y cuarenta minutos arrollado por esa locomotora de sonido británica (no su acento, su sonido, que presionaba mis oídos sin hacerles daño). Regresamos a mi casa caminando y compartimos la transmisión de TV con mi familia (ella logró salir en cámara con su cartel), organizamos los souvenirs, y pasadas las dos de la mañana pidió un taxi; en la puerta, nos besamos.