El horror a través de los siglos

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-¿Y bien?- preguntó el capitán más viejo -¿Qué sucedió? El vago tardó antes de responder: -Nicolò fue llevado bajo cubierta, donde pudo descansar por unas horas. Despertó agitado, gritando por causa de horrorosas pesadillas sólo para encontrarse con que la galera real se hallaba aún en alta mar. Sentí pena por él cando me ordenaron conducirlo de nuevo ante la presencia del soberano. “Bien, Nicolò, confío en que ya has recuperado tus fuerzas”, dijo el rey “¿Estás listo para una segunda visita?”. Y el pobre muchacho palideció. Suplicó que no lo obligaran a volver “Majestad, allí abajo vive un ser sin nombre… Ellos me han dicho cosas horribles. No con palabras, sino con… la mente. Me reclaman, quieren que me quede a vivir con ellos en ese mundo horrible. No, majestad, no puedo hacerlo”. Pero el rey le dio a elegir entre dos opciones: bajar de nuevo y volver para ganarse un cofre de monedas de oro, o ser quemado vivo por brujería. -¡Pobre muchacho!- musitó el capitán más viejo. -Nicolò consideró por un momento si era menos terrible enfrentarse a los suplicios de un juicio por brujería o a los horrores que moraban en el abismo, pero creo que finalmente vio en la bolsa de monedas la salida a su onerosa pobreza y la posibilidad de un retiro tranquilo, lejos del mar… como el que yo mismo he anhelado… Él sólo tendría que enfrentarse al abismo una vez más. Decidido, Nicolò saltó del barco, nadó hacia Caribdis y se hundió en al agua.- el anciano guardó un silencio largo y doloroso antes de concluir, Nunca más volvió a emerger. El viejo ebrio terminó su última copa y se alejó de la mesa, dejando a los cinco hombres pensativos y taciturnos. Ninguno lo admitió, pero esa noche, en el viento fiero que viene del mar, creyeron escuchar voces… 67


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