Fotografía promocional.
Lo de Ellos en Málaga Lo del concierto de Ellos el pasado viernes 10 de mayo en La Trinchera es uno de los espectáculos más difíciles de calificar de mi vida. Porque un concierto, lo que se entiende por un concierto, no fue. Un puto circo me parece más apropiado. Hay dos formas de ver la actuación de Ellos: como el superfan que no paró de bailar y que seguro que se lo pasó en grande con las payasadas de Guille Mostaza (Santi Capote no abrió la boca en la hora y veinte que el público estuvo en la sala. Y porque movía las manos, que sino ni eso), con las idas y venidas del dúo y con la pésima calidad de las interpretaciones, y la otra forma en la que uno se queda petrificado ante semejante esperpento de show y decide 4
bailar. Yo opté por lo segundo. Una guitarra que se movía entre 4 acordes, una batería inexistente a base de percusión digital y unos sintetizadores horteras y repetitivos hasta el final. Incluso hubo partes que a mí me parecían pregrabadas. Pero eso no fue todo. También estaba el nulo entendimiento entre los dos componentes, Mostaza tirándose por el suelo, Mostaza dando la espalda a lo más puro estilo Bowie en el vídeo de ‘Rebel Rebel’, un tal Juanjo que subía y bajaba las escaleras para cantar cuando le daba la real gana o Mostaza subiendo a dos del público para cantar. Nadia, la chica del público que se subió, se hizo dueña y señora del micro y cantó una canción de copla, con Mostaza
acompañándole. El chico que también subió se quedó a hacer los coros de ‘Campeón’. Quedó claro que Guille se lo pasa en grande cuando tiene a 30 personas que le bailan el agua y le ríen todas sus gracias, así que optó por seguir con la pantomima que arrancó pasadas las 11 de la noche y sacó su vena más cañí versionando en el escenarios a Bosé, Mecano, Raphael, Camilo Sesto y Miguel Ríos. Y habrá gente a la que esto le parezca bien y vea guay de cojones el pagar por un concierto y que el cantante se dedique a hacer el payaso. Aunque también es verdad que son Ellos, y que igual esa es su función en la sociedad. El crowfunding todavía no se nota, la verdad. Carlos Frías.