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Salud Testimonio

Me tomé entonces un tiempo para leer sobre ortopedia nuevamente. Encontré muchos artículos médicos que me dieron conocimiento científico sobre estadística, epidemiología, innovadoras técnicas quirúrgicas, nuevas y mejoradas prótesis. La investigación médica es interminable. Pero no encontré mucho dónde leer sobre cómo se siente el paciente, cómo es la recuperación y, sobre todo, cómo le cambia la vida el tener una prótesis dentro de su cuerpo. La cirugía de RTC le ofrece al paciente alivio del dolor, tal vez el principal motivo para hacer el procedimiento. También mejora considerablemente el movimiento perdido de la articulación. El 95 % de los pacientes puede esperar que su RTC funcione bien por 10 años, y cerca de un 85 % tiene buen funcionamiento después de los 20 años. Por supuesto, estas estadísticas varían de acuerdo con cada paciente y patología. Por mi parte, debo pensar que en 10 o 15 años estaré nuevamente ante la perspectiva de cambiar alguna de las partes de mi prótesis de cadera. Eso si no ocurre nada extraordinario, y teniendo en cuenta que estoy en las mejores manos profesionales y que las cirugías fueron exitosas. ¿Buen panorama, no? Tomar la decisión de realizar la cirugía me llevó tiempo. Cuando le digo a un paciente mío que debo operar su ojo, lo pienso como algo rutinario, lo digo todos los días como parte de mi actividad laboral. ¡Pero es un ojo! De igual forma, ahora que soy paciente, pienso: ¡pero es mi cadera! Mi glúteo tendrá una cicatriz, mi cadera tendrá algo ajeno a mí. Mi manera de caminar va a cambiar, así como la forma como debo sentarme o bajarme de un carro. Así con todas las actividades de mi vida diaria. Pero luego del pánico vino la convicción en la necesidad de hacer la cirugía. El dolor fue quizá lo que me decidió a hacerme la operación de RTC. Sin embargo, evalué otros tres factores básicos antes de decidirme. El primero: la convicción de que todo iba a salir bien, que ese hilo invisible y delgadísimo entre el paciente y su médico estaba presente, para que la convicción y la confianza fueran sólidas en este proceso. El segundo: la experticia e idoneidad del cirujano. El tercero: la fisioterapeuta que iba a acompañarme durante gran parte de la etapa post operatoria. Hay que decirlo: las primeras seis semanas son duras. Fisioterapia intensa todos los días, seguimiento muy de cerca por parte del cirujano. En mi caso hubo lágrimas de dolor, sudor en las manos cuando llegaba la hora del control médico o las sesiones de fisioterapia, palpitaciones y todas las manifestaciones clínicas de un sistema nervioso simpático gritando de dolor diciendo ¡no más! Llegué a un pico de cansancio, incluso agotamiento físico debido al insomnio por el dolor (diferente al que tenía antes, pero dolor), por tener que dormir solamente boca arriba por orden médica. En esas noches me cuestioné el haber tomado la decisión de operarme. La buena noticia es que nada es eterno en la vida. El dolor cambia, disminuye unos días, empeora otros. Pero después de un tiempo se va, los niveles de energía aumentan, el sueño y en general la vida en todos los aspectos mejora. La demanda de oxígeno en actividad disminuye, y la habilidad para la marcha mejora. Todos estos cambios se empiezan a ver alrededor del tercer mes. 68 Bienestar Colsanitas

Medina empezó a leer sobre ortopedia pero no encontró información sobre cómo es la recuperación de los pacientes o cómo es tener una prótesis dentro del cuerpo.

Cuando se pasa el pico duro del post operatorio el paciente comienza a ver los resultados de la cirugía. Después de casi un año de mi segundo remplazo total de cadera puedo decir que ya estamos en la etapa de evidenciar verdaderamente el objetivo de la cirugía. No era una mujer deportista, eso cambió. Hago fisioterapia y monto bicicleta estática como me lavo los dientes: todos los días. De pronto le bajaré al ritmo, pero nunca dejaré de hacerlo. Pienso que lo único que sostiene ya las prótesis son mis músculos, mi masa muscular; no hay cápsulas, no hay ligamentos, así que lo mínimo que puedo hacer por mi cuerpo es fortalecerlo y ayudarle de la mejor manera a que se adapte a ese objeto extraño dentro de sí. Cualquier paciente acompañado de las personas idóneas en el ámbito médico y del apoyo incondicional de su círculo familiar cercano tendrá un resultado favorable de la cirugía. Eso puedo asegurarlo como profesional de la medicina y como paciente. Quisiera terminar recordando la necesidad de no bajar la guardia con nuestras bebés recién nacidas. La displasia seguirá apareciendo en 1 de cada 1.000 nacimientos, pero si insistimos en la realización del tamizaje y en la ayuda de exámenes especializados, se podrá diagnosticar más tempranamente, y así mejorar la incidencia en la aparición de síntomas en las mujeres alrededor de los 40 años por diagnóstico tardío de la displasia del desarrollo de la cadera, o como se le conoce comúnmente, displasia de cadera. Porque aprender a caminar es algo que debería hacerse sólo una vez en la vida. ¶


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