TU CASA, NUESTRO REINO. El imaginario arquitectónico en el catálogo Ikea España

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“Quería traer color. Sentirme más en casa y no tanto en un hotel…No hay un rincón en el que no te sientas a gusto”. Jane Hovas sobre su

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FORMATO PAPEL

Villa Arabesque en Acapulco (¡Hola!, num. 3068, 29 de mayo de 2013)

En un momento en el que el soporte físico se encuentra en periodo de extinción, donde el material en formato digital es fundamental para asegurar una mínima transmisión de la información, y sobre todo, donde la cantidad de documentación producida y editada es tal que no hay espacio y tiempo suficiente para su permanencia, perduran con gran éxito dos –revistas- impresas cuya finalidad principal es transmitir fragmentos de domesticidad encapsulada a sus lectores. Se trata de representaciones domésticas con alcance y repercusiones masivas. El espacio papel que generan, y sus mecanismos de edición y presentación de la información hacen de ellos unos generadores potenciales de espacios domésticos alternativos, presentando a sus lectores una domesticidad ajena, dispuesta para ser consumida, copiada y replicada en los interiores propios. La estrategia de presentación y comercialización de la revista ¡Hola! y el catálogo del Ikea es fundamental para entender el conjunto global de su ámbito de actuación, su grado de influencia y aportación al concepto de espacio doméstico y al más comúnmente extendido y ansiado término de “hogar”. El espacio papel presenta un nuevo soporte doméstico. Abstrayéndonos de la capa inicial de información, es posible establecer lecturas alternativas, específicas y transversales. Lecturas que pueden ser generadoras potenciales de modos de vida radicalmente distintos a los mostrados. (Lebrero, 2010)

Lo mismo da que se trate de juguetes, muebles, desnudos o escenas de viviendas idílicas. Todos ellos se editan por compresión. La información se transmite mediante la acumulación y superposición de imágenes y textos. No hay vacíos ni distracciones. El estilo gráfico elegido se cuida y se mantiene de principio a fin. Potentes fotografías de colores saturados y brillantes que nos introducen de lleno en perspectivas cuidadosamente escogidas creando un efecto tridimensional. La imagen se sale del papel para transportar al lector a ese espacio y ser capaz de imaginárselo. No solo se ha conseguido captar a un nuevo cliente o a un suscriptor fiel, sino que también se ha añadido una pieza más de un imaginario colectivo. A pesar de no contar con el sentido del oído, o la expresividad de las imágenes en movimiento, el espacio papel todavía es capaz de producir una experiencia completa en el lector. Imágenes a todo color. Brillos y reflejos. El olor de sus primeros usos. El tacto de ojear páginas… una experiencia magnífica para algunos usuarios, y una estrategia perfecta para el marketing de empresas como El Corte inglés o Ikea que encuentran en el soporte físico la inmortalidad de sus pasajeras campañas de publicidad, la facilidad de revisión de cualquier producto y así suplir el más mínimo antojo consumista. El catálogo permite que el consumidor se pueda recrear una y otra vez. [fig 10] portada revista ¡Hola!

21 Todas estas imágenes se acompañan a su vez de breves textos que las refuercen, ya sea a través de títulos, subtítulos, pies de página, descripciones, precios, etc. Añaden una información complementaria a la imagen y rellenan cualquier resquicio de espacio libre. Todo ha de ser muy barroco, tanto que incluso los textos aparecen por encima de la imagen, a modo de cartel monumentalizando la escena. La información puede parecer que está desordenada, dando un cierto aire de informalidad para conectar con el público, pero en realidad cada imagen y cada texto conducen al siguiente. Cada página que pasas muestra otro hogar que te resulta familiar. Muebles, colores y expresiones son el nexo común de todo el catálogo, e incluso con el catálogo anterior.

“El exceso es clave para el éxito de la transmisión”. Roberto Lebrero

La distribución de la fotografía en color de Monroe desnuda a través de toda Norteamérica fue un fenómeno de masas sin precedentes. Hefner había inventado la pornografía moderna: no por el uso de una fotografía de un desnudo humano –algo recurrente en las publicaciones ilegales de revistas Nudies de la época-, sino por el empleo de la maquetación y el color y la transformación de la imagen en desplegable que hacía de la revista una técnica portátil de “apoyo estratégico” –por usar la expresión del ejército americano- para la masturbación masculina. (Preciado, 2010) [fig 11] portada revista Playboy

ESPACIO FÍSICO


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