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L a Fatalísima No . 15

ISSN: 2215 440X

R e v i s t a A ñ o 3

d e

N o . 1 5

A r t e

C o n t e m p o r á n e o

M a y o

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J u n i o

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Karla Solano, 3 MONOS. VÉRITAS. Foto Mauricio Golfín y Carlos Guadamuz. 1


Jos Bregman: Hilos y fibras

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Karla Solano. 3 MONOS, foto Mauricio Golfín y Carlos Guadamuz. VÉRITAS


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Sumario Décima Quinta Edición

Los editores Página 5

Karla Solano: 3 MONOS Página 10

Virginia Pérez-Ratton: Elogio de la ruptura Página 20

Stephanie Williams: Cuadra O Página 30

Alejandra Ramírez: Ahora no somos extrañas, Lori Página 42

Ojeada a las muestras del MADC: Simplemente Paisaje de Alejandro Villalobos y Ciclo C de Orlando Villatoro Página 46 3


Consejo Editor Quirval Otelo E´mundo Chevón Comentarios por LFQ. Fotos en esta edición de Mauricio Golfín, retoque de Carlos Guadamuz, Escuela de Fotografía de VÉRITAS, Adriana Artavia, MADC, y Teorética. Portada Karla Solano 3 MONOS, foto Mauricio Golfín y Carlos Guadamuz.

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Los contenidos de los artículos no reflejan el criterio de los editores. NO Copyright CREATIVE COMMON


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Los editores

Karla Solano. 3 Monos 2018, performance en la Universidad VÉRITAS. Imágenes de Mauricio Golfin; retoques de Carlos Guadamuz, Escuela de Fotografía.

Para la edición No. 15, es importante repasar la producción creativa de cuatro mujeres expuesta en distintos lugares de la capital, y determinar sus rangos de influencia dada sus temáticas que van desde las tensiones de género; a la huella que algunas personas dejan en nosotros; hasta la memoria política e historia del país; o al existencialismo que reverbera en la virtualidad y memoria social; todos son nudos de un tejido que implica reflexionar, y apreciar lo que nos queda en términos educativos, en tanto el arte no se aprende solo en las escuelas, fluye en la práctica cotidiana cuando nos relacionamos unos con otros.

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La primera percepción es del performance 3 Monos 2018 de Karla Solano, realizado el 4 de abril en la Universidad VÉRITAS, organizado por la escuela de Fotografía. En tres distintos emplazamientos disertó sobre la violencia de género, un discurso tan actual y que enciende a los artistas a forcejear con su interpretación; en otro espacio y en oposición al primero se mimó a la artista quien no quería ver, ni oír, ni opinar (los 3 Monos en la mitología oriental antigua), al recibir flores de muchos colores y formas, como congraciándola después de haberla agredido lanzándole tomates. El tercer acto ella misma lanzó una pintura terrosa para reparar con sus propias manos aquellas heridas en el arco en tensión.

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018, Lado V TEORéTica.

La segunda observación es a la muestra Elogio de la ruptura 2018 de la artista fallecida en 2010 Virginia Pérez-Ratton, expuesta en Lado V de Teorética, espacio para recordarla e intentar compren6


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der el designio de la fragilidad delante de las grandes amenazas que atentan contra la realidad, sociedad y política; todo fluyen en un arte construido y expresado con poesía. Trata de reiventariar esos remanentes de las colisiones contra los muros, en la caída de los objetos, o en los altibajos de la existencia. La tercera artista a observar es Stephanie Williams en su muestra Cuadra O 2018 en salas 2, 3, y 4 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), una grieta diferente en este caso en el muro de la historia nacional, al redirigir nuestras miradas hacia los acontecimientos políticos, sociales, culturales e históricos que su-

Stephanie Williams. Cuadra O, 2018. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo.

cedieron en el despacho presidencial del Palacio Nacional entre 1848 y 1859, cuando el Presidente Mora Porras firmó las órdenes, entre otras, para formar filas para la Campaña Nacional de 1856. 7


Alejandra Ramírez. Ahora no somos extrañas Lori, 2018. Sala 1.1 del MADC.

Cerrando esta cuadratura de angulaciones en los discursos actuales del arte, la joven artista Alejandra Ramírez construye un espacio de reflexión acerca de la realidad de exponerse al influjo de las redes, la comunicación y la crítica donde se comparte pero también afrenta: Ahora no somos extrañas Lori 2018, en Sala 1.1 del MADC. Cerramos la edición comentando dos muestras en el MADC, Simplemente Paisaje 2018 de Alejandro Villalobos en Sala 1, y Ciclo C de Orlando Villatoro en El Tanque, Laboratorio de ideas.

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Karla Solano: 3 MONOS*

* El artículo se publicó en mi blog de WSImag.com

En los últimos años y en especial en estas dos décadas anteriores de los dos mil, en las prácticas artísticas se focalizan con insistencia las situaciones de género, en tanto en la misma sociedad incrementa el atropello contra la mujer, las relaciones de opresión y violencia entre parejas; además es sensible la desigualdad, la transgresión intrafamiliar, el acoso sexual en el trabajo y el estudio, y que en el reciente performance de Karla Solano titulado 3 Monos, 2018 organizado por la Escuela de Fotografía, plazoleta de la Universidad VÉRITAS, se trató este abordaje como una cuerda tensa que en tres actos se dieron algunos pasos y reflexión entre la artista y el público asistente, en su mayoría jóvenes estudiantes de esa universidad.

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Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz.

¿Cuáles fueron las repercusiones?, ¿Cómo lo consideró el público y en especial los estudiantes? Conversé con Karla para sentir de su propio pensamiento las respuestas a mis interrogantes. LFQ: En El Trazo de las Constelaciones, Tamara Díaz, escribe respecto a la artista: “Karla Solano ha efectuado un desplazamiento desde el tema del cuerpo como interioridad hacia el cuerpo como superficie y, más allá, hacia lo pictórico mismo.” (Díaz, T, 2003).

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En este nuevo performance 3Monos, 2018, es evidente ese abandono o quizás migración del “templo” que habitas para hacerte superficie, pavimento, pared, virtualidad en tanto el soporte de la imagen es impresión digital, una superficie que en el primer acto iba a ser golpeada, asechada, transgredida por tantas implicaciones psicológicas y sociológicas en tanto personas habían en el espacio interactuando, pues esos gesto de rebeldía e incluso odio -como si en tu imagen se resumiera la sociedad y las normativas que incomodan-, pues se apreciaba en la actitud y comportamiento lanzando tomates con furia o desahogo. Quizás hubiera sido un excelente laboratorio de teoría de la comunicación para el antropólogo norteamericano Ray Birdwhistell estudioso de la kinésica y los lenguajes no verbales y la Antropología de la Gestualidad ¿por qué exponerse a esa violencia? ¿qué sentías tu al sentirte agredida en una experiencia de la virtualidad? Pienso que desde el inicio de mi carrera me he literalmente «expuesto» tal vez en algunas ocasiones con más y menos intensidad. En este caso me expuse a las diferentes expresiones intrínsecas en el ser humano, violencia, odio, amor y ternura. Mi sentimiento ante la violencia es terriblemente negativo esa expresión violenta con los tomates me lleva a reflexionar que no está bien y entonces puedo tener un cambio de actitud y realizar una acción pasiva con las flores. ¿Por qué el título de 3 Monos? Es un momento de retomar la sabiduría antigua de la mitología china para recordar que es mejor no ver, no hablar y no escuchar el mal, sino retomar los sentimientos positivos que nos unen. En tu pieza Espejo Interior 1996, que se expuso en Mesótica II, dejabas atravesar ese “templo” de tu cuerpo por las transparencias del soporte acrílico; filtraba una lectura en profundidad y dejabas ver tu estructura, sistema óseo, circulatorio, 12


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Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz.

Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz. 13


muscular y la desnudez de tu sexualidad. Ahora expones la superficie, la piel, donde se siente primariamente, donde recibes los primeros impactos del clima, o del amor a través de la caricia, en la piel rosa de tu eterna juventud que es la que mora en tu yo más íntimo. En una entrevista que te hice publicada en la revista ESCENA del Arte de la UCR, 2016?) prometiste agregar una nueva capa a esa instalación tan emblemática, ¿no crees que ya es tiempo de agregarla?, y, ¿cuáles implicaciones deberías abordar en esa nueva capa? Mi idea es repetirla cada 15 años como hice con la primera pieza agregada en el año 2010 así será mas notorio el paso del tiempo por dentro y por fuera de mi cuerpo. Dentro de ocho años -si aún estoy viva- agregaré la nueva pieza y dentro de 23 también!

Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz. 14


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¿Cual es tu percepción de la persistencia de esa marginalidad en contra de la mujer, lo que antes llamábamos machismo? Continuamente me preguntan sobre el machismo, yo realizo mi obra desde mi realidad como mujer, madre, hija y sí, he experimentado situaciones machistas en una sociedad que aún no ha superado esto, pero tengo la esperanza de que nuevas generaciones logren un cambio porque desde ya muchos intentamos crear conciencia al respecto. Mientras los chicos y chicas estudiantes lanzaba tomates yo tenía en mente aquel pasaje bíblico de la pecadora a quien perseguían para apedrearla, de ahí la frase cristiana de “!Quién esté libre de pecado, tire la primera piedra!” ¿Qué repercute

Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz. 15


Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz.

de aquel pasaje en tu situación de mujer actual dos mis años después de aquellas vivencias? Algunos tomates eran como pedradas, estaban sazones, me parece que en el fondo asoma la idea del Circo Massimo, o del Coliseo Romano donde la sociedad presenciaba esas cuotas de agresión colectiva. ¿Cuál es tu percepción del asunto? Claro que tiene relación! Me interesa que los espectadores tengan sus propias lecturas y sentimientos al respecto. Durante la acción había mucha gente joven y un aspecto que me llamó la atención fue que al inicio no se atrevían ha realizar la acción y cuando lo hicieron fueron más los hombres que las mujeres quienes se atrevieron a lanzar, no se si esto tiene que ver con el machismo que mencionaste antes.

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En el segundo acto del performance, te invadieron las flores, después de la tormenta viene la calma. ¿Necesitabas esa dosis de afecto, de sentirte mujer, de volver al recinto de los afectos donde tu templo interior sea congraciado? ¿Te sentiste de nuevo en las aguas del estanque de nenúfares como en Ophelia que protagostizaste en Klaus Steinmetz Contemporary (2015) de donde renaciste a la vida de nuevo? Creo que todos necesitamos afecto, no es un asunto de hombres o mujeres, el ser humano necesita amor y claro regresar a la calma. Vi las cubetas con pintura para intervenir tu retrato, ¿como para borrar tus experiencias marcadas en tu rostro, en tu piel?, ¿recubrirlo de un velo?, ¿cuál fue tu percepción de este tercer acto? Era tu gesto, tu fuerza, tu violencia contra ti misma?, ¿contra la cultura y el contexto? ¿contra la sociedad?

Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz. 17


La tercera acción ( las cubetas con agua y lodo) fue en unos momentos violenta y en otros muy suave, la realice para demostrar que es posible curarse, limpiarse a sí mismo y seguir adelante pese a los actos violentos, los que no son reales y las falsas expectativas que tenemos de otros y de nosotros mismos. ¿Hacia dónde se encamina Karla Solano con esos tres actos? ¿Qué sigue? Nunca lo se...pero si pienso que continuaré con los performances y las acciones de los espectadores, creo que el interactuar con ellos siempre ha sido mi interés pero cada vez con más intensidad con el fin de que la experiencia sea más enriquecedora para ambas partes. ¿Qué es la vida para Karla Solano, al calor de esta reciente performance? ¿cuál es tu respuesta? ¿Sí?, o, ¿no? Aunque existan miles de respuestas para cada pregunta, parece que el “no” es la más difícil de emitir. No deberíamos someter a ninguna negociación nuestros principios ni dejar que los demás sobrepasen nuestros límites. Lo importante es manifestar nuestra esencia sin titubear, si deseamos manifestar una oposición, es fundamental sentir la libertad de hacerlo y decir “no”. Los tres motivos que generalmente nos empujan a decir “sí” cuando no queremos, son la culpa, el miedo o la supervivencia. ¿Quiero escuchar cosas que hieren? ¿Quiero hablar mal de cualquier situación? ¿Quiero ver la cruel realidad? La respuesta es no. Para cerrar con este acercamiento a Karla Solano, y aunque dicen que solo las aguas no se devuelven retornemos al título del evento y a los tres gestos que expresan tu rostro, que no habla, no ve, no escucha, pero comunica intensamente como diría Birdwhistell. Concluyamos: 18


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Karla Solano. 3 Monos 2018. Imágenes Mauricio Golfin y Carlos Guadamuz.

Los tres monos sabios Mizaru, Kikazar, Iwazaru significan «no ver, no oír, no decir», sin especificar lo que los monos no ven, oyen o dicen tradicionalmente se ha entendido como “No ver el mal, no escuchar el mal y no decir el mal”. Retomo este pensamiento al realizar tres autorretratos con el fin de transmitir inquietudes sobre la época en la que vivimos; inmersos en imágenes que no deseamos ver, situaciones en las que es mejor no opinar y en la que escuchamos cosas de las cuales nunca quisimos enterarnos. El espectador podrá expresar lo que siente con fuerza y también con pasividad convirtiéndose de esta forma en parte del performance y de la obra. 19


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Virginia Pérez-Ratton: Elogio de la ruptura

Existen artistas que nos marcan, su huella permanece a pesar de su desaparición, queda la obra para sentir su presencia y abrir la clave de la memoria de lo acaecido incluso en el esquema y producción cultural de esos años. Cuando conocí a Virginia Pérez-Ratton (1950-2010), (Premio de Cultura Magón 2009, principal galardón nacional que premia la labor de toda una vida como artista y gestora cultural), la noche de inauguración de Berliner Suite, 1991, en el Instituto Goethe de San José (gracias a un amigo en común que me la presentó, Pedro Arrieta Salazar, también fallecido a inicios de los años dos mil); en ese momento aprecié estar delante a una mujer de pensamiento tenaz y crítico, impresionado al escuchar su posicionamiento respecto al arte de aquellos tiempos, y confrontarlo con la poesía que emergía de su trabajo creativo.

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica.

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Nunca imaginé que años después me invitara a conformar el equipo, junto con el maestro Rolando Castellón - curador jefe-, para el equipo que se disponía fundar el Museo de Arte y Diseño Conteporáneo en 1994, y del cual ella fue directora. Evoco que también me impresionaron sus grabados, motivandome a escribir uno de mis primeros comentarios de exposiciones, publicado en aquel entonces en la revista MÓDULO de la escuela de Diseño Industrial del TEC. Virginia producía grabado en su Atelier La Tebaida, Concepción de Tres Ríos, y recién regresaba de Francia donde se formó al lado de importantes maestros. En 1988 asistió a los talleres de grabado de la Escuela de Artes Decorativas de París, y luego, en 1989, se inscribió en la Escuela Municipal de Artes Decorativas de Estrasburgo, Francia. El conjunto expuesto, de fina temática y factura técnica, enmarcaba una serie de aguafuertes cuyo tema principal eran los platos de cristal y loza; ella, afisionada a la mesa y al buen comer, lo asumía con carácter intimista. Pero, más que artista gráfica ella fue una catadora del arte -dicho con palabras de Adriano reescritas por Yourcenar: “lo encontraba por doquier”. Además de la íconicidad de la vajilla exhibía una especie de muros, integrando papel de color y texturas, como para escindir el rol de la muralla divisoria, en cuyo interior se advertían las tensiones políticas de entonces, fragmentos que liberaban una energía muy suya, su propia fuerza beligerante interpretando ese juego de tensiones movidas por los grandes centros hegemónicos de en22


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Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica.

tonces. Recién, en 1989, nos había sorprendido a todos esta noticia en los medios de comunicación, que tal vez ella repasó pues estaba al tanto de cualquier situación en la estructura social y política: El muro de Berlín, que partió en dos a la actual capital germana y que se convirtió en el símbolo de la división del pueblo alemán durante la guerra fría, cayó tras 28 años de haber sido construido. Dentro de este contexto se recuerda su muestra en Galería García Monge, Rupturas y transferencias, 1993. 23


Quizás, mi percepción liminar de aquellos grabados colgados en las paredes del Goethe, fue como de estar entre dos frentes de batalla, aunque expresados con toda poesía, pero visionaban hacia una lucha más cercana, la cotidiana y la subsistencia. Fraguaba la fragilidad del material impreso, el papel, y la dureza de las placas metálicas donde se graba con ácidos para penetrar ese soporte; fluía la idea de la intimidad, la suya, cultivada como mujer y artista, ante la dureza de las hormas, de los bloques de concreto con que se construyen los muros. Recordé en aquellos instantes el pensamiento de Mitcherlich acerca de las hormas, que construimos o de-construimos al antojo, sin embargo, su dureza nos hace o moldea, y en tanto edifican la ciudad como un espacio de conmoción, al mismo tiempo precariedad, instigan a la discordia.

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica. 24


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La suya era una investigación icónica pero también autobiográfica, desbordaba de la cristalería colapsada, referenciando lo que para ella y para la cultura de la humanidad significó en esos años aquella caída de murallas en los mapas geopolíticos principalmente en Europa-, donde colisionaban las tensiones intrínsecas y extrínsecas al interno de una especie de volumetría cartesiana, que en un ámbito más cercano representaba el constructo de su vida, su casa u hogar, su estudio y espacio de producción. En 1994 fue la ganadora del Permio Único del Salón Abierto de la Bienal de Escultura, Cervecería Costa Rica, Galería Nacional, otra vez acudió a la persistencia de la fragilidad, De vidrio la cabecera, 1994, instalación que parodiaba la canción popular mexicana la cual con-

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica. 25


sistía en un catre de hierro, tendida por una lámina de vidrio, y una cabecera de vidrio también con bordes del mismo material pero decorado. Muestra suyas de aquellos años fueron Fragmentos de Muda 1999-2005; Juego de Muda Incompleto 1999-2003; Fregadero Blues, 1997; Hoja de Vida, 1995. Pecera 2000-2010. La fragilidad femenina y el machismo, y otras tensiones de género se advertían, oposiciones que hoy en día son centrales a los discursos del arte contemporáneo. Con el premio de 1994, volvía a insinuar que hasta para descanzar, remolonear entre las frazadas intentando dormir ante un recuerdo persistente o repasando las vicicitudes de la vida, o hasta al hacer el amor, debemos estar conscientes que todo puede fracturar, caer como los muros y que permanecerán las esquirlas hirientes. En 1997 para la Segunda Bienal de Escultura de la Cervecería Costa Rica, en el Salón de Invitados, expuso un conjunto modular como una especie de vritrinas, donde abundaban los cristales, los espejos, las flores blancas y algunos fagmentos de su cuerpo modelados en algún metal.

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica. 26


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Tamara Díaz, en su libro En el trazo de las constelaciones, 2003, opinó de esta artista: ... algunas propuestas de Virginia Pérez-Ratton remiten a un orden y visualidad cercanos al minimalismo, sobre todo por la serialidad, el montaje modular y la mínima complejidad. Sin embargo, si la propuesta minimalista rechaza toda referencia externa e interpretación metafórica para presentar al objeto en su especificidad, aquí se trata -en cambio- de un uso metafórico del objeto, cargado de referencias autobiográficas y afectivas (Díaz, T. 2003. P.20)

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica. 27


Esa fue la Virginia que conocí, impresionada por las evocaciones que guardan los trajes, otra serie importante de su trabajo, a los cuales agregó una pátina convirtiéndolos en escultóricos, y observar con esa clave la persistencia de la fragilidad, la fragmentación, el romper, anticipaba los signos de aquella enfermedad que la postró a finales de la década de los años diez terminando con su existencia física, pues su legado, permanece y acrecienta en quienes trabajamos a su lado.

Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica.

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Virginia Pérez-Ratton. Elogio de la ruptura, 2018. Foto cortesía de TEORéTica.

En estos día en que visité la muestra Elogio de la ruptura, 2018, Lado V – Centro de Estudios y Documentación de TEOR/éTica, Salas 1 y 2 – 15 febrero – 26 mayo 2018, curada por el equipo de ese espacio abierto por ella a finales de los noventas, afectado por la fuerza de la memoria de aquella energía que liberaba Virginia en donde estuviera, recorrí las salas donde se instalaron sus piezas: cristales rotos, brillos, transparencias, rupturas, fragilidad, espinas. Los cúmulos de copas rotas, platos y cristalería me sugieren la idea de re-inventariar -evocó en esos momentos de escudriñar los caracteres que la construyen al cineasta y artista Peter Greenaway-, en tanto son remanentes de aparatosos choques existenciales cuando caen las cosas y se rompen. 29


Stephanie Williams: Cuadra O

Templo de la nacionalidad En el poliedro de expresiones del arte actual y sobre todo del “arte joven”, Stephanie Williams parece asimilar una labor de palimpsesto; es quien cava entre las estratificaciones del acontecer y una cultura costarricense enmarcada en el preterito, ese que en ocasiones paraciera hasta invisibilizarse, y no ocurre gracias a la visión y compromiso de artistas como ella que la traen al presente al observar la sociedad, historia, crónicas, relatos, costumbres, arquitectura; así, desde ese estrado, valorar una construcción conceptual que podría ser hasta ficticia (pues son modelos de reconocimiento), pero que nos envuelven, punzan, reclaman, en tanto en nuestro pensamiento corre la memoria viva y activa. 30


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Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC.

Vierte en el hoy talvez las ensoñasiones de la patria de los abuelos, cual templo para escenificar su propia intervención artística en el presente: En esta oportunidad es Cuadra Cero, en la cual remover el letargo de contemplar aquellas vicicitudes en lo remoto y empolvado por el ayer. Y afirmo que lo logra, pues al caminar por aquellas rampas, subir y bajas escaleras, nos motiva a ejercitar la mirada crítica, y prepara para ingresar a la penumbra del tiempo. 31


Daniel Soto, curador de esta propuesta, comenta: Bajo esta mirada, Cuadra Cero manifiesta que, desde ese “locus construido por el Estado”- el Palacio Nacional-, se gestaron una serie de discursos oficiales que ayudaron a concebir parte del nacionalismo patriarcal costarricense que aun hoy se mantiene vigente. La propuesta expositiva de Stephanie Williams escarba en la arqueología documental y crea un falso archivo histórico, cargado de ironía, cuestionamientos y solapamientos del poder. (Soto, Daniel. 2018 MADC, brochure de la muestra).

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Como carácter de manifestación conceptual, estas intervenciones no son del todo desconocidas, ya en 2014 nos sorprendió con aquel detalle del friso de la antigua Biblioteca Nacional -que hoy es un parqueo de autos y esas hormas urbanas permanecen-, realizada para la muestra Entre Concreto, curada para TEORéTica por Inti Guerrero; era un modelo en tierra, como la materia irreductibre y por ende ataviada de la identidad de la gran casa donde habitamos todos, el planeta. Para la Décima Bienal de Arte Centroamericano 2016, la artista instaló en la Casa del Comandante en el Museo Nacional -antiguo cuartel de Bellavista-, un inventario documental con fotografías, cartas y decretos que intimaban su intervención orquestada con un sesgo de lo político. Con esta nueva muestra escala más allá de aquellos espacios del MADC, para hacernos sentir en el inmueble mismo del Palacio Nacional, donde otrora erguía el Pabellón y se firmaban los oficios que hoy son como un estamento sagrado, en tanto templan el orgullo de nuestra nacionalidad, y se advierte ese escozor al mirar hacia aquellos elementos elevados en el espacio de la sala III, con pátina terrosa y musgos del tiempo.

Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC. 33


Comenta de nuevo el curador: En 1855 se inauguró, gracias aquel encargo del presidente Juan Rafael Mora Porras, el Palacio Nacional. Situado en la manzana cero (la primera que se traza para marcar el orden urbano) entre la Avenida Central y la calle 2, sería el centro de los tres poderes de la recién fundada República (31 de agosto de 1848), la cual promulgaba ser libre, soberana e independiente. (Soto, D. 2018)

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El acto de instalar esa memoria para atraer sobre sí otras capas o estratificaciones del acontecer nacional, vincula a esta nueva propuesta al suelo centroamericano en tiempos de crisis y acoso filibustero (que no cesa pues hoy detentan otras caretas como las del mismo mercado global). Estimula a pensar que desde ese constructo oficial se firmó la orden de ataque para la Campaña Nacional de 1856, y se hicieron sentir otras instancias del poder -tensiones Norte Sur muy primarias-, pero de las cuales hoy en día somos conscientes. No es trivial que uno experimente o quisiera ahondar más en esa memoria e historia propia, escuchar incluso la interpretación de las notaciones musicales expuestas, y advertir los aplausos de un ayer y una gloria de la pequeña capital San José, apenas destetada de los procesos colonizadores, y en esos años cincuenta del siglo dieciocho alertada por las acciones de Cornelius Vanderbilt, quien puso en alerta al presidente Mora de las intenciones de William Walker respecto al istmo, y desde ahí, de ese punto central capitalino, fraguara la cívica defensa del territorio, pues en el fondo tras aquella bandera de barras y estrellas lo que se buscaba era imponer el signo de la esclavitud. Fundamental ventilar lo histórico y político a través del visor artístico, y esta muestra es un momento preciso para hacerlo. En una entrevista que la crítico y curadora de arte nicaragüense Cecilia Nuín cursara a Virginia Pérez-Ratton, publicada en La Fatalísima 13 de este mismo año, se desnudaron aquellas amenazas del “Destino Manifiesto”, Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC. 35


que motivó la penetración de Walker a nuestras patrias vecinas y a considerar el tema, como uno de los ejes de investigación de la gran muestra Estrecho Dudoso, 2006, precisamente en el eje Noticias del Filibustero: En el Destino Manifiesto se considera que hay gente que no tiene la capacidad para auto manejarse. Y eso era lo que creía Walker, y tuvo que venir a arreglar las cosas. Entonces, hubo una campaña militar que salió de Costa Rica y culminó con la derrota de Walker, el posterior exilio, y finalmente fue fusilado en Honduras en 1857. La campaña de 1856 se llevó a cabo en un momento duro en la historia centroamericana, durante una epidemia del cólera, con ejércitos poco estructurados y matizada por una serie de intereses de Cornelius Vanderbilt, y la ruta del Tránsito. Lo que queríamos con Noticias del filibustero era llamar la atención sobre la complejidad de esa gesta histórica, y traerlo al presente para que la gente hablara sobre el filibusterismo actual y que reflexionara las formas que existen de dominación e intervención. (Nuín, C. Fatalísima No.13. 2018. Entrevista a Tamara Díaz y VPR)

Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC. 36


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Saltan algunas interrogantes al respecto y si bien parecieran salirse del contexto de la intervención de Stephanie Williams en el MADC, resulta concordar con ese interés de conectar el pasado con el presente y varios contextos que en tanto países conforman el istmo centroamericano. Y refiero esto pues desde aquellos tiempos de la memoria cultural, un paso en el ajedrez político repercutía en otros puntos de la geografía de la región: Aquella firma emergida del Palacio Nacional para contraatacar a Walker repercutió en Rivas, donde el ejercito filibustero fue reducido; pero también se marca otro evento histórico con la batalla de San Juancito, un 14 de setiembre de 1856, en la finca del mismo nombre a unos 42 kilómetros al norte de la capital de

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Nicaragua; como también tuvo sus incidencias en Honduras donde el inquieto Walker fue fusilado tiempo después. Pero, ¿a qué se refería Pérez-Ratton con eso de “ruta de Tránsito”, andamiaje que intrincó en la cocuraduría de Estrecho Dodoso, 2006? Y, ¿quién era aquel dueño de ferrocarriles y navieras tan involucrado en la política exterior local, y quien alertó al presidente Mora Porras en su despacho del Palacio Nacional? Para la primera interrogante, en la mencionada entrevista de Nuín a Tamara y Virginia, respecto al título de la muestra de 2006 Tamara acotó: El título salió del mal entendido de los españoles buscando la ruta hacia las Indias y estudios que hicieron sobre Centroamérica como un estrecho dudoso y que nunca lo encontraron. Luego está lo del canal inter-oceánico que ha estado pesando en la historia de Centroamérica.

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Para la segunda interrogación acudo a la entrevista que cursé al gran Rodríguez del Paso para su proyecto Súper Moderno 2014-2015 en todas las salas del MADC, inicialmente publicado en mi blog de Experimenta Magazine; él se refirió a este personaje: … esa confrontación revela el rol del multimillonario Cornelius Vanderbilt, dueño de los grandes ferrocarriles en Estados Unidos y otras empresas dedicadas al transporte marítimo, quién adversa a Walker, y decide poner en aviso a nuestro presidente de entonces de la amenaza y penetración filibustera. ( Quirós, Joaquín Rodríguez del Paso. Súper Moderno. Experimenta Magazine, 2016.)

Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC. 39


Quiero decir, y con eso concluyo con este breve acercamiento al trabajo de Stephanie Williams, el cual me interesa extender en otra publicación, diría que al caminar por esos espacios del museo, no dejé de advertir orgullo por tener una historia que contar a las nuevas generaciones, y sobre todo hoy en día cuando estos temas de la historia política del país parecen estar en el tapete de la producción cultural crítica. Lo expuesto me desafiaba a evocar, a extender los ojos del pensamiento hacia todo la región -como en ese momento miraba hacia todos los rincones de la sala y a cada una de las piezas de ese encadenamiento-, y hasta cuestionar mis saberes acerca de la patria y de terruño centroamericano que ha sufrido embates hegemónicos durísimos, pero aún así mantiene erguidas y ondeando sus banderas. Aunque en el fondo lo instalado solo era un escenario irónico, hasta quizás lúdico y mordaz, instiga a tomar partido, clarificar quiénes decimos ser y cuáles fueron los eventos machacados por tales gestas que solo están en los registros de esta joven artista para mantenernos en la jugada avistando hacia los signos del tiempo y la memoria política de Costa Rica.

Stephanie Williams. Cuadra O. Foto A. Artavia cortesía del MADC. (Detalle) 40


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Alejandra Ramírez: Ahora no somos extrañas, Lori Sala 1.1 Estudio del MADC

Esta joven artista se preocupa por documentar la cotidianidad, suya o de otras personas, captada con los instrumentos de comunicación de hoy, como son las redes sociales, tan inciertos como reales, andamiaje al indagar la memoria social –lo que suscita en término de hechos y actuaciones en esa estructura del no saber o incertidumbre actual. ¿Qué es documentar dentro de ese juego del día a día? Salvar una imagen, copiar y grabar un pensamiente, poner un “like” y atisbar quienes lo comparten, preguntar, responder, juzgar. Documentar es hacer transparentes esas articulaciones de la estructura social y la cultura contemporánea, para que sean evaluadas o revalorizadas constantemente. 42


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Alejandra Ramírez. Ahora no somos extrañas, Lori. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

Entrar a esa sala 1.1 nos requiere contención, medir los pasos, pensarlos a cada intento de ir adelante, considerar cada registro de la mirada, pues son imaginarios pensados para retenernos como espectadores indagándonos así mismos, son una especie de cartilla autoreferencial que debemos compilar y poner la marca o “chek” que implica lo pensado, lo mirado, lo reflexionado y hasta lo concluido acerca de nuestros propios roles actuales en la urbe, a pesar de tanta conmoción en su entorno de vicicitudes, y emprender como visitantes al museo, el reconocimiento del recinto, templo para la meditación y la espiri43


tualidad en esa ciudad que dejamos fuera, pues al ingresar a la sala expositiva vamos a ser confrontados por el pensamiento crítico que produce el arte, y en este caso el de esta joven artista, que nos induce conscientemente a la mirada. Recuérdese que en mi caso ver es una pregunta y el caminar en torno a la sala es un ejercicio del pensamiento crítico que debe ser registrado, leído, seguido como rastro del constante andar entre los vericuetos del arte contemporáneo. La curadora de esta propuesta incluye: Alguien ha muerto. Otro que le amaba acomoda ahora sus pertenencias. Encuentra un diario y dentro de él una fotografía. Es la reproducción de un borroso recorte de periódico que retrata un accidente. No distingue a nadie. En el reverso lee: “No pudimos realmente llegar a conocernos”. Es la caligrafía del ser querido. Saca el móvil, toma una foto y la envía a un chat: ¿me pueden explicar qué significa esto? Llueven mensajes. (Collado, A. Brochure de la muestra, 2018).

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Alejandra Ramírez. Ahora no somos extrañas, Lori. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

La Sala 1.1 Estudio, curada en esta oportunidad por Andriana Collado escribe ese texto tan clarificador de la noción actual de lo mediático, que, a pesar de ofrecernos la libertad de ver e interpretar, como las redes sociales son hoy el más trivial instrumento de dominación en tanto se vuelve también nuestro propio carcelero.

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Ojeada a las muestras actuales del MADC

Visitar el museo implica, en mi caso personal, absorber un cúmulo de estímulos visuales que en tanto son signos anudados por los artistas y la curaduría, contribuyen a la comprensión o comunicación concluida hasta el momento cuando repase cada gesto, textura, señal, concepto, lo cual convierte a las salas expositivas en verdadero cuadrilátero o campo de batalla para la interpretación. Mirar, entonces, es un rastreo de esas emociones, primero, para luego analizar datos y elaboraciones intelectuales que exigen como respuesta un comentario fluido en el cual acreciente el ejercicio de la crítica del arte.

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Alejandro Villalobos. Simplemente Paisaje, 2018. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

Paisaje interior La Sala 1 del MADC en esta oportunidad exhibe la pintura de Alejandro Villalobos, en la propuesta titulada Simplemente Paisaje, 2018, que en lo particular y personal me identifica e interesa, por el abordaje temático del árbol, criatura de la naturaleza que entabla distintas y constantes relaciones con la vida de todos en el planeta; de manera que al contemplarlo desde la pintura, contagia el afán de observarlo como sujeto principal de un paisaje que tiene más de interior, que el construido por el pintor en sus telas.

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Creo que nadie es capaz de representar a estos personajes verdes sin sentir gratitud o respeto, por tanto beneficio cotidiano y en tanto estos son responsables de renovar la atmósfera, generar el circuito del agua, y fijar los gases efecto invernadero provocadores del calentamiento global que tanto preocupa o nos debe preocupar en la actualidad; pero también por darnos maderas, medicina para el espíritu y la salud del cuerpo, repito: tanto como lo hace el árbol. Los conjuntos de columnas instalados en distintos puntos de la capital por parte de Villalobos simbolizan el bosque, atraen nuestra atención con un guiño de lo estético profundo, de manera que cada uno de nosotros los espectadores canjea una de ellas quizás por una esbelta ceiba pentandra, un ron ron (Astronium graveolens), el roble sabana (Tabebuia roceae), el corteza amarilla (Tabebuia ocracea), el cortez negro (Tabebuia impetiginosa), el jacaranda (Jacaranda mimosifolia) no importa cuál sea la especie arbórea o familia botánica en tanto su simbolismo activa nuestra memoria de cuando los vemos florear dentro del paisaje de cada uno, precisamente en estos mismos meses del año en que se abrió la muestra, que es cuando los árboles nos dan ese deleite anual a nuetros espíritus.

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Alejandro Villalobos. Simplemente Paisaje, 2018. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

Explico que en mi caso personal yo no aprecio solo copas de árboles, troncos, ramajes, raíces, epífitas, trepaderas, mugcos, texturas y tersura del bosque; veo el signo que desde su dimensión semiótica enmarca una geografía no física pues es el mapa del alma, donde están plantados una hilera de arbolitos -como un día dijo el poeta turrialbeño Jorge Debravo-, sembrados en el vientre de la madre tierra.

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Orlando Villatoro: Ciclo C / El Tanque, Laboratorio de Ideas del MADC Hoy en día llegamos a un nivel de avance y sofisticación en materia de comunicación informática que es algo impresionante, ejemplo de esto es la conexión que se da entre equipos, como entre la compuradora y el celular a través de la aplicación Whatsapp, cuando el teléfono ya no es solo para llamadas sino una cámara fotográfica nada desprecianble por la calidad de imágnes capturadas y salvadas en su memoria y un medio para compartir información; es suficiente con arrimar este dispositivo electrónico delante de la pantalla del ordenador, para que se rastreen claves y se conecten, trasladando de un sitio a otro datos, imágnes, textos, archivos de voz y de video. Este engranaje comunicativo se da gracias a dichas claves de reconocimiento que permiten almacenar información, la cual al ser rastreada y llevada a otros sitios es decodificada transportándola a su forma original. Motiva a recordar los años noventas del siglo pasado, cuando los científicos enviaron una sonda exploratoria al espacio, con la idea de encontrar formas de vida en otros planetas: Voyager, la cual era portadora de dispositivos de reconociento a través de claves con registros de datos terrestres acerca de la raza humana, su desarrollo cultural, social, político, tecnológico, científico, artístico, de manera que si fuera encontrada, entroncaría dicha conectividad. La propuesta de Villatoro no solo me recuerda su pieza en la anterior ii-2017 Ultra_contaminados, en la cual mostró una instalación SS2 con tales claves e información relativa al planeta, sino también me referencia a la pieza Contrato Social del hondureño Darwin Andino, que en unas placas de cerámica cual sistema de notación o escritura cuneiforme en la antigua Mesopotamia, se leían similares contenidos. Por cierto, nunca trascendió si hayaron al viejero estelar y qué sucedió con esa incógnita de si estamos solos en el universo.

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Orlando Villatoro, Ciclo C 2018. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

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Para esa ii_2017, comenté lo siguiente: La anterior es una obra que me acerca a la del salvadoreño José Orlando Villatoro, SS2 (de la serie código humano), otro elemento de lectura de la identidad y reconocimiento de nuestra cultura actual, tan cercana a los sistemas de seguridad y a la vez sitiado por el video de seguridad; claves al escanear las tinajitas de alfarero, contexto originario tan cercano a nuestras culturas ístmicas y del planeta. (Quirós, L.F. La Fatalísima No, 13. Enero-Febrero 2018) Quizás las características materiales del tanque, la lámina de hierro remachada o atornillada me suguiere esta lectura de cápsula que navega en el insondable espacio de los símbolos, internet y la multidireccional y profunda imaginación del artista. Para esta pieza Ciclo C, Villatoro cambia las tinajitas de barro por las semillas de una fruta, pienso que pueden ser de jocote, pero que también son cápsulas portadoras de una genética botánica que lleva la información de la especie frutal, su sabor, tamaño, color, textura, imagen, que al llegar y hacer contacto con la tierra volverá a regenerar el árbol. En aquel vacío del tanque y la mínima exresión de una instalación, el artista tienen much o que decir y hacernos captar, deteniéndonos ante aquella barra de identificación para rastrearnos mutuamente, el arte y yo como espectador. En curador de la muestra Daniel Soto comenta: La informática es una ciencia que estudia métodos, técnicas y procesos para almacenar, procesar y transmitir información de manera automática mediante computadoras. Por su parte, la genética es un área de la biología que busca comprender cómo se transmite la herencia biológica de generación en generación. 52


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Orlando Villatoro, de manera simbólica representa la primera mediante códigos QR (módulos que almacenan información en una matriz de puntos) y realidad aumentada (información virtual añadida con un dispositivo tecnológico) y la segunda, a través de semillas de frutas tropicales (granos que contienen el origen de la vida) y dibujos precolombinos (herencia latinoamericana). (Soto, D. Brochure de la muestra. MADC, 2018)

Orlando Villatoro, Ciclo C 2018. Foto A. Artavia, cortesía del MADC.

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Prรณximos Eventos

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Marta Albán. Madre Árbol, 2018. Fotografía digital, en Casa Mata, Cartago

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