Libro los grandes caciques de la pampa

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queo... Cuando mi hijo llegue a Buenos Aires, mande llamar...". Pero no nos apuremos. Buenos Aires y el país que no tenían hombres, recursos y disciplina suficientes para enfrentarse con éxito al enjambre de seis u ocho mil lanzas indias de la frontera interior, si tienen ahora energía bastante para enviar contingente tras contingente sobre el Paraguay, es decir, sobre un país infernalmente lejano y malsano y provisto de las mejores armas modernas. Ni decir que el retiro de las tropas de las fronteras con el indio significó para éste una ocasión de oro. La sombra de la lanza de Calfucurá se extendió hasta el Salado y más acá. "Referir los cuadros de sangre y ruina que los indios produjeron desde 1862 a 1868 en las fronteras del interior y de Buenos Aires sería materia de un libro voluminoso apropiado para acongojar los corazones" (E. Zeballos). En 1868, no satisfecho de asolar el mapa bonaerense, cayó sobre La Carlota, al frente de dos mil lanzas. La Waterloo de las tacuaras

Sólo que el tiempo y la historia conspiraban unidos contra él. En 1868 el presidente Sarmiento, consciente como Azara y tantos otros de que la clave de la lucha con el indio duefio del paso austral de la Cordillera está en Choele Choel, manda ocupar esa isla. Calfucurá se siente aludido. (Este diálogo mudo entre estos dos grandes es todo un símbolo).

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