Cinismos Retrato de los filósofos llamados perros Michel Onfray

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Michel Onfi'ay poco de suerte.'* Cuando Alejandro le preguntó por qué le decían perro, Diógenes le dijo: "Acaricio moviendo la cola a quienes me dan algo, ladro contra los que no me dan nada y muerdo a los infieles".-" Probablemente recordando la anécdota, el hijo de Filipo le envió tiempo después una escudilla llena de huesos. Apreciando la pertinencia del presente -se trataba de un alimento para perro-, Diógenes agregó sin embargo que no era en absoluto un regalo regio." En otra ocasión, Alejandro trató de verificar con el cínico el temor que inspiraba, pero pronto se dio cuenta de que estaba perdiendo el tiempo: Diógenes le replicó que nunca le temería puesto que Alejandro no podía ser más que un bien y nadie puede temerle al bien." Como digno discípulo de Aristóteles que era, Alejandro seguramente percibió la sutileza irónica oculta bajo las palabras del cínico. De ningún modo el filósofo, ya encanecido en el oficio, admitiría algún temor ante el joven soberano muy seguro de su poderío. Contrapoder de las exacciones militares, políticas y de cualquier otra índole, Diógenes actúa como un bufón que se arroga el privilegio de decir la verdad al príncipe cuando nadie osa hacerlo y cuando todo el mundo redobla la adulación y la lisonja. Doble en negativo del poder efectivo, el cínico expresa la lucidez llevada al extremo y enseña que el rey está desnudo, que el poder existe sólo porque lo consentimos, lo fundamos como tal y le ofrecemos sacrificios como a una divinidad, y también enseña que todo lo sagrado no es más que una invención de 28. Antonio v Máximo, De fonunaprospera. 29. D. L., Wi. 60. 30. Flor. NoiiaiKcnse. 1555. 31.D. L., \ a . 68. 166


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