EN PROFUNDIDAD
Sólo faltaban los Juegos Olímpicos para acabar de poner a China en el centro de todas las noticias: televisión, radio, periódicos, internet... Los Juegos han sido, por ahora, la última línea del texto: Un texto con matices culturales, políticos, controvertido, de derechos humanos, de inversiones extranjeras, de un gran mercado... En resumen, el interés por China viene de bastante atrás y es oportuno proponer algunas reflexiones. BENJAMÍN BASTIDA
Catedrático de Política Económica y Estructura Económica Mundial Grupo de Análisis de la Transición Económica (G.A.T.E) Universitat Barcelona Fotos: Archivo Catalunya Empresarial.
U
na primera aproximación superficial a China produce sorpresa. A medida que uno va conociendo más, supuesto que no limite su mente a aspectos muy concretos (¿qué negocio puedo hacer, qué ciudad quiero visitar...? ) las sensaciones son una combinación de admiración y desconcierto – esto es nuevo, es enorme, cómo es posible que hasta ahora
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no lo haya conocido – una sensación de estar ante algo que desborda por sus cifras y por su singularidad, lo que hasta ahora parecía abarcable. No es fácil hablar de China, de su evolución y sobre todo de su futuro. ¿Cuáles son los elementos que causan esa sorpresa? Voy a tratar de enunciarlos como en una especie de decálogo. Después, pasaré a comentarlos.La tasa de crecimiento elevada y sostenida a lo largo de una treintena de años. La modernidad, el diseño, de las construcciones recientes, rascacielos, etc. El parque automovilístico casi completamente nuevo. Los parques industriales. La tremenda contaminación en las grandes ciudades. Las condiciones de trabajo de los obreros de la construcción. La pobreza que se percibe al avanzar hacia el interior del país. Las enormes dimensiones de lo
que aquí sería un cibercafé... y la censura qué, según dicen, actúa sobre determinados buscadores. La política del hijo único y la cantidad de adopciones de niñas chinas por parte de extranjeros. El potencial de fabricación y exportación de las empresas chinas en los sectores del textil, calzado, accesorios de hogar..., pero también en bienes de consumo duradero, aparatos electrónicos. La desigualdad casi insultante entre las regiones costeras y el interior. Cuando uno sabe un poco más, la creciente penetración de China en África y Latinoamérica. La simbiosis que parece estable por el momento, que ya dura más de treinta años, entre mecanismos y comportamientos de mercados, de capitalismo, y partido único comunista. Y otras más... Si a estas cuestiones simplemente enunciadas les ponemos cifras, los contrastes llegan a desbordarnos.