El liberal Metropolitano 15 de septiembre 2016 2

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ESPECIAL ECONOMÍA vendedores ambulantes a no permitir más la corrupción. “Y si es producto (el dinero) de extorsiones a establecimientos mercantiles, ambulantes o cualquier otro tipo de negocio, lo reclamen, vengan porque lo vamos a devolver, denuncien a quien los está extorsionando o a quienes creen que va a ser igual”. Afirmó que mantendría su lucha contra la corrupción y prometió que en 100 días se verían los cambios y que pondría al descubierto los mecanismos institucionales de corrupción. Los mismos empleados de la demarcación, comentan con sorna que en esta ocasión, “el niño” pudo haber sido recibido por Pedro Pablo, quien por el “puente patrio” no tuvo tiempo de entregarlo. Un mes después de que despreció al “niño”, Ricardo Monreal aseguró haber desactivado una bomba que había sido dejada en las inmediaciones de la demarcación, lo que le valió que el mismo personal le adjudicara el mote de “El Súper Monris”. Por otra parte, la polémica fama del clan Monreal Ávila, inmerso en un ambiente de negocios ambiguos, compadrazgos ventajosos, antagonismos políticos y hasta presuntos vínculos con el narcotráfico, data desde su natal Zacatecas, donde al menos cuatro de los nueve hermanos Monreal se mantienen activos y con aspiraciones políticas. Los hermanos Ricardo, David, Saúl y Rodolfo Monreal Ávila, han sido cuestionados una y otra vez por diversas causas, tanto políticas como laborales, financieras, familiares y hasta penales, sin embargo siempre han salido airosos de asuntos tan espinosos como el aseguramiento de casi 20 toneladas de mariguana en una de sus empresas. Quizá su peculiar manera de desenvolverse no hubiera trascendido y muchas de sus actividades no serían conocidas, de no ser por un “favor” político que pretendió hacerles el Gobierno Federal, a través de Gobernación, el CISEN y la PGR, llevando la voz cantante el ahora ex procurador, Jesús Murillo Karam. Resulta que, de acuerdo a la averiguación previa AP/PGR/SEIDO/UEITA/043/2013, el 3 de abril del 2013, agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, descubrieron “casualmente” una conspiración para asesinar al entonces diputado Ricardo Monreal y a su hermano, el senador David. Las autoridades aseguraron en su informe, que escucharon una conversación telefónica en la que hablaban dos individuos que se ponían de acuerdo para matar a los legisladores. Lo informaron al entonces director general jurídico del CISEN, Víctor Emilio Carzo Cabañas, quien notificó a la Policía Federal Ministerial que en el hotel Prim, en la Ciudad de México, se encontraban hospedadas dos personas armadas, quienes planeaban ejecutar al senador (el senador era su herma14

no David) del PT Ricardo Monreal Ávila, el jueves 4 de abril. “Motivo por el cual se hace de su superior conocimiento, ya que podría tratarse de conductas constitutivas de delitos”, señaló el oficio PGR/PFM/DGIPAM/IT/9719/2013, dirigido a la corporación federal. Se inició la investigación por, “un posible atentado que se planea en contra del senador Ricardo Monreal Ávila y se identifica a los agresores: Un grupo de presuntos sicarios pertenecientes a la organización criminal de Los Zetas, originarios del estado de Zacatecas”. Según el informe PGR/PFM/DGIPAM/ PD/9721/2013, elaborado por los agentes Israel Sánchez Uribe, Jonathan Pozos Naranjo y Juan Antonio Flores Hernández, se realizó el operativo para capturar a los que matarían a los hermanos Monreal y se detuvo a José Luis Vázquez Delgado, alias El Chato, y a Juan Carlos Esqueda Hernández. Las autoridades dijeron en esa ocasión que los detenidos se mostraron prolijos en detalles de su vida delincuencial, que aceptaron formar parte de “Los Zetas” y que habían sido contratados por el empresario chilero, Arturo Guardado Méndez, para que asesinaran a los hermanos Monreal. El móvil, según los locuaces detenidos, era la venganza ya que desde el 2 de febrero del 2011, el hermano de Arturo, Juan Carlos Guardado Méndez y el chofer de éste, Francisco Vázquez, fueron secuestrados por órdenes de Saúl Monreal Ávila y pese a que se pagó el rescate nunca aparecieron. Esa versión la confirmaría Murillo Karam y abundaría en detalles, señalando que a quien querían matar primero era a Saúl, pero como éste siempre estaba protegido, optaron porque fuera Ricardo o David, o los dos, que andaban desprotegidos en la Ciudad de México.

Ricardo no dio declaraciones al respecto, luego de la detención de quienes hubieran sido sus victimarios, toda vez que el atentado, o la venganza según Murillo Karam, no se consumó, pero David sí habló hasta en rueda de prensa. Dijo que a su hermano le avisaron por teléfono que habían detenido a dos personas que lo querían matar, pero que también tenían la encomienda de asesinarlo a él. Los presuntos y fallidos sicarios fueron detenidos, entre ellos también Arturo Guardado y enviados a prisión. Hasta ahí todo iba bien, pero los procesados, una vez ante el juez de la causa, se retractaron de sus acusaciones, dijeron haber sido torturados, negaron ser de “Los Zetas” y demostraron ser trabajadores de la empresa de Arturo. Para analistas y expertos políticos, el objetivo primordial del caso del frustrado atentado, convirtió en víctimas a Ricardo y David Monreal, y, de acuerdo a la Ley General de Víctimas que prohíbe criminalizar a las víctimas, de facto impidió que se investigara a los Monreal por el secuestro y desaparición de Juan Carlos Guardado Méndez. Es decir, con la nueva ley, el fuero legislativo, el manto político de opositores al gobierno y la campaña mediática desatada a raíz del intento de su asesinato, convirtió a los hermanos Monreal en ”víctimas intocables”. Pero fue entonces, cuando comenzó a destejerse otra historia muy diferente a la planteada por el procurador Murillo Karam y salieron a relucir muchas interrogantes. ¿Por qué nunca apareció Juan Carlos y su chofer si su familia pagó el rescate exigido por sus raptores? ¿Hubo diferencias políticas o empresariales entre el ex alcalde de Fresnillo y quien sería su suplente? ¿Qué clase de negocios tenían los Monreal y los Guarda-

El Liberal Metropolitano/ Septiembre 2016


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