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Atenea · Número 30
E C O N O M Í A
por Francisco Pérez Muinelo
ECONOMÍA Y DEFENSA
Se analiza la relación entre economía y gasto en defensa en España. A tal fin se examina cuál es la posición española en el contexto de la economía y del gasto militar mundiales. Igualmente se puntualizan algunos aspectos de la interacción entre gasto en defensa y desarrollo económico.
EN ESPAÑA
S
in defensa, seguridad y confianza no puede desarrollarse una actividad económica normal. Durante siglos las costas del levante español estuvieron paralizadas al estar sometidas a las continuas razias de los piratas berberiscos; las numerosas torres de vigía que se conservan en el litoral mediterráneo nos lo recuerdan. Los pueblos se construían dejando una distancia de seguridad de varios kilómetros hasta la costa, de forma que, en caso de un ataque, se tuviera tiempo de huir hacia el interior y ponerse a salvo. Se calcula que unos cinco mil cristianos europeos eran capturados anualmente y vendidos como esclavos en el norte de África. Sólo con la desaparición de los piratas berberiscos pudo recuperarse la actividad económica y los pueblos y ciudades se pudieron acercar a la costa. De la misma forma, actualmente la actividad económica requiere una garantía de seguridad para mantenerse y prosperar, en especial dos factores fundamentales para nuestra economía, el turismo y la construcción,
y cuya actividad se desarrolla en gran parte en las costas. El turismo, que en el año 2000 suponía el 11,6% del PIB, ha ido descendiendo hasta el 10%, si bien parece estar reactivándose ayudado por la inestabilidad de la seguridad provocada por las revueltas políticas en los países del norte de África. La crisis del sector de la construcción, que en el año 2005 aportaba un 11% del PIB, le ha obligado a reducir su actividad a menos de la mitad. No obstante, en la actualidad se estima existen unas 900.000 viviendas nuevas sin vender, un 80% de ellas en la costa del Mediterráneo, en espera de ser adquiridas, como segunda residencia, principalmente por extranjeros. Hay que convenir que para que prosperen los sectores aludidos, turismo y construcción, se precisa de buenas infraestructuras y disponer de unos créditos que faciliten la actividad comercial, pero es evidente que, sin una seguridad que proporcione confianza, la clientela, fundamentalmente extranjera, no acudirá, como ha mostrado la inestabilidad del norte de África.