buques combatientes». Siempre en el mismo tenor, se destacaban las difi-
Para algunos la guerra fue la posibilidad de volver a salir a las calles a hacer
cultades para un bombardeo naval de las posiciones argentinas en las islas
política. Para otros se trató de realizar acciones solidarias en el marco de
Malvinas. Esto se señalaba «pondría a los buques de la Royal Navy dentro
una tradición patriótica. Durante los días que duró la guerra, además de las
del radio de los aparatos de la defensa aérea argentina».
movilizaciones, hubo una gran cantidad de acciones colectivas de apoyo a los soldados. Jorge Folonier dice: «Creo que había un pseudo acompa-
En cuanto al desembarco, se estimaba que «para intentar una operación de
ñamiento del pueblo para con los soldados, no era un acompañamiento
ese tipo, son necesarios entre cuatro y cinco atacantes por cada hombre
total. Indudablemente no se podía decir “estoy en contra de la guerra”, no
que defiende y en el supuesto que los efectivos argentinos en las islas es de
se podía salir en los medios y decir “a los muchachos los van a matar”. Los
alrededor de cuatro o cinco mil hombres, pudiendo llegar en los próximos
medios de comunicación fueron cómplices de todo esto, incitaban a la
días a los nueve mil hombres, los británicos necesitarían movilizar una
gente a pensar que era otra la realidad».
distancia de trece mil kilómetros por lo menos treinta mil hombres». El 2 de abril José Iglesias Rouco había escrito en La Prensa que «por primera vez
El festival televisivo de las 24 horas por Malvinas fue uno de esos momentos
en muchos años, un gobierno argentino hace algo, y además lo hace bien».
de participación. Mientras tanto, el Canal 7 mostraba imágenes de nuestros jóvenes sonrientes, realizaba la «maratón» por Malvinas, y la revista Gente
El 30 de abril, el presidente de los Estados Unidos anunció formalmente el
titulaba a los cuatro vientos «¡Estamos Ganando!». También desde Monte
apoyo de su país a Gran Bretaña. Este fue un duro golpe para el gobierno
Caseros se enviaron alhajas para ayudar al gobierno y se reunían ropas y
militar argentino que pensó que la superpotencia se mantendría neutral por
comestibles para luego mandarlos por encomiendas. En esa época no exis-
tratarse de dos países amigos. El 1º de mayo, Gran Bretaña inició los bom-
tían en la ciudad otros medios de información escrito, radial o televisivo alter-
bardeos a Puerto Argentino. Dos días más tarde se produjo el hundimiento
nativos a la televisión oficial y algunas pocas radios de ciudades cercanas.
del Crucero General Belgrano con un saldo de 368 muertos, decenas de
Esta información resultaba la única conexión con la «realidad nacional». Sin
desaparecidos y heridos. Cada argentino que haya vivido aquel tiempo
embargo, los vecinos aún hoy recuerdan que sintonizaban la estación radial
en las calles de su ciudad recordará sus propios momentos. Pero en el
uruguaya de Bella Unión, ya que ésta recibía las noticias desde la BBC de
conjunto predominaba la sensación de victoria, alentada hora por hora por
Londres. «De esa manera sabíamos lo que realmente estaba pasando»,
los trascendidos y por las opiniones volcadas desde todos los canales de
comentan algunos pobladores.
información pública. El país no estaba preparado para lo que luego ocurrió y ello es, sin duda, un elemento importante en la historia. Como podía leerse
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Un papel importante en la difusión lo cumplieron los radioaficionados, que
en el diario La Nación: «Con la mayor serenidad, sentimos todos el orgullo
no sólo escuchaban las estaciones de otros países, sobre todo europeos,
de ser los contemporáneos de un rescate que nos ha vivido en la sangre
sino que también se comunicaban con las islas. Al respecto Jorge Folonier
colectiva en calidad de un mandato de nuestros antepasados».
contó que «como yo era del Arma de Comunicaciones de la Marina, nos