LIJ Ibero. Revista de Literatura Infantil y Juvenil Contemporánea 1

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no se queda en un lugar más de tres días y, si bien hace preguntas, procura no involucrarse en asuntos ajenos (véase la figura 1). La gran mayoría de las aventuras de ambos viajeros no ofrecen experiencias transformadoras en sentido estricto; no cambian necesariamente su forma de ser, de actuar o de pensar, excepto en puntos muy estratégicos de la historia. Lo interesante es que la estructura y el contenido de la novela sugieren una subversión de las corrientes neo-románticas de libros para jóvenes. Si consideramos que el neo-romanticismo es “… una búsqueda nostálgica, ligada al deseo de educar para la paz, fortalecer lo humano y sus valores. Una visión utópica y un regreso a lo natural para contrarrestar la crisis” e incluye fronteras borrosas entre la realidad y la fantasía para dar pie a lo maravilloso (Guerrero, Posmodernidad 89), veremos que cada viaje de Kino nos muestra la inexistencia de ese ideal. Entre Fig. 2. Ilustración de la portada del octavo volumen, donde Kino tiene tantas formas de existir, no hay ningún origen al qué aferrarse, el apariencia de un niño; reproducida en mundo sólo es enorme, lo cual lo vuelve extraordinario.6 Japanese Comickers 2 (Tokio: Collins Design/Comickers Magazine, 2006; impreso; 66).

La herencia de Kino –Un nombre y una identidad– La identidad de quien viaja poco importa al principio del libro original japonés. Los primeros capítulos nos presentan secuencias de paisajes y discursos, ora similares, ora opuestos. No es sino hasta que hemos acompañado a Kino por varias aventuras que nos empezamos a preguntar sobre el origen de su carácter sereno, su tremenda habilidad con el revólver (a pesar de ser tan joven) y sus reglas de viaje. Su apariencia parece muy normal: tiene el cabello corto, usa ropa oscura, botas, gafas, maneja una motocicleta y usa el pronombre personal ‘boku’.7 Sin embargo, en cada capítulo y en las ilustraciones hay pistas que nos hacen dudar de quién o qué es en términos de género (véase la fig. 2).

Semejante noción está contenida en el lema de la novela que reza: “The world is not beautiful, therefore, it is.” (“El mundo no es hermoso, por tanto, lo es.”) (Sigsawa). 7 En japonés, el pronombre para la primera persona del singular varía de acuerdo con la condición y contexto del emisor. Por ejemplo, las mujeres, a cualquier edad y en cualquier ocasión utilizan el pronombre ‘(w)atashi’ (los hombres también lo hacen para hablar de sí mismos de manera muy respetuosa). Los varones (niños y adolescentes) suelen utilizar ‘boku’ en su discurso diario o en un ambiente informal, o bien usan el pronombre ‘ore’, sólo en discursos muy familiares o vulgares. 6

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