El almirante don Manuel Blanco Encalada

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EL ALMIRANTE BLANCO ENCALADA

cuna, nacido de siete meses. jCoincidencia singular! Ese hijo de un oidor español de cuatro reinos fué el soldado y el libertador de esas mismas cuatro repúblicas; porque Blanco Encalada militó en el Plata, en Chile, en el Perú y en Bolivia. Sin embargo de esto, ese mismo cosmopolitismo hizo sombra á la carrera, esencialmente chilena, del hijo casual del Plata. El general lo c o nocía, y siempre que relataba ciertas amarguras de su vida, como su renuncia da la Presidencia ó el fracaso de Paucarpata, solía exclamar con iro-

nía:—Mi mayor defecto no es mi sordera, sino no haber sido bautizado en la catedral de Santiago. En esta sola frase, el general Blanco probaba que conocía bien á los chilenos y, particularmente, á los santiaguinos, estos castellanos viejos de la Nueva Extremadura. Su madre era una noble matrona chilena, hermana del patricio D. Martín Encalada, mujer de grandes dotes morales, y que llevaba además su moño tan alto como el copete reglamentario del oidor su esposo. En la exposición que se llamó del Coloniaje, en 1873, se mostraron las blondas de oro con que doña Mercedes Encalada asistió en La Paz á la jura de Carlos IV, y también la colcha de seda carmesí que cubrió la cuna de su último hijo.


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