Descripción de la Patagonia

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distancia era grande, que la travesia 6 desierto era n i i paraje horriblt., qne iba B perder 1)robablemente inis caballos, q n e miichos so Iiabiert iniierto de hanibre, y picli6nclome a1 inisnio tiempo qne prestarci niis caballos k algiin otro. Cont6 que 61 inisrno liabia empleatlo c h e dias crt crnzar ese pnraje, que se habia visto obligaclo k abandonar n n c:~balloy la montnre y arreos del qiie le qnedaha, y con gran peniiria, mncvto de hanibre, A pie y nrreanclo si1 caballo casi reventado, Iiabia hecho el cnrnino liasta im estableciiiiieiito. TambiC-n,iin indio j o w n qne Iinbia pur tido con la intention (le atravesar el desicrto se h a k h pertlido, j 7 el (&:Iciqne dijo en tono inipresionante : << A11B e s t h aliora sm hnesos. >> Mi propin experiencia me liizo rerificar m6s tarde una [le esas afirmaciones, 1%cle que 10s cliaiiares 6 cspinos blanoos crecinn A la altnra de la cabeza del caballo y tlestrozaban las mantas de 10s infortnnados jinettw que se abrian paso 1)or entre ellos. Sin embargo, persisti firmemente en mi primera iiitenci6n de ir, como habiainos conveniclo con C-1 mismo, l k vando en inis propias manos la carta que habia escrito j y por fin se clisp w o qne, a1 llegar h Margensho, Meiia, Nacho y yo einprcnclihimos nuestros viajes como cliasques. El verdxlero m o t i w qne tenia Casimiro para procurar disnadirme era la desconfianza, porqne en dos 6 trcs o c : ~ siones habiamos estado en tlesacnerdo, y una w z liabinmos venido casi A las manos : cle modo que temia que. a1 Ilcgar yo :i Pat:tgones, trabajam contra sns intereses y liablara mal de 61. Mefia, que me habia tornado mncAio apego, se ofreci6 con el prophito (le vigilar A Xacbo, qne era, mi b8te noire y en el qne no podia confiar. Llevaclos estos arreglos A una conclnsi6n satisfaxtoria, frdtnos a1 tol(lo cle in amigo. don& presenciamos la oeremoniar que h i m el doctor para curar una criatnra enfenna, cspecialmente la parte relativa 6, 1i1 pintara con ocre rojo y a1 sacrificio y comicla de iina yegua blanca. En esa ocasicin, 10s padres invitaron solemnemente k 10s principales jefcs y 6, sus parientes y ainigos, J- la cereinonia empez6 de esta nianerii. Todos 10s hombres estaban sentados 6 cle pie, formanclo un circulo ert enyo centro liabia toinntlo asiento la m a t h con In criatnra en sns brazos. El doctor entr6 entonces, y bajo si1 clirecci6n la rnaclre lint6 a1 em fermo, de pies B cabeza, con arcilla blanca, mieiitras el briijo maacu1lab:i unos conjuros j terminado C-sto, el doctor desaparecih por 1111 par de minntos para volvcx tr:tyenclo en l a mano una bolsa de ciiei-o aclornada : : h i 6 estn bolm y sac6 (le1 fondo de ella unos amiiletos cuidadosamentc. envneltos en harapos, y, despnbs de liacrr con ellos unos cnantos juegos cle innnos misticos, 10s gn:rrcl6 otra JTez en la bolsa. Lcl tom6 tlespni's 12% criatura ;ila inactre, y palmehnclole snavemc~nteel crhneo niientras mascullnba algo en voz baja, meti6 cn 1:t bolsa clop 6 tres r e za (le1 enfernio, y devolvi6 l u ~ g ola criatnra h sii madre. Trajeron entonces una yegiin blanca, y mi qiw la liubieron Ilenarlo todir de miarcas (le


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