Casapalabras 30

Page 37

Sí. No es gracioso. No, no lo es. Es sólo coincidencia. También la forma en la que Lucio y yo comenzamos a salir fue una suerte de coincidencia. Él pertenecía al grupo selecto dentro de la preparatoria. Todos vivían en la misma colonia, habían estado juntos desde el kínder en el Colegio Americano y caminaban por los pasillos con la confianza de poseerlo todo. Eran como Lucio, de buena cuna, de narices pequeñas y respingonas, dientes blancos y odontológicamente alineados, cabellos rubios y perfecto acento al hablar inglés. Lo único que no poseían era la preocupación por su futuro ya resuelto. Henry Morgan y yo, por nuestro lado, pertenecíamos al resto. El resto era un grupo amorfo, donde lo mismo se conjugaba el sobrepeso que la piel morena o los dien-

tes un poco chuecos. No teníamos auto propio: nos dejaban nuestros padres por la mañana, o bien, tomábamos el transporte público. En mi grupo la ropa no era de marca ni de última temporada, y todos veníamos de escuelas privadas para la clase media, o bien del sistema educativo oficial. Yo incluso era parte del subconjunto de los favorecidos con una beca. Yo no era más que un desconocido que se cuela sin querer en una fotografía. Por eso yo no guardaba la fantasía de que hubiera más entre nosotros que el estar juntos en un equipo durante la clase de física. Al profesor se le había ocurrido la progresista idea de hacer que los del círculo de oro convivieran con el proletariado. Así que un buen día tuve que juntar mi mesabanco con el de Lucio y planear un proyecto

35


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.