LA SIDRA 174

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13 sidra… Y no salgáis, por dios! En los cursos que he dado, los asistentes eran varones en su mayor parte, pero también había mujeres. Y en los temas de cata, las mujeres eran mejores que los hombres. No sé si tiene que ver -sin que suene machista- que tradicionalmente la mujer estuvo más ligada a la cocina, y por eso está más acostumbrada al reconocimiento olfativo y gustativo. Obviamente reconocían perfectamente el dulce, el salado, los amargos. Además, ahora las chicas jóvenes también están tirando mucho por la sidra. ¿Y en cuanto al precio, debe subir la sidra? Hace 30 años, cuando empecé con mi padre, también se hablaba de subir la sidra. Decían que para poder pagar un camarero, éste tenía que echar doce cajas de sidra al día. Eso no se hacía ni antes ni se hace ahora. ¿Pero qué pasaba? Que había dinero y el que iba a beber, terminaba cenando. ¿Cuál es el problema de los últimos años? Que se atomizó el consumo, se dispersó... pero en comida bajó mucho la inversión y eso repercute en la sidrería. La sidra fue barata siempre, y a lo mejor ese es su secreto, que es una bebida popular. ¿Tenemos que valorarla más? Por supuesto. Pero… ¿hasta qué punto tenemos que valorarla para que sea rentable en una sidrería? Igual tendríamos que ponerla al doble de precio, y eso ya no cuadra tanto... No puedes argumentar que se haya llevado una línea de precio durante cuarenta años, y que de repente tenga que costar el doble, no tiene sentido. Testu: E. Urquiola Semeyes: Ástur Montes

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