La Palabra del Beni, 31 de Mayo de 2013

Page 4

Reporte

Casa Hossen, testigo del tiempo

De: Arnaldo Lijerón Casanovas, MOJOS-BENI

C

orrían los años 50 del siglo pasado. Con unos añitos encima, cuando comenzaban las clases, todas las mañanas caminaba agarrado de la mano de Clotilde, mi hermanita mayor. Ambos peladingos, íbamos al Kinder “Capullito” para adentrarnos en la misteriosa y bulliciosa cotidianidad escolar. No recuerdo cómo, pero con cierta frecuencia, encontrábamos la manera de escaparnos del kinder. Y salíamos al ancho cielo de nuestra ciudad, que para otros seguramente no era más que una aldea grande. Luego seguíamos tras de las casas comerciales existentes: Ojara, Maymura, Nazar, Dorado, Hossen, Tanaka, Abel, Zeller-Mozer, Elsner, etc., entre otras. Eran tiempos en que aún no habían aparecido las tiendas de personas que llegaron del interior del país. Llegados a las tiendas sin ventanas o con ventanas, con los pies en puntillas, pasábamos un rato contemplando sus mercancías. Una de esas tiendas trinitarias era la Casa Hossen, atendida por una mujer bajita y un hombre alto, que habían sido los propietarios: doña Elsa Mejía y don Alejandro Hossen. Ellos pusieron en práctica durante toda su vida lo que ahora, en metodología pedagógica, se llama atención personalizada, imprimiéndole una relación especial con quienes llegaban a sus mostradores.

luminarias y los radio-receptores a pilas y transistores, que llevaban la firma de esa tecnología holandesa? ¡A los años aparecieron los coloridos productos japoneses, que fueron abarrotando las diferentes necesidades del confort hogareño! Otra de las novedosas prendas de vestir para hombres que sólo llegaban a la Casa Hossen, fueron las camisas Manhattan, que aún siguen surtiendo la tienda en estos tiempos. En el lenguaje juvenil de hoy, serían las camisas de marca. Hablando de exclusividades comerciales, no podemos dejar de mencionar otra de las importaciones estrellas que por muchos años sólo se encontraban en la Casa Hossen: los clásicos y famosos relojes Mido, finísimas pulseras suizas, mucho antes de que aparecieran a montones los coloridos relojes japoneses. Mientras los hijos Mary, Alejandro

Pastora”, ubicado en la Avenida “6 de Agosto”, entre “18 de Noviembre” y “Santa Cruz”. Por una distinción conferida por la Cámara de Comercio del Beni, presidida por el señor Alcides Alpire Durán, propietario de otra tienda emblemática de tiempos idos, y que luce en la única sala de exposición de productos de la Casa Hossen, sabemos que esta tienda fue fundada en 1936, un año después de terminada la Guerra del Chaco. Aunque ya no expende electrodomésticos, ni productos Philips, ni los suizos Mido, aunque ya no están sus respetables propietarios y fundadores, la Casa Hossen sigue en pie, es atendida por la señora Vicky Salgado, esposa del Dr. ‘Kiko’, ayudada por Ana Bella, nacida entre la familia. En tres años más, celebrará sus

La señora Elsa Mejía de Hossen y la leal Ana Bella, cuando aún hacía la atención personalizada a su clientela de Trinidad. Derecha, don Alejandro Hossen.

¿Qué comerciaba la Casa Hossen, entonces, en la capital beniana? Los productos que vendía esta casa benemérita del comercio trinitario, además de casimires ingleses, había diferentes líneas de perfumes, cocinas y heladeras a kerosén, electrodomésticos de fabricación europea. Quienes recuerdan los aparatos musicales en nuestra ciudad, a la Casa Hossen llegaron los primeros tocadiscos a pilas, los conocidos “pick-up”, con los cuales ya se podía armar lindos buris y dar serenatas con las canciones más gustadas, en la voz de artistas nacionales e internacionales. En los primeros tiempos, la Casa Hossen vendía al contado y al crédito, pero sólo a personas que sabían honrar sus compromisos. Con ese aparatito musical, de fácil manejo y traslado, algunas personas adultas de Trinidad por años mantuvieron un trabajo noble, como era el de amenizar fiestas de cumpleaños o entretenerse en familia escuchando a sus cantantes preferidos. Años antes, según el Dr. ‘Kiko’, también llegaron vitrolas que no necesitaban baterías ni corriente eléctrica, sólo cuerdas a través de una manivela que uno dada vueltas, cuando la música perdía fuerza. Esta casa comercial fue por años la representante de los modernos productos Philips, por ello fue una de las primeras tiendas que lució su letrero luminoso en la céntrica Avenida “6 de Agosto”, donde sigue ahora. ¿Se acuerdan ustedes, estimados lectores, las

4.

“Chichu”, Carlos “Kiko” y Elsa estudiaban el colegio secundario, ayudaban en las actividades de las tienda, ya sea en sus vacaciones o cuando las circunstancias se presentaban. Como los progenitores de la señora Elsa tenían estancia en San Joaquín, también la familia Hossen Mejía desarrolló la ganadería vacuna, a mediana escala, economía rural que fue destrozada -casi por completo- por la gran inundación de 1947. Recientemente, el Dr. ‘Kiko’ me comentó que su padre había venido de Beirut, Líbano. En este país árabe la situación entre mahometanos y católicos no era de tolerancia; y por otro lado, había la costumbre como en otros países de Europa, de que los hijos que cumplían 18 años podían irse del hogar, con algunos billetes de herencia. Esto sucedió con el joven mahometano Alejandro Hossen, quien primero estuvo en Brasil, trabajando en los puertos, cuidando las libras esterlinas recibidas de su padre. Luego de dos años, ingresa a Bolivia por Santa Cruz y sigue viaje hasta nuestra ciudad, cuando aún quedaban en el ambiente beniano los resabios del auge de la goma. Cuando se casaron en Trinidad, en 1932, la novia Elsa Mejía estudiaba en el Colegio religioso “La Divina

Trinidad, viernes 31 de mayo de 2013

ochenta años bien vividos. La Casa Hossen, de verla ahí, incólume, donde estuvo siempre, no solamente rememora nuestras infancias que ya no son, sino que es testigo del tiempo en Trinidad.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.