n o 4 OCTUBRE 2013
DISTRiBUCIÓN GRATUiTA
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4/El desborde
OCTUBRE 2013
Escribe Pedro Sepúlveda
12 /La capilla de Hontaneda Escribe Oscar Aspillaga
19 / Gestionando la ciudad Escribe Pablo Andueza
24/ La termoeléctrica de la discordia Escribe Salvador Donghi R.
6/ Entrevista a Paolo Giordano
10 / Arte en la panedería
14 / La obra de Juan Carlos Ampuero
16 / Memoria sumergida
Escribe Marcelo Macellari
20 / Posmemoria Escribe Giulio Ferreto
26/ Cuento inédito de Cristóbal Gaete
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Produce Oscar Aspillaga
Escribe Amelia Carvallo
22 / Guía 100 Escribe Carlos Reyes
27 / La historia de Ana María Ratto. Escribe Amelia Carvallo 28/ La población elemental Escribe Alejandra Delgado
EDITORIAL / Al cierre de esta edición nos avisaban que la Fundación Futuro nos otorga el Premio Ciudad 2013 como mejor publicación cultural de la región de Valparaíso. Sin duda, una distinción que nos halaga, aunque no sabemos si reír o llorar porque con los elogios, a veces no alcanza. Para los que hacemos cultura a “puro ñeque”, imposible no soñar con recursos tangibles. ¿Que emanan de dónde? ¿De un mecenas a la antigua? En la zona onírica, anhelaríamos que así fuera. Ocurre que en la realidad los benefactores son ejemplares en desuso. Sin afán de llorar, creemos sano repetir algo sabido: no todos los productos culturales resultan rentables para las lógicas del mercado. Las revistas de este tipo suelen nacer, desarrollarse y morir más rápido de lo que muchos lectores desearían. Y no es por falta de esfuerzo. Tenemos un “modelo de negocios” redondito, pero los avisadores no abundan. No prenden con la cultura. Ya lo estamos comprobando como proyecto.
Contacto 56-9-6290225 56-9-85051081 56-9-98290975 directora@lajugueramagazine.cl editora@lajugueramagazine.cl prensa@lajugueramagazine.cl publicidad@lajugueramagazine.cl @lajugueramag lajugueramag
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Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes Región de Valparaíso. Convocatoria 2013
Tomando en cuenta entonces que en Chile la principal política de financiamiento es el Fondart, urge reflexionar sobre nuevas formas de fomento y financiamiento de las artes y la cultura que, como ha dicho María Inés Silva del Observatorio de Políticas Culturales (OPC) “otorguen garantías de continuidad, entendiendo el desarrollo cultural como un proceso a largo plazo”. En la misma línea, comentaba hace unos días Iván Sánchez, codirector de uno de los festivales de danza contemporánea más importantes de nuestro país, Danzalborde: “Hay que remirar los formatos. Lo que sirvió hace 20 años tal vez ya esté obsoleto”. En sus 12 versiones, los organizadores de este festival bien saben de malabares para conseguir recursos privados, traer obras de lujo y desplegarlas en salas y espacios públicos de la ciudad. Pero hacer esta pega cada año (el puerta a puerta del “deme una monedita”) cansa. Agota. Si no fuera por la porfía de algunos, muchas instancias “Made in Valparaíso”, similares en calidad y persistencia en el tiempo, simplemente ya no existirían. Y eso que son acciones que distinguen a la ciudad, que le imprimen un real sello de capital cultural, más allá de nominaciones y asentamientos institucionales. Cavilaciones que surgen una y otra vez entre los actores y gestores culturales, pero que cobran imperiosa relevancia en el actual contexto eleccionario.
Directora: Alejandra Delgado (@aledelgado) / Editora: Montserrat Madariaga (@monselina) / Periodistas: Óscar Aspillaga (@oscaraspillaga), Amelia Carvallo / Editora Web: Amelia Carvallo / Dirección de arte y diseño: Instruccionesdeuso: (@ideuso) / Diseño Web: Claudio Pérez. Colaboradores: Marcelo Marcellari, Carolina Angulo, Nelson Campos, Jorge Severino, Giulio Ferreto, Salvador Donghi, Crsitobal Gaete, Toto Duarte, Pablo Andueza Imagen portada: fotografía de Nelson Campos Impresión: El Mercurio de Valparaíso (sólo actúa como impresor). La Juguera Magazine es una publicación de MEDIUM COMUNICACIONES
Colaboran:
Esperamos que disfruten, este, nuestro penúltimo número de La Juguera Magazine.
Ilustre Municipalidad de Vaparaíso
Puntos de distribución asociados: valparaiso
Balmaceda Arte Joven Valparaíso, Casa E, Sala de Arte Escénico Universidad de Playa Ancha, Parque Cultural de Valparaíso (Ex Cárcel), Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso, Teatro Condell, Centro de Extensión Duoc UC, Edificio Cousiño. Biblioteca Regional de Valparaíso Santiago Severin, Dirección de Turismo IMV, CENTEX (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes) . Viña del Mar Sala Aldo Francia, Departamento de Cultura Municipalidad de Viña del Mar, Disquería Especializada Orange Days. Quilpué Librería Fuegia. Villa Alemana Centro Cultural Gabriela Mistral.
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EL DESBORDE OPINIÓN
Escribe PEDRO SEPULVEDA / Fotografía INSTRUCCIONESDEUSO
Hace un par de semanas, en una típica ida de compras al negocio de mi esquina, escuché una fuerte discusión entre dos vecinas; una de ellas exclamó: “¿Por qué piensan que la capa de pintura de un mural es más importante que el ladrillo de mi muro?” Su pregunta, no deja de ser una reflexión asertiva y lúcida, que se convirtió para mí en una interpelación directa a mis colegas artistas. Efectivamente, qué ocurrió, o qué no ocurrió, que la pulsión decorativa y expresiva en los muros y calles de Valparaíso se desbordó a tal nivel, que se convirtió en un campo de batalla simbólico entre aquellos necesitados de visibilidad y la vecina que recuerda cómo era su muro de ladrillos. El porteño se enorgullece por entender la calle como una extensión de su propia casa. Extensión que va desde la parrilla familiar en la vereda, hasta la pichanga de fútbol en la pendiente. Esta ciudad contiene diferentes expresiones de ocupación espontáneas que
redefinen la idea de lo propio y lo colectivo. En esta lógica, el sinnúmero de expresiones y actividades artísticas que han ocurrido en el espacio público en la última década, han permitido, literalmente, ensuciar el sentido del espacio común. La calle se ha convertido en un espacio de legitimación institucional como respuesta a la ausencia de lugar (el espacio del arte). No me cabe ni la menor duda que la mayoría de los grafiteros muralistas quieren seguir la senda de los artistas brasileños “Os Gêmeos”, quienes instalaron el arte callejero en el “mainstream” del mercado internacional de arte hace ya bastante tiempo. Nada de discurso contracultural. Simple y legítimamente la necesidad de reconocimiento. Se desconoce la lógica histórica del muralismo chileno. Hablar de Julio Escámez en la farmacia Maluje en Concepción o la pág · 4
Brigada Ramona Parra, es como desempolvar un libro viejo. Cómo hacer entender a mis colegas que una fachada y un muro por simple que sea, contienen una lógica visual y simbólica que no permite contener nada más que a sí mismo. Y que en eso radica su valor, su diferencia. Nada más singular que la vista de espalda al mar, de una trama de pregnantes muros y casas que identifican a esta ciudad como única en su tipo. No es tan simple instalar en un muro pintura, fotografías o cualquier grafísmo si se tiene en cuenta el valor simbólico que se traduce en valor patrimonial. Sobre todo si el arte irrumpe desde lo simbólico. De alguna manera, el Museo a Cielo Abierto inició esta confusión. El deseo la PUCV de instalar un discurso poético por sobre la ciudad fundó una práctica que en la actualidad se ha desbordado.
Cómo hacer entender a mis colegas que una fachada y un muro por simple que sea, contienen una lógica visual y simbólica que no permite contener nada más que a sí mismo. Y que en eso radica su valor, su diferencia. Nada más singular que la vista DE espalda al mar, de una trama de pregnantes muros y casas que identifican a esta ciudad como única en su tipo.
La necesidad de visibilidad e instalación de los artistas es más fuerte. Y si la ciudad lo permite, ¿por qué no? A pocos les importa saber si existe una normativa que regule la ocupación de los muros en la ciudad -de hecho existe-, y peor aún, qué sentido tiene que exista una normativa, si los encargados de hacerla cumplir enmudecen ante el poder simbólico y político de una minúscula industria turística y cultural que implora por estrategias de crecimiento a cualquier costo. Juan Luis Tamayo ha logrado presentar de manera ejemplar el panorama de esta situación en su documental Contrapostal del programa Nadasimple/Todosimple (www. dereojo.cl). El conflicto está en la saturación, en el desborde. El lugar del arte debe ser específico. Ese lugar debe ser regulado y acotado. Debe
permitir diferenciarse para contemplar su poder, por pequeño que sea. Y sobre todo respetar la lógica de la ciudad, su identidad. Esa es la manera más eficaz de construir audiencias. La experiencia lo indica. Eso, en Valparaíso no ocurre. A pocos días de la visita de los representantes de UNESCO, para verificar los avances respecto de la incorporación de Valparaíso en la lista de patrimonio mundial, esta discusión está más que pendiente. Los artistas hemos profitado de la ciudad sin la suficiente rigurosidad. Las intervenciones en el espacio público son pan de cada día. Todo gran festival o evento requiere usar la calle como lugar, pareciera una obligación natural, un deseo auto impuesto, todo justificado en la falta de acceso a la cultura. En la posibilidad de acercar al público.
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Quizás sea bueno revisar la dinámica ritual de las presentaciones del mimo TUGA, donde demarca y limita su espectáculo, bajo las clásicas reglas del teatro callejero. La calle tiene su propia lógica, construida desde la diversidad. Esa diversidad está transformándose lentamente en homogeneidad.
E N T R E V I S TA
El bestseller italiano, autor de La soledad de los números primos, quien arribará a Valparaíso para participar en Puerto de Ideas, habla del fin de la juventud, de grandes y pequeñas guerras, del precio del éxito y de El cuerpo humano, su segunda novela. pág · 6
Paolo Giordano:
“El cuerpo es más sabio que la mente y nos sugiere cosas que conviene escuchar” Escribe MARCELO MACELLARI / Ilustra CAROLINA ANGULO Una bomba. Así describe el escritor turinés Paolo Giordano el cambio que trajo a su vida el éxito obtenido con su primera novela, La soledad de los números primos (2008), un fenómeno editorial que vendió 7 millones de ejemplares en todo el mundo, convirtiendo a este físico teórico, que entonces contaba con 26 años, en celebridad literaria. Y una bomba también interrumpe la normalidad en El cuerpo humano, su más reciente libro, que se centra en las vivencias de un destacamento italiano en Afganistán. Tras debutar con un bestseller, la segunda novela nunca es fácil. Sobre todo si ese bestseller recibió el premio Strega -el más prestigioso de Italia- y fue publicado en cuarenta países. Giordano experimentó primero la presión y luego la inseguridad de tener que demostrar que merecía el lugar que estaba ocupando. “La presión más fuerte vino de mí mismo, pero no me había dado cuenta. Y al principio la subestimé. En un determinado momento parecía que la escritura de la novela se estaba convirtiendo en la necesidad de demostrar que yo era realmente capaz de
hacerlo, para lograr un resultado, como si tuviera que volver a rendir exámenes en la universidad. Eso elimina toda la emoción del texto, que es lo peor que le puede pasar a un escritor. Creo que estaba asustado, más que cualquier otra cosa. Luego poco a poco esa sensación fue pasando, pero una parte de ese miedo yo creo que es aún visible en El cuerpo humano”, comenta el autor italiano. Una de las maneras que utilizó este doctor en física de las partículas para superar esos miedos, así como el radical cambio de profesión, fue asistir a sesiones de psicoterapia. Y viajar. Uno de esos viajes lo llevó a Afganistán, “porque quería -cuentaser testigo de una guerra que era diferente a la mía, más real y también más seria. Estos, creo, son los dos momentos claves del desbloqueo creativo. Junto con el trabajo duro, día tras día, porque la escritura tiene mucho de insistir y no darse por vencido”. Hoy, es capaz de tomarse el éxito con calma y distancia. Incluso le saca provecho. “Es la gran oportunidad para trabajar en lo que quiero (algunos autores tienen ese privilegio pág · 7
hoy en día) y también para la libertad y el descubrimiento. Siendo escritor puedes viajar mucho y conocer a gente estimulante. El éxito, por otro lado, también ha dañado relaciones importantes de mi vida. Y a veces me hace sentir un poco más viejo de lo que me debería sentir”, advierte el autor, quien llega a Chile en noviembre para participar en la tercera versión del Festival Puerto de Ideas. Es su primera vez en nuestro país y está entusiasmado con la idea de encontrarse con los lectores nacionales. El escritor estará el sábado 9 de noviembre (20.30 horas) en el Teatro Municipal de Valparaíso dictando una conferencia que lleva por título “La segunda juventud” y adelanta que hablará “de ese pasaje formativo en que está basado El cuerpo humano. Lo que nos pasa cuando dejamos el territorio de la juventud y entramos en el de la edad adulta, con los miedos y las dificultades que conlleva. Pero no expondré sobre este tema en el contexto de la guerra, sino que voy a tratar de construir una suerte de ruta literaria usando los libros de otros autores”.
Giordano es un escritor que lee. Y mucho. En Puerto de Ideas, donde será entrevistado por la periodista María Teresa Cárdenas, hablará de sus intereses y su gusto por autores como David Foster Wallace, Jonathan Franzen, Philip Roth, J. D. Salinger y Dino Buzzati. En la actualidad eres un escritor a tiempo completo, ¿en algún momento extrañas tu trabajo anterior?
E N T R E V I S TA
Hoy soy un escritor full-time, con todo lo que eso significa, y no echo de menos la profesión que desempeñaba. Tal vez cuando visite el Observatorio Alma en Chile, que es uno de mis planes en este primer viaje, sienta nostalgia por la física. ¿Aplicas algunos de tus conocimientos científicos al momento escribir? Lo hago sobre todo de forma inconsciente, supongo. Tengo una tendencia a estructurar las historias y a un lenguaje que proviene de la ciencia. A veces no me gusta y trato de luchar contra eso. Por lo general, como otros escritores, prefiero lanzarme a un mundo caótico, un poco incoherente, porque estoy atrapado en una especie de coherencia.
ZONA DE GUERRA Giordano pasó de relatar la historia de Alice y Mattia, dos seres sensibles y marcados por el destino en La soledad de los números primos, a El cuerpo humano, que narra la vida de un batallón destinado durante seis meses en Fob Ice, la base de operaciones avanzadas de las tropas italianas, en la entrada norte del valle de Gulistán, en territorio afgano. Es el único lugar seguro en una zona montañosa controlada por la guerrilla talibán. En este territorio de arena y soledad vivirán durante seis meses el subteniente René, al mando del pelotón, stripper en la vida civil y quien embarazó a una de sus clientas,
“Creo que toda guerra se merece su novela, pues es el único recuerdo duradero posible.” lo cual le provoca un problema moral; el inseguro Letri, quien es dominado por su madre; el fanfarrón Cederna, al cual le gusta hacer bromas pesadas, pelear en los bares y recitar los diálogos de la película de Kubrick Full metal jacket, y Torsu, que chatea en sus tiempos libres con una desconocida de quien está enamorado, aunque lo único que sabe de ella es su nombre cibernético.
centró en La soledad… Como lector me gusta imaginar y estudiar cómo y por qué un autor pasa de una historia a otra. Y quería dar a los lectores indicios para inferir cuál era mi propio camino.
También están Mitrano, el chivo expiatorio de la tropa; el coronel Ballesio, más preocupado por volver a esquiar en los Alpes y mantener frías las cervezas que por la propia misión, y Zampieri, la única mujer del destacamento, quien intenta demostrar que es compatible con la milicia, aunque sus esfuerzos no son suficientes.
El lugar lo encontré. Fui allí, porque la guerra ocurría en ese lugar. Y el desierto es un elemento metafórico importante en la novela. Creo que yo estaba viviendo una guerra personal, después de que se publicó La soledad… y mi vida había tenido ese cambio abrupto. Además, sentí que la guerra era el símbolo perfecto para imaginarse lo que ocurre con los muchachos y muchachas cuando se acercan a los treinta años de edad, un símbolo de ese pasaje delicado y doloroso, que era mi principal preocupación en ese momento.
Y en el variopinto grupo el mayor protagonismo lo tiene Egitto, el médico del pelotón y el único que no desea volver a casa. Es adicto a los antidepresivos por una adolescencia ensombrecida por conflictos familiares. La vida de estos acuartelados cambiará al momento de cumplir la peligrosa misión de escoltar por el desierto unos camiones afganos, tarea que dejará muertos, heridos y graves secuelas psicológicas entre los sobrevivientes. La primera impresión es que El cuerpo humano es muy diferente a La soledad de los números primos, pero tienen varios puntos en común. Sí, hay una fuerte continuidad entre los dos libros. El carácter de Egitto es de alguna manera una versión adulta de Mattia, el personaje principal de La soledad de los números primos. El paisaje tan diferente, Afganistán, puede resultar engañoso, pero El cuerpo… es de hecho un análisis tentativo de la próxima etapa en la vida en la cual se pág · 8
¿Por qué elegiste Afganistán como escenario y qué te motivó a escribir esta segunda novela?
En la novela la guerra es una metáfora de la confusión mental y todo parece muy simbólico, los personajes y las situaciones, pero la guerra es algo muy real. Eso es exactamente lo que quise conseguir. Me gusta cuando hay un nivel simbólico subyacente en una novela. Cada lector puede decidir si accede o no, pero le da sustancia al libro. En principio, la guerra es siempre una metáfora, una experiencia para situar los personajes al límite. Claro que ver morir a alguien o ser responsable de su muerte queda más allá de la metáfora, pero es una motivación; también por lo que atañe a las motivaciones, creo que más allá de los prejuicios hay razones muy complejas e íntimas que animan a los personajes a tener tener una experiencia de estas características. Hay una necesidad de ponerse a prueba.
“Hablaré (en Puerto de Ideas) de qué nos pasa cuando dejamos el territorio de la juventud y entramos en el de la edad adulta, con los miedos y las dificultades que conlleva.” ¿Crees que en una situación extrema como la guerra la gente se muestra tal cual es? Cuando llegué a Afganistán y me quedé con estos soldados, inmediatamente sentí que una situación de privación y peligro como esa revela la parte más auténtica y espontánea de los hombres. Mientras hablaba con ellos, sentí como si estuvieran desnudos, aunque sus cuerpos estaban completamente cubiertos por los uniformes. A través de la TV y el cine se conoce la guerra en Afganistán principalmente desde la visión de Estados Unidos. ¿Fue una motivación para ti que el libro mostrara el punto de vista europeo y específicamente italiano del conflicto? Creo que toda guerra se merece su novela, pues es el único recuerdo duradero posible. Y creo que todos los países que se enfrentaron en una guerra merecen una novela. Así que me interesó dar también la perspectiva italiana, que es muy diferente de la norteamericana. He intentado documentar la guerra, pero no para reflejar el conflicto mismo, sino nuestra conexión sentimental con ella. Es verdad que hay guerras pequeñas en nuestras relaciones cotidianas y lo que quería precisamente era contar la guerra en su entidad y declinarla en varias formas, de la macroscópica a la microscópica.
ADIÓS A LA JUVENTUD ¿Están presentes tus sueños y temores en las dos novelas que has escrito? Cada vez que creas un personaje, allí están puestos tus sueños y temores. Estos son probablemente las dos mejores maneras de acceder a la intimidad de una persona. La soledad de los números primos está centrada en dos personajes, mientras que El cuerpo humano es una novela coral. ¿Por qué este cambio? La mayoría de las novelas ambientadas en la guerra son corales, porque la guerra -el ejército en general- es una experiencia colectiva. Pero creo que también hay una motivación más personal para eso. Yo estaba pasando por un momento de fuerte soledad y sentía la necesidad de estar rodeado por una multitud ruidosa. En cierto modo, el libro es también un adiós a los inquietos años pasados con mis amigos. Es un homenaje a ellos. De la docena de personajes de la novela, has dicho que hay dos que se parecen a ti, Eggito y René, los cuales a su vez son muy diferentes. Se los puede ver como una primera y una nueva versión de mí mismo, respectivamente. Egitto está muy cerca de la idea que siempre he tenido de mí, una persona introvertida. René en un principio era completamente desconocido, pero decidí esperar y en la
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última parte del libro creo que descubrí en mí algo que teníamos en común. René cree tener un control absoluto sobre su vida, pero de forma repentina, un embarazo hace que se rompa el área de seguridad en que se mueve. En tanto, Eggito desde niño ha tenido muchas responsabilidades, más de las que pueda imaginar, y sólo en la guerra aprende a dejar de lado las que no son suyas. En cuanto al título, ¿tiene que ver con dar más importancia al cuerpo y lo que dice? Sí. Especialmente en situaciones como la guerra, cuando nos sentimos amenazados, nuestros cuerpos muestran una sabiduría que la mayoría de las veces descuidamos. Cuando estaba en Afganistán, sentí que mi cuerpo era más enérgico y alerta de lo que había sido nunca. Sólo cuando estamos enfermos el cuerpo vuelve a estar en el centro de la existencia; fue en este intento de reconstruir la vida desde su base cuando me he dado cuenta de que el cuerpo es más sabio que la mente. El cuerpo nos sugiere cosas que conviene escuchar. Tú siempre estás buscando autores que te inspiren. ¿Qué requisitos deben tener estos escritores? Depende mucho del tema que estoy trabajando. Para El cuerpo humano, por ejemplo, J.M. Coetzee era muy importante, ya que me mostró la forma que necesitaba para describir un acontecimiento que estaba ocurriendo muy rápido en el presente.
La Pan Galería Experimental
E V E N TO D E S TA C A D O
Produce OSCAR ASPILLAGA Fotografía JORGE SEVERINO
El sábado 28 de septiembre se inauguró ESTE NUEVO ESPACIO. Si bien uno podría pensar que se trata de otra galería de arte más, no es así. Primero, porque se ubica en Viña del Mar, ciudad que no cuenta con una gran variedad de espacios donde se muestre arte no tradicional. Segundo, porque se ubica en el barrio Forestal, zona cercana al centro de Viña, en la calle Simón Bolívar 364, pero que a la vez se encuentra totalmente alejada del circuito turístico que se promueve. Y tercero, porque La Pan Galería utiliza la vitrina de una panadería. La intervención artística que dio inicio a este proyecto es del artista visual Juvenal Barría y se trata de la creación de “San Xespy”. Barría cuenta que en su casa apareció una placa con el nombre del santo, le interesó y llevó a cabo una infructuosa investigación, sin llegar a descubrir de quien se trataba, por lo que decidió crearle una imagen, la que por cierto, se parece bastante a su autor. Según Barría, hay un tema de fe en esta intervención, pero no en el sentido religioso, sino por la puesta en escena de un deseo colectivo: consolidar un circuito de espacios alternativos de exposición donde se incluye Gálvez Inc., Casa Nekoe, WormGallery, Pía Michelle y, ahora, La Pan Galería. pág · 10
Elizabeth Briones (30 años), cajera de la panadería: “Está precioso, nunca había visto un montaje así, muy lindo. Deberían hacer más cosas así acá en Forestal.”
Mauricio Muñoz (33 años), realizador audiovisual: “Me parece fascinante. Yo soy muy apegado a lo social, a lo que está pasando, a lo que se está respirando. Yo no sé lo que va a pasar acá, me tiene intrigado. Me parece bien que se intervenga un lugar que al parecer estaba un poco muerto y que se ocupe en función de comunicar. Me gusta que sea acá en Forestal, que se descentralice un poco el arte y sea más democrático. Que sea en una panadería me parece genial.” Carla Astete (29 años), dueña de casa: “Yo nunca había estado antes en una exposición.”
Dante Rojas (30 y siempre), artista visual: “Cualquier instancia que rompa con la circulación oficial del arte es justa y necesaria, sobre todo cuando el trabajo es serio, bien montado. Siempre uno se remite al contexto y que esté en el contexto de una panadería, en un barrio popular de Viña como Forestal, al lado de una comisaría y frente a la construcción de un hospital es potente desde la política del arte, y el espacio en sí se transforma en un soporte súper interesante para generar lecturas al respecto.”
Silvio Fernández (53 años), panificador de la panadería: “Me gustaría que hicieran más cosas así, sería bonito.”
Vivian Larenas (56 años): “Es interesante que los chicos que se relacionan con arte tengan proyecciones e ideas que se ven simples pero que demuestran que pueden hacer cosas, y eso es lo más importante; mostrar arte diferente, contemporáneo, creo que ésta es una galería diferente al resto.”
Matías Estay (25 años), dueño de la panadería: “La gente se asombra y mira porque es algo sumamente diferente a lo convencional. La gente queda para adentro, se detienen a mirar, se asombran, preguntan. Es entretenido para la conexión con la gente.”
Juvenal Barría (34 años), autor de San Xespy: “Es enriquecedor. Cuando estaba montando, toda la gente que pasaba preguntaba. Hay un interés de la gente cuando ve algo extraño que los saca de la rutina; sacarlos de la rutina lo encuentro genial porque ellos se cuestionan qué significa esto, es acercar el arte a la gente popular porque el arte siempre ha sido clasificado como algo elitista y acá se demuestra que no.”
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ARTE ILEGÍTIMO Escribe Monteserrat Madariaga
Cuando decimos “ciudad artística” se nos viene a la cabeza, por ejemplo, el París de Rayuela, Nueva York en los 70, Berlín hoy; y en nuestro continente: Medellín, Sao Paulo, Buenos Aires, Valparaíso… otras más, dependiendo de qué tan enterados estemos, pero ¿se nos instala la imagen de Viña del Mar? Difícilmente. Viña, la ciudad bella, no ostenta hermosura por su arte. Tuvo suerte, se podría decir, porque su armonía la lleva puesta naturalmente al ser lugar de playas, donde el horizonte y el mar siempre están a la vuelta de la esquina con su esplendor continuo. Sin embargo, entre sus ciudadanos los hay muchos que cada vez ven menos belleza en los resultados de sus planes reguladores y ordenanzas urbanas. “Recreo se llamaba la estación aérea y fue demolida en nombre del adelanto y el progreso”, decía el poeta viñamarino Ennio Moltedo sobre la antigua parada de tren que estaba sobre el mar, hasta que se construyó la Avenida España. El arte, no obstante, no es preciosista. Una pintura puede ser a ojos del que la observa un desparpajo horripilante y aún así mantener su categoría o esencia creativa. Juan Emar, el escritor y pintor chileno, a principios de la década del 20 escribió en el diario La Nación que el arte es un estado del espíritu siempre insatisfecho en busca de nuevas verdades. Esas son casi sus palabras exactas. La repetición mata al arte, según la concepción antiacademicista de Emar, pero noventa años después seguimos en un país que cree religiosamente en la legitimación, y en todo ámbito. Por eso, los curadores de las galerías se ufanan cuando cuelgan benmayores, cienfueguínos, unos roserbrú, otros matildesperez, sin mencionar a los clásicos del siglo XIX que viven la extraña dualidad de ser ignorados por una gran mayoría y atesorados por una minoría, a veces a niveles criminales (se incluyen robos y estafas entre sus prácticas). De ahí que, cuando una panadería de un barrio viñamarino -sin vista al mar- cede el espacio principal de su boliche, la vitrina, a artistas emergentes, gestores y estudiosos de “espíritu insatisfecho” sea materia de atención. Larga vida a los que se atreven, aunque no estén “inventando la pólvora”, pues es la voluntad de búsqueda la que da sentido y pie para que surja lo nuevo, una realidad que no exista hasta ahora: una obra de arte. Se sabrá que sucedió cuando ésta queme los parámetros de la tradición y con las llamas a sus espaldas funde su propia forma. Contemplar –actitud creativa por antonomasia, junto con curiosear- debiese ser tan común como comprar el pan. Los afortunados del barrio Forestal que viven cercanos a La Pan Galería Experimental podrán hacer ambas cosas a la vez. Tanto mejor. Que las paredes se llenen de pan y las paneras de arte. ¡Qué más da! mientras no falte ni lo uno ni lo otro.
Escondida en calle Hontaneda, muy pocos conocen la iglesia de las Hermanas de la Providencia. A primera vista ésta impacta por su belleza, sin embargo, el deterioro ruega por una restauración, que de hacerse ayudaría a revitalizar el sector donde se ubica.
PAT R I M O N I O
Escribe OSCAR ASPILLAGA PERALTA Fotografía gentileza de Ceésar Otarola
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El abandono de la iglesia más linda de Valparaíso
Don Juan lleva 50 años vendiendo frutas y verduras en Hontaneda con Retamo, barrio Almendral de Valparaíso, a los pies de los cerros El Litre, Merced y Las Cañas. Cuenta que antes en el sector había una farmacia, un restorán y almacenes, pero hoy el panorama es otro. Por ejemplo, a una cuadra de la esquina de don Juan, hacia Colón con Rancagua, son varios los talleres mecánicos que utilizan la calle y las veredas para reparar autos. El aceite ennegrece el pavimento y a veces hay esqueletos de vehículos que son paulatinamente desarmados hasta desaparecer. Neumáticos quemados, la “habitación” que armó un indigente en plena vereda y, por supuesto, mucha basura, se encuentra en esas calles. Es como una escena de Mad Max. -Don Juan, ¿y la iglesia? -Esa tienen convencido.
que
arreglarla altiro,
dice
Detrás de él, imponente como ella sola, la capilla de las Hermanas de la Providencia parece que se cae. La iglesia pertenece a la congregación del mismo nombre, que proviene de Canadá y este 2013 cumple 154 años en Valparaíso. Las hermanas son conocidas por haber creado en sus dependencias un asilo para huérfanas y, durante la Guerra del Pacífico, un hospital de sangre. La madre Cristina Urbina, directora del hogar, cuenta que antes de que la orden llegara al sector, había muchas guaguas que morían en las calles aledañas. Hoy, el edificio alberga un hogar para niñas vulnerables y un jardín infantil, ambos bajo al alero del Sename, atendiendo en total a 214 niños y niñas. Sin embargo, lo que más llama la atención de todos los que pasan por calle Hontaneda es la abandonada capilla, la que tuvo que ser cerrada producto de los daños sufridos tras el terremoto de 1985. Este templo construido entre 1917 y 1923 es obra del arquitecto de la Escuela de Bellas Artes de París Victor Auclair; fue edificada por el ingeniero Arnaldo Mettler y su ornamentación estuvo a cargo de José Bianchi. Además, es una de las primeras construcciones realizadas en Chile íntegramente con hormigón armado. Un verdadero patrimonio arquitectónico, pero
absolutamente clausurado. Está prohibida su entrada debido al riesgo de derrumbe. La congregación sabe de catástrofes: esta iglesia es la tercera que ha existido en el mismo lugar. La primera capilla se construyó en 1859, sin embargo, se quemó tras un incendio en 1880. Se edificó otra, que fue derribada por el terremoto de 1906. Al costado de la subida Matucana, existía un colegio de la misma congregación que también fue destruido por un incendio. Actualmente camiones realizan movimientos de tierra en ese terreno y los responsables desde marzo no pagan el arriendo a las Hermanas de la Providencia. La iglesia fue declarada Monumento Nacional el año 2003, no obstante, como afirma la Madre Cristina, en este momento no existe ningún proyecto para restaurarla. “Es triste verla tan deteriorada, en este estado. Nos gustaría reconstruirla pero no tenemos los medios económicos, priorizamos otras cosas porque los recursos se hacen pocos”, dice sentida la religiosa. En 2012, el ingeniero constructor Wadir Urquieta, junto al arquitecto César Otarola y el historiador Eduardo Carrasco realizaron un proyecto con financiamiento del Consejo de la Cultura y las Artes, a través de un Fondart, que consistió en la elaboración de un expediente técnico e histórico que sirva de base para cualquier proyecto de restauración. Mediante un escáner láser, hicieron una planimetría completa de la situación actual del edificio. Según explica César Otarola, hay algunos lugares de la estructura interna de la iglesia que están regulares y otros en buen estado. Pero uno de los graves deterioros que sufre es producto de la lluvia que cae adentro, la cual oxida las enfierraduras y provoca daños en las grietas que el terremoto del 85 produjo. Además, el sismo del 2010 terminó por romper los imponentes vitrales del templo. Sus pedazos fueron guardados por las hermanas de la congregación para un futuro restablecimiento. “Sin la mantención adecuada después de 100 años, va a empezar un deterioro crítico”, señala Otarola. Agrega que es absolutamente pág · 13
factible recuperarla y que con poca plata se puede hacer un proyecto para reparar el techo y la canalización de aguas lluvias. “Sin reparación de la techumbre, estamos en problemas”, afirma. Según el arquitecto, un proyecto que devuelva la vida a la iglesia podría ser detonante de la recuperación del entorno, devolviéndole a este su identidad y concepción como barrio, a diferencia de lo que ocurre hoy con el cerro Alegre, ejemplifica. Además, perfectamente podría ser un símbolo para el sector y atraer turistas. Es que la enorme nave de la iglesia, su gigantesca cúpula, sus columnas estilo griego, las esculturas de ángeles en su frontis que parecen custodios del lugar y la infinidad de detalles hermosos que tiene la capilla por fuera, sin contar lo que debe de tener adentro, hacen de ésta una de las iglesias más lindas de Valparaíso.
¿Cómo recuperarla? A pesar de que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo tiene en carpeta desarrollar un Plan Urbano Estratégico (PUE) en el Almendral, para gatillar inversiones en el espacio público y recuperar el barrio, la iglesia no se incluye por ser propiedad privada. Según Rafael Torres, director regional del Consejo de la Cultura y las Artes, se podría recurrir al Fondo del Patrimonio del Consejo para su recuperación, ya que permite un cofinanciamiento donde la entidad pública aporta con hasta 120 millones. Otra alternativa es postular al fondo Puesta en Valor del Patrimonio a través de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, considerando que las iglesias “no sólo responden a un público confesional, sino que también cultural. No todos los que entran son católicos, hay un aporte en lo económico y en lo turístico”, como señala Torres. Una tercera opción, es conseguir los recursos mediante la empresa privada y la Ley de Donaciones Culturales. Cualquiera sea la vía que se elija para lograr la restauración de la iglesia, es la misma congregación la que debe tomar la iniciativa. Por mientras, la madre Cristina sueña: “Me gustaría que la gente se casara en la iglesia y luego hicieran las fiestas en el terreno de al lado. Hay gente con tantas buenas ideas”.
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P O RTA F O L I O
JUAN CARLOS AMPUERO El lema de su arte es “poner en tensión el lápiz y el papel”, para lo que utiliza la experimentación como método de trabajo. Su página web da fe de este objetivo, pues contiene obras de variadas técnicas y soportes que resultan en una multiplicidad de estilos. Todas, sin embargo, tienen algo en común: una actitud crítica con respecto al propio rol del dibujante. Juan Carlos Ampuero (1988) es Licenciado en Bellas Artes de la Universidad Arcis, Valparaíso. Hace clases de dibujo y colabora en proyectos audiovisuales vinculados al muralismo, animación, danza y teatro. Ha expuesto de forma colectiva en el Museo de Arte Contemporáneo, Universidad de Chile y Museo Bellas Artes, en Santiago; Balmaceda Arte Joven, Pía Michelle, Club Fábrica y Espacio G, en Valparaíso, entre otros. http://jotaampuero.tumblr.com pág · 15
ARTES VISUALES
Patrimonio bajo la cota cero
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Quizás fue por el mero hecho de que se cumplían 40 años, tal vez por esa extraña importancia que le damos a las cifras redondas, pero el pasado septiembre muchas y variadas instituciones se dispusieron a reflexionar en torno a la memoria, especialmente, sobre lo ocurrido tras el golpe de Estado de 1973. Una de ellas fue el Centro de Extensión del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes -CENTEX-, que dividió en cuatro exposiciones su aproximación al tema. Escogimos para visitar a “Mar y Memoria del Puerto” de ARKA – Arqueología Marítima, que ESTÁ en exhibición hasta el 31 de octubre, y aunque no remitía al quiebre democrático proponía una mirada hacia el naufragio y sus restos, esos objetos que cuentan una historia sumergida bajo el mar. Escribe AMELIA CARVALLO / Fotografía JORGE VILLA gentileza de CENTEX
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...Patrimonio bajo la cota cero
ARRTES VISUALES / OPINIÓN
¿Pecios y cenotes? Acompaña a la exposición la serie de fotografías “Sumérgete en la Historia” de UNESCO, que muestra sitios donde hay patrimonio cultural subacuático: las costas de Dionisio en Nápoles, Yucatán y Cozumel en México, los restos del Faro de Alejandría, Pakostane y la Isla de Host en Croacia. Pequeñas reseñas informan y me dejan en la incógnita de qué es un pecio, o un cenote. Después me entero, vía Google, que lo primero es el nombre que reciben los restos de un artefacto o nave fabricado por el ser humano, hundido total o parcialmente en una masa de agua, una definición más amplia que naufragio. Lo segundo es náhuatl puro, lo que hablaban los aztecas, y significa caverna con agua; muchas de ellas están en Yucatán y guardan valiosos vestigios submarinos precolombinos.
Tres sitios En lo que mal imita el casco invertido de una nave porque más se parece a un simple tijeral, se presentan seis vitrinas con variados artefactos y objetos, más doce paneles con fotografías e imágenes que informan. Son rescates de tres sitios: el buque de la Armada “El infatigable”, el lugar donde estuvo el Muelle Fiscal de la ciudad y la barca alemana Postdam.
En una vitrina hay cuencos, botijas, botellas y pipas. También pedazos de loza inglesa, quizás, pienso, de una tacita en la que tomaron buen té en hojas la tripulación de la barca de transporte de “El infatigable” hasta que se hundió el 3 de agosto de 1855. Las piezas de artillería y navegación marina también dan cuenta del tipo de vida que se llevaba en esas naves: cureñas, proyectiles, un telescopio náutico, miras telescópicas y sextantes reconstruidos. Me detengo largamente sobre unos botones navales que fueron cosidos a lo mejor por una madre o una hermana y que se desprendieron de su chaqueta. En un extremo de la exposición corre un video: una mujer con guantes de goma recupera objetos llenos de conchitas. Está bien arriba el monitor ¿o acaso es muy pequeño?. Sigo mirando las vitrinas con esa reverencia que provocan los objetos que atestiguaron una tragedia.
Tabaco y licor Impresiona y también enternece lo que un panel informa: “el consumo de alcohol queda en evidencia a partir de un importante y variado conjunto de botellas de vidrio para licores. El consumo de tabaco se refleja en la presencia de pipas de arcilla completas
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y fragmentos, además de restos de semillas de tabaco identificadas”. Imposible no imaginarme a los solitarios fumadores y bebedores recorriendo por las noches los litorales vaporosos. Primorosas botellas azuladas, opalinas y color caramelo. Loza corporativa de la Pacific Steam Navigation Company. Un conmovedor y pequeño peine negro con algunos dientes menos y una ficha de dominó, un par de canicas y una pipa con símbolos masónicos, un tintero, extremidades de muñecas de loza. Todo guarda su intimidad, todo se revela en su uso cotidiano que el mar tragó por años. Otro panel reseña sobre el sitio denominado Las Locitas, sector Bajo del Buey, un punto frecuente de buceo local. Acá están los restos de la barca alemana Postdam que naufragó el 16 de enero de 1891. El nombre lo recibe debido a la presencia de abundantes artefactos de loza que por su recurrencia son atribuidos al cargamento del buque. Afuera, en el Muelle Prat, a la superficie del mar sólo la enrosca unas pequeñas olas. Debajo de esta aparente calma y sol están, en la oscuridad profunda de las aguas, los costillares de los navíos en total silencio, varados en el tiempo y el espacio.
¿Por qué una ciudad “patrimonial”? Para que un proyecto de ciudad patrimonial sea viable debe ofrecer un equilibrio entre la carga que implica la protección y conservación, y los beneficios materiales y simbólicos que este esfuerzo puede reportar. La ciudad patrimonial resultará en la medida en que gane vitalidad, que exalte su belleza, que mejore las condiciones de vida de sus habitantes, al mismo tiempo que sus características meritorias, su valor cultural que le sea atribuido perdure a pesar del uso y del paso del tiempo. ¿Cómo puede la gestión de la ciudad patrimonial hacerle “ganar vitalidad”? Haciendo los barrios patrimoniales intensamente ocupados, y no tan sólo exhibiéndolos o visitándolos. No hay mejor cosa para que ello ocurra que los usos tradicionales sean respetados; y no hay peor cosa que tolerar la expulsión de los habitantes. ¿Cómo exaltar su belleza? El manejo del paisaje resulta insustituible pues la ciudad patrimonial no es un bien aislado, ni siquiera un pedazo de la ciudad; muchas veces, por su morfología física o humana, o por otros motivos, el valor de la ciudad patrimonial está en que posee un conjunto de elementos cuya monumentalidad está, justamente, en una integración peculiar, única. Tal es el caso de Valparaíso. ¿Qué significa que la ciudad patrimonial ayude a una mejor vida de sus habitantes? En barrios históricos se cuenta a menudo con una excelente infraestructura para bienes y servicios (hospitales, consultorios, escuelas y liceos, ferias, comercio, restaurantes, bancos, etc.), así como con buenos espacios para localizar nuevos establecimientos (universidades, casas corporativas, centros sociales, etc.) y proyectos habitacionales con amplias ventajas respecto a otras zonas de la ciudad.
La gestión de una ciudad patrimonial en el contexto chileno Es bueno partir recordando que desde hace varias décadas las ciudades chilenas se han gobernado más por el mercado que por los Municipios. Las corporaciones municipales planifican, es cierto, pero lo hacen influidos en capturar la inversión privada –en nuestro modelo, motor del progreso de las ciudades. De ahí las facilidades que los Municipios otorgan a las inmobiliarias para levantar torres, construir supermercados o malls, construir carreteras.
VALPARAÍSO: EL PROYECTO DE CIUDAD PATRIMONIAL escribe PABLO ANDUEZA* *Abogado. Editor del libro publicado el año 2007 por la Universidad de Valparaíso: El patrimonio cultural como factor de desarrollo.
Una buena cara, un ejemplo exitoso, el triunfo del modelo de mercado, lo exhiben las comunas ricas, las que coinciden con los territorios a los que dirigen sus preferencias los estratos socio-económicos altos (Las Condes, Vitacura, Providencia). En otras épocas, en cambio, en Chile funcionaron las formas cooperativas de construir ciudades en las cuales las iniciativas podían ser tomadas tanto por lógicas de mercado cuanto por los mismos usuarios de las ciudades. Allí se daba un caso en que el monopolio de mercado se contrarrestaba con la fuerza del capital social de las ciudades produciéndose mayores posibilidades para las comunas pobres o comunes y corrientes. Dadas estas explicaciones, podrán entenderse mejor las políticas en Valparaíso: estando en manos privadas el desarrollo de las ciudades, la lógica de la intervención ha apuntado en dinamizar el mercado patrimonial. Y en esto, justamente, se ha esmerado la autoridad política chilena, en especial los gobiernos de la Concertación: otorgar subsidios para el fomento de emprendimientos en áreas patrimoniales (CORFO), aplicar subsidios de rehabilitación para nuevos propietarios (MINVU), o realizar inversiones públicas a fin de desencadenar iniciativas económicas privadas (PRDUV).
Los costos del modelo porteño de activación patrimonial El proyecto de ciudad patrimonial chilena, como Valparaíso, parece andar “cuesta arriba”. Muy a pesar de los argumentos que puedan hacerse en su defensa, surgen en la realidad obstáculos para su efectiva materialización. pág · 19
Una ciudad patrimonial debía “ganar vitalidad”, y no al revés; sin embargo, en el caso de Valparaíso, la activación se ha concentrado mayoritariamente en los cerros Concepción y Alegre, los que -se entiende- son los lugares de interés del mercado. Pero, en el resto de Valparaíso, la ciudad en su conjunto, más que ciudad patrimonial tenemos una ciudad abandonada a su suerte. Hasta la propia Dipres –que no es precisamente un foco antimercadista- ha sido drástica en sus conclusiones: en Valparaíso se aprecia una evidente “falla” de mercado. ¿Qué decir de la misión del axioma “exaltar su belleza”? Aquí nos hacemos una fatal zancadilla, de la que ya hace años Sandra Horn nos previno sucedería: la tónica de prestigio que confirió la nominación de UNESCO produjo el efecto perverso de atraer al mercado con la construcción de torres de altura o, como quiere Mall Plaza, un mall en los márgenes de la ciudad protegida. Y lo que es aun más descabellado: esas torres o esos malls han recibido subsidios estatales. El esfuerzo público y privado por dar vida al patrimonio protegido, de hacer que la belleza inconmensurable de esta ciudad se muestre con orgullo, se daña irremediablemente desde los bordes con construcciones contrarias a la identidad de Valparaíso. Ya olvidada la memoria de nuestras hazañas de cooperación habitacional, y con los altos costos asociados a la restauración y la rehabilitación patrimonial, la posibilidad de participación de la ciudadanía en los beneficios de la gestión de la ciudad patrimonial se reduce a dos tipos de acciones. O bien, movilizarse en aquello que José Joaquín Brunner llamó participación en el mercado, es decir transformarnos en empresarios turísticos o clientes de servicios turísticos, lo que debe estimarse una acción rara considerando la conformación socio-económica de nuestros ciudadanos. O bien, desarrollar una acción contestataria dirigida a hacer efectivo el cuidado monumental en un contexto en que los efectos de la Ley 17.288 y otras normas asociadas son peligrosamente manipuladas a fin de rentabilizar la inversión privada. ¿Cuál puede ser el rol de las Juntas de Vecinos en este contexto? Básicamente, emprender acciones contestatarias. ¿Cómo exigir las responsabilidades del ciudadano en el cuidado del patrimonio más de lo que hacemos hoy? En el modelo de mercado puro, en el cual el intercambio es monetario, y –repetimos- en una ciudad pobre como la nuestra, la participación es una quimera. Comenta esta columna. Escribe a directora@lajugueramagazine.cl
POSMEMORIA: EL TRAUMA HEREDADO Escribe GIULIO FERRETO* Fotografía David Alarcon, gentileza Fundacion Internacional Teatro a Mil, FITAM
“Hay lugares de memoria porque ya no hay ámbitos de memoria”
T E AT R O
(Pierre Nora, Les lieux de mémoire)
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El cambio de paradigma que la memoria ha experimentado tiene que ver con nuevo enfoques y estudios en torno al fenómeno del pasado. Este giro se reconoce también como posmemoria, porque sitúa los estudios del recuerdo en condiciones diferentes al de la memoria. Específicamente se refiere a los hechos postraumáticos narrados por segundas generaciones y que, de alguna u otra forma, están conectados con episodios de testimonialidad y reparación. El concepto “posmemoria” es un neologismo defendido por Marianne Hirsch y J. Young, y aparece en los estudios culturales para difundir investigaciones sobre productos artísticos que se hallan en el contexto de un hecho memorístico colectivo, posterior y distante en el tiempo histórico de su ejecución. Así, la preocupación y la intención por hacer un ejercicio de posmemoria se deduce del hecho de que existen expresiones de arte que requieren de reflexiones actualizadas a partir de una perfomática subjetiva por aquellos que ejercen la testimonialidad, después del trauma ocurrido, dado que éstas se actualizan en inscripciones de diversa índole como pueden ser, monumentos y antimonumentos, perfomances, teatro posdramático; intervenciones urbanas, fotografía, archivos, instalaciones, entre otras. Se pone énfasis en una subjetividad distante del hecho ocurrido para activar el recuerdo, dando a conocer que es parte importante de la estructura de la posmemoria, esa condición de ser portador del pasado a partir de la recuperación del recuerdo instalado en la herencia afectiva. Primero, aparecen rasgos importantes como el hecho de cercanía con el pasado para dar a entender que es necesario aquello para que se produzca la legitimidad del acto de recordar; sólo así se comprende el sentido de recuperación del pasado como experiencia actualizadora. Segundo, se deduce que la expresión de ese pasado está mediado por una actividad que proviene de discursos de distinta índole, ya sea por medios de comunicación, relatos de familiares, documentos, objetos, etc. Se entiende entonces, que la conexión con el pasado es una resultante en lo que lo “vivido” está ahora en lugar de lo “mediado” por otro, y que la experiencia testimonial asume forma de narración. Es así como el término posmemoria proyecta un ámbito nuevo de expresión en el que realmente existen productos culturales que son resultados de estas segundas generaciones que crean discursos propios sin haber vivido en el espacio conflictivo del pasado. La obra Un trozo invisible de este mundo, de Juan Diego Botto (2013) es ejemplo de ello: la dramaturgia testimonial asume su actualización como relato que privilegia este giro subjetivo de la memoria. Por momentos, el es-
pectáculo se convierte en la puesta en escena de la opinión pública reforzando la idea que estamos frente a la recomposición de un tiempo pasado hecho presente que se contrapone a la violenta vestidura del “aquí y ahora” racista y discriminatorio. Se estructura en relatos entrecruzados, que muestran el ir y venir de una memoria en crisis, que es también el lugar de la recomposición de un pasado heredado, porque es de todos sabida la situación de violencia política vivida por los padres de uno de los protagonistas. La victimización del desaparecido político, o el torturado por el aparato represivo de la dictadura de la Argentina, se recompone en un “cuerpo” para construir el discurso del pasado distante, pero con la convicción de que presenciamos el testimonio como la afección de algo cercano o tal vez una prótesis que se ha heredado de la víctima para fortalecer la legitimidad de lo que se habla. En Chile ha sido emblemática la puesta en escena El año en que nací de Lola Arias, en donde los lugares de memoria toman la fisonomía de una infancia o adolescencia dolorosa que es necesario enfrentar. Asimismo, algunas obras de Griffero se elaboran en condiciones distantes al pasado conocido, pero acercan una memoria política traumática sin resolver, pues están escritas para ser leídas o vistas en cualquier tiempo. Guillermo Calderón es otro caso- de los muchos que sin duda existiránque se acerca a este nuevo giro de representación del recuerdo, poniendo en interrogación constante las verdades de la historia política y social del país. En este sentido estoy de acuerdo con situar el compromiso emocional con el pasado como ejercicio de posmemoria toda vez que se establece con seguridad el hecho afectivo de la empatía con el lugar de lo acontecido. Sin embargo, no siempre ocurre lo mismo y ello queda sólo en una mediación bastante lejana que hace desaparecer la verosimilitud de la testimonialidad. A partir de aquí es interesante conocer la crítica que realiza la escritora y ensayista Beatriz Sarlo al concepto de posmemoria, aclarando que es un término un tanto tautológico ya que no es exclusivo para dar a conocer estos procesos de memoria que portan segundas generaciones en torno a un hecho acontecido. Su crítica más fuerte está centrada en la idea de la “mediación” y lo “vicario” que plantea Hirsch y Young, para reforzar que un acontecimiento/recuerdo no vivido en el pasado es igual de legítimo en pos de ser utilizado como testimonio por los que no estuvieron afectados directamente. Sarlo afirma que ello no es exclusivo de la posmemoria ya que siempre el recuerdo está sometido en algún grado a la mediación. La autora no está de acuerdo con la especificidad de los términos porque no son precisos para abordar intep á recuerdo g · 2 1 de segunda gralmente los actos del
mano y diferenciarlo de los otros actos de memoria. Argumenta que lo vicario no es específico de la posmemoria quedando la propuesta de Hirsch y Young, como una señal un tanto equívoca para emplearla como un concepto diferenciador de la memoria. En esa misma línea sostiene que siempre hay mediación cuando se acude al pasado, porque es muy difícil no “narrar o testimoniar en lugar de”. También sostiene que es inevitable la presencia de recursos que intervienen en el traspaso de información desde el pasado ya que no se puede desconocer la mediación por los diversos discursos que contextualizan toda una época influenciada por los medios. Con todo lo anterior, no se puede eludir el hecho de que siempre el pasado está sujeto a la re-presentación o a la mediación testimonial, porque el discurso de lo “dicho en lugar de” es una realidad que casi no se puede evitar. Sería imposible que los muertos o desaparecidos pudieran decir lo suyo. Habrá un “alguien” que hable por todos como testigo que ocupe el lugar de la memoria suya y de los otros ausentes y que haga del pasado el lugar del recuerdo presente. Un cuerpo otro que estuvo allí será el territorio del trauma, del dolor, la deuda o la ausencia, pero que de igual manera puede mover el tiempo y el espacio en favor de la recomposición y la reescritura de lo sucedido. Es interesante pensar en la vigencia de una operatoria que cambia de producción y también el modo cómo se elabora su discurso. Más allá de la crítica al trabajo de Hirsch y Young, está el hecho de que se asiste a nuevos enfoques sobre el pasado y se comprueba la vigencia de la memoria/posmemoria a pesar de la superabundancia de críticas y estudios- todas válidas en su contexto- que van ampliando el ámbito de trabajo sobre el pasado como algo que no termina de ser importante para pensar la humanidad. *Director teatral, Director del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Playa Ancha.
Bibliografía Botto, Juan Diego Invisibles, Editorial Espasa, Barcelona, 2013. Halbwachs, Maurice La memoria Colectiva Prensas universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 2004 Hirsch, Marianne, Family Frames, photografy, narrative and posmemory, Harvard University Press, USA, California, 2012 -The Generation of Posmemory Columbia University Press, New York , 2012 Huyssen, Andreas Modernismo después de la Posmodernidad, Editorial Gedisa Barcelona, España, 2011. Sarlo, Beatriz Tiempo Pasado, cultura de la memoria y giro subjetivo una discusión. Edit. Siglo XXI (Seg. Reimpresión), Buenos Aires.2012
En la costa, en el interior, en zonas turísticas o en rincones inesperados para el viajero, muchos restaurantes regionales poseen alta calidad, tanta como para destacar a nivel país en esta guía de alcance nacional, que destaca los mejores sabores locales, con sus guiños personales y señales llenas de honesta sazón.
Guía 100:
LA REGIÓN DE LO DIVERSO Y SABROSO GASTRONOMÍA / MÚSICA
Escribe Carlos Reyes M.* / imagen gentileza de LA CAV
Una antología a dueto donde comer (y por extensión, sentir) protagoniza todas las acciones. El escenario es Chile y su cocina pública, mientras que el mecenas –siempre existe uno- es el Club de Amantes del Vino, empresa que puso los recursos para echar a andar esta Guía 100, cuyos autores poseen varios y nutridos vasos comunicantes con la región, mucho más allá de lo que pudiera esperarse. Sucede que tanto Rodrigo Martínez como quien suscribe, nos formamos en la zona como periodistas; uno en Playa Ancha, el otro en Adolfo Ibáñez, echando a correr nuestras miradas de mundo a favor del sabor. Y claro, la región no podía sustraerse de una realidad culinaria donde sale favorecido y no por benevolencia localista. Hay calidad y diversidad que merece resaltar.
Hacia el interior la comida campesina de La Bodeguita de Muñoz se convierte en un paradigma aconcagüino. Dos profesores normalistas retirados cada fin de semana se enfocan en la cultura local, dando a conocer desde la chicha y el vino hecho a la manera antigua, en tinajas de greda, hasta un compendio de platos tradicionales que resulta una delicia impagable. La cremosa suavidad del caldo de la Cazuela nogada, los trocitos de la Picada de charqui bien aderezado al limón, son reflejos de recetas campechanas y arrieras con sabor a esos parajes. A nivel urbano, en el puerto pero lejos de los centros habituales del turismo, Los Deportistas sabe a descubrimiento y secreto a voces, en una casa que no tiene cartel anunciando su propuesta, y sustentado por la mano de Ida Delgado, que bien pasados los 80 años se las arregla a diario para manejar una cocina en
la que el sabor casero de Lomos, Lenguas nogadas, el Pastel de choclo en temporada y deliciosos frutos en almíbar, crean un ambiente de identidad culinaria urbana única. Desde hace una década que en el Cerro Alegre porteño se instaló una nueva manera de enfocar la comida. Pequeños locales y propuestas creadas por entonces jóvenes chefs con estudios gastronómicos elaborados, a veces realizados en el exterior, o derechamente extranjeros aventurando una nueva vida. Ahora que la juventud se transformó en experiencia y la Zona Patrimonial es un espacio consolidado como enclave turístico, muchos de estos sitios mantienen su prestancia ante el visitante. Allí resalta Pasta e Vino, la cara achilenada de Café Turri, la progresiva en la calidad del Vinilo, sumado a los arrestos orientales de Samsara, otro de los destacados por Guía 100. Sigue siendo una curiosidad que se instale en una casona centenaria, bajo un mobiliario que aún conserva una moderna lozanía. Sigue siendo llamativo el hecho de servirse un Phad Thai, esa pasta de arroz salteada con mariscos, tofu, maní y diversos aliños; o probar la breve lista de curries de diversa intensidad, que aportan ante todo una diversidad propia de una ciudad históricamente cosmopolita.
Pero es en el interior de la región donde el desarrollo es notable. Para muchas de las viñas del valle de Casablanca tener un comedor enfocado a mostrar sus vinos y viñedos resulta una obligación. Los tintes internacionales de House Casa del Vino, perteneciente al Grupo Belén (viña Morandé, entre otros) es un ejemplo que compatibiliza turismo de pág · 22
alto nivel con una cocina de trazo internacional, pensada para el vino, a orillas de ruta 68. Por la misma vía y a poco más de un kilómetro hacia la costa, los sabores caseros e italianos de Botha se nutren de pescados del día, excelentes vegetales y pastas preparadas a conciencia. Lo que se espera de una buena cocina peninsular: que permita el protagonismo de la naturaleza y sus estaciones del año, viaje tras viaje por esa tranquila caletera. Ya en el pueblo de Casablanca, una casa quinta pensada en principio como centro de recreación, tomó conciencia de una corriente gastronómica que propone seducir con lo que el valle provea. Así nace Macerado (reseñada en números anteriores) y sus recetas de aspiración gourmet y manos autodidactas, que resaltan productos como pejerreyes, conejos, verduras del huerto y un estricto respeto a lo que la tierra entrega según los días del calendario. Ellos, como tantos aparecidos en esta guía, ganaron su espacio gracias a su calidad y prestancia, pero sobre todo por ofrecer platos honestos. Y ya se sabe que el sabor y la sazón son la prolongación del espíritu de quien la prepara.
FICHA Guía 100, los mejores restaurantes de Chile Editada por el Club de Amantes del Vino. LA CAV A la venta en librerías y en www.lacav.cl Precio de referencia: $ 9.900 *Periodista, editor de revista La CAV (Club de Amantes del Vino). Autor de libros-guías de restaurantes de Valparaíso y Viña del Mar. www.unocome.cl
seccióon auspiciada por
CLUB DE ARMÓNICAS DE VALPARAÍSO
Escribe ALEJANDRA DELGADO / Fotografía NELSON CAMPOS Los mayores recuerdan que era un regalo típico para la navidad en los años cincuenta. Por entonces no pensaban que este “juguete” se convertiría en su compañero de toda la vida. Soplar y aspirar y la magia se produce. La armónica, uno de los instrumentos más vendidos durante el siglo XX, es el preciado objeto sonoro que los agrupa desde el 27 de febrero de 1958 (exceptuando los 17 años de dictadura en los que no les permitieron reunirse). Hoy el Club de Armónicas de Valparaíso, fundado por Osvaldo Lehman, Ernesto Rodríguez, José Infante, Hanz Holz y Fritz Wenzel, cuenta entre sus huestes a cerca de 40 miembros y generaciones de recambio en su directiva. 90 años tiene el más antiguo integrante, Quintín Molina; 19 el más joven, Felipe Pizarro. Más que patrimonio, ya son una leyenda porteña.
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Proyecto de termoeléctrica en Concón:
La lamentable ausencia de una mirada centrada en el desarrollo sostenible
OPINIÓN
escribe SALVADOR DONGHI R.*
La preservación de los recursos naturales, entendida como el resguardo anticipado que se les debe propiciar ante algún daño o peligro, es el principio consagrado en la definición de desarrollo sustentable. Este mismo principio fue el que guió la creación de la Ley 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente en Chile -en vigencia desde 1994- agregando, además, que se deben conservar y proteger los recursos naturales, tal como lo describe el concepto de desarrollo sustentable acuñado en la Declaración de Estocolmo de 1972, donde no sólo se establece la preservación de los recursos naturales en beneficio de las generaciones presentes, sino que también la conservación y protección de éstos de manera de no comprometer las expectativas de nuestros herederos. Si bien la Ley 19.300 significó un avance en materia de regulación ambiental, ésta era permisiva y débil, ya que frente a un consumo desmesurado e irresponsable de los recursos naturales castiga con indemnizaciones económicas (muchas veces irrisorias) que no restauran o reparan los daños ambientales ocasionados, es decir, no evitan la destrucción del medio ambiente. La ley olvidó la necesidad de reparar y restaurar. Muchos países del orbe entendieron antes que Chile que el ambiente ya no podía “sustentar” este tipo de vida, la sustentabilidad debía durar en el tiempo, en otras palabras, se debía hacer sostenible. Es así como en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 el concepto de desarrollo sustentable incorpora a la dimensión ambiental las dimensiones económicas y sociales, por lo
tanto, ya no sólo se trata de la protección y/o explotación responsable de los recursos naturales de manera que puedan ser utilizados por las generaciones presentes y futuras sino que agregaba la necesidad de compatibilizar el desarrollo socio-económico con el cuidado medio ambiental. De este modo, el concepto evolucionaba hacia una conjunción de elementos centrada en una mirada holística de nuestro entorno, donde los componentes socio culturales, naturales y artificiales, de naturaleza física, química y biológica se encuentran en una constante modificación a lo largo del tiempo, producto de la acción natural o humana que rige o condiciona la existencia, conservación y evolución de la biodiversidad. El concepto de desarrollo sostenible toma cuerpo a partir de la Declaración de Johannesburgo del año 2002, entendido como “el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades económicas, social, de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras” (Quisbert, 2009). Sin embargo el “jaguar sudamericano”, nuestro país, sigue apoyado en el antaño concepto de desarrollo sustentable (no sostenible), lo que justifica por qué proyectos como la mal llamada Central a Gas Natural ERA -pues se trata de una central termoeléctrica a gas natural-, emplazada en el radio urbano de Concón, tengan una resolución de calificación ambiental favorable. El caso de la central que ENAP quiere construir en Concón es ejemplar: obtuvo su benévola resolución en
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trámite fast track el año 2007 y cuenta, últimamente, con una resolución del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) que resuelve que no es necesaria una nueva evaluación, desatendiendo gravemente la situación atmosférica de la comuna, sus sitios prioritarios de conservación de la biodiversidad, la salud de la población y la grave situación hídrica de la región. Si bien es un proyecto que le brindará la necesaria independencia energética a la refinería no deja de ser extraño que el socio de ENAP, la empresa australiana Origin Energy que construirá y operará la termoeléctrica, sea el principal beneficiario económico con la venta del 91,5% de la energía total producida, esto porque de los 585 MW totales la refinería sólo requiere 50 MW, es decir, sólo el 8,5%. Vale, entonces, la pregunta: ¿De qué se trata efectivamente este proyecto, consiste en lograr la independencia energética de la refinería o ENAP busca lucrar junto a su socio a costa de la salud de la población de Concón, de su turismo y gastronomía -principal actividad económica- y de sus sitios prioritarios de conservación de la biodiversidad, las Dunas de Concón y el Humedal del Río Aconcagua? La respuesta a esta interrogante es clave para entender si efectivamente este es un proyecto que se enmarca dentro del desarrollo sostenible, sin embargo, los antecedentes presentados por ENAP, así como su actitud frente a la inquietud y los requerimientos técnicos planteados por las organizaciones ciudadanas, hacen pensar lo contrario. Todos los estudios que la aludida empresa aportó al SEA y los que esta misma autoridad solicitó, son incompletos y tienen deficiencias técnicas. Un ejemplo: el estudio
de la modelación de ozono que presentó (comunicado a la ciudadanía a través de El Mercurio de Valparaíso) establece que la concentración de este nocivo elemento disminuirá producto de la reacción química que tendrá lugar en la atmósfera con su precursor, el dióxido de nitrógeno. Sin embargo, el estudio omite que para lograr esa reacción química la concentración de óxido nítrico que emitirán las chimeneas de la planta termoeléctrica tiene que ser superior a la concentración de dióxido de nitrógeno presente en la atmósfera, situación que sólo ocurre en las cercanías de la chimeneas y que no tiene ninguna relación con lo que actualmente muestran los monitoreos efectuados diariamente por la misma empresa. Para la modelación de ozono y para el material particulado la Seremi de Salud solicita que se incluyan todos los precursores, situación que no es atendida por ENAP que presenta sólo algunos, por lo tanto, si los modelos de simulación no son alimentados con todas las variables de entrada, obviamente los datos de salidas estarán subvalorados y en consecuencia los impactos ambientales y sobre la población también estarán subvalorados. Si a esto se suma que los puntos de medición para establecer la línea de base son estaciones de monitoreo locales, las cuales no miden los impactos de los gases con efectos metropolitanos o regionales, supone una dirección intencionada de los resultados.
Lo anterior se agrava más aún cuando estos estudios son realizados en el marco de una Consulta de Pertinencia (breve descripción del proyecto para determinar si es susceptible de generar impacto ambiental o si los cambios que éste presenta después de una aprobación deben ser evaluados nuevamente por el SEA) sin que se tenga la posibilidad de refutarlos ya que no existe una comisión evaluadora, no existe la obligación de responder a los servicios y tampoco existe la posibilidad de la participación ciudadana. Pues bien, esta evaluación que hace el SEA al proponente ENAP sólo está considerando los impactos que el proyecto genera en un ámbito muy reducido y no en un ámbito más global como exige el principio de desarrollo sostenible y como espera la ciudadanía de la institucionalidad ambiental. En esta “pseudo” evaluación de ENAP, ¿se pensó en algún momento en el turismo de la comuna?, ¿cuántos turistas estarán dispuestos a disfrutar de las bondades de su gastronomía, de sus playas, de sus sitios prioritarios de conservación de la biodiversidad, si esta comuna está en estado de saturación para el material particulado producto del aporte de este proyecto? ¿Qué pasará con el humedal del río Aconcagua, uno de los puntos más importantes de nidación de aves migratorias de la costa Pacífico?, ¿qué pasará con la sobre utilización del recurso natural agua destinado a enfriar las turbinas?, ¿podrá el río y los pozos satisfacer los 13.500.000
litros diarios que requiere este proyecto y la genuina demanda de agua para el consumo de la población y la agricultura local? Me temo que bajo este modelo el panorama es desalentador, en cambio, si este proyecto estuviera realmente enmarcado dentro del concepto contemporáneo y actualizado de desarrollo sostenible ni siquiera me estaría planteando estas preguntas. Los ejemplos abundan con respecto a la lamentable ausencia de una mirada centrada en el desarrollo sostenible, sobre todo en proyectos de gran escala y que comprometen el desarrollo del país. Para que este autodenominado “jaguar sudamericano” pueda satisfacer las necesidades socio económicas y de diversidad cultural de sus habitantes, deberá dejar de aparentar lo que no es y fundar sus acciones en una responsabilidad social con el ecosistema, de modo de heredar a las generaciones venideras un adecuado stock per cápita de bienes de capital natural igual al valor de dichos activos heredados por la generación anterior
*Biólogo PUCV, integrante del Frente Amplio Ojo con la Termoeléctrica.
Comenta esta columna. Escribe a directora@lajugeramagazine.cl
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LOS RESTOS DEL IMPERIO CUENTO INÉDITO
Escribe CRISTOÓBAL GAETE* / Ilustra TOTO DUARTE
Todo imperio deja su huella, y en esta ciudad el Imperio es un bar cerca del hospital ocupado por choros y mendigos atentos a rescatar cualquier cosa de la calle o de la basura; si bien parecen andar hacia algún lugar su visión siempre es amplia. De sus manos cuelgan los hallazgos que permitirán insistir en alimentarse un poco y beber: prendas, juguetes, en el ejercicio interminable del reciclaje que sostiene la precariedad del puerto, en el tesoro infinito de los contenedores de basura.
Cada bar tiene su público, casi siempre fiel, parte del paisaje o decoración. Este Imperio deja parte de su escenario en las cuadras cercanas desde temprano: los cuerpos que son el paisaje extraviado, ataviados por chaquetas fosforescentes de estacionador o basureros, con la tez morena levemente rojiza por el hábito cotidiano. Tirados y desprotegidos en el asfalto, que aumenta el calor y el frío, dibujando un mapa cinético: maniquíes que marcan el camino de ida o vuelta del Imperio.
Transito por el borde del Imperio con el resguardo del burgués que entiende el exceso de alcohol como el extravío del proyecto de la pequeña acumulación: los ahorros, la salud, la seguridad, la compañía familiar. Paso ante la oscuridad de su interior, límite con los ciudadanos funcionales hacia la luz degradada de este bar paraíso. Sus letreros ofrecen cañas de distinto precio y volumen, el denso vino de la casa que se vierte de las garrafas. El tiempo en el bar es igualmente empalagoso, en el que la barra es poblada por viejos para los que el tiempo ya no corre y otros no tanto que alargan su consumo o no saben dónde ir y las caras les resultan familiares; todavía la conversación es gratis aunque tú y yo las paguemos con la cuenta de internet o teléfono.
A veces un hijo juega en su boca voraz, pero los borrachos botados no tienen quien los lleve a casa y los despierte como en el Hijo del tabernero, aquel texto del poeta César Cabello; aplicando el inverso, alguien también podría depositarlos en el Imperio, que al abrir los ojos una caña estuviera frente a ellos, un sueño posible y común bajo el sol de la media mañana. Mi hija se queda mirándolos, no sabe si respiran; los perros que vemos acostados a su lado sí lo hacen. Si hasta los perros que los acompañan tienen quien se preocupe por ellos porque nadie rescata a los curados; mas tienen su lugar, registro sus tránsitos bajando del cerro La Cruz. Ahí debe caer su cuerpo en algún momento, porque de noche los perros andan todos juntos, fuera de los estímulos humanos son sus calles, por eso duermen de día.
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El territorio del Imperio es delimitado por un estacionador que fuma sentado frente a los autos; poco se levanta, sin parquímetro los autos permanecen. Abre la boca para toser y rodea su posición con los fósforos con que enciende los cigarros de contrabando que se estiran por el comercio informal de Uruguay en bolsas listas para la partida si la policía quiere molestar: por setecientos pesos veinte cigarros de dudoso origen, restos de imperios lejanos, en comparación a un cáncer de calidad pagando tres veces por caja. Esas cajetillas de Uruguay poseen nombres irrecordables por estar omitidos de la publicidad que aún podía insertarse en nuestros televisores o en la imagen de Mickey Rourke en moto cruzando Norteamérica, qué más opuesto que un viejo que tiembla fumando en la plaza O´Higgins, el usuario tipo del espacio público: sin trabajo, desechado por el sistema, otro resto del imperio.
*Cristóbal Gaete es periodista, escritor y editor de Ediciones Perro de Puerto. Autor de Mercado Cardonal (2009), Valpore (2010) y la compilación Prosa Rescatada Carlos Pezoa Véliz (2010), entre otros.
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CINE
La lucha por la vivienda social en Valparaíso Escribe ALEJANDRA DELGADO / Fotografía gentileza de MIRADOC
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El jueves 3 de octubre llegó a las salas del PAÍS este reconocido documental, que aborda la integración de diversos grupos sociales en un barrio de clase media en Valparaíso. Por 7 años el equipo realizador acompañó a las líderes de 150 familias, en su travesía por conseguir una casa propia. Camila Moreno estuvo a cargo de la banda sonora.
EL ACUEDUCTO CENTENARIO La Población Elemental de Playa Ancha cuenta con la firma y el nombre de la empresa de arquitectura más innovadora y reconocida en el campo de las viviendas sociales en Chile. La oficina de arquitectos Elemental es conocida por redefinir la calidad en una casa de este tipo al decidir que su valor central debía estar en la localización. Sugieren que una vivienda es mejorable en el tiempo, gracias a los aportes de sus propios habitantes, sin embargo, su ubicación es definitiva. La idea, entonces, era construir en sitios integrados a la ciudad, que permitieran a los “beneficiarios” acceder a los servicios y desarrollarse en un contexto de “mayor equidad”.
Son varios los momentos en que uno siente que está presenciando una gesta heroica en un país donde la preocupación por el acceso a la vivienda pareciera no ser prioridad. ¿Cómo es posible que una comunidad organizada haya tenido que esperar 7 años para obtener su vivienda social? Cabe recordar que la mayor parte de la población en Valparaíso vive en tomas de terrenos, en casas mínimas y precarias que las lluvias amenazan cada invierno con desbarrancar cerro abajo.
De hecho, en junio de 2011 un fuerte temporal dejó 28 de las 150 viviendas de Elemental anegadas, inhabitables. Las familias afectadas se querellaron y los involucrados se pasaron la pelota El Serviu otorgó el terreno, Elemental trabajó en el proyecto, unos a otros. también participó Un Techo para Chile como Entidad de Gestión Inmobiliaria (EGIS) y en 2008 tras un largo proceso que incluyó La persistencia en rodar durante años este tránsito permite que la participación de los vecinos en la elección de las viviendas los espectadores nos enteremos, además de la lucha que dieque se construirían, la edificación se inició a cargo de la empre- ron los vecinos, de los procesos que como individuos fueron viviendo: llegada de nuevos hijos, partida de otros, matrimonios, sa Valle Mar. cambios en sus relaciones, decepciones, esperanzas. Sin duda, En un terreno de 22.152 m2 fueron construidos 150 dúplex de de un buen tramo de sus vidas. Permite también que podamos 65.1 m2 más una Sede Social con materiales como hormigón presenciar la división de la propia comunidad, fruto de envidias, armado, ladrillo y madera. Vivienda social con vista al mar. Los cahuines, reproches. dúplex, a través de distintos subsidios, costaron alrededor de 600 UF. De ellas, los pobladores tuvieron que poner 20. Y este Destacable trabajo de fotografía (Valparaíso es siempre una posproceso es el que registra el documental 74m2 de las realizado- tal eficaz de retratar), interesantes planos, colores y cortes. Intimista, radiográfica y necesaria. Con la presencia de la música ras Paola Castillo y Tiziana Panizza. de Camila Moreno, el ritmo de la cinta es ágil, y nos enfrenta a la moraleja de que es vital “el rol de las instituciones y las personas en la generación de un cambio social”, como apunta Paola Castillo, codirectora del film. Durante 7 años, el equipo de producción de 74m2 (con apoyo del Fondo de Fomento Audiovisual, CORFO, y el prestigioso fondo norteamericano ITVS) acompañó el proceso de las 150 familias agrupadas en el “Comité de vivienda Vista al Mar” que decidieron ser parte de este proyecto social, sin duda innovador, para obtener una casa propia en un barrio de clase media en Valparaíso. El relato tiene como hilo conductor las historias 2013/ Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales de Rosario. Premio Feisal, otorgado por la Federación de Escuede las dirigentes Iselsa y Cathy. las de Imagen y Sonido de América Latina. Antes de los aciertos –que son muchos- hay que decir que a los testimonios de los pobladores les falta espontaneidad, carne, 2013 / Selección Oficial de BAFICI. Único documental chileno en tal vez la edición así lo quiso. No obstante se extraña un na- Competencia de Derechos Humanos de la sección Panorama. rración más realista, con matices, el gran mérito del film es la 2012 / Ventana de Cine Chileno del 19° Festival de Cine de Valhistoria que logra registrar: una travesía –muchas veces ingratadivia. para obtener un lugar habitable, una casa ganada con esfuerzo, por ejemplo, a punta de comer puros fideos con tal de meter 2012 / Muestra de Cine Chileno del 24° Festival de Cine de Viña. cada chaucha en la libreta de ahorro. La dignidad de los dirigentes adquiere un contrapunto interesante en el registro de las 2009 / Primer proyecto del continente en ser seleccionado en voces de los vecinos que temen por la llegada de estos nuevos EURODOC, prestigioso programa de producción internacional pobladores y que se convierten en presa fácil de vendedores de de documentales. alarmas que aprovechan el miedo al “otro” para vender sus productos. Más pruebas de dignidad aparecen también, cuando un 2008 / Único proyecto latinoamericano seleccionado por Toronconcejal de la ciudad puerto les hace entrega a Iselsa y Cathy to Documentary Forum del Festival Hot Docs, Canadá. $7.000 para manifestar su “irrenunciable apoyo al proyecto” y ellas cuentan los pesos en su cara, a punto de estallar en risas ante tal chambonada.
DIGNIDAD
FESTIVALES Y PREMIOS
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