La Jornada Zacatecas Miércoles 26 de Septiembre de 2018

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MIÉRCOLES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2018

os políticos, como los médicos, los abogados o los ingenieros, deben enfrentarse constantemente a decisiones cuyas alternativas les permiten apenas elegir entre el menor de los males. Todos nos enfrentamos a este tipo de dilemas éticos cotidiana, sino es que diariamente. Sobran cada día más estudios y aproximaciones filosóficas al complejo arte de vivir en libertad, con dignidad y en riesgo permanente de la decencia, en un mundo cuyas problemáticas apenas sí podemos imaginar. Retos traídos de otras culturas y latitudes del orbe nos confrontan constantemente a oportunidades y desafíos para nuestra consistencia ética. La diferencia para quienes estamos insertos en la vida pública, y dependiendo del grado de exposición que la circunstancia nos permita o exija, es que estos dilemas éticos y sus consecuencias se encuentran al escrutinio de una pluralidad creciente y apenas imaginable de actores e individuos. Por ello mismo, en ésta, la época líquida, es que se ha vuelto tan difícil y no pocas veces, inútil, el debate público. Si a ello agregamos el tamaño de nuestros problemas, y las pocas rutas exploradas en un contexto similar al nuestro, el fenómeno de lo político, parece a veces desvanecerse en la decepción y la mediocridad. Por esta percepción que tiene meses dándome vueltas en la cabeza cada que me sitúo frente a la posibilidad de exponer algún tema de la agenda pública, es que encontrarme con la lectura de La audacia de la esperanza, del expresidente Barack Obama (Senador por Illinois, cuando lo escribió), fue un aliento y el descubrimiento de una ruta ética que me motivó para continuar en la vocación del servicio público y lo que es más aún: la política misma, entendida en el sentido más amplio del término y no sujeta ni a militancias, ni a banderas, sino a causas y agendas. Luego entonces, cederé

e acuerdo con el Artículo 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, nuestro país dispone, para los procesos de planeación, de un Sistema Nacional de Información Estadística; el cual es coordinado, también por mandato de la Constitución, por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) En la Constitución se establece además, que la información del INEGI tendrá “carácter oficial”, y su uso es obligatorio para todas las dependencias de la administración pública federal, y para las administraciones estatales y municipales; es decir, cualquier programa, estrategia o acción que se implemente en cualquier orden del gobierno, debe utilizar los indicadores e información del INEGI. El tema es relevante, porque hay dos iniciativas anunciadas por el equipo de transición del Presidente electo, para cuya planeación estratégica se ha dicho que se desarrollarán dos censos. El primero, estaría dirigido a la identificación de las necesidades de cada familia, para lo cual el anuncio ha sido que se va a censar, vivienda por vivienda, para tener claridad qué es lo que requiere cada uno de los hogares del país. El segundo, se ha planteado como base del diagnóstico para el programa para promover la inclusión de jóvenes al empleo y otras oportunidades educativas y de capacitación; llama la atención que en este caso en particular, a decir de quien será la Secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde Luján, el censo será levantado entre los meses de septiembre y noviembre de este mismo año. Sobre el tema, se ha dicho que, en el caso del primer censo, serían los subdelegados regionales los responsables de ir casa por casa a levantar la información; sin embargo, por lo que se sabe en medios de comunicación, habría 264 o 270 de éstos subdelegados. El problema es que el país tiene alrededor de 33 millones de viviendas habitadas en un territorio de alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados. Lo anterior significa que cada subdelegado tendría que censar alrededor de 122,222 viviendas; y eso exigiría que cada subdelegado invirtiera algo así como 5 mil días (13.5 años) para cumplir con la tarea encomendada. Así las cosas, surgen numerosas dudas: ¿quién realmente diseñará —cuestionarios, operativo de campo, procesamiento y análisis de la información—, esos censos? Lo que se rumora en redes sociales es que el equipo de transición recurrirá a las estructuras seccionales de Morena para recorrer casa por casa; lo cual genera al menos tres cuestionamientos: ¿Por qué la población tendría que entregar información altamente sensible a un partido político? En ese sentido, estaríamos ante una suplantación de funciones respecto del INEGI, pero también ante una posible violación de las leyes electorales, asunto sobre el cual el Instituto Nacional

Primeras notas: La audacia de la esperanza (sobre una ruta para la política) Carlos Eduardo Torres Muñoz a la tentación de compartir con usted lector, algunas notas de la visión de Obama respecto a la vida pública, del libro ya citado. No vale la pena detenerse mucho en el por qué deberíamos prestar atención a las reflexiones de un estadista (cuando menos político trascendente) de los Estados Unidos. Me limitaré a exponer que sostengo que copiamos la Constitución de Estados Unidos, y sin embargo no llegamos más allá del texto, su arraigada cultura Constitucional nunca fue una tarea que nos llamara a imitar. Vivimos en un doble mundo normativo a partir de ello: el formal (aspiracional) y el real (injusto

¿Quién va a levantar los censos… y con qué recursos? Saúl Arellano Electoral debería estar pendiente, porque no es un asunto de juego. ¿Si el levantamiento lo hace efectivamente Morena, ¿con qué recursos? ¿son fiscalizables por el INE? ¿es

y salvaje). Pero también en el ámbito de nuestra vida pública: existimos en la sombra de un Estado al que hemos intentado imitar durante siglos, minimizando sus virtudes y potenciando sus defectos. Comienzo con una nota que parece no solo adecuada, sino necesaria para la reflexión de mi generación en todo el debate público, pero especialmente en Twitter. Reflexiona Obama sobre su época de estudiante: empecé silenciosamente a darme cuenta del punto en que, en nuestras conversaciones de dormitorio, mis amigos universitarios y yo dejábamos de pensar y nos deslizábamos hacia la hipocresía. Era aquel punto en el que denunciábamos el capitalismo o el imperialismo americano con demasiada ligereza, en el que proclamábamos la liberación de las limitaciones de la monogamia o la religión sin comprender realmente el valor de dichos límites, y en el que tantas veces se adoptaba el papel de víctima como medio de eludir responsabilidades, exigir derechos o afirmar una superioridad moral sobre quienes no eran víctimas. No es que esté mal el debate en redes, ni mucho menos la expresión de ideas inclusive a la ligera. Es que la deliberación en Twitter o Facebook (en una altísima proporción), se ha vuelto hasta cierto punto eso: una charla de dormitorio, en el que en la comodidad de no arriesgarlo nada, a veces, ni siquiera leer o responder a las visiones distintas a la nuestra. Menospreciar al otro, suponiéndose superior a través de la legitimidad o justicia de la queja o posición. Si el lector y el medio me lo permiten, este es apenas un primer acercamiento a lo que serán varias entregas sobre varias reflexiones del extraordinario y necesario texto de Obama, para pensar e idear una nueva ruta para nuestra vida pública. @CarlosETorres_

válido que utilicen el dinero de las prerrogativas para esta tarea?, y La información que generen, en tanto que no estaría validada por el INEGI, carecería de validez para efectos de planeación, programación y presupuestación. La cuestión es seria. Un censo requiere de una metodología, de una estrategia de campo, de capacitación a supervisores y empadronadores; de expertos estadística para procesar los datos, y de un sinfín de especialistas que participan desde el diseño hasta la entrega de resultados. Y que me desmienta el INEGI, pero no hay nadie en este país de hacer algo así, de la magnitud planteada, en menos de tres meses. Sin duda es deseable, y es de festejar, la idea de un programa de inclusión de jóvenes; y claro que es necesario profundizar el conocimiento sobre los hogares; pero hacerlo sin método y con instrumentos fuera de la ley, puede generar costos que, en el marco de la austeridad planteada por el Presidente electo, resultarían no sólo un contrasentido, sino un auténtico desperdicio. @saularellano


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