La Hora - Politica

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Suplemento especial

Los políticos responden a

¿POR QUÉ VIVIMOS CON TANTA INSEGURIDAD?

Guatemala, 13 de abril de 2011


Editorial

Guatemala, 13 de abril de 2011

Vivir con inseguridad

Hace cuatro años, agobiados por la falta de seguridad, los guatemaltecos al final de la campaña le dieron un considerable ímpetu a la propuesta de mano dura para enfrentar al crimen. Fue tanto el respaldo provocado por la oferta de atacar con dureza al crimen que el candidato puntero, Álvaro Colom, sintió tan amenazada su posición en las encuestas que recurrió a la oferta de combatir la violencia con inteligencia como alternativa. Y la gente le compró la idea, confiando en que era mejor buscar seguridad sin excesos represivos y no cabe duda que ese factor fue influyente, si no determinante, para su triunfo electoral. Hoy, cuatro años después, el fracaso de su gobierno en materia de seguridad es evidente y mantiene el tema como uno de los más importantes de la campaña actual porque prácticamente no hay familia en el país que no haya sufrido los efectos de esa inseguridad. Robos a la orden del día y asesinatos que se cuentan anualmente por millares son el saldo de la ausencia de una estrategia para definir políticas concretas en materia de seguridad. Cinco min-

istros de Gobernación en poco más de tres años son patética muestra del fracaso del gobierno actual para enfrentar al crimen y ni siquiera la importante presencia de la CICIG como elemento disuasivo al demostrar que es posible combatir la impunidad ha sido suficiente para contrarrestar el enorme poder del crimen organizado y la enorme facilidad de acción que tienen los delincuentes en lo individual. Guatemala es literalmente un paraíso para los delincuentes y quienes más han apreciado y se han beneficiado de esa patética debilidad institucional del Estado son los narcotraficantes. Coincidió nuestra ineptitud con la implementación de políticas severas contra algunos narcos en México y éstos, al sentirse amenazados, desplazaron sus operaciones a Guatemala donde encontraron territorios absolutamente libres para realizar su ilegal negocio con la complicidad de autoridades locales y nacionales que sin rubor alguno se ponen al servicio de los delincuentes. Célebre es la protección que patrullas y contingentes completos de la Policía Nacional Civil han prestado a los

más destacados cabecillas del narcotráfico que se pueden movilizar libremente y con protección que pagamos todos los ciudadanos. El problema, justo es decirlo, no fue causado por el actual gobierno. Las causas son variadas y profundas, pero entre ellas hay que destacar la crisis social que se traduce en desintegración familiar y descuido a la niñez y la juventud, el consistente desmantelamiento del Estado a causa de la predominancia de una corriente ideológica, al cultura de la muerte y la impunidad que se acentuaron durante los años del conflicto armado interno y errores políticos y estratégicos como la idea de reciclar a los agentes de la antigua Policía Nacional para crear la actual Policía Nacional Civil sin entender que el recurso humano nos e puede reciclar. Pero evidentemente cualquier político que buscaba y busca el poder tiene que saber cómo enfrentar esas causas profundas y adoptar políticas claras y consistentes para devolverle al Estado la capacidad de cumplir con su primer deber, que es garantizar la seguridad de los habitantes de la

República, tarea en la que hay demasiado trabajo pendiente. Y por ello es que ahora, cuando buscamos que los políticos asuman compromisos y definan sus estrategias frente a los grandes problemas del país, consideramos fundamental que en materia de seguridad expliquen su visión y objetivos para que así podamos tener elementos de juicio que vayan más allá del emotivo dicho de usar la mano dura o de combatir la violencia con inteligencia. Queremos aportar al debate nacional permitiendo a los líderes políticos definir según su leal saber y entender, cuál es su postura respecto al agobio que tenemos los ciudadanos por la inseguridad y cómo pueden combatir el problema. Los ciudadanos tenemos que ser exigentes para reclamar de los políticos propuestas concretas y no palabras vacías. La Hora sigue tratando de hacer aportes para un debate más de fondo a lo largo de esta campaña y con esta edición empezamos a abordar el tema de la violencia, el crimen y la inseguridad, entendiendo la compleja dimensión del problema.

TRIBUNA DIGITAL Comentarios al editorial “El uso de los recursos naturales”, del suplemento LH Política “La Explotación de los Recursos Naturales, en la Agenda Política”, del pasado 30 de marzo. NO TIENE PESO ¿Y el Ministerio de Ambiente y RECURSOS NATURALES? No tiene peso en estas decisiones ni se opone ni siquiera para taparle el ojo al macho. Lamentable que reciban plata y que vendamos nuestros recursos a cambio de espejitos. Roberto García TERCERMUNDISTA Mientras en Guatemala se siga permitiendo la explotación y abuso de los recursos naturales por compañías y personas extrajeras sin escrúpulos, asociadas con malos guatemaltecos vendepatria, Guatemala seguirá siendo un país tercermundista; el problema radica precisamente en que también la población es copartícipe en todos estos

desmanes al vivir indiferente ante esta cruel realidad. Se debe madurar políticamente y tomar consciencia de nuestro futuro, porque del buen uso y administración de los recursos del país, los habitantes tendrán mejores oportunidades, pero ¡OJO!, la explotación de los recursos NO significa que la economía del país mejore. La única manera de salir de la pobreza y del subdesarrollo será mejorando nuestra educación, porque de ella dependerán nuestros ingresos. Como dijo alguien por allí: “Explotemos el cerebro y no los recursos”. Erick Gálvez TALA INMODERADA En varias ocasiones he denunciado la tala inmoderada

de árboles, la situación lamentable en que se halla el río Huista y todos se quedan apáticos e indiferentes. No sé si aun existe el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Elder Exvedi Morales Mérida Santa Ana Huista, Huehuetenango POR GUATEMALTECOS El uso de los recursos naturales debe de ser aprovechado por compañías guatemaltecas 100% o el Estado, a ejemplo de China que profesa el capitalismo de Estado. Los recursos naturales de Guatemala deben de ser explotados por guatemaltecos, ese dinero devengado de esta explotación debe de quedarse en

Guate. Tanto los industriales o el Estado, a semejanza de la China que practica el capitalismo de estado, deben de ser los únicos que exploten los recursos naturales. Rene Posadas Sánchez UN GRAN NEGOCIO La minería a cielo abierto es un gran negocio para las empresas transnacionales, mientras los pueblos afectados por esta industria viven en pobreza extrema. ¿Qué pasa en Guatemala? Explotan nuestros recursos o bienes con inmensas ganancias, mientras los guatemaltecos estamos sumidos en la pobreza. Es ilógico, ¡necesitamos un gobierno responsable ante estos atropellos! Claudia Solórzano


Guatemala, 13 de abril de 2011

“Es necesario en primer lugar un Presidente Constitucional con voluntad política” Otto Pérez Molina Partido Patriota - PP Quienes han dirigido el Ejecutivo, han sido incapaces de priorizar y garantizar los Objetivos Nacionales, así como ejercer el monopolio de la fuerza dentro del Estado de Derecho, para enfrentar las amenazas contra la ciudadanía y el Estado exitosamente. Las instituciones responsables de la prevención del delito, la investigación, la persecución penal, el juzgamiento y el cumplimiento de condenas presentan altos niveles de ineficiencia, improvisación, corrupción e indiferencia; debilidades aprovechadas por las diferentes organizaciones criminales para atentar contra la vida de los ciudadanos en cualquier lugar y en cu-

alquier momento. Esta vulnerabilidad facilita particularmente el accionar del narcotráfico, que busca el control de territorios y facilita a las maras las extorsiones y el sicariato, mientras que la delincuencia común actúa impunemente en las áreas urbanas asaltando y robando desde una cartera, un celular, una computadora hasta un automóvil. Desde enero 2008 a marzo del presente año han sido asesinados 19,512 guatemaltecos en forma violenta, cruel e inhumana, además se registran más de 95,000 hechos delictivos contra la vida, los bienes y las instituciones. Hoy la seguridad ciudadana se encuentra inmersa en una grave crisis. Para unos analistas el origen de la inseguridad y la violencia, es consecuencia de la Encomienda, el Repartimiento, la brecha entre

clases heredada por la colonia y las diferentes guerras internas. Esta tesis podría ser válida, pero otros estudios la contradicen –aunque no se desestima cierta incidencia del conflicto armado–. La investigación acerca de “LA MAGNITUD Y COSTO DE LA VIOLENCIA EN GUATEMALA”, realizada en mayo del 2002 por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), dice al respecto “La única herencia que se percibe del conflicto sobre la violencia actual sería la de haber inducido, o facilitado, la consolidación del crimen organizado en ciertas regiones.” Las acciones delincuenciales mayormente perceptibles son 1. La migración hacia núcleos urbanos, la conflictividad social, la desintegración familiar, el crecimiento urbano descontrolado, la falta de servicios básicos –agua entubada, energía eléctrica, drenajes, centros educativos, de salud y recreación–, aspectos que deben ser considerados responsabilidad del municipio. 2. La delincuencia juvenil, resaltan las “maras MS 13 y 18”, que operan principalmente en las áreas suburbanas y marginales, en donde han generado altos niveles de crueldad, como un mensaje claro para quienes se niegan a pagar la extorsión, sin contar que también se dedican al sicariato. 3. El narcotráfico. El enfrentamiento entre los carteles mexicanos, por el control de territorios y las rutas logísticas, están generando altos niveles de violencia armada y propiciando la corrupción e impunidad en las instituciones de seguridad y de Justicia. La posición geográfica de Guatemala, la coloca como puente entre sur norte, de los países productores de droga y el mayor consumidor, convirtiéndola en el lugar ideal, para el funcionamiento de las diferentes organizaciones del narcotráfico, lavado de activos, trata de personas y tráfico de armas y 4. Ineficiencia Pública. La falta de coordinación entre el Gobierno y el Sector Justicia, multiplican la vulnerabilidad. Actualmente el mayor problema lo constituye la PNC, en la cual se han formado bandas delincuenciales, que realizan actividades fuera de la Ley en su beneficio personal, acciones que van desde protección a organizaciones criminales, extorsiones hasta ejecuciones extrajudiciales en desmedro de los derechos humanos. CÓMO SOLUCIONAR LA INSEGURIDAD Y VIOLENCIA Para garantizar la protección de la persona, la vida, la libertad, la justicia, la paz y el desarrollo integral

de los guatemaltecos, es necesario en primer lugar un Presidente Constitucional, con voluntad política, capacidad, recursos del Estado para revertir el actual escenario de criminalidad dentro del marco del Estado de Derecho, Régimen de Legalidad y pleno respeto de los Derechos Humanos, para recuperar la confianza y el apoyo de la población. En segundo lugar. La conformación de equipos multidisciplinarios y la relación con otras dependencias estatales, para atender integralmente la inseguridad y la violencia, privilegiando la prevención del delito, tanto en lo social como en lo situacional, para generar espacios seguros en la comunidad, que propicien la convivencia pacífica, a través del fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia en todo el territorio, para atender los problemas y retomar el control fronterizo. Es consecuente meditar seriamente en la refundación de la Policía Nacional Civil, para que cumpla efectivamente sus funciones de seguridad ciudadana y comunitaria, priorizando la creación de la Academia de Formación de Oficiales de Policía -inicio de la profesionalización institucional-, que privilegiara la formación de valores y el respeto irrestricto de los Derechos Humanos. También es pertinente la creación de la Policía de Investigación Criminal, con recursos los adecuados y una excelente relación institucional con el Ministerio Publico y el INACIF. Asimismo debe retomarse el control de los diferentes centros penitenciarios, para contrarrestar las acciones criminales que se desarrollan desde su interior, evitando la corrupción de las autoridades. Eso plantea la urgencia de construir centros penitenciarios, para cumplir con el mandato constitucional -“readaptación social y a la reeducación de los reclusos”- (Artículo 19); que principia por la correcta clasificación de los privados de libertad, de tal forma que se garantice su seguridad y el cumplimiento de su condena. Finalmente una política de SEGURIDAD PÚBLICA, debe contar con el soporte tecnológico, que optimice la prevención e investigación del delito, la video vigilancia, las estadísticas delictivas, las comunicaciones, la coordinación y el control, para coadyuvar en su implementación.


Guatemala, 13 de abril de 2011

¿Por qué vivimos con tanta inseguridad? Manuel Baldizón Libertad Democrática Renovada -Lider-

por el bienestar de los habi tantes y hacer que se cumpla la ley. Sin embargo, en Guatemala estamos al borde de caer Manuel Baldizón está claro, en un Estado fallido, en donde en Guatemala vivimos en un nadie respeta la ley, en donde Estado de Derecho, en el que constantemente se dan burlas todos los ciudadanos, inclui- y atropellos a nuestra Constidos gobernantes y goberna- tución. dos, estamos sometidos al Pero, el problema no son imperio de la ley. Lo que sig- las leyes, nuestra legislación nifica que ningún ciudadano es un ejemplo en América; que viva en nuestro territorio el problema es que quienes está por encima de la ley; el administran las institucioEstado fue creado para velar nes creadas para hacer que

se cumplan y castigar a quienes las transgredan, son ineficientes, de esta manera se hacen vulnerables a los nuevos enemigos de la ley, quienes han desarrollado mejores estrategias que los encargados de mantener el orden y dar seguridad. Les doy varios ejemplos; Los criminales se organizaron y establecieron sus propias normas a lo interno de sus organizaciones, mientras que en las instituciones encargadas de la seguridad y justicia existe una verdadera des organización, no hay disciplina y los procedimientos son lentos y anticuados. Los criminales entendieron que debían copar los espacios políticos y públicos y han invertido en ello, mientras que los organismos del Estado no han entendido que deben invertir en lograr una participación más amplia de los ciudadanos en los espacios políticos, por ello hay que reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos; necesitamos que la gente buena en lugar de tener rechazo hacia la política, se involucre y participe, mientras más gente buena participe es más difícil que los malos lleven a cabo sus planes. La falta de competitividad, el negativismo, el sentimiento de inferioridad, lo que nos han inculcado desde la conquista a decir no se puede, ha llevado a que nuestro país se quede increíblemente rezagado en la productividad, en la generación de riqueza, aun teniendo las grandes posibilidades que tenemos, generando falta de trabajo, y sobre todo, un sentimiento de no tener un futuro positivo, eso lo ha aprovechado el crimen organizado y el narcotráfico para insertarse en la sociedad, y presentarle a nuestros jóvenes oportunidades oscuras de enriquecimiento. Es por eso que Manuel Baldizón, con el partido Lider hemos diseñado un plan junto a expertos de diferentes disciplinas al que hemos denominado Seguridad Ya. Con acciones puntuales a corto, mediano y largo plazo entendiendo que el problema de la seguridad debe tratarse de manera integral. Sin embargo en este momento es

imprescindible una lucha frontal contra el narcotráfico y el crimen organizado, pero aprendiendo de los errores cometidos: 1) Que no es un problema exclusivo de algunas naciones o de algunos departamentos es un problema que nos afecta a todos. 2) Que esta lucha no es solamente contra las drogas, es contra la violencia. 3) Que el combate al crimen no es una opción es una obligación legal, es una obligación de todos, a la que no podemos renunciar de ninguna manera. Digo esto con toda certeza, el mayor problema es que todos creemos que es un problema del gobierno, que es un problema que les compete a otros, y no es así, el problema de la violencia nos afecta a todos, empresarios, gobernantes, políticos y sobre todo al pueblo honrado y trabajador. Por eso Cuando Manuel Baldizón, hace un llamado a que solo el pueblo salva al pueblo; estoy diciendo que la solución a este y todos los problemas de nación, está en la gente, en sus familias y no solo vistas como el núcleo de padres e hijos, sino en todo su contexto, en Guatemala nuestras familias aún siguen siendo la base de la sociedad, y la prioridad de cada persona, los tíos, abuelos, primos, compadres, es luchar por rescatar los valores que se han perdido, que le dan forma a nuestra sociedad, valores inquebrantables como la honestidad, el apoyo, la comprensión, la disciplina, el respeto, valores que se han ido debilitando y que por consiguiente generan los problemas de la violencia y la falta de respeto a la ley. Por eso rescatar la seguridad y la paz en Guatemala no es una tarea de unos pocos, es de todos; familias, maestros, líderes religiosos, sociedad civil, empresarios, gobernantes, es un trabajo de todos, del pueblo. Si hoy nosotros, no hacemos nada, mañana el precio que nuestros hijos pagarán será más costoso. Por eso digo: Solo el pueblo salva al pueblo Sí se puede!


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Más oportunidades de desarrollo para menor inseguridad Harold Caballeros Visión con Valores - VIVA Durante la época democrática nos hemos dado cuenta que con el pasar del tiempo ha crecido la inseguridad en nuestro país. Los guatemaltecos enfrentamos una psicosis que afecta nuestra vida diaria a causa de la violencia y la falta de seguridad y nos preguntamos cómo llegamos a semejantes niveles y permitimos que se insertara en nuestra sociedad. Es evidente que el crimen organizado, la delincuencia común y el narcotráfico se han vuelto una amenaza para el país y sus ciudadanos. Las muchas carencias con que operan las instituciones encargadas de velar por la seguridad de los guatemaltecos es otro factor que ha venido a contribuir a este clima de violencia e inseguridad creando efectos destructivos dentro de nuestra sociedad. Además la falta de oportunidades para generar ingresos que permitan el sustento básico de una persona y su familia han ocasionado que muchos prefieran optar por delinquir y violar la ley para obtener cierto ingreso. Sin embargo, es importante entender que aún estamos a tiempo de rescatar esta nación y cambiar las condiciones en las que se encuentra. Empezando por promover el respeto a la Ley para dar como resultado el fortalecimiento sucesivo de nuestras instituciones gubernamentales y especialmente del Sistema de Justicia porque creemos

que es la base primordial para garantizar la prosperidad y el desarrollo de nuestro país. Estamos convencidos que la institucionalidad que debemos ir construyendo los guatemaltecos debe basarse a través de eliminar los privilegios y la aplicación de la Ley con discrecionalidad, dejando a un lado los intereses personales y poniendo por delante los de la nación. La seguridad depende también del buen funcionamiento de las instituciones, que las mismas tengan los recursos necesarios y el personal apto para cumplir con la labor encomendada. Es necesario que el Gobierno fortalezca las mismas, ya que Guatemala es una nación que requiere con urgencia, autoridades responsables y capaces de cumplir con el mandato que se les ha encomendado, priorizando el bienestar de los guatemaltecos y la construcción de una nación con certeza jurídica y Estado de Derecho. En ese sentido también creemos que es impostergable ampliar el presupuesto del Organismo Judicial, y velar porque sea debidamente utilizado para garantizar la provisión de justicia a la población. Así mismo fortalecer al resto de instituciones actoras dentro de la cadena de justicia como lo es el Ministerio Público, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses y el Instituto de la Defensa Pública Penal para lograr así un mejor desempeño en la persecución e investigación en el proceso delictivo y así mantener un verdadero Estado de Derecho. No podremos construir una Guatemala próspera y justa si los ciudadanos cargamos en el hombro diariamente más de un 90 por ciento de impunidad. La cual se combate con la aplicación de la justicia pronta y certera, a través de su fortalecimiento, sin dejar a un lado la formación de autoridades y administradores de justicia con ética profesional y valores. Fomentando una cultura de anticorrupción y valores dentro de las instituciones de seguridad, como factor clave de eficiencia y confianza ciudadana. Estamos conscientes que es importante prevenir los delitos y combatir la inseguridad con medidas preventivas y sobretodo generar oportunidades de desarrollo económico y social. Cuando pensemos en seguridad, justicia, educación y

salud, nuestras necesidades más urgentes, debemos pensar en las oportunidades que necesitamos para satisfacerlas con dignidad. Muchos jóvenes talentosos son presa de las maras y la delincuencia, porque no les brindamos las oportunidades de educación, empleo y principalmente, afecto. No podemos pensar en un gobierno que le apueste todo a seguridad sin ser capaz de favorecer nuestra productividad y desarrollo. Cuando vivimos en el temor nada crece, nada se desarrolla como debe ser. Muchos vienen de familias destruidas por un ciclo de violencia interminable que sólo puede romperse con oportunidad, no con más violencia. Ningún ejército o policía del mundo puede ganar una guerra que tiene como enemigo oculto a la pobreza, el hambre y la ignorancia, necesitamos seguridad con prevención y justicia y sin militarismo, que resguarde la vida y los bienes del ser humano y su familia, pero también, que proteja la actividad económica que le brindará desarrollo y dignidad. Por tal motivo, proponemos la implementación de un plan de largo alcance que proporcione oportunidades a los ciudadanos para gozar de más y mejores empleos, lograr mejores fuentes de ingreso a través de reforzar y motivar el cooperativismo, la pequeña y mediana empresa para así poder ir resolviendo los males que aquejan a la sociedad reduciendo la pobreza y la marginación que son algunas de las causas de la violencia y el crimen como seguridad preventiva. No podemos dejar de mencionar la pérdida de valores que hemos visto dentro del tejido social de nuestro país. El Gobierno a través del Sistema Educativo puede reforzar los valores para restablecerlos dentro de la sociedad, los cuales se han ido perdiendo en el pasar del tiempo. Necesitamos un rescate del Estado guatemalteco, esto a través primero de la dignificación de la política y un fuerte combate a la corrupción que pueda recuperar la confianza del ciudadano en las instituciones, así como fortalecer el Estado de Derecho y el respeto a la Ley. Para esto hacemos un llamado a la reserva moral del país, para que con una conciencia clara de los problemas participemos en unidad para lograr el cambio que Guatemala necesita. Estamos conscientes que la mejor manera para cambiar la cultura de violencia es la educación en valores, ética y participación ciudadana, ya que esto no puede faltar en una estrategia integral para fortalecer la seguridad y el Estado de Derecho. Cuando nuestros niños y jóvenes cuenten con oportunidades, educación, salud y puedan tener confianza en que el Gobierno está realizando sus objetivos a cabalidad, entonces saldremos a las calles con la certeza de que podremos volver a casa, sin que la vida o las propiedades sean amenazadas, y gozar libremente del fruto del trabajo diario y podremos sentirnos satisfechos que Guatemala será una nación desarrollada, segura y unida como siempre lo hemos deseado. Sí se puede!


Guatemala, 13 de abril de 2011

“Se necesita un enfoque serio, científico y DIFERENTE” Eduardo Suger Compromiso, Renovación y Orden -CreoLa palabra INSEGURIDAD no define con claridad un problema específico. Desde el punto de vista positivo, entendemos que es la falta de “SEGURIDAD” misma en TODO SENTIDO, lo cual afecta varios aspectos muy importantes de la vida ciudadana. La Constitución de la República define varias “SEGURIDADES” fundamentales para la existencia humana. Estas “seguridades” indispensables son definidas como DERECHOS FUNDAMENTALES, los cuales reclaman la Seguridad de la Vida, Seguridad Alimentaria, la Seguridad de Salud, la seguridad de Educación, la Seguridad de Trabajo, la Seguridad de Libertad, Expresión y Locomoción y la Seguridad de la Propiedad. Cuando alguna de estas garantías de SEGURIDAD es débil o ausente, principalmente la Seguridad a la Vida, se genera una sensación de miedo en toda la población y se habla de “LA INSEGURIDAD”, confundiendo el término y peor aún dejando de lado otras manifestaciones de falta

de seguridad muy importantes. De ahí que se atribuya la “falta de seguridad” exclusivamente al Ministerio de Gobernación, y todas las exigencias públicas, ya sea por los medios o de boca a boca, se encaminan a exigir que el Gobierno haga algo por “LA SEGURIDAD” expresando el temor al riesgo por la vida, pero olvidando la absoluta falta de OTRAS SEGURIDADES, absolutamente indispensables para la existencia plena de una sociedad. Toda INSEGURIDAD de cualquier género, tiene sus particulares causas y orígenes, siendo OBLIGACIÓN PRIMORDIAL del Gobierno de turno, entendiéndose por ello a los tres poderes gubernativos, la investigación de dichas causas y orígenes y la implementación de soluciones acertadas para cada fase particular de inseguridad existente. En Guatemala, los gobiernos deficientes, demagógicos y populistas, así como las tiranías y dictaduras, nos han llevado progresivamente a un estado de INSEGURIDAD GENERAL, en la cual, ninguno de los derechos fundamentales constitucionales alcanza el grado de validez y realidad que la Ley Suprema

ordena. En la actualidad, el crimen, la violencia organizada, y la falta absoluta de respeto por la propiedad alcanzan proporciones tan grandes que ocupan toda la atención y nos hace olvidar la tremenda INSEGURIDAD que existe en términos de Salud, Vivienda, Educación, Trabajo, Alimentación, Paz y demás. A esta forma de inseguridad, la INSEGURIDAD PARA LA VIDA, se le dedica toda la atención, olvidando que el problema de INSEGURIDAD TOTAL está interrelacionado, y que todas las inseguridades parciales contribuyen a crear el estado de INSEGURIDAD TOTAL que hoy vivimos. Para INICIAR el camino que nos conduzca a obtener una SEGURIDAD PLENA se necesita un enfoque serio, científico y DIFERENTE, que permita analizar las causas de cada uno de los problemas. Conociendo sus orígenes y causas debemos diseñar un plan de gobierno CONJUNTO, interrelacionado, mediante el cual se logre la solución de todas las “inseguridades parciales”. No es posible reducir la criminalidad en un país de extrema pobreza, donde impera la falta de trabajo y la necesidad general. Tampoco se logrará nada si no se hace un cambio radical en la educación básica, instilando en los niños y jóvenes, el respeto mutuo, la tolerancia, el deseo de mejorar mediante el trabajo y la productividad. Menos aún se puede reducir el crimen y la violencia si somos una nación enferma, carente de salud y de un ambiente sano. ¡Mente Sana en Cuerpo Sano! Si los jóvenes no obtienen una profesión remunerativa, si los hogares no cuentan con techo, alimentos, medicinas y sobre todo un trabajo honrado y estable, si la población tiene que desarrollarse en un ambiente malsano y enfermizo… ¿Cómo podremos evitar la criminalidad, la cual es producto de mentes enfermizas y defectuosas? Al mismo tiempo que realizamos una labor de reestructuración gubernativa para lograr que TODO el gobierno trabaje en conjunto en la búsqueda de soluciones prácticas para todos los problemas de inseguridad, se debe reorganizar y fortalecer el sistema judicial, especialmente a los tribunales, para que puedan funcionar eficientemente y con la rapidez que establece la Ley.

Debemos recuperar la noción de un sistema legal que intenta RECUPERAR y RESOCIALIZAR al delincuente. Es necesario que se implemente un sistema penitenciario moderno, suficiente y SUPERVISADO, que garantice el respeto a los derechos del individuo pero que asegure la recuperación del mismo, para evitar que los centros penales sean “universidades del delito” y “clubs de criminales” como lo son ahora, en que inclusive son las “oficinas administrativas” desde donde se dirigen las actividades delincuenciales. Ejército y Policía, así como una Guardia Civil Nacional, deben organizarse, entrenarse y equiparse como debe ser. Sus elementos deben ser remunerados justamente y provistos de seguros de vida en beneficio de sus familias. Sin embargo, no debemos olvidar por un solo momento que las viejas ideas, los conceptos de nación anticuados y obsoletos, no ofrecen la menor oportunidad para que encontremos el camino a la solución al problema de la INSEGURIDAD TOTAL. Tampoco nos ayuda el pretender solucionar el problema de una manera aislada, invocando tan solo a la represión, a la fuerza y al castigo como el medio adecuado para librarnos de las inseguridades. Debemos tener una mente tan amplia como sea posible para darnos cuenta de que el Aparato Estatal en su totalidad es un monstruo que ha alcanzado dimensiones enormes. Es una máquina que consume todos nuestros recursos económicos, sin producir resultados, sin ofrecer soluciones y sin dar un solo paso adelante. Las acciones que deberán encaminarnos a la solución de todas las INSEGURIDADES PARCIALES y que son causa de la INSEGURIDAD TOTAL requieren inversión y por ello administración celosa, honesta y precisa. Se requiere de un Líder, al mando de las actividades ejecutivas del Gobierno, que ponga a los ministerios y entidades de gobierno a funcionar sincrónicamente, bajo un solo mando y orientación. El trabajo es grande y complejo. Pero… ¡Podemos hacerlo, de una manera totalmente DIFERENTE a lo que se ha hecho hasta ahora! Guatemalteco: ¡Este es tu año! ¡Esta vez en verdad decidirás el futuro de tu familia, de tus hijos y de tu nación!


Guatemala, 13 de abril de 2011 - LH POLÍTICA/Página 7

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Guatemala, 13 de abril de 2011

Por qué vivimos con tanta inseguridad Juan Guillermo Gutiérrez Partido de Avanzada Nacional La problemática de la falta de seguridad es un tema muy complejo que debe ser tratado de manera integral, para lograr soluciones a largo plazo, porque consideramos que la debacle en la que estamos inmersos es consecuencia de tres grandes problemas, la pobreza, la inseguridad y la corrupción. Guatemala ha vivido en un clima de inseguridad desde hace ya muchos años. Desde mediados de los años sesenta, cuando la guerrilla empieza con su estrategia de terrorismo y muerte, también la seguridad ciudadana empieza a verse vulnerada, las bombas panfleteras en un inicio, los atentados contra “objetivos” que siempre fueron parte de la infraestructura del país, puentes, torres de transmisión de energía, carreteras, líneas de comunicación, etc. Así como los ataques directos contra la población, el caso de secuestros “políticos”, ametrallamientos y crímenes, por un lado, mientras que por el otro, la represión y contra ataque por parte de las fuerzas de “seguridad” se fueron haciendo cada vez más cotidianos, hasta llegar a ser percibidos como parte de la vida misma, como algo natural cuando se vive en una guerra civil en la que existe un enfrentamiento encarnizado, por lo que durante más de treinta años, Guatemala vivió bajo la inseguridad y la

violencia política. Con la firma de la paz surge en los guatemaltecos la esperanza de dar por terminados todos esos años de sufrimiento y dolor, más sin embargo, otro tipo de violencia mucho más generalizada y cruenta, puso al descubierto las causas fundamentales que generan de la inseguridad y la violencia en nuestro país. En ese sentido, ha sido posible discernir que la inseguridad y la violencia no son causas por si mismas, por el contrario, son la consecuencia de la inequidad, la pobreza y la falta de oportunidades que existen en el país, puesto que a falta de empleo, de estudio, de capacidades, de oportunidades en general, que hace que muchas personas se vean obligadas a viajar al norte en busca de las oportunidades que no encuentran en el país, abandonando en la mayoría de los casos a sus hijos, o a sus parejas, quienes por las razones anteriores, se ven obligados a sobrevivir con muchas limitaciones, vivir en las calles, o robar y delinquir para conseguir el sustento diario. Lo anterior, aunado a causas de tipo exógeno, como el hecho de que Centroamérica por su posición estratégica entre los EE.UU. (consumidores) y los países del cono sur (productores) se convirtiera a partir de los años setentas en el puente natural para el trasiego de drogas. Ya para los años ochentas el crimen organizado ha permeado las entrañas del Estado y

corrompido a funcionarios de todos los niveles, incluyendo, por supuesto, a los entes encargados de la seguridad y la justicia. El enriquecimiento ilícito ha sido fácil para quienes han hecho del vicio y el crimen su modus vivendi, muchas personas se han vuelto millonarios en muy poco tiempo, a la vez que la justicia, la certeza jurídica y la seguridad ciudadana, se deteriora y colapsa. De esta cuenta la violencia y la inseguridad ha tenido un crecimiento absolutamente imbatible, se ha minado la justicia, los jueces y las Cortes se han doblegado ante los intereses espurios e ilegales, la Policía se ha vendido en todos sus niveles, desde los mandos más altos hasta los pequeños agentes de las calles, y los recursos que se deberían invertir en el combate a la delincuencia, no han sido utilizados de manera adecuada y responsable, puesto que la seguridad ciudadana nunca ha sido una prioridad para los gobiernos de turno. En ese sentido, consideramos que para reducir el índice de criminalidad se deben mejorar las condiciones de vida de los guatemaltecos, siendo la generación de empleos y por ende el crecimiento económico, la forma más eficiente para alcanzar el desarrollo, el sistema educativo de igual manera, se debe transformar para proveer de herramientas productivas a los jóvenes para que con estas y apoyados con su propio trabajo y esfuerzo, deben desarrollarse como personas y alejarse de las pandillas y actividades ilícitas. Sin embargo, en la lucha para combatir adecuadamente a la delincuencia se debe, en primer lugar, poner en orden la casa; puesto que por ejemplo, existe actualmente un sistema penitenciario colapsado, y corrupto, controlado por delincuentes y no por autoridades, desde donde se ordenan homicidios, secuestros y extorsiones; se debe retomar el control y la visión de los centros de reclusión, los que no deben seguir siendo la universidad y el centro vacacional de los criminales y antisociales, sino los correccionales en donde se deben cumplir las sentencias impuestas por los tribunales competentes y de donde deben salir y reinsertarse a la sociedad, las personas debidamente reformadas. Se hace necesario también, trabajar en una verdadera reforma policial, es urgente contar por lo menos con 10 mil policías profesionales, policías de élite, formados y capacitados

para el desarrollo adecuado de su trabajo, a los que se deberá hacerles pruebas de sustancias prohibidas (drogas) por lo menos una vez al mes, al igual que pruebas en el detector de mentiras, para garantizar su idoneidad como autoridad, equiparlos y proveerlos de los recursos necesarios para el buen desempeño de sus funciones, ofrecerles la oportunidad de actualizarse y profesionalizarse permanentemente, así como brindarles el salario que les permita vivir digna y decorosamente, proveyendo a sus familias de las condiciones necesarias para desarrollarse y sentirse orgullosos y satisfechos de su trabajo. Debemos rescatar la confianza de la población en la institución de la Policía Nacional, el respeto y apoyo de los ciudadanos hacia esta, se hace impostergable. El fortalecimiento a la labor de investigación es absolutamente imperioso, se hace necesario contar con una fiscalía de alto nivel, con investigadores profesionales, en calidad y número suficientes para atender la totalidad de casos que se presenten en el país, de manera inmediata, a fin de apoyar el proceso de la justicia y acelerar las resoluciones judiciales. De manera similar, el sistema de justicia debe depurarse, los jueces deben ser profesionales probos, capaces, imparciales a quienes se deberá proveer con los recursos y elementos necesarios para desarrollar su trabajo de manera integral, se deberá descentralizar la función de los juzgados y jueces para llevar la justicia a todos los rincones del país. También los jueces y funcionarios judiciales deberán pasar por las pruebas de drogas y polígrafos para garantizar su absoluta idoneidad y solvencia moral. Por otro lado, se debe comprender que la seguridad y la justicia conforman un sistema indisoluble, que actualmente se encuentra desarticulado, en donde cada una de las instituciones involucradas tiene una agenda absolutamente diferente. El Organismo Judicial, el Ministerio Público, el Organismo Legislativo y el Ejecutivo deben compartir una visión común, estableciendo agendas mínimas, para encausar todo el sistema en una misma dirección, que es la de terminar con la corrupción, generar certeza jurídica, garantizar la seguridad y la justicia, como parte del fortalecimiento de la institucionalidad y el estado de derecho, único camino para ofrecer la tan anhelada seguridad, que todos los guatemaltecos merecemos.


Guatemala, 13 de abril de 2011

Juntos, ¡sí podemos alcanzar la paz! Zury Ríos Frente Republicano Guatemalteco La familia guatemalteca está atravesando por un momento histórico de angustia y de dolor resultado de los niveles de violencia tan aberrantes que hemos alcanzado en los últimos tiempos. Prácticamente la población está siendo víctima de cualquier forma de violencia física, psicológica y económica, todo esto en un marco de falta de certeza jurídica. La historia nos ha demostrado que las grandes crisis sociales se han superado sólo cuando los sectores clave de la sociedad unen esfuerzos por un objetivo común, cuando la comunidad y la autoridad pública orientan su accionar hacia un propósito compartido. Y hoy es cuando el país nos demanda hacer un esfuerzo en este sentido. En el FRG estamos convencidos de que juntos, ¡sí podemos alcanzar la paz! ¿Cómo llegamos a ser una sociedad tan violenta? De acuerdo con “Informe de la Violencia en Guatemala”, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–, “los altos índices de violencia e inseguridad que padece Guatemala están relacionados con dos grandes líneas causales: la exclusión social y la falta de aplicación de

la ley… Los beneficios generados por el nivel de crecimiento de la economía guatemalteca no son distribuidos equitativamente entre los distintos estratos sociales. Guatemala es uno de los países más desiguales de América Latina lo cual combinado con muy altos niveles de pobreza produce una grave situación de tensión social”. Compartimos plenamente lo que el PNUD apunta cuando afirma que “decenas de miles de jóvenes se integran cada año a la población económicamente activa, pero el mercado de trabajo no genera suficientes puestos para absorber el aumento de la oferta. El sistema educativo no brinda a los jóvenes adecuadas capacidades para integrarse al mundo laboral y se ven en la necesidad de buscar medios de vida en la economía informal”. Por otro lado, un informe del Banco Mundial recientemente divulgado, emitido por el Woodrow Wilson Center, “Crimen y Violencia en Centroamérica: un Desafío para el Desarrollo”, presenta un análisis detallado de tres de los principales catalizadores de la elevada tasa de criminalidad y violencia en América Central: 1. Narcotráfico: Se calcula que el 90 por ciento de la cocaína que llega a los Estados Unidos pasa por el corredor centroamericano. El narcotráfico es el principal factor detrás de los crecientes niveles de violencia en la región. Los puntos neurálgicos del narcotráfico en la región tienden a presentar tasas de criminalidad 100 por ciento más elevadas que las demás áreas; 2. Violencia Juvenil y Pandillas: Actualmente existen más de 900 pandillas o maras en América Central, con unos 70 mil miembros. Los jóvenes de 15 a 34 años de edad conforman la mayor parte de sus miembros y representan la abrumadora mayoría de las víctimas de homicidio. No obstante, si bien las maras sin duda son una de las principales causas de la criminalidad

en El Salvador, Guatemala y Honduras, la evidencia indica que sólo un 15 por ciento de los homicidios se relacionan con las maras; 3. Disponibilidad Generalizada de Armas de Fuego: Guerras civiles prolongadas, y posteriores aumentos en el número de armas de fuego importadas, dejaron a América Central inundada de estos instrumentos violentos. Estudios independientes indican que había unas 4,5 millones de armas de fuego en la región en 2007 –la gran mayoría ilegales. Todos los países centroamericanos tienen leyes que controlan la posesión de armas; sin embargo, su implementación y aplicación siguen siendo limitadas; y 4. Institucionalidad Pública Debilitada: El informe también examina los débiles sistemas judiciales que agravan la criminalidad y la violencia. Además de exhibir elevados niveles de impunidad, estas instituciones son socavadas por el poder corruptor del narcotráfico. La violencia y la criminalidad que azota el país y que pone en riesgo hasta la consolidación misma del sistema democrático en Guatemala, es, por lo tanto, resultado de la falta de oportunidades de desarrollo personal y familiar; de la ausencia de autoridad pública; de una justicia con alcance limitado; y de las redes del crimen organizado cada vez más poderosas e influyentes. Sin duda no hay soluciones fáciles ni rápidas para contener la espiral de crimen y violencia que tanta ansiedad genera en nuestra sociedad, sin embargo, estamos convencidos como institución política que con una articulación efectiva de sector público -comunidad organizada – cooperación internacional, en nuestra administración de gobierno lograremos revertir este mal que cercena nuestra institucionalidad, comprometiendo el futuro de la Nación. Concretamente nos ocuparemos de las siguientes tareas: * Fortalecimiento y descentralización de la Policía Nacional Civil: Es absolutamente prioritario reforzar el papel rector de la Policía en materia de seguridad ciudadana, asignándole recursos humanos, técnicos y financieros que aseguren su accionar eficaz, aumentando su cobertura hasta los niveles de municipio y aldea, así como todo el apoyo para la profesionalización de la carrera policial, mejorando su imagen que le permita recuperar la confianza

de la población guatemalteca. * Creación de Mecanismos Seguros de Denuncia Ciudadana. Si los ciudadanos contáramos con mecanismos seguros de denuncia, se avanzaría notablemente en el combate al crimen y la violencia. Hemos llegado al extremo que denunciar un crimen sólo se traduce en más crimen. * Estrategia Contra el Crimen Organizado. Es necesario coordinar esfuerzos regionales para combatir el crimen organizado; el mismo estudio del Banco Mundial antes citado señala que “la reducción del tráfico ilegal de drogas y armas será clave en cualquier estrategia regional de lucha contra el crimen. Sin embargo, la naturaleza transnacional de estas empresas criminales sugiere que la región no podrá hacerlo sola y necesitará la ayuda de los Estados Unidos y otros vecinos en este esfuerzo”. Por otro lado, Guatemala comparte fronteras con cuatro países y tiene acceso a los mares Pacífico y Atlántico, espacios hoy altamente vulnerables para el trasiego ilegal de drogas, armas, trata de personas y contrabando de mercancías, producto del virtual abandono del resguardo de nuestras fronteras por parte de la autoridad pública. De acuerdo con investigaciones realizadas por el FRG, sólo en las fronteras con México, Belice, Honduras y El Salvador podrían existir más de 200 pasos ciegos utilizados por el crimen organizado. * Fortalecimiento de la Institucionalidad a Cargo de la Seguridad Pública: Es urgente el fortalecimiento de las capacidades institucionales y presupuestarias del Ministerio de Gobernación, Organismo Judicial, Ministerio Publico y Ministerio de Relaciones Exteriores, así como, la tecnificación y capacitación del Ministerio de la Defensa en lo que combate al crimen organizado se refiere. * Promoción de una Cultura de Cívica. Implementaremos en los programas de educación pública y privada módulos obligatorios de valores cívicos y de convivencia pacífica. * Coordinación de Políticas con la Sociedad Civil. Finalmente, para lograr una coordinación de país en una tarea tan compleja como el combate al crimen y la violencia, nos comprometemos a apoyar, participar e incorporar en el accionar público, todas aquellas propuestas que la sociedad civil organizada plantee a la Nación y que tengan como propósito el fortalecimiento de nuestra institucionalidad a cargo de la seguridad pública.


Guatemala, 13 de abril de 2011

La inseguridad en Guatemala, un jinete apocalíptico que debemos erradicar Adela Camacho de Torrebiarte Acción de Desarrollo Nacional - ADN Cuando se aborda el tema de la inseguridad, en Guatemala, debemos partir de la premisa de que es un resultado y no una causa. La inseguridad es una percepción cuyo abordaje reviste diversas aristas que deben analizarse a la luz de diversas disciplinas, destacando las ciencias sociales y las ciencias criminológicas y criminalísticas. Cuando se habla de inseguridad, el concepto que subyace como fundamento es la VULNERABILIDAD, entendida en dos variables: a) Vulnerabilidad ante el peligro de ser víctima de daño físico y/o moral; y b) Vulnerabilidad ante el hecho generalizado de que siendo víctima, el sistema no sólo no me pro-

tege sino que no me apoya para hacer justicia debido a la IMPUNIDAD reinante. En otras palabras, el guatemalteco vive en un estado de zozobra generalizado y permanente que no necesitamos describir, pues todos sabemos a qué nos referimos. Dentro de esta condición de vulnerabilidad la única certeza de la población guatemalteca, es que la forma de apoyo que podría encontrar depende de su capacidad económica, pero por sobre todo, de su capacidad de relación política y social para obtener un tratamiento privilegiado; aun así, la certeza se refiere únicamente a la preferencia en el trato, no así a los resultados de justicia pronta y cumplida. Históricamente, Guatemala ha sufrido de violencia en todas sus formas, generando con ello un clima de inseguridad, el cual es “sellado” por la impunidad que le

corresponde. La violencia no sólo es física sino social y moral: La falta de atención de calidad en el sistema educativo y el de salud, el desempleo, la falta de certeza en el marco jurídico, la victimización sistémica de la víctima, la venalidad de muchos funcionarios públicos, la corrupción en general, también son formas de violencia que alimentan la percepción de inseguridad. Si a esto agregamos otros insumos negativos como lo son el machismo, la discriminación y la exclusión, el escenario se agrava, pues este coctel privilegia los actos violentos en lugar de los mecanismos democráticos del diálogo y el ejercicio pleno de los derechos humanos basados en una Cultura de Paz y un Estado de Derecho que responda a estas premisas. En este contexto, cabe destacar la “madre” de todas: la violencia estructural (extrema pobreza) que junto a la violencia intrafamiliar, facilitan el ingreso de los niños y adolescentes a las huestes de la delincuencia (común y organizada) así como la narcoactividad y el crimen organizado. La falta de oportunidades, aunada a la facilidad para cometer fechorías por la incompetencia del Estado, permite hacer del hecho delictivo –generador de inseguridad–, un oficio y modo de vida rentable. Si bien las causas generadoras de este fenómeno tienen muchos años de existir, en la actualidad hay una característica que marca una funesta diferencia con el pasado, y es, por un lado, la generalización de la violencia y la impunidad; pero también por otro, los niveles de sadismo y desprecio a la vida humana que impactan brutalmente en el imaginario colectivo de la población guatemalteca. Hoy más que nunca, la percepción de inseguridad llega a niveles de psicosis social colectiva, destacando tristemente, el incremento en el homicidio de mujeres (feminicidio) y esta psicosis ya no provoca indignación sino que paraliza, agravándose con esto las posibles soluciones desde la sociedad civil, vista claro está, la manifiesta incapacidad de los distintos gobiernos para abordar el problema de forma integral y efectiva. Ante este cuadro desolador, cada vez más, surgen voces y propuestas que claman por acciones de “mano dura”, es decir, formas de “contraviolencia” como principal respuesta. Claro está que quienes conocemos del tema, hemos comprobado la inutilidad de combatir la violencia con más violencia, pues la solución al problema debe estar en concordancia a la naturaleza de sus causas,

es decir, a un problema multicausal, corresponden soluciones múltiples. En este sentido, si bien debe existir una aplicación firme y transparente de la ley; si bien debe haber coherencia entre el hecho delictivo y la acción jurídico penal; debe existir, en paralelo, una serie de acciones en el campo educativo y extraescolar, una revisión del marco legal y su funcionalidad, un análisis serio y profundo que retome la tan ya estudiada vulnerabilidad del sistema de seguridad y justicia y otras medidas complementarias. Equilibrio es la palabra clave en el abordaje del tema de inseguridad. Ni soluciones de contraviolencia que agraven y reproduzcan el problema, ni posiciones tibias que dejen todo al largo plazo y la conversión espontánea de los trasgresores. Firmeza en el imperio de la ley, pero sabiduría para captar la integralidad y complejidad del fenómeno. Desde el humanismo democrático que permea nuestra base doctrinaria e ideológica, insistimos que el eje central de cualquier política y plan de acción debe ser la persona humana. En este sentido, debe puntualizarse en torno a la necesidad de que la víctima reciba atención victimológica desde lo psicosocial y no sólo desde lo jurídico, pues en el marco actual, la atención –paradójicamente- se centra en el victimario y en el hecho que le asigna esa condición. Ejemplos abundan pero el caso paradigmático de las violaciones sexuales clarifica este punto, pues la víctima debe pasar por todo un proceso de victimización constante que va desde la humillación personal pasando por la condena social, con el vergonzoso hecho de que, al final, o el victimario no recibe condena o la misma es irrisoria. Resumiendo, la inseguridad es un fenómeno de naturaleza psicosocial que se fundamenta en causas estructurales así como la VULNERABILIDAD material o simbólica, la cual deviene del estado generalizado de violencia e impunidad, así como la incapacidad institucional para afrontar este flagelo procesual y complejo. Las soluciones, en consecuencia, deben partir de estas premisas y centrarse en dos variables fundamentales: La persona humana como fin y fundamento; y un Estado de Derecho basado en la administración y aplicación de justicia pronta y cumplida. Todo lo anterior, en el marco del eje transversal de nuestro plan de gobierno: la urgente Reforma y Modernización del Estado.


Guatemala, 13 de abril de 2011

¿Por qué vivimos con tanta inseguridad? Por Mario Estrada Unión del Cambio Nacional – UCN – La inseguridad social es innegable, está alrededor nuestro, entre nosotros, omnipresente e inminente a veces. Sus indicadores primarios; los robos, asaltos, las violaciones, los secuestros, los homicidios, la narcoactividad, el terrorismo y las maras, son conductas desviadas que afectan a la ciudadanía. Son parte del panorama nacional, ES una realidad que vivimos diariamente y ante la cual NO podemos permanecer indiferentes. Pero, ¿qué la causa? • La exagerada ansia de dinero, poder y dominación que conllevan la violentación de las normas para conseguir estas motivaciones. • La falta de previsión frente a

determinados hechos. • Las nuevas amenazas a los estados modernos, productos del mismo fenómeno de la globalización económica. La violentación de las normas de conductas desviadas deteriora el sistema social en todos sus componentes, creando un ambiente de zozobra, temor e incertidumbre por lo que pueda pasar, generándonos desmotivación para incrementar nuestro crecimiento económico. Nuestra sociedad y la sociedad en general, siempre está en busca del orden, pero la violencia inevitablemente resquebraja notablemente el sistema. La sociedad reacciona de manera que busca mecanismos para controlar dichos conflictos con diversas respuestas, por ejemplo: En material de crímenes y violaciones, gran parte de éstos quedan impunes y en los que se inician procesos, se producen

extremas dilaciones, los perjudicados deben sobrellevar una larga travesía de citaciones y presentaciones a los magistrados, hay un tremendo desgaste emocional y económico, con el agravante de que el Estado no ejerce sus funciones en forma adecuada. Otro fenómeno es el caso de los secuestros que se concretan con total impunidad ante un control social evidentemente insuficiente, incapaz y rebasado. La policía carece de medios apropiados para efectuar trabajos de inteligencia operativa. La asignación de personal es limitada y antitécnica. La mutilación del recurso de defensa del Estado, con recortes tanto en personal como presupuestario, para con ello engrosar rublos presupuestarios menos desangrantes aparte de la carencia abierta de anticipar las amenazas, por medio de un sistema profesional de alertas tempranas. La inseguridad es una situación inherente a todas las sociedades del mundo y se puede verificar a lo largo de la historia de la humanidad. Siempre habrá conflicto social, pues una realidad clave es que el Estado, no puede suplir TODAS las necesidades de la población, sin embargo es de hacer notar, que las obligaciones del estado moderno, deben versar básicamente en dos ejes, el de generar un esquema de seguridad y el crear un marco legal que se respete y deje en tal las reglas claras para el desarrollo de la misma sociedad. En nuestros tiempos el dinero y el poder son exaltados en tal manera que, el que no lo tiene no es nadie, entonces la violencia se vuelve un mecanismo para decir “estoy presente”. Esto se difunde a través de los medios de comunicación,

así la familia, la escuela entre otras instancias que definen la conducta van asumiendo estas pautas como algo cotidiano y normal, porque el entorno influye DEFINITIVA Y DECISIVAMENTE en nuestras conductas. La inseguridad atrasa el desarrollo económico, desanima la intención de invertir, aumenta la falta de empleo y la pobreza. Es una fórmula para la inestabilidad. La inseguridad social es una situación que debe ser abordada desde una perspectiva holística, multidisciplinaria, es necesario monitorear activamente y actuar tácticamente con rapidez de adaptación, si el crimen cambia sus tácticas, la fuerza pública también. Se hace vital para la sobrevivencia de una sociedad honesta y productiva, el que se genere un marco de seguridad integral, que permita la certeza de la protección del ciudadano honesto, por medio de un sistema policial apegado estrictamente al cumplimiento de la ley, que se tenga la capacidad adecuada de enfrentar las nuevas amenazas al Estado, como lo es el narcotráfico, el terrorismo internacional y el narcoterrorismo, de forma idónea siendo según otros modelos exitosos, la defensa del Estado la que logre su neutralización, así como el generar capacidades del Estado, que permitan prevenir y alertar los riesgos y amenazas inminentes que asolan el día a día de nuestra sociedad. Estado y sociedad civil deben aunar esfuerzos para cambiar nuestra percepción de conductas desviadas reeducándonos en materia de valores. Y en esto, la escala de valores, en especial la justicia, debe ser legitimada por los ciudadanos como uno de los pilares para el sostenimiento y correcto funcionamiento de toda la sociedad, ejemplo que debe de seguirse en base al comportamiento observado de sus autoridades como principales motivadores de comportamiento de su sociedad. El ciudadano honesto debe ser más activo, debe conocer sus derechos para no ser víctima de abusos. Debemos legislar, pero más allá crear una cultura de respeto, porque sobre la base de este concepto es posible formar a un ser humano que no teme por la trasgresión a su integridad e inversamente no concibe la violencia como un recurso para resolver su existencia.


Página 12/LA HORA Guatemala, 13 de abril de 2011

¿Confía en el sistema de justicia? El combate a la impunidad es el tema de la próxima edición del 4 de mayo de 2011.

Ellos darán su punto de vista.

Espérelo


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