La bengala 2012

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premio literario Sara, nuestra compañera de 3º ha ganado un premio con este trabajo que os presentamos orgullosos de contar con gente tan genial…

Cada segundo de la vida Premio(accésit) Certamen literario del Ies María Moliner Joel solo pensaba en correr. Como podía se sujetaba al brazo izquierdo, herido y lleno de sangre. Rin iba unos pasos por delante de él y un disparo la hizo girarse. Cuando vio a su hermano en el suelo se acercó para ayudarle. -¡Rin, vete! –gritó Joel, pero Rin ya lo había cogido en brazos para llevárselo. -Sin ti no me voy –respondió. Rin echó a correr. Era una joven cazadora, de complexión atlética y con mucha fuerza. Su piel morena contrastaba con su melena rubia y sus ojos azules, un recuerdo de un padre al que no llegó a conocer. Joel, su hermano pequeño, era bajito y tenía una expresión dulce y amigable. Su físico encajaba más con el perfil de la tribu, pues su padre no era un forastero, sin embargo también tenía los ojos azules como su hermana. -¡Rin, cuidado! –le advirtió Joel, pero lo dijo demasiado tarde. La joven había esquivado todos los obstáculos del bosque, pero no había contado con las trampas. De pronto Joel se encontró tirado en el suelo. Una gota de sangre le cayó en la cara y, al ver a su hermana colgada de un pie y con algunas flechas en el cuerpo, la dio por muerta. Intentó arrastrarse lejos de allí, pero alguien lo agarró y lo lanzó contra un árbol. -No lo trates así, solo es un crío –dijo una voz femenina. -Cállate, Lin. Este niño no sirve –dijo una voz masculina. -Venga, Lewis, deja de maltratarlo. Se recuperará –dijo otro hombre. -Lewis, por favor, haz caso a Mike. Como lleguemos sin nada, el jefe nos mata. Lewis se rindió y se marchó enfadado. Lin se acercó al niño y lo intentó despertar, pero fue inútil. A pesar de estar inconsciente, Joel sintió como ella lo rodeaba con sus brazos y lo levantaba, llevándolo hacia su nueva vida como esclavo. Cuando todos se marcharon, un chico lleno de pintadas azules salió de entre los árboles y se acerco a Rin. Nunca había visto a nadie igual y cuando iba a alargar la mano para tocarla, Rin abrió los ojos. El muchacho retrocedió de un salto. -Ayúdame –suplicó Rin, agonizando-, se han llevado a mi hermano. El chico la ayudó a bajar de la trampa, evitando que Rin cayera al suelo de golpe. Cuidadosamente, la depositó sobre la hierba y le quitó las flechas. Rin vio que sus heridas sangraban mucho, pero el muchacho

sacó un ungüento de su zurrón y la hemorragia paró. Al cabo de un rato, Rin se sentía estupendamente. -No sé cómo voy a agradecerte esto. Por cierto, ¿cómo te llamas? -Soy Ulim, ¿y tú? -Me llamo Rin –dijo levantándose-. Ha sido un placer, pero ahora debo irme. -No te vayas, aún estás débil. Ven a mi aldea, allí te curarán en condiciones. -Pero... -Si vas directamente al campamento, sólo conseguirás matarte. Rin asintió y ambos se dirigieron a la aldea de Ulim. Allí él la llevó a la cabaña de Kira, su curandera. Los cuidados de Kira eran efectivos, pero Rin no se recuperaba tan rápido como deseaba. Lo único que la retenía allí era la compañía de Ulim, pero temía que se llevaran a su hermano. Un día no pudo más, y comenzó a recoger sus cosas. -¿Qué haces, Rin? –le preguntó Kira. -Nada, solo quería saber dónde estaban mis cosas. -No te creo –dijo Ulim mientras entraba. Rin iba a replicar, pero se quedó callada. Kira miró a ambos con una media sonrisa. -Os dejo solos –dijo según se marchaba. -¿Ibas a ir al campamento, verdad? –quiso saber Ulim. -No es asunto tuyo –contestó. -Sí que lo es. -¿Por qué? -Por esto –dijo acercándose a ella, y entonces la besó. Rin abrió mucho los ojos. Nunca la habían besado, pero jamás habría imaginado que sería tan tierno y dulce. Lentamente, cerró los ojos y se dejó llevar, sabiendo que Ulim tenía esa misma sensación. Cuando terminaron, ambos se miraron a los ojos. -No quiero perderte –dijo Ulim al fin-. Aún no estas recuperada, y si entras allí, no saldrás viva. -Esperaré –suspiró. Ulim asintió, dedicándole una cálida sonrisa. -Me tengo que ir, tengo que ayudar en la cacería. -Ve –dijo Rin, besándole de nuevo. Ulim le devolvió el beso y se marchó. Rin suspiró y siguió recogiendo sus cosas. A pesar de lo que le había dicho a Ulim, quería salvar a su hermano, así que salió por una ventana y se adentró en el bosque.

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