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¿Quién defiende al petróleo?

La consulta popular que se avecina, relativa a la explotación del ITT, muestra el pobre debate nacional alrededor del petróleo. El Ecuador de hoy, con todas sus cualidades y defectos, es producto de 50 años de política pública basada en energía barata que permitió su urbanización, su transformación demográfica y su economía. Y, pese a esto, en el país escasean los defensores de la exploración moderna y la explotación eficiente de hidrocarburos, fundamental para la supervivencia del Estado.

Se quiere impedir, en nombre de una malentendida imparcialidad, que el Estado defienda el ‘no’ en la consulta. Sin embargo, durante las últimas dos décadas, el peor enemigo del petróleo —con adoctrinamiento educativo, campañas como ‘La mano sucia de Chevron’, ministerios hostiles e incluso palabras de desprestigio provenientes de las propias autoridades de hidrocarburos— ha sido el propio Estado. ¿Por qué nadie exigió imparcialidad entonces?

El ITT amasa más de 450 millones de barriles de petróleo en reservas probadas. El presupuesto del Estado se conforma de tal manera que son recursos como estos los que permitirían la necesaria inversión en salud y educación. Aquellos son recursos de todos los ecuatorianos y, a menos de que el Estado plantee consultar al pueblo si está dispuesto a renunciar a todos esos potenciales recursos económicos, que quedarán bajo tierra mientras los mismos ‘protectores del agua y la naturaleza’ se llenan los bolsillos y los de sus descendientes con recursos de la tala y la minería ilegal en las mismas zonas que dicen ‘proteger’, esta consulta nacerá amañada y si resultado estará cantado.

Los estados de ánimo son una configuración entre sentimiento y lenguaje. Cuando surge una emoción, desencadena simultáneamente una historia; una historia, no siempre consciente, llena de distorsiones, generalizaciones y omisiones

La mayoría de nosotros tendemos a obsesionarnos con ciertos pensamientos negativos que surgen de malas experiencias o de nuestros propios errores principios fundamentales que sustentan nuestra sociedad.

La razón de esto es conocido como ‘sesgo de negatividad’ porque afecta el comportamiento de las personas tanto en sus decisiones como en todas sus relaciones.

El sesgo de negatividad es la tendencia a poner más énfasis en los aspectos negativos de un evento, persona o situación en particular. Es el hecho de que se ponderen más los estímulos negativos que los positivos o neutros. Este fenómeno psicológico, también conocido como asimetría positivo-negativo, tiene un impacto significativo en nuestra vida diaria.

Esto explica por qué, al conocer gente nueva y descubrir sus rasgos desfavorables, las personas parecen centrarse solo en sus malos rasgos. Crea una primera impresión desagradable que es difícil de cambiar a largo plazo. También explica por qué es más probable que las personas recuerden a aquellos con quienes han tenido un evento o experiencia traumática, en lugar de aquellos que fueron agradables.

Hay que tener en cuenta que los pensamientos negativos son necesarios para sobrevivir, pero a su vez necesitamos un enfoque positivo que cree un balance, sin llegar a extremos.

Debemos aprender a detener el diálogo perjudicial interno , tomar conciencia de este tipo de pensamientos y reformular las declaraciones malas en declaraciones más positivas.

Los humanos estamos programados para buscar amenazas. Sin embargo, el psicólogo Baumeister cree que hasta que aprendamos a anular el impacto desproporcionado de lo negativo, eso distorsionará nuestra visión del mundo y cómo respondemos a él.

No voy a referirme de manera general a la izquierda, pues, sería un grave error, porque solo es un partido que ha mostrado su afan malicioso de hacerse del poder de manera totalitaria y que busca socavar los pilares de nuestra democracia, promoviendo un discurso polarizador y una agenda que amenaza la estabilidad política y social, y que todos sabemos cuál es.

La primera tarea es establecer un diálogo constructivo y respetuoso entre todas las fuerzas políticas que compar- ten los valores democráticos. Se debe dejar de lado las diferencias ideológicas y enfocarse en los puntos que permitan unirnos y enfrentar el desafío de manera estratégica.

Además, es crucial mantener una comunicación efectiva con los ciudadanos, explicando claramente las consecuencias negativas de las políticas propuestas por esta corriente y presentando alternativas viables basadas en la justicia social, la equidad y el desarrollo sostenible.

La comunidad política debe movilizarse para fortalecer la participación ciudadana y promover una cultura política comprometida con el bienestar colectivo. Es fundamental trabajar en conjunto para empoderar a los ciudadanos, fomentar la educación cívica y promover la transparencia en la toma de decisiones políticas. La unidad en este objetivo permitirá contrarrestar los intentos de manipulación y desinformación que caracterizan al correísmo. Es importante reconocer que la unidad no implica la supresión de las voces y perspectivas divergentes, sino más bien la capacidad de encontrar un terreno común que nos permita avanzar juntos hacia un futuro mejor Solo a través de la unidad, la colaboración estratégica y el fortalecimiento de la participación ciudadana podremos proteger y fortalecer nuestra democracia. Es momento de actuar con determinación y responsabilidad, priorizando el bienestar colectivo sobre los intereses individuales. Juntos, podemos enfrentar los desafíos que se avecinan y construir una sociedad más justa, equitativa y próspera para todos.

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