Pasion Italiana - Adaptacion

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decidido cortar su relación con ella por dos veces. Le había mentido al respecto, aunque, en el fondo de su corazón, Bella siempre había sospechado la verdad. Sin embargo, se había negado a aceptar el hecho de que un hombre que la trataba de aquella manera no podía tener sentimiento alguno hacia ella. Por eso, en el momento en que había logrado acostarse con ella, había empezado a perder interés. Aquel había sido su castigo por comportarse como una tonta, por soñar con un vestido blanco y con la Marcha Nupcial. Lo que no podía soportar era la actitud de sus padres. Sabía que la estarían echando terriblemente de menos, pero no podía volver a su casa mientras no llevara una alianza en el dedo. Las comunidades de las sociedades rurales no eran muy liberales. Una hija soltera, madre de un hijo sin padre, solo podía mortificar y avergonzar a sus progenitores. Justo en el momento en que Bella se dejaba caer encima de la cama, Sam entró en la habitación con el pequeño Tony en brazos. —He sacado las ropas del niño de la secadora, pero me temo que tendrás que ser tú quien lo cambie. —Gracias —susurró ella con un hilo de voz, mientras se ponía de nuevo de pie para ocuparse de su hijo. —El jefe tiene muy poca paciencia en estos momentos. Traté de advertirte — le dijo Sam, desde la puerta. Bella se dio cuenta de que no había sabido escuchar. Con su orgullo había ofendido a Edward Cullen, la única persona que había sido amable con ella tras meses de indiferencia. Un hombre rico, atractivo como él no podía tener otros motivos para ayudarla que la caridad. Se sintió avergonzada de la realidad de lo que ella había deseado, avergonzada de lo que sentía cuando estaba con él... A la mañana siguiente, la despertó el insistente sonido del teléfono. Era Edward. —Voy a llevarte de compras y no quiero escuchar ningún argumento en contra. Verte vestida como una mendiga en mi casa me avergüenza. —Pero... —He contratado una niñera para que se ocupe de Tony. Pudiste dormir hasta ahora porque ella ya se está ocupando del pequeño. Están los dos en el jardín. En cuanto tú hayas desayunado, quiero que bajes enseguida. Edward colgó el teléfono sin darle opción a hablar. Mientras Bella estaba colgando el auricular, completamente asombrada, alguien llamó a la puerta. Era el mayordomo, que le llevaba el desayuno que Edward le había prometido. ¿Y había contratado una niñera para que se ocupara de Tony? ¿Se había vuelto loco? Además, no podía permitirle que le comprara ropa. Aquello estaba completamente descartado.


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