¿Qué esperas en la recepción de tu trabajo por parte del público? ¿A qué público te diriges? Espero no dejar indiferente a nadie. La calle tiene la ventaja de llegar al 100% del público, te obliga a hacer uso de los códigos de comunicación más sencillos y efectivos posibles.
¿Qué crees que diferencia a la escena artística de Madrid de otras? ¿Qué destacarías como positivo de la situación artística madrileña? ¿Y como negativo? El resto no sé, pero Madrid es una ciudad tan pobre en ayudas y sitios de formación con calidad, que hacer carrera como artista es un logro falto de reconocimiento. Poco a poco la situación mejora, pero desgraciadamente somos los grandes desconocidos de Europa.
¿Qué formación tienes? ¿Qué valoras más de tu periodo formativo? Soy diseñador gráfico. No obstante, no creo que haya que recibir ninguna formación previa para hacer lo que hago en la calle, es un impulso emocional. Basta con tener un poco de sentido común, las herramientas para decir algo y salir a la calle a ponerlo. Llámalo plantilla, pintada, performance o gamberrada. ¿Cómo definirías tu actual situación profesional? ¿Y tus expectativas? Mi actual situación profesional es desastrosa. En la calle los políticos criminalizan mi trabajo, en los espacios públicos las instituciones lo censuran y en Europa este tipo de acciones las digieren tan bien, que parecen más un motivo para lucrarse que una acción protesta. En cuanto a mis expectativas, no han cambiado mucho desde el primer día que pinté. Soy consciente de lo profundamente irrelevante que es hacer una pintada a favor o en contra de un tema, aunque no por eso pierdo la esperanza de agitar alguna mente. Por otra parte, la asimilación que está haciendo el mercado en su beneficio del arte en la calle, está provocando un deterioro inmenso en su efecto reivindicativo. Muchos artistas plantean la cuestión de que les resulta difícil vivir de su trabajo, ¿cómo te afecta la cuestión económica a la hora de trabajar? ¿Crees que condiciona tu obra? La ventaja de centrar la actividad creativa en la calle, es que si eres observador, tienes un ‘spot’ (marquesina, medianera), una escalera (valla, cubo de la basura, cañería) y un cubo con pintura (sobrante de una reforma, barca de escombros,...) en cualquier sitio de la ciudad. El gasto en material es lo de menos. El problema llega cuando hay que hacerse cargo de las multas. Aún así, las consecuencias económicas de la realización de mi trabajo no afectan en absoluto a mi obra. Mi sustento y el de mi familia no depende de algo tan inestable como el arte (en España). Para eso tengo mi trabajo. ¿Qué buscas o esperas de tu relación con gestores y comisarios? ¿Qué ventajas y dificultades has encontrado en estas relaciones? A lo largo de mi carrera como artista no he tenido grandes problemas con los comisarios de las exposiciones en las que he participado. Los problemas los he tenido siempre con los responsables con cargos políticos que llevan las salas de exposiciones con fines públicos. No les tiembla la voz a la hora de quitar una obra de contenido político si con eso se evitan un mal comentario del tipo que lo colocó ahí. 13