Museo del Pescador de Bermeo Sobre el Puerto Viejo de Bermeo se alza la histórica Torre de Ercilla, cuyos muros encierran desde 1948 las salas del Museo del Pescador. Es éste uno de los raros museos de todo el mundo dedicado exclusi vamente a mostrar a los visitantes el ámbito, vida, trabajo y técnicas de los pescadores. En este museo se pueden contemplar aspectos rela cionados con la descripción de la costa y los puertos pesqueros vascos; la vida y costumbres de los arran* tzaleak (marineros), sus organizaciones gremiales; las embarcaciones y las técnicas que han empleado a través del tiempo para la pesca y la navegación.
Horario: Martes-sábado: 10 -13.30 h y 16-19.30 h. Dom ingos: 10-13.30 h. Lunes yfestii'os: Cerrado.
B izk a iko Foru A ld u nd ia Diputación Forai d e Bizkaia
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Aun a riesgo de que nos anatematicen
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o condenen al ostracismo
social por la doble trasgresión que supone el declararnos fu m a d o re s, y adem ás de pipa, quienes ocupamos ambos sillones de dirección y redacción en Aunia, nos congratula acercarnos a esa imagen perdida del cam pesino vasco con la txapela sobre la cabeza y la cazoleta de una pipa de arcilla entre los agrietados dedos, m ientras el extremo de la caña se encaja entre los dientes de una boca que trata im petuosa de avivar el resquemor interno de las hebras del tabaco. Uno, dos, tres y hasta cuatro hombres se afanan en sacar volutas de hum o sobre sus pronunciadas narices vascas, descansando del agitado día de trabajo pasado entre las piezas del caserío, en las roturas del m onte o en el apacentam iento de las bestias de labor. Es el m om ento del sosiego y de la templanza, incluso para alguna de esas mujeres del universo rural, trabajada y gastada por el tiem po y las labores sin fin, que se atreve tam bién -com o nos lo recuerdan las ajadas fotografías de Eulalia Abaitua- con la pipa de arcilla, frágil com o ella y de fuerte olor com o el acre efluvio que se desprende de sus pesadas sayas. N o debiera haber dicho que som os fum adores de pipa porque, en realidad, no lo somos. A veces una por semana e incluso al mes es tod o cuanto fum am os. O tras, en cambio, casi a diario, en esas tenues tardes de verano en que acabas 7 A*
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fatigado por el calor en una fresca terraza de bar. Y así debe
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ser, porque fum ar en pipa com o lo hacían antes no se parece al incom prensible hecho de quem ar cigarrillos 'l
uno tras de otro, com o quien se com e las uñas
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o revienta de nervios a la puerta de una sala de
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que trasfieren humo, sutil y vaporoso, al cadencioso
m aternidad. Y es que las pipas no se quem an sino ■
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ritm o del hablar reposado, com o cuando bajo las
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parras de los caseríos se bebía una jarra de txakoli
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calentar las manos por la noche tras una fatigosa * *
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jornada de m ontaña. Antes de m eterse en el saco era fundam ental, aprehender el arom a del tabaco y
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o sidra. Siem pre hem os llevado pipa en la mochila para
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sentir el calor de la cazoleta en el cuenco de la mano. Sugería el hogar, la casa, lo nuestro. Quizá aquellos m om entos hayan servido para hacernos pensar en lo sencillo que es todo, lo simple de nuestra existencia y belleza de cuanto nos rodea. M iram os entre el humo al pasado y nos vem os a nosotros en el presente, como
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hipnotizados por la trém ula llam a de una hoguera.
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Se quebraron las pipas de arcilla y se apagaron los humos de su recuerdo, pero hem os llegado a tiem po para dar las últim as caladas y percibir aquel lejano arom a con la intensidad que merecía. ¿Llegarem os a tiem po de probar otros? Por nuestra parte, seguiremos fum ando en pipa, aunque sea de madera, y rescatando los viejos aromas, ya
perdidos, de nuestra tierra.
Recreación de la costumbre de fumar en pipa, habitual tanto en hombres como en mujeres. En la foto. Lourdes Intxaurraga (Orozko)
N .M 7 Z k NEGUA Francisco Etxebcrría ira n tz u Figuere* M ik d ü o f f i jrxacegi N ieto F.nrique Ibaoc Andrés Iñigo D a n itl P íii'j, Ja b icr Les Jo s¿ M iguel I.lano M aría dcl M ar I/Spcz C o lom Felicitas Lorenzo V illam or C arlos O rtiz de Z áraie A ntxon Agirre Serondo
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18 Morfología del desgaste dentario en los fumadores de pipas de arcilla F r a n c is c o Et x e b e r r ia
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24 La vieja del monte C a r l o s O rtiz de Z á r a t e
42 Rincón de feria, un José Arrue recuperado para todos, en Cernika Felic it as Lo r e n z o V il l a m o r
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62 Dragones y serpientes
130 Publicaciones recibidas
A n t x o n A g ir r e S g r o n d o
82 La cueva de Balizóla ] a b ie r L es
106 La bellota, alimento de humanos D a n ie l Pérez
116 Mendaur A n d r é s Iñ ig o
124 Uxue.Ainhoa.Leire.ldoia, Irati... M ik e l G o r r o t x a t e g i N iet o
134 Nuestras publicaciones
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TIPOS ALDEANOS DE FINALES DEL S. XIX O PRINCIPIOS DEL XX FUMANDO EN PIPA DE ARCILLA fotos « E IIU U A A B M IA
FIGURA DE ALDEANO EN UNA DE LAS CARAS DE LA CAZOLETA. nPA FABRICADA EN LA ALFARERIA HEPPE DE BIZKAIA loto«DiaSUEIBAK
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eniendo en cuenta las pipas ha lladas, desde 1987, en estratos de época moderna de diversos yacimientos guipuzcoanos, se ha elabo rado el presente artículo en el que, de forma concisa, se contemplan las pipas confeccionadas con una arcilla de aspec to terroso y blanquecino, denominada caolín. Si en el siglo XVIII este tipo de piezas atrajeron la atención de los anticuarios, en fechas más recientes se han converti do en uno de los instrumentos más útiles para la investigación arqueológica de re gistros postmedievales. Paradójicamente, colecciones de algunos museos españoles y suizos fueron asignadas de manera errónea a época prehistórica o romana, lo que originó la revisión de su clasificación.
Definidón y partes de )a p\pa La adaptación de la definición del voca blo pipa, Incluido en el diccionario de la
Real Academia Española, permite descri bir a la pipa de arcilla como un utensilio de dicha materia para fumar, consistente en un tubo terminado en un recipiente, en que se coloca y enciende el tabaco pica do u otra sustancia, cuyo humo se aspira p o r el extremo de la boquilla del tubo. De acuerdo con esta descripción, en una pipa de arcilla, cabe distinguir tres partes principales: Cazoleta. Se trata del recipiente don de se coloca el tabaco. Algunas, presen tan en su base una pequeña protuberancia más o menos cilindrica denominada tacón, cuya finalidad no está clara; pues si algunos autores de fienden su carácter funcional, para otros es meramente estética. Caña. Consiste en una pieza hueca y larga abierta por ambos extremos, a tra vés de cuyo orificio interior circula el humo. Boquilla. Es la parte de la pipa que se introduce en la boca y que se encuentra en el extremo de la caña.
Proceso de fcíbricación El proceso de fabricación de estas pipas comenzó siendo una actividad artesanal que, con el tiempo, se fue mecanizando. Su elaboración requería una serie de ope raciones (modelado, moldeado, acabado y cocción) que, a grandes rasgos, se des criben a continuación: Tras la preparación de la arcilla, ésta se separaba en porciones a las que se les daba la forma aproximada de una pipa. Una vez aireadas, los operarios agujerea ban las cañas introduciendo una varilla
en el eje del cilindro. Posteriormente, las piezas eran colocadas en moldes de me tal previamente aceitados, procediéndose mediante una especie de punzón al vaciado de las cazoletas. Eliminada la ar cilla sobrante y retirado el molde se des bastaban y alisaban. Motivos decorativos o marcas de fabricantes que no estaban incorporados al molde, se aplicaban con una serie de herramientas sobre la arcilla tierna. Por último, después de dejarlas secar se cocían en el horno durante 16 a 24 horas, elevándose la temperatura gra dualmente entre 970® y 1000°.
La fcibricdción de pipas de arc\]\a en Europa A raíz del descubrimiento de América se introdujo en el viejo continente la cos tumbre de fumar, lo cual hizo que la pipa de arcilla formase parte de la vida cotidiana de los pueblos euro peos entre finales del siglo XVI y principios del XX. Hubo quién atribuyó al tabaco efectos terapéuticos, si bien surgie ron detractores, hasta el extremo de que algunos gobernantes y reli giosos prohibieran su cultivo o utili zación. A pesar de ello, su consumo se convirtió en un hábito generali zado, estrechamente ligado al au mento de la producción de pipas de arcilla. Su fabricación se ini ció en Inglaterra a fina les del siglo XVI; poco después comenzó en Holanda y Francia, paí ses en los que dicha industria la intro< dujeron, a princi pios del siglo XVII, exiliados ingleses procedentes de las persecuciones reli giosas. Seguidamente, se desarrolló por gran par te de Europa. Hasta el siglo XVIII no se fabricó en España, siendo en las comunidades del País Vasco, Cataluña y Baleares donde antes se populariza. Con respecto a las pipas de arcilla vascas, destacan los trabajos de Enrike Ibabe que señala a la alfarería de la fami lia Heppe en Uribarri (BIzkaia), como úni co centro productor, proporcionando una minuciosa información del proceso de fabricación que se siguió en dicho taller, tres de cuyos moldes se encuentran en la actualidad en el Museo Vasco de Bilbao. Estas pipas en general eran baratas, si bien tenían el problema de su fragilidad:
MOLDES DE ACERO, LARGO Y CORTO, UTIUZAOOS PARA U FABRICACIÓN DE PIPAS DE A R C ILU POR EL ÚNICO CENTRO PR O D U a O R HABIDO EN EUSKAL HERRIA: LA ALFARERÍA DE LA FAMIUA HEPPE, EN BIZKAIA. COLECCIÓN DEL MUSEO VASCO DE BILBAO
al estar confeccionadas con un material neutro, el tabaco conservaba su verdade ro sabor. Los fabricantes enviaban 15 pie zas por docena a los comerciantes que las vendían, para compensarles por las numerosas roturas que se producían en su transporte. Un fumador solía romper un promedio de cuatro pipas por sema na. La popularidad que alcanzaron fue tal que en las tabernas y cafés se servían junto con la jarra de cerveza. Cuando el proceso de fabricación se mecanizó (si glos XIX y XX), una parte de la produc ción se destinó a los niños usándolas como juguetes para hacer pompas de ja bón. Escenas de fumadores en el Interior de las tabernas se pusieron de moda en la pintura flamenca y holandesa del siglo XVII, algunas de cuyas obras se pueden contemplar en los Museos del Prado y Thyssen-Bomemisza de Madrid. Estos cuadros, representan a campesinos dis puestos con sus pipas en torno a una mesa, sobre la que se encuentra la chofeta o braserillo para encenderlas. Como detalle anecdótico, fragmentos de pipas rotas arrojadas por el suelo, completan el realismo del momento.
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La sencillez de los primeros momen tos dio paso a formas más complicadas, con cazoletas producidas en el siglo XIX representando una gran variedad de te mas y personajes (políticos, actores, reli giosos, etc.). Se produjeron pipas, entre otros motivos, como instrumento de rei vindicación (es el caso de la pipa fabrica da en 1913 cuya cazoleta presentaba un 8 en favor de la jornada laboral de ocho horas), para conmemorar acontecimien tos (por ejemplo, las creadas con ocasión de diversas coronaciones de la familia real británica), o como propaganda pu blicitaria de comercios, clubes de fútbol, candidatos políticos... A principios del siglo XX, la compe tencia de pipas elaboradas con otros ma teriales como la madera o la espuma de mar, y la creciente popularidad del ciga rrillo, produjo el declive de esta industria. La pipa de arcilla, aunque con un uso muy selectivo, aún se fabrica en diversos países (Holanda, Francia, Inglaterra...); en el País Vasco, Blanka Gómez de Segura las realiza en el taller del Museo de Alfarería Vasca (Álava), utilizando uno de los moldes procedente de los fondos del Museo Vasco de Bilbao para destinarlas a souvenir de éste. La importancia de la pipa de arcilla en la arqueología postmedieval Los vestigios de la pipa de arcilla para fumar tabaco, han llegado hasta noso tros, en gran parte, a través de la aplica ción de la metodología arqueológica. Debido a su fragilidad, los fumadores las desechaban tras su rotura, por eso es fre cuente su aparición en yacimientos o ni veles postmedievales, lo que les confiere un carácter destacado en la datación de los mismos, además de aportar informa ción sobre un amplio abanico de posibili dades. El tamaño y forma de estas pipas, fueron evolucionando. Cuando se inicia
MUJER DEL ÁMBrrO RURAL VASCO DE HACE MÁS DE CIEN AÑOS FUMANDO EN PIPA DE ARCILLA
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su fabricación, tenían cazoletas pequeñas en forma de tonel y cañas cortas, con un diámetro exterior e interior grande, en ángulo obtuso respecto a (a cazoleta. Gradualmente, tas cañas se alargaron evitando et recalentamiento de la boqui lla, disminuyendo su diámetro interior y aumentando el tamaño de las cazoletas, que se disponían perpendicularmente a la caña. Numerosos autores relacionan el ta maño de la cazoleta con el precio del ta baco. Debido al elevado coste de éste, las primeras pipas de arcilla tenían cazoletas muy pequeñas, pero conforme se abara ta el tabaco las cazoletas se agrandan. Mediante la identificación de las mar cas de fabricantes, la forma de las cazo letas y la decoración, se puede determinar el lugar y fecha de fabrica ción de las piezas que, Junto con el con texto en que aparecen, permite establecer una datación con cierta exactitud. Diversos investigadores, sostienen que estas pipas son indicadores del esta tus socio-económico de los fumadores que las uti lizó. Esto es debido a que, en el coste de una pipa, intervenían -a menudofundamentalmente dos factores: la longitud de la caña y las técnicas de acaba
do empleadas. Cuanto más larga era la caña, su fabricación requería más tiempo y por tanto, incrementaba su precio. Lo mismo sucedía con el acabado, a mayor calidad más se invertía en tareas de re corte de juntas, pulido o aplicación de dentelleado, repercutiendo en el coste de la pipa.
P ip a s d e a r d W a e n G ip u z k o c i: m arca s y d ecora óón La colección arqueológica para desarro llar este apartado, está integrada por las pipas que figuran en el catálogo publica do por el Centro de Estudios Arkeolan, bajo el título "PIPAS D E ARCILLA HALLADAS E N GIPUZKOA. Aproximación a su catalogación arqueológica y tipológi ca Así como, las halladas en diversas actuaciones arqueológicas, efec tuadas por dicho centro, desde el año 1996 hasta la fecha. Las piezas de la co lección fueron produci das mayoritariamente en el siglo XVIII, tras las que se sitúan las de los siglos XVII y XIX. El es tudio de las piezas de referencia, en concreto, sus motivos decorativos y marcas de fabricantes, perc a z o l e t a d e p ip a d e t ip o j o n
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foto « ARKEDUN
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PIPA HOLANDESA DE TIPO JONÁS, CON CAZOLETA EN FORMA DE CABEZA DE HOMBRE CON BARBAY CAÑA REPRESENTANDO UNA ESPECIE DE BALLENA CO N lA BOCAABIERTA
fDta«ARKfOLAN
CANA DE PIPA HOLANDESA CON INSCRIPCIÓN DEL FABRICANTE
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miten establecer una serie de caracterís ticas, cuya visión global se presenta, atendiendo a su lugar de fabricación.
Pipas holandesas
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Los elementos decorativos que predomi nan son los dentelleados rodeando la boca de las cazoletas o las cañas; en es tas últimas, habitualmente alternando con espirales, dientes de sierra y puntos enmarcados por rombos o círculos enca denados. Aparece con frecuencia la flor de lis, símbolo heráldico de la monarquía francesa, que surge enmarcado por dia mantes impresos sobre las cañas. Otro motivo registrado es la rosa Tudor que, dispuesta sobre las caras de las cazoletas, se representa por un grupo de tres, seis u ocho puntos en relieve, diseño introduci do por los fabricantes ingleses que huye ron a Holanda durante el reinado de Jaime j y que significaba lealtad a la casa Tudor. Numerosas son las pipas fabrica das en Gouda; rodeando algunas de sus cañas figura la leyenda INGOUDA prece dida del nombre del fabricante. Las cazo letas se caracterizan porque muestran
sobre su cara izquierda marcas corona das. Bajo estas coronas de hojas o perlas se disponen una gran variedad de moti vos, como números de dos cifras, dos ini ciales, una mano, un rombo, etc. Marcas que también se encuentran en la base de los tacones. Muchas de estas cazoletas incorporan en las caras de sus tacones el escudo de armas de Couda, privilegio que se otorgó en 1739 a los fabricantes de dicha ciudad para proteger su pro ducción y evi tar que sus marcas fue ran plagiadas por produc tores de otras ciuda des. En oca siones, sobre dicho escudo hay una S, significa slegte (ordinario) y se intro
FICURA DE ELEFANTE E INSCRIPCIÓN C.PR(ES EN UNO DE LOS LADOS DE ESTA PIPA REAUZADA EN MOLDE CORTO
foto « ENRIQUE IBUE
dujo en 1740 para poder diferenciarlas de las de calidad superior. Hay presencia de varios fragmentos de las populares pipas Jonás. Éstas se carácterizan por tener una cazoleta en for ma de cabeza de hombre barbado y caña representando una especie de pez con la boca abierta. El diseño de estas piezas representa el pasaje bíblico del libro de jonás cuando es tragado y devuelto por la ballena. Su fabricación se inició en 1630 siendo muy apreciada entre los marineros. También se han identificado como pi pas holandesas, un número considerable de cañas con decoración a base de moti vos geométricos y vegetales, cazole tas gallonadas y cazoletas profusamente decora das sobre cuya cara iz quierda aparece en relieve la figura de un pescador, el rey Guillermo Mi o un violinista.
Pipas inglesas únicamente se han ha llado tres piezas con marcas de fabricante, to dos ellos de la ciudad in glesa de Bristol. Se trata de una cazoleta, cuya cara derecha muestra orla cir cular que contiene las ini BASE DE PIPA CON LAS INICIALES ciales en relieve W N dei DEL FABRICANTE nombre y apellido del fabri cante William Nicholas. En la base del ta cón de otra cazoleta aparecen las iniciales incisas RB entre una daga, mar ca atribuida a Richard Berryman, y un fragmento de
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caña que en una de sus caras figura las palabras RING BRISTOL y en la otra OHiO, todo ello en relieve; corresponde a la familia Ring, una de las firmas más importantes de fabrican tes de pipas de Bristol en el siglo XIX.
Pipas francesas
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Las letras incisas que aparecen rodeando las cañas con la le yenda de la ciudad de producción y, en ocasiones, el nombre CAZOLETA CON entero del fabricante, LAS INICIALES VR CORONADAS permiten indicar que se trata de pipas producidas en el siglo XIX, procedentes de las ciu dades francesas de Saint Malo, Saint Omer y Givet; fueron fabricadas por las firmas LM.F. de Saint Malo, Louis Fiolet de Saint Omer, una de las más famosas de Francia, y Cambier de Givet. Éstas úl timas aparecen con la leyenda *‘á Paris"
CAÑA DE PIPA FRArrcESA CON INSCRIPCIÓN DEL FABRICANTE
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y
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refiriéndose con dicho término a que las pipas se confeccionaban en terre com mune. Sin embargo, para lain Walker pudo ser un esnobismo aplicado en los productos destinados a la exportación. MARÍA BEL MARÜlPEZ CDLUM Arquefiioga
CASERIO MUSEO ICARTUBEITI BASERRI MUSEOA
Un espacio para conocer la vida cotidiana del caserío guipuzcoano ambientado en el año 1630
Gipuzkoar baserrien eguneroko bizitza ezagutzeko gunea Visitas guiadas S e m a n a d e la S i d r a : p r o c e s o d e e l a b o r a c ió n a r t e s a n a l (o c t u b r e ) Talleres de anim ación ( j u lio - a g o s t o ) Abierto de m artes a dom ingo
Bisita gidatuak S a g a rd o Astea: ariísau-lantze p ro zes ua (u rr ls ) A n im a z io taiferrak (uztaíla-abuztua) Asteartetik
igandera
2 0 7 0 9 E Z K I O - I T S A S O . (Gipuzkoa) i g a r t u b e i t i @ g i p u z k o a . n e t - TI .: + 3 4 9 4 3 7 2 2 9 7 8 http://www.gipuzkoakultura.net/museos/igartu
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texto y fotos «FRANCISCO ETXEBARRIA
m o r o lo p ÎQ d e l d e s p o s e d e n t a r io e n
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IMAGEN DE DESGASTE DENTARIO HALLADA EN UN INDIVIDUO ENTERRADO EN EL CEMENTERIO DE MURCIA, EN ASTIGARRAGA, ENTRE LOS SS. XVIII Y XIX
PfìSer
sí Pierre
Fouchard. autor del
Elósegui, uno de los fundadores de la
Cirujano Dentista en 1728, se
Sociedad de Ciencias Aranzadi, nos re
ñala que la pipa “ erosiona los
cuerda que en
dientes hasta dejar descubiertas las par
1942 un pastor de la
Sierra de Aralar la em pleaba con asidui
tes sensibles".También Augusto O nésim o
dad: "O cu lto s en el am plio vuelo de su
Taveau en su libro editado en París en
vieja
1827 que lleva por título C o n se jo s a los
Miguel yesca y pedernal y con ellos ob
fu m a d o re s so b re
co n se rv a ció n
de
boina
guardaba
siempre
Pedro
su s
tenía fuego cuando era menester. Así e n
dientes nos advierte que la pipa produce
cendía habitualm ente su pipa de barro
usura, desgaste y erosión.
en la que fum aba tabaco de elaboración
De este m odo los desgastes dentarios
propia” .
han tenido m ucha im portancia en los
En cuanto a la m em oria gráfica de
procesos de identificación personal e in
esta costumbre, son numerosas las fo to
cluso en
la interpretación cultural de
grafías que se conservan de personas fu
ciertas costum bres cuando se analizan
m ando en pipas de arcilla. La imagen
los restos esqueletizados procedentes de
más representativa es la que se publica
hallazgos Reverte
arqueológicos. en
su
libro
José
M anuel
en form a de tarjeta postal
A n tro p o lo gía
editada por A. V illate en
Forense destaca los efectos de las pi
Tarbes, que representa a
pas de fu m ar que "acaban por produ
un típico
cir una muesca por abrasión entre los
cam pesino vasco. De
incisivos o entre el incisivo lateral y el
igual m odo son de sumo
canino de uno u otro lado según sean
interés
zurdos o diestros
obtenidas entre 1873 y
Su em pleo ha llegado hasta bien avanzado XX.
Así
1936
el siglo
las por
Abaitua y
Jesús
fotografías Eulalia
de
publicadas re
cientem ente en un catálogo por
el
M useo
Arqueológico,
Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao en donde se muestran diferentes
FOTOGRAFIA DE LA PARTE SUPERIOR DE UNOS DIENTES CON PIPA: IMAGEN DE DESGASTE DENTARIOY REPRESENTACIÓN DEL ENCAJE DE UNA CAÑA DE PIPA EN EL MISMO. INDIVIDUO PERTENECIENTEAUN ENTERRAMIENTO EN SAN MARTIN DE BURUNTZA (ANDOAIN), ENTRE LOS SS. X V IY XVII.
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Mayor información puede obtenerse en el trabajo titulado Morfología del desgaste dentario e/i fumadores de pipas de arcilla. de los autores Goyenechea, A„ Eguren, E„ Etxeberria, F„ Herrasti, L e Ibañez, L, publicado en la revista Murtibe (Antropologia-Arkeologia). n° 53 en el año 2001.
DESGASTE DENTARIO EN UN INDIVIDUO ENTERRADO EN SAN MARTÍN DE BURUNTZA (ANDOAIN).
ejemplos de fumadores en pipas de arci
cem enterio
lla.
(Gipuzl<oa) de los siglos X V III y XIX.
de
Murgia, en Astigarraga
Teniendo en cuenta lo anterior, son
En todos los casos, el desgaste hom o
varios los ejemplos que hemos localizado
géneo que afecta a varios dientes deter
en el País Vasco al estudiar enterram ien
m ina
tos de épocas relativam ente recientes.
redondeada que se ajusta de m odo per
Por una parte en los enterram ientos
una
muesca
o
escotadura
fecto a la boquilla o tubo de la pipa.
de la Iglesia de San M artín de Buruntza, en Andoain (Cipuzlcoa), hoy desapareci
FRANCISCO ETXEBERRIA
da. y que se atribuyen a los siglos XV I y
Praiesor de Medicina Forense de le UPV y presidente de la
XVll, así com o en los enterram ientos del
Secciún de Antropología de Aranzadi
A los pies de la impresionante Sierra Sálvada encontramos Ayala, tierra de nobles. Perteneciente al Valle de su mismo nombre, Ayala se encuentra situada entre las localidades de Amurrio y Artziniega. Es el municipio más extenso y disperso de toda la comarca, ya que está compuesto por 24 pequeños núcleos con su consistorio en Respaldiza. Debido a su excelente ubicación, permite disfrutar de su increíble paisaje natural que nos invita a conocerla con pequeños paseos por sus múltiples caminos entre bosques y praderas. Como ejemplo, el bordear el Pantano de Maroño. Embalse, de aguas de abastecimiento humano, rodeado de pinares mezclados con robles, junto con el maravilloso fondo de la Sierra Sálvada. A su vez, dicho municipio, nos ofrece la posibilidad de disfrutar de su abundante patrimonio cultural y monumental. En la pequeña localidad de Quejana se encuentra el majestuoso Palacio Fortificado de los Ayala del S. XIV, catalogado como Conjunto Monumental en 1984. El Museo de Arte Sacro, El Torreón Capilla de la Virgen del Cabello, la Iglesia de San Juan Bautista y el Convento de las Madres Dominicas le introducirán en la inquietante historia de los Señores de Ayala. Del mismo modo, gozará del elemento icònico más representativo de Ayala: las Casas-Torre: la Torre de Negorta en Zuaza, la Torre de Zubiete en Llanteno y la Torre de Murga, en la localidad que lleva su nombre, entre otras, son buenos ejemplos de esta característica modalidad contractiva. No podemos olvidarnos de la arquitectura religiosa, donde cabe destacar la Parroquia de la Asunción en Respaldiza, el Santuario de N* Señora de Etxaurren en Menoio y la preciosa y desconocida portada románica de Añes, que se remonta al S. XII. Y sin duda alguna, hay que destacar el Campo de Saraube, de valor histórico por ser el recinto en el cual se aprobó el Fuero de Ayala en el S. XIV y donde se reunían las Juntas de la comarca para elegir las autoridades locales. Situado en un alto y rodeado por una pared almenada, que guarda en su interior una tosca mesa de piedra con dos bancos corridos, se encuentra el testimonio vivo de uno de los lugares más venerados de Euskal Herria.
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www.aiaratur.org
Laudio/Uodio
Artziniega
Urduña/Orduña
Kexaa/Quejana
OFICINAS DE T U RISM O DE LA COM ARCA E S K U A L D E K O T U R ISM O B U L E G O A K
AYTO, DE AVALA / AIA RA Tei-945-39.90.13
LAUDIO/LLODIO Parque Lamuza, 11
AVALA IQUEJAN A/KEXAA)
Tel.944.03.49,30. o ricinad eturism o@ laud io ko ud ala.net
C onjunto M onum ental de Quejana [M useo de Afte Sacro) Tel.945.39.94.14.
URDU Ñ A/O RD UÑ A Foru Plaza, 3 - bajo
tu rlsm o.avala@ telefo nica.net ARTZIN IEGA Goiko Plaza (A ntiguo Consistorio, planta baja) Tel.945.39.61.56. turism o.artzin iega@ telefon ica.net
Tel-945.38-43-84. turism o@ urd una.com OROZKO Zubiaur Plaza (M useo Etnográfico) Tel.946.33.98.23. Museoa.orozko@ bizkaia.org
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lo largo de la historia numero sos personajes míticos han polado nuestros bosques, cuevas, ríos y montañas. Algunos son muy cono cidos, divulgados ampliamente por la li teratura actual, pero otros continúan parcialmente ocultos, siendo sólo cono cidos en lugares muy concretos. Están únicamente presentes en la memoria de los mayores, los cuales prefieren no Invo car su recuerdo por miedo a la burla de una sociedad excesivamente científica, donde apenas tienen cabida las leyendas y los mitos. Uno de estos personajes es la “Vieja del Monte", la cual ha gozado de gran popularidad en Zula y su entor no. La Vieja del Monte es un personaje muy conocido por nuestros abuelos de Zuia. En todos los pueblos del valle se hablaba de ella con veneración y cariño. También sigue teniendo una importante presencia en el recuerdo de algunos an cianos de Kuartango y Urkabustalz. Decían algunos mayores que habitaba en
una inmensa haya hueca del monte, y allí cuidaba de leñado res y carboneros, para que no se hicieran daño con el hacha, o para que no les cayese algún árbol enci ma. Pero, por lo que más se le ha conoci do a este personaje mítico ha sido por su pan. Cuando un padre de familia subía al monte (Gorbeia, Badaia, etc.) a hacer leña, procuraba no olvidarse de la comi da, que la mujer le preparaba con esme ro para que pudiera sobrellevar el peso de la jornada. Cuentan en Sarria que los hombres solían llevar este alimento en un pañuelo anudado, atado al cinto o a la faja del pantalón, en la parte posterior de la cintura. En cuanto el hombre regresaba a casa al atardecer, sus hijos pequeños se le acercaban Inmediatamente con ilusión para ver si la “Vieja del Monte" les había dado algo para ellos. Efectivamente, en el zurrón o en el pañuelo anudado del pa dre no faltaban unos trozos de pan, con un sabor conocido: el del chorizo o de la tortilla que le habían acompañado. “ Es el pan de la Vieja del Monte que me ha dado para vosotros", les decía. Los niños no dudaban ni por un instante de la ve racidad de sus palabras. No tardaban en comer con gran deleite aquel mendrugo, a pesar de estar duro por haber sido cor tado por la mañana. Según cuentan los mayores, haciendo referencia a su infan cia, “aquel pan sabía de manera espe cial... aunque todo pan era sabroso en aquellos años de hambre; era como un regalo... era... como si estuviese bendeci do". A pesar de que eran tiempos en que el hambre apretaba, el padre no olvidaba
DICE LA LEYENDA QUE DENTRO DE UNA CRAN HAYATEN(A SU MORADA lA VIEJA DEL MONTE. ERA CONOCIDA POR ENTREGARA CARBONEROS Y LEÑADORES UN PAN CON CIERTAS CONNOTACIONES M ÁCICASY QUE. POR EUO, ERA ESPERADO CON ANSIEDAD POR LOS HABITANTES DELVALLE
guardar un corrusco para sus pequeños, pensando en la ilusión que les produciría aquel sencillo regalo. En algunos casos, si había suerte, en el zurrón había algo más que pan: un trozo de queso, un poco de tortilla... Todo lo había dejado la miste riosa dama de los montes para tos pe queños. El hombre de la casa contaba a su prole que la Vieja del Monte lo había de positado en su zurrón mientras él estaba haciendo la leña. Lo hacía al atardecer, acercándose en forma de niebla. Era un pan que había dejado para ellos expresa mente. Les decía que con este alimento, también ellos se convertirían en fuertes y hábiles lañadores. Normalmente se hacía referencia a este numen de las montañas cuando se iba a hacer la leña; pero en algunos luga res también se le tenía presente cuando el hombre marchaba al monte a hacer otras labores, como "prender" -retener hasta que el dueño pague los daños- al gún ganado que estaba pastando ilegal mente. Aseguran en
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aquel trozo de pan, pero prefería dejárselo a los pequeños de la casa, cumpliendo con una ancestral tradición. "Es de la Vieja del Monte", les decía; y a los hijos les encantaba comer lo, aunque en casa tuvieran pan de sobra. En Domaikia recuerdan la misma tradi ción referida a las juntas en el Monte de la Oka, cuando se reunían con los vecinos de Martioda. A veces no sobraba pan de la comida. El esfuerzo había sido tan extenuante
que el padre no se había resistido a la tentación de engullir toda la ración. En estos excepcionales casos, en Lukiano, ante la decepción de los hijos, el proge nitor excusaba a la Vieja del Monte di ciendo que ésta no había podido amasar por falta de leña, por carecer de harina suficiente, o porque no había tenido tiempo para ello. Triste era aquel día para los más pequeños de la casa. En Olabarri (Ollávarre) no se hablaba de ella, pero sí se contaban abundantes narraciones sobre el “Pan del Monte". Cuando el hombre de la casa bajaba de hacer leña en el monte, dejaba un poco del pan de la comida para los niños de la casa. Decía que era "Pan del Monte". Según cuentan, “sabía muy bien". Afirmaban que era muy bueno para la garganta: como el pan de San Blas. Hemos de suponer que las narracio nes en torno a este personaje mítico de bían estar muy extendidas, por lo menos en Álava, ya que el zuyano Eugenio Murguía cuenta que los pastores de Apinaiz (Apellániz) también hablaban de ella. Sorprendentemente, existen datos de que esta peculiar dama es conocida en León, como es el caso de Valderrueda, al sur de Riaño. Cuentan los del lugar que sus padres les bajaban, cuando eran ni ños, un trozo de pan en su zurrón de ove ja, cuando llegaban del monte, después de haber estado con el ganado. El pan te nía un peculiar y agradable sabor, debido al alimento al que había acompañado tortilla, chorizo-, y por el zurrón en el que había estado metido todo el día. El recuerdo de este personaje mítico ha quedado recogido en el nombre de una casa rural del lugar "La Vieja el Monte". Este dato nos da una idea de la amplia zona que pudo abarcar antaño la creen cia en este curioso ser mitológico. Un último detalle aparece referido a este numen. En Andagoia, cuando una mujer llevaba una vestidura un tanto ex traña, no reconociéndosele a simple vis-
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ta, le solían decir: "pareces la Vieja del Monte".
personaje? ¿Es el rostro negativo de la misma divinidad?
El rostro negativo
Pan de kuku
Esta concepción generalizada de la Vieja del Monte como personaje bueno y ge neroso queda bruscamente rota por la imagen que se tiene de ella en algunos lugares, muy pocos, donde aparece como un ser negativo al que se le tiene mucho miedo. Sería algo así como una bruja, en el sentido más peyorativo de la palabra. En Lendoño de Abajo se aseguraba que vivía en el monte. Se le tenía mucho miedo. Incluso cuando los niños eran mocetes, si les decían que en el lugar donde se encontraban se hallaba la Vieja del Monte, corrían de allí. En Arriano, cuando un niño se porta ba mal, se le amenazaba dlciéndote que le iba a llevar la Vieja del Monte. En estos lugares no se habla del "Pan de la Vieja del Monte"; simplemente es el sombrío personaje, al que se le temía de verdad, sobre todo los niños. ¿Es la demonización de este numen? ¿Es otro
En Kuartango nos encontramos con otro dato al que podemos relacionar con la Vieja del Monte. Los mayores hablan del "Pan del kuku", que son unas florecillas pequeñas, azules, de sabor dulce. Además de comerse, también se utilizaban para hacer anillos y pulseras. Se llaman de esta manera porque su nacimiento coin cide con la llegada del kuku (cuco). Cuentan los mayores de Andagoia que, cuando iban de paseo a San Esteban de Ermenetu -despoblado me dieval-, les bajaban a los hijos algunas de estas flores para que las comieran, y les decían: "me las ha dado la bruja para vosotros”.
La Gran Madre A la Vieja del Monte no podemos verla como un personaje decadente, decrépito.
SANTUARIO DE ORO EN ZUIA (ARABA). SEGÚN LA TRADICIÓN, "CUANDO ORO ESTÁ PANADERA, ES QUE VA A LLOVER" EN UNA CLARA ALUSIÓN A ANTICUAS CREENCIAS DÉ QUE U NIEBLA DE ALGUNOS MONTES MÍTICOS ERA EL HUMO QUE PRODUCIA EL HORNO DEL PAN DE LA DIOSA MARI"
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Nuestros paradigmas sociales, donde se sobrevalora la juventud, no son como los de antaño. El anciano, en tiempos pasa dos fue sujeto de admiración y casi de veneración, por haber sobrevivido a los avatares de la vida, y por ser la memoria histórica de su pueblo: él conocía la for ma de cazar, los lugares peligrosos, la uti lización de las diversas plantas, cómo y cuando llevar a cabo los ritos tribales, los caminos, la predicción del tiempo, las na rraciones orales transmitidas desde tiem po inmemorial -relatos míticos, leyendas-, etc. El anciano era toda una autoridad ante los suyos. Lo anciano, lo ancestral, estuvo revestido en tiempos pasados de un carácter sagrado. Por otro lado, la imagen femenina nos retrotrae ai primer arquetipo, el más intenso y duradero de la Gran Madre, re presentada como diosa omnipotente. Según afirma C. Jung, la Diosa Madre, en tanto origen sobrenatural del mundo, es un concepto innato de la mente huma na. C. jung ya nos subrayó la importan cia de los arquetipos a la hora de desgranar la psicología de las religiones. El niño ve en su propia madre la fuente
de todo consuelo y seguridad, envolvién dola en una sensación divina; no nos debe extrañar que proyectemos en la imagen de la Gran Madre -en este caso la Vieja del Monte-, la figura omnipoten te que nos cuida, proporcionándonos ese alimento “divino". Esta visión de la Vieja como Gran Madre sobrepasa lo local, para adquirir un talante más universaL Si contempla mos las diversas pinturas realizadas por los aborígenes de la australiana tierra de Arnhem, nos encontraremos con una en la que aparece una mujer de parto. Suelen describir esta figura como la "Vieja" o “ Madre de todos". Este tipo de imágenes están rargadas de tradiciones orales, transmitidas durante miles de años. La figura de la Vieja es de gran impor tancia en los mitos europeos de antaño. Algunos han visto en ella el espíritu fe menino que mueve las fuerzas de la na turaleza, atribuyéndole la mayoría de los fenómenos atmosféricos. Recordemos, por ejemplo, que en Portugal, Canarias y Grecia, al arco iris se le denomina “Arco de la Vieja".
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En este sentido podemos comprobar ei gran paralelismo existente entre Mari y la Vieja del Monte. Mari está directa mente relacionada con fenómenos at mosféricos: niebla, tormentas, lluvia, etc. Pero también se le relaciona, en algunos lugares con el pan o. al menos, con el horno de hacer pan. Según se contaba, en una de las cue vas cercana a San Adrián existen habita ciones muy bien amuebladas. Algunos,
que aseguraban que las han vis to, decían que entre otras cosas se puede ver un horno en el que cuece el pan la Dama que allí mora. En Zegama, muchos afir man haber visto el humo que sale fuera de la cueva cuando la Dama en ciende su horno. Aketegi es uno de los picos de la cor dillera de Aizkorri. Se dice en aquella co marca que, cuando la Dama de Aketegi está allí, de la sima de la montaña ema na un delicioso aroma a pan recién saca do del horno. Entre Ispaster y Lekeitio se encuentra el monte vizcaíno de Otoio. Cuando los vecinos veían una nube sobre este mon te o en la entrada de la cueva, solían de cir que la diosa Mari había encendido su horno. En Ispaster a Mari se le denomina Mari labeko, "Mari del horno". Según un dicho de Zuia, "cuando Oro está panadera, es que va a llover".
El pan, regah de los dioses Es posible que lo? mitos de la Vieja del Monte y de Mari nos hagan retroceder hasta la época del Neolítico, cuando el descubrimiento de la agricultura supuso un salto revolucionario en la marcha de la humanidad. Y ahí tuvo la mujer un pa pel predominante. Mientras que los hom bres continuaban con la caza y pastoreo, la labor femenina de incipiente siembra propiciaba el progresivo asentamiento de los pueblos. Con ella llega la revolución neolítica. La recolección del trigo y la elabora ción del pan eran labores eminentemen te femeninas. A partir de este momento surgen numerosas diosas relacionadas con la agricultura: la diosa griega Demeter, considerada la descubridora del trigo, la cual enseña a prepararlo como alimento y a cocinarlo, y que, cu riosamente, en un momento determina do se disfraza de vieja: la diosa romana de la fecundidad y las cosechas, Ceres, de cuyo nombre vendrá la palabra "cereal": la diosa egipcia ¡sis, cuyo atributo es la espiga, etc. Estas diosas van a ocu par una posición privilegiada en la jerar quía divina. La analogía entre la fertilidad de la tierra y la de la mujer tomará cuer po en estas nuevas deidades. ES PO SIBLE En la tradición Q U E los m ito s alemana nos encon de ]a Viejci del tramos con unos M onte y de personajes femeni M ari n o s hagary nos que también retroceder ofrecían pan a los h asta el niños: "Los habitan Neolítico, con el tes de Crodich -cerdescubrim iento ca de Salzburgo- y los labradores de la DELA zona declararon que, A G RICU LTU RA en cierta época -hacia el año 1753-, las mujeres salvajes del monte Wunderberg habían salido de él y se habían acercado a los muchachos y chiquillas que guarda-
A LOS PANES GUARDADOS EN NAVIDAD SE LES HAN ATRIBUIDO CIERTAS CUAUDADES MACICAS EN ALGUNAS COMARCAS. TXOMIN ULI (LAUDIO) MUESTRA LOS PANES DE LAS NAVIDADES DE 2003 Y 2004
ban ganado cerca de un hoyo que hay en el paraje llamado Clanegg, y les habían dado a comer pan". Estas mujeres salva jes tenían un cabello extraordinariamen te largo y hermoso, que les llegaba casi hasta los pies. Con el personaje mítico de la Vieja del Monte queda reforzada la idea de que el pan tiene un origen sobrenatural, y que como tal hay que tratarlo. Numerosas tradiciones y creencias que reforzaban esta idea estaban asentadas, hasta hace poco tiempo, en nuestra cul tura popular. De esta manera, si alguien osaba tirar o tratar con desprecio el pan, se exponía a que la desgracia recayese sobre él; de ahí muchas tradiciones que
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se han conservado hasta nuestros días: recoger y besar el pan si cafa al suelo, no dejar nunca el pap boca abajo, no pin charlo con el cuchillo o el tenedor, etc. El pan también ha sido muy utilizado en ritos religiosos; pensemos en el pan bendito de las misas, en el pan de San Blas, el rosco de Pascua, el pan de ofrenda de los funerales, el pan añal, el trozo de pan guardado en Nochebuena, etc. Numerosos podrían ser los ejemplos pre sentados, pero sólo me voy a referir a uno, localizado en Llanteno y referido a Nochebuena. En la cena de esa noche, el hombre de la casa partía un trozo de un pan entero -no servía uno ya empezadoEste primer trozo cortado por él se guar daba hasta el año siguiente, con la abso luta convicción de que no se encanecía. El padre recogía el del año anterior y lo re partía entre toda la familia, un fragmento a cada uno. Ese día no se bendecía la mesa, pues, según se aseguraba, la mesa la bendecía la Virgen. En Olabezar, se les daba un trozo de este pan a los perros en caso de padecer la rabia.
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Pongamos nuestra atención ahora en el haya, árbol donde la tradición asegura que moraba la Vieja del Monte. En el paganismo, los lugares preferi dos para el culto han sido las piedras, las fuentes y los árboles. Debemos ser cons cientes de que entonces no se adoraba un objeto concreto (la piedra, la fuente o el árbol), sino al genio o divinidad que allí habitaba. Si nos centramos en el árbol, es reve ladora la diferencia existente entre el ár bol individual y el conjunto de ellos, es decir, el bosque. En el bosque habitan las fuerzas desatadas y maléficas de la natu raleza. El árbol individual, por el contra rio, es representación y morada de la divinidad. En el bosque habita la maléfi ca Piztia de Domaikia; la benefactora
Vieja del Monte tiene su morada en el hueco de una inmensa haya. El árbol, desde los primeros tiempos de la humanidad, ha sido uno de tos pri meros templos. Así, para los ibos nigerianos, como para otros pueblos del África occidental, el algodonero alberga a la diosa de la tierra. El árbol ha tenido una profunda sig nificación religiosa. Por ello, no nos debe extrañar que algunos pueblos, cuando derribaban a uno de ellos, le elevaban una plegaria suplicando perdón. Faustino De Cuadra, vecino centenario de Lendoño de Abajo, nos confirma que antiguamen te también en su localidad se llevaba a cabo este rito, pues de lo contrario te mían que el árbol les cayese encima. La importancia religiosa del árbol queda constatada por su habitual pre sencia junto a ermitas y santuarios, sien do frecuentes las leyendas que nos hablan de apariciones religiosas en los mismos. Un ejemplo concreto lo tenemos en el Santuario de la Encina (Artziniega), cuyo árbol -donde la tradición asegura que se aparec¡6 la Virgen- dará nombre al templo. En nuestra cultura, el haya ha sido uno de
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TRADICIO N A LEM A N A encontrcim os p e r s O U C lje s
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A LOS NiNOS
los árboles más signifi cativos. Una de ellas es la de Okon (Bernedo). Según cuentan los lugareños, en varias ocasiones ha sido marcada para las suertes foguerales, pero los vecinos siempre la han respetado por considerar la sagrada y por relacionarla con la Virgen. Se halla cerca de la ermita, y se caracteriza porque saca sus hojas 15 ó 20 días antes que el resto, y en otoño se mantiene verde más tiempo. Algunos topónimos son reveladores respecto a estas venerables hayas. Un caso es el de Pagobedeinkatu -literalmente "haya bendita"-, del que ya se
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hablara en el número 15 de AUNIA. Es un dolmen de Soraluze (Cipuzkoa), a unos cincuenta metros al sur de la cruz del mismo apelativo. El nombre nos in dica que, en tiempos pasados, hubo un haya que debió ser considerada como sagrada. Y otro más significativo aún es el de Pagomari - “Mari del haya"-. Este topó nimo se encuentra en Intzezelaia, juris dicción navarra de Aralar. En este lugar se erguía una majestuosa haya, de la que ya no queda más que su base. Allí se en cuentra un túmulo prehistórico. Al igual que la Vieja del Monte, esta Mari ha que dado identificada con el haya. También existen tradiciones religiosas relacionadas con este árbol. Los vecinos de Kripan suben el sábado más próximo al 15 de mayo a la ermita de San Tirso; a la vuelta se detienen a comer en el “ Nacedero". Cuando se encaminan al pueblo llevan una rama de haya, por con siderarla bendecida, y la colocan en casa. Si nos acercamos a la ermita de San Millán (La Rioja), ubicada en una peque ña cueva y colgada sobre la roca, encon traremos una curiosa costumbre: el día de la romería la tradición manda recoger piedrecitas de las paredes de la roca in terior de la ermita; son piedras sagradas que algunos llevan a casa y que, arroja das sobre el tejado durante los días de tormenta, la protegen de los rayos. Otros optan por sen/irse de esas mismas pie dras para obtener algún deseo; para ello es preciso arrojar un mínimo de tres pie dras al interior del tronco de una vieja haya que crece junto al camino que con duce a la cueva. Esta imagen de una divinidad habi tando en un árbol no era extraña en otros tiempos, entre otras cosas -ade más de todo lo mencionado-, porque al gunos árboles de gran envergadura sirvieron como vivienda a seres huma nos. Un ejemplo nos lo describe Madoz, en 1850, haciendo referencia a un enor me roble, situado en el barrio de Padura,
de Abornikano, y al que se le denomina ba "El Ron de Azcorri": “ Estaba todo ahuecado, radicaba junto al molino y fue por mucho tiempo su tronco cavernoso habitación y cómoda vivienda de una familia de 6 individuos". Otro ejemplo lo tenemos en La Llosa, lugar cercano al río, junto a Leziñana Oka, donde existió un poblado fortificado; este yacimiento pre histórico se sitúa en el tiempo entre el Eneolítico antiguo y el Bronce I. Hasta no hace muchos años, en este terreno hubo unos enormes robles, ya huecos por sus muchos años. La leyenda afirma que en cada uno de ellos habitaba una familia. Y si el árbol se ha identificado en oca siones con la casa, -humana y divina-, también ha ocurrido el fenómeno inver so, identificándose la casa con el árbol; y así podemos entender un gesto habitual en muchos lugares de nuestro entorno: colocar una rama el la parte más alta de la casa al concluir la construcción de la misma o del tejado. El haya también nos ha ofrecido sus frutos. Es significativo el nombre que los zuyanos le dan a este fruto: "pan de haya". El hayuco se ha solido comer, has ta hace pocos años, como entretenimien to al ir por el monte. Cuentan los mayores que algunas veces les bajaban a los pe queños de la casa este “pan de haya". No perdamos también de vista un importante detalle subrayado por Caro Baroja, que a su vez es destacado por nu merosos mitólogos: "la relación estrecha que se le asignaba a los númenes de tos bosques y de los árboles con los orígenes del cultivo del trigo y de los granos”.
Advocaciones Marianas Es curioso constatar cómo existen en nuestra provincia varias advocaciones marianas que hacen referencia al “mon te”: Virgen del Monte, Santa María del Monte, Nuestra Señora del Monte.
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En Abornikano hubo una ermita dedi cada a la Virgen del Monte, de la cual se tiene noticias desde 1737. Hoy ya no existe. Estuvo situada a media ladera de un altozano, al norte del pueblo, cerca del molino de Lukiano, en la zona de con fluencia de las jurisdicciones de Zuia y Urkabustaiz. Como recuerdo nos queda la Fuente de la Virgen del Monte. El 8 de septiembre se realizaba una gran rome ría, a la que acudían también los habi tantes de Lukiano. Los vecinos de este pueblo zuyano le tenían tanta devoción que era frecuente que le dejaran mandas
testamentarias -donaciones en heren cia-. La ermita contaba con juego de bo los. La imagen de esta ermita se trasladó a la parroquia de Abornikano. En Bergonda (Berguenda) existió la ermita de Nuestra Señora del Monte, junto a un camino que iba hasta Sobron. Posteriormente se destruyó para hacer con sus materiales otra ermita, cerca de la parroquia, con este mismo nombre. Se acudía en procesión el segundo lunes después de la Ascensión. San Román de San Millán contaba con una ermita dedicada a Santa María del Monte. Estaba situada al Sur del Pueblo, en lo alto. Ya no quedan ni las pa redes, aunque hace unos años se veían todavía restos. El término se llama "Onramaría’'. Fue demolida en el s. XVIII. Se cuenta que utilizaron las piedras de esta ermita y la de San Cristóbal para ha cer la actual iglesia En Kripan, hasta finales del siglo XVIII hubo una ermita dedicada a Nuestra Señora del Monte. Y en Villafría existió otra dedicada a Santa María del Monte, la cual tuvo una cofradía. Existe la posibilidad de que estas ad vocaciones fueran herederas de este per sonaje mítico precristiano: la Vieja del Monte. No sería la primera ni la única ocasión en que se da una superposición de cultos. El cristianismo, como otras religiones, normalmente no anulaba los lugares de culto paganos, pues ello conllevaría una fuerte oposición por parte de los nativos. Los primeros misioneros, más bien, ubi caban en aquel lugar sagrado el santo o la virgen que mejor se amoldase a las ca racterísticas de la vieja divinidad. Este es el motivo por el que pode mos hallar aún muchos ritos precristia nos -sin que seamos conscientes de ello- en torno a las romerías de nuestras ermitas. CARLOS DRTIZ OE ZARATE Sacerdote y Etnúgrafo
eta zure poltsikorako
Euskadiko Dren Lege berriak ezartzen duenez, eguneko eta pertsonako 130 litrotik gora kontsumitzen badugu, kanon ekologiko bat ordainduko dugu. Ur-kontsumoa murrizteak lehorterik egotea eta gure faktura ígotzea eragotziko du.
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y para tu bolsillo
La nueva Ley de A gua s del País Vasco establece que a partir de un consum o superior a los 1 3 0 litros al día por persona, pagarem os un canon ecológico. Reducir el consumo de agua contribuye a que no suframos sequías y evita que suba nuestra factura.
Kantauriko
URKIDETZA Consorcio de Aguas Uren Partzuergoa
^iñaspre/Biasten
Fuente Medieval "El Lugar" En la Rioja Alavesa existe un enorme patrimo
reda, Oion o Labraza- hundidas en el terreno para
nio artístico y monumental, además de una im
buscar el manantial. Presenta una fachada en do
portante riqueza gastronómica fundamentada en
ble arco apuntado que podría datarse en los años
torno a la cultura del vino. Sin embargo, hay otro
finales del s. XV o primeros del s. XVI. Por uno de
patrimonio más oculto a los ojos de todos y que
estos arcos se accede al interior, siguiendo la es
no debemos olvidar.
trecha escalera de catorce peldaños que termina
Viñaspre es uno de esos pueblos que asienta su
en un recogido espacio de espera común para la
caserío en la base de la sierra de Toloño, rodeado
fuente y el lavadero, a más de tres metros por de
de suaves colinas arcillosas pobladas de campos
bajo del nivel de la calle. Dos caños suministran el
de cereal y viñas que medran al abrigo del aire
agua almacenada ai otro lado del muro que hace
fresco del norte. Sus casas se apiñan en torno a
de vertedera y la depositan en una pileta que a su
la esbelta iglesia de La Asunción, pero no es este
vez desagua en la zona de lavar, donde las muje
edificio el que más ha llamado nuestra atención,
res se afanaban antaño en el aclarado de la ropa.
sino otro más modesto situado a la entrada del pueblo según se viene desde Lantziego.
El edificio que acoge el conjunto presenta al interior una bóveda apuntada y fabricada en si
El conjunto responde a la tipología de las gran
llería de buena labra, y rematada a dos aguas en
des fuentes-aljibe, -de las que aun tenemos bue
el exterior con cubierta de losas de piedra super
nos ejemplos en Yécora, El Villar, Navaridas, M o
puestas.
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un José ArruB recuperada para tudos, en Gernika
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texto« FEUCHAS LOflENZD fotos« FELIX MUGURUTZA
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RINCÃ&#x201C;N DE FERIA
sar de que se publicó una fo»rafia de "Rincón de Feria" en , .-,, _ I 9 7 3 [Pintoresy escultores vas.^ 0 9 '^ a y e r , hoyy mañana. Wol III. Bilbao, La Gran Enciclopedìa Vasca, D.L), no se sabía de su paradero. La necesidad de re construir et vetusto batzoki de LIodio sacó a la luz una imagen de la que en un principio no se conocían apenas datos. Tras confirmar la autoría y autenticidad de la obra, el archivo nos dio información de cómo llega alti. En 1989 la hija del artista, Luisa, dona a dicho batzoid la acuarela con ta condición de que este siempre allí, "...en un sitio donde ta gente pueda verlo bien". Las obras de refacción del edificio hicieron imposible por un tiempo este extremo y tos responsables, siguiendo et espíritu de la donación y en un gesto que les honra, decidieron depositarlo en un lugar donde no sólo la gente pueda verlo bien, sino que estuviera debidamente conservado. Cuando en 1973 se publica la foto grafía de la obra, se data en 1944. A pe sar de que estilísticamente así parece, una obra del mismo título es reseñada en el catálogo de ta exposición que en 1928 realizaron los cuatro hermanos Arrue en tierras americanas. Parece que no se vendió porque en 1931, con oca sión de otra exposición -esta vez de ta Asociación de Artistas Vascos-, vuelve a aparecer. Pero, aún con todo, tampoco se puede afirmar que se trate de la misma
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obra, ya que José acostumbraba a hacer varias versiones, con pequeños matices diferentes. De tamaño discreto, 26 x 38 centí metros, la escena que representa nos re cuerda, a la luz de nuestra mirada del siglo XXI, a la Arcadia, el paraíso pastoril, la Euskal Herria perdida, un gran racimo humano con más de treinta personas magistralmente agrupadas que viven y se relacionan felices en el campo huma nizado. Es otoño, tiempo de ferias y mer cados en el país como lo demuestran las cestas de manzanas, recién recogidas en septiembre. Las sombras de las figuras, hacia la iz quierda, parecen indicar que la escena se desarrolla a primeras horas de la maña na, horas de mercado, y más cuando, en último término, el sol naciente refleja sus rayos amarillos en los campos. En efecto, la obra tiene todos los in gredientes de la llamada pintura de gé nero. A la sombra de unos plátanos, varios grupos de campesinos entablan conversaciones relajadamente, cierran negocios, entre vacas y tenderete. El pór tico neoclásico, el follaje de los árboles, el caserío y el sempiterno paisaje vasco actúan como telón de fondo y dan pro fundidad a la escena. Entre el trabajo y el descanso, la rela ción social de la comunidad parece sólo mirarse a sí misma. No hay ningún ciu dadano. El úniindicio
podrían ser los zapatos de la mujer ma yor que aparece en primer término, pero su mandil y su vestimenta nos hace li garla de nuevo con el mundo del baserritarra. La impresión de que la escena está encerrada en sí se desprende de igual manera en que ningún personaje mira al espectador, a pesar de que las caras, casi retratos, y su fisonomía, teñi da de franqueza, nos resulten tremenda mente familiares. Se respira un aire ruidoso, animado, realzado por la pareja central de aldea nos, con una mímica corporal que enfati za el movimiento. A pesar del protagonismo humano, también los ani males, en un segundo plano y sugeridos suficientemente por los cuartos traseros y las cabezas, nos dan idea de dinamis mo mediante la alzada de ta cabeza de vaca detrás de la mujer de tonos rojizos y la lamida cariñosa que le da a su terne ro la otra. José utiliza su paleta de siempre, co lores fríos, típicos del país y su pintura: azules -ese urdin vasco de tantos mati ces-, azules verdosos, grises para el pai saje y los hombres de su acuarela, reservando para las mujeres, y en concre to para los pañuelos de las señoras, los colores calidos y brillantes, rojizos y na ranjas, dispersos por la composición. Sólo alguna faja o gerriko masculino rompe esta ley. El artista enfatiza el primer plano me diante el empleo de colores obscuros en las figuras que aparecen en primer tér mino: el anciano de la iz quierda, la pareja masculina del cen tro y el grupo de la derecha. Pero más allá del exa men exhaus tivo de la obra, el meri to de José re side en su
ENTRADOA LA IGLESIA
lirismo, en transmitirnos con cariño el sentimiento popular y la habilidad de compartirlo con el observador: cada de talle nos informa del carácter y la idio sincrasia del baserritarra vasco. Y conociendo su trayectoria vital nos re sultará mucho más fácil entender su obra y las claves de estas imágenes que pare cen fijadas en nuestra retina como repre sentación de un modo de vida, ya entonces, a punto de desaparecer.
Su vidci y entorno José Arrue, a pesar de su fama, es un pin tor a falta de una investigación exhausti va y valorativa que abarque todos los aspectos de su fructífera vida artística. La mayor aportación documental a la vida de los Arrue, de consulta imprescin dible, nos la brinda José Antonio Larrinaga en Los cuatro Arrue: artistas vascos (Bilbao, [s.n.j, 1990). Una visión más pro
funda se puede realizar consultando la bibliografía de la base de datos Arteder del Museo de Bellas Artes de Bilbao (vww.bd-arteder.com). José esta considerado uno de los más grandes pintores de género vascos, pero muchas veces por ello mismo, denosta do. Lo vulgar de la temática tratada, y la adscripción de su obra y motivos al ban do perdedor de la Guerra Civil han hecho de sus imágenes un estereotipo amado y odiado a partes iguales, donde no se per ciben los matices, su diversidad ni pro fundidad. Como buen costumbrista, recoge la realidad de su entorno inmediato y su vida privada: las escenas por él plasma das sirven de documento y demuestran sus habilidades de observación y su ca rácter. La vena cómica y satírica de su obra así lo atestigua. Precisamente, en base a este trata miento humorístico y grotesco, junto al objeto de su pintura, el campesinado, ha
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ROMERÍA
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sido comparado con el flamenco Brueghel (1525-1569), no sin razón. Pero también comparte otros intereses con los artistas flamencos, como la inclina ción por los paisajes de fondo y la minu ciosidad. José es el segundo de los seis herma nos Arrue. Los cuatro chicos, Alberto, José, Ricardo y Ramiro, se dedicaran al arte con gran éxito, como veremos. Hablar de los Arrue es hablar del ambien te artístico, y del arte vasco de los pri meros años del siglo XX, antes de la Guerra Civil española, cuando fueron protagonistas y motores de su escenario. José nace en la anteiglesia de Abando en 1885 en el seno de una familia cuyo padre "...tenía las paredes tapadas con cuadros y con libros” según sus propias palabras. Para entonces ya ha nacido
Alberto (1878-1944), su hermano ma yor, y ambos se dedicaran temprana mente a la pintura. La muerte prematura de la madre forzará que sea la hermana de su padre, la tía Matilde, quien se encargue de la tutela de sus sobrinos. Esta mujer, de in negable vena artística y con un negocio de antigüedades que la obligaba a viajar a Francia, tendrá una gran influencia so bre sus sobrinos, especialmente en los dos últimos, Ricardo y Ramiro, y les en carrilará definitivamente en el mundo ar tístico. Y es que con ocho años José ya ha pintado su primera acuarela, un retrato de Zumalakarregi. Pero, ¿cómo fueron sus inicios? En el Bilbao de principios del XX co menzaban a asomar de forma tímida las
primeras exposiciones de Arte Moderno, la Diputación de Bizkaia había empezado a conceder becas para que los artistas en ciernes fueran a Madrid, Paris o Roma, cuna del arte clásico. A todo esto se unía una bonanza económica donde las clases pudientes podían hacer encargos a los artistas, apareciendo los primeros rudi mentos del comercio artístico. Alberto y José toman sus primeras clases con Antonio de Lecuona y en la Escuela de Artes y Oficios, donde tienen como maestro a Anselmo Guinea. Una beca de Doña Casilda de Iturrizar posibilita que Alberto, con dieciséis años, vaya a la Academia de San Fernando de Madrid, recibiendo clases de Carlos de Haes, Luis Madrazo y Muñoz Degrain. José, a pesar de no conseguir una ayuda económica de la Diputación de Bizkaia, acude a Barcelona, al Círculo Artístico a proseguir sus estudios. Allí co nocerá a Casas y RusiñoL Alberto, mientras tanto, viaja a Roma, a perfeccionar su formación. De ahí, mer ced a una beca de Diputación partirá ha cia Paris en 1900, donde abrirá un estudio y se relacionará con otros artis tas vascos, también becarios de la Diputación: Larroque, Arteta, Mogrovejo, y Quintín de Torre. De este último hace Alberto un retrato, disciplina en la que consigue un importante éxito. Para 1903 ya están trabajando los dos hermanos en el estudio de Alberto en Bilbao. En 1904, la muerte de su pa dre hace que los pequeños, Ricardo y Ramiro se trasladen primero a Hendaya y luego a Paris con la tía Matilde. Un año después, y tras presentarse a la IV Exposición de Arte Moderno en Bilbao, Alberto y José comparten piso en el Barrio Latino de Paris. Al año siguiente, toda la familia, incluida la tía, hacen un viaje a Italia y la costa azul francesa. Tras este periplo, los dos hermanos mayores, se instalan en Bilbao y los pequeños en Paris, acudiendo a academias artísticas y visitando asiduamente museos.
Es ahora, en 1906, cuando por inter cesión del amigo Mogrovejo, vende José sus primeros cuadros, como un encargo realizado por el filántropo Laureano de Jado -el de la plaza del ensanche bilbaí no-, una “ Romería", título inseparable mente unido a su pintura y que se repetirá una y otra vez. Pero si ya había comenzado una te mática que se iba a desvelar reiterativa, en 1908, sin cumplir los veintitrés, va a afrontar una empresa que dejará tam bién su impronta marcada para siempre en su obra: funda El Coitado Junto con Gustavo de Maeztu y Luis Mogrovejo, primo de Nemesio, el escultor. El emble mático semanario satírico, que sólo duro siete números, sirvió para espolear las conciencias artísticas, aunando el grafismo de los artistas plásticos y las plumas de Unamuno, Pío Baroja, Juan de la Encina y Tomás Meabe. Maeztu y Pepe, como se les conocía en la intimidad, lle vaban el peso de la ilustración. Hasta tal punto debemos el esfuerzo a José, que con sus dibujos se pago la colaboración de Unamuno. Y esta experiencia encami nó para siempre sus pasos en el mundo de la viñeta y la prensa, otorgándole un lugar de renombre como lo demuestra el hecho de que recibió el Premio Extraordinario en el III Salón de Humoristas de Barcelona de 1924. Su es tilo dibujístico y cómico se hará popular a través de los periódicos, tanto regiona les -La Tarde. El Liberal. El Pueblo Vasco. El Excelsior-, como posteriormente en El Sol de Madrid donde su colaboración se extendería por seis años, desde 1926 a 1931, en la sección ‘‘Maestros de la his torieta", así como en otros diarios de más corta vida, como Crisol y Luz. A par tir de 1928 también publica en La Razón de Argentina. En realidad, lo que hace José es vivir con su tiempo, es decir, ser un artista contemporáneo. Une a sus grandes do tes de dibujante, su socarronería perso nal y su gusto por el detalle para tomar
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parte en la fustigación social de izquier das y liberal que dentro de los años 20 y 30 tuvo un gran éxito a través de la cari catura y el chiste gráfico. Durante la República, publicó en Acción Vasca y Tierra Vasca, de ANV, partido del que fue militante. Aquí practicó un humorismo de crítica social en el que el PNV con fre cuencia salía malparado, según ha apun tado José Unsain en uno de los pocos estudios valorativos, originales y con ri gor que se ha hecho de José: “ El humor gráfico en la prensa de Bilbao y San Sebastián (1865-1936)" en Euskal Herria
I MESA DE REGIDORES
emblemática. Artes Aplicadas 1, editada por Etor-:Ostoa en 2005. Su sátira del aldeano en el chiste cos tumbrista fue mal entendida en ocasio nes entre algunos nacionalistas, que no admitían que el cashero fuera ridiculiza do por un habitante de la ciudad, atacan do al símbolo y depositario de la reserva espiritual vasca, sin tener en cuenta el acercamiento amoroso que, asimismo, destilaba el artista. En todo caso, y, a pesar de que tradi cionalmente este ha sido un trabajo con siderado menor, se inscribe plenamente
dentro de la idiosincra sia de José y son los mejores reflejos de una época, una sociedad y una coyuntura: tocó te mas sociales, y abierta mente políticos, sin morderse la lengua. 1908 fue un año decisivo para José, quien esa misma primavera viaja a Sevilla con Gustavo de Maeztu y ahí que da prendado de otra de las temáticas ha bituales que a partir de ahora aparece en el imaginario del pintor: el mundo del toro. Su afición propició, en primer lugar, que comprara junto con el amigo Mogrovejo, un novillo en Orozko para entrenar y debutar en la plaza de Indautxu en 1909. A tenor de las críticas y reseñas, no lo debió de hacer tan mal, ya que torearía en otras siete ocasiones más, una de ellas en Barcelona. A partir de ahora, ilustrará el mundo taurino, bien en sus cuadros ("La llegada de los toreros al pueblo", "Sokarnuturra", "Sokamuturra en San Antón", "Plaza de Toros de Llodio", "El día de la becerrada"...), bien en car teles taurinos (Feria de Bilbao de 1910, 1914,1919...). De sus excursiones a Orozko para to rear vino el conocer a Segunda Mendizabal, la que será su esposa en 1910 y madre de sus dos hijas. A partir de esta fecha, la familia residirá allí diez años con viajes a París, San Juan de Luz, Bakio, Sopelana... Orozko será una gran
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DISEÑO DE VIDRIERA REALIZADO POR JOSÉ ARRUE. QUE NUNCA FUE LLEVADO A EFECTO Y QUE PUEDE VERSE EN EL MUSEO DE EUSKAL HERRIA DE CERNIKA. ADEMAS DE ÉSTO TAMBIÉN ELABORÓ DIBUJOS PARA CERÁMICA, CALENDARIOS, MINUTAS DE RESTAURANTE. POSTALES Y UN SINFIN DE COSAS m A s CON LAS Q UE GANARSE LA VIDA
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fuente de inspiración para este artista de campesinos vascos, un lugar aislado y virgen, máxime cuando las comunicacio nes no eran las de hoy en día. En Orozko
profundizara en el conocimiento del mundo rural y fijará en su retina para siempre estas imágenes vivenciales, di rectas y de gran profundidad psicológica.
Pero, sumergirse en el ambiente rural, no supuso en ningún caso la desvinculación con el universo artístico, ya que en 1911 participa, junto con sus hermanos, en la puesta en marcha de la Asociación de Artistas Vascos, desempeñando varios cargos. La asociación tuvo la finalidad de fomentar el desarrollo de las bellas artes, organizar exposiciones, concursos y con ferencias, creando una biblioteca y pro porcionando a los artistas los medios necesarios para que pudieran enviar sus obras a las exposiciones que se celebra ban fuera de Bilbao, según rezaban sus propios estatutos. Va a tener un papel fundamental en la difusión y desarrollo del arte vasco de la preguerra, como re fiere Pilar Mur en su magnifico estudio La Asociación de Artistas Vascos (Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Caja de Ahorros Vizcaína, 1985). En 1912 ofrece rá su primera exposición, en la que parti cipan los cuatro hermanos Arrue. Por aquellas fechas, Ramiro (18921971), ya convertido en pintor, se va a instalar en Ziburu (Lapurdi) y Ricardo (1889-1978), en Paris. Ambos colabora rán también en la realización de diferen tes esmaltes, conocerán en el ambiente parisino a Durrio y Zuloaga, pero sus la zos con sus hermanos no desaparecerán, como su ligazón con la temática vasca. José comienza también en 1912 una nueva incursión artística, esta vez en las artes aplicadas. Pinta el boceto para una vidriera de la casa Olaso en Trapagaran. Posteriormente, en 1929 realiza los mu rales de la Casa de los Aldeanos de Indautxu, que actualmente se pueden ver, y antes de la Guerra Civil hará otros para la Casa del Huérfano del Miliciano en Santutxu. Sus aldeanos también fueron plasmados en la cerámica -azulejos- de la fábrica de Agurain "Cerámica Alavesa". En 1913 la casa Lux publica una co lección de diez postales reproduciendo
ESTUDIO DEL BARRIO DE ARETA, DONDE JOSÉ ARRUE PINTABA SUS CUADROS
acuarelas. Éstas harán famoso defini tivamente a José y posteriormente, en 1915, la propia Asociación de Artistas Vascos editará otra colección de postales con estampas sacadas de su lápiz. Las postales, con texto al pie y de gran espí ritu cómico, se popularizaran, dando a nuestro pintor una merecida fama y siendo una y otra vez reproducidas. Su faceta como ilustrador es muy co nocida y será una de las que le ayudará en los tiempos duros de la posguerra. Ilustra libros como Guipúzcoa. Lecturas de Bonifacio Arrabal (1930) o la publica ción Ansonekoa de José E. de Arriaga (1931), Viaje a Navarra durante la insu rrección vasca (1835) (1933) o Los escla vos felices de Juan de Eresalde, seudónimo de José E. de Arriaga (1935). Esta faceta de ilustrador se completa con los dibujos que realiza para diferentes carteles tanto SU S
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los taurinos, ya citados, como otros más industriales e incluso políticos. Sin embargo, a partir de 1912 co mienza a exponer de forma continuada su obra pictórica, en sus diferentes ver siones técnicas: óleo, acuarela, gouache... En 1915 pinta el cuadro del Athletic que tan famoso se ha hecho ya. Enumerar to das las muestras en las que tomó parte puede resultar tedioso, pero algunas de ellas nos certifican el intenso ritmo de trabajo y nos ratifican en el protagonis mo que detentó. Sus exposiciones se rea lizan ligadas sobre todo a la Asociación de Artistas Vascos, como la de 1915 con Maeztu, Arteta, Cuezala. Tellaeche, Quintín de la Torre...En 1916 viajará con veinticinco cuadros a Barcelona, a las Galerías Layetanas con su hermano Alberto y a finales de ese año ya está en Madrid de nuevo con la Asociación. Unos meses después vuelve en una colectiva y posteriormente expone con su hermano Ramiro en Ziburu. En 1918 toma parte en la Exposición de Arte Vasco del I Congreso de Estudios Vascos. Al año siguiente lo encontramos en Burdeos, con Alberto y Ramiro, en Zaragoza, y en Bilbao. Las ex posiciones colectivas con la Asociación y con sus hermanos se repiten una y otra vez en Bilbao, siendo la de 1931 con 22 cuadros dedicada únicamente a su figura. Además de exponer en el Museo Vasco de Baiona, los Arrue también lo hacen en el recién creado Museo de Arte Moderno de Bilbao (1924). La última muestra de la Asociación antes de su di solución en 1933, en las galerías Emporium de Barcelona, también contó con cuatro de sus obras. Participa también en homenajes a di ferentes artistas como el que se hace en Bruselas a Darío de Regoyos en 1914, o a Guiard y a Arteta en 1927. Su obra también saltara el charco ya en 1922, de la mano de Ricardo que lle vará a Argentina una exposición con sus esmaltes y pinturas de sus hermanos Alberto y José. El éxito de crítica y públi
co no se correspondió con el de las ven tas, que fueron escasas. De nuevo en 1928, las obras de los cuatro hermanos, esta vez de la mano de José y Ramiro viajaran a Buenos Aires, Córdoba, Montevideo y Rosario. Y de nuevo con magnificas críticas y medianos resulta dos económicos. Durante los años previos a la guerra hace algunos ensayos seudo cubistas, pero sin dejar de lado su realismo tan ca racterístico. La Guerra Civil parará en seco su ac tividad social y artística. Su militancia antifascista, anticlerical y pro Estatuto, a través de sus viñetas y chistes, le harán pagar factura y es apresado en Santander. Ricardo logra llegar a San Juan de Luz, a casa de Ramiro. Pepe pasa por los pena les de Santoña, Orduña y Escolapios de Bilbao. En 1973, cuando se publica una breve autobiografía, sus palabras son esclarecedoras: "Después de dos años de prisión, me declaran inocente y salgo a la calle. No poseo más que lo puesto. Todo lo que tenía ha desaparecido, incluso mi obra artística. A los 50 y pico años debo empezar otra vez a vivir partiendo de cero. Desilusionado, abatido por la injus ticia de la vida, me marcho de Bilbao y nos vamos la familia a vivir a Areta (Llodio), pueblo de la provincia de Álava, y no quiero saber ya nada de nada, ni de nadie. Solo que me dejen tranquilo y tra bajar [...] No quiero oír hablar de arte, ni de críticos, ni de exposiciones... Es un eclipse total: pero un eclipse buscado por mí, voluntario". Pero realmente no todo se ha perdi do. Es un pintor de oficio y desde su re fugio laudioarra seguirá trabajando como taL Sin embargo, su mirada interiorizada se ha detenido en el país, el paisaje y pai sanaje de los tiempos de la preguerra. Trabajos como ilustrador para libros como juanchin (1940). calendarios, car teles para la Caja de Ahorros y mucha obra que aún se desconoce, es fruto de estos años de trabajo íntimo. Las cartas
FOTO PROMOCIONAL DE LA FACETA TAUROMAQUICA DE JOSÃ&#x2030; ARRUE
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X 67,15 cms (con morco) Óleo sobre tabla. Hacia 1920
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Deliciosa escena de romería en la que parece la pla za de San Martín de Marzana, aunque ciertas edi ficaciones que parecen haberse traído de otro sitio. Enmarcando la romería, los edificios y dando pro fundidad, el paisaje. De nuevo, José se inspira en la cotidianeidad y nos presenta magislralmente su do minio a la hora de crear una composición de grupos humanos; en primer plano hombres de todas las edades, tocados con trajes y sombreros autóctonos, niños en torno a un barquillero y un par de perros. El segundo plano lo dedica a los trikitiilaris que ame nizan la fiesta y a León Salvador, un charlatán que vendía medallas de plata de la virgen, carteras de cuero, peines y hojas de afeitar "El piel roja", dibuja do en el cartel a sus espaldas. En invierno vendía en Bilbao, en la plaza de Zabalburu, mientras que en verano lo hacia en el Duranguesado. Enmarcando la romería, los edificios, y dando profundidad, el paisaíe.
El Museo Euskol Herria acoge entre sus fondos varío^ obras notables de los hermanos Arrue, si bien no posee ninguno de Ricardo. • Tan sólo citaremos las de José, el verdadero protagonista de nuestro artículo y a l que van dirigidos nuestras miras.
CELEDON 294 X 228 cms (con marco) Lápiz y acuarela sobre papel
Una de esas obras que José hace desde su retiro de Llodio, y que no ha sido publicada hasta hoy. Se trata de un boceto para vidriera localizada en los archivos de ta empresa Vidrieros de M e , probable mente de casa alavesa, teniendo en cuenta su mo tivo: un anciano dantzarí quitándose la boina para bailar al son del txistulari, siendo rodeado por otros dos hombres, dos mujeres y un niño, este último de espaldas al espectador El paisaje, con una iglesia en segundo plano. Todo ello se rodea de una orla en la que coronada por una jarra de txakoli, se entrelazan frutas, verduras, flores y una filacteha en la cual se puede leer en letra gótica; "una casa nueva... Ay Seledon". En estilo muy dibujístico, et marco divide el boceto en seis partes, imitando la estructura de la puerta donde se ubicaría, siendo el panel superior izquierdo un facsímile.
cuenta lo abocetado de la imagen, y sobre todo, el soporte, parecería más lógico que fuera el boceto previo a la obra. Actualmente el soporte de papel se encuentra adherído a un tablero donde se especifica que el modelo es Osabachu, sacristán de Urigoiti, que muestra a los niños una urna portable con una virgen dentro y el río es el Altube a su paso por Orozco. Tras este segundo plano aparece la propia localidad rematada por montes y el cielo.
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EL C ERD O EK EL T X A K D L i 36 X 43,5 cms Litografía a color. 1960
También sin publicar y de su última época se trata de una escena cómica de las que tanta fama le die ron. La ubica en un antiguo txakoli, donde la perse cución de un perro a un cerdo y este a una gallina, hace que se vuelque la mesa y los contertulios que aparecen en primer término, con el consiguiente es tropicio. Distribuye otros grupos en segundo plano para acentuar la perspectiva y como es habitual en él, todo ello rodeado de caseríos y el verde de la naturaleza.
w SA N TÜ D Ü N EL SANTERC 53 X 46 cms. Óleo sobre papel. Hacia 1930
En 1919, con ocasión de una exposición de la Asociación de Artistas Vascos, se expuso por pri mera vez este cuadro. Sin embargo se desconoce su paradero actual. La obra que se custodia en el Museo es la que publica J. A Larrinaga y que atribuye a los años 30. Sin embargo, teniendo en
M eH U T A 41X 34 cms (con marco) Impreso
Se trata en este caso de una de las consideradas obras menores del artista, y a pesar de que no hay constatación documental, estilísticamente y por pa ralelismos con otras obras de este formato, como la que realizó para Bodegas Riojanas de Cenicero, se ha atribuido a José. Una minuta de la casa Zugazabeitia y Legarra le sirve para plasmar su te mática, rodeando el borrador con figuras humanas alusivas a los deportes y el folclore vascos.
de esta época nos informan de que tam bién pinta cuadros de encargo, muchas veces con base en un modelo anterior en ei que introduce ligeras variaciones, pero sus temas reiterativos van a ser ios que ya ha tratado hasta entonces. Asimismo, su correspondencia nos habla de un ser generoso que dona obra para que con su venta se ayude a otros artistas. En esta etapa se incluye ei “ Rincón de Feria", pero también cuadros que tienen a Orozico como marco, (o mismo que Areta, Llodio. Su estilo va a variar ligeramente, haciéndose más grave, y perdiendo parte de su frescura, pero su marca es incon fundible. El único estudio sobre esta eta pa obscura se lo debemos a Kepa Sojo Gil {El reflejo de Llodio en la pintura de José Arrue en revista Bai, 1994).
En cuanto a las exposiciones indivi duales, desde 1934 que realiza una en Gijón, no se le hará otra hasta treinta y nueve años después, cuando en 1973 la Caja de Ahorros Provincial de Álava le dedique una retrospectiva en Llodio, su lugar de residencia. La última vez que se montará una individual será en la galería Loarte en 1979, ya póstuma. En cuanto a las exposiciones colecti vas. en 1941 lo hará por última vez con Alberto en la sala Delclaux y en 1944 también estará presente en una colecti va en San Sebastián. Ese año muere Alberto. Después de berán pasar diecinueve años hasta que aparezca en otra colectiva. A partir de los años setenta su presencia se hará inevitable en cualquier exposición de arte vasco que se organice. Sin duda, la que mayor trascendencia tuvo fue la que patrocinada por el Banco de Bilbao se realiza en la capital vizcaína a modo de homenaje a los cuatro hermanos: "Los Arrue: Alberto, José, Ricardo y Ramiro" (1977), en cuyo catálogo aparece la últi ma entrevista con nuestro pintor, que muere ese año en Llodio con 91 años. Ramiro lo había hecho en el 71 y Ricardo, el último de la saga, lo hará en 1978. FELICITAS LDRENZD Directora del Museo Euskal Herria (Gerniks)
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ntre los egipcios, el dragón se llamaba Apofis, Háher o Set, re presentación del mal derrotado por Osiris. Los caldeos representaban a la diosa Tianat en forma de dragón, origen de la muerte y del pecado. Los asirios so lían representar a sus dioses con serpien tes. En Fenicia la serpiente ocupa un lugar importante. Entre las primeras ra zas de dioses se cuentan los "Ofiónidas'’, hijos del dios-serpiente Ofión, vencido por Cronos, dueño del cielo. En la India la lucha de Indra o Visnú contra la serpien te recuerda el mito griego de Zeus lu chando con Tifón. La mitología griega reviste con la serpiente a muchos de sus personajes, como la Medusa, Cerbero, la Quimera, Equidna, la Hidra, Némesis, las Furias. Perseo dio muerte al dragón mari no enviado por Neptuno; Hércules exter minó a la Hidra de Lerna; Jasón, al dragón
de la Cólquida, y Sigfrido, al monstruo de los Nibelungos". Y el mismo autor al definir a la ser piente decía que se era un "animal ado rado en muchos pueblos antiguos. Se le rendían honores como a tal o como in corporación a un dios o espíritu. Así en Australia es tótem con mucha frecuencia. En África su culto está muy extendido. Entre los aztecas fue un importante sím bolo religioso. En Egipto figura entre los animales objeto de adoración. La cobra era el símbolo del sol, y este dios solar se representaba en forma de serpiente. Lo mismo puede decirse de Grecia y Roma. Guardaba los sepulcros y santuarios". Los babilónicos creían en Tiamat que era una dragona, culpable del caos en la tierra. A su muerte con su cuerpo se creó ^ el universo. Su culto está citado en la T íb lia (Daniel, 14,23). La Biblia demuestra que los judíos creían en los "monstruos marinos". Así los tenemos citados en Génesis 1,2 "Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todos los seres vivientes..." y en Job (7,12), Salmos (74,13 y 91,13), Isaías (27.1): Jeremías (51.34) y Apocalipsis (13.1). Vivía a la entrada de Delfos (Grecia) una serpiente de nombre Pitón, que era hija de Gea (La Tierra) y de Poseidón, y madre de Tifón. Tenía cien bocas que arrojaban llamas. Pitón no dejaba pasar por aquella zona a nadie. Todos morían y eran devorados por el monstruo. Llegó por allí un joven llamado Apolo y se en frentó a Pitón venciéndole. Él no sabía que la serpiente era hija de Poseidón, por lo que los dioses le desterraron y tras ha cer penitencia a su vuelta el pueblo de Delfos le proclamó rey y levantó un tem plo en honor a Pitón. El primer templo se debió construir hacía el VI-VII a. C. En memoria de la Pitón, las sacerdotisas del templo pasan a llamarse desde ese mo mento pitonisas, que será ya siempre si nónimo de "pitia" nombre de la sacerdotisa de Delfos. El nombre de "pi-
tonisa” se empleba también para desig nar a las adivinadoras en la antigüedad. Se decía que Apolo solía acudir a este templo desde marzo a octubre, fechas en las que funcionaba el oráculo. La gente
llegaba por mar al puerto de Itea, situa do bajo Delfos y de allí andando o en ca rro subían hasta el templo de Atenea Pronea, situado en la parte baja del con junto de templos. Atenea (los romanos
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llamaba Minerva, diosa de la prudencia, de los combates, de la ciencia, de las ar tes, de la construcción naval y protectora de las ciudades donde se cultivaba el arte). Allí se apuntaban, se registraban y daban cuenta de lo que iban a solicitar al oráculo. Los sacerdotes les indicaban el lugar de sus aposentos (que eran gestio nados como negocio por los propios sa cerdotes). Tenía este templo de Atenea Pronea, diversos edificios además del propio templo, como el gimnasio donde acudían los visitantes a charlar, hacer gimnasia. Era la ocasión en que los sacer dotes iban conociendo más detalles del "cliente", detalles estos que luego eran muy importantes a la hora de dar el orá culo y que ayudaban a acertar a la vez que sorprender al peticionario por lo mu cho que la sacerdotisa (que era la prime ra vez que les veía) conocía de ellos. La sacerdotisa solía ser en principio una jo ven de unos 13 a 14 años, aunque ya luego fue una mujer adulta. Hijo de Apolo fue Esculapio. El tem plo original de Esculapio estaba situado sobre una zona llena de serpientes, ya que con su veneno los sacerdotes cura ban muchas dolencias. Es por ello que en las estatuas aparece Esculapio con una serpiente enroscada en su cayado y que la serpiente sea uno de los signos de la sanidad (las farmacias por ejemplo). Tifón o Tifaón monstruo, hijo de Gea (la tierra) y el Tártaro, dragón que gene raba los huracanes, los vientos tempes tuosos y de los volcanes. La Hidra o Hidra de Lerna era un enorme dragón de entre 50 a 100 cabe zas. Era hija del monstruo Tifón y Equidna la serpiente. Su sola respiración causaba la muerte. Fue destruida por Hércules. Ladón era un dragón cuya misión era la de guardar el árbol de las manzanas de oro del jardín de Hespérides. Era herma no de Hidra y tenía 100 cabezas. Murió también a manos de Hércules. Fuera de las referencias al mundo clá sico, aún hoy en la zona africana del Alto
Volta está muy difundido el culto a la serpiente, que aparece unido a la ¡dea de fecundidad, ya que se considera que este animal, tan apegado a la tierra, es el dis pensador de vida, y puede a su vez trans mitir el principio fecundante. Por eso los nuruma consideran que una mujer que dará embarazada si en su casa entra una serpiente. Este concepto de la serpiente unida a la vida le viene de que este ani mal cada año al cambiar su piel se re nueva, es como volver a nacer. En la mitología India tenemos a la diosa Adicena, especie de serpiente con cinco cabezas y a Asisecha, gigantesca serpiente que sostenía a la Tierra. A Ahí, también llamada Vritra, enorme serpien te que vive en los océanos, dadora de la lluvia y por ende culpable de la sequía. En Camboya se daba culto a Naga, ser semidivino en forma de serpiente monstruosa que habitaba bajo tierra y bajo el mar. Era la guardiana de la sabi
duría. Sí alguien le ofendía le castigaba con una enfermedad, sobre todo de tipo cutáneo. En China el dragón era el hacedor de la vida ya que era el que daba la lluvia y la fertilidad a los hombres. Se le hacían danzas en su honor, sobre todo en el equinoccio hiemal o de verano, para que pedirle lluvia para las tierras. Su imagen se colocaba a la entrada de los palacios y los templos. El dragón era el símbolo del emperador, por su grandeza, por su for ma de andar majestuosa. Por ello en el Palacio Real había abundantes represen taciones de dragones y el emperador lle vaba ropas con dragones bordados. Aún hoy la entrada de año se celebra en todo China con danzas en honor de los drago nes. En la América central se llamaba Tupac-Amarú a la serpiente sagrada, a la que se consideraba uno de los cuatro dioses creadores del mundo.
Para los aztecas las serpientes tenían un papel importantísimo en sus creen cias y ritos, no en vano aparecen relacio nadas con los dioses Chicomecóatl, Coatlicue, Mixcóatl, Quetzalcóatl o Xiuhcóatl. Pero es la divinidad Cihuacóatl {también llamada Chihucóatl o Ciucóatl) la única divinidad que tenía cierta forma de serpiente al ser mitad serpiente y mi tad mujer. Fue la primera mujer en dar a luz, por lo que se le consideraba divini dad protectora de las mujeres que iban a parir. Los incas tenían un dios menor lla mado Hurkaway que era una gran ser piente y que vivía bajo tierra (en quechua a la serpiente se llamaba "amaru''). De la mitología de los países nórdicos traemos a lormungandur, serpiente monstruosa, que rodea a la tierra varias veces. Al mover su cola en el fondo del mar provocaba las tempestades. Era hija del dios Loke y la giganta Angurboda.
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En Escandinavia el héroe Sigurd o Silfrido mató al dragón Fafnir.
El dragóY} en la cristiandad Santiago de la Vorágine, en su celebre obra La leyenda dorada escrita en 1264, al describir la vida de Santa Marta, la que aparece en los evangelios, decía: "{Marta y sus hermanos) embarcaron en un navio desprovisto de remos, velas, timón, de cualquier instrumento que pu diera servir para gobernarlo, y de alimen tos para sustentarse: y a bordo del
mismo, conducido milagrosamente por Dios, arribaron a Marsella, donde desem barcaron: poco después se trasladaron a Aix y convirtieron a la fe de Cristo a los habitantes de la región. Marta fue una mujer simpática y muy elocuente. En un bosque situado en las proximi dades del Ródano entre Ariés y Aviñón había por aquel tiempo un dragón cuyo cuerpo más grueso que el de un buey y más largo que el de un caballo, era una mezcla de animal terrestre y de pez; sus costados estaban provistos de corazas y su boca de dientes cortantes como espa
das y armados como cuernos. Esta fiera descomunal a veces salía de la selva, se sumergía en el río* volcaba las embarca ciones y mataba a cuantos en ellas nave gaban. Teníase por cierto que el espantoso monstruo había sido engen drado por Leviatán (que es una serpiente acuática ferocísima) y por una fiera lla mada onaco u onagro, especie de asno salvaje propio de la región de Galacia, y que desde este país asiático había veni do nadando por el mar hasta el Ródano, y llegado a través del susodicho río al lu gar donde entonces se encontraba. Decíase también que este dragón, si se sentía acosado, lanzaba sus propios ex crementos contra sus perseguidores en tanta abundancia que podía dejar cu bierta con sus heces una superficie de una yugada: y con tanta fuerza y veloci dad como la que lleva la flecha al salir del arco: y tan calientes que quemaban como el fuego y reducían a cenizas cual quier cosa que fuera alcanzada por ellos. Marta, atendiendo a los ruegos de las gentes de la comarca, y dispuesta a li brarlas definitivamente de los riesgos que corrían, se fue en busca de la desco munal bestia: en el bosque la halló, de vorando a un hombre; acercóse la santa, la asperjó con agua bendita y le mostró una cruz. La terrible fiera, al ver la señal de la cruz y al sentir el contacto del agua bendita, tornóse de repente mansa como una oveja. Entonces Marta se arrimó a ella, la amarró por el cuello con el cíngulo de su túnica y, usando el ceñidor a modo de ramal, sacóla de entre la espe sura del bosque, la condujo a un lugar despejado, y allí los hombres de la co marca la alancearon y mataron a pedra das. Hasta entonces la zona aquella en que el monstruo se escondía, por lo som brío y tenebroso del paraje, llamábase Nerluc, que quiere decir lago negro; pero a partir de la captura y muerte del dra gón, al que la gente designaba con el nombre de Tarascón, en recuerdo de la desaparecida fiera comenzó a llamar
Tarascón a lo que antes había llamado Nerluc”. Por ello en la Edad Media a los drago nes se les llamaba tarascas, figuras asi duas en todas las procesiones de Corpus. El Corpus Crísti se celebraba ya en Lieja en 1246, pero fue en 1264 cuando el Papa Urbano VI por medio de una bula pontificia estableció su fiesta.
Teodosio de Goñi Dice la leyenda, que algunos la datan en el siglo VIII, que un tal Teodosio, de la po blación navarra de Goñi, en las faldas de la sierra de Andia, fue una vez intercepta do por el diablo disfrazado de ermitaño, quien le indicó que su mujer le estaba siendo infieL Loco de ira corríó a su casa y entrando en la habitación conyugal en contró en ella a dos seres en su cama y suponiendo era su mujer y el amante los mató, cuando prendió la luz vio que ha bía matado a sus propios padres. Ocurríó que estos, que eran ancianos, tenían frío
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y la mujer de Teodosio les cedió su cama pues era la zona más caliente de la casa. Ante tal crimen acudió Teodosio al obis po de Pamplona quien le indicó que a di cho pecado solamente podía dar la absolución el Papa, por lo que Teodosio marchó a Roma. El Padre Santo le impu so como penitencia que hiciera vida de ermitaño con una cadena a sus pies has ta que estas cadenas se rompieran. Teodosio con las cadenas atadas a la cin tura estuvo durante siete años viviendo como ermitaño en los montes cercanos a su pueblo, hasta que un día estando en el monte Aralar salió de una cueva un enorme dragón. Invocó Teodosio a San
Miguel, quien se le apareció y venció al dragón, quien herido de muerte se preci pitó por una sima. En ese momento se le rompieron las cadenas a Teodosio, quien como agradecimiento erigió en dicho lu gar en el 707 un santuario en su honor a San Miguel, donde se guardan aún las ca denas. Hasta aquí la leyenda. El dato real es que el primer documento de la exis tencia de este templo es del 1027. En Navarra consta la existencia del Monasterio de Leire el año 842, que do cumentalmente antecede a la iglesia de San Miguel del Aralar. A media hora andando sobre el pue blo de Goñi está la ermita de San Miguel.
CADENAS QUE SECON LA TRADICIÓN TUVIERON PRESOA TEODOSIO DE COÑt. SAN MIGUEL DE ARALAR
Su advocación proviene, según el Diccionario de la Real Academia de Historia de 1802, "por creerse que el san to arcángel se dexó ver en aquel sitio al celebre asceta y penitente D.Teodosio de Coñi, natural de este pueblo". Cerca había una estela discoidal que precisaba el lugar exacto donde se le apareció el demonio. Don José Miguel de Barandiaran reco gió diversas leyendas relativas a los dra gones y serpientes. Así por ejemplo se decía que había un herensuge o enorme serpiente de siete cabezas que apoyando la cabeza en el Pico de Mediodía (Pie de Midi) de Bigorre su cuerpo ocupaba los valles de Luz, Saint Sauveur y Cédres, en rollando la cola cerca de Cavarnie. Al mismo autor debemos la historia del dragón de Arrasate. A consecuencia de las muertes y destrozos que el heren suge o dragón del monte Murugain pro ducía en dicha población, ésta había concertado con el monstruo un pacto, según el cual el pueblo se comprometía a ofrecerle de vez en cuando una perso na que le sirviera de alimento. Una vez, tocó en suerte a una joven y su novio que era ferrón, tomó una larga barra de hierro y la puso rusiente en uno de sus extremos. Entonces partió corriendo con la barra en sus manos y cuando llegó al lugar donde estaba su novia aguardando para ser devorada por el herensuge, vio aparecer a este y le metió por la boca la barra ardiente, acabando así con el dra gón. Por ello sobre esta villa existe el monte Murugain donde se construyó una ermita dedicada a Santa Cruz. En un reciente viaje a Etiopía, en la ciudad de Axun, me contaron como an taño vivía allí una enorme serpiente a la que todos los años había que alimentar con cincuenta medidas de leche y una doncella. Un caballero mató la serpiente y fue declarado rey. Fue Makeda, padre de la Reina de Saba, que es citada ya en
EL ARCAn CEL s a n MICLIEL u b e r a d e s u s c a d e n a s a TEODOSIO DE COÑI TRAS HABER MATADO AL DRAGÓN. FRESCO DEJO SE SARRIEGI EN LA ERMITA DE CARMAKA EN LAUDIO
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la Biblia. Como se aprecia, la semejanza entre la leyenda de Arrasate y la de Etiopía es evidente. Azi Dahaka, en la mitología de Irán, es el nombre de un enorme monstruo en forma de serpiente de tres cabezas, que robaba el ganado de los hombres. Fue derrotada por el guerrero Thraetaona, que se le ta llevó al alto del monte Dermawend. En la mitología de japón existía un monstruo gigante en forma de serpiente
al que llamaban Yamata No Orochi. Tenía ocho cabezas y ocho colas y asolaba el país. Nadie podía con él hasta que un tal Susanoa, que sabía de la afición del ani mal hacia el sake o vino de arroz, em briagó al monstruo y lo mató mientras dormía. Uno de los lugares más bonitos del mundo es la bahía de Halong de Vietnam. Halong, significa: "donde el dragón des ciende al mar". Se trata de una inmensa bahía de más de 1.500 km2, salpicada por
más de 3.000 islas e islotes de creta car bonífera que surgen en la bahía deTonkin. Debido a este tipo de piedra se han crea do cientos de cuevas naturales en sus ro cas. Dice ia leyenda que un inmenso dragón bajó de (as montañas, arrasando con sus patas valles y pueblos hasta que se sumergió en el mar creando así esta bahía y sus infinitas islas e islotes. De aquí el nombre de bahía de Halong. Se cree en Vietnam que existe un gran dragón cuya cabeza está en la India
y la cola en japón. Cuando este dragón se mueve se producen los terremotos. Entre ambos puntos (India y Japón) está el pueblo de Hoy Hoi, en donde hay un puente que se cree es el punto neurálgi co sobre el citado dragón, por lo que en dicho puente y para que este sosegado se le da culto en un pequeño templo. En Turkmenistán, visité las ruinas de Anau, a 20 kilómetros de la capital Ashghabat. Esta zona estuvo habitada ya en el 3.000-4.000 aC., en el Neolítico.
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En el siglo IV los Parthos la poblaron y fortificaron, y tuvo su época de máximo esplendor durante los siglos iX-XII, hasta que fue arrasada por las hordas de Gengis Kan. En el siglo XIV-XV floreció de nuevo. Sufrió mucho por el terremoto de 1948. Hoy esta ciudad está abandonada. En la fachada de entrada de su mez quita del siglo XV tiene dibujados dos dragones. Dice la leyenda que existía en el centro de esta población una campa na. Cuando había un peligro, o cuando alguien necesitaba ayuda tocaba la cam pana. Una noche sonó la campana y cuando los vecinos con hachas y hoces acudieron a ver que pasaba encontraron a un dragón que señalaba insistentemen te la montaña. Le siguieron y allí encon traron a otro dragón que se había tragado a un chivo y sus cuernos se le habían atravesado en el cuello y le hacían mu cho daño. Los del pueblo le ayudaron y así salvaron al dragón. Al día siguiente volvió a sonar la campana y cuando sa lieron los vecinos encontraron a los dos dragones que les traían regalos de joyas y piedras preciosas. Con el dinero que con ello obtuvieron se construyó la mez quita y en recuerdo a los dos dragones se les dibujó en la fachada. Hay junto a lo que queda de esta mezquita varios ente rramientos. Se nota que la gente acude aquí en peregrinación y que practica el rito del znarat, que es el de dar tres vuel tas en sentido contrario a las agujas del reloj. Hay un lugar donde acuden a pedir familia. Por ello vemos en la zona ropitas de niños, sonajeros, dinero, minúsculas hamacas realizadas con palitos y trapos, y cantidad de horquillas de pelo. Según la leyenda, había un dragón, que era el demonio, en una cueva, no le jos de Potosí en Solivia, el cual no deja ba pasar a la gente que quería ir a Potosí. Se hizo entonces una procesión solemne desde la villa, con una imagen de San Bartolomé y se le colocó ante la cueva. El demonio salió entonces y al verla reventó. Desde entonces todos los
años en el día de San Bartolomé se sube hasta la cueva en procesión, y en la ca pilla allí instalada se hace una solemne misa. En Cracovia (Polonia), sin duda una de las ciudades más bonitas de Europa, en la parte alta de la ciudad está la cate dral de los Santos Estanislao y Waclaw deWawel, de origen medieval A su puer ta hay unos grandes huesos que según la tradición se trata de los huesos de un dragón que antaño vivía aquí. Están sus pendidos de una cadena y se cree que su cafa traería una desgracia a la ciudad. En realidad son huesos de animales prehis tóricos. También en occidente se creía en la existencia de los dragones. Como prueba la de definición que hace Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española, editado en 1611 y que es el primer diccionario del castella no: “ DRAGÓN: Serpiente de muchos años, que con la edad ha venido a crecer desaforadamente: y algunos dizen que a los tales les nacen alas y pies en la forma que los pintan”. Para terminar traigo aquí un docu mento escrito entre finales del siglo XVII y primeros del XVIII en San Sebastián, en la que evidencia que aún en esa fecha y entre nosotros se creía en la existencia de los dragones. Este documento se encuen tra en el 2® libro de confirmados de la pa rroquia de San Vicente de San Sebastián (1649 a 1745), que gentilmente me faci litó el archivero de la diócesis José Ángel Garro. A la hora de interpretarlo tenga mos en cuenta que está escrito por un sacerdote de la época, persona culta e ilustrada (el subrayado es nuestro): "La rassón y fundamentos que ay para haçer y bendecir el fuego en esta plaça desta Ciudad en la víspera de San Joan Baptista sacada de Durando Raciónale Divinorum en la fiesta de San Joan. En la Vigilia y Víspera de San Joan en algunas partes por antigua observancia
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ALTAR DE LA ANTIGUA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE ARALAR. EN U NO DE SUS U O O S SE OBSERVA UN ORIFICIO QUE SE COMUNICA CON UNA SIM AY QUE LA TRADICIÓN POPULAR REU C IO N A CON LA GUARIDA DEL MITOLÓGICO DRAGÓN. HA SIDO COSTUMBRE INTRODUCIR LA CABEZAY REZAR UN CREDO PARA EVITAR LOS DOLORES DE CABEZA
los hombres y los niños cojen huesos y otras cossas sucias y todas juntas las queman, para que el humo se esparza por el aire: traen también tissones y luges y con ellas pegan fuego y rodean las cassas, los que queman inmundicias para esparcir el humo: tienen esta ob servancia antigua, porqué este tiempo antiguamente los Dragones excitados a luxuria por el calor volando por los ayres echavan su esperma o semiente en los po^oz y en las fuentes de la qual se infi cionaban las aguas y aire y era el año demostrando por la corrupción que quedaba en uno y otro elemento y la gente que bebía de las aguas moría o enfermaba gravemente; por lo qual atendiendo los philosophos mandaron hacer fuego a menudo cerca de los po(jos y fuentes y quemar allí cossas su cias y que produciessen humo de sucio olor, porque savían que con semejante humo se hauyentaban los dragones; y porque esto se hacía en aquel tiempo, aora también se observa en algunas par tes; porque los tales dragones buelan al ayre, nadan en las aguas y andan sobre la tierra y huyen del fuego y humo ediondo". Como se puede ver la creencia en los dragones parte desde el origen de los tiempos y llega prácticamente hasta nuestros días, siendo un elemento de presencia general en todas las latitudes.
Los salvadores
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Ya hemos visto como la figura del mal personalizada en forma de monstruo, dragón o serpiente, es universal, sea Pitón, Tifón o Hidra en Grecia, o Fafnir en Escandinavia. Pero también resulta interesante ano tar la abundancia de referencias en las que el dragón está unido al concepto tie rra: En India Asdicena sostiene la tierra, en América Tupac-Amarú crea la tierra; en los países nórdicos es la serpiente
lormungandur, quien rodea con su cola a la tierra; en Vietnam creen que bajo la corteza de la tierra vive un gran dragón y que cuando se mueve produce terremo tos, y que los volcanes son el fuego que arroja por su boca. Las referencias de las serpientes como símbolos del mal son también abundan tes en la Biblia, empezando por el Génesis (3,1): "La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho" y tras enga ñar a Eva para que comiera del árbol pro hibido Dios dijo a la serpiente (3,14): "Por haber hecho esto, maldita seas entre to das las bestias y entre todos los animales
como símbolo de la fertilidad; en China era la que daba la vida y en Camboya la que custodiaba la sabiduría. Unido al concepto de monstruo, dra gón, o serpiente negativa, la mitología creó la figura del liberador, del héroe. Según la mitología de Grecia son Apolo y Hércules: en Irán el guerrero Thraetaona; en Japón Susanoa, quien le emborracha y elimina, en Etiopia Makeda y en la Euskal Herria precristia na un herrero, como lo vimos en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa). Con la entrada del cristianismo el dragón, la serpiente personifica al de monio, el pecado, y el héroe es un per sonaje unido a este credo, sea Santa Marta, San Jorge o San Miguel, o incluso la imagen de algún santo como San Bartolomé en Potosí, sin olvidar que son Cristo y la Virgen los vencedores máxi mos del mal, como se aprecia en la pre sencia icnogràfica de la serpiente derrotada a los pies de la cruz o a los de la Inmaculada.
Scin Migvie] arcángel
del campo. Sobre tu vientre caminarás, y el polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mu jer y entre tu linaje y su linaje; él te pisa rá la cabeza mientras acechas tú su calcañal." Pero también aparece la serpiente en otros pasajes así la tenemos en Éxodo (7,9), Deuteronomio (32,33), Salmos (91,13), Sabiduría (16,10), Isaías (27,1) y Apocalipsis (12,3 y 20,2) Curiosamente también tenemos al gunos ejemplos en los que el dragón, la serpiente, están unidos a valores positi vos. Así hemos comentado que en México y en el Alto Volta la tenemos
Su nombre significa ‘Quien como Dios'. Protector de la Iglesia. Su fiesta se cele bra el 29 de septiembre. Hay abundantes parroquias y ermitas dedicadas a San Miguel. Es patrón de farmacéuticos, ópticos, sombrereros, tenderos, vidrieros y vende dores ambulantes. Se le pide su interce sión "contra el demonio” y por tos moribundos. En Zeanuri (Bizkaia) se rezaba "San Migel, eldu zakidaz emen", ‘San Miguel, socorredme aquí'. También decía el re franero castellano que “Quien no sirve para San Miguel, sirve para diablo a sus pies" o “San Miguel de las uvas, tarde vienes y poco duras; si vinieses dos veces al año, no quedaría mozo con amo", pues en ese día se cumplían y pagaban las rentas. Semejante es el dicho “San
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Miguel pasado, tanto manda el mozo como el criado". En el mundo pastoril, la fiesta de San Miguel, el 29 de septiembre, tiene toda la consideración desde el punto de vista material, ya que ese día, por costumbre inmemorial y prácticamente hasta ayer mismo, los pastores asalariados ajusta ban sus cuentas con los propietarios para todo el año. Pero lo dicho es asimismo extensible a la vida de los municipios: por San Miguel se sacaba a subasta la taberna, la carnicería, el derecho de venta del aceite o el del bacalao: se revisaba el contrato con el tamboril del pueblo, con el carte ro-recadista, con el organista, el médico y el maestro. De ahí el dicho "Por San Miguel gran calor será de mucho valor".
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Caballero y mártir de principios del siglo IV en Nicomedia de Capadocia. Según la ya citada "Leyenda Dorada" llegó este santo a la ciudad de Silca en Libia, en donde vivía un dragón a quien se le daba para comer diariamente una virgen. El santo se enfrentó al dragón y lo derrotó. Por ello ha sido habitual que las mujeres que tenían problemas de fertilidad acu dieran a los santuarios dedicados a este santo. Se le representa a caballo lancean do a un dragón que está a sus pies. Su fiesta se celebra el 23 de abril. Es patrón de "guerreros, soldados, ar meros, caballeros" y segadores. Se le pide como protector de las cosechas, sobre todo de las del trigo y contra la rabia. Es el patrón de Cataluña, Gran Bretaña y Portugal. En la parroquia de Azuelo (Navarra) se guardaban unas reliquias de San jorge. Por ellas se hacía pasar agua con la que luego se bendecían a las personas y ani males, sobre todo en épocas de epide mias. Además, según me contaron en este pueblo, para curar la rabia el alguacil
calentaba al fuego la risma (barra de hie rro con una cruz del mismo metal en su extremo, fabricada en el pueblo vecino de Berrueza). Una vez candente, se apli caba sobre la frente al animal o persona afectada. El acto de aplicar la risma se designa rismar,y la última vez que se uti lizó en Azuelo fue hacia 1.920. En Bizkaia se decía San jurki, artoak ereiteko goizeti; San Markos, artoak ereinda balegoz, 'San Jorge, temprano para sembrar el maíz: San Marcos, si los maíces estuvieran sembrados’. Esto es, que el 23 de abril, festividad de San Jorge, es pronto para sembrar el maíz y para el 25 del mismo mes, San Marcos, tenían que estar sembrados. La cultura popular indicaba que la mejor fecha para sem brar el maíz era el 24 de abril. ANTXDN AGIRRE SDRDN DD EtnSgrefo e historiado
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LQ cueuQ de Baltzola esta u b icad a en uno de los p arajes más bellos y singulares de la ^eo^rafía vizcaína, el karst de indusi, adem ás de ser una de las cavidades exploradas más an ticu as del país vasco, es el vestigio de un suelo milenario en el que convivieron los últimos neandertales ju n to con lam ias y gentiles.
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io largo de la prehistoria hasa la época actual fueron tomando cuerpo en la sociedad pastoril un cúmulo de creencias autócto nas que fueron enriquecidas por las apor taciones de otros pueblos como los indoeuropeos y los celtas en particular. El hombre pirenaico, en contacto directo con el medio natural, explicaba los fenó menos poniendo "un genio o una divini dad al frente de cada función y de cada misterio, mitos y personajes surgían para dar sentido a dichos fenómenos". En la mitología de Centro Europa aparece, con especial protagonismo, la imagen de las ninfas, como moradoras de frondosos bosques y casi siempre referenciadas con ríos, arroyos y lagos. Euskal Herria posee su propia hada, o ha das, ya que son variadas las manifesta ciones externas de éstas, según las zonas donde se ha localizado su área de In fluencia. Son las lamias. La lamia vasca, posee una estampa antropomorfa y sexo femenino, pero sus pies en realidad son patas, habitualmen te de ave palmípeda. Si algo destaca en este singular personaje es su belleza que enamora a los humanos. Aunque tam bién se conocen lamias monstruosas, fundamentalmente cuando se las con funde con las brujas. Si bien son muchos los que dicen ha ber visto lamias, menos son los que vie nen a coincidir en la descripción de las mismas. Así, resumimos una leyenda que
le ocurrió al dueño del caserío Atzemin, del barrio de Zamakola, en Dima (Bizkaia), que trabajaba haciendo carbón cerca de la sima de Bernaola. Enojado una noche por lo penoso de su trabajo en la pira, profirió una maldición. Entonces alguien le haría dar tres vueltas en torno a la pira de carbón, desapare ciendo después por espacio de ocho días. Pasado este tiempo sus vecinos lo encon trarían en el interior de mencionada sima de Bernaola. Según manifestaría luego el carbonero, lo tuvieron secuestrado las la mias y durante su permanencia en la sima lo alimentaron con avellanas. Aterrorizarían también las lamias a otro carbonero que hacía su trabajo en Kobagan o Kobalde, donde está ubicada la cueva de Baltzola, en Dima. Pasaba las noches en una choza que allí tenía y una de ellas escuchó que alguien le gritaba: “ ¡Te la derribo!". También volvería a es cucharlo la noche siguiente. A la tercera lo escucharía otra vez, pero estando en lo alto de la pira. Respondería entonces el carbonero: "No la derribes hasta que yo salga". Bajaría rápidamente de la pira, pero aunque miró por todos lados, no encontró a nadie. A consecuencia del susto, aquel hombre pasaría algunos días indispuesto. Otras veces las lamias han mostrado trato de favor hacia los humanos, es el caso del antiguo propietario de Etxeandia, en Zamakola, Dima, que huyendo de un aguacero, fue a resguardarse en la cueva de Baltzola. Se le aparecería allí una la-
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mia y le entregaría un pedazo de carbón. Más cuando hubo salido de la cueva, el hombre observaría maravillado que el carbón se había transformado en un pe dazo de oro. Se apresuraría a regresar a la cueva para devolverlo, pero la lamia le recomendaría entonces que saliese ense guida de allí, pues corría el riesgo de que lo secuestrasen sus compañeras. Otro personaje es el genio de tas pro fundidades, la culebra macho de la mito logía vasca, que se denomina Sugaar, también es conocida con otro nombre, Sugoi, como le llaman en el bizkaino va lle de Arratia. Dicen allí que aunque mu chas veces se ha mostrado con forma de serpiente, en ocasiones lo ha hecho tam bién con apariencia humana. De todas las leyendas que hacen re ferencia a Sugoi, la más conocida es la que se localiza en la cueva de Baltzola (Dima). Los protagonistas del relato son dos hermanos pastores, que junto con tres hermanas y sus padres, vivían en la casa Iturriondobeltia, en el barrio de Bargondía, de la mencionada población Bizkaitarra. Cierto día que los hermanos andaban agrupando el ganado, parte del cual se había colado en ta cueva de Baltzola, en contraron en ella una gran culebra. El menor de los hermanos comenzó a tirar le piedras y de una pedrada le cortó la cola. El otro hermano, en cambio, le re prendería para que desistiese de su acti tud, alegando que también las serpientes eran criaturas de Dios. En esto un terrible estruendo sonaría en el interior de la ca verna, cosa que pondría en fuga a los dos hermanos. Pasó el tiempo y el mayor de los her manos fue llamado a ser soldado. Estando de servicio por Nochebuena, añorando su casa y a los suyos, se le pre sentó un feo individuo, que le preguntó si deseaba ir a Baltzola. A ello responde ría el soldado afirmativamente. Mediando para ello la condición de que llevase dos cosas a su casa, que le daría en la cueva,
ambos se encontrarían en un instante en la mencionada caverna Bizkaina. Le daría entonces el desconocido al muchacho un terrón de oro para él, y un cinturón de seda para su hermano. Pasados tres días habría de regresar a la cueva, para en contrarse nuevamente con aquel tipo. La sorpresa de su familia al verlo en trar por la puerta fue indecible, pero aún sería mayor cuando el soldado relatase con todo detalle cuanto le había sucedi do. Entonces el hermano menor recha zando el cinturón, mandaría al recién llegado que lo ciñese al nogal que había delante de ta vivienda. Nada más hacerlo el árbol prendió como la pólvora, volati zándose y dejando un profundo hoyo en et suelo. Al día siguiente se presentarían am bos hermanos en la cueva. Saldría a reci birles un mal encarado individuo, al que le faltaba un brazo. Sin mediar saludo, preguntaría al menor de los hermanos: "¿Por qué me has dejado manco?" A lo que el muchacho respondería que él, ni había dejado manco a nadie, ni conocía a aquel personaje de nada. Pero el man co insistiría, haciéndole recordar que tiempo atrás había apedreado allí mismo a una serpiente. Aquel reptil era él y la cola que le arrancó equivalía al brazo que ahora le faltaba. Más como observase contrariado que el joven llevaba una me dalla con una efigie cristiana en medio de su pecho, añadiría: “ Da gracias a esa imagen que te cuelga del cuello, pues sin ella hoy no habrías salido vivo de aquí. Pero te lanzo esta maldición: no faltará jamás manco, cojo, sordo o ciego en Iturriondobeitia". Serán los gentiles o paganos, jentillak, los gigantes de la mitología vasca. Eran los moradores de las montañas, que se resistieron a descender al valle y aunque lo hicieron pocas veces siempre salieron mal parados. Dado su tamaño poseían una descomunal fuerza, la desarrollaban de una manera muy peculiar lanzando piedras de una montaña a otra, afición a
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la que eran muy dados. Fuerza y estatu ra, combinadas con una gran dosis de in genuidad, hacían de los gentiles seres mitológicos. En diversos puntos de la to ponimia vasca ha quedado reflejada la existencia de los gentiles, como en jentilzubi o puente de los gentiles, que es un arco natural sobre el barranco de Kobagan o Kobalde, en Dima (Bizkaia), entre el barrio de Indusi y Baltzola, don de se cuenta que los gentiles habitaron la cueva de Baltzola y pasaban del mon te Urrustei a Kobagan, por el arco de Jentilzubi. La narración más antigua publicada, que hace referencia a diversos mitos acerca de la cueva de Baltzola es la reco pilada en el año 1839 por Antonio Iza Zamakola Villar, que escribió en el libro Costumbres Vascongadas una descrip ción de la cavidad, basada en el trabajo realizado por Juan Antonio Zamakola, en Historia de las Naciones Bascas en el año 1818.
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Según Iza Zamakola, hacía años que sobre la peña que está ubicada encima de la cueva de Baltzola, se oían todas las noches a diferentes horas tristes y ex traordinarios lamentos como de una mu jer afligida, de forma que toda la comarca se llenó de espanto. Los habitantes deci dieron hacer una batida y ascendieron a la peña de día en dirección al punto que se percibían los lamentos, según los ojeadores declararon que habían visto dur miendo sobre un predusco una cosa que parecía tener la cabeza de un hombre salvaje, que creyeron podía ser un ser hu mano, pero a penas despertó y percató que estaban cerca, se arrojó por un pre cipicio que formaban las peñas dejando conocer por el cuerpo que era un mons truo. Desde aquella batida nada más se volvió a oír. El fuerista Juan Mañé y Flaquer, pe riodista y escritor catalán visitaría por primera vez Bilbao en el año 1865 y pos teriormente en el año 1876 escribirá de forma descriptiva su obra f/ Oasis. Viaje al País de los Fueros, en tres volúmenes siendo el tercero dedicado a Bizkaia. En su narración hace referencias a un hecho que ocurrió en la cueva de Baltzola y en Jentilzubi. Según Mañé muchos vecinos de los pueblos y barriadas del valle de Arratia caminaban en romería un día de la festi vidad de San Antonio, según la antigua usanza de esta tierra, con ánimo de pos trarse a los pies del Santo en la elevada cumbre de Urquiola, donde desde pocos años después de su martirio tiene cimen tada su casa. El día era bastante caluroso, y los peregrinos para evitar los ardores del sol, fueron por la falda del monte Kobalde con animo de penetrar en ta sombría senda que formaba una gran cuenca abierta a su mismo pie. Súbitamente, el sol que iluminaba el ra diante día, perdió su luz y color; hacién dose densa y pesada la atmósfera; negras y amenazadoras nubes que rasgaban en su carrera los picos de Kobalde, derra-
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PINTURA PERTENECIENTE A LA COLECCIÓN DEL MUSEO SAN TELMO REALIZADA POR DELMAS Y LOlZACA EN EL AÑO 1843
mando por la roca caliza un copioso to rrente que penetraría por las profundas simas y cavidades. Asaltados de este modo los peregrinos y en medio de una profunda oscuridad, intentaron abrirse paso por ella para encontrar abrigo en la cueva de Baltzola, allí cercana. Un fulgu rante relámpago que casi les dejó sin vis ta, seguido de la detonación más espantosa, contuvo sus pasos, y cuando de nuevo intentaron acercarse a la cueva, otra luz más refulgente todavía que ilu minó su entrada, les hizo comprender que todo intento era imposible. De re pente, la voz más lúgubre de un ser hu mano que sobre las rocas de Kobalde y como el genio de la tempestad se agita ba vertiginosamente, llevó a sus oídos estas palabras: ¡Miserables! ¿Osáis penetrar en mis dominios Impunemente? ¿N o sabéis que vuestros hipócritas rezos y oracio nes son una mentira? jLargo, gente villa na y melindrosa, ni uno solo de vosotros, pese a vuestro Antonio, ha de salir vivo de aquí!
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GRABADO REALIZADO POR VIERGE PUBLICADO POR MAÑÉ EN 1965
¡San Antonio, amparadnos!, gritaban los infelices peregrinos, a quienes los truenos y los rayos seguían atemorizan do. ¡San Antonio, amparadnos, repetían exánimes y desfallecidos. Un ruido es pantoso, incomparable a ningún ruido
conocido, como que lo produjo el desgajamiento de aquella elevadísima monta ña, hirió de nuevo los oídos de aquellos desgraciados; miraron al cielo con la mi rada más tierna y suplicante, y vieron asombrados que una parte de la monta ña, envuelta en humo y en fuego, se des plomaba sobre sus cabezas. Hincados de rodillas, cruzados de brazos, orando con la unción más santa y ferviente y batien do la frente contra el suelo, esperaron al gunos instantes a ser aplastados por las rocas: pero al observar que pasaba algún tiempo y que permanecían ilesos, eleva ron nuevamente sus miradas al cielo, y vieron asombrados que encima de sus cabezas las rocas quedaron detenidas, escuchando al mismo tiempo una dulcí sima voz que sin cesar les repetía: «Seguid vuestro camino; seguid vuestro camino.» La tempestad cesó, el ángel de las ti nieblas desapareció de su horrible trono, los vientos enmudecieron, todo tornó al silencio, y los penitentes abandonaron lentamente la cañada. Al trepar de nuevo
la cuesta que debía conducirles al san tuario de Urquiola, desde la que se des cubría la montaña de la Cueva, vieron atónitos sus ojos un gran puente forma do por dos enormes rocas. ¡Era Jentil Zubi! Desde entonces permanece fuerte mente aferrado a las dos vertientes del monte, sin que los siglos ni las tempes tades hayan conmovido sus cimientos; y desde entonces es la admiración de los hombres que ven en el arte de la natura leza el arte más inexorable, más suntuo so, más grande y más digno de ser por ellos estrictamente estudiado. Agustín Chaho, escribiría en La Basconia en 1927, una fantástica historia que reflejó a modo de leyenda bajo el tí tulo, La Gruta de Baltzola. Según el autor esta gruta de Bizkaia ya tenía la fama de alimentar en sus entrañas toda clase de monstruos. A principios del siglo pasado los habitantes de una casa vecina oyeron durante varias noches rugidos prolonga-
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dos que parecían pertenecer a una voz de mujer. Varios jóvenes hicieron una batida a favor de un claro de luna magnífico, y el primer objeto que percibieron en la en trada de la gruta fue un negro fantasma de cara humana, que se precipitó en la caverna repitiendo su bramido siniestro. Fue el ilustre historiador vasco Juan Ramón Iturriza y Zabala, el que escribi ría en el año 1793 en la Historia general de Bizkaia y epítome de las Encartaciones, lo que se conoce como la reseña más an tigua conocida de la Cueva de Baltzola. Comenzaba haciendo una descripción acerca de las formas y dimensiones de la cavidad, explicando que existía una cue va de mucha longitud, con elevadas y be llas bóvedas con figuras raras petrificadas, continuaba explicando que en su interior se habían localizado varios esqueletos de animales cuadrúpedos y de persona, la pidas sepulcrales y monedas antiguas. Según Iturriza, la cavidad era más bella que las famosas cavidades conocidas en la época de Sibila en Nápoles. de Aracy en Borgoña, de Adelsberg en Cirintia o de Spá, Torgathe y Antibes. A la hora de dilucidar lo que observa ba en su interior hizo un retrato un tanto exagerado de la cavidad, ya que el im pacto que suponía la perspectiva de la cavidad desde el pórtico de la entrada producía una gran impresión para poder apreciar todo en su conjunto, desde cuyo techo colgaban las estalactitas más ca prichosas y cuyo suelo estaba erizado de estalagmitas de las formas más impo nentes representando figuras humanas, blancas como la nieve, y a horribles ani males, agrupados o sueltos, columnas, mesas, pirámides y otros objetos Juan Antonio Zam akoía escribió la Historia de las Naciones Bascas en el año 1818. En sus descripciones de la cueva habla de que en su pórtico cabían cerca de dos mil hombres y que en su Interior existían varías ramificaciones por las cua les nadie había podido avanzar por te mor a ciertos ruidos y grítos violentos
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que eran causados por el viento compri mido al pasar por los pasos estrechos. Hizo en su niñez una incursión a la cavidad acompañado de un criado Gascón que trabajaba en casa llamado Jaques, haciendo caso omiso a los relatos de gentes que aseguraban que el aire que se respiraba era mortífero, y que él creía que era simplemente el miedo de los vi sitantes o una suposición. Una vez den tro de la cavidad aseguró oír ruidos y silbidos que le horrorizaron y aunque tuvo constancia de que no existía ningún gas mefítico, tuvo bastante miedo como niño. Al salir habló con un honrado veci no de Dima que le aseguró que cuando era más joven sufrió en la cueva una me tamorfosis o transformación de cerebro,
y le confesó al mismo tiempo que el miedo, le hizo representar los gritos y au llidos que percibió. El recorrido científico a lo largo de la historia de Baltzola, comienza con unas primeras citas, muy superficiales, del Ingeniero del Real Cuerpo de Minas de Bélgica, D. Cárlos CoUette que realizó una publicación sobre el Reconocimiento geológico del Señorío de Bizicaia en 1848. En 1864 Juan Eustaquio Delmas escribe la Cuía l-tistórico - Descriptiva del viajero en el Señorío de Bizkaia. En ella plagia li teralmente el trabajo de Juan Ramón Iturriza y Zabala, pero este trabajo será la base descriptiva para las futuras explo raciones. Delmas junto con un acompa ñante llamado Loizaga, hicieron en 1943 un cuadro sobre el portalón de la cueva de Baltzola. Según nos cuenta Juan Mañé y Flaquer, en su libro publicado en 1876, Viaje p or Bizkaia al Final de su Etapa Foral. en el año 1866 un miembro de la Sociedad Antropológica de Berlín, el se ñor R. Jagor, realizó una exploración a la cueva de Baltzola donde desvelaría la presencia de un importante yacimiento prehistórico. Mañé nos aporta un dato también curioso acerca de las andanzas de Delmas y Loizaga en la cavidad, dice literalmente que visitaron esta cueva en 1850 y levantaron un pequeño plano to pográfico de la parte que recorrieron pero si bien fueron animados de los me jores propósitos para dar a conocer esta ignorada e interesante gruta, la falta de medios con que contaron y el no haber se procurado ningún guía ni quien les acompañara en sus atrevidas investiga ciones, les hizo desistir de su empeño, después de haber permanecido dentro de esta gran cavidad por espacio de cua tro horas, y no sin luchar con grandes di ficultades para salir de ella. Delmas en su guía plagia el trabajo de Iturriza por lo que se concluye que no exploró la cavidad, si bien pudo estar en el portalón de entrada. Otro dato con-
tradictorio es la existencia de una pintu ra realizada por Delmas en 1843, pero ¿cómo puede ser esto si la supuesta visi ta la realizó en 1850?, y por último cabe destacar (a gran similitud del cuadro con un grabado de la época realizado por Francisco Rodríguez García que fue pu blicado posteriormente en el año 1865 en la C ró n ica G eneral de España. En el año 1871 Baldom ero de Goyoaga realizaría una impresionante expedición a la cavidad que tendría tres días de duración y que posteriormente publicaría en Á lb u m de u n o s L o c o s en el año 1882. Mientras narra una exhaustiva descripción de Baltzola pone de mani fiesto su disconformidad con lo descrito por Delmas, haciendo alusiones persona les a la largo del trabajo. En 1892 el Ingeniero Jefe del Cuerpo de Minas, Ramón Adán de Yarza prosi gue con la labor emprendida por Collette en el año 1848, realizando una publica ción titulada D e scrip ció n Física y G e o ló g ica d e la Provincia de Bizl<aia, en la que hace una breve descripción geomorfológica de la cavidad. Si existe un libro considerado como los albores de las exploraciones, es el rea lizado por el Ingeniero de Minas D. Gabriel Puig y Larraz publicado en el año 1896 titulado C a ve rna s y S im a s de España. Comienza haciendo una descrip ción sobre las dimensiones de la cavidad: La entrada es grande, pues tiene cerca de 25 metros de ancho por otros tantos de alto, dando acceso a un gran atrio cu bierto por una bóveda rebajada de tal anchura, que llena de asombro aun a las imaginaciones más atrevidas. De este sa lón parten diversas galerías que conducen a varios anchurones. espa ciosos unos, reducidos ^ otros, pero todos cu biertos de hermosas esta
lactitas. A principios de siglo se tapió una de las galerías por haberse encontrado en ella huesos humanos, lo que se atri buyó a una desgracia ocurrida por gases mefíticos, y considerándola peligrosa, se obstruyó su acceso. La galería que se abre á la derecha del atrio es larga y es trecha y tiene una boca á su termina ción, que se calcula será a unos 1000 metros de su principio. Existe un salto vertiginoso en las ex ploraciones a Baltzola con la entrada en el nuevo siglo y el vocal de la Comisión de Monumentos de Bizkaia, Pablo de Alzóla y Minondo publica un libro titu lado Plan p ara O rg a n iza r en Bizl<a¡a la Exp lo ra ció n d e las C a ve rn a s en el año 1911, haciendo referencia en lo concer niente a la exploración de las cavernas Bizkainas, destacando la cueva de Baltzola. Dicta una ley de protección a los monumentos naturales, considerando como antigüedades, las obras de arte y productos industriales procedentes de las edades prehistórica, antigua y media. Así mismo propone la realización de un inventario de las ruinas monumentales y de las antigüedades, haciendo prohibi ción de sus deterioros intencionados. En el año 1912, Augusto Gálvez Cañero publica un monográfico sobre las C a ve rna s d e Bizkaia. Sin duda el poder realizar una exploración a esta caverna le había despertado auténtica ilusión y un grandísimo interés, acompañado por el ingeniero de Minas el Sr. Del Valle levan taron un plano taquimétrico de la planta. Exploraron la gran galería que constituye la parte principal de la cueva es decir todo el portalón. Según el autor el techo y las paredes estaban recubiertos de es talactitas de las formas más caprichosas, fantásticas y diversas, y el suelo de enor mes piedras. A lo largo de un año realizaron nume rosas incursiones en las que penetraron por todos lo recovecos de la cavidad sin haber encontrado indicio alguno que per mitiría admitir la posibilidad de la exis-
tencia de las numerosas galerías no exploradas de que algunos escritores ha blaban en sus narraciones, ni de la galería que fue tapiada a principio del siglo pasa do por haberse encontrado en ella huesos humanos y suponer que se desprendían gases mefíticos de su interior. En lo que Gálvez denomina el Atrio, que no es más que un caos de derrubios a unos 5 ó 6 metros más elevado que el nivel de la gran galería principal, se abre otra galería, que consideró como una cueva diferente y que no esta representó en el plano porque según el autor les fue imposible hacer siquiera un croquis de ella, pues aparte de las numerosísimas vueltas y revueltas que presentaba, su techo era en algunos puntos tan bajo, que era necesario pasar tumbado en el suelo, y en estas condiciones es muy di fícil hacer el levantamiento taquimétrico y para recorrerla era necesario ir acom pañado de un guía, dado que de otro modo, sería imposible encontrar la sali da. Explica que era tortuosa y laberíntica esta segunda cueva, y que era muy difícil orientarse en ella. Hicieron una excavación arqueológica para la que contrataron a varios obreros y aunque los descubrimientos realizados no eran pioneros, venían a comprobar según Gálvez la existencia de una esta ción prehistórica magdalenense en la cueva de Baltzola, demostrada por Jagor en 1865, ya que habían recogido más de un centenar de sílex tallados, que fueron clasificados de azilienses por M ortillet, un insigne abate Breuil, que había visto algunos de los sílex encontrados en Baltzola. Mezclados con los sedimentos y los sílex tallados, encontraron restos de numerosos mamíferos destacando dos garras de oso de cavernas que fueron cla sificados por osteólogo francés Mr. Edouard Harlé. En el año 1926, el espeleólogo y fun dador del Grupo Espeleológico Vizcaíno, autodenominado "El hombre de las ca vernas" D. Antonio Ferrer Bolart, escribe
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un artículo titulado Espeleología y turis mo Baltzola com o estación prehistórica y turística, en la re;vista Pyrenaica incluyen do un mapa topográfico actualizado, en el que se podían apreciar las diversas ra mificaciones de galerías al interior de la cavidad. Así mismo el autor realizó una completa descripción geomorfológica del interior dando nombres a algunas de las galerías que atravesó, como el Colorado, La Grillera, Plaza de Millan Astra, etc... El 7 de junio de 1932 el Etnógrafo vasco, Joxe Miguel de Barandiran, reali zó una visita a la Cueva de Baltzola, que publicaría posteriormente en el Anuario de Eusko-Folklore, revista de la Sociedad de Estudios Vascos. Según Barandiaran se trata de una cavidad muy amplia que presenta al ex terior tres entradas, siendo la más espa ciosa la que mira al SE. el portalón. Cerca de ésta, el autor examinó la tierra del suelo, de donde pudo extraer algunos restos de industria prehistórica. Siendo los fragmentos que recogió en superficie de cerámica basta y sin decoración. En la zona que excavó hasta 30 cm de profun didad, aparecieron muchas lascas de pe dernal, así como puntas, cuchillos, láminas y puntas de dorso rebajado, ras padores y buriles del mismo material. También salieron dos percutores, uno de arenisca y el otro de caliza, de forma dis coidea que mostraban señales de haber sido utilizados. En el yacimiento de Baltzola según Barandiarán habían sido señaladas antes de su visita las industrias neolítica, aziliense y magadaleniense. Aunque los ves tigios prehistóricos descubiertos por el etnólogo, no revelaban precisamente la existencia de las tres etapas, parecía in dudable la presencia del magdaleniense o del aziliense y de otro nivel posterior al epipaleolítico. B. Taracena Aguirre cita en la Memoria sobre las excavaciones en el Castro Navarniz, en el año 1945, una in teresante noticia acerca de la aparición
de un hacha de serpenti na de 22,5 centíme tros, dando indicios ^ de que en Baltzola, existía una estación prehistórica digna de ser explorada metódicamente. En el año 1952 aparecerá una noticia en la prensa, de rele vante interés paleontológico, que trataba del descubrimiento en la Cueva de Baltzola de res tos de "Ursus Speleus - oso de cavernas" que databan de una antigüe dad aproximada de 75.000 años y que fueron localizados por José M® Yhon, Agustín Tirado. Francisco Echanue y
José
Zabalo.
En 1959. otro artículo de prensa da la noticia de la gran labor desarrollada en Baltzola por el Grupo Espeleológico Vizcaíno (G.E.V.) de la Diputación Foral de Bizkaia. El grupo dirigido por Antonio Ferrer, realiza un estudio sistemático en la zona formalizando el levantamiento topográfico de Baltzola y descubriendo según el G.E.V hasta cuatro pisos super puestos de galerías. Así mismo daban la noticia del vertido realizado con fluoresceína sódica en el río interior de Baltzola, que tras 24 h ca s apareció en Gentilzubi el vistoso trazador colorante. Sería el arqueólogo y espeleólogo Ernesto Nolte y Aramburu quien publi caría en 1960 en la Revista Speleon en Oviedo, un riguroso catálogo de cuevas y simas de Bizkaia. en la que incluiría a Baltzola aportando un nuevo dato de gran interés, ya que Aramburu explica en el trabajo como en una de las últimas vi sitas que realizaron capturaron gran can tidad de quirópteros que serían enviados
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a Barcelona al Dr. Enrique Balcells para su posterior estudio. Este catálogo se ampliaría por el autor, en un Monográfico de Cavernas y Simas de Bizkaia en el año 1968 y posteriormente en el año Catálogo de cuevas y Simas de Bizkaia en el año 1985. En 1963 en la revista Speleon Balcells, en un artículo sobre Murciélagos Cavernículas del País Vasco ~ Navan'o, analiza del material recopilado en Baltzola aportando otro dato nuevo acer ca de los murciélagos descubiertos, entre ellos se encontraron más de siete ejem plares del murciélago mediterráneo de herradura, Rhinolophus euryale, hoy en día en vías de extinción en el País Vasco. El Grupo Espeleológico Vizcaíno pu blica en el año 1975, dentro del boletín Kobie n® 6, (os trabajos de investigación llevados a cabo en el macizo de Eskubaratz y Dima, aportando nuevos datos acerca de la geomorfología de la
Cueva de Baltzola y algunas cavidades cercanas. En el año 1977 unos muchachos ex cursionistas de Sestao, informaron al Seminario de Arqueológica de la Universidad de Deusto del hallazgo de unos huesos humanos sobre una cornisa de la cueva de Baltzola. El trabajo fue di rigido por José Luis Marcos, Eduardo Berganza y M argarita Muñoz y se pu blicó en la revista Munibe bajo el título, Excavación de los enterramientos del locus i de la Cueva de Baltzola (Dima, Bizkaia). Situando los hallazgos dentro de un período que encajaría entre el Eneolítico y Bronce. José Luis Marcos publica en el año 1982, la Carta Arqueológica de Vizcaya en donde cita los trabajos realizados en Baltzola, pero sin añadir datos nuevos. En el año 1994, comienza la labor de topografía y exploración de las diversas cavidades del Karst de Indusi, centrando su trabajo en Baltzola. Este trabajo se plasmará en el año 1999 en una publica ción de la Diputación Foral de Bizkaia cuyo autor es Jab ier Calvo denominado. El Otro Parque de Urkiola. En 2000 el Grupo Espeleológico G.E.T. de Bilbao retoma los trabajos rea lizando un estudio íntegro de la cueva de Baltzola y el Karst de Indusi, cometiendo labores de topografía tridimensional, muestreos hidroquímicos, estudios geomorfológicos, etc. Todo comenzó a encajar como si de piezas de un puzzle se tratara. Como con clusión a la labor de investigación de los espeleólogos se descubrió un pequeño monstruo subterráneo de 5,5 km. De ga lerías subterráneas desvelado los miste rios celosamente guardados por las capas del frío sedimento, oculto desde hace millones de años y que juan Ramón Iturriza y Zabala comenzó a investigar allá por el año 1793. JA B IE R LES Espeleúloga y miem bro del 6.E.T
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En la península de Yucatán ^ i^ V ' (México) se encuentra el complejou^-^^T arqueológico de Chichen Itzá, uno de los mayores exponentes de la cultura maya. En el conjunto, destaca en sobre manera ia colosal pirámide, famosa además de por su valor patrimonial, por la figura en forma de serpiente que proyecta el sol en su pared norte, tan sólo visible en los dos días de equinoccio. Foto enviada por Leire Barrio' Koldo Sampedro (OrozkoV
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■■ Telesforo de Aranzadi había comentado alguna vez que el pueblo vasco nunca había consumido bellota y José Miguel Barandiaran tenía sus reservas sobre el mismo hecho. Sencillamente, lo que ocurría es que el tema no había sido debidamente estudiado, tal y com o viene a demostrar el presente trabajo, que no
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pretende ser ni mucho menos definitivo.
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En cualquier caso, el hecho de
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que los vascos hayamos consumido bellotas no comporta un rasgo positivo ni negativo en sí mismo, sino una peculiaridad tan digna de estudio como la que más.
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a encina Quercus //ex se halla te y debido al cambio climático las distribuida de manera común primeras bellotas maduras se adelantan ^ por Álava y zona centro y sur de a noviembre- y a que sea el fruto más Navarra, donde se encuentra en forma abundante de la estación fría en el terri de subespecie rotundifolia. Tambiéntorio es estudiado. frecuente verla en la costa vasca o for mando núcleos aquí y allá por el interior de Cipuzkoa y zona sur de Bizkaia, en Zonds de conswmo forma de subespecie //ex. En general, la encina busca terrenos de fácil drenaje y Son varias las zonas de consumo tradi climatología de tendencia seca. cional de la bellota de encina. La primera Este árbol puede llegar hasta los 30 de ellas estaría localizada en el valle del metros de altura y sus hojas, que en el Lea Artibai y tendría como centro al viz árbol duran cuatro años, son simples y caíno municipio de Munitibar, dentro de alternas, de forma redondeada, con bor la llamada “cultura de la verbena", que se des serrados y espinosos en la subespe encuentra distribuida por todo Cipuzkoa, cie rotundifolia y más lanceoladas en la parte oriental de Bizkaia y noroeste de subespecie //ex. Estas hojas son de verde Navarra. Esta bellota pequeña de Quercus oscuro por el haz y color cenizo por el ilex ilex se llama en esta zona Idsicurra. envés. Como todas las especies del géne Sin salimos del área de la verbena, en ro Quercus presentan flores femeninas y Cipuzkoa encontramos este consumo en masculinas separadas en el mismo árbol, las zonas de Hondarribia, monte Ernio y aunque la floración, en el caso de la enci Ataun. na, tiene lugar más tarde con el fin de Si cambiamos la referencia a la zona evitar las heladas, lo cual lleva a que la que denominamos "cultura del roble" maduración de la bellota se dé en pleno adscrita a las zonas occidental y norocciinvierno -desde el mes de diciembre has dental de Bizkaia- , vemos que también ta el mes de marzo, aunque últimamen ha sido importante el consumo de esta
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EN C U A N T O A LOS PORCENTAJES D E C O N S U M O DE BELLOTA DE E N C IN A EN LAS D IF E R E N T E S C U LTU RA S HAY Q U E D E ST A C A R SU G R A N V A R IA B IL ID A D . D E SD E U N 7 PO R C IE N T O EN LA C U LT U RA DE LA V E R B E N A HASTA U N 35 P O R C IE N T O EN LA DEL TÉ DE ROCA. P A SA N D O PO R VALORES DEL 10 PO R C IE N T O Q U E SE REPARTEN A IG U A L AM BA S C U LTU RA S DEL ROBLE Y D E LA RIBERA
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pequeña bellota en la zona det Txorierri, con la población de Mungia como núcleo principal, y en toda el área que hoy eng loba el Gran Bilbao metropolitano, desde Begoña hasta Barakaldo y Erandio. Sin salir del citado territorio histórico, la bellota ha sido utilizada igualmente en la zona de Karrantza. Otros consumos tradicionales de este fruto los hemos en contrado en Navarra, en el área de la “cultura del té de roca" -que tiene como centro a üzarra/Estella- y en el área de la "cultura de La Ribera”, en el centro-sur del viejo reino. En cuanto a los porcentajes de consu mo de bellota de encina en las diferentes culturas hay que destacar su gran variabi lidad, desde un 7 por ciento en la cultura de la verbena hasta un 35 por ciento en la del té de roca, pasando por valores del 10 por ciento que se reparten a igual am bas culturas del roble y de La Ribera. Como podemos comprobar, el centro de este consumo de bellota de encina esta
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localizado en la cul tura del té de roca, donde algo más de una tercera parte de la población ha aprovechado dicho fruto para su propia alimentación.
M odo de conswmir la bellotci En el área de la cultura del roble se ha consumido en forma de harina, ya que la bellota es un fruto perfectamente panificable. También se ha hecho harina con ella en el área de la cultura de la verbena. Respecto a ia bellota cocida, hemos de decir que su consumo está localizado en la cultura de ta verbena, y más concreta mente en el este de Bizkaia, donde se cocía previamente para quitarle el amar gor. Sin salimos de este ámbito, hemos recogido testimonios de su consumo en crudo, pero siempre de manera escasa menos del diez por ciento de los infor mantes-, sin embargo, esta forma de uso de la bellota en crudo adquiere un mayor porcentaje en las áreas de las culturas de
La Ribera y del té de roca. En esta última, también ha sido consumido este fruto en forma de café de bellota e incluso asado sobre la brasa, una forma, la asada, que ha tenido gran difusión en la zona vizcaí na de la cultura de la verbena. Como ya hemos señalado, todos estos consumos empezaban necesariamente en pleno invierno, la época de maduración del fruto. Como es lógico pensar, de los di ferentes usos pueden extraerse diversas recetas, algunas de las cuales venimos a describir a continuación: Bellota cocida: procedente de la zona de l^unitibar (Bizkaia). Consiste en coger la bellota de encina -que aquí se llama kiskurra- y hacerle una raja para después cocerla como si fueran castañas.
El agua se vuelve de color marrón y en ella quedan los principios amargos tóxi cos. También nos dijeron que no se de ben cocer juntas la kiskurra y la castaña, ya que éstas cogen mal sabor. El amargor de la bellota de encina es menor que la del roble y mediante la cocción pierde el sabor acre fácilmente. Bellota asada: Son dos recetas dife rentes que proceden de Munitibar y Labeaga, este último en Tierra Estella. En ia primera, a la kiskurra se le hacen dos rajas antes de asarla, mientras que en ia segunda se asa metida entre las cenizas. Harina de bellota: Son varias recetas recogidas en Soscaño (Karrantza), Munitibar y Hondarribia. La harina se ha cía en casa ayudándose de un molino de
mano y luego se mezclaba con harina de maíz -si se quería hacer talos (lo más habitual)-, o- con harina de trigo -si se pretendía hacer panCafé de bellota de encina: Esta re ceta procede de Ollobarren en Tierra Estella. En primer lugar se ponían las be llotas en una sartén después de hacerles una raja, y se asaban hasta que adquirían un color tostado parecido al del café. A
continuación se les quitaba la piel y se molían en el molinillo -a veces mezcla das con café normal y otras no-, para prepararlo después como el café normal. Bellota cruda: Antes de ingerirlas de esta forma había que esperar a que estu vieran bien maduras, ya que sino podían sentar mal. El sabor es fuerte y algo amar go, pero se puede comer sin mayor pro blema. A este respecto hay que decir que en el área de la cultura del té de roca se dan pies de encina de la subespecie rotundifolia, caracterizada por dar bellotas dulces. Este tipo de encina es conocido desde muy antiguo en esta cultura, y la gente ^ acudía a recogerlas de manera tradi cional con el fin de consumirlas en crudo, naturalmente, después de ma durar como corresponde.
La bellotd y Id drcfweologfci
LAS P R O S P E C C IO N E S A R Q U E O L Ó G IC A S H E C H A S EN LAS Z O N A S DE E S T U D IO V IE N E N A DEM O STRAR O yE AN T ES Y D U R A N T E EL N E O L ÍT IC O . A LO LA RG O DE LA E D A D DE LOS METALES, EN EL P E R ÍO D O R O M A N O Y LA E D A D M E D IA EL C O N S U M O DE BELLOTA DE E N C IN A Y DE ROBLE FUE T O T A LM EN T E FRECUENTE. TAL Y C O M O LO A T EST IG U A N LOS N U M E R O S O S RESTOS DE BELLOTA D E S C A S C A R IL L A D A Y C A R B O N IZ A D A Q U E APA RECEN EN LOS Y A C IM IE N T O S
Las prospecciones arqueológicas hechas en la zona de estudio vienen a demostrar que antes y durante el Neolítico, a lo lar go de la Edad de los Metales, en el perío do romano y la Edad Media el consumo de bellota de encina y de roble fue total mente frecuente, tal y como lo atesti guan los numerosos restos de bellota descascarillada y carbonizada que apare cen en los yacimientos. A este respecto cabe destacar el esqueleto encontrado en la cueva de Urbiola (Navarra), donde han aparecido fitolitos y parénquima de bellota -posiblemente de encina- en un cálculo dental de dicho individuo, perte neciente a la Edad del Bronce final o pri mera Edad del Hierro.
La bellota y la toponimia Otra cosa interesante es el nombre con el que se conoce a un campo de maíz: arta-soro, y a la madera de encina: arta-
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ser humano al mismo tiem po que despreciaba la pro cedente del roble. Sin \ embargo su hija, más re celosa y aprensiva que la madre, despreciaba las dos, y las despreciaba por ser co mida de (a gente pobre, ignorante y rural de Bizkaia. Sin duda, sus prejuicios no la dejaban creer que su madre y, antes que su madre, sus abuelas -todas de elevada posición económica y social- hubieran comido bellotas del tipo kiskurra, y más por satisfacción que por necesidad.
Conclusión
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ki. Muy bien pudiera estar indicando que el nombre de la encina, artea, pasó al mijo, y de éste al maíz con sus diferentes variantes. Hemos tenido gran dificultad para recoger información sobre este tema ya que la bellota ha sido y es un alimento que el vasco aún tiene vergüen za de admitir que lo ha consumido. Tradicionalmente, se ha considerado a la bellota como comida de cerdos, un ali mento utilizado por la gente del sur, o por los vascos pobres y de ámbito rural.Todos estos prejuicios aparecen con claridad en un caso recogido en Munitibar, donde una mujer de posición, dueña de decenas de caseríos, consideraba a la bellota de encina como un buen alimento para el
Para finalizar, decir que de la información recogida contiene las primeras citas de consumo de bellota de encina para Euskal Herria, en forma cocida, asada o en harina para hacer talos o pan. Respecto a la cita del café de bellota, si bien no es la primera para el café hecho con bellota de encina -subespecie rotundifoila-, sí lo es para e( café hecho con la bellota de encina -subespecie ilex-. También, por vez primera, se nos ha bla de un método de desintoxicación de la kiskurra amarga mediante la cocción previa de las bellotas que van a ser con sumidas. Igualmente, damos la primera noticia de porqué la kiskurra retrocedió en el campo de la alimentación y se des valorizó de manera tan radical. En resu men, hasta hace apenas dos generaciones la kiskurra era todavía muy valorada en tre los vascos, y sabemos que hace 2000 años se utilizaba el método de asado de bellotas entre cenizas para el consumo humano, otra de las formas de desintoxi cación mencionadas ya por autores grie gos y romanos, y mantenida en la sabiduría popular, de generación en gene ración, hasta finales del pasado siglo XX. DANIEL PEREZ Etnobot&nicfl y miembro de la Saciedad de Ciencias Aranzadi
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Euskadi
En la península de Yucatán ^ (México) se encuentrai el < co m plej< ^-^$ arqueológico de Chichen len Itzá, I uno'* 4 ^ entes de de los mayores exponentes < la cultura maya. En el conjunto, destaca en sobre manera la colosal pirámide, famosa además de por su valor patrimonial, por la figura en forma de serpiente que proyecta el sol en su pared norte, tan sólo visible en los dos días de equinoccio.
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Foto enviada por Leire Barrio Koldo Sampedro (Orozko).
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a r g a z k is k « FELIX M U G UR UTZA
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turengo udalerrian kokatua dagoen mendi zahar eta eder hau, Malerrekan eta bere inguru zabal J L batean ikusten den altuena da. Zaharra dela erraten ahal da, Izan ere, HIrugarrenAroan Pirinioaksortu ziren ga-
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BASELIZA ZAHARRA
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BASELIZA BERRIA ERAIKITZEN
raikoa baita, eta mendikate horrek mendebaldera duen azkeneko lekukorlk nabariena. Ederra dela erran dugu batez ere Itxura maiestatlkoa erakusten duetako. Eta horretaz gainera, herriaren erreferentzia ere bada, ezin balta ukatu
Mendaur izena, joaldunen soinuak eta Erramurì Joakin arotzarerì kantua entzuten dituen edozeini Iturengo herriaren izena heldu zaiola burura. Izen sendoa du, indartsua, aho betean ahoskatzen den horietakoa eta, itxura
guztien arabera, erakargarrìa, bai baitira han-hemenka Mendaur izena daramaten gizonezkoak, ikastetxeak, eraikuntzak, bulegoak, karrikak, industriak, auto-eskolak, ostatuak... eta, gainera, Euskaltzaindìak Nafarroako Gobernuarekin indarrean
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duen hitzarmenaren ondorioz, sortu eta plazaratu berri den liburu bilduma bat ere. Antzinako iturendarren historiaren lekuko ere bada. Bere magalean, oraindik ere ikusten ahal dira Patxi Ondarra euskaltzain eta megalitika aditua zenak katalogatutako historiaurreko trikuharriak, hala ñola, Baikuntzeko etxola, Erdiko xen-
da, Aitzurra, Arrutóla, Epeintzako kaskoa eta Caratama lekuetan. Iturenek eta Zubietak muga egiten duten leku estrategiko batean Erdi Aroan Oltzorrotz izeneko gaztelua izan zenaren toponimoa eta aztarnaren bat ere bizirik daude. Cauza handirik ezagutzen ez bada ere, Nafarroan XVI. mendean izan ziren sorginkeriak aipatzen direnean, María de ¡turen izeneko emakumearen gidaritzapean Mendaurko Abelegi lekuan -gaur den egunean Abelu deitzen zaionean se gur aski- akelarreak egiten zirela erraten da. Baina joan den 313 urtetik honat, Mendaur izena ezinbertzez lotua dago bere kaskoan dagoen Trinitatearen ermitarekin. Zer dela-eta egin ote zuten iturendarrek 1693an ermita hori mendiaren kasko-kaskoan? Garai hartan hagitz eguraldi txarra egin ornen zuen zenbait urtetan. Izandako euri zaparrada eta harri erauntsi izugarriengatik, herriko alorretan ez zen uzta handirik biltzerik izan. Kontuan izaten ba dugu ordurako herriak bazituela 600 biztanletik goiti, begi bistakoa da egoera hartan ez zegoela luze irauteko modurik. Estualdiaren aterabide gisa, iturendarrek zeruko laguntza bereganatzea pentsatu zuten, Ama Birjlnaren gurasoak bitarteko jarriz. Hori dela eta, 1688an San Joakin eta Santa Anaren ermita eraiki zuten, he rriko elizatik hasita bertaraino errogatibak egitera joateko asmoz. Hurrengo hiaizpalau urteetan egural di aldaketa handirik nabaritu ez zenez gero, bertze ermita bat egitea erabaki zu ten, baina oraingo honetanTrinitatearena eta Mendaurko kaskoan bertan, zerutik ahaíik eta hurbilen eta Jaungoikoari, inolako santuen bitartekorik gabe, laguntza zuzenean eskatzeko nonbait. Erabakia 1691n hartu eta handik bi urterà bukatua zegoen ermita berria. 1693ko abuztuaren 2an izan zen inaugurazio eguna, Iturengo eta inguruko herrietako jende anitzek hartu ornen zuen parte ermita sagaratu eta lehendabiziko meza eman
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ILUNABARREKOAZKEN ECUZKIIZPIAK MENDAURREN
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zen egun hartan. Martin Kortexarena, Iturengo erretorea, izan zen elizkizun horiek egin zituena eta Ignazio, bere anaia, ermitaren zaintze lanetarako dirurik gehien eman zuena. Agiriak dio, Ignazio Kortexarena deitura hori bera zeraman etxearen jabea zela, Aurtizko Kortexenea izeneko etxekoa, alegia. Urteak joan eta urteak etorri,Trinìtate ermita ez zen, errogatibak egiteko bakarrik erabili. Ematen duenez, zenbait basalapur, bidelapur eta gisa horretako jendearen negozio zikinen bilgune ere bihurtu zen. Iruñeko apezpikuak halakoen berri izan bezain agudo, ermita botatzeko agindua eman zuen eta erretoreak berehala jakinarazi zion herriari. Ikusirik, ordea, herritarrak ez zeudela halako agindua betetzeko prest, apeza bera izan zen Juan Migel Sagardia eta eskoiako maisuaren laguntzarekin Mendaurrera igo eta ermita desegiten hasi zena. Ekintza horren aitzinean herriak hagitz gogor erantzun zuen. Sortutako iskanbila ez zen nolanahikoa izan. Alkateak apezari lagundu zioten bi gizonak kartzelan sartu zituen eta, horretaz gain, erretorearen eta gainerako apezen kontrako zenbait salaketa gogor egin zituzten, zirenak eta ez zirenak leporatuz. Bistakoa da paretaren zatiren bat bertzerik ez zutela bota izanen, gauza jakina baita ermitak, nahiko egoera txarrean bazegoen ere, bere lekuan iraun zuela 1963
arte. Urte horretan -orain dela 43 urte, hain zuzen-, Bixente Hernandorena erretore zeia, iturendarrek, ermitari dioten debozioak eta errespetuak bulkatuta, berritzea pentsatu zuten. Nasiera bateko amets hura, agudo bihurtu ahai izan zen errealitate. Auzolanean arituz, guztien ahaleginei esker, 1963ko udaberrian zaharra bota eta berria akitzea lortu zuten, eta urte horretako Trinitate egunean inauguratu. Ongi merezitako ospakizuna hurrengo igandean izan zuten iturenda rrek herriko plazan egindako herri-besta ederrean. Trinitate eguna seinalatua da mendi honen inguru zabal bateko jendearentzat Izan ere, aspaldiko ohiturari jarraituz, anitz dira -urtetik urterà gehiago, ematen duenez-, Ituren eta Malerrekatik ez ezik Goizueta, Oiartzun, Bortziriak, Baztan, eta urrutiagoko hainbat herri eta eskualdetatik ere Trinitate egunean Mendaurko kaskoraino igotzen direnak. Erran beharrik ez dago, Mendaur mendigoizate guztientzat erreferentzia izateaz gain, mendi errespetagarria ere badela, igotzeak eskatzen duen esfortzuaz ohartzeko aski baita mapetako sestra-kurbak begiratzea, Ituren 200 metrokoan dago kokatua eta Trinitatearen ermita T.136koan. ANDRES lÜIGD Euskaitzaindiaren Dnam astika Batzordeburua
Rchas descriptivas de las principales zonas
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noniDre ûe se convierte en nombre de persona texto « HIKEL GDBRDTXATiGI tllETD fntDs
« FEUX MUCURUTZA
Es difícil, 0 m ejor dicho imposible, vivir en Euskal Herria y no conocer a ninguna mujer o niña que lleve alguno de los nombres anteriores. Si miramos los lisiados de personas nacidas en los lilíimos años veremos que nombres como t o f ig u r a n año tras año enlre los diez más usados. M
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sta situación, que para nosotros es nor mal no es todo lo común que podemos pensar a lo del mundo. Los nombres antes citados tienen en común, además de su indiscutible éxito, ser advocaciones marianas, esto es, ser lugares en los que hay una iglesia, ermjta o altar en el que se venera a una AndiB María, a Nuestra Señora, a la madre de Jesús. Pero si en España no es tan común el caso de Italia es extremo. En la Penín sula italiana los nombres de lugar no se pueden usar como nombres de mujer aunque sean tan conocidos como Loreto en la propia bota o Lourdes. En España si estudiamos los nombres más usados en 2002, 03 y 04 veremos que entre los diez nombres más usados sólo aparece alguna virgen en Andalucía, con Rocío y en Baleares donde tenemos Nuria y para sorpresa nuestra Ainhoa, que en 2002 era el décimo, detrás de otro nombre vasco, Nerea, aunque no sea una virgen. Pero no son las únicas advocaciones marianas que se usan, junto a las clási cas Arantzazu, Arrate, Begoña, Estíbaliz, Itziar... que se llevan usando desde varias generaciones, tenemos otras muchas como Barezi, Dorleta, Irantzu, Izasku njugatx, Nagore, Naiara. Si miramos las lenguas de nuestro en torno veremos que el número de advoca ciones marianas que usamos los vascos es abrumador, pero ¿Cuál es la causa de esta abundancia? Un lector de buena voluntad, pero un poco desorientado, podría pensar que la razón es la religiosidad de los vascos, que además de haber dado a la humanidad dos santos de la talla de Eneko de Loiola
y San Frantzisko Xabier, del que este año celebramos en quinto centenario, hemos sido un pueblo particularmente devoto. Hay que recordar que en los inicios del siglo XX se acusó a los nacionalistas vas cos de querer crear una “ República Va ticanista". Pero el que piense así estará en un error. Dos son las razones de esta abundancia de vírgenes en nuestras ca lles, ambas íntimamente relacionadas. La férrea censura de la dictadura franquista y el amor que los vascos hemos tenido hacia nuestra lengua.
Si observamos los listados de nom bres de mujer usados antes de la Guerra Civil veremos que hay nombres como Arantzazu, y su variante Aránzazu, Arrate. Begoña, Estibaliz, Itziar... Estos nombres eran en aquella época de gran devoción y así, cuando la guerra se acercó a Eibar una compañía de milicianos se encargó de custodiar la imagen de Arrate. Pero en tre ellos no hay ninguno de los citados en el encabezamiento de este artículo. Así. cuando en 1938 se prohibieron los nombres vascos, se permitió el uso de
las advocaciones marianas, escritas eso sí en castellano: Icíar, Aránzazu... aunque su uso, por las connotaciones que podía tener se ralentizó durante una época. Con el paso de los años y la relajación de la férrea dictadura estos nombres se volvie ron a poner de moda. En 1966 editó la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia) su primer nomenclátor, rea lizado por el Académico Aingeru Irigarai, que marcó un camino a seguir. En dicha edición el erudito navarro recogió nom bre tradicionales, nombres históricos y
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una pequeña serie de advocaciones ma rinas. Pero en los últimos años de la dic tadura la censura se relajó aun más y el académico de Euskaltzaindia José Mari Satrustegi, por mandato de la Academia, realizó un pequeño libro del que se pu blicaron 50.000 ejemplares con la cola boración de un banco, y que cambió ra dicalmente los usos y costumbres de los vascos en el tema de la onomástica. En el año de edición de este primer Nomenclátor Onomástico Vasco / Euskal Izendegia no se permitía el uso de nom bres que tuviesen traducción al castella no, como Mikel. Edurne, Matxalen o Perú, pero una circular Interna recordaba que se permitía el uso de los que no tenía tra ducción y de las Andra Maris. José Mari gran conocedor de la ono mástica vasca, pero los que tuvimos el
placer de conocerle recordamos que ade más de académico y euskaltzale, sobre todo era sacerdote sabiendo todo esto decidió crear un nomenclátor que pudie se aunar el deseo de los euskaltzales y, por qué no decirlo, de los nacionalistas vascos con su fe y que fuese admitido por la feroz censura que se seguía ejerciendo en muchos registros. Es claro que José Mari logró su obje tivo. Buscó en los archivos, en la docu mentación histórica, fundamentalmente de su querida Navarra, por ser esta la más rica para recopilar nuestros nom bres caídos en el olvido. Pero donde más fructífero fue su trabajo fue en el de las advocaciones marinas. Recurriendo a los catálogos monumentales de arte religio so y a todas las obras sobre arte y religión del País Vasco que encontró, en especial los trabajos del alavés Gerardo López de Gereñu logró una exhaustiva relación de todas las Vírgenes del país. El criterio de Satrustegi fue amplio in tentando vencer a los censores y tal vez, desde el punto de vista actual, excesiva mente permisivo e introdujo nombres que sólo muy generosamente se podían incluir en dicho catálogo. En más de una ocasión nos contaba cuando usó por primera vez uno de estos nombres, hoy en día muy común, la abuela le dijo que cómo le podía poner ese nombre a la pobrecita niña. El resultado está a la vista de todos. La población aceptó esos nombres con na turalidad, sin imposición alguna, hacién dolos parte de la misma, de forma que hoy en día Ainhoa o Idoia, son nombres tan vascos como Eneko, Andere, Itziar o Begoña. Hace tres años José María Sa trustegi se fue, tal vez a reunirse con su Creador, pero nos dejó un legado impere cedero y cada vez que oímos uno de estos nombres en cierta medida es un pequeño homenaje a este gran hombre. M IK E L G D RR D 1XA T EG IN IEÍD Secretario de la Camisifln de D nom ástics de Euskaltzaindia
Zuberoako hamabi herritako dantza taldek ikusgarri berezia eskainiko dute "Aitzina pika" euskal dantzaren Iragana, oraina eta geroa jorratzen dituzten ata! ezberdinetaz osatua da. Alpatuko diren gaien artean, betin ikuspegi kritiko batekin ; bigarren munduko gerla ondoko zuberoako dantza, emazteen ekarpena dantzaren bizlraupenah begira, folklorizazioaren eta kulturaren arteko auzia...
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Nos toca presentar un libro cuyo autor soñó con tenerlo en sus manos algu na vez, impreso y vestido de cuidado texto, hermosas fo tografías y correctos mapas. Montañero y naturalista, amante de su tierra y sus montañas, enamo rado de la historia y de las tradiciones, así era José Manuel Yarritu y así lo descubrimos entre las páginas de su obra, un trabajo bien hecho que no pudo llegar a tiempo de disfrutarlo en vida, pero que queda ahí para nosotros. Son 20 los recorridos que se brindan al caminante para que se adentre en las sierras de Gorobel y Carbonilla, ascienda sus porti llos y descubra los rincones más ocultos de esta parte de la Tierra de Ayala, con muchos datos históricos sobre la propia villa de Artzi niega y sus aldeas de la Junta de Ordunte.
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Este nuevo volumen, el cuarto de la colección, viene a poner orden en el panorama de la Rioja Alavesa en cuanto a su patri monio construido. Se trata, como en los anteriores, de reflejar el inventario completo de los elementos arquitectónicos llamados menores -pero que no lo son- de una comarca verdaderamente rica en ellos: chozas, lagares, fuentes, puentes, abejeras, corrales, tejeras, molinos, presas, regaderas, neveras, abrevaderos, trujales, cruceros, juegos de bolos, lavaderos...; todo un complejo mundo de elementos de un valor patrimonial y etnográfico inestimables, pero, a la vez, en verdadero riesgo de desaparición por el abandono de las actividades que los mantenían activos. Una obra de consulta imprescindible para quienes aman la cultura de su tierra.
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HARREMANA «
Hitabetekari hau 1992 urtean sortu zen, Casteizko CEU Elkartearen ekimenez. Iraileko aíearekin, 165 dira gaurdaino argitaratu diren aldizkariak. Euskaraz egína dago oso-osorik, non eta Casteizen.gure hiriburuen artetik, erdaldunena. Honenbeste urteetan zehar irautearen arrazoia ez da edonolakoa, izandako barrera onean du oinarria eta, beronek, produktuaren kalitatean. Azken hau egiaztatzeko, aldizkarien barrualdeari begiratzea baino ez dago: berri laburrak, iritzi artíkuluak, aísialdirako proposamenak eta elkarrizketak hainbat pertsonaía ospetsuri. Hauezgain, kultura gaiek eta kaletik datozen ahotsen oihartzunek ere badute beren tokia, honelako gaiak konplexurik gabe lantzen dituen aldizkari honetan. Bidaiak, umorea, sukaldaritza eta historía-artikulu txikiak dira CEU aldizkarlari freskura eta arintasuna ematen dizkiotenak.Jarrai dezala, beraz, ildo horretatik. Urte askotarako.
altzo@udal.gipuzkoa.net 943 65 24 13____________________________
Urtean behin egiten den argitaU pen-lana, hortaz, urtekaria izatearena. Lan ederra dela berehala susmatzen da. HIrurogei orrialde inguru ditu eta gehien bat etnografiari buruzko gaiak jorratzen ditu. Bertako lanak eta ikerketak dira baina oso baliogarriak beste eskualdeetan egindako lanekin parekatzeko. Begirada luze bat ematen diete iraganeko garaiei, egungo jendeak ez ahazteko eta, bide batez, etxeetan, soroetan, basoetan eta abarretan egiten ziren eginbeharrak. eskulanak eta auzolanak ikas ditzan. Ibilbideak, bidaia-artikuluak, inkesta etnografikoak eta historia kontuak agertzen dira batik bat, beste artikulu batzuen artean. Txalogarrlak dira, benetan, tokian tokiko horrelako urtekariak edo aldizkariak. Aberasgarriak dira denontzat eta, oro har, gure kulturarako.
UNA ARQUITECTURA DEFENSIVA. Castillos y Torres Fuertes del País Vasco AUTOR « Armando Llanos EOTTA« Eusko Jaurlaritza / Libro + CD catál. torres y castillos / 36 págs. / 6 € / Euskera y castellano
DCftNIiARAKOARKITtKnjRA !
Estamos ante un trabajo perfectamente organizado para la divulga ción de uno de los patrimonios arquitectónicos más sobresalientes de nuestra geografía: el de las casas-torre, sin olvidar los escasos castillos roqueros que nos quedan. La pretensión de Armando Llanos, al igual que hiciera anteriormente con las cuevas artificiales alavesas, ha sido la de recoger todos los da tos dispersos habidos en diferentes publicaciones -preferentemente en las de J.M.Cembellin y M.Portilla- para dar una visión de conjunto que llegue al gran público. Especialmente interesante el catálogo inserto en el CD que se adjunta con el librito.
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REVISTAS
Y LIBROS
U NAM U N O biografía
GURDIA. Revista del Museo de Artziniega
AUTO RES«
EDfTA « Asociación
EPrrA
Etnográfica ARTEA CONTACTO « artziniegakomuseoa@euskalnet .net / www.artziniegamuseoa.org
Nos complace pre sentar aquí la revis ta que desde el mes de diciembre de 2001 vienen editan do nuestros amigos de ARTEA Etnografi Elkartea en la villa de Artziniega. El nombre de GURDIA preside la cabecera de esta publicación de carácter tri mestral y sufragada con las cuotas que los "Amigos del Museo" aportan anualmente. Con el de diciembre son ya 20 los números aparecidos, repletos de temas que tienen que ver mucho con la razón de ser de la pro pia asociación: la recuperación y puesta en valor de todo tipo de elementos materiales relacionados con la cultura popular. Desde AUNIA, nuestros mejores para que el proyecto continúe con toda la fuerza, la misma que impulsó la creación del excelente Museo de Etnografía en el 2004.
R liZ JB JJiQ S
Mikel e Iñaki Soto « Elkarlanean / 173 págs. CONTACTO « www.elkarlanean.com Euskal Hernán eta Espainian berealdiko eragina Izan y m m u n ú duen intelektuala dugu Miguel Una muno. Izugarrizko gorabeherak eta atzera-aurrerak izan zituen gure idazle bilbotarrak hainbat arlotan eta auzitan. Kontraesankorra, egozentrikoa, borrokalaria. Egile handia eta eragile handiagoa. Hori guztia eta harén bizitzako beste hainbat koska azaltzen dizkigute autoreek biografía jakingarri honetan: arina baina zehatza, serio bezain atsegina.
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D BILBAO: OLABEACA. RIBERA / ZORROZAURRE. Barrios ante el s. XXI AUTOR DE LAS FOTOCRAfíAS « José
Miguel Llano__________________________________________ Yolanda Veiga_________________________________________________ EDITA « José Miguel Llano (jmllano@euskalnet.net) / Euskera, castellano e inglés / 117 págs.
AUTORA DE LOS TEXTOS «
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Vuelve nuestro querido fotógrafo ayalés, infatigable en el ansia de poner el objetivo de su cámara como testigo de un tiempo cambiante en el convulso Bilbao de los últimos tiempos, con un nuevo libro de impecable factura. En él se retratan los aconteceres ocurridos en los barrios de Olabeaga y Zorrozaurre, una crónica escrita en la imagen de sus gentes, de sus edificios, de sus roces con la ría, de su declive económico, de sus miserias, pero también de sus alegrías y de la vida que bu lle y que refleja el cambio, ese cambio imparable que parece hervir en las venas del Gran Bilbao y que trata de adaptarse a no sabemos qué futuro venidero. Todo, el pasado, el presente y el pon/enir, se recogen como hálitos del viento en las fotografías vivas de josé Miguel Llano.
LA CUEVA DE 6ALZOLA Del mito a la ciencia
Euskal Aditza
AUTOR «Jabier
Les EWTA « Grupo Espeleológico GET y Sdad. Ciencias Espeleológicas Alfonso Antxia.
ARCITALETXEA « Adorez
PAGINAWEB « www.sociedadalfonsoantxia.org
Gure eskuartera iritsi Bostak Bat taldeak Adorez bildumarako prestatu duen azken lana. Oraingo honetan euskal aditz trinko eta laguntzailea izan da aztergaia. Euskara batukoa ez ezik, bizkaiera eta zubererako aditzak ere lantzen dira. Banan-banan aurkezten dira paradigma guztiak, bai tauletan bai era garatuan. Bereziki interesgarria, aurkezten diren hogeita hemeretzi aditz trinkoren garapen osoa, gure hizkuntzaren altxorrik ezezagunetakoa.
EGtLEA« Bostak bat’ lantaldea
Se trata de un libro de pequeño formato y fácil manejo, con una lectura amena que cualquier amante de la naturaleza puede devorar en unas pocas horas. Sin embargo, es también un libro que faltaba, que viene a llenar un hueco sobre uno de los lugares más míticos de toda la geografía de Euskal Herria: Balzola. Este submundo, ubicado en el Karst de Indusi (Dima), ha forjado leyendas y dado cobijo a cantidad de personajes de la mitología vasca Jabier nos hace un recorrido por todo ello, por la historia de las exploraciones, por su formación geológica, por los escritos que sobre este mágico lugar dejaron historiado res, etnógrafos, espeleólogos, arqueólogos, poetas, ingenieros y, cómo no, geólogos. Balzola lo merece, sin duda.
Hiztegiak XXI, S. L.
300 or.
SANTA ELENA DE IRUN. Excavación arqueológica de 1971 y 1972 AUTOius « I. Barandiaran, M. Martín-Bueno y J. Rodríguez Satis ed Ha « ARKEOLAN con la financiación det Ayuntamiento de Irun
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SA K rrA . ELEN A E>e OCXJN
La ermita de Santa Elena se ubica en plena casco urbano de Irun, al pie del monte Ibaieta y cercana al viejo camino que comunicaba el vado del Bidasoa con las rutas del interior. Do cumentada desde 1530, nadie podía esperar que en su interior se encontraran los restos que han podido salir a la luz tras las campañas de excavación, principalmente los de una necrópo lis de incineración de época romana altoimperialy los de una primitiva iglesia cristiana altomedieval La importancia de los restos arqueológicos de Santa Elena de ben situarse en el contexto del itoral cantabro-aquitano, donde son realmente infrecuentes este tipo de hallazgos. Hoy, puede disfrutarse de todo ello gracias a la musealización y puesta en valor de todo el conjunto de Santa Elena.
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E l re to m o d e l lo b o
la m eteorologia en e l A lto Nervión
Rappel en el Salto del Nervión
La sierra de Arrola I La torre de Mariaka I Santxotena I La Petronila I Robert Laxait I ElrobledeADco'do i Santa María dei Yermo
La ciudad romana de Iniña-Vieleia I El bacalao I lo s barrios de Orozko 1 El empedrado de S t° Tomás de Zeberio I Ara de Cordeliz
i La cueva de Maríazulo I Castañas y enceras I Perderíka Belaustegigoitia I Urduñaita ciudad y la memoria
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C u m b re s d e l A lto N e rv ió n Geologia de Gorbeia i Mitiasde Baranbio i Madres Agustinas deArtziniega I Arqueología medieval en LendoAo I La gota fria l La patata
Hesu y liiitas: liim tradkionile] d( Ttuni¿ii
B o la to k i: e l ju e g o d e lo s b o lo s
Centenario del monumento del Txariazo I jóse Paulo UUbarri I Avestnjces I Contaminación lumínica i Menhires enCiorbeia I ElpintorjoaqufnBarbara
I Cuevas artiFicíales en Álava i CiafTiti romartos en Sálvada I El curandero de Katuxa I LatonedeArtziniega
Etnografía de las raquetas de nieve
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llTUlA
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IOTAÈA
fAGOtAOA
Loberas: vestigk» da una U id ii milenaria
Etímologíts: los nofflbm en versión original
Tietra de J^aU: p asoluda ComposteU
Pico del Fraile y Naranjo de Bulnes I Neandertales en Axlor I Ei chocolate i Cofradía de San Roque de Laudo I El castiUo de Ordui^a
Jesús de Calindez I Batalla romana en Kuartango I los Erraztí I Banenadores i Ferreria de El Pobal i Trashumancia en la Tierra de Ayala I El bonito
LajuderiadeVitoria I N o m b ^ d e pila { ElbaniodeAldam a i Aralar la ruta de los gentiles I Los puentes de Bilbw I Intxaur-saltsa
Et santuario rupestre de Arenata
Vikingos en Euskat Herria
Brujasyiam iasenLaudio >Tùnelde San Adrián I Historia d«l lince enCorbsia I Arbitrios y fielatos I LaceniadeVillaite I Loscaracoles
El árbol Malato I Hospital de San Antón i Las murallas de Orduna I LaPistiade Domaikia ! Anboto, ruta por Atxondo I Pastelerías y confiterías en Bilbao
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Trampas de caza
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Ayala: Alta Edad Media i Canastatxu, p ^ p o rC o ib eia ) SapdelosArbide Fetren’adeTofrelanda i Pastor centenario I Casas de sidra i Carrafa de Orozlo
i B La teja, usos tradicionales
Ritos funerarios en Euskal Herria Emiitasjuraderas I El balneario de O d u ñ ?e n e lX IX i Corbeia, el medio subterráneo i MinasenArditurrí ( Aiako Harria i El bongo trufa
I
Laudio, tfadidón tejera i LosTxistus Gancedo I El Bada<)y i Murales en Murueta i El puente Bizkaia I Agotes El jamón i Enéko, migo, Ignazio eta li\alil
L a lM in a y lo s vascos La Encartada, una fábrica-museo I Sanjuan y Santa Eulalia I Hacerlacoiada i ¡Aguaval i Annas vascas paia un Imperio I Kntazar eta Inikutzeta I Petms,Peru,Betirí,Kepa
Explotación y transfomucíón M monte Simón Wnitbum, tumba de minero
I Centinelas de ToloAo I Cnn de Castillo I la metereoloeía tradidonal I E l j ^ d e lM e de Llodio 1 MirenyMaña
______ También puedes leer AVNIA en las bibliotecas d e :_______ Agurain (AR) Amurrio {ARl Aranviio (AR) Arantzazu (61) Arraia-Maeztu (AR) Artziniega (AR) Asparrena (AR) Astrabudua (Bl) Azkoitia (Cl) AzMitia (Gl) Barakaldo (Bl) Basauri (Bl) Bastida (AR) Bernwo (Bl) Bilbo-Aldundia (Bl) Btlbo-Begoña (Bl) Bilbo-Bidebarrleta (Bl) Billar (AR) Donostia-Koldo Mitxelena (Cl) Donostia-Udal Patronatua (Cl) Oulantzi (AR) Elgoibar (Cl) Elorrio (Bl) Eltziego(AR) Erandio(BI) Errentería (Cl) Eskoriatza (Cl) ForuArtxibategia AR) Casteiz-EHU/UPV (AR) Casteíz-Sancho el Sabio (AR Caubea (AR) Corliz (Bl) Guardia (AR) Cueñes (Bl Hemani (Gl Hondarribia (Gl) Irufta Oka AR) lurreta (Bl Kanpezu (AR Karrantza (Bl) Lantaron AR) Lantziego (AR Laudio (AR) Legutiano (AR) Leioa (Bl) Leza (AR Lezo Gl) Moreta ÍAR) Mungia (Bl) Muskiz (Bl Oion (AR) Okondo (AR) OndaiToa (Bl) Oftati (Gl) Ordizia (Cl) Puentelarra (AR) Santurtzi (Bl) Sodupe (Bl) Urduliz (Bl) Urduña (Bl) Urízaharra (AR) Urkabustaiz (AR) Zalduondo (AR) Zuia (AR)
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VÓL¿JvlENES Y LIBROS
PUBLICADOS
C U E N T O S V A SC O S. PIN CELADAS L LO D IA N A S AUTOR« Gorka Urquijo (1895-1966) PRÓLOGO « David Río Raigadas PRIMERA EDICIÓN « Junio 2005 / 80 págs. / 3 €___________________
Un total de 15 cuentos componen la obra original de Gorka, circuns critos casi exclusivamente al medio rural del Llodio de mediados del siglo XX, resultando una imagen literaria muy romántica del llamado mito rural vasco, en el que se idealizan las formas de vida tradiciona les del País Vasco de entonces, a la vez que se rechazan los modelos urbanos que iban surgiendo en cada uno de nuestros valles. El cariño hacia su pueblo y el humor hacen acto de presencia en cada una de los relatos, perfectamente analizados y comentados en la introducción que David Río nos presenta a modo de necesaria explicación para compren der mejor las lecturas que más tarde nos esperan.
lEYENDAS DE lA CASA DEM AKIAKA Y o í m o s POEMAS tN BM IO S
LEYENDAS DE LA C A S A DE M A R IA K A Y O T R O S PO E M A S IN ÉDITO S AUTOR« Luis de Lezam ay Urquijo (1826-1899). PRÓLOGO Y COMENTARIOS A LOS TEXTOS « Juanjo Hidalgo PRIMERA EDICIÓN « junlo 2003 / 60 págs. / 2 €
Son nueve poemas breves, más el épico dedicado al Fuerte Marlaka y otros dos relatos en los que el protagonista es Fabián de Marlaka, perso najes de leyenda adscritos a la casa-torre del mismo nombre.
JOSÉ PAULO ULIBARRI (O K O N D O , 1755 - A B A N D O . 1847) EUSKAL H IZ T E C IA - D IC C IO N A R IO V A SC O AUTOR« Patxi Calé PRIMERA EDICIÓN « Diciembre 2003 /144 págs. / 3 €
Con esta obra se pretende acercar al investigador y al público en general una parte de la obra de Ulibarri, aquel euskaltzale nacido en el Okondo del siglo XVIII. El trabajo de Patxi Galé ha consistido en transcribir y pre sentar de manera ordenada el pequeño diccionario recogido en la obra epistolar de Ulibarri, el Gutunliburua, acercándonos un total de 3274 palabras en un euskara del s. X I X , procedentes de sus lecturas y conver saciones, lo que supone un testimonio lexicográfico nada desdeñable. m
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