reflejado en los escudos que adornaban torres, palacios e iglesias. No faltaron tampoco en ellos las bestias míticas, recogidas por su valor simbólico tradicio nal o por sus características legendarias. No hace
EL PÁNICO que infundid este se r terro rífico e ra
muchos años se
td fl
Domaikia en txoko. En aque-
que,
en muchcis ocdsiones, ni siquiera de à ia se , a cerca b a n a ESTE MONTE
fansform ó la antigua escuela de
fecha rar
se
el
citado
escudo
repre-
,„^3,
sentativo. Como no existía un escudo propio, se ela boró uno, recogiendo los elementos más significativos de la villa. Los tres elemen tos que aparecen en él son: la palma del martirio de San Bartolomé, como patrón del pueblo; la cmz de Oro. lugar emblemá tico para todos los zuyanos; y ¡¡¡la Pistia del Carrascal!!! Ello nos da una idea de la importancia que, la creencia en este monstruo, ha tenido entre los vecinos de la villa. En este escudo aparece la Ristia repre sentada como un inmenso dragón, saliendo de la maleza del monte Carrascal
Antecedentes bíblicos Las bestias míticas, y en concreto la Pistia de Domajkia, tienen diversos anteceden tes; uno de ellos es el bíblico. Nos la encontramos en el Apocalipsis: "...Y vi sur gir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos. La Bestia que vi se parecía a un leopardo, con las patas como de oso, y las fauces como fauces de león..." (Ap. 13).
Pero ya mucho antes nos la encontramos en el Libro de Daniel: "Contemplaba (...) cuatro bestias enormes, diferentes todas entre sí. salieron del mar. La primera era como un león con alas de águila... A con tinuación la segunda bestia, semejante a un oso, levantada de un costado, con tres costillas en las fauces, entre los dientes... Después yo seguí mirando y vi otra bes tia, como un leopardo con cuatro alas de ave en su dorso; la bestia tenía cuatro cabezas... y una cuarta bestia, terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte: tenía enormes dientes de hierro: comía, trituraba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas. Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos..." (Dn. 7, 2-7). Estas figuras de los sueños de Daniel o de las visiones apocalípticas nos pueden dar una idea de las terroríficas imágenes que poblaban las mentes de los habitan tes de Domaikia cuando oían hablar de la Pistia, la bestia.
Bwcearxdo en le? leyenda El hecho de que la leyenda otorgue a otro personaje mítico, Anxo, su residencia en este mismo lugar ha llevado a confu sión, y les ha hecho creer a algunos que Anxo, el gigante, y la Pistia, son lo mismo. Sin embargo, la Pistia es claramente un ser que pertenece al reino de los anima les míticos. Todas las referencias orales en Domaikia así lo atestiguan. También hay un dato muy significativo: en Kuar tango, con la expresión "los Pistias" se hace referencia a los animales salvajes, que viven ocultos en medio de lo más intrincado del bosque: lobos, jabalíes, etc. El euskera, a los animales salvajes y fero ces se les denomina "piztiak”. No nos debe extrañar que, el origen de la leyenda de la Pistia de Domaikia, venga dada por la existencia, en tiempos pasados, de alguna alimaña que produjo