BAZAAR by joshmartz

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Cuando A n t h o n y

T .

M a z z o l a

fue nombrado editor en jefe en 1972,

Harper’s Bazaar se enfrentab a con un gran cambio sociológico. “Liberación” era la palabra clave para describir el impacto del feminismo, pero las conversaciones relacionadas con temas como el matrimonio, la carrera profesional y la maternidad aún seguían moldeándose. Con la guerra de Vietnam, y con Estados Unidos rumbo a una recesión económica, se percibía un fuerte sentido del presente en la moda. En noviembre de 1973, al inicio del segundo año de Mazzola al frente de la revista, diseñadores emergentes se enfrentaron cara a cara con los más famosos creadores franceses en la Batalla de Versalles, un desfile organizado para recaudar fondos destinados a la restauración del palacio francés. Mujeres como Lauren Hutton y Ali MacGraw redefinían una nueva ola del estilo estadounidense, distinguido por el toque effortless. Como editor, Mazzola –nacido en Nueva Jersey– era un erudito con una gran pasión por el arte y la fotografía. Había trabajado como artista comercial, al mismo tiempo que asistía a la escuela nocturna de Cooper Union, en Manhattan. Luego de ser reclutado por el ejército, prestó sus servicios a la inteligencia militar durante la Segunda Guerra Mundial y estuvo asignado a los territorios de Nueva Guinea y Filipinas, labor que le valió una Estrella de bronce. Más tarde, regresó a Nueva York y, en 1948, a los 25 años, fue contratado como director de arte de la revista La libertad se percibía en el ambiente cuando Tony

Town & Country –propiedad de Hearst– por el editor Henry Sell, quien había dirigido Harper’s Bazaar durante los años veinte.

Mazzola tomó las riendas

En 1965, Mazzola tomó la riendas como editor de la publicación de estilo de vida y lujo y,

de Harper’s Bazaaren 1972.

durante los siguientes años, canalizó sus curiosidades creativas en ella. Town & Coun-

Su reinado de dos décadas

try se convirtió en un himno al dinero de alcurnia, a Hollywood, al high fashion, a la vida

sería testigo del nacimiento

de abundancia y al arte moderno, otorgando protagonismo a la fotografía, de la mano

del feminismo, del apogeo

del trabajo de genios de la lente como Richard Avedon, Jerry Schatzberg y Slim Aarons

de la culturade las celebri-

–quien era amigo de Mazzola–, entre otros. En 1971, una baja significativa en la publici-

dades y del retorno del la

dad, que coincidió con un descenso de la circulación, impulsó a los ejecutivos de

elegancia estadounidense.

Hearst a contratar a James Brady, ejecutivo de Women’s Wear Daily, para cumplir las

Por Stephen Mooallem

funciones de director editorial y publisher de Harper’s Bazaar. Al ser un exinfante de marina un tanto brusco, originario de Sheepshead Bay, Brooklyn, Brady –quien sustituyó a la antigua editora Nancy White–, su presencia se sintió de modo decisivo y rápido, transformando la revista en una elegante gaceta noticiosa mensual. Brady tenía como objetivo infundir las páginas de Bazaar con periodismo de alto impacto e inmediatez. Los números eran construidos alrededor de temas como “ L a p o l í t i c a “ C h i s m e v s .

d e 1 9 7 2 ” y p r i v a c i d a d ” .

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