24 C ur i osi dad -No es amor, sólo curiosidad -dijo él. Silencio. Después, estrépito de sueños rotos. -Sólo curiosidad. Se cruzaron las miradas y, pese a lo que cabría esperar, sus labios rozaron las mejillas del hombre mientras las manos acariciaban su cuello en un gesto de comienzo que era, a la vez, ceremonia de despedida. Ella era una diosa y él un canalla.
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