Los Carrillo y San Bartolomé.
Con el testimonio de Fulgencia Carrillo, hija del Maestro Carrillo.
Inexorablemente las Fiestas de Cieza están unidas a un apellido, el apellido Carrillo. Evidentemente, no todo está directamente relacionado con este apellido, pero si el motivo principal por el cual se celebran: San Bartolomé. El apóstol es, indiscutiblemente, el eje vertebrador de una semana donde Cieza vibra, siente, sueña y se ilusiona ante la llegada de la nueva vida, podríamos decir escolar o estacional. El verano, de manera intachable, acaba cuando San Bartolomé mira frente a frente a la huerta ciezana. Con su bendición comienza un nuevo ciclo vital para el importante vergel en el que, con el paso de los siglos, se ha convertido la huerta ciezana. De igual manera, el quince de agosto, cuando el Patrón de Cieza cruza el dintel de su ermita, siempre hay algo que nos dispara al corazón. Hay un algo que nos evidencia que, de manera imparable, el verano está a punto de plegar sus alas y volver a dormir en los remansos del Segura, las aguas cristalinas de las piscinas y el ajetreo, obligado, de las calles ciezanas en las primeras horas del día y en las tardes en la Plaza de España y el Paseo. San Bartolomé, alfa y omega de nuestras fiestas grandes, siempre con permiso de la Semana Santa. San Bartolomé, Patrón de Cieza, es hoy en día lo que es gracias a la encomiable labor que la familia Carrillo realizó en post, tanto de la imagen como de la propia hermandad. Como bien he dicho en párrafos anteriores, los Carrillo tuvieron un papel capital en la reconstrucción, tanto de la devoción a San Bartolomé tras los acontecimientos bélicos del treinta y seis, como en lo referido a lo meramente estético en la hermandad, puesto que, fue tanto Manuel Juan Carrillo Marco, como Manuel Carrillo García los que consiguieron, a través de grabados, reconstruir la imagen del apóstol ciezano, tras encontrarla, tal y como se cuenta tradicionalmente, en la ribera del Rio Segura.
Tal fue la vinculación de Carrillo con la figura del apóstol que, tal y como asevera José Villa Señas y Enrique Centeno en El Anda de 2008, con testimonio tanto de Mercedes como de Fulgencia Carrillo: ‘’No pertenecía a ninguna de las Cofradías Pasionarias (se reservaba para el Santísimo y para San Bartolomé) ’’ Dejando la cita anterior evidentes muestras, pese a la brevedad de la misma, de la importancia y relevancia que el apóstol adquirió en la vida de la Familia Carrillo. Fruto de esta vinculación, como familia de artistas que fueron, surgieron numerosos trabajos para la cofradía patronal. Trabajos donde, evidentemente, destaca la reconstrucción del apóstol, obra realizada tanto por Carrillo padre como por Carrillo hijo, pudiendo considerarla obra de taller del primero, D. Manuel Carrillo García. El Historiador Ciezano. D. Alfredo Marín Cano nos dice sobre la imagen actual del patrón: ‘’ La actual efigie de San Bartolomé mantiene el esquema representativo e iconográfico de la primitiva, más sobresalen dos variantes esenciales. Por un lado, el simulacro presenta un evidente hieratismo y simetría, de tal modo que el manto actúa de armazón, impidiendo cualquier atisbo de movimiento; por otro, el rostro se ha barroquizado, perdiendo aquella gracia inocente de la imagen original. Obsérvese, por ejemplo, la ampliación de los labios, la reforma de la nariz, barba…’’ Si la reconstrucción de la imagen tuvo lugar en 1940, no sería hasta 1954, catorce años después, cuando Manuel Juan Carrillo Marco dejaría un inmenso muestrario de su dominio del cincel y la gubia en la realización del trono procesional de la imagen. Fastuoso trono donde destaca la peana en la que va situado el apóstol, sobresaliendo sobre el resto del conjunto los altorrelieves con las representaciones de la Leyenda de la Muda, El Sudor del Santo, el escudo de Cieza y el de la propia hermandad. Además de los trabajos citados con anterioridad, también conocemos en 1964 la realización de un boceto para el retablo que debía auspiciar al apóstol en su ermita. Obra que finalmente no se realizaría bajo el esquema compositivo ideado por Carrillo. Además de dicho boceto, también se realizaron troqueles y aceros donde aparece representado San Bartolomé y que tenían por destinatario el orfebre Diego Penalva.
Dejando de lado el plano artístico, y centrándonos más en la persona, se hace necesario reseñar que Manuel Juan Carrillo Marco fue, muy posiblemente, gran causante de la revitalización de la hermandad tras la contienda civil. Así, se tiene constancia que el
Maestro ostentó la presidencia de la hermandad hasta en dos ocasiones, primeramente en la década de los sesenta, sucediendo en el cargo a D. Ángel Ortega, con el cual ya colaboraba de manera muy estrecha en las labores de la hermandad y de nuevo en la década de los setenta, posiblemente en los años finales, sucediendo en el cargo a Francisco Caballero, conocido popularmente como Paco Raspa. Bajo la presidencia de Carrillo, y junto a Félix Santos, se produjo la incorporación de los huertanos a los actos patronales, siendo germen de la actual colaboración entre el Grupo de Coros y Danzas ‘’Francisco Salzillo’’ y la hermandad. Así mismo, en su afán de revitalizar la cofradía, hizo miembros de la hermandad a todos sus familiares, así como incluyó a varios jóvenes en su segunda directiva. Todo esto con el afán de revitalizar la cofradía, que pasaba por momentos muy difíciles. Recordadas son por parte de su hija Fulgencia, la venta de estampas y relieves con la imagen del patrón tras la Solemne Función del 24 de agosto, y antes de la comida que se le daba a los ancianos del asilo de la Esquina del Convento, actos a los que acudía la familia Carrillo al completo. La devoción a San Bartolomé, por parte de los Carrillo, ha llegado hasta nuestros días, siendo, como lo era con su padre, el 24 de agosto, Festividad de San Bartolomé, un día grande en la Casa del Maestro. En efecto, el Maestro Carrillo, tras la misa del 24, y al no ser festivo aún por aquel entonces, se dirigía, junto a sus hijas, a comprar un melón en el antiguo mercado que se ponía en la Calle Reyes Católicos. Tradición que todavía hoy se mantiene en la familia. Tal fue la pasión que Carrillo tuvo por San Bartolomé que en su panteón solo hay dos objetos: un crucificado románico, realizado por él mismo, y uno de los relieves de San Bartolomé que, durante su presidencia, se realizaron para sacar algo de dinero. Como bien he señalado anteriormente.
Como hemos visto anteriormente, la Familia Carrillo estará ligada, para siempre, artística y emocionalmente a la historia de la Hermandad de San Bartolomé, Patrón de Cieza. Bibliografía: CENTENO, Enrique y VILLA, José. Manuel Juan Carrillo Marco: El arte de una vida. Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza. Cieza. 2008. CENTENO, Enrique. Manuel Juan Carrillo. Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza. Cieza. 2018. MARÍN, Alfredo. San Bartolomé Patrón de Cieza (Siglos XVI-XXI) Aproximación a la Historia de Cieza a través de sus Ferias y Fiestas. Alfredo Marín Cano. Cieza. 2004. CARPIO, M (2008). Ilustración de Boceto del relieve del trono de San Bartolomé de Cieza ‘’El Milagro de la muda’’. [Figura 1]. Recuperado de Manuel Juan Carrillo Marco. Antológica. La Pasión según Carrillo. Editado por la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza. CARPIO, M (2008). Ilustración de Boceto para el retablo de la Ermita de San Bartolomé de Cieza. [Figura 2]. Recuperado de Manuel Juan Carrillo Marco. Antológica. La Pasión según Carrillo. Editado por la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza.
José María Cámara Salmerón