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EN BUSCA DE LA DANTA Un viaje extraordinario lleno de retos, sorpresas y sobretodo paz interior Por: Luis Dominguez
C
reo que nadie de los que íbamos se imaginó que adentrarse en la selva virgen sería tan complicado. El primer día de caminata llegamos a las 8 de la noche, andar de noche en ese tipo de bosque es muuuy complicado y más si hay muuucho lodo, pero ahí estaba el reto, paso a paso nos fuimos acercando al primer campamento “El Tintal”, donde se nos acogió como en casa, un servicio estupendo de toda la gente, la comida genial y de paso ya estaba todo listo para que descansáramos. Al día siguiente de vuelta a la selva, pasando por ríos y espacios que parecían pantanos, muchos con miedo a encontrar algún cocodrilo o algún otro animal por ahí, pero como eso se da solo en época de lluvia, no había
ecosistema constante para dichos animales, no había problema por pasar ahí, a menos que te cayeras, fue delicioso poderse meter al agua y refrescarse después de caminar tanto, aparte que servía para limpiarse el lodo. En esos dos días de caminata los guías nos iban contando sus experiencias con otros grupos, y nos motivaban de alguna u otra forma a seguir, pues esto no muchas personas lo habían hecho, lo cual nos ponía en una posición que no nos podíamos rendir. Caminamos por senderos antiguos Mayas llamados Saq’be, vimos monumentos saqueados años atrás, lo cual nos dejara duda de que habrán descubierto que no podremos apreciar, pasamos por varios sitios mas, “La
Muerta” fue uno de ellos, que ya nos empezaba a dar una idea de a que llegaríamos, y al segundo día de haber salido de la civilización llegamos a El Mirador, nuestra meta! Un baño basto para entrar al éxtasis de haberlo logrado, una comida genial!, como en todo el camino lo había sido, comida como hecha en casa. La noche nos dio la bienvenida con un espectáculo que en el que la selva ponía el sonido y la luna junto con un gran cielo estrellado nos regalaba una vista hermosa. Amanecimos con el rugir de los monos aulladores en la pirámide del Tigre, del cual, a 2 km. De distancia sobresalía La Danta, algo impresionante, de ahí el recorrido por una de las ciudades Mayas más grandes, aprendiendo sobre esta gran civilización, viendo