El Sacerdocio en Accion – Relatos sobre el Sacerdocio Aarónico sacados de la revista The New Era.pdf

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En breve, ésta es la historia bíblica de Juan. Todas las historias de las Escrituras tienen su moraleja, su enseñanza, su doctrina, algo que guíe y ayude a aquellos que las lean y mediten sobre sus profundos y maravillosos conceptos. Nefi expresó de la siguiente forma lo que debemos aprender del bautismo de Jesus: "Ahora, si el Cordero de Dios, que es santo, " —e indudablemente, Cristo no tenia pecado— "tiene necesidad de ser bautizado por agua para cumplir can toda justicia, ¿cuánto mayor es, entonces, la necesidad que tenemos nosotros, siendo pecadores," — a quien de nosotros no ha pecado?— "de ser bautizados, por agua!" [2 Nefi 31:5]. Cristo no fue bautizado para la remisión de pecados, porque El no había cometido ninguno. No obstante, como lo explica Nefi, recibió el bautismo por las siguientes razones: (1) Como demostración de humildad ante el Padre; (2) como convenio de que obedecería los mandamientos; (3) como preliminar para recibir el don del Espíritu Santo; (4) para entrar al reino de Dios, pues nadie, ni siquiera el Hijo de Dios, puede entrar en él sin el bautismo; y (5) como modelo y ejemplo para todos los seres humanos, para poder decir: "Sígueme tu... A quien se bautizare en mi nombre, el Padre dará el Espíritu Santo, como a mi; por tanto, seguidme y haced las cosas que me habéis visto hacer" ( v é a s e 2 Nefi 31:5-12). Y en conclusión, para nosotros, los que vivimos en estos últimos días, quizá el hecho más extraordinario de la vida de Juan sea que visitó a José Smith y a Oliverio Cowdery el 15 de mayo de 1829, en su gloria de ser resucitado, y les dijo: "Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves del ministerio de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión Para la remisión de pecados; y este sacerdocio nunca más será quitado de la tierra, hasta que los hijos de Levi de nuevo ofrezcan al Señor un sacrificio en justicia" (D. y C. 13). Alabado sea el Señor por la obra y el ministerio de un hombre llamado Juan. Tomado de la revista New Era de mayo de 1984.

EL DIACONO LA FUNCION DEL DIACONO Elder Vaughn J. Featherstone Hace muchos años escuché una historia que no olvidaré: Al escalar los riscos ásperos de una elevada montaña, un joven se encontró de pronto con un nido de águilas que contenía algunos huevos; tomó uno y lo llevó a casa, teniendo mucho cuidado de que no se rompiera, y lo puso con otros huevos que una gallina vieja estaba empollando. A su debido tiempo salieron todos los pollitos, y junto con ellos salió el aguilucho. Durante los meses siguientes creció junto con los pollos y escarbaba el suelo del gallinero como éstos en busca de comida. Aunque creció hasta el tamaño normal de un águila, nunca había volado. Mientras tanto, el joven lo observaba con gran interés porque quería que el aguilucho volara. Así que un día lo llevo al techo de su casa y allí lo soltó, diciéndole: "Tu eres un águila. ¡Vuela!" Pero el ave voló solo hasta el gallinero y comenzó a escarbar como si fuera un pollo. Unos días más tarde, mucho antes del amanecer, el joven llevo el águila hasta una alta cresta entre los peñascos de la montaña. Cuando los primeros rayos del sol aparecieron sobre la cima, le dijo: "Tu eres un águila. ¡Vuela!" El ave desplegó las alas, sus ojos captaron un destello del sol y una extraña sensación le recorrió las alas de punta a punta. El aire puro y fresco, el aroma de los pinos y un regocijo desconocido le penetraron el cuerpo. Extendió las alas y un poder nuevo la recorrió entera. Entonces se separó del brazo del joven, levantando el vuelo; subió remontándose a grandes alturas por sobre los picos. Volaba cada vez más alto y más lejos en el cielo infinito. En un solo instante vio más de lo que sus compañeros de gallinero verían en toda su vida. Desde ese momento en adelante, el águila jamás se conformó con ser un ave de gallinero. Una vez que un diacono ha sentido la autoridad y el vigor de honrar y magnificar el sacerdocio que posee y de dejarse elevar a los ilimitados campos del servicio, el tampoco se conforma con ser "un ave de gallinero", con ser mediocre. A partir de entonces, desea representar a Dios sobre la tierra y ser uno de sus siervos santos y escogidos. El diacono "será ordenado de acuerdo con los dones y llamamientos de Dios para él; y debe ser ordenado por el poder del Espíritu Santo que está en aquel que lo ordena" (D. y C. 20:60). "No se ordenará a ninguna persona a oficio alguno en esta iglesia, donde exista una rama de la misma debidamente organizada, sin el voto de dicha rama" (D. y C. 20:65). Entre los deberes del diacono estan los de repartir la Santa Cena, ir a la casa de los miembros para recoger las


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