Gaceta de Madrid. Junio 1621

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Gaceta de Madrid.

Junio del año de Nuestro Señor de 1621

Crónicas de Sociedad _______________________________________________________________________________ Más extraño es el caso de Teócrato de Asil, que llevando más tiempo en la Villa, sigue mostrándose algo inquieto y que se limitó a gozar del buen vino y las mejores compañías en las tabernas de la ciudad si siquiera intentando asistir a ninguno de los numerosos acontecimientos que durante el mes se sucedieron

La primavera altera los corazones Al inicio de la segunda quincena de mes y con buen color en la piel después de su paseo vespertino por la Huerta de Juan Fernández, sorprendimos a Francisco Montescañadas, ramo de flores en mano en las puertas mismas del embajador Príncipe de Vuorikosli. Un criado que lucía un aparatoso vendaje en un brazo le recibió con expresión de haberle reconocido. Le hizo pasar diciendo algo que nuestro suscriptor no fue capaz de entender. Le siguió hasta un salón donde le entregó el ramo y una tarjeta intentando hacerle entender que eran para la hija del embajador. Asistiendo con la cabeza, el criado le hizo pasar a una salita donde tras poco tiempo hizo acto de presencia la bella Tatiana Vuorikoskaya acompañada de un pequeño y pintoresco séquito de damas. Sus vestimentas eran verdaderamente curiosas y Francisco no pudo contener cierta expresión de asombro que hizo sonrojar a más de una. La joven embajadora portaba el ramo de flores que entregó a una de sus doncellas y señaló a nuestro suscriptor un sillón. Francisco tomó asiento hablando nerviosamente algo aturdido por el lujo que le rodeaba. Tatiana Vuorikoskaya parecía escuchar mientras le observaba atentamente sin entender una sola palabra. Su profunda miraba estaba comenzando a provocar sudores al caballero Montescañadas que a duras penas podía apartar su mirada del rostro de aquella exótica mujer. Se escuchó una voz masculina que hizo que Tatiana se levantará, hiciera una corta salutación y se retirara de la habitación casi dejando a su invitado con la palabra en la boca. El criado de la venda reapareció indicando al sorprendido Francisco que debía abandonar el palacete. La cuarta semana, mientras sus amigos esperaban disfrutar de su compañía, Lope de Aguirre, prefería intentar disfrutar de la de la de una conocida cortesana. Nuestro suscriptor se encamino a la coqueta residencia de Julia Rainheart en el distrito de Maravillas. Colocándose los ropajes llamó a la puerta y esperó a ser atendido. Lope pudo observar como los cortinajes de una ventana se descorrían y un bello rostro pelirrojo le observaba atentamente. Lope de Aguirre realizó una elegante reverencia fieltro en mano y esperó pacientemente. El tiempo pasó y volvió a llamar con insistencia. Finalmente la puerta se abrió descubriendo a la que sin duda era una criada que, con malos modales. le reprendió diciéndole que su señora no recibía dependiendo a qué caballeros y le dio, como suele decirse, con la puerta en las narices. Lope de Aguirre se caló el sombrero y con digno porte y orgullo herido se marchó calle abajo. 15


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