estrecheces económicas… a los que se unen familias de más larga estancia que han retrocedido en su situación y viven ahora en precariedad o en paro, o han perdido la vivienda y los ahorros, o han tenido que desagrupar al menos temporalmente la familia, pero son capaces de salir adelante con ayuda entre ellas o de instituciones. La crisis ha engordado este segundo perfil. Son personas con la suficiente habilidad para seguir y mejorar contando con un poco de suerte y de ayuda, pero que en estos momentos están un tanto agobiadas y por tanto sin capacidad para dedicarse a otros temas sociales, de convivencia o participación. Bastantes de estas personas están en lo que sociológicamente llamaríamos “vulnerabilidad”, o económicamente “umbral de la pobreza”. 3.- Y luego hay un tercer perfil, muy heterogéneo y diverso, creciente pero no mayoritario, que engloba a personas con dificultades y necesidades que en muchos casos van más allá o son anteriores a su realidad de inmigrantes: personas recién llegadas, a veces con baja cualificación cultural y laboral, que se encuentran con impedimentos legales para su regularización o para su inserción laboral; otras personas que ya llevan más tiempo en España, que por diversas circunstancias tampoco han encontrado una oportunidad para integrarse y acuden a los servicios sociales con diversas problemáticas que agravan su situación (transeuntismo, adicciones, etc.); personas en situación irregular con orden de expulsión, con escasas posibilidades de futuro laboral, legal y social, a veces víctimas de mafias; minorías étnicas como puede ser el caso de los gitanos rumanos, que se encuentran en situaciones de mayor pobreza, siendo habituales los asentamientos, la mendicidad, la itinerancia, etc.; menores no acompañados (pocos en nuestra provincia) que al cumplir los 18 años frecuentemente quedan en una situación de desamparo y desorientación social; mujeres víctimas de tráfico de explotación sexual o laboral; población reclusa de origen extranjero… En definitiva, inmigrantes en exclusión social o en grave riesgo de padecerla. Este tercer grupo tiene una gran visibilidad social; lógicamente, a estas personas es a las que más se conoce desde los diversos proyectos sociales y ONGs y desde las parroquias, porque son las que más acuden demandando servicios. Pero no son colectivos especialmente amplios ni representan al conjunto de la inmigración en Burgos. La diferencia de unos años atrás con el momento actual es que, antes, personas del tercer grupo podían salir con ayuda de la exclusión, y bastantes inmigrantes del segundo perfil podían pasar al primero con el tiempo; en cambio ahora, la crisis ha provocado el movimiento contrario: que personas inmigrantes más o menos integradas hayan vuelto a situaciones anteriores de precariedad, y que algunos del segundo perfil se estén descolgando desde la vulnerabilidad hacia la exclusión. Preocupación especial de cara al futuro produce la presencia de tantos jóvenes inmigrantes sin trabajo y sin perspectivas de mejorar.
3.- ANÁLISIS DE LA RESPUESTA A LAS MIGRACIONES EN LA IGLESIA DE BURGOS Distinguimos aquí tres niveles: en primer lugar, los programas y proyectos institucionales que nuestra Iglesia está dedicando a la acogida, apoyo e integración de los inmigrantes; después, las parroquias, que son esa presencia de Iglesia diocesana diseminada por toda la geografía; y en último lugar, la tarea desarrollada por la Mesa diocesana de Pastoral con inmigrantes.
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