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Capítulo 12 La habilidad estratégica

fados, etc., y cuando se trata de trabajar en equipo resulta bastante complicado. Por ello, el diseño de la estrategia es la primera habilidad que debe desarrollar el directivo. Seguramente el lector conoce personas con autoridad pero sin habilidad para ser estrategas, y que intentan por todos los medios hacer que las cosas marchen adecuadamente y no saben qué estrategias utilizar porque no tienen una visión clara de lo que quieren lograr. Por lo anterior es conveniente promover desde los niveles inferiores, medios y de línea un proceso de retroalimentación con la alta dirección para definir los proyectos a corto, mediano y largo plazos, así como implantar estrategias para adquirir nuevas habilidades personales, definir metas y buscar estrategias que permitan desarrollarlas. Cuando se requiere que los integrantes de un equipo cambien su forma de pensar y de actuar, ¿por quién tendría que empezar? La conducta más fácil de modificar es la propia; sin embargo, por lo regular el directivo desea que los demás se ajusten a su forma de actuar y pensar. Por lo tanto, debe comenzar con él, lo que por lo general es difícil porque no cuenta con las habilidades mínimas indispensables de la dirección estratégica. Es por ello que para lograr una buena negociación conviene tener en mente algunos elementos: la capacitación, los intereses, los criterios, las opiniones, las formas de relacionarse, las opciones, los estilos de comunicación, los compromisos y las formas de negociación. La primera habilidad que debe dominar el directivo es la de ser un auténtico estratega. Es difícil iniciar un proyecto si no se tiene una idea clara de lo que se pretende hacer. Hay proyectos que inspiran y motivan, que permiten hacer un diagnóstico y poder tomar decisiones. Quienes tengan la oportunidad de influir en la toma de decisiones se sentirán más comprometidos y se esforzarán en mayor medida para alcanzarlo. El solo hecho de pensar no garantiza una solución adecuada a un problema específico, porque las personas tienen ideas, algunas de las cuales pueden ser muy buenas, pero si no las ponen en práctica nunca sabrán si fueron o no las adecuadas. Por lo tanto, hay que adoptar algunos hábitos de aprendizaje que permitan mejorar las prácticas de trabajo, y una de ellas es ser estratega. El lugar de trabajo debe convertirse en un sitio donde se busque y ofrezca retroalimentación con espíritu competitivo y cooperativo para después lograr las metas y objetivos organizacionales.

La estrategia como habilidad El término estrategia se relaciona con otros, tales como procedimiento, proceso, táctica, destreza, estilo, orientación, técnica, método. Hay que partir de la base de que el término estrategia es más amplio, y en él hallan cabida todos los demás. Así, estrategia se define como el conjunto de procedimientos necesarios para llevar a cabo un plan o una tarea. Nisbet y Shucksmith concluyen que estos procedimientos son los “procesos que sirven de base a la realización de las tareas intelectuales”. De lo anterior se deduce entonces que serán las secuencias integradas de procedimientos que se eligen con un determinado propósito. Uno de los elementos primordiales de las estrategias es el hecho de que implican autodirección y autocontrol, es decir, la supervisión y evaluación del comportamiento en función de los objetivos establecidos y la posibilidad de revisarlos y adecuarlos cuando se requiera.


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