Revista Impacto

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ESTUVE EN TODAS LAS BATALLAS

P

elea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén”. 1Timoteo 6:12-16. Recordemos de un general que tuvo Napoleón en sus tropas, este había perdido en la batalla partes de su cuerpo. Cuenta la historia que Napoleón iba en su caballo pasando revista a sus tropas, de pronto se detuvo ante ese hombre que había perdido parte de su cuerpo: un miembro inferior de la rodilla hacia abajo, y tenía ahí un pedazo de madera; había perdido un ojo; una oreja; tenía cicatrices por todas partes. Y Napoleón se queda

REFLEXIONES

mirando a ese hombre. El hombre con un ojo se quedó mirándole y se puso firme. Napoleón lo señaló con la espada, y el hombre le dijo: En Waterloo una terrible batalla que hubo; y el hombre sonó el muñón y le dijo: Estuve, en la ocupación de Normandía, estuve… en todas las batallas que él preguntó, el hombre sonaba ese pedazo de palo contra el piso y le dijo: Estuve ahí… Tenía las marcas en su cuerpo, estaban las evidencias de todas las batallas que había librado. Napoleón se bajó del caballo, lo condecoró y lo puso como ejemplo, ahí estaba ese hombre tuerto, un par de dedos perdidos, con un pie perdido, pero dispuesto en la fila de combate, con la satisfacción de decir: “en todas las batallas estuve”. Amados, cuántos van a tener la satisfacción cuando Cristo lo llame a su presencia y le pregunte: ¿El ayuno y la oración? y podrá decirle: ¡Estuve!; ¿en la colaboración, en la ofrenda? ¡Estuve!; ¿en la evangelización, en la visitación, en la santidad, en el testimonio? ¿Podrá usted decir con toda su gallardía: estuve Señor con tu ayuda? l Enero 2016 / Impacto evangelístico

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