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Este entorno, conocido por dar cabida a multitud de películas y anuncios televisivos, con referencias visuales identificables, es sin embargo un gran desconocido en el que es posible adentrarse para descubrir y disfrutar de estructuras geológicas con formas infinitas, así como de contrastes de tonalidades y texturas que nos aguardan ocultos en el laberinto de recónditas ramblas que lo conforman. Es un tesoro por descubrir no sólo para los amantes de la geología sino de la fotografía.

Los movimientos sísmicos a los que estuvo sometido, tanto en su época de lecho marino como posteriores, han quedado expuestos en las cicatrices geológicas existentes bajo la forma de estructuras con enormes niveles de deformación (conocidos como slumping) o en los pliegues verticales de estratos de turbiditas (alteración de capas sedimentarias de margas y areniscas que se superponen unas a otras) que afloran a la superficie mostrando “espinas dorsales” de seres míticos que vuelven a introducirse en el suelo para, de nuevo, aparecer unos metros mas adelante.

Estas estructuras conviven junto con formas cuarteadas, llamadas almohadillas, que recuerdan a calzadas de piedra o paredes de edificios de alguna antigua civilización andina, e incluso, entornos con presencia de travertinos en salidas perdidas, que perfectamente podrían haber sido sacados de cualquier gruta kárstica centroeuropea.