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Mary Luz Orellana Huarachi

LA ESCRITURA: OTRO GRAN DOLOR DE CABEZA

Mary Luz Orellana Huarachi∗

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Las dos habilidades lingüísticas que hacen potencialmente posible la comunicación en el ser humano son la escritura y la lectura. Estas permiten que el ser humano pueda sumergirse en un contexto socialmente activo en el que tiene una mejor experiencia de relacionamiento social gracias al empleo y correcto uso de las mismas. La precariedad y casi nula actividad lectora repercute de manera negativa en la escritura y ambas han sido una preocupación en el ámbito académico, no solamente en Bolivia sino en otros países. En este sentido, el presente texto trata de reflexionar sobre las razones por las que los bolivianos poseemos habilidades mínimas cuando se trata de escribir.

Es importante iniciar sobre el concepto de escritura, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), define escritura en función del verbo escribir, a su vez, se define como representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie; por otra parte, Daniel Cassany expresa que la escritura es una acción que se desarrolla a través del tiempo y ocurre en la mente del autor, donde se desarrollan los procesos compositivos. En ambas definiciones se puede observar que la escritura es entendida como un proceso donde se representan las ideas, pensamientos, conocimientos, emociones abstractas en algo visible y concreto, en su mayoría de veces adopta la superficie blanca del papel.

Como la escritura es producto de un proceso cognitivo que tiene relación con la expresión objetiva de emociones, sentimientos, reflexiones y conocimientos, es importante su análisis de una manera integral, su elemento esencial es el pensamiento para el desarrollo de sociedades libre pensantes, constructoras de identidad, críticas de su realidad, propositivas, asertivas, otros., es necesario analizar la escritura desde un proceso que se debe repensar en todas las estructuras gubernamentales, educativas, académicas, sociales en pos de mejores sociedades.

El sistema educativo boliviano históricamente ha sumergido a su población estudiantil en procesos repetitivos, memorísticos y aburridos. Las únicas experiencias escritoras que los estudiantes han tenido son las relacionados con actividades tales como la copia del libro, apuntes que el profesor escribía en la pizarra, el dictado, el resumen, repetir en el cuaderno palabras como castigo. Es indudable que la escritura está relacionada con la gramática, la ortografía, ramas de la lingüística que a su vez han sido enseñadas de manera tediosa, pesada, monótona y direccionada a la memorización de conceptos y reglas, lo cual ensombrece el uso de la palabra escrita y el interés por la escritura.

La palabra que delimita todo lo señalado es obligación. Los estudiantes aprendieron que escribir es un acto represivo y un castigo, acto que nunca ha sido voluntad suya y no despierta la iniciativa personal. Por consiguiente, si el estudiante percibe la escritura como algo negativo, pues será imposible que practique; todo lo que tradicionalmente se aplicaba como escritura no son actividades que consiguen la expresión de emoción comunicación y creatividad.

Las estrategias, enfoques y metodologías para el desarrollo de procesos de enseñanza de la escritura también deben ser repensados al interior del currículo educativo. Erróneamente, primero se ha pretendido enseñar todo el bagaje de contenidos gramaticales, conceptuales abstractos fuera de contexto y del

∗ Maestra de Comunicación y Lenguajes: Lengua Castellana y Originaria, posgrado en Educación Superior Basada en Competencias, Gestión Educativa, bachillerato Técnico Humanístico y maestría en Comunicación y Lenguas para Educación Secundaria Comunitaria Productiva. Correo electrónico: mary.orellana858@gmail.com

enfoque comunicativo, lo que hace de la escritura un proceso sin sentido. Los maestros intentan enseñar a escribir dando prioridad a la corrección de errores ortográficos, más que al contenido y a la expresión coherente de lo que se pretende comunicar, generando en el estudiante rechazo; porque de manera constantemente los escritos tendrán observaciones relacionadas a la ortografía. Todo este panorama, genera actitudes negativas, estrés y negación, por ello los estudiantes no poseen las habilidades escritoras adecuadas.

En la escuela, las actividades escritoras están erróneamente enmarcadas dentro del bagaje de habilidades y conocimientos que se imparte en la materia de Comunicación y Lenguajes. Si bien, desde la mencionada área de conocimiento se impulsan los procesos de escritura, las otras áreas de conocimiento también deben trabajar en profundizar y mejorar las habilidades de escritura, convirtiéndola en una transversal para enseñar en todos los ámbitos de saberes y conocimientos. Finalmente, otra de las razones por las cuales los bolivianos poseemos problemas en relación a la escritura es la poca actividad lectora. Bolivia presenta problemas bastante complejos con la lectura comprensiva, no existe hábito de lectura y en las aulas se enseña esta competencia de forma precaria. Por consiguiente, queda sobreentendido el poco amor de cultivar por iniciativa propia, la lectura y la escritura.

Todos los bolivianos, desde nuestros sectores de acción, ya sea desde la familia, el trabajo, o la comunidad, debemos entender que el progreso social, económico o académico de nuestro país, está relacionado a actividades cognitivas que se puedan potenciar que, indudablemente se desarrollan por medio de la escritura y lectura. Por esa razón, el sistema educativo debe responsabilizarse de revisar todos los elementos: recursos humanos, estrategia, enfoques, paradigmas, currículo que se construyen a lo largo de los años en el proceso pedagógico, poniendo mayor énfasis en la lectoescritura.

Recepción: 25 de febrero de 2021 Aprobación: 9 de marzo de 2021 Publicación: marzo 2021

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