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Basilio Ramírez Morales

CHACHA - WARMI EN EL MUNDO AIMARA E IDENTIDAD MATRIMONIAL

Basilio Ramírez Morales∗

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1.- Introducción

Al presente, continúa siendo un desafío avanzar hacia la igualdad y equidad de género en el área rural.

Históricamente la dualidad y complementariedad del hombre y la mujer bajo la lógica aimara ha funciona muy bien mostrando una simbología social y cultural muy fundamentada, enraizada en las normas y procedimientos propios de las organizaciones campesinas y originarias de tierras altas. Sin embargo, persisten las brechas de género que se vislumbran en la vida cotidiana.

El principio constitucional de igualdad de género estipula que varones y mujeres son iguales ante la Ley; es decir, que todas las personas sin distinción alguna tienen los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad. La equidad de género significa que tanto varones como mujeres tienen la misma posibilidad de goce del ejercicio pleno de sus derechos, pudiendo contribuir con el desarrollo nacional, político, económico, social y cultural.

Chacha-warmi, desde una perspectiva biológica significa: Chacha es hombre, warmi es mujer. Desde una perspectiva sociocultural significa matrimonio; es decir, unión de dos seres humanos opuestos, que rigen el modelo aimara como esposa y esposo (Gavilán 1996: 64).

Para ilustrar la categoría de igualdad de ambos componentes y sus características se describen los aspectos más relevantes del modelo de matrimonio aimara, y se plantean algunas reflexiones sobre el paradigma conyugal. 2.- Desarrollo

Enfoque sociocultural: Posición y estatus

Al igual que otras estructuras sociales en el matrimonio aimara cada persona posee un rol y estatus, pero con equidad y con condiciones. La persona desde el momento que contrae matrimonio ocupa el estatus que le asigna la misma sociedad, no sólo se refiere al rango, sino que incluye los valores y conductas en la que se reconoce como chacha-warmi con deberes y derechos en la sociedad.

El rol y estatus de cada miembro del matrimonio trae consigo un conjunto de obligaciones que la sociedad impone; por lo mismo, espera que se desarrolle plenamente dentro del modelo.

Desde una perspectiva antropológico-cultural, la idea básica de este enfoque es la concepción de dualidad que caracteriza el chacha-warmi, cuya función está basada sobre un conjunto de pautas y valores que aún persiste sutilmente en la cultura aimara. Cada componente de la pareja posee una clara conciencia de identidad, de singularidad, de posibilidades y los roles de su competencia en el matrimonio y en la sociedad.

En efecto, en el chacha-warmi cada miembro ejerce un rol con poderes y decisiones compartidas, buscando el equilibrio de estatus y posición individual, esto significa que existe un poder compatible con el concepto de panipacha, en el que ambos poseen fuerzas internas y externas que les permiten regular y mantener la equidad dual y adquirir el grado de cohesión interna frente a los elementos externos, que en muchos casos son agentes disociadores y tienden a debilitar el sentido de chacha-warmi.

∗ Docente de cosmovisiones, filosofías y psicología en la Escuela Superior de Formación de Maestros Santiago de Huata, magister en Educación Intracultural, Intercultural y Plurilingüe, diplomados en Investigación Educativa y Producción de Conocimientos; en Análisis Psicolingüístico, otros. Correo electrónico edyalva0901@gmail.com

Panipacha como cuerpo dual

Para comprender mejor el sentido de panipacha en castellano significa pareja humana, pañi significa dos (humanos), dual; pacha es el sufijo nominal inclusor, denota unión de dos personas. Panipacha significa dualidad en igualdad de condiciones de dos personas.

En este contexto, denota un cuerpo dual con similitud de posiciones y categorías en la estructura. El concepto de panipacha es el sustento intrínseco de chacha-warmi y es aplicable no sólo al cuerpo conyugal, sino en diversos ámbitos sociales que tienen connotaciones duales, por ejemplo: la pareja de novio (Mamani 1989).

El chacha-warmi como propuesta puede constituirse en un modelo a ser reconstruido, desde un nuevo feminismo allende a nuestra realidad, que enfatice en el principio de complementariedad, reciprocidad y aborde desde otro punto de partida el principio de dualidad con toma de decisiones equitativas.

Por lo tanto, se debe fortalecer a la propuesta de las feministas autónomas de recuperar el principio del chacha-warmi como un valor, como principio ancestral, como propósito y no como categoría de realidad, considerando trabajar las relaciones de género desde la familia y la comunidad.

Modelo e interacción conyugal: Equilibrio como valor aimara

En la interacción de chacha-warmi existen pautas que orientan la dualidad e individualidad, dando sentido a la acepción de panipacha y sus relaciones con el mundo interior y exterior. En concordancia a los valores aimara, la interacción conyugal implica el sentido de solidaridad, reciprocidad e igualdad de categoría de los componentes, para enfrentar el mundo exterior (Harris, 1978, pág. 21).

De este modo, las interacciones no se producen en el vacío ni al azar, sino que obedecen a modelos con valores propios en la cultura aimara. Cada persona aimara está regulada por pautas dadas por la familia y la sociedad, por lo que la reciprocidad y complementariedad forman parte de los valores y se hacen efectivas en la distribución y equilibrio de las tareas, van cargadas de valores materiales, distribución y el equilibrio de las tareas enfatizando valores materiales y espirituales de la persona.

En el campo de la antropología cultural se entiende por reciprocidad a la relación social, vinculada tanto a la persona como a la familia que realiza el intercambio continuo de bienes y servicios (Alberti y Mayer, 1974). En el caso del matrimonio aimara por ejemplo, responde recíprocamente en bienes de prendas; asimismo la esposa debería poseer tantas cabezas de animales como el esposo, para el equilibrio adecuado en la vida matrimonial.

Los modelos conductuales de panipacha no pueden ser aislados de la situación sociocultural subyacente. El reconocimiento de miembros integrantes de esa unidad procede de la esencia social y cultural aimara, la que abre caminos a las generaciones inmediatas. Cada componente de una comunidad se define y percibe como una entidad con normas prescritas por la sociedad, en que prevalecen los valores propios como la tolerancia mutua, el respeto a los mayores, creencia, solidaridad, otros, implica afinidad y coherencia entre los miembros del matrimonio con roles y posiciones.

3.- Conclusiones

Por lo tanto, se debe fortalecer la propuesta de las feministas autónomas de recuperar el principio del chacha-warmi como un valor, como principio ancestral, como propósito y no como categoría de realidad, deben considerar trabajar las relaciones de género desde la familia y la comunidad para constituirla en un proceso de cuestionamiento, no sólo como lucha de género, sino como lucha étnica y de clase, en alianza entre mujeres y varones.

La existencia de la vida conyugal aimara y la estabilidad de chacha-warmi se desenvuelven en el concepto de panipacha, dualidad andina interactuante donde sus componentes forman un cuerpo dual interdependiente, especialmente en la conciencia conyugal y

familiar, modelada con un significado de valores propios del mundo aimara.

La pareja matrimonial aimara no sólo vive compartiendo hábitos, ideas, creencias, sino interactúan y se transmiten, respondiéndose mutuamente con sentimientos y emociones en relación a las expectativas conyugales y familiares.

Surge así la relación de parentesco en la búsqueda de un equilibrio que configura las acciones del esquema conyugal.

Referencias bibliográficas

Alberti, G. Mayer, E. (1974). Reciprocidad e Intercambio en los Andes Peruanos. (IEP, Ed.) Lima.

Arnold, D. (1994). Hacer al hombre a imagen de ella: Aspectos de género en los textiles de Qaqachaka.Chungara.

Castro, C. J. (1989). Sociología para analizar la sociedad (Séptima ed.). Lima: Talleres EDISOY.

Gavilán, V. (1996). Mujeres y hombres en Isluga y Cariquima: Una aproximación a las relaciones de género entre los Aimara/Norte de Chile. (FLACSO, Ed.) Quito.

Hardman, M. J. (1988). Andean Ethnography: The role of language structure in observer bias. Semiotic.

Recepción: 20 de diciembre de 2020 Aprobación: 15 de enero de 2021 Publicación: febrero 2021

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