Brujas, Recuperando la sabiduría ancestral femenina

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la Virgen y la Hechicera, en tanto que la luna llena y la luna nueva son períodos de equilibrio, al igual que las fases de la Madre y la Bruja. En este sentido, la fase de la Virgen es un ascenso hacia la claridad del aspecto exterior de la naturaleza femenina, mientras que la de la Hechicera es un descenso hacia la oscuridad de su aspecto interior. Por su parte, la fase de la Madre nivela la expresión externa de la energía con la expresión interna del amor, y la de la Bruja equilibra la calma del mundo interior con la gestación de un nuevo ciclo. A pesar de que el ciclo se divide en cuatro fases, el límite entre estas no es rígido; en realidad cada una de ellas se funde de forma natural con la siguiente gracias al flujo de energías que caracteriza al ciclo menstrual. La mágica transformación de mujeres en animales, de ancianas en jóvenes doncellas, de doncellas en mujeres y de mujeres en vampiresas de los cuentos expresa esta idea.

La acción de reconocer nuestras fases en sincronía con las de la luna nos acercará a vivir un ciclo más armonioso y conectado con la gran Madre Tierra. [123]


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